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Alergia o intolerancia a proteínas de leche de vaca

Inmunoterapia para eliminar la Alergia a Proteínas de la Leche de Vaca en niños y bebés.

Alergia a proteínas de la leche de Vaca. Bebés a los que sienta mal la leche de vaca y sus derivados. Cómo se diagnostica y se trata. Podemos eliminar la alergia con Inmunoterapia.

Se habla mucho sobre la leche de vaca. Hay quien la considera un alimento imprescindible para los niños y quien la llama directamente veneno.

Como de costumbre, ni un extremo, ni el otro. La leche es un alimento completo, pero no imprescindible. Su mala fama nace de que es el alimento que con más frecuencia produce alergias o intolerancias.

Hay dos elementos que pueden generarlo:

  • Proteínas de leche de vaca. Especialmente la Caseína, la lactoalbúmina y la lactoglobulina.
  • Lactosa. Es el azúcar de la leche.

En este artículo nos centraremos en las proteínas de la leche de vaca.

Hay otro artículo en el que hablo de la intolerancia a la lactosa.

Alergia a proteínas de leche de vaca:

¿Qué notamos en el bebé cuando toma leche y tiene alergia?

  • Una reacción al tomar leche de vaca con vómitos, diarrea, erupción en la piel, tos, bajada de tensión con palidez de piel y decaimiento. La alergia significa que el sistema defensivo del bebé se defiende contra las proteínas de leche de vaca porque considera que son algo agresivo. Si ocurre esto, sospechamos que puede haber una alergia.
  • A veces la alergia es más lenta, produciendo unos síntomas menos llamativos: Dolores de barriga, duerme mal, dermatitis atópica o del pañal que no acaba de mejorar, tendencia a responder de forma inadecuada a las infecciones…

Analíticas para confirmar la alergia a proteínas de leche de vaca:

  • IgE total elevada. Son los anticuerpos que habitualmente suben en las alergias. Las cifras totales elevadas nos dicen que hay algo que le está generando sensibilización del sistema defensivo. Pero no nos dice qué.
  • IgE específica a caseína, Alfalactoalbúmina y Betalactoglobulina. Son las tres proteínas de la leche a las que son alérgicos con más frecuencia. Si sale positiva a alguna o varias de ellas se confirma la sensibilización. Pero:
    • Si son negativas no se descarta. Porque en la leche hay muchas más proteínas capaces de causar alergia y también hay alergias no mediadas por IgE.
    • Hay niños con IgE positiva que sin embargo cuando tienen contacto con la leche no reaccionan. Hablamos de sensibilización pero en este caso sin alergia.
  • Prick o prueba de parche positiva: Contacto en la piel con aquello que sospechamos que produce la alergia. Esta prueba es más fiable, porque probamos con leche completa y sea lo que sea que produzca alergia, el cuerpo reacciona. También tiene 2 problemas:
    • Tiene sus riesgos, especialmente cuando la primera reacción ha sido muy intensa. Si hacemos una herida leve y ahí aplicamos la leche la tendencia a reaccionar del sistema defensivo aumenta. Hacer pruebas de Prick varias veces a un niño puede hacer que sus reacciones a la leche sean cada vez mayores. Hasta el punto de llegar a veces a hacer un shock anafiláctico con una prueba de Prick.
    • Que tenga un Prick positivo no implica que tomando la leche por vía oral genere reacción.

Intolerancia a proteínas de leche de vaca:

¿Qué notamos en el bebé?

En este caso no es que el sistema defensivo se defienda por error contra las proteínas de leche de vaca. El problema es que el intestino del bebé no puede digerirlas. Cuando quedan sin digerir, algunos gérmenes de la flora intestinal lo hacen y pueden liberar sustancias que irritan el intestino, haciendo que no absorba bien el resto de nutrientes y provocando molestias.

Las más frecuentes son: Digestiones pesadas, irritabilidad, no gana peso, diarrea o vómitos esporádicos.

Pruebas para confirmar:

  • IgA sérica elevada. A veces aparece. Pero con frecuencia no.
  • Esteatorrea o creatorrea elevados. Es decir, como el intestino está irritado no podemos absorber bien los nutrientes y hay demasiada grasa en las heces y algunas otras indicaciones de que algo no va bien.
  • En biopsia (no indicada) se verían zonas de atrofia vellositaria parcheadas. Se hace en estudios, pero no es necesaria para diagnosticar la intolerancia.

Diagnosticar Alergia o intolerancia a las proteínas de la leche de vaca: Retirada- Reintroducción

Es la prueba más clara y la que yo suelo usar siempre que la reacción al tomar la leche no genere síntomas demasiado intensos.

Si sospechamos que un bebé tiene intolerancia o alergia a las proteínas de leche de vaca, podemos retirarlas de su alimentación. Al hacerlo el bebé suele mejorar en unas semanas (2-4 semanas suele ser suficiente).

Tras ese periodo reintroducimos de nuevo las proteínas de leche de vaca en su dieta y si hay Intolerancia o Alergia , las molestias reaparecen en pocos días. A veces en horas.

Esta es la única prueba que responde a las dos preguntas esenciales ante una alergia o intolerancia digestiva:

  • ¿Cuál es el causante?
  • ¿Es mejor mantener el alimento en la dieta o eliminarlo?

Esta prueba no precisa medios técnicos, no hay que pinchar al niño, no precisa la remisión a un especialista para realizarla…

Leches especiales para niños que no toleran la leche de vaca:

Esto puede ocurrir también en niños que toman sólo pecho, pero cuya madre toma leche de vaca o productos que la contienen en sus ingredientes. Cuando esto ocurre se trata eliminando la leche de vaca de la alimentación de la madre.

El tratamiento en los bebés que toman leche artificial es cambiarla por otra que:

  • No contenga proteínas de leche de vaca. Especialmente útiles en alergias muy marcadas. Hoy en día las hay de soja o de arroz. Las de soja no me gustan porque pueden generar alergias cruzadas con la de vaca.
  • En alergias o intolerancias leves pueden usarse leches hidrolizadas o parcialmente hidrolizadas a partir de leche de vaca.
  • Las elementales son leches en las que rompemos tanto las proteínas que ya sólo quedan aminoácidos individuales. Se usan en alergias muy intensas.

Pero es tu pediatra o el digestivo infantil quien te indicará la más adecuada en cada caso.

Actuación en niños a los que sientan mal las proteínas de leche de vaca

La leche de vaca es algo omnipresente en la alimentación occidental.

En la mayoría de los casos la intolerancia a las proteínas de la leche de vaca acaba desapareciendo con la edad conforme madura el intestino.

Pero la alergia puede reducirse, aumentar o persistir durante mucho tiempo. El riesgo más importante en un niño que va creciendo y sigue siendo alérgico a la leche de vaca, especialmente en las alergias graves, es que conforme crece cada vez resulta más difícil evitar los contactos accidentales. Es vivir con una espada de Damocles sobre su cabeza.

Pero además, durante los primeros años de vida la tendencia de las alergias es a desaparecer. Conforme va creciendo, si la alergia persiste cada vez tiene más riesgo de que persista de por vida.

Inmunoterapia

Cada vez más se tiende a buscar la tolerancia de forma activa. Esto es lo que yo hago en mi consulta. Se puede conseguir en casi todos los niños que dejen de ser alérgicos a la leche en menos de un año. Y se puede hacer de forma que además normalicemos el funcionamiento del sistema defensivo. Porque una alergia alimentaria no es algo aislado. Es una señal de que la inmunidad está mal regulada.

Una mala regulación que en algunos niños va aumentando su lista de señales poco a poco con dermatitis atópica, una lista creciente de alergias alimentarias, hiperreactividad bronquial, asma…

Si tu hijo tiene alergia a las proteínas de la leche de vaca y tienes interés por hacer este proceso de normalización del sistema defensivo consiguiendo la tolerancia a la leche pregunta a tu pediatra.

Yo también estoy a tu disposición en mi consulta en Granada o para que me consultes online.

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Escala de Denver: Hitos del Desarrollo Neurológico en Bebés

Escalas para valorar el Desarrollo Neurológico del Bebé. Escala de Denver

Hitos del desarrollo neurológico en bebés: Escala de Denver. Valora si tu bebé se está desarrollando bien en psicomotricidad, sociabilidad y lenguaje.

Una de las cosas que más preocupan a los padres es que su hijo vaya superando etapas en el desarrollo neurológico de forma adecuada.

Para valorar de forma objetiva este proceso suelen usarse tablas de referencia. Una de las más utilizada es la Escala de Denver.

¿Qué es la Escala de Denver?

La Escala de Denver es un esquema en el que se han situado los principales hitos del desarrollo del bebé de forma gráfica en una escala de tiempo.

Aquí puedes ver una de las formas de representarla. Hay muchas.

Desarrollo neurológico. Escala de Denver

Como verás hay 4 grupos de adquisiciones del desarrollo infantil o hitos:

– Motoras gruesas: Son las que evalúan la movilidad del cuerpo en su conjunto o de partes importantes del mismo. En este grupo están las que más conoce la gente: Sostener la cabeza, sentarse, ponerse en pie, caminar….

– Motoras finas: Son las que valoran la movilidad más detallada, más compleja, que le permite hacer cosas en detalle.

– Lenguaje: Intenta objetivar con datos concretos si un niño está desarrollando su capacidad de comunicación de forma adecuada.

– Interacción Social: Se centra en las adquisiciones implicadas en las relaciones sociales.

Y que están organizadas de forma cronológica:

En una escala de tiempo que va desde el nacimiento hasta los 6 años.

Al principio va mes a mes, y desde los 14 meses ves que va saltando cada vez más meses juntos.

Cada uno de los Hitos del Desarrollo tiene una franja, no una fecha:

Esta Escala y otras similares, son una forma resumida de expresar una estadística.

Lo que hacen es tomar un grupo amplio de niños sanos en su desarrollo neurológico, y registrar cuándo adquieren cada una de esas habilidades.

Cuando se dice que los niños se sientan en torno a los 6 meses lo que expresamos es una media redondeada. Esto es muy importante entenderlo:

– Si miras la imagen de la Escala de Denver verás que para “sentarse solo” hay dos hitos: “se sienta sin apoyo” y “se sienta sólo”. Esto puede inducir a error. Entendemos por se sienta sin apoyo cuando un bebé lo pones tú sentado y sin tener donde apoyarse es capaz de mantenerse en esa posición. Y Se sienta sólo, cuando el bebé está tumbado y es capaz de incorporarse por sí mismo hasta quedarse sentado sin que le ayudes a hacerlo.

