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Psicoterapia en niños

Psicoterapia Infantil

¿Cuál es el papel de la Psicología en la Salud de los Niños? Problemas en la Conducta, la Afectividad y la Personalidad de los Niños y cómo abordarlos.

Os voy a confesar que soy un Psicólogo camuflado de Pediatra, o un Pediatra que hace intrusismo en Psicología. No, ya en serio. Me encanta la Psicología Infantil. De verdad, si tuviese que dar un giro a mi actual trabajo tengo claro que dedicarme a la Psicología Infantil sería para mí muy atractivo.

Le doy una importancia crucial a los problemas de índole Psicológica en Niños porque sin duda la forma en que se aborden va a determinar mucho más su felicidad que la mayoría de las patologías «físicas».

Lo que voy a intentar en este artículo es aclarar las principales dudas que surgen a los padres cuando es la Conducta, la Personalidad del niño, lo que está generando un problema.

Padres a los que no les gusta la Psicología

Es lo primero que me encuentro. Hay muchos padres a los que no gusta la Psicología. Todavía hay mucha gente que tiene prejuicios hacia esta especialidad. La visión que mucha gente tiene de ella es muy negativa. Habría que ver qué se ha hecho tan mal en el pasado para llegar a esta situación. Pero hoy en día la Psicología es una Ciencia con toda la fuerza y fiabilidad de otras especialidades Sanitarias.

Pero más que eso en Psicología infantil suelo ver 3 reticencias claras:

  • Para algunos padres llevar a su hijo al Psicólogo es como reconocer que es un Enfermo Mental. Y la enfermedad mental tiene un estigma social muy negativo. Cuando expresan esto les explico que todos podemos mejorar nuestra vida usando la Psicología. Que no es más que la mente que estudia la personalidad humana y la forma en la que nuestra mente funciona. Que un psicólogo es un profesional que puede enseñarnos habilidades que no tenemos o no sabemos usar bien para mejorar nuestra vida. Para acudir a la Psicología no hay que estar enfermo, hay que querer mejorar nuestro conocimiento sobre nosotros mismos y nuestras habilidades para relacionarnos con los demás.
  • Para otros acudir a un Psicólogo es como asumir que no son buenos padres. Es como si pensasen que han fracasado en la educación de su hijo y por eso necesitan que un profesional les ayude. Pero volvemos a lo mismo. Cuando detectamos que nuestro hijo tiene un problema en su personalidad o conducta que le hace más difícil ser feliz no se trata de buscar culpables, sino soluciones. Hay muchas formas en las que se puede ayudar, pero los padres no somos expertos en ellas. Pedir ayuda a un profesional para ayudar mejor a nuestro hijo no nos marca como padres deficientes, sino que demuestra nuestro interés por mejorar cada día.
  • «Mejor no tocar esas cosas». Todavía hay gente que piensa que hay cosas de las que es mejor no hablar, que ciertas cosas son vergonzosas y se tratan en familia, que mover las cosas puede empeorarlas… La realidad es que detrás de todos esos pensamientos hay algo claro, hay un problema. Un problema que está afectando a tal punto nuestro bienestar que hacemos todo lo posible por no afrontarlo, o no sabemos como hacerlo. Es absurdo vivir mal pudiendo ser feliz y los problemas cuando se ocultan no desaparecen, suelen crecer haciendo que nos arrepintamos más tarde de no haberlos enfrentado. En estos aspectos la persona adecuada para ayudarnos cuando no disponemos de las habilidades necesarias o no las vemos es el Psicólogo.

Cómo trabaja el Psicólogo con Niños

Una de las cosas que muchos padres argumentan para no acudir al psicólogo es que el niño si es muy pequeño no va a entender nada de lo que le diga el especialista y si es grande y no quiere colaborar no habrá nada que hacer.

Pero es que el Psicólogo puede trabajar también con los padres. De hecho mientras el niño es pequeño es con quiene actúa, dando pautas a los padres y consejos sobre cómo ayudar al niño a desarrollar habilidades.

Cuando un niño ya es mayor y tiene capacidad de comunicación lo ideal es que haya una buena comunicación con su Terapeuta. Pero incluso cuando el niño se niega a esa comunicación se pueden dar pautas de actuación a los padres que ayuden al niño a desarrollar habilidades y mejorar la situación.

Esto significa que en Psicología Infantil la implicación de los Padres o Cuidadores del Niño en la terapia es esencial.

Pediatría y Psicología

En la Universidad todos los médicos estudiamos Psicología. Evidentemente no lo hacemos en la profundidad que lo hacen los Psicólogos, ya que para nosotros es una asignatura y para ellos es toda la carrera.

