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Pediatra 2.0 y relación médico paciente

Soy uno de los Pediatras 2.0 más activos en internet de habla hispana. Web, blog, aplicaciones, redes sociales, consulta online, vídeos, ebooks… Pero todo esto ¿Tiene algún objetivo concreto?

Pues sí. Me encanta mi trabajo. Y desde hace unos años estoy intentando añadir a mi forma de ejercer la pediatría, la ayuda que puedan aportar las Tecnologías de la Información y la Comunicación en la relación médico-paciente.

Soy un convencido de que la relación médico-paciente se basa en un único pilar: La Confianza. Esta es más importante, cuanto más grave o difícil de resolver es un problema. Toda mi actividad lleva a ejercer una forma de pediatría que refuerce esa confianza.

Para tratar un problema leve y agudo, cualquiera vale. Pero cuando es un problema de salud, en el que se tiene que seguir un proceso de diagnóstico y tratamiento largo, a veces de semanas o meses, si el médico que lo lleva no tiene la confianza del paciente, éste se desespera, y empieza a peregrinar de médico en médico.

Y eso lleva a que nadie acabe el proceso, alargándolo mucho más.

Hay un refrán que lo explica bien:

“Un médico cura. Dos médicos, dudas. Tres médicos, muerte segura.”

Y ese mismo, es el principal problema de la información a la que pueden acceder los pacientes en internet: Que hay demasiada información. Pero de fuentes con las que uno no tiene ese vínculo de confianza. Y que en muchos casos son o parecen contradictorias.

Muchos médicos, se asombran de que los pacientes entren más en foros para padres y madres, que en páginas de asociaciones médicas. Pero es que la confianza no nace de la “autoridad”, sino de la cercanía y el trato continuado. Por eso mi web es muy personal.

Trato, en primer lugar, de usar un lenguaje lo más claro posible. No va dirigido a otros pediatras. Sino a padres, madres y otros cuidadores de niños. 

Y en segundo lugar, intento expresar cuales son mis particularidades como pediatra y como persona.  Porque pretender que lo que decimos, como pediatras, es la verdad indiscutible, es absurdo. Sólo puedes intentar dejar clara tu postura de forma comprensible, y dar la oportunidad a los demás de que se identifiquen con ella o no. Y evidentemente aceptar el diálogo y la crítica.

Yo creo que la Confianza del paciente se alcanza gracias al desarrollo de 4 apoyos:

–       En primer lugar, creo que en el respeto como base de la relación. Los pacientes no son alguien que sigue ciegamente las órdenes de su médico. Son parte activa en el diagnóstico, seguimiento y tratamiento de sus problemas de salud. Para mí es muy importante tener una historia clínica online como la de Qoolife.com, que es la que uso. Porque es una historia propiedad del paciente (lo que es una muestra de respeto y confianza en él) a la que puede acceder siempre que lo necesite, y en la que puede introducir cualquier información sobre su salud, que valore importante.

–       En segundo lugar, para ganarse esa confianza, facilito información con una web creada por mí, que completa de forma coherente la que doy en directo. Y a través de la cual, aquellos con los que nunca he hablado, tengan la oportunidad de conocerme mejor.

–       Es además importante, seguir la evolución del paciente. Gracias de nuevo a la Historia clínica online de Qoolife. En aquellos pacientes que me permiten acceder a su historia, puedo ver en cualquier momento las anotaciones de los padres. Todos como médicos nos hemos quedado preocupados por algún paciente y cómo evolucionaría. Con esta historia puedo acceder a la información que el paciente introduce tras la consulta, lo que me permite conocer esa evolución, e incluso darle indicaciones sobre lo que puede hacer según esa evolución, aunque no me consulte él directamente.

–       Y finalmente, estar disponible cuando me necesitan, con una plataforma que me permite recibir consultas a través de Qoolife, que contesto cuando puedo. Lo que aúna organización de mi tiempo personal, con disponibilidad para el paciente.

Por tanto, respeto, información, seguimiento y disponibilidad.

Esa es mi fórmula para la confianza.

