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Para que la Lactancia funcione olvida las cifras.

Tiempo y cantidad en lactancia materna

Uno de los problemas recurrentes en lactancia cuando se hace control del niño sano en la consulta es la contradicción entre las recomendaciones que hago y lo que llega a la madre desde casi todos los demás frentes.

La realidad es que a la mayoría de la gente le resulta extraño que la lactancia se haga realmente a demanda.

Pero empecemos por el principio: ¿Qué es la lactancia a demanda y por qué la recomendamos?

Ya es un consenso hoy en día que la lactancia funciona a demanda o no funciona. Entendamos el porqué.

El pecho tiene un funcionamiento simple: Si lo vacías más, produce más leche. Si lo vacías menos, se reduce la producción.

El bebé no tiene unas necesidades constantes, que nosotros podamos calcular. Son muchísimos los factores que influyen en la cantidad de alimento que precisa en cada toma.

¿Cómo se ajusta lo que el pecho produce a lo que el niño necesita en cada momento? De forma sencilla. Cuando el bebé pide más el pecho se vacía más y eso estimula la producción de leche. Cuando pide menos se retiene la leche y eso reduce la producción.

Si dejamos que la comunicación entre bebé y pecho se haga de forma libre el pecho va a responder a las necesidades del bebé amoldando su volumen de producción.

¿Por qué las abuelas son en su mayoría unas pésimas asesoras de lactancia?

Hay excepciones, y además la culpa no es suya. Es nuestra, es decir, de los pediatras entre los que me incluyo, porque también yo aconsejé mal hasta que aprendí a hacerlo bien.

Para entenderlo, no ha habido ningún complot anti-lactancia. Ha habido un grave error de planteamiento que se ha arrastrado durante años y sigue coleando en la actualidad.

El problema surgió con la Pediatría como especialidad. Como tal es relativamente joven. Y eso hizo que para lograr respetabilidad se hiciese un esfuerzo por transformarla en una disciplina lo más «científica» posible. En la época en la que surgió el Positivismo lo dominaba todo. Y eso significaba que ciencia era igual a matemáticas. Todo lo que podía reducirse a números era ciencia. Así que había que establecer números para todo en lo que la Pediatría como disciplina pudiera actuar.

Sin duda la importancia de la Lactancia no se pasó por alto y se empezaron a hacer estudios sobre ella intentando cuantificarla. Pero se cometió un error de simplificación.

Si lo que hacemos es una estadística de niños sanos que toman el pecho como alimentación exclusiva y empezamos a tomar datos sobre frecuencia y duración de la toma, para obtener una cifra, lo más simple es ver la media. Y eso se hizo. Para que esas cifras fuesen fáciles de recordar se redondearon, de modo que si la media de tiempo entre las tomas era de 2 horas, 51 minutos y 13 segundos se redondeó a 3 horas. Y si la duración media de las tomas era de 17 minutos 24 segundos se redondeó a 15 minutos…

El problema fundamental es que basándose en esa estadística se dijo a los pediatras que debían recomendar a las madres dar el pecho cada 3 horas, 15 minutos en cada pecho.

Para empezar, hacer eso es no entender la estadística. En esos datos sólo había niños sanos alimentados al pecho. Cada uno de ellos en un momento determinado estaba haciendo las tomas con una frecuencia y duración diferente. No había ni un solo niño de esa estadística que tomase siempre las tomas cada 3 horas y estuviese exactamente 15 minutos en cada pecho. La media es solo una cifra que describe al grupo en su conjunto, pero nadie cumple.

Además supone un error muy grave para entender lo que es un ser vivo. ¿Comes tú lo mismo cada día y con una cadencia exacta? ¿Pasa algo si no es así? ¿No hay días que tu cuerpo te dice que necesitas comer más y otros que es preferible comer menos? ¿Conoces todos los factores que pueden influir en eso?

Pues tu hijo es tan raro que es como tú.

Si simplificamos al máximo y sólo contamos calorías, la cantidad que un bebé necesita en cada momento depende de un número de variables casi infinito y que es imposible para nosotros cuantificar. Por poner algunos ejemplos:

  • Cuánto comió la última vez.
  • Cuántas reservas tiene almacenadas.
  • Cómo de llena está la tripa de gases y heces.
  • Si está cursando alguna infección leve.
  • Si necesita dormir más que comer.
  • Si necesita en este momento estímulos más que comer.
  • Qué temperatura hace.
  • Cuánta ropa tiene puesta.
  • Si está sudando más o menos.
  • ….

De nuevo no es algo exclusivo del bebé, todos los seres vivos funcionamos igual.

No hay una fórmula matemática que calcule eso con exactitud, y ni mucho menos puede reducirse a cosas tan simples y absurdas como «150 ml/kg/día».

La mejor calculadora la tiene el bebé

Pero entonces ¿Cómo saber cuánto debe tomar y cada cuanto tiempo? La respuesta está en el bebé. Él sí que tiene en su cerebro un ordenador que integra toda esa información y la reduce a una respuesta muy simple: Tengo hambre/no tengo hambre.

Hasta que no seamos capaces de superar la capacidad de procesamiento de ese ordenador y mientras no tengamos muestras claras de que no está funcionando bien en un niño concreto, llevarle la contraria es sólo un alarde de desconocimiento.

Pues se estuvo haciendo durante mucho tiempo. Los pediatras recomendamos durante años establecer pautas rígidas de alimentación con el pecho.

Se recomendaba erróneamente a las madres:

  • Aguantar al bebé 3 horas entre toma y toma, e ir aumentando ese tiempo de forma progresiva conforme crece.
  • No más de 15 minutos en cada pecho.
  • Pesar antes y después de la toma al bebé para cuantificar lo que toma y si no llegaba a esos 150ml/kg/día, suplementar con biberón.

Cuando se siguen estas indicaciones al pie de la letra la consecuencia es clara: El pecho no funciona.

Por eso cuando una abuela cuestiona que sea correcto dar el pecho a demanda yo suelo decirle: «¿Pudo usted dar a sus hijos pecho durante más de 3 meses?». La respuesta sistemática es: «No, es que no tenía suficiente leche».

Actualmente mi recomendación es:

  • Cada vez que creas que tu hijo tiene hambre o dudes sobre si es hambre u otra cosa: Ofrece el pecho. Si lo toma y se tranquiliza es que es lo que necesitaba.
  • Controlaremos el peso y cómo está el niño. De modo que si la ganancia de peso es escasa, el bebé está poco activo o come con ansiedad debes ofrecerle el pecho con más frecuencia.
  • Si aún haciendo esto el bebé está muy irritable, muy poco activo, la evolución de peso no es buena o rechaza el pecho, valoraremos si hay algo que podamos corregir en la lactancia para que mejore.
  • Si tras repasar todos los problemas que pueden resolverse en la lactancia no logramos que mejore, nos planteamos suplementar. Mientras la madre desee seguir dando el pecho el objetivo de esa suplementación debe ser superar un problema momentáneo o fortalecer al bebé para que con un mejor vaciamiento del pecho logre aumentar la producción para llegar a prescindir del suplemento.

Mis disculpas a aquellas madres a las que recomendé otra cosa antes de entender esto.

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Incontinencia urinaria en el posparto

Incontinencia Urinaria Posparto

Qué hacer para resolver la Incontinencia Urinaria en el Posparto y otras disfunciones del suelo pélvico.

Esta es la segunda colaboración de ensuelofirme.com en nuestra web.

El embarazo y el parto son dos momentos clave en la vida de cualquier mujer, tanto por la multitud de cambios que experimenta en el plano físico, como en el emocional y, sin lugar a dudas, por lo que atañe a la estabilidad e integridad de su suelo pélvico.

Si en la recta final del embarazo, como te contaba en este post  ya era frecuente encontrar mujeres que presentaban escapes de orina al toser o estornudar, el posparto va a ser de nuevo una etapa de riesgo en la que la incontinencia urinaria podrá aparecer o continuar, sumada además a otras posibles complicaciones del posparto, como el dolor al retomar las relaciones sexuales (a menudo provocado por las cicatrices de desgarros o episiotomías practicados en el parto) o la sensación de pesadez en la zona genital (propia del descenso de órganos pélvicos o prolapso).

¿Cómo pueden afectar el embarazo y el parto al suelo pélvico?

El aumento del tamaño del útero, con el crecimiento progresivo del bebé y la placenta, supone un incremento de presión sobre los músculos que cierran la pelvis por su parte inferior, es decir, sobre el suelo pélvico, que ha de contrarrestar este “peso extra” durante los nueve meses de gestación.

