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♨Temperatura normal en un Bebé

¿Cuál es la temperatura normal en un bebé?

¿Cuál es la ♨ Temperatura normal en un Bebé? Valores de referencia según el sitio donde la mides y cómo interpretarla. ¿Es grave o no?

El cuerpo humano tiene capacidad de adaptarse a los cambios de temperatura que hay a nuestro alrededor. De forma que mantiene una temperatura estable entre unas cifras que son las adecuadas para que nuestro organismo funcione.

Los bebés cuando nacen tienen menos capacidad para compensar estos cambios lo que los hace más sensibles a temperaturas extremas.

Una de las dudas más habituales de los padres y madres novatos es: ¿Cuándo es fiebre en un bebé? ¿Cuándo debo preocuparme si la temperatura es muy baja?

Temperatura normal en un bebé

Es la misma que un adulto: Entre 35 y 37º Centígrados.

Estas cifras son tomadas en la axila.

Las temperaturas normales son diferentes en sitios distintos del cuerpo:

  • Temperatura normal del bebé medidas en la boca:
    • Entre 35,5 y 37,5.
  • Temperatura normal del bebé medidas en la ingle:
    • Igual que en la boca: Entre 35,5 y 37,5.
  • Temperatura normal del bebé medidas en el recto (introduciendo el termómetro en el culo):
    • Algo más que las anteriores: Entre 36 y 38º Centígrados.

Si la temperatura está por encima del límite superior en cada sitio, hablamos de febrícula.

Cuando supera en un grado el límite superior hablamos de fiebre.

Por tanto será fiebre si tiene más de 38º en la axila, más de 38,5º en la boca o en la ingle o más de 39º en el recto.

¿Qué hacer cuando la temperatura del bebé sube?

Si el bebé tiene febrícula

En los bebés más pequeños la febrícula puede aparecer simplemente porque esté muy abrigado o en un sitio donde hace mucho calor. Para saber si es por eso o realmente tiene febrícula:

  1. Lleva al bebé a un lugar con temperatura normal (20-25º) y quítale ropa. 
  2. Espera 5 minutos y vuelve a tomarle la temperatura.
  3. Si ha bajado a cifras normales simplemente estaba demasiado abrigado o en un ambiente muy caluroso.
  4. Si sigue con la febrícula o sube es que realmente tiene algo que le causa esa febrícula.
  5. Lo más frecuente es que sea una infección. Pero en bebés puede subir también con facilidad si están un poco deshidratados, tras una comida abundante o por reacción a una vacuna.

Si el bebé tiene fiebre

Cuando sube por encima de lo que consideramos fiebre asumimos que tiene una infección, está deshidratado o es una reacción a una vacuna.

La gravedad de la fiebre y por tanto la urgencia para que sea valorado por un médico depende de:

  • Edad del niño. Cuanto más pequeño más importante es que sea valorado pronto. Especialmente en menores de 3 meses en los que no relacionamos la fiebre con una vacuna puesta hace 24-48 horas.
  • Estado general. Cuanto más decaído esté el bebé más importante puede ser el problema que causa la fiebre.
  • Lo alta y persistente que sea la fiebre. No es lo mismo una fiebre de 38,2 que una de 41º. Y no es igual un sólo pico de fiebre que ha cedido y pasan horas sin que vuelva a aparecer que una fiebre casi constante.

De los tres factores, el principal es el Estado General. Aunque la fiebre sea alta, si el estado general es bueno, resulta tranquilizador. Aunque no sea muy alta, si el estado general es malo incluso cuando la fiebre baja, puede ser más serio.

Cómo controlar la fiebre hasta que lo vea el médico

Hay tres opciones:

  • No hacer nada. Es lo indicado en la febrícula con buen estado general.
  • Medios físicos. Es decir bajar la temperatura refrescando al bebé.
    • Llevando al bebé a un lugar fresco. Si estamos por ejemplo en la playa bajo una sombrilla, ten en cuenta que con un sol intenso puede haber más de 40º grados bajo la sombrilla. Vete de la playa y entra en algún edificio. Busca una temperatura por debajo de 25-28º. Si vas en coche abre las ventanas, busca una sombra o pon el aire acondicionado.
    • Quitándole ropa. Al quitar ropa facilitamos que el cuerpo elimine calor a través de la piel.
    • Hidratándolo. Como he dicho en los bebés puede subir la temperatura con facilidad si se deshidratan. Dale líquido. Si toma pecho, basta con el pecho.
  • Con medicamentos. Cuando los medios físicos no son suficientes y tiene fiebre o malestar podemos usar antitérmicos. Los más usados en España para los niños son el paracetamol, el ibuprofeno (mayores de 6 meses) y el metamizol. Puedes pulsar sobre cada uno de ellos y te llevará a la calculadora de la dosis en función de su peso.
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Dosis de Estilsona en niños o bebés y el prospecto explicado

Calculadora para la dosis de estilsona en niños y bebés

Calculadora para la Dosis de Estilsona (Prednisolona) en niños y bebés. Es el corticoide más usado en España. Prospecto resumido y explicado a los padres.

Calculadora de Dosis de Estilsona cada 24 horas.

Peso en Kg

ml cada 24 horas.

¿Qué es la Estilsona?

La Estilsona (Prednisolona) es un corticoide.

Se puede usar cada 6 – 8 – 12 – 24 – 48 h.

Yo recomiendo darla en una sola dosis por la mañana si es posible. Porque dándola por la mañana respeta más el ciclo de secreción de corticoides del propio cuerpo.

Es un medicamento que se usa desde 1969, por lo que conocemos muy bien sus efectos.

Dosis máxima de Estilsona:

La dosis máxima recomendada de estilsona es de 2 mg /kg /día. Sin sobrepasar 60 mg al día.

Es decir que en niños con más de 30 kg la dosis máxima es de 60 mg sea cual sea el peso.

Pero hay algunos casos graves en los que puede ser usado a dosis mayores.

Puedes ver el Prospecto completo de la Estilsona aquí.

Composición de la Estilsona

Se vende en presentación «gotas«. Cada ml tiene 7 mg de prednisolona.

En la caja tienes una pipeta para medir la dosis en gotas.

1 ml = 1 cc = 40 gotas = 7 mg

Cada ml de jarabe tiene 40 gotas, por lo que puedes calcular en gotas multiplicando lo que te ha dado la calculadora por 40.

Pero yo prefiero medirlo en ml y no en gotas:

  • Es más exacto.
  • Más rápido.
  • Mucho más fácil que el niño se tome la estilsona de la jeringuilla que gota a gota o echando las gotas en una cuchara.

¿Para qué sirve la Estilsona?

Se usa para reducir la inflamación en enfermedades en las que el cuerpo responde de una forma tan intensa que genera más problemas de los que resuelve.