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Pediatra 2.0 ¿Porqué usar las TICs en pediatría?

Los pediatras 2.0 están en auge. Hay de hecho otros muchos médicos 2.0. Pero la pediatría está actuando como punta de lanza en este fenómeno, ¿porqué?

Los pediatras trabajamos con padres. Y todos sabemos, que cuando más necesitan los padres a los pediatras, es en los primeros 3 años de vida de su hijo.Eso quiere decir, que tenga la edad que tenga el pediatra, las personas con las que habla en la consulta son, sistemáticamente jóvenes: Los padres y madres.

De esos jóvenes, entre los que tienen capacidad económica para acceder a la tecnología, usan internet casi a diario, casi todos. Cuando esos padres buscan información de cualquier tipo, el primer sitio al que acuden se llama Google.

El doctor Google es muy poderoso.

Esa realidad asusta a muchos médicos. Pero a fin de cuentas, el Doctor Google es la suma de muchos médicos y otros expertos (entre los que cada vez más, están los propios padres y madres).

Es elección de cada médico ser o no ser parte de ello.

Tus pacientes van a buscar en internet. Si tú estás ahí como Pediatra 2.0, puedes ofrecerles la información que buscan, de forma más cómoda para ti y para ellos, y más coherente que si buscan en otra fuente.

Si ya tienen ese vínculo de confianza contigo, se refuerza.

Y en muchos más casos, ofreces esa información para pacientes nuevos, en los que es el primer eslabón de una nueva relación de confianza.

Lo que define si una Herramienta en internet tendrá éxito o no en salud, es si está diseñada pensando en las necesidades del paciente y del médico.

Los padres son cada vez más activos en tomar las riendas de la salud de sus hijos. Si damos las herramientas adecuadas para ello, las usan de forma masiva.

Para que cumplan su función, deben respetar la independencia del paciente, ser fáciles de usar, centrarse en lo fundamental y servir como base para comunicarse, seguir el proceso de salud y disponer de la información necesaria para diseñar tratamientos individualizados.

Todo ello, bien usado, refuerza la confianza del paciente en su médico.

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Pediatra 2.0 Marca personal

En pediatría, convertirse en un Pediatra 2.0 permite desarrollar una marca personal. Lo importante es que haya un concepto detrás de esa marca.

Con los años (15) que llevo ejerciendo la Pediatría, he ido afianzando cada vez más, las ideas que me definen como pediatra.

Internet le ha dado un nombre reconocible a esa forma personal de hacer las cosas.

Es cada vez más fácil encontrarme en Google por mi nombre, Jesús Garrido, como “el puericultor”, o como “mi pediatra online”.

Estoy creando una marca personal como Pediatra 2.0

¿Y qué hay detrás de esa marca?

Pediatra respetuoso: Mi concepto de pediatría

Una obsesión por la personalización y la calidad.

Pediatría respetuosa: Mi labor como pediatra es ofrecer mi experiencia y formación para hacer más fácil alcanzar los objetivos que los padres escogen para sus hijos, con sólo dos fines para mí: La salud y la felicidad actual y futura del niño.

Buscar la autonomía de los padres: Mi objetivo debe ser lograr en el menor tiempo posible que los padres que los padres se sientan seguros tomando decisiones sobre el mayor número de temas que afectan la salud de sus hijos.

Empoderamiento de los padres: Debo darles las herramientas para que ellos puedan gestionar la salud de su hijo: Información clara y útil y una historia de salud en la que guardar toda la información de salud de su hijo, a la que puedan acceder desde cualquier lugar cuando lo necesiten.

Disponibilidad: Si me necesitan debo responder en menos de 24 horas. Si depositan en mí la confianza para ayudar en algo tan importante como la  salud de su hijo, debo ofrecer una vía para responder en menos de 24 horas: Mi consulta online.

Desde que deje la masificación de la sanidad pública y su sujeción a protocolos y limitaciones de prescripción, he buscado la mejor forma de relacionarme con los pacientes, con el tiempo suficiente para dialogar, conocer su caso y sus preferencias. Y así poder ofrecer abordajes mucho más personalizados a sus problemas.