Este simple hecho, independientemente de cómo se desarrolle el parto (cesárea o parto vaginal) ya es causa suficiente para el debilitamiento de la musculatura perineal y puede desencadenar una incontinencia urinaria en el posparto.

La manera en que la mujer dé a luz indudablemente también tendrá consecuencias sobre la salud de su suelo pélvico.

Este conjunto de músculos (y otras importantes estructuras) no responde del mismo modo tras un parto natural que instrumental (con fórceps, ventosa, etc.); no sufrirá la misma presión durante unos pujos tumbada y en apnea (aguantando la respiración) que con unos pujos en exhalación y favorecidos por la Ley de la gravedad; no se recuperará igual si ha sufrido una episiotomía o desgarro que si ha sido capaz de elastificarse de forma natural al paso de la cabecita del bebé.

Tanto el aumento de presión mantenido durante la gestación como en el momento álgido del parto puede provocar un debilitamiento y distensión de los músculos perineales, interfiriendo negativamente en:

  • Sus funciones de sostén: el suelo pélvico se encarga de sostener las vísceras pélvicas: vejiga y uretra, útero y vagina, intestinos, recto y ano.
  • Su función de continencia: los músculos del suelo pélvico forman los esfínteres, tanto de la uretra (conducto que comunica la vejiga con el exterior para expulsar la orina) como del ano (de cuyo adecuado cierre depende la continencia de gases y heces). Un fallo en estas estructuras, por debilitamiento muscular o por daño nervioso, puede provocar escapes de orina, incontinencia fecal y dificultad para contener los gases.
  • Su función sexual: unos músculos perineales débiles o hipotónicos, o bien hipertónicos (con un aumento de tensión en estado de reposo) sea por lesión muscular o de los nervios del suelo pélvico, pueden ser el origen de disfunciones sexuales como la aparición de dolor en las relaciones (dispareunia), disminución en la calidad de las mismas, dificultad para llegar al orgasmo, etc.

¿Se puede solucionar la incontinencia urinaria posparto?

En el mejor de los casos, la incontinencia urinaria posparto puede ser transitoria, es decir, resolverse transcurrido un breve periodo de tiempo, una vez que las estructuras pélvicas, los músculos y los nervios perineales recuperan su estado previo al embarazo.

Sin embargo, esto no es lo habitual, y a diario vemos en consulta cómo las mujeres tras haber dado a luz, y a fin de superar la incontinencia urinaria y otras complicaciones asociadas al posparto, necesitan prestar una atención especial a su suelo pélvico durante esta etapa y realizar una reeducación específica de la zona abdomino-pélvica, algo esencial para recuperarse adecuadamente y volver a disfrutar de la vida, en todos los sentidos.

El cuerpo de una mujer durante el posparto viene de sufrir una gran transformación, progresiva, a lo largo de la gestación; pero también súbita, tras el parto. Por ello, necesita la ayuda de determinados especialistas en el cuidado de la mujer durante esta etapa: ginecólogos, matronas y fisioterapeutas de suelo pélvico.

La importancia de la valoración del suelo pélvico en el posparto

Si alguien me preguntara qué me gustaría que me regalasen tras haber dado a luz, sin duda, respondería: una buena rehabilitación del suelo pélvico.

El gran reto en el posparto no es recuperar la talla de pantalón que utilizabas antes de quedarte embarazada. El verdadero reto es lograr que aquellas funciones que tu suelo pélvico realizaba sin que tú fueras consciente, se puedan seguir llevando a cabo.

Retomar tu deporte favorito sin tener escapes de orina, volver a utilizar un tampón durante la menstruación sin que se te caiga, disfrutar de tus orgasmos, practicar la penetración sin sentir dolor, contener las heces o aguantar los gases… pueden ser tarea difícil si tu suelo pélvico sufre una disfunción.

Por ello, una vez transcurridas seis semanas del nacimiento del bebé (ya sea vía vaginal o por cesárea), es necesario acudir a un fisioterapeuta especialista en suelo pélvico que valore el estado de la musculatura abdominal y perineal, y que diseñe un plan de tratamiento para la recuperación integral de la mujer.

Aunque lo ideal sería haber acudido ya durante el embarazo a este profesional, para que valorara nuestros músculos antes del parto y nos diera una serie de recomendaciones tanto para el final de la gestación, como para el día del parto, como para el posparto inmediato y el tardío.

Pero tranquila, si no lo hiciste antes y acabas de ser mamá, en este artículo encontrarás algunas recomendaciones básicas para el cuidado de tu suelo pélvico en el posparto.

¿Cómo puede ayudar la reeducación pelviperineal en la incontinencia urinaria posparto?

En países vecinos como Francia, la seguridad social cubre diez sesiones individuales de fisioterapia para la recuperación posparto. Algo que no es de extrañar, ya que la mayoría de las mujeres presenta algún tipo de disfunción en esta etapa.

Una adecuada valoración abdomino-pélvica, un diagnóstico acertado y un tratamiento profesional por parte de un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico son la clave para superar la incontinencia urinaria posparto.

En función del origen de los escapes de orina (bien por debilidad de la musculatura, o por descenso de algún órgano pélvico, o por afectación neurológica), tu fisioterapeuta de suelo pélvico pondrá a tu disposición un amplio abanico de técnicas para paliar y, en la mayoría de los casos, solucionar la incontinencia urinaria.

El uso de herramientas como el biofeedback o la electroestimulación, la práctica de gimnasia abdominal hipopresiva y de ejercicios perineales, el aprendizaje de técnicas de reeducación y entrenamiento vesical, y el mantenimiento de una correcta higiene postural son algunas de las claves para recuperarse, en todos los sentidos, de los efectos que el embarazo y el parto tienen sobre el cuerpo de la mujer.

Tanto si acabas de ser mamá, como si tu bebé ya ha cumplido varios meses de vida, y tienes síntomas de disfunción del suelo pélvico, hazme caso: no te resignes y busca la ayuda de un profesional cualificado.

Tener pérdidas de orina, sentir dolor pélvico o lumbar, ver disminuida la calidad de las relaciones sexuales o cualquier otra anomalía que puedas asociar con tu suelo pélvico no es una consecuencia normal del embarazo o del parto ni un peaje que debas pagar por haber sido madre.

Desde En Suelo Firme trabajamos para ayudar, tanto a hombres como a mujeres, a cuidar su cuerpo de forma integral, con especial atención a la esfera pelviperineal, enseñándoles a conseguir y preservar la salud de su suelo pélvico, en cualquier etapa de la vida, y tengan o no síntomas de disfunción perineal. No te conformes, busca información de calidad y ayuda profesional.

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Las Varices en el Embarazo ¿Cómo evitarlas?

Varices en el Embarazo ¿Cómo evitarlas?

En el embarazo es habitual la aparición de varices. El Doctor Fernando Selles, Cirujano Vascular explica a las madres lo que pueden hacer para evitarlas.

¿Porqué aparecen las Varices en el Embarazo?

Pues normalmente las varices aparecen por varios motivos. El más importante de ellos es la tendencia genética de cada persona. Es sabido que la causa mas frecuente de varices en general es la hereditaria. La persona que tiene dicha herencia, tarde o temprano , desarrollara varices de mayor o menor tamaño.

Por otro lado también tenemos que tener en cuenta qué a medida que va transcurriendo el embarazo , las venas , que tiene que subir la sangre al corazón desde las piernas, tienen mas dificultad para drenar esa sangre. El útero va creciendo y comprime las venas que pasan tras él.

Esto produce una dilatación de las venas y la posterior aparición de las varices .

Tipos de varices en el embarazo

Existen diferentes tipos de varices desde las más pequeñas hasta las mas grandes. Unas que son evidentes en la superficie de la piel y otras que no vemos porque están en el interior de las piernas.

¿Son un problema grave las varices en el embarazo?

La aparición de varices no deben preocupar en demasía ya que es un problema banal , pero sí sería recomendable tomar una serie de medidas para evitar que lleguen a molestar y a causar complicaciones.

Las molestias que ocasionan suelen ser: calambres, hinchazón, edemas, pigmentaciones de la piel.

Dentro las complicaciones que pueden existir encontramos las flebitis ( inflamaciones de las varices), trombosis y hemorragias .

Mi consejo es que cualquier embarazada con tendencia a tener varices tome las siguientes medidas para evitar o disminuir la aparición de varices durante el embarazo.

