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El bebé ha manchado el pañal de rojo

Ha manchado el pañal de rojo

Cuando un recién nacido mancha de rojo el pañal. Cómo diferenciar las causas más frecuentes y dejar de preocurparse, porque son normales en recien nacido.

En los primeros días de vida, no es raro que un bebé manche de rojo el pañal.

Las dos causas más frecuentes son:

Regla en un bebé niña por el efecto de las hormonas de la madre.

Ácido úrico en la orina, tanto en niños como en niñas.

Ninguno de los dos casos es importante.

A través de la placenta pasan muchas cosas de la sangre de la madre a la de los bebés. Una de ellas son las hormonas.

En una niña recién nacida, esas hormonas causan tres efectos más o menos evidentes:

1.- Los genitales de la niña recién nacida están muy rojos. Es por el efecto de los estrógenos, que aumentan el riego de sangre en la zona. Algunos padres lo interpretan como que tiene la zona irritada. Pero veréis que en realidad la niña no muestra signo alguno de estar molesta.

2.- Secreción en los genitales, como si fuese gelatina blanquecina. Es un efecto también debido a los estrógenos que la madre ha pasado a la niña en las últimas horas antes del parto.

3.- A veces tras la secreción gelatinosa aparece sangre. Esa regla que viene en algunas recién nacidas suele durar pocos días. En algún caso un solo día. Raramente más de 5. No es peligrosa en absoluto y no hay que tener ningún cuidado especial. Es tan normal que hasta la compresa la tiene ya puesta…

El ácido úrico en la orina aparece porque los primeros días de vida el niño rompe muchas células viejas que son sustituidas por otras nuevas. Eso libera ácido úrico que se elimina por la orina, dándole un color rojo teja. Es normal que durante los primeros meses de vida tenga algunos días en los que de repente, y sin que el niño muestre ningún signo de estar mal, manche con esta sustancia.

Sólo debemos preocuparnos con esto cuando es algo que ocurre todos los días más allá de un par de semanas. En estos casos hay que hacer un estudio, porque algunos niños liberan demasiado ácido úrico en la orina por tener un problema metabólico.

La diferencia con la sangre es evidente, como podéis ver en las dos imágenes que siguen.

Pero es más evidente cuando pasan unas horas. Ya que el ácido úrico no cambia de color, mientras que la sangre se va oscureciendo de forma evidente por contacto con el aire.

Sangre en el pañal.

sangre en el pañal

 

Ácido úrico en el pañal.

 

 infarto úrico bebé

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El niño que se muerde las uñas

Qué problemas puede generar que un niño se muerda las uñas y cómo conseguir que deje de hacerlo.

Todos tenemos ciertas conductas que hacemos cuando nos sentimos nerviosos o aburridos. Hay quien come, quien se toca el pelo, quien se chupa el dedo, se toca la oreja, se balancea, se arranca el pelo, se rasca, se presionan granos… Y quien se muerde las uñas.

Son conductas que se vuelve cada vez más arraigadas conforme se hacen una y otra vez.

Con el tema de las uñas sabemos que hay montones de adultos que siguen haciéndolo y es una conducta que puede resultar más difícil de erradicar que dejar de fumar. A fin de cuentas si no compras tabaco no fumas, pero las uñas siguen creciendo y «siempre están a mano».

Qué problemas pueden dar que un niño se muerda las uñas.

El que más suele preocupar a los padres es el estético. No está bien visto en nuestra sociedad hacer evidente nuestro nerviosismo. Entre otras cosas porque se interpreta que nos hace vulnerables. Este, aunque tiene la importancia que queramos darle, sé que es lo que más agobia a muchos padres.

Aspecto de las manos. También desde el punto de vista estético, unas uñas mordidas son un marcador evidente y siempre visible de este tipo de carácter y «no quedan bonitas».

Molestias. La mayoría de las personas que se muerden las uñas tienen heridas en torno a las uñas, porque suelen pasarse. Esas heridas no suelen causar infecciones importantes, pero a veces son muy molestas y sobre todo son muy persistentes.

Lombrices. Bajo las uñas se deposita suciedad. Cuando los niños juegan en la tierra, la acumulan en sus uñas y al comérselas se comen también la tierra en la que están los huevos de las lombrices. Por este motivo los niños que se muerden las uñas son especialmente propensos a tener lombrices.

¿Apendicitis? El apéndice es como un saco que sale de nuestro intestino. No se tiene muy claro cómo aparece la apendicitis en todos los casos. Pero en algunos casos es la entrada de un cuerpo extraño en el apéndice y la irritación que produce en él lo que desencadena la apendicitis. En algunos casos se encuentra un trozo de uña ahí. Es evidente que hay gente que lleva años y años mordiéndose las uñas sin tener una apendicitis. Os lo comento porque suele decirse.

Qué puedo hacer para que mi hijo deje de morderse las uñas

Como decía al principio, morderse las uñas es una conducta para disipar la ansiedad. ¿Qué pasa cuando no podemos hacer esa conducta durante un tiempo? Que la sustituimos por otra.

Y ¿cómo hago que no pueda morderse las uñas durante un tiempo suficientemente prolongado? Pues cubriéndolas de forma que no estén accesibles.