Todos sabemos que la inflamación es en realidad un mecanismo de defensa del cuerpo. Hay quien dice que interferir con estos mecanismos es contraproducente.

Pero a veces el cuerpo se defiende con una intensidad mayor de lo necesario y empeora más que arregla.

Estos medicamentos ayudan a modular la inflamación a niveles más adecuados en:

  • Bronquitis.
  • Laringitis.
  • Alergias.
  • Enfermedades auntoinmunes

No usar Estilsona en los siguientes casos

Si el niño es alérgico a la prednisolona o alguno de los excipientes. En teoría uno puede ser alérgico a cualquier cosa. Pero no se sabe en muchos casos hasta que se prueba.

Hay infecciones agresivas que empeoran si tomamos Estilsona. Las más frecuentes son Varicela, Herpes, Hongos y Tuberculosis.

Puede reducir el efecto de las vacunas. Para no interferir lo ideal sería no tomar Estilsona 2 meses antes de una vacuna ni hasta dos semanas después de ponerla. Pero hay edades en las que eso es casi imposible. No te preocupes demasiado. La mayoría de las vacunas se ponen en varias dosis porque así garantizamos un efecto suficiente.

Precauciones al usar Estilsona

Bajar la dosis poco a poco. El cuerpo produce corticoides y si le damos el trabajo hecho suprimimos la producción del propio cuerpo. Bajar poco a poco es la forma de que el cuerpo retome el control de los corticoides.

Si se da mucho tiempo y a dosis altas suprimiendo el tratamiento de golpe puede dar una bajada de azúcar y de tensión importante.

Haciendo pautas de descenso adecuadas esto no ocurre. Evitarla si es posible cuando haya problemas del estómago. Los corticoides pueden hacer algo de daño en el estómago. Especialmente cuando ya está dañado.

Vigilar el azúcar en diabéticos. Los corticoides pueden subir el azúcar.

Puede afectar al cartílago de crecimiento si se usa en períodos prolongados. Por lo que los corticoides es mejor usarlos sólo en períodos cortos y cuando esté justificado.

Para reducir estos efectos secundarios es mejor dar los corticoides aplicados directamente en la zona que necesitamos que actúen en lugar de darlos por vía oral. Por ejemplo como crema en la dermatitis atópica o como inhaladores en la bronquitis.

No necesita ser conservado en frigorífico, pero como todos los medicamentos, es conveniente mantenerlo en lugar fresco y seco.

Efectos en sobredosis de Estilsona

Si un niño toma una dosis excesiva de Estilsona podemos notarlo ansioso, confundido, con retortijones, sangre en las heces o los vómitos, azúcar alta, tensión alta, y retención de líquidos con edema.

No hay antídoto. Se tratarán los síntomas hasta que ceda el efecto del medicamento.

 

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Para que la Lactancia funcione olvida las cifras.

Tiempo y cantidad en lactancia materna

Uno de los problemas recurrentes en lactancia cuando se hace control del niño sano en la consulta es la contradicción entre las recomendaciones que hago y lo que llega a la madre desde casi todos los demás frentes.

La realidad es que a la mayoría de la gente le resulta extraño que la lactancia se haga realmente a demanda.

Pero empecemos por el principio: ¿Qué es la lactancia a demanda y por qué la recomendamos?

Ya es un consenso hoy en día que la lactancia funciona a demanda o no funciona. Entendamos el porqué.

El pecho tiene un funcionamiento simple: Si lo vacías más, produce más leche. Si lo vacías menos, se reduce la producción.

El bebé no tiene unas necesidades constantes, que nosotros podamos calcular. Son muchísimos los factores que influyen en la cantidad de alimento que precisa en cada toma.

¿Cómo se ajusta lo que el pecho produce a lo que el niño necesita en cada momento? De forma sencilla. Cuando el bebé pide más el pecho se vacía más y eso estimula la producción de leche. Cuando pide menos se retiene la leche y eso reduce la producción.

Si dejamos que la comunicación entre bebé y pecho se haga de forma libre el pecho va a responder a las necesidades del bebé amoldando su volumen de producción.

¿Por qué las abuelas son en su mayoría unas pésimas asesoras de lactancia?

Hay excepciones, y además la culpa no es suya. Es nuestra, es decir, de los pediatras entre los que me incluyo, porque también yo aconsejé mal hasta que aprendí a hacerlo bien.

Para entenderlo, no ha habido ningún complot anti-lactancia. Ha habido un grave error de planteamiento que se ha arrastrado durante años y sigue coleando en la actualidad.

El problema surgió con la Pediatría como especialidad. Como tal es relativamente joven. Y eso hizo que para lograr respetabilidad se hiciese un esfuerzo por transformarla en una disciplina lo más «científica» posible. En la época en la que surgió el Positivismo lo dominaba todo. Y eso significaba que ciencia era igual a matemáticas. Todo lo que podía reducirse a números era ciencia. Así que había que establecer números para todo en lo que la Pediatría como disciplina pudiera actuar.

Sin duda la importancia de la Lactancia no se pasó por alto y se empezaron a hacer estudios sobre ella intentando cuantificarla. Pero se cometió un error de simplificación.

Si lo que hacemos es una estadística de niños sanos que toman el pecho como alimentación exclusiva y empezamos a tomar datos sobre frecuencia y duración de la toma, para obtener una cifra, lo más simple es ver la media. Y eso se hizo. Para que esas cifras fuesen fáciles de recordar se redondearon, de modo que si la media de tiempo entre las tomas era de 2 horas, 51 minutos y 13 segundos se redondeó a 3 horas. Y si la duración media de las tomas era de 17 minutos 24 segundos se redondeó a 15 minutos…

El problema fundamental es que basándose en esa estadística se dijo a los pediatras que debían recomendar a las madres dar el pecho cada 3 horas, 15 minutos en cada pecho.

Para empezar, hacer eso es no entender la estadística. En esos datos sólo había niños sanos alimentados al pecho. Cada uno de ellos en un momento determinado estaba haciendo las tomas con una frecuencia y duración diferente. No había ni un solo niño de esa estadística que tomase siempre las tomas cada 3 horas y estuviese exactamente 15 minutos en cada pecho. La media es solo una cifra que describe al grupo en su conjunto, pero nadie cumple.

Además supone un error muy grave para entender lo que es un ser vivo. ¿Comes tú lo mismo cada día y con una cadencia exacta? ¿Pasa algo si no es así? ¿No hay días que tu cuerpo te dice que necesitas comer más y otros que es preferible comer menos? ¿Conoces todos los factores que pueden influir en eso?

Pues tu hijo es tan raro que es como tú.

