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¿Cómo escoger una mochila portabebés? por mochilasportabebes

Mochila Portabebés

Os presento una nueva colaboración de la mamá autora de mochilas-portabebes.es

Ya nos ayudó con un artículo sobre las ventajas de usar una mochila portabebés, y en este artículo nos ayuda a escoger una.

A la hora de escoger una mochila portabebés es posible que nos ocurra como con otros artículos de puericultura: hay tanto donde elegir que uno no sabe qué será mejor.

Hay que tener claro que nuestras necesidades pueden ser distintas a las de otras familias, por eso es importante que tengamos claros unos puntos básicos que nos permitan conocer qué se puede esperar de una mochila portabebés y en base a ellos poder elegir la que más nos conviene.

Para acertar en esa elección os damos los siguientes consejos:

1.- La mochila debe ser ergonómica
Muchas de las mochilas portabebés más conocidas en nuestro mercado, distribuidas por grandes tiendas de puericultura, no resultan cómodas ni para el bebé ni para el que lo lleva y, lo que es peor, la postura que ambos adoptan al usarlas no es nada saludable.
Una mochila portabebés ergonómica nos garantiza que se va a adaptar siempre tanto al bebé como a su papás. Es el portabebé el que debe adaptarse a los que lo utilizan y no al revés.
En una mochila ergonómica el niño va sentado (no colgado de sus genitales) con las rodillas flexionadas y ligeramente más elevadas que el culete (lo que se llama posición de ranita) y conservando en todo momento la curvatura natural de su espalda. El niño va bien pegado a quien lo lleva, lo suficientemente elevado para poder darle un beso sin esfuerzo, lo que garantiza que el porteador no ve modificado su centro de gravedad, algo que se traduce en comodidad y seguridad.
Si quieres leer más sobre este tema, puedes leer este artículo sobre qué es una mochila ergonómica y por qué llamamos colgonas a algunas mochilas portabebés.

2.- ¿Desde qué edad la vais a usar? ¿Hasta qué edad tienes planeado usarla?
Un recién nacido no tiene tonicidad muscular para sujetar su cabeza ni su columna, por lo que necesita un portabebés que se adapte a él y le ofrezca el soporte necesario, envolviéndole con firmeza pero sin puntos de presión. Sus necesidades, obviamente, son diferentes a las de un bebé que ya puede sostenerse sentado por si solo.
Por este motivo, debemos valorar si vamos a usar la mochila desde el nacimiento o más adelante, cuando el bebé ya tenga 6-7 meses.
Si vas a utilizar la mochila portabebés desde el nacimiento, lo ideal es elegir mochilas especialmente diseñadas para usarlas de manera saludable desde el primer día. Estas mochilas tienen características especiales, como la posibilidad de adaptar el panel sin usar accesorios o reducciones.
Es cierto que todas las mochilas ergonómicas incorporan algún tipo de reducción o admiten el uso de complementos, pero si quieres llevar a tu bebé de manera idónea desde el nacimiento lo mejor es que escojas una mochila especialmente pensada para ello.
Algunas mochilas pensadas para recién nacidos, por sus características propias, pueden quedarse pequeñas a partir de unos 9-10 kilos, más o menos en torno al año. Para algunos padres es un periodo de uso suficiente, pero si estás planeando comprar una mochila que puedas usar desde el primer día y hasta el último, que bien podría ser más allá de los tres o cuatro años, es mejor que elijas una mochila que te garantice que vas a poder hacerlo con comodidad. Puede que la inversión sea algo más elevada pero tendrás un portabebés al que podrás dar uso durante años y amortizar con creces, evitando tener que comprar otro más adelante.
Si vas a utilizar la mochila más adelante, cuando el bebé ya se sostenga sentado y tenga una envergadura suficiente para no tener que adaptar el ancho del panel de ninguna mochila, podrás elegir entre más posibilidades, pero te aconsejamos que valores también si tu bebé es grande o no. Si tu bebé tiene un peso y una altura importantes, te conviene elegir las mochilas más grandes; existen mochilas ergonómicas especialmente diseñadas para bebés de más de año o año y medio y para poderlas llevar con total comodidad hasta más allá de los cuatro años.