La pediatría basada en la evidencia está bien a modo de orientación. Pero los protocolos son obligatoriamente limitados, para ser claros. Los casos individuales tienen matices, que hacen que la forma en la que se aplique el protocolo, sea muy diferente en dos pacientes con la misma patología. Para captar la información necesaria para distinguir esos casos, hace falta tiempo. Para plantear a los padres opciones y hacerlos partícipes de la decisión también. Pero yo creo en esa forma de hacerlo.

Junto a la marea de la Pediatría basada en la Evidencia, yo creo en la Pediatría basada en la Diferencia. Y me esfuerzo por buscar el tiempo, la formación y las herramientas necesarias, para poder ofrecerla cada vez en mejores condiciones.

Hay otro aspecto no despreciable en el hecho de convertirse en marca:

Si te haces visible, como dije antes, te vuelves criticable. Y te critican, vaya si lo hacen.

El tema es cómo acepte uno la crítica:

–       Hay que ser capaz de sobrevivir a la crítica destructiva.

–       Y dialogar y aprender de la constructiva.

Si lo haces, creces como profesional. Conoces nuevas visiones y las incorporas a tu propia marca. Poco a poco tu experiencia profesional se vuelve mucho más rica, para ti mismo, y en lo que puedes ofrecer a tus pacientes.

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Pediatría basada en la diferencia: PekeTip 4

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En puericultura sólo hay una verdad indiscutible: «Cualquier frase que incluya la palabra siempre es falsa.» Cada niño es único y puede cambiar en cualquier momento. No busques «La respuesta» a sus problemas, sino «Su respuesta» a sus problemas.

Esta frase es en realidad un resumen de lo que yo llamo Pediatría Basada en la diferencia. Idea que surgió, porque creo que nos estamos pasando con tanta protocolización.

La protocolización es estandarización aplicada a la medicina. Es algo que nació con la industria. Dar buen servicio a bajo coste. Consiste en actuar ante un mismo problema de la misma forma siempre. Eso tiene su parte positiva: Garantizamos un mínimo en la calidad que se da.

El problema está en pensar que ese mínimo es lo que hay que ofrecer y conformarse con eso.

Especialmente hablando de sanidad, más aún hablando de niños, y más si no estamos hablando de enfermedades agudas.

Cuando hablamos de problemas (no siempre enfermedades propiamente dichas) que afectan a la salud de un niño a largo plazo el abanico de opciones se abre muchísimo. Y hay soluciones que funcionan mejor en distintos tipos de pacientes. No existe la solución óptima para todos. Aquí no hay protocolos o son respuestas demasiado simples y por tanto insuficientes. Garantizan el mínimo de calidad. Pero se quedan muy lejos de lo que puede ofrecerse a un paciente si dedicamos el tiempo necesario para conocer las distintas opciones y al propio paciente para averiguar cuál es para él la mejor solución.

La medicina basada en la evidencia está muy bien, es un avance pero, aplicada a rajatabla, es como si compras un póster para decorar el salón de tu casa. No está mal, pero comparado con un cuadro pintado expresamente para ti por un artista…

El pediatra tiene que recuperar lo que de artista tiene la medicina y no cabe en los protocolos. Es de hecho lo que hace humana la medicina. Lo que hace deseable que a tu hijo lo trate un pediatra y no un ordenador (de hecho ya hay ordenadores que pueden dar diagnósticos y tratamientos con menos errores que la mayoría de los pediatras, aplicando de forma sistemática medicina basada en la evidencia).

Peketip 3
alimentado a demanda
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Empoderamiento del Paciente: Padres y madres

Los padres y madres están tomando las riendas en la salud de sus hijos. ¿Porqué? ¿Es bueno o malo?

Entre los muchos efectos que tiene Internet, sin duda uno ha sido modificar la forma en la que madres y padres buscan solución a sus dudas sobre la salud de sus hijos.

En Internet es fácil encontrar mucha información. Es fácil también contactar con otros padres y madres cuyos hijos han sufrido problemas similares. Lo que está siendo aún más sencillo desde que las redes sociales se han extendido.

