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Exploración del Recién Nacido

Las cosas que llaman la atención al mirar a tu recién nacido de la cabeza a los pies. Explicado a los padres por el pediatra.

 

Una de las cosas que solemos hacer al comprar algo nuevo es explorarlo, para conocerlo y familiarizarnos con él.

En cuanto lleguéis a casa desde el hospital por primera vez, descarguéis, despidáis a la gente y os pongáis cómodos… preparad una habitación para que tenga una temperatura agradable, dejad a mano toallitas por si acaso, coged a vuestro hijo, quitadle toda la ropa y alucinad en colores explorándolo de arriba abajo, por delante y por detrás…

Tal vez descubráis cosas inesperadas.

Por eso, he aquí la visita guiada de exploración de tu bebé:

1º advertencia: los bebés son flexibles, no se rompen con tanta facilidad como piensan los padres al principio.

Al mover a un recién nacido lo fundamental para no hacerle daño es evitar movimientos bruscos de la cabeza del bebé, a excepción de eso lo demás aguanta bastante bien.

Vistazo general y movimientos del bebé normal

Para empezar, con el bebé sin nada de ropa acostado boca arriba, llama la atención lo grande que es su barriga. Sobre todo tras comer. Esto es normal.

La postura normal si está tranquilo y despierto consiste en brazos y piernas ligeramente doblados y con movimientos más o menos animados según los nervios de bebé.

A veces, ante cambios de postura o sonidos bruscos, hacen movimientos que parecen rítmicos de brazos, piernas o labio inferior, como un temblor. No son convulsiones. Es algo normal en los recién nacidos debido a la inmadurez de su cerebro.

Puede estar cubierto de un pelo muy fino, el lanugo. Tendrá más cantidad de él cuanto más prematuro sea.

A veces une el flequillo con las cejas y por la espalda baja a todo lo largo de la misma y los hombros.

Suele caerse entero a los pocos meses del nacimiento.

Eso mismo le pasa al pelo de la cabeza, y entre los 6 y los 9 meses casi todos los bebés están como bolillas de billar. A partir de ahí el pelo que le salga poco a poco irá presentando las características del que será el suyo definitivo.

También pueden quedarle restos de una grasa, el vérmix, que los cubre por completo durante su formación en el útero y del que al nacer podemos encontrar más cantidad cuanto más inmaduro sea. Conforme va pasando el embarazo va desapareciendo de modo que en el recién nacido a término apenas hallamos pequeñas cantidades entre los pliegues de caderas y axilas o en el pelo.

Suelen ser simétricos, es decir, los brazos y piernas de igual longitud y con pliegues similares, pero la barriga no lo es: antes de comer suele abultar más el lado derecho, y después de comer el izquierdo. Esto es debido a que el hígado (que está a la derecha) de los bebés es mucho mayor en comparación que el de los adultos y cuando el estómago esta vacío, antes de comer ocupa casi un tercio del abdomen.

Pero tras comer, sobre todo si son muy tragones, el estómago (que está a la izquierda) puede llegar a abultar aun más.

Empezando ahora de arriba abajo

La cabeza del bebé

A veces la cabeza de un recién nacido está muy deformada los primeros días debido a que para poder salir por el canal del parto, los huesos del cráneo, que al nacer no están unidos entre sí, pueden montarse unos sobre los otros.

En función de que halla estado encajado en una u otra posición pueden presenta un “pepino” más atrás o más adelante.

Estos “pepinos” son duros y se les notan aristas. Poco a poco los huesos se desmontan y ocupan su posición normal tomando la cabeza su forma correcta.

Entre los huesos quedan unos huecos más grades. Son las fontanelas. La más grande y que tarda más en cerrarse es la anterior o bregmática que queda entre la frente y los parietales.

Fontanelas Recién Nacido

Tiene forma de rombo y está por encima de la frente.

La notareis como una zona más blanda, en el que al tocar no se nota hueso y que dependiendo de las circunstancias puede estar más hinchada o hundida que la piel de alrededor.

Conforme los huesos que la rodean vayan creciendo y uniéndose irá haciéndose cada vez más pequeña, hasta cerrarse. Lo cual suele ocurrir entre los 6 y los 12 meses.

No es bueno que se cierre mucho antes (sobre todo antes de los 3 meses puede tener problemas).

Si se cierra mucho más tarde suele acompañarse de una cabeza grande y algo achatada, lo cual es signo de falta de vitamina D (raquitismo).

