A los padres nos preocupa hacer las cosas bien para no perjudicar a nuestros hijos cuando los educamos. Pero no siempre tenemos claro qué es lo mejor.
Aquí tenéis los 8 puntos que me parece que los padres podemos tener en cuenta para facilitar esta labor:
- Hay que pensar a largo plazo. Determinadas formas de hacer las cosas, a las que no le damos la importancia debida, son las que a largo plazo forman el carácter de nuestros hijos.
- Es complicado ser padre. No podemos actuar para salir del paso día a día, porque las soluciones fáciles a corto plazo, suelen ser desastrosas a la larga. Un buen padre tiene que aguantar muchos malos ratos cuando su hijo es pequeño, para evitar que el niño lo pase muy mal el resto de su vida.
- Hay que pensar antes de actuar. Los padres a los que les preocupa educar bien a sus hijos, deben controlar sus propios impulsos y actuar de forma razonada.
- Debemos educar para el mundo real. Por ley de vida, tu hijo debería vivir sin ti antes o después. No puedes educarlo para que siempre dependa de ti. Porque no siempre estarás ahí. Y cuando se quede sólo, le conviene tener unas expectativas realistas del mundo.
- Es fundamental la tranquilidad. El simple hecho de tratar siempre a un niño de ese modo, lo hace más tranquilo y cuando llegue el momento, razonable.
- La autoridad es necesaria en las primeras etapas. Mientras el niño no puede entender la diferencia entre lo que desea y lo que le conviene es necesario que alguien tenga esa capacidad y pueda aplicarla. Pero debes ser capaz de ir sustituyendo, poco a poco, esa autoridad por la capacidad del niño de decidir, conforme va creciendo.
- Las conductas negativas nunca deben premiarse. Y aunque eso suponga que pase un mal rato, es una de las mayores demostraciones de que queréis a vuestro hijo.
- Y por último, no olvidar nunca que todo lo anterior debe estar presidido por un sentimiento de amor a vuestros hijos. Todas nuestras decisiones deben orientarse en educación, hacia el bienestar actual y futuro del niño. Y es necesario que observemos y cuando ya se expresa, escuchemos las necesidades y preferencias del niño antes de actuar.
Aún más resumido:
Quered y respetad mucho a vuestros hijos.
Decídselo y demostradlo escuchando sus necesidades y preferencias.
Tranquilidad.
Mucho sentido común.
Pensad a largo plazo.