Por todo esto es cada vez más frecuente que los pediatras atendamos a niños cuyos padres se han informado previamente. La distancia en conocimientos entre pediatras y padres, se está acortando. Es difícil que llegue a cerrarse del todo. De algo tiene que servir dedicar horas y horas a estudiar y a atender niños. Pero hay dos cosas que antes pasaban y ya pasan cada vez menos, por suerte:

  1. Antes el pediatra era algo así como un dios para los padres. Llegaban con su hijo enfermo, sin tener ni idea de lo que podía pasarle o cómo tratarlo y lo que el pediatra dijese «iba a misa». ¡Cualquiera le discutía!
  2. La información que los padres daban al pediatra, era poco valorada, porque muchos pediatras consideraban que no estaban cualificados para dar valoraciones útiles.

Pese a que antes se tenían más conocimientos aprendidos en la familia sobre cómo criar, cuidar o educar a un bebé, los conocimientos sobre enfermedades y tratamientos eran muy limitados.

Eso ha cambiado, como digo para bien. Algunos pediatras se pueden sentir un poco amenazados por la nueva realidad. Pero es mejor que la que había y está aquí para quedarse.

Esos dos aspectos comentados arriba se están modificando, por lo que algunos llaman Empoderamiento del paciente:

Los pacientes (en el caso de pediatría los padres y madres) están tomando el control de su salud (y la de sus hijos).

Hay dos consecuencias fundamentales:

  1. La relación del pediatra con los padres de sus pacientes es mucho más equilibrada. Los padres tienen la información suficiente, y si no la tienen podemos y debemos dársela, para que nuestra conversación sobre el problema de su hijo no sea un monólogo de órdenes, sino un diálogo en el que se valoren las opciones posibles y se llegue a una decisión sobre la mejor alternativa. Ese diálogo permite además aclarar cuándo es necesaria una nueva consulta, conocer los signos de una complicación…
  2. La información que los padres pueden facilitar es valiosísima. Ya que tienen una mejor formación, son capaces de obtener valoraciones muy útiles sobre la evolución de su hijo, con el que pasan más tiempo y al que conocen mejor que nadie.

Madres y padres son los protagonistas en el cuidado, seguimiento y tratamiento de sus hijos. Y los pediatras somos asesores a los que ellos acuden cuando lo necesitan para que les asistamos. No para que decidamos por ellos, sino con ellos. En eso consiste el respeto.

El empoderamiento del paciente no es un movimiento contra el médico, sino una exigencia justa de ser tratados con el respeto que se merecen, porque se esfuerzan en estar informados y quieren ser parte activa en la salud de sus hijos.

Yo soy también padre, y me sentiría ofendido e infravalorado, si alguien pretendiese decidir sobre mi hijo, sin explicarme los motivos por los que hacer concretamente esto o aquello es lo mejor para él, ni darme la oportunidad de tomar parte en las decisiones.

Es en lo que consiste el consentimiento informado, que además de una exigencia legal, lo es moral en el buen ejercicio de la medicina.

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Pediatría Basada en la Diferencia

Hay muchas formas correctas de hacer las cosas. El buen pediatra es el que ofrece a cada familia la mejor solución para ELLOS.

 

A veces en medicina tendemos a querer unificar tanto los criterios de cómo hacer bien las cosas, que nos olvidamos de que hay diferencias importantes entre los pacientes.

Hablando de Pediatría, muchos de los problemas no son simplemente enfermedades. De hecho, en mi experiencia, veo que para la mayoría de los padres el problema no es cómo afrontar una enfermedad grave de su hijo (por suerte eso no es frecuente), sino saber como actuar en cuestiones cotidianas.

Para esos temas (alimentación, sueño, educación) no hay ninguna guía que sea válida para todos.

Pero aún así, a mí en la especialidad, me enseñaron respuestas únicas para cada uno de esos temas. Y muchos hemos dado esas respuestas a los padres como la única forma correcta de hacer las cosas.