A veces hay otros bultos en la cabeza del bebé, muy blandos y redondeados (como un chichón), son los céfalohematomas: sangrados entre el hueso y la piel, en algunos casos bastante grandes.

Se reabsorben solos generalmente, aunque también en ocasiones pueden endurecerse y calcificarse produciendo deformidades de la cabeza que pueden tardar años en desaparecer (pero desaparecen).

La cara del recién nacido suele aparecer hinchada y a veces con hematomas de pasar exprimidos en el parto.

En los bebés que nacen por cesárea y no han estado encajados, la cabeza es redonda desde el principio y la cara no esta tan hinchada.

Los primeros días tienen los párpados más inflamados y puede haber sangrados en el blanco del ojo, son derrames por la presión a la que se les ha sometido al salir.

Al nacer es complicado decir si los tendrá claros u oscuros porque aún no han empezado a producir la melanina que les dará su color definitivo.

A veces notamos que un ojo le llora más y le forma más secreción (legañas). Esto es debido a que el conducto lacrimal, que debe llevar las lágrimas de los ojos a la nariz, está taponado por lo que las lágrimas salen hacia fuera y cuando el bebé lo tiene cerrado varias horas (mientras duerme) se secan en el ojo formando “legañas”.

Pero siempre que el blanco del ojo permanezca blanco es que no hay infección.

La obstrucción del conducto lacrimal suele ser pasajera aunque en algún caso no se abre hasta pasados los seis meses.

Si la acumulación de las lágrimas acaba produciendo conjuntivitis de repetición o pasados los seis meses de vida sigue obstruido se puede abrir canalizándolo.

Pero es una operación con anestesia (no se va a dejar que le trasteen en el ojo sin defenderse) que no suele llegar a hacerse porque se abre antes por sí solo.

Tanto en los párpados como en la frente y detrás de la cabeza son las localizaciones más frecuentes donde en los recién nacidos podemos encontrar al principio unas manchas de color rojo.

Son angiomas planos. Es piel normal salvo por su color, más rojizo que el resto. Es debido a la presencia de un número mayor de vasos sanguíneos en esa zona. La piel por lo demás tiene el mismo aspecto de la circundante. Se acaban borrando, aunque a veces después de varios meses.

Hay algunos casos en que aparecen manchas de un rojo más vivo y más elevadas que el resto de la piel y como verrugosas. Eso es un angioma tuberoso. Es frecuente que crezcan hasta los 6 meses y a partir de ese momento empiecen a perder color y reducirse de tamaño. Si siguen creciendo por encima de los 6 meses se pueden quitar por motivos estéticos.

La nariz es más chata en los bebés que en los adultos y a veces presenta unos puntitos blancos por toda la piel de la misma que se extienden también por los alrededores de los ojos. Alguna gente las llama “engordaderas”.

Son simplemente glándulas de secreción de grasa que tienen el poro taponado con una capa muy superficial de piel que no deja salir la secreción. Como su secreción es grasa blanca forman puntitos de ese color. Poco a poco los poros se abrirán y se quitarán solas.

La boca es un mundo.

Generalmente no tienen dientes. Y digo generalmente porque una pequeña proporción pueden tener algún diente al nacer. Mi madre dice que yo tenía uno. Suelen extraerse, ya que dificultan la lactancia y además tienen una raíz muy pequeña por lo que existe el riesgo de que se desprenda y se atraganten con él.

Entre la lengua y la encía inferior está una tela fina y vertical (el frenillo de la lengua) que a veces es excesivo siendo necesario cortarlo si dificulta los movimientos de la lengua. La mayor parte de los casos no lo necesitan.

Entre las encías y los labios hay otros dos frenillos, uno arriba y otro abajo que suelen dar menos problemas.

La mayoría de las veces no se da uno cuenta de que el niño los tiene hasta que un día (generalmente con los primeros pasos) se cae y se lo desgarra.

Si esto pasa cicatrizan bien y no necesitan suturarlos con puntos ni nada (entre otras cosas porque un punto superficial en la mucosa de la boca no dura mucho más de dos días sin caerse).

A los lados del frenillo lingual, en el suelo de la boca, hay dos bultitos con un pequeño orificio en el centro. Son las salidas de las glándulas salivares sublinguales.

En algunos casos en su lugar aparece un bulto más grande en un lado que en el otro como una burbuja de carne fina con líquido transparente en su interior. Son las “ránulas”. Es el resultado de un conducto salivar taponado por lo que la saliva se acumula formando un quiste.