3.- ¿Qué uso le vas a dar?
Sería interesante también hacerse las siguientes preguntas:
⁃    ¿Quién la va a usar? ¿Sólo una persona? ¿Varias? ¿Un sólo porteador femenino o también un porteador masculino? Al margen de la cuestión estética, pues es importante que si la van a usar varias personas todas ellas se sientan a gusto, algunas mochilas tienen tallas, por lo que siempre deberemos escoger la más grande, pensando en el porteador de mayor tamaño.
⁃    ¿La vamos a usar en momentos puntuales o todos los días?. Si vas a usar la mochila a diario y durante horas, te conviene elegir una mochila que satisfaga completamente todas tus necesidades, la más importante de todas: que resulte muy cómoda y adaptable, al tiempo que te ofrezca la versatilidad suficiente para poder realizar con ella todas las actividades que tengas en mente realizar.
⁃    ¿Vivo en una zona calurosa o la voy a usar mucho en verano? Si es así, no está de más que elijas un modelo fresquito, especialmente pensado para estos usos.

4.- Los detalles pueden ayudarnos a decidir en caso de duda
Aunque las mochilas portabebés ergonómicas nos ofrecen una solución para llevar a nuestros hijos muy cuidada en acabados y con excelentes materiales, no todas cuidan los detalles de la misma manera.
Por ejemplo, podemos atender a algunos de estos detalles:
⁃    Si necesitamos o no que lleve algún bolsillo donde poder llevar unos pañuelos o un móvil.
⁃    Si vamos a salir con bolso que los tirantes incorporen una trabilla para poder sujetarlo sin que se nos caiga.
⁃    Si la capucha se puede retirar de la mochila y, si no se puede, cómo se puede recoger.
⁃    Si las cintas de ajuste se pueden sujetar con una goma para que no cuelguen en exceso una vez ajustada la mochila.
⁃    Si necesitas que se pliegue muy bien o que incorpore una funda para llevarla (o que se pueda comprar aparte).

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Pediatría basada en la diferencia: PekeTip 6

Los bebés son cambio continuo y continua adaptación. Pero tienen herramientas instintivas que le ayudan a adaptarse. Cada bebé es único y usa las suyas.

Los padres podemos observar a los bebés y sus cambios y respetar sus formas de adaptarse a ellos. No llevando la contraria a la forma instintiva de actuar de un bebé más que cuando tengamos una razón clara para hacerlo.

Esta es la base de lo que algunos llaman Crianza Respetuosa.

Hay muchas teorías sobre la crianza de niños. Cuando yo hice la especialidad me dieron poca información sobre estos temas. Pero en su mayoría eran informaciones basadas en el conductismo o en algunos casos, simples prejuicios.

En realidad la especialidad, tal como yo me formé, está muy centrada en la enfermedad del niño. Tocando la crianza y la educación como un tema paralelo. En ese aspecto no hay guías, ni protocolos… Nada a lo que acercarse cuando te interesa.

Pero cuando uno llega a atención primaria lo que te encuentras es que los padres no te preguntan sólo sobre enfermedades. En algunos casos les preocupa mucho más la crianza y sus problemas que las enfermedades propiamente dichas. A veces, ante esas dudas la respuesta puede ser bloquear tus respuestas y reconocer que no tienes formación en ese campo. Otras, intentas dar una respuesta según la poca información que tengas sobre el tema. Y en algunos casos, como me pasó a mí, decides que tienes que informarte sobre esos temas para dar una atención más completa a los padres.

Así empecé a conocer distintas versiones de la Crianza.

Yo, en pediatría, soy un convencido de que los niños son diferentes. Por eso las respuestas monolíticas de tipo, así se hace para resolver esto en todos los niños, no me valen mucho. Cuando conocí y comprendí el concepto de la Crianza respetuosa, supe que era lo más aproximado en crianza que encontraría a mi concepción de la salud infantil.

Cada niño es único. Hay formas más o menos comunes de responder frente a los retos adaptativos. Pero hay particularidades entre ellos. Cuando notamos un problema en un niño, sea en su crecimiento o en una enfermedad, en la mayoría de los casos, lo que podemos ver son las formas en las que el niño responde a algo que está desafiando su bienestar (el hambre, una infección, la sensación de inseguridad…).