Si simplificamos al máximo y sólo contamos calorías, la cantidad que un bebé necesita en cada momento depende de un número de variables casi infinito y que es imposible para nosotros cuantificar. Por poner algunos ejemplos:

  • Cuánto comió la última vez.
  • Cuántas reservas tiene almacenadas.
  • Cómo de llena está la tripa de gases y heces.
  • Si está cursando alguna infección leve.
  • Si necesita dormir más que comer.
  • Si necesita en este momento estímulos más que comer.
  • Qué temperatura hace.
  • Cuánta ropa tiene puesta.
  • Si está sudando más o menos.
  • ….

De nuevo no es algo exclusivo del bebé, todos los seres vivos funcionamos igual.

No hay una fórmula matemática que calcule eso con exactitud, y ni mucho menos puede reducirse a cosas tan simples y absurdas como «150 ml/kg/día».

La mejor calculadora la tiene el bebé

Pero entonces ¿Cómo saber cuánto debe tomar y cada cuanto tiempo? La respuesta está en el bebé. Él sí que tiene en su cerebro un ordenador que integra toda esa información y la reduce a una respuesta muy simple: Tengo hambre/no tengo hambre.

Hasta que no seamos capaces de superar la capacidad de procesamiento de ese ordenador y mientras no tengamos muestras claras de que no está funcionando bien en un niño concreto, llevarle la contraria es sólo un alarde de desconocimiento.

Pues se estuvo haciendo durante mucho tiempo. Los pediatras recomendamos durante años establecer pautas rígidas de alimentación con el pecho.

Se recomendaba erróneamente a las madres:

  • Aguantar al bebé 3 horas entre toma y toma, e ir aumentando ese tiempo de forma progresiva conforme crece.
  • No más de 15 minutos en cada pecho.
  • Pesar antes y después de la toma al bebé para cuantificar lo que toma y si no llegaba a esos 150ml/kg/día, suplementar con biberón.

Cuando se siguen estas indicaciones al pie de la letra la consecuencia es clara: El pecho no funciona.

Por eso cuando una abuela cuestiona que sea correcto dar el pecho a demanda yo suelo decirle: «¿Pudo usted dar a sus hijos pecho durante más de 3 meses?». La respuesta sistemática es: «No, es que no tenía suficiente leche».

Actualmente mi recomendación es:

  • Cada vez que creas que tu hijo tiene hambre o dudes sobre si es hambre u otra cosa: Ofrece el pecho. Si lo toma y se tranquiliza es que es lo que necesitaba.
  • Controlaremos el peso y cómo está el niño. De modo que si la ganancia de peso es escasa, el bebé está poco activo o come con ansiedad debes ofrecerle el pecho con más frecuencia.
  • Si aún haciendo esto el bebé está muy irritable, muy poco activo, la evolución de peso no es buena o rechaza el pecho, valoraremos si hay algo que podamos corregir en la lactancia para que mejore.
  • Si tras repasar todos los problemas que pueden resolverse en la lactancia no logramos que mejore, nos planteamos suplementar. Mientras la madre desee seguir dando el pecho el objetivo de esa suplementación debe ser superar un problema momentáneo o fortalecer al bebé para que con un mejor vaciamiento del pecho logre aumentar la producción para llegar a prescindir del suplemento.

Mis disculpas a aquellas madres a las que recomendé otra cosa antes de entender esto.

Si tienes dudas puedes hacer una

Consulta Online sobre Lactancia Materna

y obtener tu respuesta en menos de 24 horas.

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Hitos del Desarrollo en el Bebé

Hitos del desarrollo en bebés, la escala de Denver II

Cómo seguir los hitos del desarrollo de un bebé. Olvídate de fechas exactas y entiende que hay muchas variantes normales. Porque cada niño tiene su ritmo.

Los bebés son seres vivos. En su crecimiento y desarrollo siguen un proceso más o menos común. Pero como cada uno tiene una carga genética diferente y se tiene que adaptar a unas condiciones distintas tendrá un ritmo personal en el que va alcanzando los Hitos del Desarrollo Neurológico.

Puede ser útil seguir ese ritmo y comprobar si se desvía mucho de lo normal, porque puede alertarnos de que hay algún problema en el desarrollo. Y hoy disponemos de herramientas para corregir esos problemas. Herramientas que son más efectivas cuanto antes empiezan a usarse.

Pero digo puede, porque también, mal entendidas, pueden ser una fuente de angustia innecesaria para muchas familias.

La guía más básica que casi todos los padres conocen es: «Sostiene la cabeza en torno a los 3 meses, se sienta en torno a los 6, se pone en pie en torno a los 9 y anda sobre los 20 meses.»

Pues es mentira.

Esto no es más que una regla de memorización simplista que no se ajusta a la realidad.

Lo que realmente usamos los profesionales para seguir los hitos del desarrollo de los bebés es lo que llamamos Escala de Denver II.

Es bastante más complicada de esa simplificación. No la añado aquí porque tiene derechos de autor. Pero podéis buscar en Google imágenes de la Escala de Denver II y ahí están.

En ella se tienen en cuenta más de 120 hitos del desarrollo distribuidos en 4 categorías. Cosas que todos los niños acaban haciendo antes o después. Y lo que establece no es una fecha fija, sino un rango desde la fecha en la que ya suelen hacerlo el 25% de los niños y la fecha en la que ya lo hacen el 90%.

Y se añade una valoración del comportamiento del niño durante la exploración que es subjetiva por parte del examinador.

O sea, algo bastante más completo. Pero que para ser bien valorado necesita a un explorador con experiencia.

Las categorías que usa para agrupar los hitos del desarrollo son:

  • Desarrollo personal-social.
  • Movilidad fina.
  • Lenguaje
  • Movilidad burda o gruesa.

Que un niño supere el rango de fechas de la tabla para un hito del desarrollo por arriba o por abajo no es un problema en sí mismo. Sólo nos dice que lo ha logrado antes que el 25% de los niños, lo que suele interpretarse como positivo, o que está entre el 10% de los niños sanos que no lo hacen aún con esa edad.

Aunque están ordenados como una escalera no siempre siguen el mismo orden. Hay «escalones» que se solapan entre sí. Y algunos niños pueden hacer primero uno que aparece más arriba cuando no ha completado los inferiores.

Hay también escalones que se influyen mucho de si hacemos por que el niño los cumpla o no. Por ejemplo «beber de una taza». Pues depende evidentemente de que se lo hayamos ofrecido.

Y hay escalones más importantes que otros.

Todo esto significa en la práctica que hace falta una valoración hecha por alguien con la suficiente experiencia para no dejar pasar un signo de alarma importante, pero tampoco generar una preocupación innecesaria.

Habitualmente es algo que debe hacerse en los controles del niño sano, aunque la mayoría de las veces un pediatra con experiencia no te pasa la encuesta.

El motivo es que las tablas, los protocolos, las encuestas, son guías que los profesionales usamos más cuanto menos experiencia tenemos. Conforme un profesional acumula experiencia va prescindiendo más de las guías establecidas y haciendo más valoraciones subjetivas. Porque la experiencia le permite valorar de forma más rápida y fiable lo que queremos saber: Si un niño concreto está teniendo un problema en su desarrollo neurológico o no.