– Quedémonos con el Se sienta sin apoyo, que es al que suele referirse la gente con el hecho de que el bebé ya se sienta. Como ves tiene una franja que empieza en torno a los 5 meses, sigue en blando hasta algo más de los 6 meses y luego se prolonga en gris hasta los 8 meses. Esto significa que el 25 % de los niños normales ya se sienta sin apoyo a los 5 meses, que con algo más de 6 meses lo hacen el 75% de los bebés sanos y que a los 8 meses ya lo han logrado el 90% de los niños sin problemas. Importante: Un 10% de los niños que no tienen ningún problema en su desarrollo no se sientan aún a los 8 meses.

Esta Escala sólo nos orienta para saber si nuestro hijo está más o menos en línea con lo que hacen la mayoría. Que un niño no haya conseguido alguno de los hitos del desarrollo más allá de la edad en la que lo hacen según la estadística el 90% no quiere decir, ni que tenga un problema, ni que haya algo que tengamos que hacer. Lo único que se recomienda es sea valorado por un profesional. En la mayoría de los casos los niños van a ser normales y sólo tendremos que seguirlos de forma más estrecha.

Si detectas que tu hijo se sale de alguna de las franjas, no te preocupes demasiado, es muy normal. Pero pide cita con tu pediatra para que lo valore.

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Alimentación complementaria en bebés

Los objetivos en la alimentación complementaria del bebé

Cómo pasar en los bebés de la leche como único alimento a una alimentación completa. ¿Cuáles son los límites reales a tener en cuenta?

Posiblemente si sois unos padres de un bebé de 4-6 meses estéis un poco perdidos. Lleváis unos meses en los que habréis lidiado a lo mejor con algunos problemas con la alimentación. ¿Cuándo tenía que comer y qué cantidad eran vuestras dudas esenciales desde que nació vuestro hijo.

Pero a estas alturas posiblemente os estén «bombardeando»: ¿Cuándo vas a empezar a darle otras cosas? Yo con su edad ya le daba… La leche ya no le alimenta…

La cuestión es que cuando os decidís a buscar información encuentras muchas contradictorias.

De hecho, en esta misma web hay mucha información sobre el tema, y ahora me he decidido a añadir esto porque pienso que ni siquiera yo he sido lo bastante claro hasta ahora.

Intentaré que este artículo lo sea. Y sobre todo desterrar mitos y centrarnos en lo que de verdad está justificado.

Ideas claras para empezar la alimentación complementaria:

  1. Se llama complementaria porque hasta el año la leche sigue siendo lo esencial. De hecho hay niños que siguen tomando sólo leche hasta casi el año y sin problemas. Eso significa que es importante que lo toméis con naturalidad. Si un bebé con menos de un año no acepta muy bien una toma de comida, le ofrecemos leche y «santaspascuas». Para que un niño esté bien alimentado necesita Macronutrientes (hidratos de carbono, grasas y proteínas), que en la leche están en cantidad y proporción suficiente. Por eso un bebé puede estar meses tomando sólo leche. Pero también están los Micronutrientes (vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos y ácidos grasos esenciales…. son cientos diferentes). Aquí lo más difícil es tener una dieta lo suficientemente variada para tenerlos todos. La cantidad es muy pequeña y es fácil de alcanzar, pero para tenerlos todos tiene que tener una dieta muy variada. Si logramos una dieta tan variada que aporte todos los Macronutrientes (leche a demanda) y Micronutrientes (de todo lo demás aunque sea en cantidades muy pequeñas), el niño estará Bien Nutrido.
  2. Otro objetivo es evitar las Alergias Alimentarias. Claramente hemos fallado en esto con la estrategia clásica. Se pensó que retrasar la introducción de los alimentos más difíciles de digerir y alergénicos hasta que el intestino madurase era la estrategia adecuada. Pero ha fallado estrepitosamente. No sólo no han bajado, sino que se han disparado las alergias. Puedes leer aquí el porqué.
  3. El otro objetivo es que la relación del bebé con la comida sea buena. La forma en la que el bebé empieza a relacionarse con la comida en estos primeros años puede marcar mucho tiempo su actitud ante la alimentación. Pelear, por ejemplo, para que «se acabe la comida» es la mejor forma de que la próxima vez que te vea aparecer con ella te ponga mala cara antes de empezar. Entretenerlo para que coma más es hacerlo un comedor pasivo, y luego te quejarás de que tienes que darle de comer con 5-6 años. Cuando el niño está preparado desde que muestra interés por la comida para alimentarse por sí solo.

Cuándo empezar con la alimentación complementaria

Las recomendaciones en las que hay consenso decían (y yo también) que si no hay una causa real para hacerlo en otro momento, se consigue reducir la incidencia de alergias alimentarias si hasta los 6 meses toma sólo leche y desde esa edad no tardamos en introducir una alimentación completa.

Cada vez está más claro que en realidad introducir los alimentos tarde favorece la aparición de alergias alimentarias.

Motivos NO JUSTIFICADOS pero muy frecuentes para iniciar pronto la Alimentación Complementaria:

  • Empezar con zumos de fruta porque está estreñido. Para empezar, la mayoría de los casos de estreñimiento en lactantes no lo son. Son lo que se llama pseudo-estreñimiento del lactante. Y en el estreñimiento, el zumo no es solución, sino la fruta completa con su fibra. Además de que los zumos no me gustan un pelo.
  • Darle cereales en la cena para que duerma mejor. Es muy frecuente que empiecen a plantearse esto los padres cuando entre los 5 y 7 meses cambia el patrón de sueño de los niños. Pero el hecho de que empiecen a despertarse más no tiene nada que ver con el hambre. Si fuese cuestión de eso bastaría con darle más cantidad de leche.
  • Porque a los familiares se les ocurre que ya toca. Pues eso. Que entre las múltiples formas que algunos tienen de inmiscuirse en la forma en la que criáis a vuestro hijo está el decirte cuándo hacer qué. Ya te darás cuenta de que hay quien siempre te dirá que lo hacéis mal. Si lo haces porque no debías y si no lo haces porque ya es hora…

Motivos JUSTIFICADOS para no demorar el inicio de la Alimentación Complementaria:

  • Confianza en los Instintos del bebé. Soy un convencido del método BLW. Este método surgió tras décadas de normas en la introducción de la alimentación que complicaban mucho el proceso y al final se ha demostrado que generaban problemas. Se planteó entonces un ejercicio de humildad: Esto lleva miles de generaciones funcionando si que haya expertos que definan cómo hacerlo. Y lo ha hecho porque el desarrollo normal de los bebés incluye una serie de habilidades y conductas instintivas que van sucediéndose de forma espontánea y funcionan. La clave es que los bebés, en general hacen lo que hacen, “Cuando lo necesitan y están preparados para hacerlo”.  La mejor opción es permitir el desarrollo del bebé tal como manifiesta sus instintos a no ser que tengamos un motivo justificado para interferir.
  • Alergias Alimentarias. Ya se ha demostrado que retrasar la introducción de alimentos no previene las alergias, sino que hace coincidir con más facilidad esa introducción con infecciones en las que el sistema defensivo está activado, buscando al culpable, y es más fácil que cometa un error y culpe al alimento del daño generado por la infección. Así aparecen las Alergias Alimentarias. Cualquier retraso de la introducción de alimentos debe estar muy justificado, porque tiene un coste en forma de aumento de las Alergias Alimentarias. 
  • Complementar con Micronutrientes su dieta. Cuando un niño nace ha recibido durante el embarazo una reserva de micronutrientes (minerales, vitaminas, aminoácidos y ácidos grasos esenciales…) que va a usar durante los primeros meses de vida. Muchos de estos micronutrientes son escasos en la Leche. Los Macronutrientes no son un problema. Proteínas, grasas e hidratos de carbono están en la leche en cantidad y proporción más que adecuadas. Pero antes o después (influyen muchos factores, como la prematuridad, la eficiencia de la placenta, la situación nutricional de la madre durante el embarazo) empieza a tener una carencia de algunos de esos micronutrientes. Surge entonces el instinto de echárselo todo a la boca. Recuerda, el bebé hace las cosas cuando está preparado y lo necesita. Pero a pesar de que lo prueba todo, comer come muy poco. Lo que está buscando ese instinto no es cubrir los Macronutrientes, sino una cantidad muy pequeña pero de una gran variedad de micronutrientes. Para eso sirve que se lo eche todo a la boca, a pesar de que lo expulsa con el reflejo extrusivo. Está coleccionando micronutrientes: Cantidades pequeñas de todo lo que pilla.

El momento que ahora recomiendo para introducir la alimentación complementaria es aquel en que al bebé le llama claramente la atención nuestra comida.

Eso hay niños en los que ocurre a los 4 meses y otros en los que a los 7…

Poner una fecha exacta (6 meses) para el BLW es absurdo: “Hasta los 6 meses menos un día no puede probar nada ¿y al día siguiente puede probar de todo?”.

Algunos lo hacen porque dicen que haciéndolo se defiende la Lactancia Materna Exclusiva. 

Si introduces purés y en un mes tu bebé está tomando 4 papillas al día, claro que te has cargado la lactancia materna. De repente has cubierto el 80% de las necesidades de comida de tu hijo con Alimentación Complementaria. La producción de leche va a bajar en picado. 

Pero si lo haces con BLW, va a probar de todo, pero la cantidad de comida que va a tomar no cubrirá ni el 10% de sus necesidades. Tardará muchos meses, en un proceso gradual, en cubrir una parte significativa de sus necesidades. 

¿En qué orden introducir los alimentos en la dieta de un bebé? Otra alternativa.

Hay tantas guías como pediatras. A modo de ejemplo, para los que prefieran tener una de esas guías en esta web tenéis dos: Una para los niños que hacen lactancia materna y otra para los que hacen lactancia artificial.

Pero os aclaro que aunque presentan un orden «justificado», en realidad hay muy pocos límites reales a lo que debe y cuándo debe introducirse en la alimentación.

Ya no uso listas, porque son un error que genera problemas frecuentes.

Así que os voy a exponer un planteamiento alternativo a esas dos listas para los que escojáis que va más con vuestra forma de ser y especialmente con la del bebé.

Teniendo claro que el objetivo es que nuestro hijo acabe teniendo una alimentación lo más variada posible y que su relación con la comida sea buena, ¿te gustaría que…?