Consejos para evitar la aparición de varices durante el embarazo

  1. Intentar realizar ejercicio moderado todos los días . Andar o nadar 1 hora todos los días.
  2. Usar pantys de compresión normal de embarazo ( se coloca por la mañana y se retira por la noche ). Se pueden comprar en cualquier farmacia.
  3. Si tienen muchas molestias tipo pesadez o calambres, pueden usar a partir del 2º trimestre algún tipo de venotónico (diosmina®, daflon®, venoruton® )
  4. Darse duchas frías en las piernas todas las noches , aplicando posteriormente una crema relajante como legvass® emulsión. Con esta realizar masajes de los dedos del pie hacia arriba con ambas manos , ya que esto ayuda al drenaje del líquido acumulado.
  5. No ganar mas de 9 – 10 kilos de peso en el embarazo , ya que esto dificulta el retorno venoso
  6. Dormir del lado izquierdo para evitar compresiones por el útero en la vena cava que es la que tiene la función de subir la sangre al corazón.

Después del embarazo las varices tienen solución

De todas formas, si pasado el embarazo sigues con varices , deben ser valoradas por un especialista en Angiología y Cirugía Vascular para que determine que terapia es la mejor en cada caso.

Espero os haya servido esta nota . Si es así podéis darle al me gusta o compartirlo con vuestros amigos.

Hasta la próxima

 

Fernando Sellés, Cirujano Vascular
Dr. Fernando Sellés Especialista en Angiología y Cirugía Vascular
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Pekemito: La leche materna no alimenta

Grietas en el pezón durante la Lactancia Materna

Uno de los mitos más extendidos: Por encima de los «x» meses la leche materna ya no alimenta y es mejor dejar el pecho y dar biberón si el niño no gana peso.

En los últimos años se está recuperando la «Cultura del Pecho». Esto significa que por desgracia la generación anterior de madres vivió una época en la que paradógicamente la extensión de la Pediatría significó una desinformación en muchos aspectos.

Hay quien opina que fue algo interesado promovido por las empresas productoras de leche artificial. Yo creo que el motivo fue otro.

La Pediatría es una especialidad médica joven. No por los pacientes a los que tratamos, sino porque no tienen la antigüedad de otras. En España hasta hace unos 60 años no existían los pediatras de forma general. Había médicos especialistas en niños. Pero la mayoría de los niños eran atendidos por médicos generales. De hecho fuera de España son muchos los países donde no hay pediatras de atención primaria.

Pero la aparición de la atención primaria en Pediatría ha sido muy positiva. Tenemos una de las tasas de mortalidad infantil más bajas del mundo.

El problema es, y es aquí donde la perjudicada fue la lactancia materna, que se entendió que para ganar credibilidad como especialidad médica había que hacerlo todo muy científico. Y en esa época ser científico era poner cifras a todo.

Cifras que se definían y algunos siguen definiendo en lactancia materna

Tiempo entre las tomas de lactancia materna. Se instauraron pautas rígidas recomendando no dar el pecho antes de «3 horas».

Tiempo en cada pecho. Se decían cosas como que no había que dejar al bebé tomar un pecho más de 10-15 minutos.

– Se llegó incluso a recomendar pesar al bebé antes y después de cada toma para saber lo que comía y suplementar si no se alcanzaba la cantidad «necesaria» según tablas de «aportes necesarios».

Ganancia de peso adecuada. Por debajo de la cual habría que suplementar o sustituir la lactancia materna por artificial.

La realidad respecto a todas estas cifras es que son falsas. Como lo son aplicadas a muchas otras cosas cuando hablamos de seres vivos (horas de sueño, cantidad de comida, capas de ropa…).

Hay que entender que somos seres vivos, y como tales debemos adaptarnos a ambientes y circunstancias cambiantes. Nuestro cuerpo tiene mecanismos de autorregulación para dirigir esos cambios. De modo que independientemente de patrones simplistas unas veces tenemos más hambre, más sueño o más frío y otras menos. Y lo razonable es no oponernos a esos mecanismos de regulación más que cuando tenemos evidencia de que no funcionan bien.

La época en la que se interfirió la lactancia materna con cifras es la época de declive de la lactancia. Simplemente porque se impedía que la lactancia materna adaptase su producción a las necesidades del niño y eso hacía que más pronto que tarde se hiciese insuficiente.

Edad a la que dejar de dar pecho. Que es el tema que nos ocupa hoy.

¿Cuándo deja la lactancia materna de ser un alimento adecuado?

Voy a ser simple. ¿Cuándo deja de alimentar la leche de una vaca lechera? ¿6 meses después de que empiece a producir leche? ¿Un año después? ¿Dos?

¿Sabéis cuanto hace que la produce la vaca cuya leche compras en el supermercado? ¿Te preocupa? ¿O es simplemente leche?

Pues eso.

La composición de la leche materna cambia desde que el niño nace. Al principio es el calostro, con unas características más acordes a la necesidad del Recién nacido. Y luego va evolucionando a lo que llamamos leche madura.

Pero una vez que se alcanza esa «leche madura» se mantiene su composición mientras mantengamos la lactancia materna. Igual que se mantiene de forma estable la composición de la leche de cualquier mamífero (incluida la vaca, la oveja o la cabra que se ordeñan con regularidad).

Pero algunos dicen que llega un momento en que la leche materna va perdiendo propiedades y deja de ser adecuada para alimentar al niño.

No es raro aún (por desgracia) que lleguen madres a la consulta a las que a partir de los 3-6 meses han recomendado dejar el pecho y sustituirlo por leche artificial porque el bebé está ganando menos peso… Y se les ha dicho que el pecho ya con esa edad no les alimenta.

Ideas que no se tienen en cuenta cuando se dice algo así:

Cuando un bebé crece la ganancia de peso de cada semana se va reduciendo, por eso son curvas de peso, no líneas rectas de peso. Esto ocurre sea cual sea la alimentación del bebé.

Por encima de los 4-5 meses algunos bebés ya no suben de peso de forma regular, sino en pequeños saltos. Pueden pasar algunas semanas con una ganancia «muy escasa» y de repente en una sola subir «más de lo normal». De nuevo es algo normal sea cual sea su alimentación.

La recomendación de enriquecer la lactancia materna con alimentación complementaria con otros alimentos por encima de los 6 meses no nace de que el pecho pierda propiedades. Sino de que hay ciertos nutrientes (el más conocido es el hierro) que el bebé adquirió durante el embarazo a través de la placenta y el pecho aporta en cantidad insuficiente para poder mantenerse de por vida. Esto no es un fallo del pecho, está diseñado para alimentar adecuadamente de forma exclusiva al bebé durante los primeros meses de vida. Pero somos omnívoros, no lactantes perpetuos. Eso no significa que la leche materna deje de poder competir por encima de cierta edad con cualquier otra leche y ser la mejor. Sino que necesitamos una dieta más variada. Por eso los preescolares que rechazan la comida y sólo toman leche tienen problemas de nutrición. Pero da igual que sea materna o de otro tipo. Es que por encima de cierta edad tomar sólo leche no es suficiente.

Sustituir la leche materna por leche artificial no soluciona nada y puede generar problemas. Si un bebé tiene problemas tomando pecho por falta de nutrientes podemos plantearnos solucionar los problemas que hacen que el pecho no sea suficiente, si no se resuelve podemos suplementar (si se hace bien, la mayoría de los casos se hace de forma transitoria para reforzar al niño y una vez que toma mejor, podemos potenciar el pecho para prescindir del suplemento). Pero lo que en ningún caso es una solución es suspender el pecho. La composición de la leche artificial no supera a la leche materna, y puede ser origen de alergias o intolerancias. No tiene sentido cambiar un alimento mejor tolerado por otro que no sabemos cómo tolerará.

Resumiendo: Que la leche materna es el mejor alimento para un bebé durante los primeros meses de vida, y una vez que se introduce alimentación complementaria sigue siendo la mejor leche que puede tomar un niño mientras madre e hijo decidan seguir con la lactancia materna.

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Pekemitos: «No hacer dando el pecho»

Grietas en el pezón durante la Lactancia MaternaSeguimos debatiendo sobre mitos infundados sobre crianza de bebés: «No bebas agua mientras le das el pecho, que te agua la leche y no le alimenta».

La gente parece tener unas ideas extrañas sobre cómo funciona la lactancia materna, y el cuerpo en general. No se explica de otro modo que se digan ciertas cosas.

Es evidente que todo lo que toma la madre puede influir sobre la composición del pecho. Pero la forma en que lo hace no es tan inmediata ni tan indiscriminada.