Lo que sí es esencial es que esas revisiones se hagan con la regularidad necesaria y sean realizadas siempre por un mismo profesional que conoce al bebé y su evolución. Porque cuando es así la valoración resulta mucho más fiable.

Si quieres, echa un vistazo a la Escala de Denver II (como te digo puedes buscarla en Google y la encontraras con facilidad), pero antes de poner el grito en el cielo si tu hijo no cumple cualquiera de los hitos del desarrollo para su edad, consulta a tu pediatra de confianza.

Si confirma tu apreciación lo que hará es derivarlo al Neurólogo infantil para que valore la necesidad de pruebas diagnósticas o ayudas para corregir el problema si lo es.

Pero no te preocupes más de la cuenta. La mayoría de las alteraciones son puntuales y se corrigen con la ayuda adecuada.

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El Niño que No Sube de Peso

El niño que no sube de peso

Niños que a pueden pasar meses sin subir prácticamente de Peso. Porqué no hay que preocuparse en la mayoría de los casos y cuándo sí deberíamos los padres.

Es muy muy habitual que esto sea un comentario en la consulta cuando no la causa principal por la que una familia acude a mi consulta.

Pero lo llamativo es que en la mayoría de los casos todo está bien.

Evolución normal del Peso

En algunos casos el problema es que los padres no entienden que la ganancia de peso que los bebés tienen al principio debe hacerse más lenta.

Suelo poner un ejemplo: Si lo niños siguiesen ganando 200 gramos por semana con 10 años habrían subido 104 kg de peso (52 semanas x 10 años x 0,2= 104 kg).

Las curvas de crecimiento son «curvas» porque cuanto más crece un niño menos va ganando cada semana.

De modo que durante los primeros 3 meses suelen ganar 150-200g / semana.

De los 3 a los 6 meses suelen ganar 100-150 g / semana.

De los 6 meses en adelante suelen ganar 50-100 g / semana.

Pero además, la ganancia de peso no es constante. Unas semanas se puede ganar mucho más de lo habitual y otra puede no ganarse o perderse un poco de peso. Y esta irregularidad aumenta conforme el niño crece. Lo habitual en niños mayores de un año es que puedan pasar varios meses con un mismo peso y de repente ganen mucho.

Pero ¿Cómo está su peso?

En muchos de los casos en que los padres comentan que su hijo no gana peso, éste es normal.

Para comprobar si es tu caso te recomiendo que lo valores en las Tablas de la OMS.

Pero debes entender que estar por debajo de la media no es nada malo. Las tablas son estadísticas hechas con datos de Niños Sanos. La mitad de los padres están condenados por la estadística a preocuparse porque el peso de su hijo está por debajo de la media.

Lléndonos a valores más extremos, tener un peso en el percentil 10 por ejemplo sólo es algo descriptivo. Nos dice que el 10 % de los Niños Sanos de su edad pesan menos que él. Y están sanos siendo así.

Sea cual sea el percentil de peso de un niño lo importante es:

Seguir su evolución. Una alteración importante de los percentiles en los que suele moverse es lo que puede alarmar de que hay un problema.

Valorar si el niño está sano o enfermo. Esto es lo esencial. Da igual el percentil en el que esté, si está sano no hay que hacer nada.

Causas más frecuentes de un estancamiento en el peso

Cuando realmente hay un estancamiento y el peso se detiene o baja durante semanas o meses debemos plantearnos en primer lugar si nuestro hijo tiene algún síntoma de que haya un problema: Dolor abdominal, Debilidad, Vómitos frecuentes, Diarreas frecuentes, Dermatitis…

Las causas más frecuentes de una bajada o parada de la ganancia de peso suelen ser:

  • Intolerancias y alergias alimentarias.
  • Enfermedades crónicas (Bronquitis, amigdalitis, otitis, infecciones de orina de repetición).
  • La simple sucesión de enfermedades agudas en los primeros años de escolarización. Mocos, mocos y más mocos, que el niño está constantemente tragando y hacen que pierda el apetito. Hay que entender que el moco está compuesto de azúcar y proteínas y es muy nutritivo. Pero claro, es reciclaje puro. Segregando y digiriendo moco poco peso va a ganar.
  • Mala Dieta. Otra causa importante de estancamiento, especialmente a partir del 1º año de vida es lo que llamamos Anorexia del primer año.

Intolerancias y alergias alimentarias

El pediatra que le sigue debe valorar cuáles pueden ser lo causantes en función de su evolución de peso, la pauta que has seguido en la introducción de los alimentos y el momento a partir del cual el peso se estancó.

Enfermedades crónicas

Aquí la clave es ir más allá del tratamiento de cada una de las crisis y abordar tratamientos para prevenirlas.

Infecciones en los primeros años de escolarización

Sólo en contados casos responde a que el niño tienen un problema con su sistema defensivo. En la mayoría de los casos funciona perfectamente, pero hasta que se pone al día de los gérmenes con los que vamos a convivir toda nuestra vida pueden ser 2-3 años desesperantes, en los que suelen estancarse de peso en invierno y ganar peso en verano.

Mala Dieta

Cuando los niños descubren que hay una gran variedad de sabores que no habían probado en sus primeros meses de vida y son mucho más apetecibles que esos monótonos purés a los que muchos están acostumbrados, suelen empezar a rechazar su alimentación habitual.

Si eso se acompaña de un estancamiento en el peso la reacción innata de los padres es ofrecerle lo que el niño acepte. Cuando esto ocurre la dieta empieza a hacerse cada vez más limitada en lugar de ir ampliándose. Y el peso se resiente más. Entramos en un círculo vicioso en el que cuanto más se estanca el peso, más proclives son los padres a ofrecerle al niño lo que le gusta. Habitualmente lácteos azucarados.

En resumen:

En la mayoría de los casos cuando un niño acude a la consulta porque no gana peso, el niño está sano y no hay que hacer nada. Pero lo ideal es hacer una valoración personalizada de cada caso, porque hay casos en los que ese estancamiento es signo de un problema que puede resolverse.

Si quieres calcular y comparar los percentiles de peso y talla de tu bebé y que te los explique puedes usar la Calculadora de Percentiles.

 

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Alertas en el Desarrollo infantil: La Mirada

La Mirada como clave para valorar el Desarrollo Infantil

Una de las cosas más reveladoras sobre cómo va el desarrollo de un niño es su Mirada. Cuando los padres me piden signos de alerta para detectar problemas del desarrollo yo siempre les digo: Mírale a los ojos.

Hay muchas formas de valorar el desarrollo neurológico de un niño.

Pese a que me lo piden mucho me resisto a escribir sobre este tema y os explico porqué.