  • ¿…Descubrir alimentos nuevos no sea una lucha sino algo incentivado por su propia curiosidad?
  • ¿…Respetar el ritmo al que él mismo se interesa por los alimentos mientras no haya una causa real para hacer otra cosa?
  • ¿…Que acabe comiendo de forma autónoma y al mismo tiempo tenga una dieta variada y disfrute de las comidas?

Eso es lo que pretende una forma de alimentación llamada Baby Led Weaning. El problema es que la mayoría lo asocia simplemente con la «excentricidad» de alimentar a los bebés sin purés dejando que jueguen con la comida y lo pongan todo pringado para acabar por no comer casi nada.

En realidad consiste en hacer del niño el principal actor de la introducción de la alimentación, aprovechando dos cualidades propias de su edad: La curiosidad y la imitación.

Casi todos los padres que dan sus tomas regladas descubren antes o después que su hijo, que antes tomaba genial los potitos, pasa cada vez más de ellos y sin embargo empieza a pirrarse por nuestra comida. El Baby Led Weaning lo que propone es: ¿Qué problema hay si empezamos por ahí, que es en realidad a donde queremos llegar? Pues eso, no parece muy absurdo. Especialmente cuando no hay un motivo para no hacerlo.

Para que esto funcione es esencial entender que mientras no tengamos un motivo claro para hacerlo de otro modo:

  • La cantidad de comida la marca el niño.
  • En cuanto a la variedad, nosotros ofrecemos variedad y el niño por curiosidad empieza a probar. La única forma en la que inducimos que pruebe alimentos nuevos es ofreciéndolos con más frecuencia.

Los únicos límites temporales en cuanto a variedad realmente justificados son:

  1. No dar antes del año:
    1. Leche de vaca entera. Se suele asumir que a partir del año es cuando la mayoría de los bebés tienen un intestino suficientemente maduro para tomar leche entera. Darla antes puede generar intolerancias con más facilidad. Sí pueden tomar leche adaptada, yogur o queso desde el momento que muestre interés por probarlos.
    2. Miel cruda. En la miel hay con frecuencia esporas de Clostridium botulini. Un germen que en niños pequeños es capaz de producir una intoxicación grave. Es más fácil cuando la flora intestinal no está aún muy madura y cualquier germen como éste tiene más facilidad de crecer. Y mientras la barrera que filtra todo lo que entra en el cerebro es más inmadura. Se considera que el límite a partir del que es seguro darla es en torno al año.
    3. Verduras de hoja verde. Son muy ricas en nitritos y pueden producir una intoxicación. También se recomienda que no tomen mucha cantidad ni con mucha frecuencia durante el primer año de vida..
  2. No dar antes de los dos años:
    1. Cantidades Importantes ni frecuentes de Pescado azul grande y marisco. Son animales que filtran mucha agua y su cuerpo es muy rico en grasa. En esa grasa se acumulan impurezas que por culpa de la contaminación de los mares pueden ser peligrosas. Especialmente los metales pesados son más peligrosos en los niños durante la primera fase del desarrollo cerebral. Se considera seguro darlos por encima de los 2 años. Pueden tomar cantidades esporádicas y pequeñas.
    2. Nada de Huevo crudo. En el huevo puede haber salmonela. Pero en la mayoría de los casos está en escasa cantidad para producir una infección. Nuestro estómago es capaz de destruirla con su secreción ácida mientras no sean muchas las bacterias. Pero los niños pequeños producen menos ácido en su estómago, por lo que una cantidad menor de germen es capaz de producir la infección. De nuevo se habla de los 2 años como la edad segura para tomar merengue, pan mojado en la yema de un huevo frito, o en un huevo semi-cocido (pasado por agua), mayonesa, crema pastelera…
  3. No antes de los 4 años:
    1. Frutos secos si no están triturados y humedecidos. Triturados y humedecidos no hay problema. Aquí el peligro es el atragantamiento. Los frutos secos son la causa más frecuente de muerte por atragantamiento en niños. Y lo son porque cuando nos atragantamos con otras cosas, como pan, galleta, patata frita (otros objetos sólidos que se trituran en fragmentos y pueden aspirarse hacia la vía respiratoria)… son alimentos que en medio húmedo se deshacen. Mientras que los fragmentos de frutos secos se hinchan, de modo que un trocito de 1 mm en el bronquio puede multiplicar su tamaño por 5 y hacer que el niño se ahogue. Pero en cuanto a las alergias, se ha visto que tomar los frutos secos tarde favorece la aparición de alergias. ¿Cómo combinar ambas realidades? Podemos dar frutos secos triturados y humedecidos. Es decir, un bizcocho que en la masa lleve almendra, nuez, cacahuete, avellana… muy molidas no tiene ese problema de atragantamiento. Porque esos frutos secos en la masa han cocido y se han humedecido dilatándose ya. Pasa igual con las salsas que lleven esos frutos secos muy picados y cuezan un buen rato. En estas formas sí es bueno dar frutos secos y cuanto antes.

Quitando estos alimentos, no hay ninguna justificación real para que cualquiera de los demás alimentos no pueda tomarlos un niño de más de 6 meses. Y de hecho se recomienda que para evitar alergias el huevo, o los frutos secos se introduzcan pronto.

Lo que sí es recomendable es que aunque el orden sea marcado por las preferencias del niño, anotemos en algún lugar cuando empezó a tomar cada alimento nuevo. Porque estos datos pueden ayudarnos a identificar alergias si aparecen.

Sólido o puré en la alimentación complementaria

Una de las bases del BLW es dar al bebé alimentos no triturados. 

Lo que el niño muestra interés por hacer es coger todos los objetos (comida incluida) y llevárselos a la boca. 

Siempre cuando sale este tema se plantea el riesgo de atragantamiento. 

Tal como lo explico a los padres:

Antes o después tu hijo gateará y caminará. Dejarás de poder controlarlo constantemente. Y tendrá dientes. 

Si llega a esa situación sin saber manejar los sólidos en su boca el riesgo de ahogamiento sube y mucho.

La pregunta clave es: ¿Prefieres que tu hijo aprenda a manejar los sólidos en la boca contigo delante, o sin ti?

Yo claramente preferiría que fuese con un adulto presente.

Por tanto debemos hacer esa tarea cuando el niño aún no tiene autonomía para desplaces sin control. 

Si queremos además reducir el riesgo de ahogamiento mientras aprende establecemos 3 grupos de alimentos:

  1. Tan duro que no puede partirlo y tan grande que no le cabe en la boca. Con estos alimentos, no teniendo dientes el riesgo de ahogamiento es 0, ya que no puede introducirlos realmente en la boca. Sólo puede chuparlos. Ejemplos: Una manzana pelada entera, una pera pelada entera, Melocotón pelado entero, Ciruela pelada entera…. Trozo grande de pan duro. Filete grande y grueso de carne…. Media naranja cortada y sin pepitas….
  2. Alimentos tan blandos que se deshacen con sólo frotarlos suavemente. Son alimentos que no pueden llegar a la garganta formando un bloque sólido que la bloquee. Puedes atragantarte con ellos como puedes hacerlo con leche, pero no puedes ahogarte. Ejemplos: Sopa de fideos finos bien cocidos, arroz blando bien cocinado, patata cocida muy blanda, zanahoria cocida muy blanda, lentejas tan cocidas que se deshacen fácilmente….
  3. Por último, a evitar al principio: Alimentos que pueda partir, pero cuesta deshacer. Cuando veo como imagen típica de BLW los “fingers de manzana” (tira de manzana en forma de dedo), la verdad. Una tira de manzana puede partirse. Y si ese trozo está duro y se va hacia la garganta puede ahogar a un niño. De hecho la manzana es el alimento con el que hay más atragantamiento haciendo BLW. 

Lo normal es empezar con los alimentos del grupo 1 y 2. Y dejar los del grupo 3 para cuando el bebé lleva ya semanas practicando con los dos anteriores. El grupo 1 y 2 pueden iniciarse cuando aún tiene reflejo extrusivo. El 3º grupo sí tiene sentido que se haga cuando desparezca ese reflejo extrusivo, ya que su desparación indica que el bebé se considera preparado para tragar sólidos.

Lo mejor es que sea capaz de manejar todos los sólidos antes de que tenga dientes y autonomía para explorar por su cuenta.

Evitar malos hábitos alimenticios

  • Evita los alimentos «de consumo». Llamo así a aquellos alimentos que no existían hace 100 años y todos ricos en azúcar: Zumos con leche, yogur de sabores, bios, petit, yogures líquidos para subir las defensas, chuches en general, gusanitos en particular, ketchup….
  • No entretener a los niños (televisión, móvil, tablet…) para que coman. Que coma si tiene hambre, y si no, lo hará en la comida siguiente. Pero no lo conviertas en un comedor pasivo: Zombi embobado que engulle porque le das mientas está distraído en otra cosa.
  • No uses la comida como forma de entretenerlo. No le des el trozo de pan o la galleta cuando está aburrido, no quiere ir en el carro o llora sin más. Las necesidades afectivas se alivian con afecto, no con comida. Si sustituyes afecto por comida acabará teniendo un circuito inconsciente que le dirá: «La ansiedad se quita comiendo» = Obesidad.
  • No pelees con tu hijo para que coma un poco más. Sólo conseguirás hacer desagradable la comida y transformar la comida en lo que no es: Un elemento de juego, disputa o pieza de cambio para otros problemas.

Con esto creo que podéis abordar esta aventura. Todo lo demás que suele decirse es complicar lo que no tiene más ciencia. Hay mucho de tradición pasada de persona a persona en cuanto a cómo hacerlo que no tiene ninguna justificación. Os animo a que en nuestra comunidad de Facebook comentéis vuestra experiencia y las recomendaciones que os han hecho en vuestro caso.

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Cómo tratar los mocos en niños y bebés: El Baile del Moco.

Cómo tratar los mocos de los niños que constantemente tienen en invierno

Tratar los mocos en niños y bebés. ¡De verdad imprescindible y comprensible! Este artículo puede evitar muchas visitas al médico y medicinas innecesarias.

Ya he escrito otras veces sobre este tema. Hay muchos artículos en esta web sobre mocos y cómo tratarlos. Pero de verdad creo que os merece la pena leer este. Voy a explicaros lo que llamo el «baile del moco espeso y el moco claro». Si aprendéis a bailarlo podéis ahorraros muchas visitas al pediatra y evitar que vuestro hijo tome muchos medicamentos que no le van a ayudar.

