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Berrinches a la hora de comer a los 2-3-4 años

Rabietas o berrinches con la comida 2 3 4 años

Si cada comida es una pelea con tu hijo preescolar (2, 3, 4 años) te explico lo que está fallando y cómo solucionarlo sin que vuelvas a pelear y mejorando la alimentación de tu hijo.

Respuesta a la petición de Peketema de esta semana de Gandy en nuestra comunidad de Facebook: “Cómo lidiar con los berrinches de nuestros “adolescentes” de dos años a la hora del almuerzo.”

Los terribles dos años, la época de los berrinches, las rabietas… es un gran desafío para las familias. De repente descubres que tu bebé tiene carácter. Y ¡vaya si lo tiene!

Cuando un bebé es pequeño y se habla de educación, suelo decir a los padres que:

Al bebé se le atiende, al niño se le educa además de atenderlo.

Os lo explico:

Los bebés tienen un cerebro muy básico con capacidad de expresar necesidades biológicas. Si está incómodo, tiene hambre, frío, dolor, falta de estímulos, afecto…. Llora. Y en cuanto suples su necesidad o alivias su molestia deja de llorar.

Un niño ha desarrollado su cerebro y es más complicado. Se parece más a nosotros: Tiene preferencias, deseos y herramientas más elaboradas para lograrlos.

Cuando un niño que ya tiene capacidad para pensar, prever y elegir quiere algo, lo pide. Y si se encuentra una negativa, pone en marcha una serie de estrategias para alcanzar su objetivo.

Empieza haciéndolo con lenguaje, a veces hablado y a veces con gestos.

Pero si hay una negativa reiterada se frustra y manifiesta esa frustración mediante lo que llamamos rabieta, berrinche…

Es cuando empieza esta etapa cuando tiene sentido plantearse la educación de nuestro hijo.

Educar es:

Evitar que tenga acceso a aquello que le perjudica.

Promover conductas que le permitan adaptarse mejor a la sociedad, evitando aquellas que dificultan la adaptación.

Que un niño haga rabietas con estas edades no es un signo de que esté mal educado.

Simplemente está probando conductas innatas para ver las que le permiten adaptarse mejor a su entorno.

La rabieta y la violencia son conductas innatas. Hubo épocas en las que mejoraban la supervivencia de los niños:

El niño violento o que hacía rabietas sobrevivía frente a que no lo era si había 10 niños y comida para 4….

Pero hoy en día preferimos que usen herramientas diferentes, como la inventiva, la oratoria, la colaboración, el pacto, ser zalamero… Son conductas mejor aceptadas y que permiten conseguir los objetivos de forma “correcta” en nuestra sociedad.

Desde esta idea, ahora vamos con la comida.

Hay una serie de ideas erróneas que suelen generar peleas con la comida:

– Come poco.

– Si no le insisto no come.

– Tiene que sentarse a comer.

Voy comentarlas una por una.

Mi hijo come poco

¿Tiene tu hijo actividad para agotarte a ti y todo el vecindario?

Si es así, ¿de dónde crees que saca tanta energía?

La etapa preescolar, comparada con la de lactante es una fase de crecimiento lento, tanto en peso como en talla:

En el primer año de vida se sube alrededor de un 50% la talla y un 200% de peso.

En los 3 años siguientes se gana en torno a un 10% de talla y un 25% de peso cada año.

Como veis hay una diferencia muy evidente. Esto significa muchos menos recursos necesarios para crecer. Por lo que muchos preescolares comen menos que cuando eran bebés.

Si esto no se entiende empezamos a hacer cosas para aumentar a costa de lo que sea la cantidad de lo que come.

Pueden pasar dos cosas:

Que el niño pelee para no comer más y lo consiga, en cuyo caso tu sigues con la pelea, generando una relación cada vez peor con la comida.

Haciendo berrinches cada vez que toca comer.

O que ganes tú y generes sobrepeso.

Ambas opciones son malas.

Pasamos entonces a la segunda, ¿nos creemos de verdad “Es que…?

“…Si no le insisto, no come.”

Yo suelo poner un ejemplo aquí: ¿Habéis tenido mascota alguna vez?

Yo perro durante 13 años. Y no murió de hambre, a pesar de que nunca le di de comer. Mi labor respecto a su comida consistía en ponerle comida en su cuenco. Él venía a comer cuando quería y cuando no le apetecía no lo hacía.

Tengo claro que mi niño no es menos inteligente que mi perro… No tiene estropeado el instinto de supervivencia, y cuando tiene hambre, teniendo comida a su alcance, no va a pasar hambre pudiendo evitarlo.

Luego, si está sano, no hay niño que pase hambre teniendo acceso a la comida, a no ser……

A no ser que haya cosas que distorsionen su conducta alimentaria. 