La experiencia me dice que tratar de forma superficial la valoración del desarrollo infantil genera problemas.

Es un clásico que los padres se agobien cuando su hijo está por debajo de la media en peso o talla. Especialmente en el peso.

Pero si algo agobia a los padres es una sospecha de que el desarrollo neurológico va mal. Y no es para menos. El peso y la talla pueden afectar al futuro de tu hijo, pero su capacidad intelectual es evidente que mucho más.

Hay múltiples formas de valorarlo. La más difundida es la Escala de Denver.

En ella suelen basarse los típicos test que se hacen en los controles del niño sano sobre si ya es capaz de …

Se suele hacer registrando lo que se llaman Hitos del Desarrollo, que no es otra cosa que comparar la edad a la que el niño es capaz de hacer cosas significativas comparado con los demás niños. Podéis entrar en este enlace para ver una lista de algunos de los más significativos. Pero antes de correr a hacerlo os recomiendo que leáis el resto de este artículo.

Reduciéndolos a lo más simple para que entendamos algo importante.

Los cuatro hitos clásicos del desarrollo infantil

Casi todo el mundo si se le pregunta sobre hitos del desarrollo suele recitar:

«Sostiene la cabeza a los 3 meses, se sienta con 6, se pone en pie con 9 y anda con 12».

Pero, ¿debemos preocuparnos realmente si un bebé con 3 meses no sostiene la cabeza? ¿Y si no se sienta con 6 meses?…

Pues la realidad es que no. En absoluto, ni siquiera un poquito.

Son mayoría los niños normales que fallan en alguno de estos Hitos. Si no lo hace con uno lo hace con otro. ¿Entonces, porqué se dice?

Voy a ser claro: Porque es una regla fácil de recordar para pediatras en formación.

Siendo serios: ¿Alguien cree que los 4 hitos más evidentes del desarrollo motor de un niño se desarrollan justo cada 3 meses? ¡Pero qué casualidad! Hay que ver lo bien que lo hizo la naturaleza para que fuese fácil de recordar. Claro que eso funciona sólo con el Calendario Gregoriano, con el Musulmán por ejemplo ya se descuadra la cosa….

Es evidente, es una aproximación que se ha redondeado para ser más fácil de recordar. Pero preocuparse como si el niño hubiese cometido un error irreparable en su evolución si no cumple cualquiera de las 4 fechas es absurdo.

Digo esto sólo como ejemplo para entender que cualquier escala de evaluación pretende hacer objetiva la valoración, pero raramente lo cumple. Cualquier test tiene puntos débiles que pueden generar alarma innecesaria. Por ejemplo en la escala a la que os he hecho referencia para los menores de un año pone los siguientes objetivos entre otros:

Es capaz de tomar de una taza.
Tiene el primer diente.
Juega a esconderse y a aparecer luego.

Pero ¿qué ocurre si los padres sólo le dan líquidos en biberón y no han probado nunca a darle a beber de una taza? ¿Es eso signo de un problema en el desarrollo del niño? Claramente no.

A mi hijo le salió el primer diente con 13 meses ¿Y???? ¿Qué tiene eso que ver con el desarrollo de un niño que como mi hijo estaba sano?

¿Y si los padres no juegan con el niño a esconderse y aparecer después?

Es como si los diseñadores de la escala creyeran que los padres se la saben y van a estar haciéndole un examen semanal a su hijo antes de pasar el examen final cuando se les pase el cuestionario.

No cometáis ese error, por favor. Si algo creo que falta hoy en día es espontaneidad a la hora de que los padres jueguen con sus hijos. Sólo falta que hoy en cuanto dejéis de leer el artículo «torturéis» a vuestro hijo haciéndole pasar una tras una de las pruebas que enumeran.

La Mirada y la evaluación de alguien con experiencia

¿Porqué se usan cada vez más las escalas? Creo que hay 3 respuestas:

– Dar respuesta a la inseguridad de los padres. No puedo ya contar las veces que se me ha pedido en Facebook que dé tablas de ese tipo.

– Ponerle «objetividad» a todo. Hacer estadísticas, calcular la media y creer que todo el que no esté en la media está mal es uno de los errores más básicos que repetimos una y otra vez cuando pretendemos aplicar matemáticas a los seres vivos. Nadie cumple la media exacta en todo (bueno, con 7500 millones de seres humanos lo mismo hasta hay alguien así), pero sistemáticamente se usan las medias para decir qué es lo correcto dando la sensación de que todos están mal en realidad. Pasamos al absurdo buscando la objetividad.

Por ejemplo, si decimos que los bebés sostienen la cabeza con 3 meses es porque, si preguntamos a un número estadísticamente significativo de padres cuándo sostiene su hijo la cabeza por primera vez, la media a lo mejor son 2 meses, 28 días, 3 horas y 42 segundos. Pero redondeamos a 3 meses.

¿Pero cuántos niños sostienen la cabeza antes de esa fecha? Pues la mitad. ¿Y la otra mitad tiene un problema de desarrollo? Está claro que no. Los niños con problemas reales del desarrollo, por suerte no alcanzan un 10%.

– Evaluar con personal menos capacitado. Pasar una encuesta es algo sencillo para gente con un mínimo entrenamiento. Valorar el estado de desarrollo de un niño es bastante más complejo. Cuanta menos experiencia tiene un profesional más usa las escalas, cuanta más experiencia tiene menos las usa. Porque con la experiencia somos capaces de captar aspectos no cuantificables y llegar a conclusiones mucho más fiables que una escala.

Lo que yo recomiendo de verdad a los padres para valorar el desarrollo de su hijo, y lo que más valioso me resulta a mí como profesional es la Mirada.

Mi consejo claro: Mira a tu hijo a los ojos, y siempre que tengas oportunidad de hacerlo mira a los ojos a otros niños de su edad.

Aunque las comparaciones son odiosas, si lo que aprecias al hacer esto en tu hijo es muy diferente a lo que ves en otros niños de su edad, consulta a tu pediatra.

Los trastornos más frecuentes del desarrollo suelen incluir casi siempre una «mirada perdida» o «poco despierta».

La mayoría de los trastornos en los que un niño que iba bien empieza a no ir bien, es comentado por los padres como «le he notado un cambio en la mirada que no sé explicar».

Sé que esto son definiciones vagas, poco concretas y muy subjetivas. Pero la experiencia me dice que las madres son muy buenas apreciando cosas así. Los hombres somos más de escalas.

Un ejemplo:

Con la imagen de la cabecera del artículo, si os digo que el niño de la foto tiene 20 meses ¿puedes decirme si tiene buen desarrollo neurológico? Seguramente dirás que eso me dice poco.

Pero ¿y observando la mirada de esta niña?

La Mirada transmite mucho sobre el desarrollo de un niño

¿Tú qué dirías? Esa chispa me dice que es una niña despierta, ¿a ti no?

