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Dolor de Crecimiento en niños

Dolores de crecimiento en niños

Dolor de crecimiento en niños: ¿Realmente puede doler el crecimiento? ¿Qué son esos dolores que atribuimos al crecimiento de los niños y cómo actuar?

Respuesta a la petición de Peketema de Mónica en Facebook: «Me gustaría que, por favor, hablara acerca del dolor de crecimiento: por qué se produce, qué hacer para aliviarlo o si hay algún tratamiento para evitarlo. ¡Muchas gracias!»

Esta es una de esas cosas que todos los pediatras y los padres nos hemos preguntado: ¿Existen realmente los dolores de crecimiento?

El crecimiento como tal no duele. Si el crecimiento doliese estaríamos con dolor desde que nacemos hasta los 18-20 años, cuando acaba este proceso.

Si el crecimiento doliese estos dolores serían más frecuentes en la pubertad y los primeros meses de vida. Y no es así. Lo que la gente llama dolores de crecimiento suele ser más frecuente en niños de 2 á 6 años.

Pero ¿Puede el crecimiento originar alguna forma de dolor? En teoría puede hacer lo siguiente:

Cuando crecemos no lo hacemos de forma constante. A veces se acelera mucho y otras se frena.

Cuando se produce una de esas fases rápidas en las que vemos que al niño se le queda toda la ropa pequeña en poco tiempo los huesos se alargan.

Ese es el primer paso. Los tendones, músculos y articulaciones en ese momento son sometidos a una mayor tensión de la que estaban acostumbrados.

Esa tensión podría producir dolor. Si queremos podemos llamar a eso «dolor de crecimiento».

Lo que habitualmente calificamos de dolor de crecimiento

La fase de 2 á 6 años en la que aparece lo que llamamos habitualmente dolor de crecimiento tiene algo importante: Es cuando un niño empieza a comunicarse. Y comunica todo lo que considera relevante. Una de esas cosas son las sensaciones de molestia o dolor.

Es la etapa en la que muchos niños se quejan de dolores de barriga, de cabeza, de brazos o piernas. Y en su mayoría son dolores reales. Leves e irrelevantes, pasajeros y sin una patología seria detrás… Pero reales.

Lo que pasa es que ese tipo de molestias las tenemos todos. La mayoría con el tiempo hemos aprendido a diferenciar lo importante de lo que no lo es. De modo que llega un momento en que dejamos de mencionarlos siquiera.

Una forma de quitar importancia a esas molestias cuando el niño se queja es decirle: «No te preocupes, es que estás creciendo». Muchas veces ni siquiera nosotros creemos seriamente que sea por eso, pero es una forma de decir al niño que no dé demasiada importancia a esas sensaciones, porque no responden a nada grave.

El motivo más frecuente de lo que solemos llamar dolor de crecimiento

El motivo más frecuente de esos dolores de extremidades que llamamos dolor de crecimiento son en realidad sobrecargas. Es decir, los niños son muy activos. Y no miden sus fuerzas demasiado bien. Por lo que tienen tendencia a hacer cosas en las que lo normal es que te hagas un poco de daño. Sea por pequeños traumatismos o por someter a tendones, músculos, articulaciones… a una tensión excesiva, producimos pequeños daños en todos estos elementos.

En su mayoría son lesiones pequeñas que mientras seguimos activos no dan lugar a una molestia llamativa. El «dolor de crecimiento» suele aparecer en reposo, tras un rato de descansar o justo al despertarse. Lo que ha ocurrido es que al dejar la zona dañada en reposo se activan los mecanismos de reparación. Parte de ellos es la inflamación y con ella el dolor que dice que dejes reposar la zona afectada mientras se repara.

Cómo actuar frente al dolor de crecimiento

Distinguir el dolor importante

Lo primero que debemos hacer es diferenciarlo de otros dolores más significativos y que pueden tener detrás una causa más seria. ¿Y cómo se hace? Pues buscando signos de una causa más seria:

  • Inflamación evidente. La intensidad de la inflamación va en relación a la lesión. Si un niño se queja por ejemplo de dolor en un tobillo tras un mal paso, y creemos que puede tener un esguince, mira la inflamación. Si pasan las horas y la inflamación es imperceptible es que no es un esguince. Puede tener una leve rotura fibrilar, una contusión, pero no un esguince en condiciones. Cuando lo hay se inflama de forma evidente en poco tiempo.
  • Incapacidad funcional. En el mismo caso de antes, puede que no haya mucha inflamación, pero ¿y si aún así el dolor es tan intenso que le impide hacer otra cosa que quejarse? Si tras un mal paso no hay inflamación pero el niño no es capaz de apoyar el pie en el suelo posiblemente tiene una fractura. Las fracturas no siempre van acompañadas de una inflamación intensa, pero sí de dolor y es un dolor muy intenso que impide mover la zona afectada.
  • Duradero y constante. Un dolor que no es puntual, sin que hace que el niño muestre un malestar constante y le impide hacer lo que le apetece durante horas, hay que valorarlo. Hay muchas causas que pueden dar lugar a dolores así, que tal vez no van acompañados de inflamación evidente ni son tan intensos como para que le haga imposible su vida normal. Pero que es constante y vemos que le afecta incluso cuando se distrae. En este caso conviene que sea valorado por el pediatra.

Cómo actuar frente al dolor menos relevante

Si no tiene las características de dolor significativo, lo que podemos hacer es quitarle importancia. Explicando al niño que todos tenemos pequeñas molestias y que son pasajeras.

Si en el momento le impide hacer su actividad normal, aunque no sea totalmente incapacitante ni tenga una inflamación evidente, ¿podemos darle un Antiinflamatorio? Muchas veces no está claro que esto les calme el dolor realmente o que se un poco de efecto placebo. Porque algunos niños verás que es darle el jarabe y a los dos minutos ya «están bien». Ningún antiinflamatorio es tan rápido.

Resumiendo: El dolor de crecimiento realmente no existe. Pero hay muchos dolores sin importancia que son típicos de los niños en esta edad. Lo que debemos hacer es diferenciar los que pueden ser relevantes y apoyar al niño en los otros con explicaciones y comprensión hasta que él mismo llegue a diferenciarlos. Cosa que todos hacemos antes o después.