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Golpes en niños y bebés

Lo que los padres pueden aprender para atender a sus hijos en caso de que reciban un golpe. Como atender a un niño o un bebé que ha sufrido una contusión, herida, esguince, luxación o fractura.

Lo que los padres pueden aprender para atender a sus hijos en caso de que reciban un golpe. Como atender a un niño o un bebé que ha sufrido una contusión, herida, esguince, luxación o fractura.

Este va a ser el primero de una serie de artículos, en los que trataré de explicar los consejos que yo doy a los padres, cuando acuden a mi consulta con su hijo, tras sufrir un golpe.

Tras un golpe en un niño o bebé, pueden ocurrir cualquiera de las siguientes cosas:

Nada. Milagrosamente, la mayoría de los golpes en niños y bebés, incluso los más aparatosos, acaban en nada. No es nada raro que presenciemos un golpe en el que nos parece imposible que el niño o bebé no se haya hecho algo, y al explorarlo nos encontremos con que no hay nada. Nada, a parte de la llantina.

Contusión. Es lo que aparece en primer lugar. Tras un golpe, es normal que el sitio del cuerpo que ha recibido el impacto con más fuerza, se inflame. E incluso, que empiece ha hacer un hematoma (el «morado» de toda la vida). Eso puede combinarse con lo demás o ir sólo.

Herida. A veces la forma en que se produce el golpe hace que la piel se rompa. Entonces hablamos de herida. Las heridas pueden ser por corte (algo afilado corta la herida), punción (algo alargado se clava en la piel) o contusión (machaca la piel por el golpe, rompiéndola). Cada una de ellas tiene una forma diferente de actuar. Lo trataremos en el capítulo de las heridas.

Esguince. Nuestro cuerpo tiene muchos huesos, capaces de moverse entre ellos. Estos huesos se unen por articulaciones, que son las que permiten el movimiento. Y las articulaciones tienen a su alrededor ligamentos, que limitan y dirigen el movimiento. Cuando un golpe fuerza ese movimiento, los ligamentos actúan para evitar que un movimiento incontrolado haga más daño. Pero a veces, haciendo su trabajo, se dañan. En eso consiste un esguince.

Luxación. En algunas ocasiones, el golpe es tan fuerte que los ligamentos se ven superados. Y la articulación hace un movimiento que va más allá de lo que suele estar permitido. Quedando los huesos en una posición extraña. Es lo que llamamos luxación. En la mayoría de los casos los ligamentos además están dañados. Por lo que la mayoría de las veces las luxaciones incluyen uno o varios esguinces.

Fractura. Hay otros casos en los que el golpe actúa directamente sobre un hueso, o el desplazamiento que produce es tan grande, que ya las articulaciones no pueden evitar que la fuerza que actúa sobre los huesos sea tan intensa, que los rompa. En las fracturas, puede haber sólo rotura del hueso (no desplazada), que los trozos del hueso roto se muevan uno respecto al otro (desplazada), o que llegue incluso a abrir una herida (fractura abierta).

¿Cómo actuar tras un golpe?

Lo principal. Alguien debe mantener la tranquilidad.

Si todos nos ponemos atacados, lo más fácil es que actuemos mal.

Si hay varias personas tranquilas, uno debe dedicarse exclusivamente a valorar al niño, mientras el otro se encarga de separar a los nerviosos de él (si los hay) o de asistirle (si están solos).

La persona que valore al niño debe hacer lo siguiente.

1º. ¿El niño está consciente o inconsciente?

Si está inconsciente, debe intentar llamarlo por su nombre. Si no reacciona, debe intentar despertarlo con algo que produzca dolor (un pellizco puede valer). Todo ello intentando mover al niño lo menos posible. Si no responde y puede hacerlo, debe llamar al servicio de emergencias para que le envíen una ambulancia. Cuando llame por teléfono es necesario que se mantenga la calma, intentando dar el máximo de información sobre lo que ha ocurrido y la situación del niño o bebé.

2º. Si el niño está inconsciente y no hay un peligro claro que se acerque, conviene no moverlo de donde está, por si hay una lesión que pudiese empeorar al desplazarlo. Si no hay más remedio que moverlo (imagina que ha caído por las escaleras en un incendio y el fuego se acerca) intenta llevarlo a un lugar seguro. En ese caso lo más importante es hacerlo teniendo cuidado de mantener la cabeza y la espalda sin grandes desplazamientos. Esto en bebés puede ser bastante fácil, conforme los niños son más grandes puede resultar complicado.

3º. Una vez que estás en lugar seguro. Moviendo lo menos posible al niño intenta explorar los signos externos de traumatismo:

Contusiones. Especialmente importantes son las de la cabeza y las del tronco (sobre todo las de la barriga).

Heridas.

Deformidades. Pueden ser un signo claro de fractura.

¿Cuándo debemos acudir a urgencias después de que un niño se golpee?

No siempre hay que ir a urgencias después de que un bebé o un niño se golpeen.

Todos los días hay golpes sin importancia y que cualquiera es capaz de tratar en casa con un poco de frío local y un antiséptico.

Pero hay casos en los que es evidente que debe ser valorado por un médico:

Pérdida de conciencia. Aunque se recupere, es recomendable que el médico valore a cualquier niño que tras un golpe ha perdido el conocimiento.

Contusiones fuertes, especialmente en la cabeza o en el tronco.

Heridas. Se entiende que me refiero a heridas que no puedan ser tratadas con una simple tirita. No es cuestión de desplazarnos a urgencias a perder todos el tiempo para que le pongan una tirita.

Deformidades evidentes. Suelen ser signo de fractura o luxación, que siempre precisan valoración y actuación por parte del médico. Si es posible, se recomienda inmovilizar la zona deformada para el traslado. Por ejemplo, ante un golpe en el antebrazo que lo ha deformado (frecuente fractura de cúbito y radio), se puede usar un periódico, una revista o un libro de tapas flexibles, como «yeso improvisado» para el traslado, liándolo en torno al antebrazo y sujetándolo con un cabestrillo.

Comportamiento extraño del niño tras el golpe. Cuando un niño no puede seguir actuando de forma normal, es que hay algo que se lo impide y debe ser valorado.

Ante cualquier duda, de si es necesario o no acudir al médico, hacedlo. La mayoría somos comprensivos. Y en muchos casos los padres son demasiado prudentes.

Si el niño está consciente, os recomiendo que antes de salir corriendo hacia el médico, si tenéis un analgésico a mano y el niño tiene dolor evidente, se lo déis. Así mientras llegáis y es atendido, empezará a hacer efecto y el niño sufrirá menos.

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