Si tienes sospechas de que el desarrollo de tu hijo no va bien, fíjate en su mirada. Y si su mirada te hace sentir que las sospechas tienen fundamento, consulta al pediatra.

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Gatear o no Gatear


¿Es necesario Gatear antes de Andar?

No todos los bebés aprenden a Gatear antes de Andar. Por lo tanto, hablar de una edad a partir de la que preocuparse si no gatea no tiene ningún sentido.

Suele decirse que los bebés empiezan a gatear entre los 6 y los 10  meses. En mi experiencia debo deciros que son muy pocos los que conozco que gateen con 6 meses. A mí particularmente no me gusta demasiado definir fechas para los hitos del desarrollo. Valorar la evolución de un niño en función de si cumple o no unos objetivos en una fecha concreta es una forma muy simplista de hacerlo que suele generar mucha ansiedad sin sentido en los padres.

Un ejemplo de ello es Gatear. Hay niños que no gatean nunca. Los hay que sólo se arrastran o que se sientan y se empujan sentados con sus manos («arrastraculos»). El hecho de no gatear o de desplazarse sin andar de una forma diferente no implica que haya un problema.

¿Estimular al bebé para Gatear?

¿Tiene algún sentido estimular a un bebé para que empiece a gatear?

Si entendemos que no es imprescindible que los bebés aprendan a gatear, y que muchos bebés normales no lo hacen antes de andar pero todos acaban haciéndolo antes o después ¿para qué tendríamos que hacer nada que le estimule a gatear? Hacerlo significa que en realidad estamos agobiados por que vaya cumpliendo objetivos. Y no le veo sentido.

Para Gatear es necesario desarrollar el equilibrio, la coordinación entre las extremidades y la fuerza en la espalda. Pero un bebé que se sienta y se desplaza empujándose sentado necesita las mismas habilidades. Sea una forma de desplazarse u otra, ambas son igualmente válidas y sirven para que el bebé evolucione.

La mayoría de los bebés finalmente aprenden a gatear más tarde o más temprano (entre los 10 y 15 meses). Pero algunos lo hacen cuando ya andan. Da igual la forma en la que aprenda a desplazarse antes de andar mientras lo haga por sí mismo. Diferente es si hablamos de hacer con «aparataje», el Tacatá, vamos. Este no es recomendable.

En bebés normales, para permitir un desarrollo adecuado, la cuestión no es cómo estimularle a que haga cosas concretas, como gatear o andar, sino poner las condiciones para que él pueda evolucionar a su ritmo.

Para hacerlo simplemente debemos poner las condiciones para que el bebé pueda actuar sin peligros y con libertad.

Tiene sentido a que un bebé no esté constantemente en sitios limitados como una cuna y tengamos alguna zona da la casa en la que pueda echarse al suelo y moverse sin peligro.

Pero la forma en la que se desplace e interactúe con su entorno no debe ser dirigida.

Participa jugando con él, disfrutando de hacerlo. Pero no es necesario que te plantees si debe alcanzar tal o cual objetivo. O si para su edad ya debería estar haciendo algo concreto.

Nuestros padres no se plantearon cosas así y aquí estamos todos. Hemos aprendido a gatear, a andar y a hacer cosas mucho más complejas desde el punto de vista de la motricidad sin necesidad de que nos guiasen.

Diferente es cuando hablamos de niños con problemas de desarrollo. En ellos puede ser muy útil que profesionales como los Logopedas y los Fisioterapeutas aconsejen a los padres sobre actividades que ayuden a superar su problema.

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¿A qué edad se puede sentar un bebé?

A qué edad se puede sentar un bebé

¿A qué edad se puede sentar un bebé? Esta es la respuesta a una madre que propuso este Peketema en Facebook. En sillita, en porta-bebés, en hamaca, grupo 0…

Suele decirse que no es bueno que un bebé se siente demasiado pronto porque puede dañar la espalda.

A estas alturas ya os habréis dado cuenta de que siempre hay quien sólo ve peligros en todas partes. Y sin duda encontraréis quien os dirá fechas concretas antes de las que no hay que hacer «x» y fechas a partir de las cuales ya debería hacer «x».

En el tema de sentarse suele decirse el archi-conocido:

«Mantiene la cabeza a los 3 meses, se sienta a los 6, se pone en pie a los 9 y camina a los 12 meses.»

A mí siempre me ha hecho gracia. Ya es casualidad que la naturaleza haya establecido una regla de desarrollo de los niños con tal exactitud y tan fácil de recordar…

Y tanto, porque es falsa. Es una orientación burda que como es fácil de recordar se ha extendido. Pero a muchos padres y madres les genera ansiedad cuando su hijo no cumple la regla en el momento exacto. Y es totalmente normal que así sea. Con lo cual es un motivo de preocupación general cuando llegada la mágica fecha el bebé no cumple con los plazos.

Pero eso no es suficiente. Si lo hace antes, «también es malo».

Y así, cuando se ve a un bebé de menos de 6 meses que ya se sienta no falta quien alerte a los padres que eso es malo para la espalda.

Ahora vamos a usar más el sentido común para hablar de cuando y cómo puede ser un problema que un bebé se siente

La preocupación real sobre el sentarse antes de tiempo es el hecho de si eso puede dañar la espalda.

La teoría es que como los bebés tienen poca fuerza en la espalda y los huesos están unidos por ligamentos muy flexibles, un bebé sentado puede adoptar posturas en las que la espalda sufra sobrecargas y que eso acabe generando un daño con secuelas posteriores.

Debemos entender que para que eso ocurra, la fuerza que se aplique debe ser intensa y la fuerza es el propio peso del bebé, que es bastante limitado.

Sólo una mala postura mantenida de forma muy constante sería capaz de algo así.

Y ahí está la clave: Los bebés se mueven mucho y sólo mantienen una postura, especialmente si le genera molestias, cuando hay algo que le obliga a mantenerla. Es decir, un sistema de retención.

Que un bebé se siente (porque puede hacerlo) sin ningún sistema que le evite tumbarse si empieza a estar incómodo, es imposible que le genere un daño en la espalda. Da igual la edad que tenga. En cuanto esté incómodo y antes de hacer un daño significativo el bebé cambiará de postura de forma espontánea.

Por tanto la cuestión es hablar de sistemas de retención para sentar al bebé

Son aparatos en los que colocamos al bebé en una postura determinada. Los más usados para sentar a un bebé son:

Mochila porta-bebés: En las mochilas ergonómicas no hay problema. Están diseñadas para que la postura adoptada por el bebé sea adecuada no forzando la espalda. Y aún así, la cuestión si empieza a estar incómodo es sacarlo y que pueda cambiarla.