Modificar conductas es más fácil cuanto menos tiempo llevan haciédose, por lo que te recomiendo hacer esto cuanto antes si tu hijo se muerde las uñas:

  • Si es mayor hace falta que él quiera usar el sistema. Si es más pequeño dile que como se muerde las uñas, se está haciendo «pupa» y hay que ponerle tiritas.
  • Con esparadrapo del de toda la vida (el marrón pegajoso) lía cada uno de los dedos cubriendo todas las uñas. Este esparadrapo es difícil de quitar y las uñas quedan fuera de su alcance.
  • Cambia el esparadrapo una o dos veces al día. Si está más o menos bien puede dejarse algo más. Debe tenerlos puestos tanto de día como de noche. Se los quitas para el baño y vuelves a ponérselos después.
  • Mantenemos esto durante un par de semanas. La mayoría de los casos, si en dos semanas no pueden morderse las uñas cuando están nerviosos o aburridos, buscan un sistema alternativo para disipar la ansiedad. Y en ese tiempo las uñas habrán crecido hasta un tamaño normal y se habrán curado la heridas que se hubiesen creado a su alrededor por morderse.
  • Si tras retirar los esparadrapos a las dos semanas vuelve a morderse las uñas, prolongamos una semana más.

Los típicos líquidos o lacas de uñas con mal sabor no suelen servir.

En niñas adolescente a veces funciona bien poner uñas postizas (aunque las hay que se muerden hasta las postizas).

 

 

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Deshidratación en niños

La deshidratación en los niños empieza a preocupar en cuanto empieza el calor. ¿Cómo notarla y cómo evitarla?

Deshidratarse es perder una cantidad excesiva de líquido. Pero eso no es tan fácil como podría parecer. Nuestro cuerpo funciona muy bien, y tiene mecanismos para compensar situaciones muy diferentes.

La cantidad de líquido que hay en el cuerpo se regula como un equilibrio entre lo que entra y lo que sale:

  • Lo que entra: Lo hace por dos vías, comida y bebida. Cuando nuestro cuerpo nota que le falta líquido, aparece la sed. Y cuando esto ocurre nos apetecen más los alimentos ricos en agua y menos los más secos o ricos en sales.
  • Lo que sale. Hay 4 formas de perder agua: Sudor, aliento, orina y heces. Cuando uno se deshidrata empieza reduciendo la cantidad de orina (se vuelve más escasa y densa -oscura-), absorbe tanto como puede de los alimentos y la bebida (las heces se endurecen). La eliminación por el aliento no podemos regularla demasiado. El sudor aumenta si tenemos que compensar un exceso de temperatura. Es mayor cuando hace mucho calor.

Síntomas de deshidratación en niños:

  • En niños muy pequeños, hay veces que el primer signo de deshidratación es que sube la temperatura: Febrícula. Pero si se sigue deshidratando puede subir fiebre alta. Esto se debe a que los niños pequeños tienen menor capacidad de regular su temperatura, y cuando no disponen de agua de sobra para sudar y controlarla pueden subir su temperatura con facilidad.
  • También en los niños pequeños, en cuanto falta líquido se ahorra para los órganos importantes, y la piel no es uno de ellos: Vemos la piel pálida y las ojeras marcadas.
  • Si aún tiene abierta la fontanela (el hueco que queda entre los huesos de la cabeza por encima de la frente) suele verse hundida.
  • La boca está seca, sin saliva. Los ojos están secos, llora sin lágrimas.
  • En cuanto al comportamiento, el niño deshidratado está al principio irritable, pero cuando la deshidratación empeora pasa a estar decaído e inactivo.

Situaciones que causan deshidratación con frecuencia. Las más frecuentes que vemos son:

  • Golpe de calor. Es lo que ocurre cuando sometemos a alguien a un calor excesivo de forma prolongada. Hay dos situaciones a destacar:
    • Actividades al sol, como la playa o las excursiones al campo.
    • Efecto invernadero. De esto el ejemplo más destacable es lo que ocurre cuando se deja a niño pequeño en el interior de un coche al sol. Hace unos meses se publicó un vídeo durísimo sobre esta situación. Que en su momento enlacé porque aunque no es frecuente son cientos los niños que mueren cada año en el mundo por esta causa.
  • Diarrea: Cuando el intestino no es capaz de absorber líquido y seguimos perdiendo, acaba apareciendo la deshidratación. Es más fácil que ocurra cuanto más pequeño es el niño. Pero no tan sencilla como algunos creen. Depende también de la cantidad de líquido y del tipo de líquido que se tome.
  • Vómitos: Cuando todo lo que entra sale sin llegar al intestino la deshidratación es mucho más fácil que aparezca. Los vómitos pueden deshidratar gravemente a un niño en menos de 24 horas si son constantes. La diarrea suele tardar más tiempo.
  • Rechazo de la alimentación y la bebida: Esto no ocurre porque un niño sea «mal comedor» sino cuando por alguna enfermedad rechaza realmente tomar nada (es frecuente por ejemplo en gastroenteritis, infecciones de orina y a veces en infecciones de la boca con llagas que son tan dolorosas que no pueden ni tragar (estomatitis herpética).