Suele acabar por abrirse paso sin necesidad de hacer nada aunque a veces, si se infectan pueden dar algún problema.

La lengua tiene tres zonas distintas: En la punta y en los laterales hay unos puntitos pequeños. En el centro en como aterciopelada. En el fondo, donde empieza la garganta son como puntos más gordos, como verrugas aplanadas. Cada una de estas zonas está especializada en reconocer un gusto diferente.

En la parte aterciopelada puede haber restos blancos. Si se pueden desprender con facilidad, son restos de leche. Si están como pegados y no se puede despegar, en los lactantes de menos de 3 meses con frecuencia son hongos, que pueden aparecer también en la mucosa de las mejillas y los labios.

Hay niños que más adelante, generalmente ya como preescolares pueden empezar a mostrar en esa zona aterciopelada, zonas más blancas intercaladas con zonas más rojas, y que no parecen dolerle. Si nos fijamos esas zonas irán variando de forma con el paso de las semanas. Es lo que suele llamarse lengua geográfica.

Se debe a que las células muertas no se van desprendiendo de forma gradual, sino que se quedan pegadas (zonas blancas) hasta que se desprenden por placas más grandes (zonas rojas).

En el paladar hay dos partes: el paladar duro, y el paladar blando (el velo del paladar). Debe ser un techo continuo que acaba por detrás en la campanilla. Se forma desde los lados hacia el centro durante el desarrollo del feto y a veces no ha llegado a cerrarse el todo en el momento del nacimiento.

Los defectos de este cierre pueden ir desde lo más leve (tener la campanilla como partida en dos) hasta lo más grave (tener todo el paladar sin cerrar de modo que a través de la boca se ve el interior de la nariz) y en algunos casos sin que ni siquiera el labio se halla cerrado en el centro (quedando abierto con un surco que comunica los dos orificios nasales con la boca). Es lo que se llama labio leporino.

Si observamos con detenimiento a adultos, algunos tienen una cicatriz a ese nivel (entre la nariz y la boca), que no es producto de un accidente sino porque tuvieron en su momento un labio leporino y se lo suturaron. Cada vez quedan mejor. En muchos casos de los que se operan hoy en día en menos de un año prácticamente no se nota nada.

En la línea central del paladar duro (el techo de la boca), en los recién nacidos pueden observarse unos cuantos puntos blancos como pequeñas perlas (las perlas de Epstein). Al nacimiento las tienen casi todos. Van desapareciendo poco a poco.

La entrada de la garganta forma como una puerta cuyo suelo es la lengua, el arco superior es el velo del paladar con la campanilla en el centro y los laterales son las anginas. Estas últimas son como unas bolas (más grandes o menos según el niño) con un pequeño pilar por delante y otro por detrás.

Las vegetaciones o adenoides, no suelen verse por la boca más que si son muy grandes, ya que están más arriba, detrás de la nariz.

En las mejillas, por dentro se pueden ver a veces dos pequeños bultitos con un orificio en el centro. Son la salida de las glándulas salivares parotídeas.

Los mofletes suelen ser más abultados que en los adultos por tener una capa de grasa más importante que se irá perdiendo conforme crezcan.

Orejas del bebé.

Las orejas tienen en primer lugar que ser dos. Una a cada lado de la cabeza.

Ya en serio. Deben tener una forma parecida la de un lado y del otro.

Hay malformaciones frecuentes aquí. Las más mínimas son pequeñas muescas en un pabellón como si le faltara un trocito o apéndices extraños. Pueden aparecer delante de la oreja o en la línea que baja desde la oreja por el cuello como verrugas o fositas. Son los apéndices y las fístulas preauriculares. Pequeñas malformaciones.

En el caso de los apéndices no se complican y suelen crecer al mismo ritmo que el resto del cuerpo por lo que parecen estar siempre iguales. Si se quitan es sólo por cuestión estética. Yo lo tengo delante de la oreja derecha y no me lo he quitado.

Las fístulas si son más problemáticas porque a veces acumulan secreciones y se infectan. Si sucede, sí deben operarse.

La otra importancia que tiene la presencia de estas pequeñas malformaciones es que se producen en el desarrollo fetal en la misma época en la que se desarrollan los riñones y el sistema excretor con lo que algunos estudios han relacionado la presencia de fístulas o apéndices preauriculares con una mayor frecuencia de malformaciones de riñón y vías urinarias. Hay otros estudios que dicen que no es así.