Se trata de entender algo que todos los niños pasan en los primeros inviernos de su vida. Algo que hace que llamemos mocosos a estos niños. Porque siempre tienen moco.

En este artículo trataré que entiendas cómo tratar los mocos de tu hijo, entendiendo:

  • Por qué siempre tiene moco.
  • Las distintas situaciones que hacen que ese moco esté.
  • Cómo tratar los mocos según la fase en la que esté.
  • Qué no sirve y por qué no sirve para tratar el moco.

Si logro que al acabar tengas claros estos puntos, me alegraré de haber ayudado a que entiendas algo que muy pocos comprenden. Y gracias a ello podrás manejar las situaciones más frecuentes que llevan a urgencias a muchas familias.

¿Por qué siempre tiene moco?

Empecemos dibujándolo todo. Mi experiencia me dice que estos dibujos son muy útiles para entender todo el proceso.

Vía respiratoria superior, con las anginas y las vegetaciones
La vía respiratoria en un niño. Destacamos en rojo las vegetaciones y en naranja las anginas.

Moco claro en la nariz con un catarro.
Fase inicial del catarro: La mucosa de la nariz produce moco claro abundante que cae constantemente tanto hacia fuera por la nariz, como hacia dentro por la garganta. La gran mayoría del moco es tragado por el niño y va a su estómago.

Moco espeso en la garganta tras crecer las vegetaciones
Tras ceder el catarro el moco claro de la nariz ha desaparecido. Las vegetaciones (en rojo) y las anginas (en naranja) han crecido para defender contra el catarro. El moco ahora es espeso y cae desde las vegetaciones escurriendo por la garganta cuando está incorporado. Prácticamente no hay moco en la nariz.

Efecto de tumbarse en un niño con las vegetaciones grandes
Cuando en esta fase de vegetaciones grandes el niño se tumba: El moco se acumula llegando a ocupar toda la garganta, lo que le hace despertarse con tos. El paladar cae hacia atrás y choca con las vegetaciones limitando mucho el paso de aire, lo que le obliga a respirar por la boca roncando. El moco puede irse hacia el oído favoreciendo dolores o infecciones de oído.

Primera fase: Moco claro de nariz

Por mucho que nos empeñemos en que no anden descalzos para que no se resfríen, en taparle los riñones o ponerles la bufanda…

En invierno, a partir de los 4-5 meses, germen que pasa por su lado, infección que le toca pasar a todos los niños.

Y los virus y bacterias no entran por los pies ni a través de la piel del cuello o la espalda. Los niños pequeños, siempre que pueden respiran por la nariz. Y esa es la puerta de entrada de la mayoría de las infecciones respiratorias.

Nada más entrar, en cuanto empiezan a proliferar y generan irritación la mucosa de la nariz hace su trabajo: Fabricar moco.

El moco de la nariz es un moco claro, acuoso que cae de forma casi constante. En algún momento puede espesarse si se retiene. Por ejemplo cuando está tumbado. En esos momentos podemos ver el moco más denso o incluso verdoso-amarillento. Sin que eso signifique que la causa de la infección sea una bacteria.

Cuando el niño está incorporado el moco suele fluir claro. Esta fase de moco claro suele durar 2-4 días. El principio del catarro. En esta fase puede haber algo de tos, pero son más llamativos los estornudos.

Son los días que tarda el sistema defensivo en producir defensas contra el germen y empezar a eliminarlo. Se supone que ahí debería acabar la cosa, pero no.

Segunda fase: Moco espeso en la garganta

El sistema defensivo de la garganta tiene una serie de cuarteles que producen defensas:

  • Las vegetaciones o adenoides: Están en la parte superior de la garganta, tras la nariz.
  • Las anginas o amígdalas: Son las «bolas» a cada lado de la garganta.
  • Los ganglios del cuello: A ambos lados del cuello.

Todos crecen cuando hay una infección. Al hacerlo aumentan la capacidad de responder a infecciones nuevas en esa zona.

Como os decía, la mayoría de las infecciones entran por la nariz. Y ahí el encargado son las vegetaciones.

Cuando crecen las vegetaciones notamos varias cosas:

Congestión:

  • Al niño le cuesta más trabajo respirar por la nariz. La tiene taponada. El tapón son las vegetaciones, una masa de carne al fondo de la nariz.
  • Respira peor cuando se tumba y mejor cuando está incorporado. Esto se debe a que tumbado el paladar cae hacia atrás y choca con las vegetaciones bloqueando el paso de aire por la nariz. Cuando está incorporado el paladar cuelga hacia abajo dejando espacio para que pase el aire.

Moco espeso:

  • Tiene moco, pero es espeso y no se ve en la nariz más que en ciertos momentos. El moco es verdoso y lo vemos por la mañana al despertarse, si estornudo o si tose. Puede tener también moco en los ojos del mismo color que el de la nariz.
  • Si haces lavados nasales no mejora, se enfada. El moco realmente está saliendo de las vegetaciones y escurre hacia abajo por la garganta. Sólo sube cuando el niño empuja el moco hacia arriba con tos o estornudos, o cuando escurre hacia fuera al estar tumbado. Quitando esos momentos no hay moco en la nariz. Está en la garganta. Y al hacer lavados nasales no sale nada porque en la nariz no hay moco.
  • Durante el día tiene gestos frecuentes de tragar. Está tragando el moco que escurre por su garganta. La mayoría del moco de los niños acaba en su barriga. Se lo tragan y lo digieren.

Menos ganas de comer:

  • Come peor. El moco está compuesto de azúcar y proteínas. Alimenta bastante y el niño con vegetaciones está constantemente tragándolo. Con lo que es normal que tengan menos hambre.

Tos nocturna y cuando se agita:

  • Tose cuando se agita. Tienen una tos que no mejora con ningún jarabe para la tos. Y cuando tose se nota que mueve moco. A veces esa tos le provoca el vómito. Tose cuando tiene que hacerlo para dejar paso al aire en la vía respiratoria. Durante el día puede ocurrir cuando corre, ríe o llora, porque mueve el moco y si bloquea el paso de aire tose hasta limpiar la garganta. Habitualmente 3-5 golpes de tos hasta que en el último notamos que arranca el moco. A veces para echarlo vomitando. La mayoría de las veces para tragárselo.
  • Tose más cuando está tumbado. Durante el día decía que el moco escurre y se lo tragan. Pero cuando están tumbados, en la siesta o durante la noche, el moco se acumula y llega un momento en que toda la garganta está llena de moco. Entonces el niño se despierta y tose hasta que consigue liberar el paso de aire. Esta tos nocturna es algo más insistente que durante el día, con más agobio para el niño y es más fácil que acabe en un vómito de moco espeso. Suele despertarles varias veces a lo largo de la noche. Y es habitual que justo al levantarse tosa también.

Estos son los dos pasos básicos del baile.

Tras cada catarro aparecen los síntomas de las vegetaciones.

En uno niños es más llamativo que en otros.

Y conforme avanza el invierno es cada vez más evidente.

Este proceso suele ir a menos al final del invierno porque las infecciones empiezan a ser menos agresivas y frecuentes.

En verano hay una mejora clara, porque en cuanto pasan semanas sin sufrir un nuevo catarro las vegetaciones se van reduciendo solas.

Y a partir del 2º o 3º año de escolarización también mejoran porque los niños ya conocen a la mayoría de los gérmenes de su entorno y las infecciones se hacen más esporádicas, lo que permite que las vegetaciones bajen de tamaño.

Cómo tratar los mocos en cada una de estas fases: Lo que sirve y lo que no

Lo primero importante cuando hablamos de tratar los mocos es decidir cuándo merece la pena hacerlo y cuando no.

Hay que entender que siempre tendrán algo de tos y moco. Y que no tiene sentido tenerlos durante los primeros años de vida con medicinas constantemente. Pero que cuando esos mocos o esa tos empeoran claramente su calidad de vida tenemos recursos para que mejoren.

Yo entiendo que un niño debería tomar medicamentos para la tos o los mocos si:

  • No descansa bien por culpa de los mocos o la tos.
  • No se alimenta bien por la cantidad de mocos que toma o vomita con frecuencia por la tos.
  • Tiene dolor por la acumulación de moco en los oídos o por irritación de la nariz de tanto limpiarle.

Pero ¿qué sirve y qué no sirve realmente para tratar los mocos en los niños?

Los principales medicamentos que se usan en los niños con mocos son los siguientes:

  • Mucolíticos. Son medicamentos que hacen que el moco sea menos espeso. Os confieso que llevo más de 10 años sin usarlos y no los echo de menos. A mi parecer no suponen una mejora en ningún caso. Hacen el moco menos espeso, pero aumentan la cantidad de moco, con lo que estorba más. He visto más niños empeorar por tomarlos que mejorar realmente.
  • Antitusivos. Medicamentos para reducir la tos. Sólo debería usarse en toses secas que no son útiles para limpiar la vía respiratoria pero suponen una molestia importante al niño. Es un medicamento que sólo debería usarse con prescripción médica. Y de hecho poco a poco casi todos están pasando a ser medicamentos que se venden sólo con receta.
  • Broncodilatadores. Medicamentos que abren los bronquios para favorecer la expulsión de moco. Son útiles cuando hay una tos frecuente que mueve moco. Pueden ayudar a que se expulse el moco de los bronquios con más facilidad. Pero lo mejor es usarlos por indicación médica.
  • Corticoides. Bajan la inflamación de las mucosas y usados directamente sobre las vegetaciones pueden reducir su tamaño. Es una de las pocas opciones útiles antes de plantear la reducción de las vegetaciones en un quirófano. En el baile de los mocos es muy útil usado adecuadamente. Hablaré un poco más adelante de cómo lo hago habitualmente.
  • Anti-histamínicos. Son medicamentos que reducen la irritación de las mucosas para que produzcan menos  moco. Son muy útiles cuando el la fase inicial de catarro con moco claro abundante el moco es tanto que impide descansar, comer bien, se acumula en el oído o irrita tanto la nariz que limpiarles con un pañuelo se convierte en un suplicio.

De todos estos medicamentos como veis yo salvo sobre todo a los dos últimos en este «baile del moco claro y el moco espeso». En algunos casos pueden ser útiles también broncodilatadores y antitusivos.

Cómo suelo tratar los mocos cuando las vegetaciones empiezan a dar la lata

Cuando atiendo a un niño que lleva semanas o meses con mocos y tos sin padecer bronquitis, en la mayoría de los casos hay unas vegetaciones que están creciendo en respuesta a una sucesión constante de catarros.