Se dice muchas cosas sobre alimentos o conductas de la madre que pueden generar problemas en la lactancia.

Los más frecuentes que suelen comentarme son:

No bebas agua dando el pecho

A lo que se refiere el aviso no es evidentemente a que no se beba mientras dure la lactancia materna, sino a no hacerlo mientras el bebé está mamando.

Y el motivo que suele darse es que si se hace aguará la leche materna haciendo que el bebé no se alimente suficientemente.

Pues no.

Cuando la madre bebe líquido, pasa a su estómago y después a su intestino. Es al final del intestino donde se produce la máxima absorción de líquido, en el colon. Desde que se bebe hasta que se absorbe pasa un buen rato. Y esa absorción es gradual.

Pero es que además la leche materna la produce la glándula mamaria con más o menos cantidad de agua en función de otros muchos factores que nada tiene que ver con lo que se esté absorbiendo en el intestino. Salvo condiciones de deshidratación importante, la leche tiene una composición estable de agua.

Así que no te preocupes, si tienes sed mientras tu hijo está mamando, bebe agua sin problema.

No comas cosas que den gases dando el pecho o el bebé tendrá gases

La razón por la que las legumbres producen gases es la fermentación que sufren en el intestino. La razón por la que lo hacen las bebidas gaseosas es porque contienen directamente gas en la bebida.

No hay manera posible por la que esas burbujas pasen a través de la sangre de la madre hasta el pecho y aparezcan en la leche materna.

Así que puedes comer legumbres y beber gaseosa con la única preocupación del dolor por gases que pueda provocarte a ti. Pero de ningún modo eso producirá gases al bebé. Las causas de los gases en un bebé nada tienen que ver con eso.

No tomes el «alimento x» dando el pecho porque el bebé rechazará tu pecho

Hay alimentos que pueden cambiar el sabor de la leche materna. Del mismo modo que pueden cambiar el olor de la orina. El ejemplo más conocido son los espárragos.

Pero de ahí a que eso genere un rechazo de la leche materna por parte del niño hay un abismo. Las madres tienen que tener una dieta variada. Muchos de los alimentos que tomen pueden afectar a la composición de la leche, e incluso a su sabor, porqué no. Pero no conozco casos de niños que por eso dejen de tomar el pecho.

Estos tres ejemplos que podrían completarse con muchos más son una muestra de las muchas cosas que se dice a las madres y que no sirven más que para generarles inseguridad y estar constantemente agobiadas por detalles absurdos.

Si tienes sed bebe agua, en la comida procura tener una dieta variada y ya se encargará el pecho de fabricar el mejor alimento para tu hijo.

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Sacaleches. Cuándo y cómo en lactancia materna

Grietas en el pezón durante la Lactancia MaternaLos sacaleches en lactancia materna son útiles en algunas ocasiones. Pero ¿Cuándo, cómo se usan o cuál escoger? Son dudas frecuentes que podemos resolver.

Este artículo es fruto de una colaboración que esperamos os resulte interesante: Pediatra (Jesús Garrido de MiPediatraOnline.com) y Farmacéuticos (de lafarmaciadelbebe.eu) vamos a colaborar en los próximos meses en una serie de artículos en los que deseamos aclarar algunos temas en que ambos profesionales solemos aconsejar a los padres. Deseamos que os resulten útiles y que aportéis en redes sociales vuestras experiencias.

Qué es un sacaleches o extractor de leche materna

Básicamente en un aparato que succiona. Los hay de muchos tipos y su utilidad es vaciar el pecho cuando el bebé no puede hacerlo suficiente o de forma adecuada.

Hay muchos tipos y de muchas marcas. Después hablaremos de ellos.

Pero lo primero que debemos aclarar son las situaciones en las que el Sacaleches puede ayudar:

Situaciones en las que suele usarse el sacaleches

Pueden ser más de las que vamos a enumerar, pero hablaremos de las más frecuentes.

Niños prematuros o enfermos

En ocasiones el bebé no puede mamar de forma suficientemente efectiva. Cuando preveamos que esto va a ser una situación transitoria pero que puede durar varios días o semanas tenemos un problema. El pecho funciona de forma que produce más leche cuanto más se vacía. Pero si no lo vaciamos, primero aparecerá la sensación de ingurgitación mamaria, que puede llegar a ser muy desagradable, pero después se iría reduciendo la producción de leche hasta que se retirase.

Para evitar esto podemos usar el sacaleches:

  1. Alivia la ingurgitación.
  2. Nos permite extraer la leche que podemos en algunos casos suministrar al bebé aunque él no sea capaz de tomarlo directamente del pecho o almacenarlo para cuando se recupere.
  3. Mantenemos la producción de leche para que, llegado el momento en que el bebé pueda volver a tomarlo directamente, esté a punto.

De hecho no pensar en el tema cuando un bebé enferma, es motivo de que muchas lactancias se pierdan.

Malformaciones de la boca o paladar

Las más frecuentes son el frenillo y el labio leporino. Especialmente en el segundo se puede dificultar la lactancia de forma importante. Ambos problemas tienen solución con cirugía. En algunos casos de frenillo muy simple. Pero en otros es más compleja (sobre todo en el labio leporino) y eso hace que a veces se retrase. Si hasta que se resuelva el problema no usamos el sacaleches la lactancia se perderá. Como en el caso anterior podemos guardar la leche para suministrársela al bebé por otros medios o almacenarla.

Extracciones temporales por toma de determinados medicamentos

Hay situaciones en que una enfermedad de la madre debe ser tratada con medicamentos que contraindican la lactancia de forma total. Cuando esto ocurre, para mantener el pecho es necesario seguir vaciándolo y ahí de nuevo el sacaleches entra en escena.

Pero aprovecho este artículo para volver a comentar algo importante. Pocos médicos tienen clara el grado de contraindicación de los medicamentos con la lactancia materna y ante la duda en ocasiones se contraindica la lactancia de forma innecesaria. Para resolver ese problema se creó e-lactancia.org

Os la recomiendo. Es una web en la que podéis consultar cualquier medicamento y su acción sobre la lactancia, y si pasa o no a través de la leche materna al bebé. Especifica cuales son los efectos que puede producir en el lactante si los hay. Y según todo eso establece grados de recomendación.

En muchos casos el tratamiento de la madre es posible manteniendo la lactancia o existen medicamentos alternativos que lo permiten.

Pero en los casos en los que no es así podemos usar el sacaleches para seguir extrayendo la leche aunque no podamos darla al bebé hasta que desaparezca el medicamento del organismo.

Incorporación al mundo laboral

En España la baja maternal es ridícula. Partamos de esto para entender que cumplir la recomendación de la OMS sobre mantener el pecho como alimento exclusivo de los lactantes hasta los 6 meses es complicado cuando la baja laboral no llega a esa duración. Cosa que ocurre en este país.

Si la madre quiere mantener esta lactancia como alimentación exclusiva puede usar el sacaleches para extraerse leche en los momentos del día en que sobra y guardarla para que se la den al bebé cuando ella no está, durante su horario laboral.

Es una solución parcial, que en muchos casos es bastante engorrosa, pero que algunas madres llevan bastante bien.

Relactación

Cuando una madre ha dejado de dar el pecho por cualquier motivo pero desea volver a darlo es posible lograrlo con el uso del sacaleches. Si se es constante puede lograrse recuperar la lactancia o incluso inducirla cuando nunca se llegó a instaurar. Se ha usado incluso para producir lactancia en casos de adopción, lo que nos hace ver que esto es posible en muchos más casos de los que creemos.

Existen otras situaciones en las que puede ser útil el sacaleches. Pero en todos los casos lo importante es tener claro que nunca hay mejor sacaleches que el propio bebé.

Muchas madres cuando empiezan a usarlo se desesperan, porque como todo necesita práctica y a veces la cantidad extraída resulta descorazonadora. La clave es persistir, hasta que se «pilla el tranquillo».

Pero recordad, siempre que sea posible, lo mejor es que sea el bebé el que extraiga la mayor cantidad posible de leche y usamos el sacaleches cuando no es posible que lo haga o es necesario para realizar un correcto vaciado del pecho.

Elección del sacaleches

Por: La Farmacia del bebé

Muchas de las consultas de lactancia que recibimos en La Farmacia del Bebé  son acerca de la conveniencia de comprar un sacaleches, y en ese caso, qué tipo es el más adecuado.