Si un niño hace un berrinche con la comida es porque:

– Le estás obligando a comer cuando no tiene hambre.

– Le estás obligando a comer cuando tiene más interés en jugar o lograr estímulos para desarrollar su cerebro.

– Le estás obligando a comer cuando tiene sueño.

– Le estás obligando a comer cuando tiene una molestia que le impide comer.

– Le estás ofreciendo un alimento que no le gusta, y aunque tiene hambre, prefiere comer otra cosa.

En los 3 primeros casos, no pasa nada por que no coma si tiene otra necesidad en este momento. Simplemente, ya comerá más adelante. La próxima comida no va a ser en una semana… No se va a morir de hambre antes de que llegue.

Si hay una molestia es evidente que no es cuestión de insistirle en comer, sino de buscar la causa y tratarla.

Y por último, si es que no le gusta la comida, una comida que antes sí tomaba,  la cuestión es si estamos distorsionando la alimentación ofreciendo cosas ricas en azúcar. Cuando lo hacemos, además de producir obesidad, estamos haciendo que poco a poco rechace aquellos alimentos cuyos sabores son menos atractivos en comparación. En este caso la solución no es pelear para que coma lo que debe. Sino para no darle aquello que no debe.

Recuerda que educar era evitar aquello que perjudica al niño. 

El origen de la disputa otras veces no es sobre si come o no, es la forma en la que come…

No hay forma de que se quede sentado comiendo y voy persiguiéndole con la comida

Para los niños de estas edades, comer es una necesidad que se cubre con facilidad. Con lo que comen un poco y en seguida muestran interés por volver al juego.

Muchos adultos pretenden que un niño de 2-3 años se quede sentado mientras todos comemos y hacemos la sobremesa…. Pero para el niño eso no es un estímulo en el que pueda participar. Así que se aburre y quiere levantarse de la mesa en cuanto se siente saciado. Si es que habíamos logrado sentarle….

Tiempo habrá de que acabe portándose como un “caballerito” o una “dama” en unos años. Pero en esta edad es absurdo.

Asegurado el acceso a comida y a una dieta variada, el principal problema en esta edad con la comida son las conductas a las que llegamos para lograr algo que se consigue sólo: Que coma.

Cuando cada comida es un berrinche, quiere decir que estamos distorsionando tanto la relación del niño con ese momento que no le dejamos otra alternativa.

La solución, especialmente en los peores casos pasa por cambios drásticos. Debemos desvincular de la comida todos esos aspectos emocionales.

Para eso, en niños con autonomía para desplazarse y cuyo interés por la comida es secundario lo mejor es ponerles de comer, no darles de comer. Y nunca pelear por ellos para que coman.

Os lo concreto.

Si a partir de ahora en cada una de las 5 comidas del día (desayuno, media mañana, comida, merienda y cena) tu pones el plato de comida para el niño en una mesa baja a la que pueda llegar cuando el quiera.

El plato del desayuno está a su alcance para que venga y coma cuando quiera. A media mañana lo cambias por lo que tú vayas a comer a media mañana. A medio día lo cambias por los que vayas a comer a medio día…

Y te olvidas de la comida.

Cuando él quiera que se acerque, coma y se vaya a jugar. Al ritmo que se lo marque el hambre.

No le ofreces otra comida alternativa. Hay lo que tú vayas a comer. No hay zumos, batidos, galletas, pan…. Hay comida en el plato.

No le entretienes para que coma, no le das de comer, no peleas con él para que coma.

Es lo que hacemos con las mascotas y funciona.

¿Sabes qué ocurre en el 100% de los casos cuando haces esto?

Ninguno se muere de hambre. 

Alguno pelea para que le des aquellos alimentos ricos en azúcar que tanto le gustan en vez de lo que comes tú y debería comer él. Ante lo que debes simplemente negárselos. Y si hace una rabieta debes tener claro que eran tan malos para él que le generaban adicción. Está desenganchándose.

Haciendo esto la comida deja de ser un momento desagradable en el que me impiden jugar y me obligan a comer sin hambre. Pasa a ser algo a su alcance que busca cuando necesita y come sin tanto teatro.

Deja de ser una negociación en la que regateo un poco de buena comida para conseguir la comida de mala calidad.

Pero sé que hay familias para las que hacer esto es “superior a sus fuerzas”. Estás pensando a corto plazo, en que hoy “no se acueste sin cenar”, y empeorando su relación con la comida. No es eso lo que conviene al niño….

Pasar un mal rato y hacérselo pasar a un niño por no cubrirle una necesidad es absurdo.

Perjudicarle a él y su nutrición por no pasar un mal rato, es malo. Y lo paga el niño con su salud futura.