Evitar la deshidratación en niños:

  • Evitar exposiciones prolongadas a situaciones de mucho calor: Evitar el sol a las horas centrales del día, lugares que hagan efecto invernadero (como el interior de un coche parado al sol), no abrigar en exceso…
  • Hidratar bien: Ofrecer líquido y comida rica en líquidos con frecuencia (especialmente frutas y verduras). Hago aquí un inciso. En los lactantes, no es necesario más líquido que la leche. Si hace calor dale leche con más frecuencia. Un niño que toma pecho puede pasar el mes de agosto con 40º a la sombra sin mayor problema tomando sólo pecho. En este caso la clave es que la madre esté bien hidratada, y evitar la exposición al calor excesivo (a medio día, en verano, un bebé menor de 3 meses no debe estar en la playa, ni siquiera debajo de la sombrilla).
  • Ante la aparición de situaciones especiales como diarrea, y especialmente vómitos repetidos, acude a tu pediatra para que valore el grado de deshidratación y ponga el tratamiento adecuado lo antes posible.

Tratamiento de la deshidratación:

  • Lo primero, si es posible es corregir la causa. Si está pasando calor, quitarle ropa o llevarlo a un lugar menos caluroso. Si tiene vómitos o diarrea tratarlos…
  • En segundo lugar reponer la falta de líquido y, a veces, de las sales que acompañan ese líquido. Esto se puede hacer dando líquidos para que beba en los casos más leves. En los graves puede ser necesario introducir los líquidos directamente en sus venas (Rehidratación intravenosa).

Los sueros de rehidratación:

Hay que distinguir entre la pérdida de líquidos por sudor y cuando se produce a través del tubo digestivo. En el sudor se pierde fundamentalmente agua con sodio. A través del tubo digestivo (vómitos o diarrea) se pierde mucho menos sodio y más potasio que con el sudor. Y eso hace que los sueros adecuados para cada caso sean diferentes:

  • Bebidas para deportistas: Son adecuadas para reponer la pérdida de líquido por sudar demasiado. Pero aún así no son recomendables en niños menores de 2-3 años.
  • Sueros de rehidratación oral de farmacia: Son necesarios cuando los vómitos o diarrea frecuentes están causando deshidratación. Si un niño vomita un par de veces, o hace 2-3 deposciones de diarrea, no son necesarios. Pero cuando empieza a deshidratarse por vómitos o diarrea abundantes y muy repetitivos son la primera opción. Y si no consiguen corregir la deshidratación o el niño no los tolera hay que rehidratar con suero intravenoso. No deben usarse las bebidas para deportistas en esta situación. Estas bebidas aportan un exceso de sodio y poco potasio que pueden ser muy peligrosas en deshidrataciones graves.
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Lombrices en niños

Las lombrices en los niños, algo muy frecuente y con tendencia a repetir.

Hace 200 años, posiblemente el 99% de la población mayor de 3 años tenía lombrices (por no decir el 100%).

Las lombrices están en la tierra. Son muchos los tipos de gusanos que pueblan nuestro entorno, pero sólo unos cuantos son capaces de adaptarse a vivir en nuestro interior. Concretamente en nuestro intestino.

Hay dos tipos fundamentales de gusanos capaces de vivir en nuestro intestino: Las lombrices (ascaris y oxiuros) y las tenias (menos frecuentes pero más agresivas).

Aquí vamos a tratar de las lombrices que son los más frecuentes.

¿Cómo se contagian las lombrices?

Hay dos formas, directamente de la tierra o a través de otra persona que las tiene.

En la tierra hay lombrices y ahí ponen sus huevos. Cuando alguien trabaja o juega con tierra y luego se mete la mano en la boca o toca la comida y se la come sin haberse lavado las manos, pasa los huevos de las lombrices al interior de su intestino. Allí las lombrices nacen, crecen, se reproducen y mueren.

Lo habitual es que salgan de noche a poner huevos alrededor del ano. Eso produce picor, el niño se rasca, arrastrando los huevos en sus dedos. Huevos que pasa de nuevo a la comida o a las manos de las personas con las que convive, compartiendo sus gusanitos.

El contagio en una casa es bastante fácil. Por eso, cuando diagnosticamos lombrices en un niño, solemos tratar a toda la familia.

¿Qué síntomas producen las lombrices?

En algunos casos ningún síntoma. Pero otras veces:

– Dolores de barriga.

– Picor anal. Especialmente de noche.

– Irritación vulvar en niñas, con molestias al orinar.

– Hay quien dice que rechinar de dientes.

– Si las hay en gran cantidad, malnutrición. Lo que se coman los bichitos no te lo comes tú. Y su presencia irrita la pared del intestino haciendo que no funcione bien.

¿Cómo saber si un niño tiene lombrices?

Lo más evidente, viéndolas en la caca. La hay de distinto tamaño. Lo más habitual es que midan menos de un cm de largo y menos de 2 mm de grosor, aunque pueden llegar a ser bastante más grandes. Pero las hay que no se ven a simple vista. Cuando se ven, ¿cómo son?