Poco a poco, estoy contento de haber ido abriendo mi mente, y haberme dado cuenta que lo que me enseñaron como respuesta única, es en muchos casos un claro error, y especialmente si no se diferencia el tipo de niño y familia que tenemos delante.

En los últimos dos años, muchas de las ideas que me enseñaron durante la especialidad, han quedado guardadas en el baul de los recuerdos. Algunas, en el de los malos recuerdos.

Cada vez escucho más a los padres, y les pregunto sobre su forma de ser y actuar y la de su hijo, antes de dar una respuesta. Y además les aclaro sistemáticamente que no es «la verdad», sino el mejor consejo que por lo que sé de ellos y según mi experiencia, puedo darles en ese momento.

Estoy cada vez más contento de hacer Pediatría basada en la Diferencia. Porque mi experiencia me dice que ayudo mejor a los padres a afrontar los problemas de salud de sus hijos.

Incluso en patologías en las que existen Protocolos claros y basados en la evidencia científica, cada vez diferencio más, según el tipo de paciente, cuál es la mejor forma de actuar para él y su familia. Y no sólo para su enfermedad. 

Cuando yo acabé la especialidad de Pediatría, tenía mi repertorio de protocolos. Eran una serie de guías sobre la forma correcta de afrontar cada problema en salud infantil.

En la actualidad, hay un tipo de Medicina, que es la que se enseña en las Universidades y en los Hospitales de más prestigio.

Es lo que se llama «Medicina basada en la Evidencia«.

Es un intento de ser científicamente riguroso en la definición de las formas correctas de actuar en Medicina.

¿Qué es la Medicina Basada en la Evidencia?

Es una forma de establecer criterios objetivos en Medicina.

Como la Medicina no es una ciencia exacta, a veces hay posturas diferentes sobre cuál es la forma correcta de hacer algo:

  • Establecer un diagnóstico.
  • Decidir un tratamiento frente a otro.
  • Defender uno u otro hábito como más saludable.

La Medicina basada en la Evidencia elabora consejos, basándose en toda la información que se puede conseguir en estudios sobre el tema en discusión.

Se tienen en cuenta todos lo estudios científicos publicados sobre el tema, dando más valor a los estudios mejor diseñados y de mayor peso. Según una serie de normas, se da a los estudios «niveles de evidencia».

Y eso se realiza por diferentes grupos de trabajo formados por profesionales independientes.

Al final se llega a la elaboración de recomendaciones basadas en los resultados de todos esos grupos de trabajo.

Y se revisan de forma periódica los nuevos estudios que se publican, y como pueden influir en la modificación de recomendaciones.

Está claro que es una forma de avance científico fundamental para la medicina.

Pero

Cuando se escoge una forma de actuar, o se recomienda un tratamiento concreto ante una patología Basándolo en la Evidencia, estamos elaborando recomendaciones generales.

Eso resulta muy útil. Pero el problema puede venir cuando los médicos empezamos a asumir los protocolos que nos proporciona la evidencia, sin más.

Eso lleva a que cierta patología se trate siempre de una forma concreta. No es que eso sea atribuíble a la medicina basada en la evidencia.

Hay estudios científicos que establecen criterios para direrenciar tipos distintos de enfermos ante una misma patología. Y en cada uno de ellos formas diferentes de actuar.

Pero es complejo elaborar y que se asimilen guías de consenso que aclaren esas diferencias.

En muchos casos, no es posible directamente diferenciar todas las posibles variables.

Además nos encontramos con la masificación de la medicina, que hace que los profesionales en muchos casos no dispongan del tiempo para recabar los datos necesarios de un paciente concreto para diferenciarlo de otro.

Ante eso, muchos sistemas de salud públicos, están promoviendo la aplicación de guías específicas para las patologías más frecuentes. Guías muy simples que permitan el procesamiento rápido de patologías. Obviando muchas de las diferencias entre distintos pacientes.

Además, vemos muchos problemas de salud, en los que no es posible unificar lo suficiente los criterios desde el punto de vista de la Evidencia Científica.

Son cuestiones en las que influyen demasiado las diferencias individuales de paciente y familia, para hacer grupos de estudio suficientemente grandes con la uniformidad suficiente para calificar los estudios de relevantes.