Tanto en Pediatría como en Crianza, mi objetivo cuando veo esos fenómenos de adaptación (llanto, rabietas, fiebre, vómitos, moco, tos…) es en primer lugar encontrar la causa. Y en segundo lugar, valorar si la respuesta que da el niño le ayuda a superar la situación o la empeora.

Cuando su respuesta le ayuda a afrontar la situación (tos productiva, o buscar el afecto de sus padres cuando se siente inseguro, por ejemplo…) busco la forma de ayudar a ese mecanismo a adaptarse al desafío.

Cuando su respuesta empeora la situación (tos irritativa, o una rabieta…) busco la forma de reconducir su mecanismo hacia otros que le ayuden de forma más eficaz. Siempre observando como responde el niño a mis intentos. Y asumiendo que si la respuesta no es la esperada, por muy seguro que estuviese de que era lo adecuado, no lo es en ese niño concreto y tengo que valorar de nuevo toda la situación.

No hay respuestas universales. Eso en Crianza es lo que se llama Crianza respetuosa, y en Pediatría es lo que yo llamo Pediatría basada en la diferencia.

alimentado a demanda
Peketip 7

 

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Ser padres perfectos es imposible

ser padres

Ser padres perfectos es imposible. Nadie es perfecto. Como padre o madre, te equivocarás. Deja de pretender ser en la paternidad lo que nadie es en nada. Y disfruta de tu hijo.

 

Si lees guías de ayuda a ser padres y madres perfectos, es porque te preocupa la educación y la salud de tu hijo. O sea, que si lees esto, como cualquier madre o padre que se precie, intentas hacer las cosas lo mejor posible. No quieres hacer daño a tu hijo involuntariamente. Y si es posible, quiere hacerlo todo, lo mejor que puedas.

Además, siempre tienes gente cerca que te aconseja cómo hacer las cosas con tu hijo. Yo suelo decir que el deporte nacional no es el fútbol, no son los toros: Es calentarle la «cabeza» a los padres. No es, en la mayoría de los casos, fruto de la mala voluntad, sino de la buena intención. Los que rodean a los padres, habitualmente, cuando ven algún problema, tienden a dar consejos. Unos tienen más fundamento y otros menos. Unos tienen un punto de comprensión, y otros de crítica. Pero al final, es frecuente que las madres y los padres se sientan juzgados, inseguros y culpables. Porque piensan que nunca hacen las cosas todo lo bien que deberían en la crianza de sus hijos.

Me he decidido a escribir este artículo, porque veo en mi trabajo muchos padres y madres que están tan agobiados con hacer las cosas perfectas, que son incapaces de disfrutar de sus hijos. Están abrumados por un mar de dudas y detalles que les superan. Intentan hacerlo todo tan perfecto que es imposible. Y siempre hay algo que falla.

Algunos, además se culpabilizan en cuanto al niño le pasa algo: «Se le ha irritado el culete porque no le cambio el pañal con bastante frecuencia.» «No gana bastante peso porque no se alimentarlo.» «Es un consentido porque no sé educarlo.» «Se ha resfriado porque no lo abrigué bien.»…

Cuando no se le ocurre al padre o a la madre de forma espontánea, no falta el que lo sugiere desde fuera.

Y luego están los «expertos» que te dicen cómo debes actuar en cada momento: El pediatra, La super nanny, a veces un familiar… Muchos te dan órdenes directamente, como si tu hijo te lo hubiesen prestado, pero fuese suyo… Para algunos de ellos no hay más que una forma correcta de hacer las cosas: La suya. Y funciona igual de bien en cualquier niño. Si no funciona, es que tú lo haces mal.

Y luego encuentras toda clase de expertos famosos. Algunos ya casi «están en los altares». Te cuentan lo maravilloso que es hacer las cosas a su manera y quedáis totalmente convencidos. Luego llega la realidad, el día a día y resulta que no siempre es tan fácil, y que cuando buscas una solución a los problemas reales, obtienes respuestas vagas para volver a lo mismo: La forma correcta.

El mensaje que yo quisiera que saquéis de esta lectura es el siguiente:

En este mundo nada es «perfecto». Ni lo somos nosotros, ni lo serán nuestros hijos.

Intentad informaros, intentar hacerlo «bien». Pero que no os agobie tanto el tema como para que vuestra experiencia de paternidad esté dominada por la ansiedad o la culpa.