En la mayoría de los niños no las vemos a simple vista, y tenemos que buscarlas. Más concretamente buscamos sus huevos en la caca.

Para tener «seguridad» de que un niño no tiene lombrices debemos recoger caca de 3 días diferentes, y que no encontremos huevos de lombriz en ninguna de esas muestras. Con que aparezcan los huevos en una sola de las muestras, es que tiene lombrices.

Tratamiento contra las lombrices

Hoy en día tenemos tratamientos efectivos. Según el tipo que tenga, vuestro pediatra os dirá el medicamento y la pauta para darlo.

El problema es que el tratamiento mata a las lombrices, pero no evita que vuelvan a llegar.

Si un niño tiene hábitos que favorecen que las lombrices vuelvan, cada vez que las buscamos volvemos a encontrarlas, aunque el tratamiento sea efectivo.

Los hábitos que lo hacen más fácil son:

– Jugar con tierra y no lavarse las manos antes de comer.

– Meterse las manos en la boca con frecuencia, chuparse el dedo, morderse las uñas…

– No lavarse las manos tras limpiarse el culete después de hacer caca.

En algunos niños es tan difícil evitar las dos primeras, que plantearse tenerlos limpios de lombrices es casi imposible. Cuando esto pasa, en ocasiones no nos queda más que asumir que hasta que sea algo mayor y mejoren esos hábitos va a tenerlas y nuestro objetivo es sólo mantenerlas a raya.

Esto es de hecho lo que hacemos con los perros. Prácticamente todos los perros las tienen, y para evitar problemas serios lo que hacemos es desparasitarlos con regularidad. Con esto conseguimos que la población de lombrices, aún estando, no sea capaz de generar daños graves, como dolores intensos o desnutrición.

Lo que yo recomiendo a los padres en estos casos es hacer tratamiento si los síntomas o las molestias son muy evidentes, y si no es así repetir búsqueda en heces y desparasitar cada 6 meses mientras nos salga positivo. Pero no pedir control tras el tratamiento para confirmar la eliminación y volver a tratar si sale de nuevo positivo. Porque en algunos niños esto significaría tratarlos todos los meses y eso no tiene sentido.

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Guarderías: ¿Positivas o Negativas?

¿Es mejor la escolarización precoz o reforzar el vínculo materno-filial durante los primeros años de vida de un niño?

Es un tema muy polémico. Escribo este artículo a petición de mis lectores. No me metería en estos berenjenales si no. Esto no es más que mi opinión. Que además ha ido evolucionando en el tiempo y espero que siga haciéndolo.

Para los que no lo conozcan, os recomiendo a un autor (Khalil Gibran) del que os añado una cita de su libro «El Profeta»:

«Sigue con alegría al que busca la verdad, y huye desesperadamente del que la encuentra.»

Espero que me ayudéis a continuar mi búsqueda y tener la suerte de no creer nunca que la he encontrado.

Guardería sí o guardería no.

El debate en realidad es: Escolarización antes de la educación obligatoria o no.

Tengo claro que hay dos posturas:

Crianza natural: Guarderías no.

Los niños en sus primeros años de vida necesitan el contacto continuado con sus padres. No están preparados para la separación. Mantener ese contacto no les hace más dependientes, sino todo lo contrario, ya que al establecer un vínculo afectivo tan fuerte, llegado el momento de separarse de sus padres tiene la seguridad de que no le abandonarán.

Conductismo: Guarderías sí.

La socialización precoz de los niños favorece que se hagan más independientes, desarrollen antes las habilidades sociales y el lenguaje. Evita que se hagan demasiado «dependientes» o «manipuladores».

¿Qué opinan los defensores más radicales de una opción respecto a los de la otra?

Crianza natural: Guardería no.

Hay autores que describen la llegada de un niño a la guardería como si lo estuviésemos internando en un campo de concentración. Les parece una atrocidad que necesariamente va a dañar la relación afectiva del niño con sus padres de forma irreparable.

Conductismo: Guardería sí.

Algunos piensan que si un niño no acude a la guardería de forma precoz va a tener una excesiva dependencia de los padres y que acabará dominando totalmente el ambiente familiar estableciendo unos patrones de conducta que dificultarán su adaptación en el futuro a la sociedad.

Y ahora a mojarse:¿Qué opino yo?

Evidentemente es sólo mi opinión. Muy discutible. Y si no quisiera que se discutiese no la expondría.

En cuanto al planteamiento de las ventajas que otorgan una y otra postura: Me identifico más con el planteamiento de la crianza natural que con el conductista.

Pero a eso tengo que añadir que creo que:

  1. Un niño puede ir a la guardería y hacerlo de forma que preservemos el vínculo afectivo con sus padres intacto.
  2. Es cierto que cuando van, desarrollan antes socialización, lenguaje y regulan antes su conducta haciéndose más flexibles y tolerando mejor la frustración.
  3. Que defender una postura u otra, haciendo que los padres se sientan culpables o amenazándolos con que van a destrozar la vida de sus hijos si escogen la opción contraria, sólo descalifica al que usa ese tipo de argumentos.