La elección de un sacaleches o extractor de leche materna, siempre debería venir determinada por la frecuencia de uso que le vayamos a dar y no por el presupuesto de que dispongamos. No en todos los casos necesitaremos un extractor eléctrico, y en una lactancia normal, en la mayoría de las ocasiones ni siquiera necesitaremos un extractor.

En cualquier caso es un producto que no debemos adquirir hasta que sepamos el uso que vamos a darle.

Tipos de sacaleches

Extractor manual

Se recomienda en casos de separación puntual del bebé o cuando vamos a extraernos una vez al día. También pueden ser útiles para ayudarnos a superar dolencias como pezones irritados y pezones invertidos o planos.

Ideales para un uso ocasional porque son muy fáciles de usar, limpiar, montar y desmontar, además de más económicos que los eléctricos.

Su uso requiere movimientos repetitivos de la mano sobre la palanca del extractor para extraer la leche.

Algunos de los extractores manuales más conocidos son el Harmony de Medela, Simplisse de Dr. Browns, Phillips Avent Scf310/20 y el extractor manual de Tommee Tippee.

Sacaleches manuales

Extractor eléctrico simple

Es el sacaleches que se recomienda en casos de extracciones diarias (1 o 2 al día), ya que permite sacar la leche con mayor rapidez (20-30 minutos) y son los que más se asemejan al patrón de succión de bebé, lo que ayuda a mantener el nivel de producción de leche materna.

En caso de que ya nos vayamos a incorporar al trabajo a media jornada nos puede ser de gran utilidad para generar reservas de leche materna para nuestro bebé. En caso de incorporación a jornada completa nos puede servir, aunque al extraer de un pecho cada vez, la extracción será más lenta que con un extractor eléctrico doble.

Los sacaleches eléctricos son muy fáciles de usar ya que solo se tiene que ajustar la succión y la velocidad de extracción.

Algunos de los extractores eléctricos simples de mejor calidad son el Medela Swing, Phillips Avent SCF292/01 y el Mini Electric de Medela.

Sacaleches eléctricos simples

Extractor eléctrico doble

Es el que normalmente recomendamos en caso de que vayamos a realizar extracciones prolongadas en el tiempo como incorporación al trabajo a jornada completa, bebés prematuros, partos múltiples, bebés con labio leporino, etc.

Son perfectos para compaginar con la lactancia, ya que al extraer de ambos pechos a la vez, recogen un gran volumen de leche en aproximadamente 10 minutos, permitiéndote generar reservas para que el bebé siga tomando tu leche mientras estás en el trabajo.

Normalmente son los extractores más eficientes y duraderos, debido a la capacidad (succiones por minuto) de su motor. Los extractores poco potentes o a pilas realizan menos succiones por minuto y la succión es más fuerte pudiendo causar dolor.

En este caso nuestro extractor de referencia es el modelo de Medela Swing Maxi

Sacaleches eléctrico doble Medela Swing

Sacaleches de descongestión o tipo “pera”

Su función no es extraer leche para almacenar, sino descongestionar el pecho de forma ocasional como por ejemplo cuando el bebé no puede agarrarse al estar demasiado tenso.

También puede servirnos para estimular y extraer un poco de leche antes de iniciar la toma o eliminar la leche residual del pecho tras la misma. Suelen ser muy económicos.

Algunos de los modelos más conocidos son Chicco Descongestión Rápida (R61735) y Suavinex Descongestión Pecho

Sacaleches tipo pera Chicco

En resumen, para elegir el sacaleches adecuado debemos prestar atención a cuánto lo vamos a usar, donde y el tiempo que dispondremos para la extracción.

Resumen para escoger el Sacaleches más adecuado

Accesorio más importante: el embudo

Tan importante es la elección del sacaleches como el diseño y tamaño del embudo o copa que vayamos a utilizar.

El embudo o copa es el accesorio del extractor en el que se introduce el pecho, y del que dependerá en gran parte tanto tu comodidad como la eficacia de la extracción.

Debe elegirse en función del tamaño del pezón, por lo que cada mamá necesita su tamaño adecuado, sobre todo para evitar dolor y grietas o bien una escasa extracción de leche.

Si el embudo es demasiado pequeño, no se introducirá correctamente el pezón o no se acoplará correctamente. Si por el contrario, es demasiado grande, entrará parte de la areola dentro de la copa. En ambos casos la extracción no se realizará correctamente, y además es muy probable que nos haga un poco de daño.

La clave para saber si el tamaño correcto es que el pezón quede en el túnel del embudo, sin que le falte espacio. La areola del pezón no debe introducirse dentro del túnel. También puede ocurrir en algunos casos que se necesiten tallas distintas para cada pecho.

Algunos modelos de extractores como los de Avent y el Sacaleches Manual de Dr. Browns tienen una copa flexible que se adapta al pecho. En estos casos la talla es única.

Por otro lado, en los extractores de Medela debemos tener en cuenta que sí que hay tallas (S, M, L, XL y XXL), aunque el sacaleches, por defecto trae la talla M. Si necesitamos otra talla tendremos que comprarla por separado.

Como usar el sacaleches

Lavado de manos

Lavarse las manos con agua y jabón es una forma barata y eficaz de prevenir enfermedades (gripe, bronquiolitis, neumonía, etc.). Sin embargo a veces olvidamos este paso tras cambiar los pañales al bebé y antes de tocar a bebés lactantes.

Es muy importante lavarse convenientemente las manos antes de empezar a usar el sacaleches y sobre todo cuando manipulemos la leche extraída.

Limpieza y esterilización del sacaleches

El sacaleches es el sitio perfecto para la proliferación de bacterias. No limpiarlo debidamente es un riesgo tanto para la madre como para el bebé.

Lo que realmente garantiza la ausencia de microorganismos es la esterilización. Es conveniente seguir las instrucciones del fabricante pero por norma general la frecuencia de esterilización depende de:
•    Si el bebé es menor de tres meses, prematuro o está enfermo, hay que esterilizar a diario.
•    Si se extrae leche para almacenarla durante bastante tiempo es conveniente esterilizar a menudo.
•    En bebé mayores a tres meses la frecuencia de esterilización puede ser menor.

Por otro lado es importante que no guardemos la piezas del esterilizador encajadas hasta que estén completamente secas, para evitar el crecimiento de nuevas bacterias y  gérmenes.

¿y por qué soy tan pesada con la higiene? Pues por las infecciones. En la leche materna se encuentran bacterias de forma fisiológica. En la microbiota normal se encuentran estafilococos, estreptococos y las bacterias lácticas. En condiciones normales no hay ningún problema, pero si el bebé tiene las defensas disminuidas o es prematuro, o la mamá tiene alguna grieta en el pezón hay que extremar las precauciones porque la concentración bacteriana aumenta en caso de mastitis y enfermedades infecciosas como bronquiolitis, diarreas, gripes, etc. Nunca pasa nada hasta que pasa…

Métodos de esterilización del sacaleches:
•    Método tradicional: sumergir y hervir los utensilios entre 5 y 10 minutos.
•    Esterilizador (por acción vapor).
•    Soluciones desinfectantes al agua: Método Milton o hipoclorito al 1%.
•    Esterilización en microondas.

Cada mamá deberá elegir el método que más se ajuste a sus necesidades y siempre seguir las instrucciones del fabricante.

¿Se recomiendan los sacaleches usados o de segunda mano?

Nuestro consejo es siempre que NO.

Como medida preventiva e higiénica se considera que los sacaleches son de uso personal y no son seguros (bacteriológicamente hablando) para uso compartido.

Algunas partes del sacaleches no se pueden limpiar ni esterilizar pudiendo haber riesgo de contagio de enfermedades.

El aire producido por la succión arrastra las bacterias que existen de forma natural en la leche materna y éstas colonizan todas las superficies del sacaleches, y de ahí van a la leche extraída.

Los sacaleches son un foco de acumulación de bacterias, por eso no se deben utilizar para sacar muestras para cultivo en casos de mastitis e infecciones por hongos, ya que siempre dan resultados falsos (falsos positivos). Por otro lado el citomegalovirus (de la familia de los herpes) es un virus del que el portador puede desconocer su contagio.

El citomegalovirus es el que se transmite con más frecuencia a los bebés durante el embarazo y se puede transmitir también a través de la leche materna.

Es diferente en el caso de sacaleches de uso hospitalario que están diseñados para que la leche materna nunca entre en contacto con las partes del sacaleches que son compartidas (biberones y tubos que se enganchan al motor del extractor). Además tienen un filtro de membrana antibacteriano y un mantenimiento muy estricto para evitar infecciones, al igual que cualquier aparato hospitalario.