Si disfrutáis de la crianza y os agobiáis menos, seguramente vuestro hijo será más feliz. Y ese es sin duda el objetivo.

 

 

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Dormir sólo o colecho: PekeTip 3

Lo más importante cuando hablamos de sueño en niños, es elegir la opción que consiga que toda la familia descanse.

Hablar de sueño y niños es un tema peligroso. Lo es porque se despiertan muchos prejuicios. Es un tema en el que en España hay mucho radicalismo. Casi se puede decir que los padres se dividen en pro y anti «Duérmete niño». O pro o anti «Colecho».

En mi práctica habitual como pediatra es muy frecuente que uno de los problemas que más afecta a las familias son las alteraciones del sueño.

El principal consejo que yo doy a las embarazadas es «duerme». Tanto como puedas, especialmente en el último mes. Y en los primeros días, duerme al ritmo que lo haga tu bebé.

A partir de ahí, en los siguientes 2-3 años las opciones son infinitas, casi tantas como familias.

Pero cuando se habla de cuál es la mejor opción a veces se pierde de vista el objetivo. Leeréis soluciones para todos, con explicaciones que las apoyan. Pero por convincentes que resulten si el resultado es que ese sistema no os permite descansar todos (primero el bebé, pero casi tan importante, vosotros también), es que no es válido para vosotros.

Para encontrar vuestro sistema, mi consejo general es: Observad a vuestro hijo, en la medida de lo posible adaptaos a sus necesidades, pero buscad de la forma más fácil para él, que eso sea compatible con que vosotros también descanséis.

Si elegís el colecho, disfrutadlo, pero si vosotros también descansáis.

El primer perjudicado si sus padres no descansan día tras día es el niño que tiene que con convivir con unos padres de mal humor.

Si preferís que aprenda a dormir sólo, hay sistemas para conseguirlo menos traumáticos para el niño y los padres que el «duérmete niño» y hay momentos adecuados para conseguirlo con más facilidad y pasos para hacerlo más sencillo para el niño.

Peketip 2
cada niño es único
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Mochilas portabebés. ¿Por qué recomendar el porteo a unos padres que esperan su primer hijo?

Hoy publico un artículo pedido expresamente por mí a una amiga mamá emprendedora que ha iniciado un nuevo proyecto centrado en el porteo de bebés, en el que tiene todo mi apoyo:

En su web ofrece una selección de los mejores sistemas portabebés según su experiencia y asesora a las madres para escoger el modelo que mejor se adapte a sus necesidades.

Si buscáis un sistema de porteo, es sin duda mi recomendación que entréis en esta página.

Cuando esperamos un bebé, sobre todo si es el primero, muchos padres terminamos comprando más cosas de las necesarias cuando, en realidad, con unas pocas y muy básicas tenemos más que suficiente y, además, siempre podemos ir añadiendo una vez que tengamos a nuestro bebé en brazos y sepamos realmente cuáles son nuestras necesidades, que varían enormemente de una familia a otra.

Entre esas pocas cosas básicas por útiles y fácilmente amortizables estaría adquirir un buen portabebés ergonómico. Las razones son múltiples:

  1. Los bebés están hechos para ir en brazos. Los seres humanos nacemos tremendamente inmaduros física y neurológicamente, fruto de un parto posiblemente prematuro pero imprescindible tras el estrechamiento de caderas producido por el paso de la bipedestación del hombre primitivo.  Tenemos una necesidad neurofisiológica de ser llevados en brazos marcada por nuestra biología de mamíferos altriciales que somos: lo que se denomina “exterogestación”. 

