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Lombrices en niños

Las lombrices en los niños, algo muy frecuente y con tendencia a repetir.

Hace 200 años, posiblemente el 99% de la población mayor de 3 años tenía lombrices (por no decir el 100%).

Las lombrices están en la tierra. Son muchos los tipos de gusanos que pueblan nuestro entorno, pero sólo unos cuantos son capaces de adaptarse a vivir en nuestro interior. Concretamente en nuestro intestino.

Hay dos tipos fundamentales de gusanos capaces de vivir en nuestro intestino: Las lombrices (ascaris y oxiuros) y las tenias (menos frecuentes pero más agresivas).

Aquí vamos a tratar de las lombrices que son los más frecuentes.

¿Cómo se contagian las lombrices?

Hay dos formas, directamente de la tierra o a través de otra persona que las tiene.

En la tierra hay lombrices y ahí ponen sus huevos. Cuando alguien trabaja o juega con tierra y luego se mete la mano en la boca o toca la comida y se la come sin haberse lavado las manos, pasa los huevos de las lombrices al interior de su intestino. Allí las lombrices nacen, crecen, se reproducen y mueren.

Lo habitual es que salgan de noche a poner huevos alrededor del ano. Eso produce picor, el niño se rasca, arrastrando los huevos en sus dedos. Huevos que pasa de nuevo a la comida o a las manos de las personas con las que convive, compartiendo sus gusanitos.

El contagio en una casa es bastante fácil. Por eso, cuando diagnosticamos lombrices en un niño, solemos tratar a toda la familia.

¿Qué síntomas producen las lombrices?

En algunos casos ningún síntoma. Pero otras veces:

– Dolores de barriga.

– Picor anal. Especialmente de noche.

– Irritación vulvar en niñas, con molestias al orinar.

– Hay quien dice que rechinar de dientes.

– Si las hay en gran cantidad, malnutrición. Lo que se coman los bichitos no te lo comes tú. Y su presencia irrita la pared del intestino haciendo que no funcione bien.

¿Cómo saber si un niño tiene lombrices?

Lo más evidente, viéndolas en la caca. La hay de distinto tamaño. Lo más habitual es que midan menos de un cm de largo y menos de 2 mm de grosor, aunque pueden llegar a ser bastante más grandes. Pero las hay que no se ven a simple vista. Cuando se ven, ¿cómo son?

En la mayoría de los niños no las vemos a simple vista, y tenemos que buscarlas. Más concretamente buscamos sus huevos en la caca.

Para tener «seguridad» de que un niño no tiene lombrices debemos recoger caca de 3 días diferentes, y que no encontremos huevos de lombriz en ninguna de esas muestras. Con que aparezcan los huevos en una sola de las muestras, es que tiene lombrices.

Tratamiento contra las lombrices

Hoy en día tenemos tratamientos efectivos. Según el tipo que tenga, vuestro pediatra os dirá el medicamento y la pauta para darlo.

El problema es que el tratamiento mata a las lombrices, pero no evita que vuelvan a llegar.

Si un niño tiene hábitos que favorecen que las lombrices vuelvan, cada vez que las buscamos volvemos a encontrarlas, aunque el tratamiento sea efectivo.

Los hábitos que lo hacen más fácil son:

– Jugar con tierra y no lavarse las manos antes de comer.

– Meterse las manos en la boca con frecuencia, chuparse el dedo, morderse las uñas…

– No lavarse las manos tras limpiarse el culete después de hacer caca.

En algunos niños es tan difícil evitar las dos primeras, que plantearse tenerlos limpios de lombrices es casi imposible. Cuando esto pasa, en ocasiones no nos queda más que asumir que hasta que sea algo mayor y mejoren esos hábitos va a tenerlas y nuestro objetivo es sólo mantenerlas a raya.

Esto es de hecho lo que hacemos con los perros. Prácticamente todos los perros las tienen, y para evitar problemas serios lo que hacemos es desparasitarlos con regularidad. Con esto conseguimos que la población de lombrices, aún estando, no sea capaz de generar daños graves, como dolores intensos o desnutrición.

Lo que yo recomiendo a los padres en estos casos es hacer tratamiento si los síntomas o las molestias son muy evidentes, y si no es así repetir búsqueda en heces y desparasitar cada 6 meses mientras nos salga positivo. Pero no pedir control tras el tratamiento para confirmar la eliminación y volver a tratar si sale de nuevo positivo. Porque en algunos niños esto significaría tratarlos todos los meses y eso no tiene sentido.

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