En el caso de extractores de uso individual hay partes que no pueden ser esterilizadas, no pudiendo garantizarse la seguridad para que lo utilicen otras madres. El motor está conectado al tubo donde se recoge la leche por lo que tampoco sirve cambiar el kit de accesorios.

Técnicas de extracción

Tan importante es la elección del sacaleches como el uso que hagamos de él, tanto en lo referente al montaje (siguiendo siempre las instrucciones del fabricante), como a la técnica que empleemos para realizar las extracciones.

Siempre recomendamos los siguientes pasos para una extracción correcta:
1.    En primer lugar un masaje de estimulación o bien colocar un paño caliente en el pecho durante unos minutos (el paño caliente se desaconseja en casos de mastitis).
2.    Coloca el embudo en el pecho y sujétalo con la palma de la mano. Es importante no sujetar el sacaleches por el biberón, sino por el embudo.
3.    Hay que comenzar la extracción estimulando el flujo de leche. ¿Cómo se hace? Con movimientos de extracción rápidos y cortos, hasta que empiecen a salir las primeras gotas de leche (aproximadamente 2 minutos). En caso de disponer de sacaleches eléctrico esta estimulación se hace al cambiar el modo de extracción automáticamente.
4.    Una vez finalizada la estimulación comenzamos con una extracción lenta y relajada, para obtener la mayor cantidad de leche posible.

Si lo que queremos es aumentar la producción de leche es conveniente seguir la siguiente técnica cada dos horas:
1.    Estimula un pecho durante 5 minutos (pasos 3 y 4 anteriores) y para. Repetir con el otro pecho.
2.    Volver a estimular el primer pecho (pasos 3 y 4 anteriores) durante 5 minutos y parar. Volver a repetir con el otro pecho.

En total son 20 minutos con los dos pechos con un sacaleches manual. Con uno eléctrico puede reducirse a 10 minutos (2,5 minutos por pecho).

A las dos horas volvemos a realizar el mismo proceso. De esta forma se irán estimulando las glándulas mamarias para conseguir extracciones más abundantes.

En cualquier caso utilizad el sacaleches siempre con cautela, y parar si sentimos algún tipo de molestia o dolor.

Lo último que queremos provocar son problemas de ingurgitación (pechos inflamados y duros por la subida de la leche).

Extractores de leche materna

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Mitos que angustian en crianza

Pekemito: Si le cortas el pelo hablará más tarde.

Mitos que angustian. Respuesta a una madre en Facebook, Pekemito: Si le cortas el cabello a tu bebé sin decir sus primeras palabras, les cuesta mucho hablar.

Este ha sido el pekemito más votado de este martes. Podrían haber surgido otros, como que cortar las uñas en martes o en viernes hace que salgan padrastros….

Pero este me parece especialmente interesante porque reúne los principales elementos de una forma de influir sobre la crianza:

– Es claramente absurdo a poco que se piense.

– Recurre a una especie de relación mágica.

– Amenaza con consecuencias para el bienestar del niño si los padres actúan de modo diferente.

Y por alguna razón mucha gente cuando se lo dicen se lo piensa dos veces antes de arriesgarse.

Sirve como ejemplo de algo de lo que hablo en otro artículo: Influencia de familiares y amigos en la crianza.

Ser padres primerizos nos convierte en seres vulnerables

La mayoría de la gente que sin tener hijos haya leído este tema posiblemente se ría. Pero por alguna razón, el día que tienes un hijo empiezas a prestar oídos a cosas así.

La razón es que nos implica desde el punto de vista afectivo como nada lo ha hecho hasta entonces.

De repente somos los responsables del bienestar de un bebé indefenso que depende totalmente de nosotros. Y seamos sinceros. Nadie está preparado para algo así. Reconozco que ni siendo pediatra tenía claro todo lo que implica ser padre. Cuando mi hijo nación yo llevaba ya más de 10 años dando consejos a los padres. Pero fue la paternidad una de las cosas que me ayudó a entender que en realidad no tenía ni idea de lo que hablaba y que muchas de las cosas que me habían enseñado y yo transmitía a los padres resultaba tan absurdo como pensar que cortar antes o después el pelo a un bebé puede influir en su desarrollo del lenguaje.

Es entonces cuando te das cuenta de que los padres buscan constantemente respuestas, pistas, guías que les den cierta seguridad sobre que lo que hacen con su bebé es lo mejor que pueden hacer. Y que la información que les llega sólo contribuye a angustiarles en la mayoría de las ocasiones.

Poco a poco acaba uno entendiendo que hay que ser muy cuidadoso dando cualquier consejo. Especialmente cuando se hace como una «regla». Porque la implicación afectiva de los padres en la crianza puede hacer que llegue a entenderse y aplicarse de forma poco razonable y acabar generando problemas y angustia.

Hay gente que funciona así. Hay quien basa su forma de comunicarse con los demás en la intimidación y la amenaza. Algunos muchos más sutiles que el mito del que hablamos hoy, pero igualmente absurdos y con la misma capacidad de angustiar a los padres que lo oyen.

Llegamos así a lo que yo llamo «regla de oro de la supervivencia para padres novatos»:

«Cualquier cosa que te digan y no vaya acompañada de una explicación que te parezca razonable, ignórala.»

Y su derivada cuando doy cualquier consejo:

«Te he explicado porqué creo que esto es lo mejor, pero si alguien te da una explicación que te parezca razonable para hacerlo de otro modo, ignora mi consejo.»

 

 

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Pekemito: La pelusa en la frente y el hipo en bebés

La pelusa en la frente para que ceda el hipo en un bebé. Un mito más.

El hipo en los bebés y los métodos para quitar el hipo. El más exentedido en mi entorno, la pelusa en la frente. ¿Cuál te recomiendan a ti? ¿Te funcionan?

Seguimos con los mitos en crianza. Esas frases que pasan como consejos de persona a persona y con una validez «dudosa» o «infalibles», según con quien hables.

En esta ocasión habéis propuesto, y me ha gustado, porque es un tema que siempre me ha hecho gracia: El hipo en bebés y los sistemas para quitarlo.

¿Qué es el hipo en bebés?

El hipo es un movimiento brusco del diafragma. Es el músculo que separa el tórax del abdomen. Lo usamos para respirar. Cuando se contráe llenamos los pulmones, cuando se relaja los vaciamos. Se ayuda para esta labor de los músculos que hay entre las costillas y de algunos otros.

A veces el diafragma se contrae de golpe y tiene a hacerlo de forma repetida cada cierto tiempo (segundos). Eso es lo que llamamos hipo.

Todos los músculos tienen reflejos. Tienden a contraerse cuando los tensas. Pero los nervios dan órdenes que regulan esa contracción o relajación suprimiendo los reflemos.

Los bebés más pequeños tienen un menor control de sus músculos porque su sistema nervioso es más inmaduro y eso hace que los reflejos sean más llamativos en ellos.

El hipo suele aparecer en los bebés con más frecuencia cuando llenan la tripa de golpe, es decir, tras las tomas. En ese momento el contenido de la barriga aumenta de forma llamativa y tensa el diafragma. Su reflejo es contraerse.

Es un reflejo repetitivo que tiende a extinguirse sólo tras repetir una serie de veces. Y lo hace antes si la tensión del músculo se reduce. Lo que ocurre si el bebé echa gases, una bocanada o hace caca.

¿Funciona realmente la pelusa en la frente para que ceda el hipo de un bebé?

«Pues habría que hacer un estudio científico para decirlo»

Lo que te dirán los defensores del método, es que no falla. Siempre que le ponen la pelusa el hipo cesa.

Pero es que el hipo siempre cede. Más tarde o más temprano. Es como si le pongo un pelo pegado a un árbol de hoja caduca y afirmo que sirve para que se le caigan las hojas en otoño. Se le van a caer con pelo y sin pelo.

Pues eso ocurre con el hipo, que como acaba cediendo sólo, con pelusa y sin pelusa va a ceder.

¿Tiene alguna base que nos haga pensar que con la pelusa va a ceder antes? Pues desde luego, si la tiene, es desconocida para mí.

¿Debo preocuparme si mi hijo tiene mucho hipo?

Hay problemas que pueden generar un hipo que no cede. Pero son muy poco frecuentes y menos aún en bebés. Lo normal es que casi todos los bebés tengan hipo con bastante frecuencia. Podríamos extrañarnos si un hipo dura horas sin ceder. Pero aún no he visto un bebé al que le ocurra esto.