Grupo «0»: Llamo en general así a las sillas de transporte para coche en las que sentamos al bebé en los primeros meses de vida. El asiento tiene forma arqueada, por lo que también los llaman «huevos». Y esa es la clave para que no dañe la espalda. Al adoptar una forma de arco, distribuye el peso, como en un edificio. Aunque tienen adaptadores para mantener centrada la cabeza y que no caiga hacia los lados, es frecuente que cuando un niño se duerme pueda volcar la cabeza hacia un lateral de forma bastante forzada. Por eso suelen permitir que basculen, de modo que cuando un bebé es muy pequeño y no mantiene la cabeza, especialmente cuando duerme, lo mejor es ponerlo en la posición más horizontal posible. Pero mientras está despierto, tiene fuerza para sostener la cabeza y lo vemos cómodo podemos mantenerlo en la posición más vertical.

Hamaca: Es similar al grupo 0, pero con menos inclinación y más libertad de movimiento. Sin problema.

Silla: Es a las sillas de paseo que forman ángulo en las que se suele recomendar de verdad, junto con las silletas para comer o similares a las que se refiere de verdad la recomendación de no sentarlos demasiado pronto, ya que en estas se mantiene la espalda erguida, pero no alineada y se carga el peso sobre la parte baja de la espalda. Suele decirse que no es recomendable usarlas antes de los 4-5 meses. Pero en realidad depende mucho del desarrollo de cada bebé. Hay bebés que con esa edad ya se sientan solos y son capaces de mantener una postura más o menos erguida y otros a los que resulta imposible. Mientras veamos que sentado en una silleta la postura del bebé es claramente anormal (se vuelca hacia uno de los lados con la espalda torcida a los pocos segundos de ponerlo), mejor no usarlo.

Pero lo más importante, incluso en esos casos, antes de hacer un daño serio, el bebé se va a quejar claramente. Por lo que si en cualquier momento tu bebé está en un sistema de retención y se queja de forma clara, sácalo para que se mueva con libertad.

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Pseudo estreñimiento del lactante

Pseudo estreñimiento del lactante

Hay dos tipos de Pseudo estreñimiento del lactante: Dos situaciones que pueden hacer que un bebé pase días sin hacer caca. Y en cuál aconsejo hacer algo.


Es muy frecuente que los lactantes puedan pasar días sin hacer caca sin que haya ningún problema. Esto suele ocurrir especialmente a partir de las 2-4 primeras semanas de vida y no es raro que preocupe a los padres, aunque como os decía es muy normal.

Hay dos procesos en el desarrollo del niño que lo explican. A veces lo que vemos es una mezcla de ambos. Pero es útil entenderlos para poder distinguirlos y saber si merece la pena hacer algo o no.

Primer tipo de Pseudo estreñimiento. El «intestino eficiente».

Cuando un niño nace, su intestino debe pasar de no trabajar a hacerlo de forma constante. Eso significa que al principio tiene que adaptarse.

Una de las cosas que tiene es lo que llamamos reflejo gastrocólico. Como la capacidad de su tripa es limitada, en cuanto llega comida nueva al estómago, se mandan órdenes al intestino para que se vacíe y haga sitio al nuevo alimento. El resultado es que pueden hacer caca casi con cada toma. Y no es diarrea. Es lo normal.

Pero poco a poco el intestino va mejorando su capacidad de digerir alimentos y lo que está tomando (leche) no deja casi residuos. Por lo que en algunos casos pueden llegar a absorber casi la totalidad de lo que come. ¿Qué queda entonces para expulsar en las heces? Pues muy poco. Y eso hace que pueda pasar días y días sin necesidad de vaciar. Y que veamos que el niño está perfectamente. Tiene su reflejo gastrocólico justo después de las tomas (notamos que gruñe un poco) pero come bien y no está molesto.

En este caso no hay que hacer nada. Aunque pase días o a veces semanas sin hacer caca el bebé está bien y no le supone ningún problema.

Segundo tipo de Pseudo estreñimiento. El «cierre que no sabe cuándo abrir».

Hay un segundo factor implicado. El culete tiene dos anillos que lo cierran para que no escape el contenido. Uno de ellos (el interno) es lo que llamamos esfínter involuntario. Se relaja sólo cuando se acumula caca en la parte final del intestino. Es cuando notamos el «apretón» como que va a escaparse. Pero entonces nosotros ponemos en acción el anillo externo, el «esfínter voluntario». Que apretamos hasta llegar al baño y relajamos una vez allí.

Al principio, en el lactante recién nacido el esfínter externo (el voluntario) no tiene casi fuerza. Pero en pocas semanas (2-4 habitualmente) va adquiriéndola. Y llega un momento que se relaja si nosotros lo ordenamos. Pero el bebé no sabe que tiene que hacerlo.

En ese momento lo que notamos es que tras las tomas el niño tiene su reflejo gastro-cólico y gruñe intentando hacer, pero no hace. Hasta aquí como el caso anterior. Puede pasar de hacer 5-6 veces al día a pasar varios días sin hacer.

Hay momentos en los que el bebé relaja este esfínter voluntario (sin darse cuenta), pero si no coincide con un movimiento de tripa no sale nada.

Si esto coincide con un intestino muy eficiente, que casi no acumula residuos porque absorbe la leche prácticamente entera, no hay problema.

Pero si no lo absorbe todo y deja una cantidad de residuos apreciable, se van acumulando.

En este niño veremos, a diferencia del primer caso, que la tripa va notándose más llena conforme pasan los días, empieza poco a poco a comer menos y a estar más molesto. Cuestión simple de espacio. Mientras el primer caso puede pasar días o semanas sin hacer caca y no le pasa nada, este bebé del segundo caso va estando más irritable conforme pasan los días.

En ambos casos, cuando por fin hace (lo que ocurre en este segundo caso cuando coinciden movimiento de tripa y apertura del «esfínter voluntario» por casualidad), la caca es blanda.

En este segundo caso el niño mejora tras hacer caca. Está más tranquilo, llora menos, come mejor.

Lo que yo aprendí del Pseudo estreñimiento del lactante es que si el bebé hace caca blanda, aunque tarde varios días, no hay que hacer nada. Pero ¿y si, como pasa en este segundo caso está molesto y mejora al hacer?

¿Podemos hacer algo cuando pasa varios días cada vez más molesto, con la barriga más llena y come peor? Pues mi opinión es que sí. Que podemos ayudarle a relajar el «esfínter voluntario» haciéndolo cuando tiene movimiento de tripa, que vacíe, cedan las molestias y el bebé esté mejor. Y para eso lo que recomiendo es usar microenemas de glicerina (ni supositorios, ni ramas de geranio, ni bastoncillos con aceite, ni cerillas…). Aunque a veces basta con levantarle las piernas y separar los cachetes del culete unas cuantas veces.

¿Es recomendable hacer esto con mucha frecuencia? Pues no. Sólo lo veo necesario cuando tras varios días sin hacer es evidente que el bebé lo está pasando mal. Pero en esos casos no veo justificación para no aliviarle pudiendo hacerlo.

