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Amor y responsabilidad, crianza y educación. Peketip 20

El amor es la base de la crianza,

la responsabilidad la de la educación.

Que tu hijo sepa que lo quieres y lo respetas

es lo más importante para que crezca feliz.

Que tú actúes pensando no sólo en el ahora sino en

cómo afectará a su futuro, lo principal para educarlo.

Cuando hablamos de crianza con apego, la base clara de la relación entre padres e hijos debe ser el amor. Y conseguimos que lo sea de forma real si nuestro hijo sabe que lo queremos. La forma de conseguirlo es expresarle nuestro amor tanto como podamos. El respeto se expresa actuando con calma, pensando antes de tomar decisiones en cuales son las necesidades del niño y cómo es él. Si en los cambios que aparecen en su desarrollo o en los que nos afectan a todos como familia actuamos adaptándonos a eso, el niño se sentirá respetado.

Las relaciones con otras personas son como un espejo. Es más fácil recibir lo que se da. Dar amor y respeto es la mejor forma de tener un hijo cariñoso y respetuoso.

Pero la crianza es sólo parte de algo más amplio. El concepto de educación. Educar es preparar. Es dar a nuestro hijo la orientación y las habilidades para poder adaptarse lo mejor posible al mundo buscando que sea feliz y libre en el futuro. Cuando pensamos cómo educar a nuestro hijo, lo mejor antes de decidir, es escoger aquellas opciones que en el futuro le benefician más. Y eso significa a veces actuar de forma que el niño puede sentirse momentáneamente no querido o respetado.

Lo ideal es buscar la forma más cariñosa y respetuosa posible de aplicar lo que beneficia al niño a largo plazo.

Pero no debemos actuar buscando sólo la solución a corto plazo. Su libertad y felicidad futuras están en juego.

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Peketip 19
Peketip 21

 

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El Amor

El único fundamento de la relación Padres-Hijos. Que tu hijo sepa que lo quieres y lo respetas es lo más importante para educarlo. Lo demás son opciones.

La relación entre padres e hijos debe estar dirigida siempre por el amor. Si no quieres a tu hijo, ¿para quién te reservas?

El amor no se negocia. Nunca se debe condicionar a nada. No se debe decir a un niño: “Como te has portado mal tus padres ya no te quieren”.

Debe tener claro que siempre contará con vuestro afecto.

Ante una muestra espontánea de cariño por parte de su hijo, cualquier padre que se precie debería responder del mismo modo y apuntarse que le debe una.

No os cortéis lo más mínimo en vuestros deseos de expresar afecto a vuestros hijos.

Es de verdad la única cualidad que en unos años, cuando vuestro hijo se debata entre lo que opinéis vosotros y su entorno, hará que vuestra opinión esté un escalón por encima de los demás en su valoración.

Si vuestro hijo sabe que lo queréis y lo respetáis casi cualquier cosa que hagáis es secundaria.

El amor precisa respeto. Eso quiere decir que al actuar sobre vuestro hijo debéis tener en cuenta sus preferencias y necesidades.

Pero amor no significa no ser capaces de verlo llorar, o de llevarle la contraria, o de explicarle que algo que hace mal está mal.

El amor de los padres por sus hijos precisa también responsabilidad.

La responsabilidad como padres implica que en las decisiones que toméis sobre la educación de vuestro hijo debéis pensar en las consecuencias inmediatas, pero más aún en el largo plazo.

Esta es la diferencia fundamental entre los buenos y los malos padres.

Cuando actuamos para salir del paso continuamente, somos malos padres. Lo único que hacemos es diferir los problemas hasta que nuestro hijo no dependa de nosotros.

Los buenos padres, pasan malos ratos para evitar que sus hijos pasen ratos peores cuando ya no cuenten con ellos.