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Soplos del Corazón en Bebés

Soplos en el Corazón de un bebé

Pese a que la mayoría de los soplos del corazón en bebés no tienen repercusión en su salud es normal que generen preocupación. En este artículo los aclaro.

¿Qué es un soplo?

Cuando escuchamos el corazón de un bebé con el estetoscopio o fonendoscopio oímos sus latidos. Son algo así como un pum-pum, pum-pum…

Pero a veces oímos algún ruido añadido, como un zumbido. Estos ruidos aparecen cuando la sangre pasa haciendo turbulencias que vibran. Es lo que llamamos un soplo. No tiene porqué significar nada malo. De hecho, la mayoría son lo que llamamos soplos inocentes.

Causas más frecuentes de soplo en el corazón de un bebé

Hay mucha variedad de soplos. Escuchar simplemente un ruido al oír el corazón no significa necesariamente que haya un problema. Depende de cual sea la razón por la que ese ruido está ahí. Así que vamos a hablar de las causas más frecuentes para que si os dicen que vuestro hijo lo tiene sepáis de lo que se habla.

El soplo inocente

Lo llaman también soplo funcional. Como su nombre indica es inocente. No produce problemas. Simplemente oímos el ruido pero el corazón está bien.

¿Y entonces porqué se oye? Pues porque al pasar la sangre puede hacer una turbulencia sin que haya nada mal en el corazón. Debemos entender que el corazón, como el resto del cuerpo va creciendo. Y que a veces dentro de su crecimiento normal la sangre puede pasar par él haciendo un ruidito que no alerta de nada preocupante. Son ruidos que a veces se pueden escuchar durante meses y de repente desaparecen.

Suelen notarse cuando más cuando la sangre pasa con más rapidez, por ejemplo cuando el bebé tiene fiebre, o está asustado, pero pueden desaparecer cuando está tranquilo. Por eso muchas veces quien lo detecta no es tu pediatra, sino otro que ve al niño de forma puntual. Si con su pediatra el niño está cómodo puede no escucharlo nunca, mientras que un día acude a urgencias y si está asustado el soplo se oye.

Lo importante es que no afectan al funcionamiento del corazón y acaban desapareciendo. Cuando hacemos una exploración para ver si hay alguna deformidad en el corazón que lo motive, no encontramos nada. La prueba reina hoy en día para estudiar el corazón es la Ecografía que suele realizar un Cardiólogo Infantil.

Las comunicaciones

Vamos ahora con los soplos no inocentes. Pero que lo tengan no significa que vayan a dar problemas al bebé en su vida. Hoy en día, gracias a la Ecografía, detectamos muchos problemas que hace años pasaban desapercibidos. Muchos de nosotros podemos tener alguno de ellos, pero si nunca nos han hecho una ecografía, no lo sabemos.

Entre las causas de soplo en bebés que sí correspondan a una alteración en la forma del corazón, las más frecuentes son las comunicaciones. Lo explico.

El corazón de un bebé, mientras está en el interior de su madre, debe enviar la sangre para oxigenarse a la placenta. Pero cuando nace la placenta desaparece y la sangre debe ir a los pulmones a recoger el oxígeno. Es un cambio muy radical y que debe completarse de forma casi inmediata. ¿Cómo hace esto? Pues gracias a un par de agujeritos que el bebé tiene entre zonas del corazón y las principales arterias que salen de él. Están abiertos durante el embarazo y deben cerrarse al nacer.

El corazón tienen 4 cavidades:

  • Las dos aurículas que reciben la sangre que llega al corazón.
  • Los dos ventrículos que impulsan la sangre para que salga de él.
  • La aurícula derecha recibe la sangre del cuerpo, está comunicada con el ventrículo derecho que envía la sangre a los pulmones por la arteria pulmonar.
  • La aurícula izquierda recibe la sangre del pulmón, está comunicada con el ventrículo izquierdo que envía la sangre al resto del cuerpo por la arteria aorta.

Las comunicaciones más frecuentes unen:

  • Las dos aurículas. Es lo que llamamos «comunicación interauricular«.
  • Los dos ventrículos. Las llamamos «comunicaciones interventriculares«.
  • Las dos arterias principales (aorta y pulmonar). Es el «Ductus arterioso«.

Hay muchos grados, que dependen fundamentalmente de lo grande que sea la comunicación, aunque también de la zona exacta que ocupa. Es el ruido al pasar la sangre por esas comunicaciones lo que produce el soplo en estos casos.

Problemas en las válvulas del corazón

Entre la aurícula y el ventrículo de cada lado del corazón hay una válvula, entre el corazón y las dos arterias principales que salen de él hay también. Son 4 válvulas (aórtica, pulmonar, tricúspide y mitral).