Entonces les explico las dos fases básicas y cómo pueden manejar la evolución que les espera el resto del invierno:

Veo muchos niños a los que se receta en estas situaciones un corticoide nasal durante meses. Yo soy más de explicar a los padres y usar los medicamentos cuando es necesario según la situación del niño:

  1. Si el niño no descansa bien, tiene otitis frecuentes o tose tanto que le impide descansar o vomita con facilidad y lo que tiene son las vegetaciones grandes suelo recomendar el corticoide nasal durante una o dos semanas. 
  2. Cuando mejora, suele quedar con algo de moco en la garganta y algo de tos. Pero ya en unos niveles que no le causan molestias importantes. Es imposible eliminar del todo estos mocos y esta tos.
  3. Entonces toca esperar al siguiente catarro. Notaremos que ha llegado cuando empiece a caer de nuevo moco claro de su nariz. En esta fase recomiendo empezar sobre la marcha con un anti-histamínico si el moco es abundante hasta el punto de dificultar el descanso o la alimentación o si genera dolor. El efecto del anti-histamínico es reducir la producción de moco. Y gracias a ello reduce las molestias asociadas al moco. Hay quien dice que esto dificulta también la defensa del niño contra la infección. No es mi experiencia en absoluto. No va a eliminar el moco por completo. Va a reducirlo a una cantidad que no genere tanto malestar. Además hace menos probable que aparezcan complicaciones como la otitis o la bronquitis. Y al tomarlo durante el catarro reduce la tendencia de las vegetaciones a crecer para responder al catarro.
  4. Cuando el flujo de moco se reduce claramente retiramos el anti-histamínico. Si tras hacerlo el niño se queda bien, con algo de moco y tos, pero leves, esperamos al próximo catarro.
  5. Si al desaparecer el moqueo claro abundante el niño queda con mucha tos nocturna, ronquidos, congestión nasal importante y mucho moco en la garganta, podemos repetir la tanda de corticoides nasales. 

El baile del moco claro y moco espeso es acompañado si es intenso de anti-histamínico y corticoide nasal de forma alternativa:

  • Moco claro abundante nasal = anti-histamínico en jarabe.
  • Moco espeso abundante en la garganta = corticoide nasal.

Si en cualquiera de las dos fases las molestias son muy leves y el niño come y duerme bien y no tiene dolor, no usamos ninguno de ellos.

Cuándo debemos pensar en una complicación que se sale de este baile invernal

Os recomiendo que aunque esto os haya quedado claro acudáis para que el pediatra valore a vuestro hijo siempre que:

  • La tos sea persistente y se acompañe de ahogo. Cuando un niño tiene bronquitis la tos no son 2-5 golpes seguidos que cesa en cuanto notamos que arranca el moco de la garganta. Pueden estar tosiendo durante horas sin que en ningún momento nos dé la impresión de que se ha limpiado la vía respiratoria. En la bronquitis además hay ahogo. No se nota que le falte el aire por congestión en la nariz, sino que respira más rápido y como un pez fuera del agua, como intentando atrapar el aire.
  • Fiebre alta o que se acompaña de mal estado general. Las vegetaciones no dan fiebre. En este baile del que hemos hablado puede haber fiebre en los primeros días de moco claro nasal abundante. Coincide con el principio de la infección. Pero si pasado ese moco claro, sigue la fiebre y el niño está más decaído hay que descartar otras infecciones más serias, como anginas, neumonías, otitis…
  • Si dudas o sospechas que tu hijo tiene algo más. Respeto mucho la intuición de los padres. Conocéis mejor que nadie a vuestro hijo. Y cuando algo os dice que vuestro hijo no está bien, haced caso a esa intuición.

Hay quien al leer esto puede pensar que estoy fomentando la auto-medicación.

Pero la realidad es que todos nos automedicamos. Y en la muchos casos lo hacemos bastante mal.

No creo que buscar información sea malo. Sino que en la mayoría de los casos el problema es que no es clara o es insuficiente.

Espero que este artículo os ayude a dejar de usar medicamentos constantemente y que no aportan gran cosa en la mejora de la calidad de vida de los niños con mocos. Y que tengáis una visión algo más clara del proceso en su conjunto.

Otras Referencias:

https://seup.org/pdf_public/hojas_padres/catarro.pdf

https://enfamilia.aeped.es/temas-salud/medicamentos-para-tratar-catarro

No siempre comparto al 100% las indicaciones generales de las Sociedades Científicas. Lo que recomiendo es fruto del conocimiento de los protocolos y la experiencia de ejercicio de la Pediatría durante más de 20 años.

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Crisis del Sueño entre los 4 y 7 meses.

Cuando acabamos haciendo colecho pero peleamos para no hacerlo

Muchos bebés que ya estaban durmiendo con 0-2 tomas nocturnas empiezan a despertarse con mucha más frecuencia a partir de los 4-7 meses. Te explico porqué y las opciones que puedes escoger.

En la evolución del Sueño durante los primeros meses de vida hay cambios muy llamativos.

Hoy nos centraremos en el que se produce entre los 4 y 7 meses, dependiendo de cada niño.

Cuando un bebé nace tiene tendencia a dormir mucho durante los primeros días de vida. Está agotado y saturado de estímulos y tareas nuevas.

Pero entonces aparece una necesidad nueva que cubrir con urgencia. ¡Hay que comer!

Vemos que habitualmente a partir del 2º-3º día de vida busca alimentarse con mucha frecuencia, tanto de noche como de día se despierta y alimenta casi al mismo ritmo.

Cuando esta necesidad de alimento va siendo cubierta las tomas suelen espaciarse, más en la noche que en el día. La influencia de La Luz diurna y la oscuridad nocturna hace que la melatonina empiece a regular el ciclo circadiano y tenga más interés por alimentarse y buscar estímulos de día y más por descansar de noche.

Algunos bebés llegan a echar alguna noche completa o con 1-2 tomas como mucho antes de los 3-4 meses.

En lo que llamamos crisis de crecimiento, puede tener alguna noche suelta de tomas constantes, pero con una tendencia clara a espaciarse.

Y entonces cuando creíamos que esto iba genial, cambia de forma llamativa.

De repente el número de despertares se multiplica. Pasan a tener un ciclo de sueño largo (3-5 horas habitualmente) en la primera mitad de la noche, y luego ciclos cortos de en torno a una hora en la segunda mitad. A veces incluso más cortos.

Cada vez que se despierta pide que le ayudemos a dormirse de nuevo con el ritual de sueño que solemos hacer.

Os explico a qué se debe este cambio en el sueño

En la mayoría de los niños su ritual de sueño hace que se duerma en brazos de quien le cuida:

Alimentándolo. Tomando su leche.

Dándole estímulos. Meciéndolo, paseándolo…

Para entender cómo llegamos a esto:

Al principio el cerebro del bebé es bastante básico. Tiene 3 necesidades: Comer, Estímulos y Dormir.

Para que un bebé se duerma tiene que tener cubiertas sus necesidades de Comer y Estímulos.

Cada una de esas necesidades está regida por una zona del Cerebro. Y luchan entre sí buscando un equilibrio.

Cuando un bebé está cansado y tiene sueño, no es raro verlo irritado, y no consigue dormirse hasta que lo alimentamos o le damos estímulos meciéndolo o paseándolo. Depende de cual sea su necesidad más deficitaria en cada momento. Es muy frecuente que la maniobra que cubre ambas necesidades (tomarlo en brazos y alimentarlo) sea el ritual de sueño por excelencia. 

Esto hace que desde muy pequeño la forma en la que acaba durmiéndose sea casi siempre en brazos de quien le alimenta o da estímulos.

Van pasando los meses, el cerebro madura, y la costumbre se hace ley. Las redes neuronales van definiéndose y el camino para llegar a dormirse se concreta. El bebé hace un ritual para dormirse que realiza mientras come y/o recibe estímulos.

La mayoría de los bebés tienen varias vías, varios rituales, que les permiten dormirse.

Algunos incluso han desarrollado caminos que le sirven para dormirse sin ayuda, de forma espontánea. Esos niños no suelen tener el cambio de ritmo de sueño del que hablamos. Y siguen durmiendo de noche con 1-2 despertares como mucho.

Pero aquellos en los que todos los rituales que tienen precisan la ayuda de sus cuidadores, la piden cada vez que salen de un ciclo de sueño y quieren entrar en el siguiente.

Mucha gente interpreta que es por hambre. Pero alimentarlo no le duerme porque tenga hambre, sino porque es parte de uno de los rituales de sueño que lleva utilizando desde hace meses. De hecho, aunque se les alimente más antes de acostarlos, siguen despertándose con el mismo ritmo.

¿Cuáles son las opciones para que todos volvamos a dormir?

Os aclaro para empezar que cuando esto ocurre, el bebé descansa. El problema es que la forma de hacerlo impide descansar a sus cuidadores. Especialmente a la madre cuando el bebé toma pecho. Hasta el punto de que en mi experiencia es una de las razones más frecuentes por las que muchas madres se plantean abandonar la lactancia.

Defender la lactancia en ese momento pasa por ofrecer a la madre una opción viable para que sea sostenible.

Nosotros, igual que el bebé, tenemos ciclos de Sueño:

– Un ciclo largo en la primera parte de la noche. Es el más profundo y reparador. Pero solemos acostarnos más tarde que el bebé, lo que hace que él esté acabando su ciclo largo cuando nosotros no hemos hecho el nuestro. Entonces pide ayuda, nos despertamos interrumpiendo nuestro ciclo profundo y eso hace que nos sintamos agotados.

– En los ciclos cortos y más superficiales, el problema es que tampoco estamos acoplados por completo. De modo que el bebé nos los interrumpe una y otra vez. 

Por supuesto, criar hijos supone sacrificios. Que te vas a perder tu serie favorita de televisión por tu hijo es algo que se da por hecho. Pero que puedas pasar meses y meses sin una noche de sueño decente…. Por mucha buena voluntad que le eches te afecta de forma negativa. Hay pocas cosas que puedan afectar tanto la salud como esto.

Y es imposible que tú estés de mal humor y con agotamiento crónico sin que eso afecte negativamente a tu bebé.

Por tanto, cuando esto ocurre no es cuestión de buena voluntad o capacidad de sacrificio. Hay que ser realistas y buscar opciones que os permitan descansar a todos mínimamente bien.