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¿Cuándo dejar la lactancia materna?

Cuándo dejar de dar el pecho a un bebé

«¿Cuándo sabemos que deben dejar la lactancia materna?» Respuesta a un Peketema propuesto por una madre en Facebook. Una respuesta con matices para entender.

Hay dos formas de enfocar esta pregunta:

  1. Hablar de hasta qué edad es recomendable mantener la lactancia y si hay una edad a partir de la que debería destetarse.
  2. Hablar de las circunstancias que con más frecuencia suelen usarse como argumento para dejar la lactancia materna.

Hasta qué edad es recomendable la lactancia materna

Esto es algo que ya he tratado en algún otro artículo. A mi modo de ver no hay una respuesta para todos igual. Para entenderlo, la lactancia materna tiene 3 funciones principales:

  • Nutricional. La leche es un alimento. El mejor diseñado para cubrir todas las necesidades del bebé durante los primeros 6 meses de vida. Y a partir de esa edad sigue siendo un elemento fiable y esencial en la dieta del bebé durante los primeros años de vida. Hay quien dice tonterías como que a partir de cierta edad la leche materna deja de tener alimento. Es tan absurdo como decir que una vaca produce leche aguada si la ordeñamos más de 6 meses…
  • Inmunitaria. La leche materna ayuda a modular la maduración del sistema defensivo, tanto para el reconocimiento y adecuada digestión de los alimentos durante la introducción de la alimentación complementaria en los dos primeros años de vida, como para la defensa contra infecciones y la selección de la flora intestinal. Esta maduración es esencial en los 2 primeros años de vida.
  • Emocional. La lactancia materna, cuando es placentera para el niño y la madre (esto es muy importante) refuerza el vínculo afectivo entre ellos y esto es muy importante para el desarrollo afectivo del niño. Aquí quiero hacer una aclaración que creo importante: Ni la lactancia garantiza que la relación afectiva entre madre e hijo va a ser adecuada ni la falta de lactancia imposibilita que lo sea. Pero cuando la lactancia se disfruta por ambos es un elemento de refuerzo muy positivo.

Teniendo en cuenta estos tres elementos, si quisiéramos definir fechas yo recomendaría  mantener la lactancia materna:

Desde el punto de vista inmunitario hasta completar al menos la introducción de la alimentación complementaria y, si es posible, hasta superar al menos el primer invierno de escolarización del niño.

Desde el punto de vista nutricional no tiene límite temporal.

Desde el punto de vista afectivo, para mí el esencial a la hora de decidir el destete de forma adecuada, cuando deje de ser un elemento placentero y buscado para relacionarse por parte de madre e hijo. Y en eso cada pareja madre-hijo tiene una evolución, unas circunstancias y unas características distintas y por tanto una edad diferente.

Lo importante en esta última es que quienes hay en el entorno se abstengan de dar opiniones secundarias.

Y si esto es imposible, que suele serlo porque todos opinan sobre la crianza de los que no son sus hijos, que la madre tenga la suficiente claridad de ideas y fortaleza de personalidad para no dejarse influenciar por ellas, ni para prolongar la lactancia ni para suspenderla.

Circunstancias que con más frecuencia son motivo de destete

  • Aquí voy a empezar por la que muchos defensores de la lactancia excluirían de la lista: Que la madre decida no dar el pecho. Pues sí. Es una causa plenamente justificada para ello. Ni yo ni nadie somos quien para pretender que dar el pecho es una obligación ni para juzgar los motivos por los que una madre decide no hacerlo. Y deberíamos ser capaces de respetarlo sin más. Demasiadas madres que no dan el pecho tienen la «obligación» de justificarse constantemente. ¡Ya vale! ¡Que la teta es lo mejor del mundo mundial! ¡Que sí! Pero que nadie conoce las circunstancias de cada caso y ninguna madre tiene la necesidad de estar constantemente justificando la forma en la que cria a su hijo ni en este tema, ni en ningún otro. Y generar sentimientos de culpa en una madre es fácil pero innecesario. Y si me apuráis, no es más que una muestra de falta de sensibilidad por parte de quien lo critica.
  • Por enfermedad de la madre: Concretamente porque la madre tenga una enfermedad que necesite medicación que sea incompatible con la lactancia. En este sentido hay dos consideraciones:
    • ¿Es imprescindible esa medicación? Mi respuesta es que cuando la enfermedad supone un deterioro importante de la salud de la madre, por supuesto. Pero también cuando produce un malestar que afecta de forma seria, aunque no pueda generar secuelas.
    • ¿No hay medicamentos alternativos para ese problema que sean compatibles con la lactancia? En demasiados casos los médicos no conocemos claramente los efectos de un medicamento sobre la lactancia o sobre un bebé cuya madre lo toma. Yo no lo sé en todos los medicamentos. Pero hay bases de datos donde pueden consultarse en un par de minutos. La mejor en español que conozco es e-lactancia.org
  • Por problemas del bebé. Podemos distinguir dos casos:
    • La lactancia en bebés enfermos: Hay bebés que enferman y eso les impide alimentarse correctamente al pecho. En estos casos, si se quiere dar lactancia materna existen opciones:
      • Si el problema es la incapacidad del bebé para succionar y se está alimentando por sonda, la madre puede extraerse la leche con un saca-leches y se puede dar esa leche por sonda nasogástrica. En la mayoría de los casos esto suele ser una situación transitoria y hacerlo así permite mantener la lactancia una vez superada la enfermedad del bebé.
      • Si el problema es que no tolera ni tan siquiera alimentación por sonda. Suelen ser también situaciones transitorias en las que se aporta lo que el bebé necesita por vena, en forma de suero o alimentación parenteral. De nuevo, si se quiere mantener la lactancia, la madre puede optar por el saca-leches y conservar esa leche para cuando el bebé se recupere. En muchos casos la recuperación del niño es más rápida que la de la producción de leche y puede venir muy bien tener esa leche guardada para complementar la toma directa de pecho hasta que se recupera la producción.
    • La lactancia materna cuando el bebé no gana peso:
      • En bebés sanos que no ganan el peso que dicen las tablas que debería. Hay niños que cuyo peso evoluciona por encima de la media y otros que lo hacen por debajo (mitad y mitad de hecho). Que un niño tenga un peso por debajo de la media no significa que no se alimente bien. La mitad de los niños sanos lo están. Las tablas de peso y talla se elaboran con niños sanos. Y «por narices» la mitad tienen que estar por debajo de la media. Cosas que tiene la estadística… Si un bebé toma pecho y está sano, da igual su percentil. Está sano, luego está suficientemente alimentado y sustituir la lactancia materna por artificial no cambiará eso. Y que suba del percentil 10 al 25 no es un beneficio que supere para nada a los de la lactancia materna.
      • En bebés que no ganan peso pero no están bien. Cuando un bebé no gana peso y es poco activo o llora mucho tomando sólo pecho, es que tenemos que plantearnos que posiblemente el pecho no está supliendo sus necesidades. Pero ante eso la solución no es suspender el pecho. En primer lugar debemos valorar si hay problemas que están haciendo que la lactancia no sea efectiva y se pueden corregir. Los más frecuentes:
        • No se pone al pecho con la frecuencia necesaria. Cuando un bebé no se alimenta lo suficiente llega un momento que por debilidad las tomas son demasiado cortas (se agota) o deja pasar demasiado tiempo entre las tomas (está agotado). En estos casos la solución es ofrecer el pecho con mucha más frecuencia aunque no lo pida. De este modo tomará cantidades pequeñas, pero con más frecuencia, lo que permitirá fortalecer al bebé para que vaya tomando mejor.
        • Frenillo. Muchos niños tienen frenillo. A algunos, a pesar de que lo tienen no les impide alimentarse bien, pero incluso en esos es mejor corregirlo porque al hacerlo solucionamos otros problemas posteriores y la alimentación suele mejorar. En los que lo tienen y se alimentan mal es algo a solucionar lo antes posible. Si la cosa se alarga podemos recurrir de nuevo al saca-leches para mantener la producción de leche.
        • La postura no es adecuada. Esto es un problema frecuente en los primeros días hasta que se explica a la madre o lo corrige ella misma por aprendizaje espontáneo.
        • Otros motivos que hacen que el pecho produzca menos de lo que el niño necesita y a veces no están claros. Hay quien se empeña en que el pecho siempre produce lo que el niño necesita y que el suplemento nunca es necesario. Pues no estoy de acuerdo. Me considero un «aceptable consejero de lactancia» y hay muchos casos en los que puede haber carencias puntuales de leche.
          • Un ejemplo frecuente. Recién nacido en torno a los 4 kg de peso o más. Yo explico a las madres que el pecho debe pasar de no producir nada a producir todo lo que un bebé necesita en cuestión de horas. Pero esto está ya «muy pensado». Los primeros días la mayoría de los niños están agotados tras el parto y empiezan pidiendo cantidades muy pequeñas. Además el calostro de los primeros días es leche muy concentrada en la que lleva mucho alimento y poco líquido (que no necesita porque ha estado empapado en líquido 9 meses). Y lo hacen de forma muy frecuente. Hay que entender que ha pasado de recibir alimento de forma constante a través de la placenta a recibirlo sólo en ciertos momentos. Lo más parecido es tomar muchas veces cantidades pequeñas. Pero es evidente que las necesidades de un bebé de 4 kilos o más no son las mismas que las de uno que ha pesado 2,7 kg. En los más grandes es normal que el pecho tarde algo más en alcanzar la producción necesaria. Y entonces surge la pregunta ¿Podemos suplementar? Pues claro. Y eso no significa perder la lactancia. Se puede hacer de forma que mantengamos la lactancia y acabemos eliminando los suplementos.