Por encima en este tema hay un trasfondo muy importante del que se tiende a pasar de largo:

Conciliación

Sobre el chiste y esto no es un chiste:

Que en España el nivel de conciliación no sea similar a otros países europeos no es responsabilidad de Europa,

ni por falta de recursos, sino de que nuestros políticos tienen «otras prioridades».

Si lo anterior era polémico, lo que sigue ni os cuento. Pero pretendo ser realista y huir de la idea bucólica que a veces vendemos desde la crianza con apego. Porque cuando se confronta con la realidad puede hacer mucho daño.

Todos conocemos la situación laboral y económica actual. ¿Qué significa en ese plano mantener el contacto íntimo de la madre durante al menos los primeros 3 años de vida de forma constante?

Pues en la mayoría de los casos y ateniéndonos a nuestra realidad social, que la madre queda excluida del mercado laboral. Como tenga más de 2 hijos y teniendo en cuenta lo cambiante que es la situación actual y la necesidad de reciclaje tan brutal que hay, junto a la tasa de paro de España… Esto es una bomba: ¿Qué estamos defendiendo de forma solapada? «¿Que el lugar de la mujer está en casa con sus hijos?»

En resumen, que la conciliación es un chiste macabro. Pues en España, con su actual nivel de apoyo social a la maternidad, que es nulo, lo es. Y es una pena y algo que como sociedad vamos a pagar muy caro.

Cuando hablamos de este tema desde la crianza natural o con apego, que es la opción con cuyos principios más me identifico, nos centramos en las necesidades del niño. Pero olvidamos que el núcleo familiar es una unidad en la que es esencial el bienestar de todos sus miembros.

Todos los seres humanos tenemos varios planos de desarrollo personal. Uno de ellos es la realización profesional. Sacrificar todo a un solo plano como la maternidad puede ser una decisión consciente, meditada y escogida. Pero en la mayoría de los casos no es el caso. Casi todo el mundo prefiere compatibilizar el desarrollo.

¿De verdad lo mejor para un niño es convivir con una madre que ve como se pierden todos los esfuerzos de realización profesional que hizo antes de ser madre?

Pero es que encima necesitamos pagar las facturas. Y para muchas familias prescindir de los ingresos del trabajo durante 3 años por cada hijo es irrealizable.

Ante esta situación hay varias opciones entre las que cada familia escoge según sus circunstancias:

No escolarizar al niño hasta los 3-6 años y cuidarlo en casa, quedándose la madre en casa. La única que permite mantener la lactancia materna a demanda plena. Pero con las implicaciones en el plano profesional que hemos descrito.

No escolarizar al niño hasta los 3-6 años y cuidarlo en casa, alternándose los padres en casa si su horario laboral lo permite.

No escolarizar al niño hasta los 3-6 años y cuidarlo en casa, quedándose el padre en casa. Esta opción no permite la lactancia materna a demanda. Aunque se puede completar con leche materna extraída y conservada. Pero supone para el padre el mismo problema en el plano laboral.

No escolarizar al niño hasta los 3-6 años y cuidarlo en casa, quedándose la madre o el padre en casa y trabajando desde casa. Es una opción cada vez más extendida, pero depende de que el trabajo de la madre o el padre lo permitan.

No escolarizar al niño hasta los 3-6 años y cuidarlo en casa, quedándose con un familiar. Habitualmente las abuelas. Benditas abuelas quien las tiene cerca. Pero hay quien no tiene esa suerte. Y no todos los abuelos están en condiciones de asumir ese papel, por desgracia.

No escolarizar al niño hasta los 3-6 años y cuidarlo en casa, dejando a su cuidado a alguien contratado. A mi parecer es una situación muy arriesgada. Necesitamos confiar en esa persona y en su forma de ser muchísimo. Tened en cuenta que los primeros años de vida de un niño se asimilan esquemas de conducta inconsciente que van a seguir activos toda la vida.

Escolarizar al niño antes de esa edad. En algunos niños se plantea incluso en cuanto termina la baja maternal. Unos penosos 4 meses en España. Eso sí me parece una aberración. Meter a un niño en la guardería antes de los 4 meses es un riesgo excesivo hasta desde el punto de vista físico: El primer y segundo año de guardería los niños pillan de todo. El riesgo de complicaciones de las infecciones es mucho mayor en niños menores de 6 meses. Esa debería ser sin duda la duración mínima de la baja maternal. Soñar con lo que hay en otros países de Europa…

Yo no sé vosotros, pero yo parto de la idea de que todos los padres están preocupados por el bienestar de sus hijos. Y que por tanto van a escoger de todas la que crean mejor para sus hijos según sus circunstancias.

Hay guarderías y «guarderías»

Conozco a varios responsables de guarderías, y la mayoría no lo ven como un negocio más, sino que se preocupan muy seriamente del bienestar afectivo y de respetar los distintos ritmos de desarrollo de cada niño. De hecho a ellos no les gusta el término «guardería». Sino el de escuelas infantiles.

Como en todo, hay mucha diferencia en lo que uno puede encontrarse con el mismo nombre:

Hay centros en los que se respeta la adaptación con distintos ritmos al comienzo de la escolarización, se facilita la formación de vínculos afectivos con las cuidadoras junto a los padres, y luego se trata de forma individualizada a los niños. Esto depende de que tengan la filosofía y la voluntad de hacerlo, pero también de que dispongan del personal necesario.