No hay más que coger en brazos a un recién nacido para darse cuenta de que de forma natural adopta la postura idónea para ser llevado en un portabebé: rodillas flexionadas, espalda redondeada, predispuesto a rodear a su madre para sujetarse.
  2. Los bebés se calman en brazos. Los bebés no son capaces de regular el estrés, por lo que depende  del contacto con su figura de apego, su calor y su voz para tranquilizarse y sentirse seguro. Un bebé primitivo que no llorara y reclamara los brazos de sus progenitores sería rápidamente capturado por cualquier depredador al acecho.
  3. Derivado de lo anterior, los bebés portados lloran menos y durante menos tiempo. Esto no sólo se debe a los beneficios directos de la cercanía (movimiento, calor, olor) sino también a que el adulto que le lleva está más atento a los signos de incomodidad que pueda tener el bebé y, por tanto, puede atenderlos antes (por ejemplo, el hambre).
  4. Los portabebés ayudan al establecimiento de la lactancia materna y al mantenimiento de la misma. Los bebés necesitan mamar a demanda, tantas veces y durante tanto tiempo como ellos quieran, pues la lactancia es una cuestión de demanda-oferta. Cuanto más succione el niño más estimulará la producción de leche, por lo que debe tener fácil acceso al pecho. Esta demanda, tan intensa durante los primeros meses, puede agotar a cualquier madre. Los portabebés permiten dar el pecho mientras se realizan otras actividades y, además, hacerlo con total discrección.
  5. El ser portado ayuda a la maduración neurológica, al desarrollo del sistema vestibular y del tono muscular, a regular la temperatura, el ritmo cardiaco…
  6. Los bebés que son portados durante el día presentan menos cólico del lactante gracias al contacto físico, el calor, el olor, el movimiento y la posición erguida, que mejora las molestias que puedan sentir.
  7. Ser portado en posición erguida es fantástico para aquellos bebés que presentan reflujo y habituales regurgitaciones. De hecho, mamar en esta posición es estupendo para ellos.

  8. Los bebés duermen mejor y más tiempo en brazos y en movimiento. Nada mejor para un bebé al que le cuesta dormir que ser llevado por sus padres.
  9. El soporte de las mochilas portabebés es un soporte envolvente, sin puntos de presión. Por ese motivo no sólo no se puede producir plagiocefalia sino que es estupendo para bebés que ya tienen el cráneo un poquitín deformado, para que la cabecita vuelva a su ser…
  10. La intimidad de llevar al bebé en un portabebés refuerza el vínculo con el progenitor que lo lleva. El uso de portabebés ergonómicos nos permite tener las manos libres para poder realizar cualquier actividad mientras seguimos atendiendo a nuestro hijo: leer un libro o escribir en el ordenador, cocinar, planchar, dar un paseo, comprar en el supermercado, recoger a otros hermanos del colegio o llevarles a sus actividades, sacar al perro y un largo etcétera.
  11. El uso de portabebés ergonómicos nos ayuda enormemente en nuestra vida diaria.
  12. Para las familias donde hay más de un hijo, el uso de portabebés ergonómicos permite seguir atendiendo a unos sin descuidar al otro.
  13. Llevar a nuestro bebé en una mochila ergonómica elimina cualquier barrera arquitectónica que nos pueda suponer un problema: estaciones de metro sin ascensor, accesos con escaleras, terrenos abruptos donde meterse con un carro sería imposible…
  14. No hay nada más incómodo que salir a la calle un día de lluvia con un carrito tapado con un plástico. Lo más cómodo en días de mal tiempo es usar un portabebés, abrigarse y coger el paraguas con una de nuestras manos, dejando la otra libre.
  15. En la etapa del sube y baja, cuando nuestros hijos ya caminan pero se cansan, no hay nada peor más cansado para los padres que llevar al niño en brazos. Un niño que va en un portabebé ergonómico nos va a pesar siempre muchos menos que llevándolo en brazos, pues el niño va bien pegado a nosotros (sin modificar nuestro eje de gravedad) y el peso va repartido de forma homogénea desde los hombros hacia la cadera, que es la parte de nuestro cuerpo más preparada para llevar peso.

La lista de beneficios es infinita pero seguramente pueda resumirse en una frase: los portabebés ergonómicos facilitan la vida de los padres y el bienestar de los niños.

Disponemos en el mercado de varios tipos de portabebés ergonómicos para elegir, destacando las mochilas ergonómicas por cómodas, prácticas, fáciles de poner y de quitar, ligeras, pensadas con gran detalle para cubrir las necesidades de cualquier familia, existiendo modelos para usar desde el primer día y garantizando poder portar a nuestros hijos hasta más allá de los 20 kilos.

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Nos dan el alta con un recién nacido

Cuando a una familia le dan el alta tras el nacimiento de su bebé su vida ha cambiado para siempre.