Estas válvulas tienen dos posiciones: abiertas y cerradas. Los problemas surgen cuando no son capaces de cerrar o abrir completamente.

Hablamos de estenosis cuando en su posición abierta la válvula no permite que la sangre pase sin problemas.

Hablamos de insuficiencia cuando en su posición cerrada la válvula deja pasar sangre.

Tanto si la sangre tiene estrechuras para pasar cuando la válvula se abre como si refluye cuando la válvula está cerrada aparece el soplo.

La clave es ¿afecta a la capacidad del corazón para impulsar la sangre o no?

Sea cual sea el problema que genera el soplo, lo esencial es si impide o no el correcto funcionamiento del corazón.

El corazón tiene dos funciones esenciales:

  • La primera es dejar pasar la sangre. Porque si no lo permite genera problemas.
  • La segunda y su función real es impulsar la sangre con la fuerza suficiente para que llegue a todos los tejidos del cuerpo.

Cuando un soplo es el reflejo de un problema que hace que el corazón no pueda impulsar bien la sangre hablamos de «Soplo con repercusión Hemodinámica».

Cuando no afecta a la capacidad del corazón para impulsar la sangre decimos que es un «Soplo sin repercusión Hemodinámica». La Hemodinámica es la forma en que la sangre circula por el cuerpo.

Los primeros son los que deben preocuparnos, porque hacen que el corazón deba realizar un sobreesfuerzo para cumplir con su función. Los segundos es cuestión de seguirlos para comprobar su evolución.

Todos los soplos inocentes son soplos Sin Repercusión.

La mayoría de las Comunicaciones, si no son muy grandes, son Soplos Sin Repercusión.

Las comunicaciones más grandes y los problemas de válvulas son los que con más frecuencia limitan la capacidad del corazón de hacer bien su trabajo. Y por tanto son los que seguimos con más interés y a veces necesitan hacer algo.

Un soplo con repercusión hemodinámica suele hacer que quien lo sufre se canse con facilidad, apareciendo cuando se esfuerza palidez de piel o labios morados y sudoración fría.

Evolución

Los soplos y las causas que los originan cambian con el tiempo. De forma que la mayoría desaparecen con el tiempo.

Los soplos inocentes pueden seguir oyéndose durante años, pero suelen desaparecer.

Las comunicaciones pequeñas tienden a cerrarse.

Las grandes pueden mantenerse abiertas y pueden dar problemas por la formación de trombos o porque supongan un esfuerzo adicional para que el corazón haga su trabajo. A veces tenemos que operar para cerrarlas.

Los problemas de válvulas a veces se corrigen al crecer. Pero otras veces van empeorando y si son un impedimento para que el corazón funcione sin esfuerzo se suelen operar.

Como resumen os diría que la mayoría de los soplos por suerte quedan en nada o en realizar varias ecografía en los primeros años de vida del bebé. Pero cuando hay un problema de verdad, lo esencial es un buen Cardiólogo Infantil en el que confiéis.

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María Blanca Garrido García, Pediatra Neonatóloga

María Blanca Garrido García, Pediatra NeonatólogaMaría Blanca Garrido García es Pediatra Neonatóloga. Trabaja en la actualidad en el Hospital de Manises en Valencia. Y su colaboración en esta página es algo en lo que no ceso de insistir desde hace años en cada reunión familiar.

Mi nombre es Blanca Garrido y sí, soy hermana de Jesús Garrido. Soy también pediatra, no creáis que es tradición familiar, somos los dos únicos pediatras de la familia y, hasta hace unos años, los únicos que éramos médicos en ella.

Para mí la medicina y, dentro de ella, la pediatría son a la vez mi vocación y mi medio de ganarme la vida, he tenido la suerte de poder aunar así ambas cosas. Hace ya unos años que acabé la residencia de pediatría, en la que me centré sobre todo en el cuidado neonatal y del niño crítico. He dedicado la mayor parte de mi carrera profesional a la atención hospitalaria, sin dejar de lado tampoco la atención del niño sano y la puericultura, que me interesan especialmente, pues pienso que no se nos forma adecuadamente en estos temas y se nos llena la cabeza de “verdades inmutables”, que no son ciertas.

Además de ser pediatra, también soy madre, próximamente por segunda vez y os aseguro que la maternidad ha dado una dimensión nueva a todos mis conocimientos y opiniones acerca de la pediatría. Estoy recorriendo un camino que me ha llevado a la conclusión de que el camino es el ejercicio de la profesión basado en el respeto, al propio niño y a su entorno familiar, teniendo en cuenta vuestras circunstancias y lo que como padres queréis transmitir a vuestros hijos. Para esto es importante que la atención sea lo más personalizada posible (no hay dos niños ni dos familias iguales) y con buenas dosis de sentido común.