Y hay centros en los que se aplican normas rígidas para todo que no tienen más función que hacer posible manejar a muchos niños con pocas cuidadoras…

 

Otros artículos polémicos y que no reflejan más que mi opinión sobre distintos aspectos de la crianza:

Pediatría respetuosa

La Crianza Natural

Madres Juzgadas

El colecho en niños

Los bebés necesitan ir en brazos

Mi opinión sobre Duérmete Niño

¿Dejar el pecho porque mi niño no quiere otra cosa? Va a ser que no.

¿Qué pasa si a partir de los 6 meses el colecho + lactancia da por resultado mal sueño?

Mecanismos de autorregulación en bebés frente a cifras redondas

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Vacuna de la hepatitis B en niños

 

La hepatitis B es una enfermedad que se transmite a través de la sangre o de relaciones sexuales y es prevenible con la vacunación.

La hepatitis B es una enfermedad causada por un virus que se transmite a través de sangre o relaciones sexuales. Produce una inflamación del hígado que varía de intensidad según el paciente. Hay muchas personas que son portadores de este virus sin saberlo y sin que afecte a su salud, pudiendo contagiarlo fundamentalmente por contacto con su sangre o por relaciones sexuales. Pero también, si una madre es portadora del virus, puede contagiar a su hijo en el parto.

La pauta para ponerla no es inamovible:

El calendario vacunal que se aplica en España a partir de 2014 incluye 3 dosis: nacimiento, 2 meses y 6 meses.

Cuando una madre es portadora se vacuna al niño al nacimiento, al mes y a los 6 meses de vida. Y al nacimiento se le administra también anticuerpos para protegerlo hasta que la vacuna empieza a actuar.

No debemos vacunar a un niño si está enfermo con una infección. Que acabe primero con la infección que tiene y ya le enseñaremos después a defenderse de las otras. Cuando eso ocurre, retrasamos la dosis hasta que mejora y las demás se retrasan en el mismo tiempo que ha sido necesario.

Si se hincha podemos poner frío los primeros días y dar un analgésico (Apiretal o Dalsy) al niño si duele mucho o tiene fiebre.

La vacuna que se usa en España no es capaz de causar la enfermedad. Antes de que se considerase erradicada la polio de España, se usaba una que se daba por boca, era más potente y podía causar en algunos niños una Poliomielitis.

No hay que dar apiretal ni ningún otro analgésico antes de las vacunas como prevención.

Tres dosis, nacimiento, 2 meses y 6 meses.

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Vacuna de la Poliomielitis en niños

Esta vacuna es uno de los mayores logros en medicina preventiva de la historia, junto a la de la viruela y el tétanos.

La poliomielitis es una enfermedad causada por un virus que ataca el sistema nervioso pudiendo producir la muerte o secuelas graves que reducen la movilidad del paciente de por vida.

En gran parte del mundo se considera ya una enfermedad erradicada. Pero quedan algunas zonas del mundo donde aún persiste precisamente porque no se ha conseguido vacunar adecuadamente a la población.

La pauta para ponerla no es inamovible:

El calendario vacunal que se aplica en España a partir de 2014 incluye 4 dosis: 2, 4, 6 y 18 meses.

No debemos vacunar a un niño si está enfermo con una infección. Que acabe primero con la infección que tiene y ya le enseñaremos después a defenderse de las otras. Cuando eso ocurre, retrasamos la dosis hasta que mejora y las demás se retrasan en el mismo tiempo que ha sido necesario.

Si se hincha podemos poner frío los primeros días y dar un analgésico (Apiretal o Dalsy) al niño si duele mucho o tiene fiebre.

La vacuna que se usa en España no es capaz de causar la enfermedad. Antes de que se considerase erradicada la polio de España, se usaba una que se daba por boca, era más potente y podía causar en algunos niños una Poliomielitis. Pero en los países en los que se considera erradicada la vacuna que usamos no contiene virus vivos y no es por tanto capaz de causar la enfermedad en ningún niño.

No hay que dar apiretal ni ningún otro analgésico antes de las vacunas como prevención.

Respecto a la imagen superior: Tenemos mala memoria. Hoy en día muchos padres se plantean no vacunar a sus hijos. Como si fuese una decisión sabia que puede salvarles de grandes males. La foto superior es de 1955. No hace tanto tiempo, ni un siglo. Es una unidad de atención a pacientes de polio en una epidemia. Decenas de pulmones de acero (hoy sustituidos por los respiradores artificiales) para conseguir que los pacientes no muriesen ahogados. Muchos de esos pacientes siguieron el resto de su vida dependiendo de esos pulmones artificiales. Hoy nos parece algo «irreal» gracias a la vacuna. Aún quedan muchos pacientes que en su día sobrevivieron pero perdiendo la capacidad de andar sin ayuda para el resto de sus vidas.

Y en otros países del mundo donde la Polio no está controlada, sigue ocurriendo.

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Niños que vomitan con facilidad

Hay niños que vomitan con facilidad ante cualquier contradicción. Os explico lo que aconsejo a los padres de estos niños.