Al salir del hospital hay una persona nueva. Alguien a quien no conocíamos antes. Además, no sabe cuidarse sólo, ni expresar claramente sus necesidades. Y somos los únicos responsables de su bienestar en este mundo. ¿Es o no es para agobiar a cualquiera?

Ahora vamos a ver cómo desagobiarnos:

  1. Lo primero que tenemos que pensar es que no debe ser imposible. Lo han hecho miles de millones de padres antes que nosotros.
  2. Lo segundo, que tenemos más información sobre cómo hacer las cosas de la que tuvieron esos miles de millones de padres que nos precedieron.
  3. Por último, que si se tienen dudas hay quien las responda. En mi caso si lo necesitas consulta.

Agenda tras el alta:

  1. Si no le han hecho la prueba del talón o prueba para estudio de metabolopatías, se debe hacer en los primeros días de vida. Eso puede variar dependiendo de dónde vivas. En Andalucía, desde donde te escribo, se realiza entre el 3º y 5º días de vida. Y se hace habitualmente en el Centro de Salud más cercano.
  2. También en Andalucía se hace a todos los recién nacidos la «prueba del oído». Un estudio para ver si el bebé oye bien. Suele hacerse en el propio Hospital antes del alta. Pero si no lo han hecho, debes pedir cita para que se la hagan.
  3. Por último, revisión del Pediatra. Yo suelo recomendar que la primera revisión se haga a los niños entre el 5º y 7º días de vida, siempre que no haya problemas. Si los hay, acudid al problema en cuanto podáis. En esa primera revisión se hacen varias cosas importantes: Pesar al bebé para tener una orientación de si se está alimentando bien, exploración general por si se detecta algún problema que haya surgido tras el alta del hospital o no se detectase en él, valorar si se ha puesto amarillo (frecuente los primeros días) y resolver todas las dudas que hayan surgido a los padres en los primeros días de convivencia con su bebé.
  4. De la frecuencia de las siguientes revisiones y vacunas, te debe informar tu pediatra en esa primera visita.
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El bebé ya no quiere triturado

Cómo actuar en la transición de la comida de bebé a la comida normal.

Los niños a lo largo de su desarrollo pasan por una serie de cambios, a veces muy rápidos que pueden suponer un reto para los padres.
El paso de la comida de bebé a la normal, es a veces uno de esos retos.
Si ha empezado a probar vuestra comida y ha decidido que ya está bien de tomar potitos insípidos, es frecuente que en pocos días pase de comer bien a rechazar su comida. Cuando esto ocurre, es fácil que empiece a pedir comida de la vuestra y a comer más veces pero cantidades más pequeñas. Ha descubierto que no todos los alimentos saben igual y los hay con sabores mucho más llamativos.

Pero al mismo tiempo esos alimentos suelen ser más trabajosos. Por lo que es normal que tarde más en comer y se canse. Necesita tomar más veces al día en cantidades más pequeñas. Ante eso podemos pelearnos para que siga tomando potitos unos meses más. Eso a costa de que empeore su relación con la comida. No es buena idea.

 

Os recuerdo aquí lo que para mí son los objetivos que los padres deben tener en la introducción de la alimentación. Lo hacemos bien si:

– El niño tiene una evolución de peso y talla dentro de lo normal.

– Está sano.

– Tiene una dieta variada para lo que corresponde a su edad.

– Su relación con la comida es buena.

Si no cumplimos el último punto, más tarde o más temprano, se resienten todos los demás.

«Más valen dos cucharadas con gusto, que tres peleando.»

Mejor os aconsejaría lo siguiente:
– Evitad el picoteo. Si prefiere vuestra comida y os la pide, ponedle ya a comer con vosotros y dadle de lo que comáis aquello que pueda masticar con más facilidad.
– No le ofrezcáis fuera de las comidas nada que no sea agua.
– Si ha comido poco de lo vuestro, intenta completar con algo de triturado. Pero sin pelearse. Es preferible que tome poco con gusto que poco más, peleando. Piensa, que a la larga (que es lo importante) cuanto más peleemos con la comida, peor comerá, porque habremos hecho de ella algo desagradable.
– Completad con los lacteos, pero intentando no aumentar demasiado la cantidad que toma. Si momentáneamente aumentan tampoco es una catástrofe. Pero después conviene que vayáis reduciendo hasta no superar demasiado el medio litro.
– Intentad, pero sin agobios, que su dieta sea lo más variada posible. A fuerza de probar un día tras otro. Pero no de pelear un día tras otro.