Me he decidido a colaborar en esta página web porque, como vais, tenemos un sentir común de la pediatría y del cuidado del niño. Afortunadamente cada vez más pediatras dejamos de ser los típicos pediatras autoritarios de “esto se hace así y punto”, para pasar a ser aquellos que os den las herramientas necesarias (información) para que vosotros como padres seáis parte activa de las decisiones que conciernen a la salud y la crianza de vuestros hijos.

Dada mi experiencia en el campo de la pediatría hospitalaria, mis colaboraciones en esta página y mi propia página web, que está en creación, irán orientadas a dar explicaciones comprensibles y claras para que entendáis qué les pasa a vuestros hijos cuando las cosas no van bien y surge algún problema importante que requiera hospitalización.

Soy consciente de que, muchas veces, los pediatras os hablamos en un lenguaje poco claro, lleno de terminología médica y a veces incluso con poca empatía hacia la situación tan difícil que pasáis como padres cuando vuestro hijo se pone enfermo, con la preocupación y nervios lógicos que acompañan a esa circunstancia.

Mis aportaciones en esta página están por supuesto siempre abiertas a vuestros comentarios y opiniones, así como a las sugerencias que tengáis acerca de los temas a tratar.

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Parto

El parto: Una descripción de los cambios que sufre un bebé en el momento del nacimiento.

Si eres impresionable no leas esto hasta después de que nazca tu hijo.

El parto es uno de los momentos de más estrés de nuestra vida. El cambio que un recién nacido sufre es radical. Para poneros en su lugar piensa un momento que fueras él:

  1. Dentro del útero de tu madre, estás en un ambiente con una temperatura de treinta y tantos grados de forma continua. Aún suponiendo que tu madre tuviese fiebre no variaría más de 1 ó 2 grados arriba o abajo en los 9 meses de embarazo. No tienes que hacer nada para mantener la temperatura de tu cuerpo, puesto que es la misma del ambiente que te rodea.
  2. Tienes una humedad del 100%, es decir, estás sumergido en líquido, un líquido que además de tener esa misma temperatura continua, amortigua los sonidos y los movimientos. Ahí dentro todo es suave, fluido y oleaginoso.
  3. No necesitas respirar. El oxígeno que precisas y el dióxido de carbono que te sobra entran y salen respectivamente por los vasos sanguíneos de tu cordón y la placenta se encarga de hacer el intercambio al tiempo que elimina las impurezas de tu sangre y te aporta todos los nutrientes necesarios, por lo que tampoco comes ni sientes hambre.
  4. No hay nada extraño, todo lo que tiene contacto contigo es parte de ti mismo (las células de la placenta y la bolsa que te rodea son genéticamente parte de ti).
  5. Ni hay alergias ni infecciones.

Tu único entretenimiento es crecer y desarrollarte. Es el paraíso.
Un día, algo que te rodea, que ni siquiera sabías que existiese, empieza a comprimirte. Al principio es algo incómodo y ocasional, sólo has notado que cada vez tienes menos espacio para moverte y de vez en cuando una pequeña sacudida. Pero poco a poco el líquido que te rodeaba es cada vez más escaso y sientes que esa fuerza que te empuja te va encajando en un hueco aún más estrecho.
Llevabas un tiempo ya notando otra cosa extraña, una incomodidad rara, como si ya no te llegase todo el alimento que necesitas.
Y de repente esas contracciones empiezan a ser mucho más continuas, te van empujando no sabes hacia donde y no puedes hacer nada para resistirte.
Por si no fuese suficiente con los empujones parece haber otro espabilado que al lado contrario tira y tira de ti, más fuerte aún que los empujones.
Pasas por un hueco tan estrecho que nunca hubieses pensado que fuese posible. De hecho te han dado una paliza descomunal, y si no lo creen que te miren la cara, la traes hinchada y en algunos casos con morados por todas partes.
Tú no sabes lo que pasa, pero estás fuera.
El cambio en el Parto es TAN intenso y TAN brusco que vas a tardar meses en llegar a ser totalmente consciente de ello.
Cuando estabas dentro del útero eras todo el universo. Todo lo que tocabas a tu alrededor eras tú y aunque a veces notabas movimiento o sonidos estos estaban tan amortiguados y te afectaban tan poco que podías ignorarlos. Durante los primeros meses fuera del útero seguirás pensando que todo lo que te rodea es parte de ti. De hecho cuando algo de lo que te rodea no reaccione como esperas no entenderás porqué y te enfadarás y llorarás con frecuencia por tu frustración.
Pero eso será en los próximos meses, en este momento tienes problemas más inmediatos. Para empezar hace un frío horrible. Luego dirán que se han esforzado en que haya buena temperatura, pero es que eso para los que viven fuera son 25º o como mucho 30º. Dicen que más de eso es un calor que no hay quien lo aguante.¿Cómo que no? Si tú llevas nueve meses en los que cuando hacia fresquito a lo mejor estabas a 37º y eso muy de vez en cuando.
Serán hijos de…. Hechas de menos no saber tacos aún.