En algunos casos se comete el error de dar menos importancia a ese tipo de problemas, porque no podemos dar una «respuesta válida» Basada en la Evidencia.

Pero tanto en los problemas de salud en los que no podemos establecer una guía unificada de actuación, como a la hora de aplicar protocolos a cualquier paciente individual, es importante no olvidar las particularidades del paciente que se tiene delante y su familia, que pueden hacer que en cada caso individual, la forma más adecuada de actuación no sea exáctamente la que dice el protocolo.

Esto me lleva a pensar que la medicina basada en la evidencia es importante y aporta un valor inestimable.

Pero no podemos extraer de ello la simple aplicación automática de los protocolos.

Creo que es importante ser capaces de aplicar también una Medicina Basada en la Diferencia.

Un ejemplo simple:

Voy a poner un ejemplo, de lo que es una mala aplicación de medicina basada en la evidencia, que lleva al absurdo de olvidar la diferencia:

¿Qué cantidad de leche debe darse a un niño que toma biberón?

A los residentes de pediatría se les enseña que las necesidades de un lactante son de xxx ml por kilogramo y día.

¿Cómo se llega a esa conclusión? Se hacen estudios sobre el consumo de leche en niños sanos que tienen una ganancia de peso y talla adecuadas para su edad y se procesan estadísticamente esos datos.

La cifra media obtenida se redondea para hacer una recomendación fácil de recordar.

El problema es que hay muchos pediatras, que dan esa cifra a los padres como si fuese un Standard universal, asumiendo que el niño que toma menos de la cifra mágica no puede ganar suficiente peso y el que toma más acabará teniendo problemas de sobre peso.

Olvidan que los datos los han obtenido de niños cuya evolución era normal y que no todos tomaban la media. Posiblemente la cantidad que tomaban formaba algo parecido a lo que se llama Campana de Gauss.

Es decir, la mayoría tomaban cifras cercanas a la media, pero había muchos niños que tomando bastante más o menos cantidad de esa media estaban sanos y tenían una buena evolución de peso.

Repito, no es un problema de la medicina basada en la evidencia. Sino de una aplicación simplista de la misma.

El problema es que esta forma de actuar es demasiado habitual. Seguramente se debe a una necesidad de simplificar para ahorrar tiempo. Pero es a mi parecer un error grave.

Suelo decir con frecuencia por eso, que es imprescindible conocer los protocolos, pero para ser un buen pediatra, hay que saber cuando salirse de ellos en cada paciente.

Sí, a la Medicina basada en la evidencia, pero respetando la Diferencia.

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Pediatra Online desde Granada

Pediatra online desde Granada

Jesus Garrido Garcia. 

Pediatra privado en Granada

Jesús Garrido Pediatra online en GranadaNací en Guadix (Granada, España) en 1971.
Hice la carrera de Medicina en la Universidad de Granada (1989-1995).
El MIR para ser Pediatra en el Hospital San Cecilio de Granada (1997-2001).

Desde entonces he ejercido como Pediatra (tanto en atención primaria como en Hospitales) en Servicios de Salud Públicos, de Compañías Privadas y como Profesional independiente.

Me siento muy afortunado de dedicarme a esta especialidad. Cuando hablo con médicos en formación y me preguntan sobre ella digo que en mi caso es cierto algo que muy poca gente puede decir: «Todos los días me río en mi trabajo.»
Siendo Pediatra, trabajar con niños es al mismo tiempo una gozada y una gran responsabilidad.

Soy consciente de que no estoy arreglando coches o relojes. Los padres, cuando entran por la puerta, lo hacen para poner en mis manos lo más preciado que tienen en este mundo. Como cualquiera, puedo equivocarme. Pero espero que cuando esto ocurra no sea por haber tomado a la ligera mi trabajo o haberlo hecho con desinterés.

¿Porqué El Puericultor, si soy Pediatra? ¿Qué es para mi la Puericultura?