¿Qué no hay que hacer?
– No hagáis de cada comida una guerra.
– No os resignéis a que la restricción de ciertos alimentos acabe siendo definitiva. Si rechaza algo, unos días después, jugando, y entre alimentos que si acepta, intentad reintroducir el alimento rechazado. Sin expectativas y sin agobios. Y retirándolo en cuanto nos dé muestras de rechazo para continuar con lo que sí quiere. Pero con la intención de volver a probar en otra ocasión.
– No ofrezcáis comida fuera de las comidas cuando no la pide.

Os recuerdo que a veces al hacer esta transición, puede aumentar el número de tomas de comida pero con cantidades menores. Ya que son alimentos que toma y digiere con más trabajo.

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Pesadillas en niños

Niños con pesadillas. Diferéncialos de los terrores nocturnos y aprende cómo deben actuar los padres.

Una pesadilla es un sueño desagradable que hace que quien la sufre se despierte.

En el momento que despierta el niño, desaparece el sueño que le asusta y aunque puede seguir un rato impresionado, cuando alguno de sus padres va a calmarlo, lo reconoce y se tranquiliza.

Si ya tiene edad de poder expresarlo, el niño recuerda en lo que consistía el sueño.

Aunque pueden aparecer en cualquier momento de la noche, son más frecuentes en la segunda mitad de la misma.

No se curan con medicinas.

Evidentemente si el origen de las pesadillas son experiencias desagradables durante el día, como discusiones, agresiones o accidentes, la medida fundamental es resolver esas situaciones.

Pero en la mayoría de los casos son simplemente elaboraciones del cerebro realizadas a partir de estímulos visuales recibidos durante el día que luego mezcla dando lugar en algunas ocasiones a sueños agradables y en otras a pesadillas.

Cuanto más cantidad de estímulos visuales tiene un niño durante el día más fácil es elaborar estas pesadillas de noche.

El principal foco de hiperestimulación visual en los niños es la televisión (los móviles y tabletas…), que en la programación “infantil” incluye cada vez contenidos menos recomendados para niños, por lo que la medida inicial más importante en un niño con pesadillas no basadas en problemas familiares, para reducirlas es limitar la televisión.

En muchos casos las pesadillas desaparecen a los pocos días. Aunque no viera en la tele más que dibujos animados de lo más tranquilos.

En el momento de la pesadilla lo que deben hacer los padres es tranquilizar al niño en su cuarto.

Debemos tener cuidado de no actuar de modo que empeoremos el problema:

  • No conviene encender la luz de la habitación, sino calmarlo a oscuras o casi. Evitamos así que el niño desarrolle miedo a la oscuridad. O que luego sea imposible dormirlo de nuevo.
  • Si preferimos que aprenda a dormir sólo, no debemos dormir con él porque haya tenido una pesadilla, sea en su cama o en la nuestra. El objetivo cuando se quiere que un niño duerma solo, es que aprenda a superar las pesadillas, no que incrementen su dependencia de nosotros.
  • Si es nuestra intención hacer Colecho (es decir, dormir con él siempre que quiera), seguimos durmiendo con él.

Las pesadillas son de cualquier modo episodios normales en el desarrollo de los niños, que acaban pasando.

 

Siguiente Capítulo: Terrores Nocturnos…

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El niño que se despierta con frecuencia

Niños que se despiertan con mucha frecuencia, descubre las causas más frecuentes y cómo mejorar.

 

El capítulo dedicado a los Despertares, trataba sobre todo de las cosas que nosotros hacemos mal y pueden aumentar las veces que el niño se despierta durante la noche.

Hay otras causas frecuentes de despertares durante la noche en niños:

 

 
Siguiente Capítulo: El sonambulismo…

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Problemas concretos del sueño en niños

Los problemas más frecuentes del sueño en niños

Causas más frecuentes de problemas durante el sueño en niños. Cuáles son y cómo resolverlos.

 

Hasta aquí me he centrado en entender como funciona el sueño normal y como iniciar un correcto hábito de sueño desde el principio.

A partir de ahora nos centraremos en los problemas más frecuentes para que sirvan como ejemplo y los entendamos mejor.