De hecho suplementar puede salvar lactancias, y sobre todo niños

Yo he visto casos en los que un bebé con pocas semanas había perdido demasiado pecho con lactancia materna.

Bebés que además no están bien y toman el pecho cada vez con menos fuerza por la debilidad que la malnutrición y la deshidratación conllevan.

Y que seguían sólo con pecho porque se lo estaba recomendando un «asesor de lactancia» desaconsejándole de forma insistente la suplementación.

Lo siento mucho. Siento que haya «consejeros de lactancia» que vean la lactancia como un bien en sí mismo si ser capaces de relativizar y entender que el bien último es el bienestar del niño. Qu recomendamos la lactancia materna exclusiva porque en la mayoría de los casos es lo mejor para el niño.  Pero no sepan entender los límites que traspasados ponen en peligro su salud y teman como si fuese «sacrilegio» usar la lactancia artificial como rescate. Porque bien usada puede ser eso.

Cuando un bebé está en esa situación y suplementamos con lactancia artificial recuperamos al bebé, se fortalece y empieza a tomar el pecho con más fuerza en pocos días lo que hace que aumente la producción de lactancia materna y en poco tiempo llegamos a prescindir totalmente de la leche artificial.

Para conseguirlo basta con insistir en que ofrezca las tomas con mucha frecuencia y que siempre primero dé el pecho, pero que tras el pecho ofrezca el biberón hasta la cantidad que el niño desee.

Si damos el pecho con mucha frecuencia y siempre primero el pecho, lo habitual es que el bebé tenga unos días en los que vaya aumentando la cantidad de biberón que toma. Pero no porque esté rechazando el pecho, sino porque está más fuerte e intenta restablecer la pérdida de peso que tuvo por falta de nutrición. Cuando alcanza el peso normal que hubiese tenido sin la desnutrición, lo habitual es que se vaya reduciendo la cantidad de biberón que el niño toma de forma espontánea hasta llegar a eliminarse del todo.

Entender esto salva la lactancia, porque no entenderlo puede llevar al bebé a una situación en la que por desgracia he visto ya a varios niños. Bebés que han acabado ingresados en el hospital con imposibilidad para alimentarse por boca durante bastantes días y que han dejado de tomar el pecho. Sé que muchos dirán que la madre debería haber usado el saca-leches para mantener la lactancia hasta que el niño pudiese volver a alimentarse por boca.

Pero si lo decís es que no entendéis la situación:

En la mayoría de los casos se trata de madres concienciadas con la importancia de la lactancia materna que la han mantenido frente a la crítica de muchos familiares y conocidos que les han insistido durante semanas en que suplementasen o directamente suprimiesen la lactancia materna. El ingreso hospitalario es la gota que colma el vaso y hace que se desborde. Ante esa situación la madre suele ser atacada de forma encarnizada por quienes en su entorno le insistían en el biberón. Y no hay  madre en esa situación con ánimos para usar el saca-leches de forma regular.

Llegar a esta situación es consecuencia en realidad de una incorrecta asesoría en lactancia. De gente radical que ven en la leche artificial al 5º Jinete del Apocalipsis porque no saben cómo usarla adecuadamente ni cuándo es necesaria. De gente que pretende ayudar con demasiada rigidez y poco sentido común.

Defendamos la lactancia materna con información adecuada, pero ante todo con flexibilidad, sentido común y suficiente conocimiento para aportar soluciones realistas.

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Pekemito: » Tiene que echar los gases después de cada toma»

Tiene que echar los gases después de cada toma

Pekemitos: Hay muchos mitos que suelen transmitirse en forma de consejos a los padres. Consejos que en muchos casos no tienen base y son contraproducentes.

Vamos a empezar una nueva sección en la que hablemos de esos consejos que se dan a todos los padres y que parte tiene de realidad y cual de generador de problemas.

Tiene que echar los gases después de cada toma.

Una de las cosas que más preocupan a los padres de recién nacidos es que el niño tenga gases.

Parte de mi trabajo diario es visitar a los nuevos padres en el hospital y casi todos los días hay padres que me dicen que su hijo:

  • Ha tenido gases la noche anterior. En realidad a lo que se refieren es a que:
    • Ha llorado mucho. Yo suelo preguntarles, ¿Si lo coges se calla? ¿Si le das de comer se calla? Porque si se calla al cogerlo o darle de comer no son gases.
    • Se le nota que aprieta tras cada toma y se le nota ruido de tripa cuando come: Eso es normal. Es lo que se llama reflejo gastro-cólico. Los niños pequeños en cuanto comen mueven la tripa para hacer sitio al alimento nuevo que llega. Y tras la comida suelen tener «apretones» intentando bajar la presión. A veces incluso hacen caca mientras comen.
  • No echa los gases después de cada toma. «Vale, pero ¿Está tranquilo?» Porque si lo está es que no tiene gases que echar.

En realidad esto es un ejemplo de la forma en que mucha gente entiende el funcionamiento de los niños: Reglas para todo…

¿Tú echas los gases después de cada toma? Yo no, y tan ricamente, oye…

¿Hasta qué hora debería echar los gases después de cada toma?

Podría hacer más preguntas de este tipo que nos hacen ver lo absurdo de esta recomendación.

La única base que tiene es el hecho de que los bebés expulsan mejor los gases en postura vertical que tumbados. Y a veces cuando tras la toma están incómodos es porque necesitan expulsarlos.

Pero a veces, esa es la clave. El problema es que son muchos los padres primerizos que se agobian porque su hijo no echa los gases después de cada toma, cuando el bebé está en realidad tranquilo y sin molestias. Y ahí ves a los pobres padres a veces a las 4 de la madrugada media hora después de la toma intentando que su hijo eche los gases. Y el bebé totalmente dormido y sin señal alguna de intranquilidad…

Hay otra forma de cuidar bebés que consiste en informarse, conocer los principales problemas que producen molestias a tu hijo y ante todo, observarlo y conocerlo a él.

Aplicándola a este caso: Es bueno que no acuestes inmediatamente a tu hijo tras la toma. Porque si tiene que echar gases (cosa que no suele ocurrir si ha tomado tranquilo) los puede echar con más facilidad estando incorporado.

Pero si pasan unos minutos y sigue tranquilo es que no necesita echar los gases en esa toma.

De hecho hay niños que no eruptan prácticamente nunca y o tienen pocos gases o los expulsan por abajo, a veces solos y a veces acompañados.

El colmo del absurdo: Interrumpir la toma para que eche los gases

Hay incluso quien recomienda que a mitad de la toma se interrumpa para que el niño expulse los gases y luego siga tomando.

Pensemos un poco. Los gases no son un misterio sin causa. Muchos bebés los tienen porque comen con ansiedad.

La solución no es que los eche mejor, sino hacer las tomas de forma que reduzcamos su ansiedad por comer. En esto lo más efectivo es alimentar a demanda, ofreciendo el alimento con mucha frecuencia.

Pero desde luego interrumpir al pobre bebé cuando por fin está comiendo tranquilo no mejora el problema sino que lo empeora.

Si es él el que interrumpe la toma con signos de incomodidad y echa gases y se queda más tranquilo, ofrece de nuevo el alimento por si de nuevo lo acepta.

Pero de ningún modo interrumpas tú la toma mientras sigue comiendo tranquilo.