Entonces oigo frases como:

Lo vas a acostumbrar a que sólo haga estimulándole. Mi experiencia me dice que esto no es cierto, sino que con hacerlo unas pocas veces el bebé aprende a hacerlo sólo.

Le vas a hacer daño en el culete. Si se hace adecuadamente (echando una gota de glicerina en el ano antes de empezar a manipular, introduciendo la cánula no más de 1-1,5 cm y moviendo la cánula con delicadeza), no se hace daño.

Los estreñimientos es mejor curarlos por arriba, no por abajo. Estoy de acuerdo, pero cuando es estreñimiento. Esto es un fallo de coordinación del «esfínter» que no se soluciona con laxantes. Darían más retortijones, más dolor, pero no resolverían el problema.

Como de costumbre, problemas que no son realmente enfermedades, y no tienen respuestas simples, pero las hay. Y pese a no ser enfermedades pueden producir un malestar que podemos mejorar. Ante todo, no os preocupéis, es algo que acaba resolviéndose en unas semanas y que no tiene una causa grave. Pero entenderlo nos permite ayudar al bienestar de nuestro bebé cuando podemos hacerlo.

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Estrabismo en niños

Gafas en bebés

Las  madres de nuestra comunidad en Facebook nos piden hablar del estrabismo en niños. Los problemas de vista en niños y su signo más evidente en bebés.

Una de las cosas que puede preocupar a los padres durante los primeros meses es si el bebé ve bien. Es comprensible, no puede decirlo él.

Pero hay signos que nos indican a grosso modo si ven o no ya desde su primer día de vida.

Algunos bebés tienen algún defecto evidente en la formación del Iris.

Coloboma de iris en niño

Otros tienen la pupila blanca.

Pupila blanca en bebés

Otra alteración evidente es que desvíe los ojos de forma que no estén ambos mirando en la misma dirección. Es lo que llamamos Estrabismo.

Algunos por desgracia tienen malformaciones mucho más evidentes.

En cualquiera de esos casos el oftalmólogo valora y actúa sobre el bebé desde el nacimiento.

Pero en lo que vamos a centrarnos para empezar es precisamente en lo que no es tan evidente.

La primera duda: ¿Ve mi bebé?

La prueba más evidente es observar sus reacciones a cambios intensos de la iluminación. Por ejemplo cuando encendemos una luz o abrimos las cortinas. Si nuestro bebé reacciona cerrando los ojos es que ve.

Algo más fino es ver la reacción cuando iluminamos directamente uno de sus ojos con una linterna. La pupila debe reducir su tamaño en los dos ojos por igual al iluminar un solo ojo. Y si iluminamos el otro igual.

Estrabismo en bebés

Lo otro a valorar, que es el tema de nuestro artículo, es si mira con ambos ojos en la misma dirección. Cuando no lo hace es un Estrabismo.

Voy a empezar tranquilizando especialmente a los padres novatos. Casi todos los bebés tienen estrabismo «a ratos» en los primeros meses de vida. Especialmente cuando están a punto de dormirse o justo al despertarse, controlan mal la posición de los ojos. Y notamos que puede meter el ojo hacia dentro.

Pero ¿y si lo que hace es desviar un ojo hacia afuera? Eso sí debe ser valorado siempre por el oftalmólogo lo antes posible. Aunque lo haga a ratos.

El problema con los niños es que a veces dan la sensación de juntar los ojos sin que sea real.

Falso estrabismo en bebés

Si miráis la foto superior, veréis que el reflejo de la luz en ambos ojos está en el centro. El bebé de arriba aunque pudiésemos pensar que mete un poco su ojo derecho, no lo hace.

Pero si miráis la que hay por debajo el reflejo no es igual en ambos ojos: En un ojo está en el centro de la pupila y en el otro en el borde del iris. El bebé de la foto inferior está metiendo hacia dentro su ojo izquierdo. Y es el izquierdo porque lo que le hemos dicho al niño es que mire la luz. Con su ojo derecho está mirándola. Pero el izquierdo no.

Estrabismo en bebés

Así de simple es diagnosticar un estrabismo.

Como decimos es normal que pueda ocurrir en bebés de menos de 6 meses. Pero cada vez con menos frecuencia y lo hacen a veces. No de forma permanente.

El oftalmólogo debe valorar un estrabismo:

  1. Si es continuo.
  2. Si lo hace cada vez con más frecuencia conforme crece.
  3. Si sigue haciéndolo por encima de los 6 meses.
  4. Si el ojo se desvía hacia afuera.

Si aparece sólo antes o inmediatamente después de dormir y cada vez es menos evidente, es normal.

Causas del Estrabismo

Las dos causas más frecuentes de Estrabismo son la Hipermetropía y una alteración en la fuerza de uno de los músculos que controlan la posición del ojo:

  1. La hipermetropía es una alteración del ojo que hace que la imagen se enfoque por detrás de la retina. Suele mejorar conforme se crece, ya que al hacerse más grande el ojo, la retina va quedando cada vez más atrás. Son bebés que necesitan usar gafas durante los primeros años de vida, pero que en su mayoría llegan a prescindir de ellas. Y aunque parezca raro, los bebés suelen dejarse las gafas puestas, porque con ellas ven bien y sin ellas no.
  2. Los músculos: Hay una serie de músculos que controlan el movimiento del ojo. A veces uno de ellos tiene poca fuerza o demasiada haciendo que el ojo se desvíe de la posición en la que debería estar. En estos casos hay dos opciones: Operar o tratar con sustancias que inyectadas sobre el músculo regulan la fuerza que tiene.

La importancia de tratar el estrabismo en bebés

Cuando, por hipermetropía o porque un músculo funciona mal, ambos ojos no están alineados, el cerebro recibe dos imágenes que no puede encajar. Cuando esto ocurre, el cerebro selecciona y anula una de ellas.

En las primeras fases de desarrollo del cerebro, los nervios establecen millones de conexiones y van reforzando las que son útiles y eliminando las que no. Así se produce algo tan asombroso como el desarrollo de la mente de un niño.

Cuando, por no ser congruentes, el cerebro bloquea la llegada de la imagen de uno de los ojos, estamos seleccionando que queremos funcionar sin la información que éste nos dé. Este proceso varía de unos niños a otros, siendo mucho más intenso al principio. Pero por encima de cierta edad (5-8 años) la capacidad de revertirlo se reduce muchísimo.

El resultado, si no se corrige, es un Ojo vago. Un ojo que, aunque está ahí y no parece tener un problema evidente, no aporta su imagen al cerebro porque éste ha anulado la información que le enviaba.

Por eso cuando hay un estrabismo real, cuanto antes y mejor se trate más garantizamos una correcta visión para el resto de su vida. Así que ante la duda, visitad al oftalmólogo.