Yo, que como os he dicho, tengo el apéndice preauricular me he hecho una ecografía y tengo lobulaciones en el riñón sin mayor repercusión, pero coinciden además en ser en el riñón del mismo lado que el apéndice (derecho).

Ante la duda y dado que no es una prueba cruenta en absoluto, yo si recomiendo la realización de una ecografía renal y de vías urinarias en los niños que presentan estos estigmas, si se dispone de la posibilidad de hacerla.

Aunque no es urgente y las malformaciones son mayoritariamente mínimas y no tienen más repercusión en muchos casos que predisponer a las infecciones de orina con más frecuencia.

Cuello del bebé.

El cuello de los bebés es corto en relación a su cuerpo y en los que están más rellenitos hace pliegues.

En algunos casos podemos notar que el recien nacido siempre lo tiene girado hacia el mismo lado. Y a veces al tocarlo, notamos un bulto. Esto es a veces consecuencia de que el la extracción durante el parto se haya hecho un hematoma en uno de los músculos del cuello.

Si esto ocurre es recomendable hacerle ejercicios de rehabilitación (fisioterapeuta) para recuperar el movimiento normal del cuello del bebé.

Clavículas del bebé.

A veces podemos notar un bulto en alguna de las clavículas de un recién nacido, que no aparece en la otra. Se puede acompañar de crepitación y dolor al tocarla y es frecuente que mueva menos el brazo de ese lado. Si tiene todo esto, es una fractura de clavícula.

Es relativamente frecuente en los partos, sobre todo en bebés muy grandes. No es por hacer mal el parto. Sino que a veces el bebé no sale y es mayor el riesgo de que permanezca ahí encajado (que puede causar falta de oxígeno cerebral con secuelas graves) que los problemas de romperse una clavícula.

Cura sola. No se inmovilizan con yeso, ni con vendas, ni nada. Simplemente para moverla lo menos posible al vestirlo y desvestirlo se pone siempre primero la manga del brazo malo y se saca siempre la última la de este mismo brazo.

Pecho del recién nacido

Es frecuente que los primeros días de vida se hinchen los pechos, tanto en niñas como en niños. Las causantes son las hormonas de la madre responsables de la subida de la leche, que al pasar al recién nacido en el parto estimulan el crecimiento de las glándulas mamarias de ambos.

Incluso llegan a dar leche en algunos. Si esto ocurre es importante no apretarlos, para que no sigan hinchándose y al final acaben infectándose. Si no se tocan se van bajando solos en pocos días.

Abdomen del recién nacido.

Como dije antes el abdomen es muy llamativo por su tamaño, y más aún después de comer.

Si os fijáis en cómo respira, os daréis cuenta de que lo hace moviendo más la barriga que el pecho. Por esta razón, no deben usarse fajas para el ombligo, ya que o están tan flojas que no sirven para nada o si aprietan dificultan la respiración del bebé.

De cualquier modo se ha comprobado que los niños que tienen una hernia en el ombligo no se libran de operarse por ponerles una faja.

Hay dos tipos de cordón umbilical.

Está el cutáneo, que desde la barriga tiene un trozo de aproximadamente un centímetro que está cubierto de piel y después sigue como gelatina, que es el cordón propiamente dicho.

Por dentro de esa gelatina puede verse el trayecto de 3 vasos sanguíneos (dos arterias y una vena).

El otro tipo de cordón es el mucoso, que desde que sale de la barriga presenta ya gelatina sin piel. El normal es el primero, y esa piel cuando se caiga el cordón se replegará hacia el centro formando el típico botón del ombligo.

Cuando el cordón es mucoso por el contrario, al desprenderse, la piel de alrededor se arruga formando como una estrella.

Las hernias, si las hay pueden ser de distintos tipos.

La más frecuente es como un bulto justo bajo el ombligo que aumenta con el llanto o al apretar la barriga para hacer caca.

Si aumenta, pero disminuye de tamaño al relajarse, es que es mínima y con casi total seguridad desaparecerá sola.

Cuando se mantiene sin reducirse nunca, es más probable que tenga que acabar operada, sobre todo si llegado el momento de que el niño empiece a andar no se ha reducido.

La operación de todos modos es bastante simple y no reviste complicaciones graves casi nunca.

Otro tipo es el onfalocele. Es como una hernia con un cordón mucoso.

Es decir, tiene una hernia, pero no está cubierta de piel, sino de gelatina como la del ombligo.

Esta es la forma más grave de hernia umbilical y se opera de forma inmediata tras el nacimiento ya que si no, tiene gran facilidad para infectarse.