Mucha gente ve un conflicto irresoluble entre las opciones más habituales:

Colecho. La opción más evidente. Si el bebé necesita mi ayuda para dormirse, cuanto más cerca antes acabamos. Que duerma con nosotros en nuestra cama.

Que aprenda a dormir sólo, fuera del dormitorio de los padres.

Yo las veo simplemente como dos opciones diferentes entre las que elegir la que mejor nos permita descansar.

¿Qué hace falta para que el Colecho funcione?

Entiendo por funcionar, que la calidad de sueño de todos sea razonablemente buena. Para que esto ocurra es necesario:

Que los padres quieran hacer Colecho. Hay gente que directamente no quiere. Por mucho que les insistamos en que es una opción totalmente segura y la más natural, hay gente que es incapaz de descansar con su bebé en la cama.

Aprovecho para recordar que el Colecho no aumenta, sino que reduce las probabilidades de Muerte Súbita siempre que el colchón sea firme, no padezcamos obesidad, no seamos adictos a drogas, no fumemos y no usemos ropa de cama pesada.

Que los padres tengan un sueño fácil. Hay gente que es capaz de dormir encima de un camión de bomberos con la sirena a toda potencia. Y que cuando se despiertan tienden a dormirse de nuevo con facilidad. Pero no todos somos así. Hay mucha gente que se despierta con cualquier ruido o movimiento y a los que luego cuesta mucho volver a dormirse. Cuando esto es así, se hace muy complicado dormir junto a un bebé que se mueve y hace ruidos mientras duerme.

En aquellos que Queréis hacer Colecho y descansáis razonablemente bien haciéndolo, la opción es clara: Colecho. Tanto tiempo como sigáis reuniendo ambas condiciones.

Todos los niños, antes o después acaban durmiendo en otro dormitorio. Pero descansando, nos da igual cuándo llegue eso. Podemos esperar y disfrutarlo mientras.

Y cuando el Colecho no funciona ¿Cuál es la Opción?

Hay gente que piensa que la única opción es el Colecho, porque durante mucho tiempo en España la única alternativa que se planteaba era enseñar a dormir al bebé dejándolo llorar en la cuna. Es lo que en España se ha llamado durante mucho tiempo “Duérmete Niño” o “Método Estivill”. Yo claramente no recomiendo este método.

Pero, ¿y si te dijera que tu hijo puede aprender a dormir sólo sin dejarlo llorar? Que podéis pasar de 6-8-10 despertares en la noche a ninguno, o como mucho un par de ellos.

Habrá quien diga que enseñar a dormir a un bebé es absurdo, que no necesitas enseñarle a respirar ni a dormir. Como chiste tiene su gracia. Pero cuando pasas noche tras noche sin descansar, deja de ser gracioso.

Quienes defienden el Colecho, funcione o no, lo hacen dentro de un esquema de Crianza con Apego que comparto al 99%.

El 1% que no comparto es cuando no ven más que una opción y la siguen defendiendo aunque afecte negativamente a toda la familia.

Cuando hablamos de Crianza con Apego hay que entender que la relación que une a un bebé con sus padres es tan importante que si los padres están agotados, necesariamente el bebé está peor que sus padres descansan de forma decente.

Por no hablar de los problemas de pareja que se generan cuando el sueño es malo. Y que por supuesto afectan al bienestar del niño.

Si quieres saber cómo enseñar a tu hijo a dormir sin dejarlo llorar puede leer este artículo.

http://www.mipediatraonline.com/como-ensenar-a-dormir-a-un-bebe-sin-dejarlo-llorar-peketema-2/

 

Del mismo modo que hay familias en las que el Colecho no funciona, puede haber otras en las que esta alternativa tampoco lo haga.

En ellas, aunque a priori no quisierais hacer Colecho, ¿lo habéis probado? Porque como os digo, en este tema creo que hay que ser muy pragmático. Y si lo pruebas y el resultado es que mejora la calidad de descanso de todos ¿Por qué no?

Resumiendo: 

Si todos dormís bien, no hay necesidad de cambiar, sea la que sea la forma en la que lo hagáis.

Pero si no descansáis con un mínimo decente de calidad, ¡Hay Alternativas! 

Pierde el miedo a probarlas, porque siempre puedes volver a lo que tienes ahora.

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Bebé de 2 meses Bebé de 6 meses Blog Edad del Bebé o Niño Infecciones en Bebés y Niños

¿Por qué mi bebé babea mucho?

Por qué mi bebé babea

¿Babéa mucho tu bebé? Te dirán que eso van a ser los dientes. Pero esa es sólo una de las causas y no la más frecuente. Te cuento las más habituales y las que realmente pueden ser importantes.

Para entender por qué un bebé babea mucho lo principal es su edad.

Yo distinguiría entre los bebés que empiezan a babear en torno a los dos meses, mentiéndose las manos en la boca, y los que ya más adelante lo hacen, entre los 6 y 12 meses. Y por último el que sin meterse las manos en la boca empieza a babear mucho.

El bebé de en torno a 2 meses que empieza a babear metiéndose las manos en la boca

Es un paso clave del desarrollo de las habilidades para alimentarse.

Aunque cuando lo ven casi todos te dirán que está preparándose para la salida de los dientes, raramente salen tan pronto.

Cuando un bebé pasa el primer mes y medio, dos meses, suele tener cubiertas sus necesidades de comida y sueño de forma regular. Y empieza a ganar protagonismo la tercera: La necesidad de estímulos.

Como parte de esa necesidad de estímulos, el niño descubre sus manos y tiende a llevárselas a la boca para explorar nuevas sensaciones. Se entretiene jugando con sus manos en la boca.

Y cuando introduce las manos en la boca, se estimula la salibación. Por eso empieza a babear.

Podría pensarse que es un entretenimiento sin mucha importancia. Pero en realidad juega un papel fundamental para cuando llegue la alimentación complementaria:

  1. Llevarse las manos a la boca es necesario para llevarse alimentos a la boca en la fase posterior.
  2. Mascar, morder los dedos y jugar con la lengua le da una movilidad que no estaba ejercitando con el chupeteo y que va a ser necesaria para procesar los alimentos sólidos.
  3. Esa salivación aumentada es necesaria para ablandar, lubricar y tragar mejor los alimentos sólidos.

Por tanto babea como parte de un plan de desarrollo definido instintivamente. No tiene nada que ver con los dientes.

Bebé de 6-12 meses que babea mucho metiéndose las manos en la boca

Es aquí, entre los 6 y 12 meses cuando realmente suelen salir los primeros dientes.

Lo que podemos notar cuando ocurre es que el bebé tiende a morder con la zona en la que los dientes están a punto de salir. Si miramos esa zona de la encía la veremos ensanchada y puede que nos sorprendamos con los primeros picos de los dientes asomando en ella.

En esta fase tampoco la saliva es algo inútil: Contiene sustancias que nos protegen de las infecciones y alivian el dolor.

Bebé que babéan mucho sin meterse las manos en la boca y comen peor

De todas las posibilidades de babeo, ésta es la única que indica que algo va mal.

Cuando un niño empieza a comer mal y claramente hay un aumento del babéo sin meterse las manos en la boca suele ser un sigo de que le duele mucho al tragar. El dolor es tan intenso que le impide incluso tragar su propia saliva.

Suele estar causado por alguna infección viral que produce llagas en la boca. Estas llagas duelen tanto que el simple gesto de tragar resulta muy doloroso.

En muchos casos, si miramos en el interior de la boca veremos también alguna llaga en la lengua o en el interior de las mejillas y los labios.

Llévalo a su pediatra para que te confirme la infección y te recomiende el tratamiento adecuado.

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¿Es un problema que se chupe el dedo para dormir con 3-6 meses?

Qué es mejor, que un bebé se chupe un dedo o que use el chupe?

Muchos dicen que es malo que un bebé se chupe el dedo para dormir y pretenden sustituirlo por el chupe. Te explico mi opinión sobre este tema.

Escribo este artículo a petición de Verónica como Peketema en nuestra comunidad de Facebook.

“Chuparse el dedo para dormir en bebes de entre 3 y 6 meses… Qué hacer para que conciliar el sueño sino sabe usar el chupete. Cómo hacer para evitar por la noche que se lo meta y no morir de sueño en el intento….. ¡Gracias!”

Sé que esta respuesta va a descolocar a Verónica. Pero ¿Por qué quieres que no haga lo que describes?

¿Por qué no dejarle que se duerma chupando su dedo?

¿Por qué morir en el intento de evitar algo natural que da al niño autonomía para dormirse?

Ahora voy a explicarlo:

¿Es malo que un bebé se duerma chupándose el dedo con 3-6 meses?

Mi respuesta es clara: ¡Por supuesto que no!

Un chupe no es otra cosa que un dedo de plástico. Antes de la invención de los chupes, la mayoría de los niños se chupaban el dedo.

Un chupe es un material inerte, sin capacidad de defenderse. Un dedo es un material vivo que se defiende para evitar é que en su superficie (como la del resto de la piel) crezcan gérmenes agresivos.

Chuparse el dedo puede deformar la encía. Pero es una deformidad reversible hasta cierta edad. Lo que pasa es que con el chupe ocurre exactamente lo mismo. Para evitar deformidades permanentes de la boca la clave es eliminar el chupe o el dedo antes de cierta edad. En esto hay quien es más restrictivo y quien menos. Mi opinión es que podemos hacerlo desde el momento en que el bebé tiene su arcada dentaría completa, en torno a los 2 años. Para esa edad tendrá ya 16 dientes. Le faltarán por salir únicamente los molares de atrás, que suelen aparecer en torno a los 3 años. Y a los que ni el chupe ni el dedo llegan ya para ayudar a aliviar la molestia.

Cuando llegue ese momento de retirar dedo o chupe hay trucos. En el caso que nos ocupa, el dedo, lo que suelo recomendar es poner un esparadrapo en ambos pulgares (si son los que usa) y mantenerlos tanto de día como de noche durante un par de semanas. Lo cambiamos las veces que haga falta según se deteriore el esparadrapo.

Haciéndolo así podemos conseguir fácilmente que deje de chuparse el dedo cuando está justificado que lo haga. Pero hasta entonces:

La autonomía para la que el bebé está preparado gracias a su dedo (ese chupe de carne que nunca se pierde).

Esto es algo en lo que no se piensa. Verónica preguntaba cómo lograr que su bebé no se durmiese con el dedo. Y mi pregunta es ¿para qué?