En España un Pediatra es un médico que tras acabar la carrera se presenta a una oposición en la que todos los médicos sin especialidad compiten por obtener una plaza para formarse en la que desean ejercer. Es el MIR.
Pediatría es una de esas especialidades. Si obtienes la plaza pasarás 4 años en un servicio de pediatría aprendiendo las distintas ramas de la misma y al terminar tu formación te darán el Título.

En España, para los Pediatras, un Puericultor es alguien que ejerce la pediatría sin tener esa formación. Hay un título de Puericultura que se puede obtener tras unos meses de formación. Pero también hay médicos generales que se denominan puericultores por dedicarse a atender niños.
Conozco muchos Puericultores que tratan a los niños mejor que algunos Pediatras vía MIR. Lo que sí es cierto es que habrían tenido una formación más completa si hubieran pasado por el MIR y no lo han hecho, y eso siempre será una carencia.

¿Porqué entonces El Puericultor si yo soy Pediatra?

La razón es que echo de menos algo de arte en la ciencia: Hay problemas de salud de los niños que no pueden afrontarse con protocolos basados en la evidencia científica. Y de hecho son a mi parecer problemas que influyen mucho más en la salud física y emocional del niño a largo plazo que muchos de los tratados con protocolos científicos.

Pero muchos Pediatras han renunciado a tratar estos problemas porque no tienen una forma científicamente demostrada de afrontarlos y más frecuentemente, porque precisan un recurso del que no disponen: Tiempo.

La Pediatría es una medicina con intermediarios (los padres) que precisa de mucha capacidad de comunicación por parte del Pediatra, una capacidad que no es ciencia sino arte. No para «torear» a los padres, sino par deducir cual es el enfoque que puede hacer que esos padres concretos afronten de la manera más adecuada el problema de salud de su hijo.

Algunos Pediatras actúan como ordenadores científicos. El diagnóstico es A y a él corresponde el tratamiento B. Ahí acaba su trabajo. No tienen tiempo para más, y resuelven de forma impecable la enfermedad del niño. Eso sería ideal si no hablásemos de enfermedades en personas (si fuesen averías mecánicas). Y más concretamente de personas que no tienen capacidad de decidir por sí mismas, lo que hace que la responsabilidad sobre lo que le pase recaiga sobre alguien que además, quiere por encima de todo a esa personilla (sus padres).

Cuando introducimos esos condicionantes, un perfecto diagnóstico con un tratamiento perfecto, pasa a ser una solución claramente insuficiente.

Por eso siendo Pediatra, quiero merecer el apelativo de El Puericultor.

He dado un paso atrás. Conozco los protocolos, pero creo que la diferencia entre un Pediatra y un buen Pediatra está en que cualquier especialista debe conocer los protocolos. El buen Pediatra es el que, además, busca la mejor forma de tratar a aquel cuyos problemas no se solucionan con el protocolo. O que usando el protocolo, busca la mejor forma de aplicarlo en cada caso concreto.

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Pediatría de Confianza: Seguimiento, Disponibilidad y diferencia.

Pediatría de Confianza: Seguimiento, Disponibilidad y Diferencia.

Una visión distinta de la Pediatría. Merecer la Confianza de los padres gracias al Seguimiento, la Disponibilidad y el tratamiento Diferenciado

 

Cualquier acto médico se basa en la Confianza.

 

Si un pediatra pretende ser un referente en la salud de un niño necesita ganarse la confianza de sus padres.

Una de las bases fundamentales de la confianza es la reciprocidad. No puedo pretender que los padres confíen en mí, como pediatra, si yo no confío en ellos.

 

Por eso yo uso una plataforma en mi trabajo, en la que la propiedad de la historia clínica es de los padres, pueden acceder a ella cuando quieran y pueden incluso, llegado el caso quitarme el acceso. La plataforma se llama Qoolife. Y mi servicio en ella, El Puericultor.

 

Se habla en salud cada vez más del concepto de Empoderamiento del paciente. Significa en pediatría, que los padres NO son alguien sobre quien el pediatra «todopoderoso» actúa. Sino que son el centro y principal actor implicado en la salud de sus hijos. Y el pediatra es, alguien que tienen a su disposición, para darles asesoramiento profesional cuando lo piden.