Menos frecuentes son las hernias en otras localizaciones: las inguinales, como su nombre indica en una de las ingles y a veces en las dos. Aunque son menos frecuentes es más fácil que se acaben operando que las umbilicales.

Y las supraumbilicales en la línea media de la barriga entre el ombligo y el pecho. Estas ceden solas casi siempre.

Las hernias son blandas. Insisto en esto porque en la línea media entre la barriga y el pecho hay muchos a los que podemos notar un punto muy bien definido que se nota más al coger aire y que es duro.

Esto no es una hernia. Es el apéndice xifoides, la punta inferior del esternón (el hueso al que se unen las costillas en el centro del pecho), que puede tener distintos grados de inclinación haciéndola más o menos evidente.

El propio esternón según su inclinación puede dar distintas formas de pecho.

Si su parte inferior se inclina hacia fuera forma el llamado pecho en quilla, mientras que si se inclina hacia dentro forma el pecho excavado.

No suelen dar problemas si no son muy marcados.

Algunos niños al nacer pueden tener en el pecho o en la barriga mamilas supernumerarias. Es decir más de dos tetillas.

Si trazamos dos líneas que unan las tetillas normales con sus respectivas ingles, las accesorias aparecen siempre en esas líneas.

Son como otra tetilla pero generalmente más pequeñas. A veces una manchita mínima que parece como si se hundiera en el centro. Aunque en algún caso son completamente iguales a las normales pero por debajo de ellas.

He llegado a ver alguno con 6 tetillas en total. Mantienen su tamaño en relación al cuerpo por lo que no parecen crecer, pero se mantienen para toda la vida.

Con la pubertad suelen oscurecerse un poco y en los varones crecen los mismos pelillos de vello que salen en torno a los pezones.

En las niñas raramente se desarrollan creciendo una mama por debajo, pero cuando esto ocurre suelen extirparse, por motivos estéticos y porque a la larga tienen un riesgo de aparición de tumores mayor que en una mama normal.

Al igual que los apéndices y fístulas preauriculares que nombré antes se han relacionado con la aparición más frecuente de malformaciones de riñón y vías urinarias que pueden descartarse haciendo una ecografía. Aunque su realización no es ni imprescindible ni urgente.

Los miembros inferiores del recién nacido.

Las nalgas de un recién nacido son mínimas, por eso la vacuna al nacimiento no se pone ahí sino en el muslo.

Los pliegues de ambas nalgas suelen ser iguales. Cuando no es así puede haber problemas en las caderas. Entre ellas, en la curcusilla suele haber un pliegue de profundidad variable y en algún caso con una fístula en el fondo (una fosita con secreción). Las fístulas suelen infectarse y si esto pasa se acaban operando.

En la zona baja de la espalda puede aparecer también una mancha morada. Se acaba borrando a los pocos meses habitualmente (aunque hay algún adulto al que aún se le nota bastante). Es la llamada mancha de Baltz o mancha mongólica, por ser más frecuente en la raza mongola (según dicen).

Suelen tener las piernas abiertas con las rodillas flexionadas y los tobillos a veces hacia dentro y a veces con el pie totalmente doblado sobre la espinilla.

Lo de caderas y rodillas es la postura normal del recién nacido.

La desviación de los pies tanto hacia dentro como flexionados en exceso puede deberse a una malformación, pero frecuentemente son el resultado de haberlos tenido mucho tiempo en esa posición mientras estaba dentro del útero, sobretodo si el bebé era muy grande o tenía poco líquido rodeándole.

En estos casos las desviaciones desaparecen solas con el tiempo. De cualquier modo es aconsejable que lo valore el pediatra para distinguir unas de otras.

De entrada, si la posición no incapacita para la contraria no suele ser importante. Es decir, en el caso más frecuente que es el de los pies desviados hacia dentro, si se pueden desviar hacia fuera con facilidad es que no hay problema. Si no podemos o es muy difícil tal vez haya que tomar alguna medida para corregirlos.

Otra cosa frecuente en los pies es el típico familiar que para facilitar el sueños de los padres, les comenta: “Uy, ¿no os habéis dado cuenta de que tiene los pies planos?”.

Todos los recién nacidos tienen el pie plano, y lo van a seguir teniendo hasta los 3 ó 4 años. Tienen una almohadilla de grasa que ocupa el espacio del arco del pie y el tono de los tendones y músculos de la planta del pie no aumentará hasta que el niño soporte su peso sobre ellos.