En la edad en la que consulta, entre los 3 y 6 meses, es precisamente el periodo en el que los bebés configuran su ritual de sueño. Os voy a aclarar lo importante que es esto.

La mayoría de los bebés durante los 3-4 primeros meses de vida duermen cada vez más de noche reduciendo el número de despertares.

Pero a partir de esa edad los ciclos de sueño se hacen más claros y se definen los rituales de sueño. El resultado es que cada vez que un bebé sale de un ciclo de sueño y quiere entrar en el siguiente aparece una pregunta: ¿sabe hacerlo sin que nosotros hagamos nada o no?

Rituales de sueño dependientes e independientes.

Y aquí surge una diferencia importante que va a definir el descanso de toda la familia durante muchos meses o años:

  1. Ritual dependiente. Cuando un niño sólo sabe dormirse con un ritual que precisa la ayuda de sus cuidadores va a pedir esa ayuda cada vez que se despierte, aunque lo único que necesite sea volver a dormirse. En el caso del que hablábamos, con el chupe, va a pedir que se lo pongas. Y ahí estarás, de ponedor oficial de chupe a las 3 de la mañana, a las 4, a las 5….
  2. Ritual independiente. Si por el contrario su ritual de sueño es algo que puede hacer sin ayuda, como chuparse el dedo, se despertará con la misma frecuencia que el niño anterior. Pero si su única necesidad es volver a dormirse, introducirá su dedo en su boca, chupará su dedo y se dormirá. Así en todos los ciclos de sueño en los que no haya ninguna otra necesidad.

No pretendamos que los bebés prescindan de nosotros, pero dejemos que adquieran la autonomía que su desarrollo les permite

Claro que tener un bebé supone asumir sacrificios. Nadie duda eso. Y para un defensor de la crianza con apego como yo  dar esa atención con el máximo agrado es muy importante.

Pero los niños van creciendo y se van haciendo cada vez más autónomos a una gran velocidad. Tanto, que en muchos casos los padres sentimos miedo o no vemos que el bebé tiene ya esa capacidad.

El que trato hoy es un ejemplo. Cuando un bebé se lleva su mano a la boca y después su dedo no está más que cubriendo etapas de su desarrollo normal.

Llevarse las manos a la boca es una forma de conseguir estímulos, y un paso previo a la autoalimentación.

Pero como todo en la naturaleza, cada nuevo paso tiene implicaciones en otros aspectos: Jugar con el dedo en la boca y chuparlo va a dar a la lengua una agilidad y fortaleza necesaria para el proceso de masticar y deglutir adecuadamente.

Y en el aspecto en el que tratamos, chuparse el dedo, da a bebé la capacidad de calmarse sin ayuda, no porque no queramos dársela. Sino porque llega el momento en que puede elegir entre perdírnosla o cubrirla por sí mismo. Es su primera técnica de autorelajación.

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¿Por qué las Alergias Alimentarias son cada vez más frecuentes?

Por qué las Alergias Alimentarias son cada vez más FrecuentesLas Alergias Alimentarias son cada vez más frecuentes en los niños. ¿Por qué?

Durante años como pediatra recomendé cosas que ahora contradigo. Voy a explicar en este artículo cuáles son esas diferencias y los motivos que me llevan a defender lo contrario de lo que hace pocos años defendía.

Empezaré aclarando algo: Este artículo no es una crítica a mis compañeros Pediatras. Es una autocrítica. Tal vez alguno se sienta identificado y, espero que no, atacado. Estoy abierto a seguir aprendiendo reconociendo mis errores y desde ese punto de vista, bienvenido sea el debate.

El Evidente aumento de las Alergias Alimentarias

Desde hace un tiempo, cuando llega el momento de explicar la introducción de la alimentación complementaria, pregunto a las familias:

«¿Tienen vuestros padres (los abuelos del bebé) alguna alergia alimentaria?»

La respuesta sistemáticamente, y también en mi caso, es que no.

Surge sin dudarlo la pregunta del millón:

«¿Por qué actualmente las alergias alimentarias son mucho más frecuentes que en la generación de nuestros padres?»

Hay muchas teorías que intentan explicar el porqué. Voy a enunciar la mía. Desde la humildad, pero también desde la convicción cada vez más clara de que «los tiros van por ahí».

¿Qué es una alergia alimentaria?

Es una respuesta inadecuada del sistema defensivo frente a un alimento. 

Un Alimento es algo que tomamos de nuestro entorno para nutrirnos.

Está claro que defendernos contra algo que necesitamos para nutrirnos es contraproducente.

¿Cómo se originan la alergia alimentarias?

Para que se produzca una alergia alimentaria hacen falta una serie de pasos:

  1. Predisposición genética: Es evidente que hay familias en las que las alergias son mucho más frecuentes que en otras. Hay factores que se heredan y hacen que en las circunstancias actuales en unos individuos aparezcan alergias con más facilidad que en otros.
  2. Factores ambientales: La contaminación ambiental está actuando sobre el sistema defensivo modificando sus respuestas. Hoy en día vemos una mayor tendencia a respuestas exageradas del sistema defensivo. La causa es que está sometido a una agresión química excesiva.
  3. Desencadenante: Para que la alergia aparezca es necesario que un sistema defensivo irritado que busca culpables de esa irritación se encuentre al alimento en el lugar y momento «inadecuados». Toda alergia aparece en algún momento concreto, un momento en el que se desencadena la «Tormenta Perfecta».

Voy a hacer un pequeño relato de una de esas «Tormentas Perfectas»:

Un bebé de una familia con tendencias atópicas prueba el huevo por primera vez.

Tener tendencias atópicas significa que el sistema defensivo es un guardia de seguridad de «gatillo fácil».

Puede que haya determinados contaminantes en su cuerpo que estén alterando a su sistema defensivo haciendo que no funcione demasiado bien. Es como un guardia de seguridad con los ojos irritados por el humo de un incendio.

Pero da la casualidad de que ese día que hemos dado el huevo, el bebé tenía una pequeña gastroenteritis viral. Estamos pasando constantemente infecciones de este tipo. Tan leves que casi no producen síntomas.

El sistema defensivo está en la zona irritada (el intestino), buscando al culpable.

Y de repente aparece por ahí un desconocido bastante llamativo: El huevo.

Nuestro guardia de seguridad, de «gatillo fácil» y con los ojos irritados por el humo, en plena búsqueda del culpable en una zona agredida: ¡Dispara!

Enhorabuena bebé: Ya eres alérgico al huevo.

¿Qué ha cambiado en sólo dos generaciones, para que las alergias alimentarias sean mucho más frecuentes en nuestros hijos que en nuestros padres?

Es evidente que tienen que ser factores ambientales.

Debemos buscar cuáles son esos factores ambientales que han cambiado de forma significativa y puedan influir en la generación de «Tormentas Perfectas».

Candidatos son todas las diferencias significativas entre la generación de nuestros padres y la de nuestros hijos:

  1. Contaminantes: Aquí podemos incluir químicos como conservantes, colorantes, disruptores hormonales, un exceso de omega 6 «malos», un exceso de azúcar en la dieta… La forma de evitar esto sería una Alimentación Ecológica, Biológica y Orgánica.
  2. Un exceso de Higiene: Una de las teorías que intenta explicar el aumento de las alergias es la Higienista. Se dice en ella que el sistema defensivo está preparado para una actividad mínima que no recibe en un ambiente actual excesivamente «esterilizado». Ante esa falta de estímulos adecuados empieza a responder a estímulos inadecuados. La forma de evitar esto sería exponer más a los niños a la Naturaleza y evitar la Esterilización. 
  3. Los Pediatras: He advertido al principio que este artículo no es una crítica a mis colegas. Sino una autocrítica. Pero si buscamos cosas que han cambiado entre la generación de nuestros padres y la de nuestros hijos, hay que ser claros. Nuestros abuelos no contaron con la asesoría de Pediatras. Nuestra generación sí masivamente. Algo podemos haber influido.

Los Pediatras y el aumento de alergias alimentarias

Aún a riesgo de ser pesado, no critico a mis colegas. Hago un ejercicio de autocrítica.

Desde que en este mundo hay pediatras a la disposición de la mayoría de las familias las alergias alimentarias han subido. 

También es justo decir que la mortalidad infantil ha bajado y a cifras impensables en otros tiempos. O sea, que malos, malísimos tampoco somos.

De hecho, sé que este grupo al que pertenezco está formado de personas que buscan el bienestar de los niños. Y debemos hacer autocrítica continua de todo lo que hacemos. Por si algo de todo ese balance positivo general es mejorable.

Creo que es el caso en el tema de las Alergias Alimentarias.

¿Qué hemos hecho los Pediatras, en dos generaciones, que haya cambiado significativamente la relación del Sistema Defensivo con los Alimentos?

Pues fundamentalmente dos cosas:

  1. Promover la higiene. Hace 65 años las condiciones de higiene dejaban mucho que desear en nuestro país. Los pediatras formamos a las familias indicando como tener una higiene mejor. El objetivo era proteger a los niños frente a las infecciones. 
  2. Retrasar la introducción de alimentos. Antes de que un pediatra dijese a las familias cómo introducir la alimentación complementaria se hacía de forma espontánea. Estabas todo el día con tu hijo y cuando mostraba interés evidente por probar un alimento, simplemente se lo dabas. Como especialidad nueva la Pediatría actuó en ese «desorden» intentando ver cuál sería el mejor orden de introducción. De partió de dos premisas:
    1. Establecer un orden que facilite la detección de alergia e intolerancias.
    2. Empezar con lo más fácil de digerir y retrasar para más tarde los alimentos que son más difíciles de digerir o que generan alergia con más frecuencia.

Cuando en la actualidad reximiendo alternativas al planteamiento que me enseñaron según estas premisas, vuelven a darme los mismos argumentos que ya conozco.

No he olvidado esos argumentos y no es que no los sepa. He recomendado lo que me enseñaron durante 18 años. 18 años en los que he defendido esos argumentos que lo justifican. 18 años en los que lamento haber aconsejado a los padres algo, que actualmente creo un error.

Si en la actualidad he cambiado mis recomendaciones es porque he entendido lo suguiente:

¿Cómo puede la suma de ambos factores favorecer la aparición de alergias alimentarias?

Desarrollo Inmunitario en los primeros meses de vida

Cuando un bebé nace, tiene las defensas que su madre le ha pasado a través de la placenta. Es lo que llamamos inmunización pasiva.

Esas defensas se mantendrán en la sangre del bebé durante los primeros meses de vida.

