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Displasia broncopulmonar en prematuros

María Blanca Garrido García, Pediatra Neonatóloga.La displasia broncopulmonar es la secuela más frecuente en los recién nacidos prematuros, especialmente en los de peso muy bajo al nacer (menos de 1000 gramos).

Es una enfermedad pulmonar crónica que provoca una disminución del crecimiento del pulmón (de las estructuras del propio pulmón y de sus vasos sanguíneos), limitando la capacidad para respirar. Tiene grados muy diferentes.

Tiene mucho que ver con la inmadurez de un prematuro. Sólo por haber nacido antes de tiempo, el desarrollo pulmonar es diferente. Pero también se debe a los tratamientos que se hacen sobre estos niños (oxígeno, ventilación mecánica), aunque hay más factores implicados.

En el niño notaremos dificultad para respirar y que necesita que le den oxígeno suplementario. Produce limitación para el ejercicio físico, hipertensión pulmonar (aumento de la presión en los vasos pulmonares) y mala tolerancia a las infecciones respiratorias. Como es habitual, suele ser más grave cuanto más prematuro fue el niño al nacer.

Diagnóstico de la Displasia broncopulmonar:

Un niño tiene displasia broncopulmonar si ha necesitado oxígeno durante al menos 28 días. Hablamos de formas leves, moderadas o graves en función de cómo está el niño en un determinado momento, fijado cuando cumplieran las 36 semanas de edad gestacional o al alta para los que nacieron con menos de 32 semanas de gestación, o a los 56 días de vida o al alta (lo que ocurra antes) para aquellos de más de 32 semanas.


En las formas leves no necesitarán oxígeno, en las moderadas necesitarán concentraciones bajas y en las graves necesitarán concentraciones altas en incluso alguna ayuda de aparatos de ventilación asistida.

Todas las formas de displasia broncopulmonar, incluso las leves, representan riesgo para el niño de desarrollar hiperreactividad bronquial (bronquitis de repetición) y asma, por lo que es importante diagnosticarlos y seguirlos adecuadamente.

Tratamiento de la Displasia Broncopulmonar:

El tratamiento está orientado a evitar o disminuir el avance de la lesión pulmonar, mantener una adecuada nutrición y reducir el consumo de oxígeno.


De modo general el tratamiento suele consistir en:

  • Respiratorio: administración de oxígeno a la mínima concentración necesaria, técnicas de ventilación mecánica de la forma menos agresiva y cuidadosa posible.
  • Especial atención a la posible persistencia del conducto arterioso, que es una comunicación que tiene el feto entre los dos principales vasos que salen del corazón, la aorta y la arteria pulmonar. Normalmente se cierra a los pocos días de vida, pero si sigue abierto puede dar problemas pulmonares y de circulación importantes, estando indicado tratarlo
  • Vigilancia de las constantes vitales del niño, especialmente de las que nos orientan sobre el funcionamiento del pulmón (gasometría, pulsioximetría…).
  • Control de los líquidos que se ponen al paciente, evitando el exceso y a veces restringiéndolos (poniendo menos de lo que “tocaría” teóricamente), pero aportando la cantidad suficiente de calorías que permitan un crecimiento adecuado.
  • Fármacos: fundamentalmente se usan diuréticos (fármacos que aumentan la eliminación de líquidos mediante la orina) y broncodilatadores (medicaciones que “abren” los bronquios). En casos graves que no van bien, también pueden usarse corticoides.
  • Nutrición: muy importante mantener el aporte de calorías adecuado para asegurar ganancia de peso. Muchas veces necesitarán nutrición parenteral y técnicas especiales de alimentación (por sonda orogástrica) para evitar que el niño se fatigue durante las tomas.

Muchos de estos niños no necesitarán tratamiento una vez se vayan a casa, salvo cuando se pongan enfermos (sobre todo broncodilatadores), pero otros pueden irse a casa con oxígeno o tomando más medicaciones.


En cualquier caso, es necesario que los profesionales del hospital entrenen a los padres para que sepan detectar las complicaciones y poner los tratamientos necesarios.

Deben ser controlados desde el punto de vista respiratorio en consultas externas, dentro del programa de seguimiento general (neurológico, nutricional…) que llevarán por haber sido prematuros.

Es especialmente importante evitar en ellos la exposición al humo del tabaco, evitando que se fume en su entorno. Además debéis saber que, aparte de las vacunas que se ponen a todos los niños, son candidatos a recibir la vacuna de la gripe, la del neumococo y la prevención de la bronquiolitis (el palivizumab).

En cuanto a las complicaciones que pueden tener, es importante saber que:

  • Tienen más tendencia a las bronquitis de repetición, a desarrollar asma, bronquiolitis y 
neumonía. Su tasa de rehospitalización durante los primeros dos años de vida por 
enfermedad respiratoria es el doble que la de los niños no afectados.
  • Tienen más posibilidades de malnutrición y retraso de crecimiento.
  • Los niños con enfermedad respiratoria crónica y malnutrición tienen más riesgo de 
infecciones en general, más frecuentemente de infecciones respiratorias. De hecho las 
infecciones son la principal causa de mortalidad en estos niños.
  • Pueden tener alteraciones en la circulación, como hipertensión en los vasos pulmonares, 
hipertensión arterial…
  • Pueden tener alteraciones metabólicas y renales por los tratamientos prolongados con 
diuréticos, por lo que pueden necesitar que se les haga analíticas con cierta frecuencia.
  • Puede ser un factor más que influya en la presencia de alteraciones neurológicas a nivel 
de deficiencias cognitivas, educativas y conductuales.
  • Pueden influir también en el desarrollo de problemas auditivos y visuales.