Esto se llama «Mericismo». Algunos niños lo hacen incluso porque les gusta vomitar. Sea porque les gusta, porque ante el llanto, la tos o la simple presencia de algo inusual en la garganta se les desencadena el vómito con facilidad, o porque han descubierto que hacerlo es una herramienta para conseguir cualquier cosa, es un problema y tiene solución.

Es un problema especialmente frecuente entre los 6 meses y los 3 años. A partir de esa edad suele mejorar. Pero hay cosas que podemos hacer para resolverlo antes.

Diferencia con el Reflujo Gastroesofágico (RGE).

El niño con mericismo no muestra signos de dolor cuando vomita. Alguno como decimos incluso disfruta de hacerlo.

En el Reflujo, incluso cuando en muchos casos no llega a expulsar la comida, el dolor acompaña a la subida de la comida por el esófago.

Si quieres saber más sobre este tema, tengo otro artículo: Reflujo en bebés

¿Porqué es un problema que los niños vomiten con frecuencia?

  • No es habitual que uno de estos niños se deshidrate con los vómitos. No estamos hablando de un niño que vomita 10 veces en un día por una infección, sino de niños que pueden vomitar una o dos veces al día como mucho, pero que lo hacen con frecuencia y sin que haya una causa orgánica, como una infección o tomar un alimento que no toleran. Lo que sí puede pasar es que estos vómitos repetidos impidan que el niño gane más peso.
  • Vomitar de forma repetida puede dañar los dientes. El ácido del estómago puede dañar el esmalte si los vómitos son habituales.
  • Suponen un serio problema de «infraestructura» para la familia. Lavadora, lavadora, lavadora.
  • Cuando se desencadenan ante cualquier enfado del niño, puede acabar condicionando seriamente su educación.
  • Si esto se mantiene en el tiempo, puede acabar favoreciendo la aparición de RGE o de hernias de hiato.

Y esta es la solución que yo recomiendo a los padres en mi consulta

Tiene 3 aspectos:

  1. Dar de comer más veces al día y en cantidades menores: Especialmente los líquidos y sobre todo antes de las situaciones que con frecuencia lo desencadenan (por ejemplo antes de llevarlo por la mañana al colegio). Al tener el estómago menos lleno es más difícil provocar el vómito.
  2. Cambios de conducta: En los niños que sabemos que desencadenan el vómito en rabietas, os recomiendo leer el artículo sobre este tema. Una situación muy frecuente que provoca el vómito es forzar al niño con la comida. Si es tu caso, piensa lo siguiente: «Mejor 5 cucharadas dentro que 6 fuera.» A parte de que pelear con un niño para que coma es algo negativo en sí mismo, porque lo único que conseguirás es que a la larga aumente su rechazo frente a la comida.
  3. Tratamiento con medicación: Os lo pongo lo último, porque tenemos demasiada tendencia a medicalizar los problemas de los niños. Y usar medicamentos puede ayudar en muchas situaciones, como esta. Pero no me gusta resolver problemas de conducta (y este lo es en muchos casos) con «jarabes mágicos». Como padres, entender lo anterior es fundamental para que poco a poco seáis capaces de resolver los problemas de vuestro hijo de forma autónoma.

Entendido lo anterior, en este caso y junto don los dos puntos anteriores, recomiendo a los padres usar un medicamento llamado Motilium (domperidona) en jarabe. Este medicamento actúa sobre el cierre de abajo del estómago abriéndolo y favoreciendo el movimiento del intestino, lo que dificulta los vómitos. Es decir, junto con las otras dos estrategias, reduce la tendencia del niño a vomitar.

La forma de utilizarlo es dándolo antes del desayuno, la comida y la cena durante un par de semanas. Si funciona pero al dejar de darlo, vuelve el problema, puede darse otras dos semanas. Y repetir la pauta hasta que el niño deja de vomitar definitivamente. No os preocupéis si son varios meses: Este es un fármaco que se usa en el tratamiento del Reflujo gastroesofágico en niños de pocos meses de vida y a veces durante cerca de un año o más.

Podéis calcular la dosis de Motilium a dar a vuestro hijo en función del peso con esta calculadora:

Peso en Kg




ml antes de desayuno, comida y cena.

 

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La infección de moda esta temporada: Vómitos, fiebre y dolor de cabeza.

Como todos los años, es empezar el curso en los colegios y parece que diesen a los virus la señal de salida para su carrera: Vamos a infectar a «todo hijo de vecino».
Tenemos épocas en las que predomina una infección concreta.
Desde hace ya varios años es llamativo que los vómitos se han convertido en un compañero inseparable de muchas de estas infecciones.
Junto a laringitis (de las que hablamos en el artículo de la semana pasada) y alguna otra, con diferencia estamos viendo una infección producida por virus y que se caracteriza por lo siguiente:
– Empieza como un catarro, con algo de moco, dolor de cabeza y malestar general.
– Después suele venir la fiebre, que sube con facilidad a 39 grados durante un par de días.
– Cuando parece que la fiebre alcanza su máximo al segundo día o incluso cuando ya parecía mejorar, aparecen vómitos. Tienen preferencia por surgir de forma inesperada durante la noche y ser muy seguidos en algunos casos.