Pero encima notas una necesidad imperiosa de hacer algo que no habías hecho nunca: respirar. No sabes que está pasando, pero te estás ahogando. De nuevo echas de menos los tacos. ¡Pues no te han sacado a un sitio en el que encima no te llega aire por el cordón como siempre!
¡Y encima ése¡ ¿Qué hace? ¿No será capaz de poner una pinza en el cordón? Pues no, no poco, y por si intento quitarme la pinza va a cortarlo. Será… (Censurado, porque aún siendo educado y el más tímido de los bebés a estas alturas se está literalmente cagando en todos los de fuera y en su perra suerte como mínimo).
Total, que afortunadamente dentro de tu desgracia parece que hay algo que es tu instinto que te dice que a lo mejor si lloras te dejan en paz. Así que eso, lloras, porque si no, siempre hay algún otro que se ofrece a espabilarte como sea. Y tú: “oye que la paliza ya me la han dado antes”.
Sea antes o después de la nueva sesión lloras y ves que se te pasa la necesidad tan acuciante que tenías de oxígeno. Pues va a resultar que aquí fuera también te las apañas, y sin cordón. Pero es más incómodo porque tienes que hacerlo tú y si dejas de hacerlo un rato te ahogas otra vez. ¿No te ahogarás cuando te duermas? Después de un rato empiezas a respirar ya sin darte cuenta, como automáticamente. Menos mal.
Menos mal también porque al parecer tu cuerpo sabe qué hacer. Y una serie de agujeros de tu corazón por los que pasaba la sangre dirigiéndose hacia la placenta a coger aire y comida y luego distribuían la sangre por todo el cuerpo se están cerrando. Como por arte de magia, mira tú, justo los que se quedan abiertos son los que necesitas para que la sangre vaya a los pulmones a coger el aire, al intestino y el hígado a coger el alimento y de allí se repartan por todo el cuerpo.
Es que pareces listo con lo canijo que eres.
Pero sigue haciendo frío. Tanto que tienes la piel morada. Conforme vayas respirando y acostumbrándote a la temperatura la piel se pondrá más colorada. Lo último en pillar color serán los labios, las manos y los pies. Pero si baja la temperatura se te amoratarán enseguida.
Como estabas en líquido, al respirar al principio hay secreciones (flemas) que a veces no te dejan que entre bien el aire. Puede que alguien te meta  entonces una cosa por la nariz y la boca. Es muy desagradable y casi vomitas pero parece que ha quitado las secreciones y puedes respirar mejor.
La luz es fortísima y no consigues ver nada, a pesar de que han procurado que no fuese muy intensa. Los ruidos son fuertes como nunca hubieras imaginado y todo es áspero. Te han puesto sobre algo que notas más suave y caliente en comparación con el resto y con un sonido que te resulta familiar: como un tambor lejano que te acompañaba también en tu etapa anterior y que marca el ritmo de tu vida anterior, que sigue ahí. Ya tienes un color normal y le vas pillando el tranquillo a eso de respirar.
Han pasado unos minutos y empiezas a notarte incómodo, te falta algo. Haces repaso: frío parece que no hace tanto, respirar estás respirando, ¿que será?
Como no das con lo que es, te enfadas y vuelves a llorar al comprobar que tu universo ha cambiado y que ya no lo controlas todo. Antes nada te alteraba.
Si te faltaba algo, no sabías como pero se resolvía. Ahora notas incomodidades para todo y no sabes como resolverlas, así que haces lo que haría cualquiera. Lloras de impotencia.
Y entonces notas que el tambor sigue acompañándote, hay un olor que te resulta familiar y una extraña seguridad que te transmite la superficie sobre la que estás. Será el olor, el ruido de los latidos de su corazón, tal vez su voz. El caso es que por alguna extraña razón te recuerda un mundo en el que estabas hace poco y te sientes seguro.
Algo te toca en la cara, cerca de la boca. Invita a ser tomado. Huele bien, es húmedo y suave y al probarlo sabe bien.
Entra en tu boca, no sabes si eres tú quien la busca o entra por iniciativa propia, el tema es que tu boca, por puro reflejo, la chupa y alucinas.
Suelta algo, no sabes lo que es. Un líquido con el que casi te atragantas, pero parece que sabe seguir su camino de forma que puedes respirar y por alguna razón su sabor te gusta y te resulta agradable seguir chupando.
Esa sensación desagradable que tenías va desapareciendo. Además está calentito. No sabes qué o quién será pero sientes que te vas a llevar bien con Ella”.