Genitales del bebé

Los genitales masculinos: tienen que tener dos testículos en su bolsa (escroto) y un pene. Al principio el escroto puede estar hinchado, con mucho líquido. Suele reducirse en los primeros días. Si no se reduce, tiene un hidrocele o una hernia.

El hidrocele es una acumulación de líquido alrededor del testículo, mientras que la hernia es el paso de contenido del abdomen (tripa) hacia el escroto. Tanto uno como otra, si crecen, suelen precisar cirugía.

En algunos casos al principio no conseguimos localizar los testículos (uno de ellos o los dos). Esto es una criptorquidia. Puede ser pasajera, bajando posteriormente.

En otros casos tienen lo que se llama testículos “en ascensor” (están en la parte alta de la bolsa o en la ingle y se pueden bajar, pero al soltarlos se esconden de nuevo).

Cuando los testículos no se encuentran hay que localizarlos (ecografía) y realizar pruebas hormonales. En algunos casos se consigue que bajen con hormonas y en los demás se recurre a la cirugía. Los testículos tienen que estar en su sitio a partir de los 2 años como tarde o empezar a plantearse claramente la operación.

El pene tiene tres partes, el glande, que es la parte final y más gruesa, el prepucio que es la piel que lo cubre y el resto que queda entre la barriga y el glande que es el cuerpo del pene. El tamaño es muy variable.

A veces en los niños más gordos da el aspecto de ser muy pequeño, sin que sea cierto. La gran mayoría es que tienen una capa de grasa tan gruesa que ocultan una porción del cuerpo del pene mayor que en los flacos.

Generalmente al nacer el prepucio (la piel que cubre la porción final del pene) no puede retirarse hacia atrás. Poco a poco se irá separando por sí solo permitiendo que se retire. No es que tenga fimosis.

El orificio por el que orina debe estar en la punta, pero a veces no es así. Puede aparecer en otro punto del glande pero por encima (epispadias) o por debajo (hipospadias), y según esté o no muy lejos de su posición normal se acabará operando.

Si está en el cuerpo del pene, fuera del glande, siempre se operan, aunque en cualquiera de los casos la operación no suele ser antes del año de vida.

Si hay alguna de esas malformaciones se debe descartar que exista otra alteración de las vías urinarias mediante la realización de ecografía.

Los genitales femeninos: tienen cuatro elementos fundamentales: los labios mayores, los menores, el clítoris y la vagina.

Los labios mayores suele cubrir lo demás si la niña nació tras 40 semanas o más de gestación. Cuanto menos semanas de gestación más pequeños son los labios mayores dejando al descubierto el resto.

Los labios menores son dos pliegues de mucosa que vemos al separar los labios mayores y que deben estar separados entre sí dejando paso a la vagina. A veces pueden estar pegados (sinequia de labios menores).

Se pueden abrir con cirugía, que es lo que se hacía antes. Pero la mayoría de las veces se consigue que se ablande lo suficiente para abrirlo sin cirugía usando cremas específicas.

El clítoris es como un pene en miniatura que al principio influido por los cambios hormonales de la madre puede no ser tan miniaturizado.

Si se mantiene sin reducir su tamaño conforme pasa el tiempo, puede ser signo de una alteración hormonal de la niña.

La asociación de un clítoris grande con una sinequia de labios menores a veces corresponde en realidad a una falta de definición del sexo del bebé por una alteración en sus hormonas (hermafroditismo). Por lo que en ese caso se debe estudiar

Dedos del bebé

Tanto en manos como en pies pueden aparecer dedos de más (polidactilia) o dedos que están pegados a los de al lado (sindactilia).

La polidactilia en los pies suele operarse siempre que pueda crear problemas con el calzado. Si no es así puede elegirse entre quitarlos o no según preferencias estéticas.

En la mano, si no es funcionante (a veces son a penas una verruguita colgante) se suele quitar. Si es funcionante, el único motivo para quitarlo sería la estética.

Las sindactilias, en los pies no suelen operarse si no es por estética.

En las manos si se operan para mantener la funcionalidad de la mano.

La operación es más compleja cuantos más componentes de los dedos se hayan fusionado, ya que hay casos en que están unidos tan solo por una fina capa de piel, y hay otros en que hasta los huesos y las articulaciones son comunes, lo que complica la reconstrucción.

Acaba así la visita guiada.

Espero que todo lo que hayáis encontrado sea normal.

Si no es así consultad a vuestro pediatra