Los vómitos son uno de los síntomas que más alarman a los padres, y además de los que peor manejan.
Esta infección, en concreto presenta dos problemas:
– Que muchos padres y algunos pediatras cuando ven fiebre alta, dolor de cabeza y vómitos, piensan en Meningitis directamente. Y ante la duda acuden a urgencias. Lo que es correcto. Pero en su casi totalidad son infecciones mucho más banales, por suerte.
– Que al ser tan seguidos los vómitos la deshidratación es fácil. Especialmente en los niños más pequeños.

Las opciones para tratar estos cuadros van desde:
– Rehidratar con Sueros de rehidratación oral. Y dar algún jarabe o supositorio para los vómitos.
– Pinchar la medicación para los vómitos en una primera dosis para luego seguir con la opción anterior.
– Ingresar a los más deshidratados para hidratarlos por vía intravenosa y administrarles por esa vía la medicación para los vómitos.
Tu pediatra decidirá cual es la opción más adecuada según la frecuencia de los vómitos y el nivel de deshidratación de tu hijo.

Es habitual que se cometan errores en el manejo de los vómitos en niños:
– El primero es poner dieta astringente. En cuanto un niño vomita, se piensa en la sopa de arroz y el yogur. Pero si un niño no tiene diarrea (sino vómitos) y le damos dieta astringente, se estriñe con facilidad.
– El segundo es intentar que el niño vuelva a tomar líquidos inmediatamente tras vomitar. Eso favorece que los vómitos se encadenen haciendo que no tolere nada.
– Por último, muchos padres dan a sus hijos para rehidratarlos bebidas isotónicas para deportistas tipo Aquarius. En otro artículo os explico porqué no debe darse Aquarius a los niños con vómitos o diarrea.

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Hace nada que mi niño ha empezado la guardería y ya está enfermo

Hace apenas dos semanas que empezó el curso de guardería y ya ha aumentado el número de niños enfermos en urgencias.

Muchos padres deciden llevar a sus hijos a la guardería, por la necesidad de «conciliar vida familiar y laboral». Esta es una de las frases más cargantes que pueden decirse hoy en día a los padres, porque es un sueño imposible de cumplir para la gran mayoría. No voy a entrar en eso ahora.

La cuestión es que en su mayoría los niños que van a la guardería lo hacen porque sus padres necesitan ir a trabajar. Pero poco después de que empiece el curso muchos descubren que la solución puede no serlo.

Veo a muchos que llegan a la consulta y tras el primer mes me comentan: «Si en total no habrá pisado la guardería más de 10 días, va 3 días y se pone malo 5.» La pregunta inmediata es: «¿No podemos darle algo que le suba las defensas?» Y por desgracia la respuesta es no. Bueno, darle le podemos dar muchas cosas, pero que sirvan, pues no.

Hay que entender que, para la mayoría de los niños, los dos primeros años de escolarización, son en realidad un máster en defensa anti-microbiana. Hasta ese momento, los niños suelen vivir en un ambiente en el que dominan los adultos. Adultos que han pasado ya la mayoría de las infecciones que sufrirán en su vida. Los adultos sufren y transmiten pocas infecciones.

Pero en cuanto un niño tiene contacto con algún germen nuevo, sufre su infección. Tras pasarla ya se habrá inmunizado contra ella, en algunos casos de por vida. Si el niño vive con adultos que ya han pasado la infección, no se extiende. Pero cuando eso ocurre en la guardería, tiene a su alrededor a otros 15 ó 20 niños susceptibles de sufrir la infección. Unos cuantos la sufrirán también, y se la irán contagiado a los que no la sufrieron a la primera.

El resultado es que cualquier centro de escolarización en el que se reunen niños pequeños es un mercado de trueque de gérmenes: «Pásame tu resfriado, que yo de doy mi gastroenteritis…»

Pero no afecta a todos los niños por igual. Por ejemplo, los que tienen hermanos mayores suelen pasar infecciones ya desde pequeños, en casa y cuando llegan a la guardería tienen parte del trabajo hecho.

Hay niños que pasan estas infecciones sin mayor complicación (algún moco, unas décimas de febrícula durante un par de día y listos) y otros a los que se les complica más la cosa. Os recomiendo estar especialmente atentos en los casos en los que la forma de enfermar es casi siempre similar. Los hay que cada vez que se les cae el moco, acaban con bronquitis. Los hay que sufren una amigdalitis tras otra. Otros que sufren continuas diarreas. Algunos con otitis y más otitis.

Lo que hay que plantearse de verdad es:

  • Si vuestro hijo sufre muchas infecciones el primer y segundo año de guardería, pero no se complican y van variando en sus síntomas, no os preocupéis.
  • Pero si se le complican y además lo hace casi siempre de la misma forma, la cuestión no es sólo tratar cada episodio, sino plantearse si es necesario algún tratamiento de base que reduzca la tendencia del niño a enfermar de esa forma concreta. Y para eso no sirve ningún «yogur con defensas» o similares. Es cuestión de tratamientos específicos según su patología.