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Ahogamiento secundario en niños

El ahogamiento secundario en niños es muy raro, pero puede ser grave. ¿Qué es?

Este tema ha sido pedido porque se publicó hace unos días un artículo sobre la historia de un bebé que había muerto por él.

Esto no es nada frecuente. Puedo decir, como muestra, que en los 18 años que llevo trabajando como pediatra no he visto ni un sólo caso. Pero os explico en lo que consiste.

Lo primero que tenéis que tener claro es cuando pensar en esto y cuando no:

¿Le puede pasar a un niño por tragar agua de la piscina? NO.

¿Le puede pasar si su amiguito le hace una ahogadilla y tose un poco? NO.

¿Le puede pasar si lo han tenido que sacar inconsciente de la piscina porque se estaba ahogando? SI.

La razón se entiende explicando lo que es el ahogamiento secundario:

Para depurar el agua de las piscinas usamos sustancias químicas. De ella la más habitual es el cloro o derivados suyos.

El cloro es uno de los mayores irritantes químicos para los bronquios.

Si un niño traga agua de piscina, el cloro va a su barriga, no a los bronquios.

Si su «amiguito» le hace una ahogadilla y tose un poco la cantidad que entra de agua es mínima y la expulsa de forma casi inmediata llegando en la mayoría de los casos sólo a la tráquea. Incapaz de hacer un daño significativo.

Pero si un niño queda inconsciente bajo el agua sus pulmones se llenan de agua de la piscina, y aunque reanimándolo podemos expulsar la mayoría, algo queda y permanece haciendo un daño ante el que los bronquios se defienden produciendo inflamación. Y más al fondo en los alveolos, edema (acumulación de líquido en las bolsitas en las que nuestros pulmones intercambian el aire con los gases que hay que eliminar de la sangre).

El problema es que esto no es inmediato. Suele aparecer horas después en una persona que parecía haberse recuperado perfectamente de un «casi ahogamiento».

Eso quiere decir que tras sufrir un episodio de «casi ahogamiento» habría que mantener a los niños en observación al menos durante unas horas, controlando si aparecen signos de dificultad respiratoria, y actuando lo más precozmente posible si aparecen.

Es de hecho lo normal cuando se atiende un «casi ahogamiento» y lo que se recomienda en los protocolos de emergencias.