 

La plataforma Qoolife me da dos ventajas en esa dirección:

– Al ser la historia propiedad del paciente y tener libertad para quitarme el acceso y dárselo a otro pediatra, el poder real sobre el proceso de seguimiento de la salud de los niños está en manos de los padres. Y yo sólo puedo esforzarme por acompañar de forma respetuosa con mi asesoramiento ese proceso. Algunos pediatras ven esto como una amenaza. Pero no lo es. El respeto es base de Confianza real.

– Los padres participan activamente en la elaboración de la historia de sus hijos. De modo que hacen aportaciones sobre cómo viven ellos la evolución del niño en su patología o símplemente en su desarrollo normal. Eso de nuevo es algo que algunos pediatras no valoran. Para mí tiene un valor crucial. Los padres son observadores motivados y muy cualificados. Es una pena despreciar toda la información que pueden captar sobre sus hijos.

 

¿Cómo puede un Pediatra merecer la Confianza de los Padres?

 

A parte de aceptar como principio el respeto hay otros factores que influyen.

 

Seguimiento.

 

Hay un refrán que lo ilustra bien: «Un médico cura, dos médicos dudas, tres médicos, muerte segura…»

Lo que hay tras este refrán, es una experiencia muy común.

Cuando alguien tiene un problema de salud que no puede resolverse en una sola consulta surgen los problemas.

Si el Pediatra no se esfuerza en explicar a los padres en qué consiste el problema y que para resolverlo es necesario un proceso que puede requerir tiempo y cambiar de opciones según responda el niño, es fácil que los padres pierdan la confianza en el pediatra.

Si eso ocurre, suele empezar un peregrinar, en el que los padres pasan de un profesional a otro. Pediatras que empezarán una y otra vez el proceso y lo explicarán de formas que pueden parecer muy distintas. El resultado son unos padres totalmente perdidos en un mar de información que no les lleva a ningún sitio. Mientras el problema de su hijo sigue sin resolverse.

 

Lo que recomiendo a los padres de hijos con problemas no agudos, es que busquen un pediatra en el que confíen, aclaren todas sus dudas y sigan con él el proceso hasta el final. Cambiando sólo de profesional si el pediatra les remite a otro especialista, o el planteamiento del pediatra no les gusta claramente.

 

Qoolife me permite tener una gran herramienta de seguimiento para estos procesos.

 

Disponibilidad.

 

Los padres pueden necesitar a su pediatra en cualquier momento. Si un pediatra es magnífico, pero no puede atenderte hasta dentro de 2 semanas, porque es tan bueno que el número de pacientes que tiene es demasiado grande, es que no tienes pediatra. Y desde luego dejarás de confiar en él.

 

Teléfono: Si un pediatra coje llamadas telefónicas, no tiene vida. Y resta atención al niño que tiene delante cuando le llaman.

Además no queda registro de lo hablado. Y aunque pueda tener memoria, no llega a tanto.

 

De nuevo con Qoolife, yo puedo estar disponible todos los días. Aunque me manden un mensaje, no tengo que responder exactamente en ese momento. Pero lo suelo hacer siempre en menos de 24 horas. Lo que ya es mucho. Y la pregunta y mi respuesta quedan registrados para protegerme de mi mala memoria.

 

Diferencia.

 

No todos los niños son iguales. Y tampoco lo son los padres. Para que unos padres confíen en un pediatra, tienen que sentir que se les trata como a personas individuales.

Los protocolos son útiles para el profesional. Pero el buen pediatra no debe ver a los niños como enfermedades a las que corresponde un protocolo. Sino como niños que tienen un problema, pero que tienen particularidades en sí mismos o en sus padres, que hacen que la mejor solución en cada familia pueda ser diferente.

El buen pediatra que quiera la confianza de unos padres debe hablar con ellos lo suficiente para conocer esas particularidades y explicar a los padres las distintas opciones que hay para enfocar el problema de salud de su hijo, haciéndolos partícipes de la decisión. De nuevo respeto.