Ya en la práctica diaria hay Pediatras a los que nos gusta más o menos el tema y nos hemos formado más allá de lo incluido en la formación oficial de nuestra especialidad.

Cuando los padres nos preguntan damos respuesta a algunos de los temas más básicos.

Pero a pesar de lo mucho que a mí me gusta, la Psicología necesita un tiempo del que raramente disponemos los Pediatras. Para resolver la mayoría de los problemas serios hace falta un proceso de asistencia con bastantes sesiones de no menos de 30-60 minutos de duración y unos conocimientos que los Psicólogos tienen mucho más estructurados y afianzados que los pediatras. Es uno de los especialistas a los que derivo con más asiduidad, a pesar de lo mucho que me gusta el tema. O tal vez precisamente porque me gusta tanto que la respeto mucho y no quiero hacer «chapuzas» en este campo.

¿Modificar la conducta con medicamentos?

A pesar de lo poco que me gustan las generalizaciones y sabiendo que puede no granjearme muchas simpatías entre los Psiquiatras, en esto soy bastante radical:

Para mí se recurre a la Psiquiatría cuando fracasa la Psicología.

En la actualidad tendemos a curarlo todo con medicinas. Es cierto que nuestro conocimiento del funcionamiento del cerebro es cada vez mayor y eso nos ha permitido encontrar muchas de las reacciones biológicas que hay detrás de algunas alteraciones de la conducta. Hasta el punto de que algunas patologías que hace años condenaban a la marginación social, bien tratadas son compatibles en la actualidad con una vida normal. El caso más claro es la Esquizofrenia.

Pero incluso en esos casos la Psicología sigue siendo esencial.

La Psicología nos da herramientas que interiorizamos, de modo que una vez tratados se convierte en una habilidad a la que podemos recurrir cuando la necesitemos. Un medicamento hace efecto mientras se toma y deja de hacerlo cuando se suspende.

Por eso jamás es tratado a un niño ansioso con un ansiolítico. Lo que recomiendo siempre a los padres es que busquen un Psicólogo que les ayude a ellos y a su hijo a resolver las situaciones que están generando ansiedad en el niño y cuando son situaciones que no pueden evitarse enseñe al niño cómo adaptarse mejor a ellas.

¿Cuál es el momento de empezar a tratar a un niño en el Psicólogo?

No hay una respuesta concreta. Cada caso es diferente, depende mucho de cual sea el problema y los recursos personales que el niño y los propios padres tienen para afrontarlo. Lo que algunas familias resuelven sin ayuda puede precisarla en otras.

Yo suelo recomendar que acudan al Psicólogo siempre que detecto un problema de conducta o personalidad que está limitando la vida del niño.

Expresiones como «es que él es tímido», «es que es introvertido», «es que tiene mucho genio», «es que siempre ha sido muy nervioso»… denotan situaciones en las que el plano Psicológico está siendo un problema y está afectando a la vida del niño y de quienes conviven con él.

La importancia de la Confianza y la Conexión en Psicología Infantil

Los problemas realmente importantes en Psicología Infantil suelen ser crónicos. En su mayoría han tenido una larga evolución hasta llegar a la situación actual y no podemos pretender que se resuelvan en una sola sesión.

Como en cualquier relación terapeuta-paciente lo esencial es la Confianza. Es necesario que se confíe en el Terapeuta que trata a un niño con un problema crónico, porque el proceso puede ser largo y tener altibajos, y no hay mejor forma de garantizar el fracaso que cambiar constantemente de terapeuta.

Para que en Psicología haya resultados positivos es necesaria además la Conexión, con los padres y con el niño. Un terapeuta debe ser capaz de comunicarse con ellos. Porque si no lo logra el resultado será nulo. Para que un problema Psicológico se resuelva la comunicación debe ser efectiva en ambas direcciones. Si los pacientes no confían sus secretos al terapeuta este no tiene elementos para diagnosticar y tratar el problema. Si el terapeuta no consigue que los pacientes entiendan el problema y porqué el abordaje que propone puede ayudarles, es difícil que logre que lo apliquen.

Por tanto, si tu hijo tiene un problema de personalidad o conducta que afecta a su día a día, busca ayuda. Y si conectáis bien con el terapeuta, no cambies, confía en él, dale tanta información como puedas y habla con él sobre el diagnóstico y el tratamiento. Resuelve todas tus dudas y desde esa confianza aplica sus consejos, con la paciencia de saber que en ocasiones el camino será largo y con baches.

Pero si no conectas con él, no sientes que te escucha o no te explica todo de forma que lo entiendas, no pierdas el tiempo y busca otro Psicólogo que lo haga.