Son la causa de que durante los primeros meses de vida los bebés no suelan sufrir infecciones. O eso parece. En realidad sí que están expuestos a ellas. Pero con ayuda de los anticuerpos maternos bloquean un gran número de ellas sin manifestar síntomas. Pero desarrollando una respuesta que elimina la infección y genera anticuerpos propios para identificar a la infección la próxima vez que venga.

Un exceso de higiene en esta primera fase es perjudicial. Con ella lo que estamos haciendo es desaprovechar una fase en la que el bebé tiene ayuda para defenderse.

Si metiésemos a los bebés en una urna de cristal que evitase el contacto con gérmenes hasta los 6 meses estaríamos haciéndole una faena. Porque cuando los anticuerpos maternos vayan desapareciendo a partir de esa edad será el bebé el que tendrá que defenderse sólo.

Si en los primeros meses, en los que cuenta con ayuda, contacta con un número de gérmenes lo más amplio posible, serán menos las infecciones que le quedarán por pasar cuando por fin tenga que enfrentarse sólo a ellas.

Sin hacer esto ya en torno a los 9-12 meses va aumentando la frecuencia de infecciones. Pero con la obsesión actual por la asepsia y la higiene a ultranza estamos haciendo que el número de infecciones que va a pasar tras quedarse sin anticuaerpos de su madre aumente.

Es algo muy llamativo, un bebé que apenas pasaba infecciones en los primeros meses de vida, de repente, parece que no tiene tregua entre una y otra.

Esto aún sin ir a guardería. Si además pasa de esa burbuja aséptica en que han convertido la casa del recién nacido, a la jungla de la guardería…

Retraso de la introducción de alimentos

Por el otro lado está la alimentación.

Los niños que toman pecho están recibiendo pequeñas porciones de los alimentos que toma la madre a través de su pecho. Eso hace que para ellos cuando aparece el alimento en sí en el intestino no sea algo nuevo del todo. Es uno de los factores por los que la lactancia materna actúa como protectora frente a la aparición de Alergias Alimentarias.

En aquellos niños que toman lactancia artificial, no tendrán contacto con ninguno de esos alimentos en su intestino hasta que inicien la Alimentación Complementaria.

Los Pediatras retrasamos la introducción de alimentación complementaria en comparación con lo que se hace si no intervenimos. No sólo en el momento de empezarla, también en el ritmo al que se hace.

Antes de que nadie explicase a los padres la «forma correcta» de introducir los alimentos, ¿cómo se hacía? ¿Y cómo se hace ahora?

El niño estaba con el resto de la familia en cada comida. Y un día de repente mostraba interés por la comida. Ante eso, como no había nadie que les dijese que hacerlo podía perjudicar a su hijo, le dejaban probar.

En torno a los 2 meses la mayoría de los bebés se mete la mano en la boca. Eso que muchos interpretan como un signo de salida de los dientes (cosa que raramente es), no es sino una búsqueda de estímulos.

Desde aquí subo el tono sarcástico. Disculpadme por ello, pero no puedo evitarlo.

Entre los 4 y los 6 meses habitualmente la mayoría de los bebés ya manipulan y se llevan a la boca todo lo que queda a su alcance. Bueno, ya todo no. Pueden llevarse lo que esté «esterilizado» y que No sea comestible…. Porque hemos convencido a los padres de que deben evitar que prueben la comida, o corren el riesgo de producir una alergia a su bebé.

Ahí vemos a los niños de 4-5-6 meses chupándose un zapato pero sin poder probar la comida. Eso sí, el zapato es limpiado con toallitas de forma compulsiva cada 5 minutos. Dan igual los productos químicos usados para curtir la piel de vaca con la que está hecho el zapato, pero no se te ocurra dejarle probar la carne de la ternera con cuya piel está hecho, porque «su intestino no está preparado para digerir algo así»….

Entonces decidimos que el bebé puede tomar alimentos porque ha cumplido los 6 meses. «Es una suerte que alguien lleve la cuenta». Porque si lo hacemos 3 días antes o 3 días después «sería el acabose».

Y empezamos a hacerlo muy, muy, muy despacito. Y siguiendo una pauta «instaurada por alguna divinidad de la Pediatría» día arriba, día abajo de los Diez Mandamientos.

El pescado a los 9 meses, el huevo a los 11, las cocochas de bacalao no recuerdo en que fecha eran…

Y despacito, muy despacito… Esta semana la patata, la semana que viene la zanahoria….

Y todo triturado, que se puede ahogar…. Me pregunto cómo sobrevivió la especie humana antes de las batidoras….

Por supuesto los alimentos que con más frecuencia generan alergia los dejamos para más adelante, para cuando el sistema digestivo del bebé sea más maduro y pueda digerirlos mejor….

Así, regañando al abuelo para que no le dé al nieto ni un trocito de nada que no diga la «Lista Sagrada», van pasando los meses.

Y aquí se acaba el tono sarcástico para volver a hablar totalmente en serio.

Hemos dejado pasar un tiempo precioso. Un tiempo en el que nuestro bebé contaba con los anticuerpos maternos y en muchos casos con lactancia materna. Un tiempo en el que durante toda la evolución de la especie humana se introdujo la alimentación a los niños sin norma alguna, porque no había pediatras que las dictaran.

Cuando los anticuerpos de la madre ya están dejando al niño desprotegido contra todas las infecciones del entorno y cuando muchos bebés ya no toman lactancia materna, llegamos al momento que la «Lista» indica para introducir los alimentos que con más frecuencia producen alergia.

Hemos creado la auténtica «Tormenta Perfecta». 

En los niños que no han seguido el «orden establecido» esos alimentos llevan presentes en el intestino del bebé desde hace meses. Cuando una infección irrita la pared del intestino despertando la respuesta del sistema defensivo, busca al culpable y ve a los alimentos como el huevo, el gluten, la fresa, la leche y pasa de ellos. Los identifica como algo que lleva meses ahí sin generar problemas.

Pero si nuestro bebé toma por primera vez uno de esos alimentos llamativos cuando tiene una irritación intestinal, las posibilidades de que el sistema defensivo lo identifique como el causante suben claramente.

Las posibilidades de que se junten infección y primer contacto con alimento potencialmente alergénico se multiplican.

Ya hace años se demostró que la introducción tardía del gluten favorecía la aparición de celiaquía. Y a estos estudios se están añadiendo otros de forma constante que demuestran que la introducción precoz de alimentos alergénicos reduce claramente la aparición de alergias a esos alimentos. Los hay sobre leche, huevo, cacahuete….

En Canadá ya hay campañas de organismos públicos con el lema «Don´t Delay, Feed Today» que recomiendan la introducción precoz de alimentos alergénicos para evitar la sensibilización.

Os añado el enlace del vídeo de esta campaña. Está en Inglés.

Pero creo que puede seros de gran utilidad.

Otros factores que han contribuido a aumentar la frecuencia de alergias en los niños

Como en casi todo, cuando algo llamativo ocurre no suele haber una sola causa.

Hay muchos indicios de que otros factores pueden haber participado en el aumento de las alergias de los niños. Los más destacados son:

  • Dieta pro-inflamatoria. Aquí destaca el desequilibrio de omegas.
  • Exposición tardía a gérmenes y flora intestinal pobre.

Autocrítica

De nuevo aclaro que todo este artículo, perdonad por lo largo que es, es un ejercicio de autocrítica. No es mi intención atacar a mis compañeros. Yo hasta hace pocos años aconsejaba seguir «La Lista». Cada día en mi consulta veo niños en los que tengo que disculparme a los padres porque en su hijo lo hice y ahora les recomiendo que con un hermano menor hagan lo contrario.

Me veo como un detective buscando al culpable de un crimen, que tras evaluar todas las pistas, llega a la conclusión de que el asesino desconocido al que buscaba, soy yo mismo.

En la actualidad la hoja de recomendaciones de introducción de la Alimentación Complementaria que doy a los padres es ÉSTA.

 

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Si no come bien ?, la solución no es insistir, es resistirse a lo que no debe.

Si no come bien, lo has probado todo y quieres algo efectivo, cambia el chip

«No come bien» Una de las quejas más frecuentes de los padres que se traduce en una pelea en cada comida para que la acepte, cuando debería ser al revés.

No deja de asombrarme cada vez que lo veo en la consulta:

¿Cómo es posible que haya tantas familias que estén convencidas de que su hijo no comería si no le insistiesen?

Os voy a pedir que os quitéis de la cabeza por un momento vuestro caso concreto y respondáis a las siguientes preguntas de forma general:

  • ¿Conoces algún ser vivo que no sienta hambre?
  • ¿Crees que algún ser vivo de este planeta puede morir de hambre si se le ofrece comida de forma regular?
  • ¿De verdad crees que tu hijo es la única excepción en toda la Naturaleza?

Si tu hijo «no come bien» y llevas tiempo peleando en cada comida para que la acepte te propongo una alternativa descabellada…

Hay algo que raramente falla en las familias que acuden a la consulta porque su hijo «no come bien»:

  • El niño está sano.
  • El niño no para.
  • El niño sí que come, pero sólo lo que le gusta y cuando le apetece.

Los padres se quejan de que:

  • Tengo que darle yo de comer.
  • Cada comida es una pelea.
  • Cada vez come peor. No sólo es imposible que tome alimentos nuevos, sino que rechaza algunos que antes tomaba bien.
  • Es ver la comida y ya la rechaza.

Lo primero es comprender porqué tu hijo «no come bien»

Cuando tenemos una idea sobre la cantidad que un niño debe comer y no se cumple empiezan los problemas.

A veces esa cantidad nos la han dicho «los expertos». Es lo que ocurre cuando damos un potito para una edad determinada y el bebé nunca lo acaba o cuando no hay forma de que tome la cantidad de leche que indica la lata para su edad. Ocurre también cuando tiene un percentil de peso por debajo de la media. O ya si rizamos el rizo y nos ponemos a buscar listas de «requerimientos nutricionales»…

Todas estas cifras son «medias». Son cifras que se obtienen de una estadística en la que hay niños que comen más que la media y otros que comen menos de la media.

Pero todos los que usamos para hacer la estadística, incluidos los que comen menos de la media están sanos.

No tiene sentido que intentemos que la cantidad que come un niño concreto sea la media exacta. Porque además nadie come siempre la misma cantidad.

Pero en otros casos es que hacemos una cantidad y nuestra cabeza nos dice que eso es lo que tiene que tomar. Porque sí. Porque yo lo he pensado así.

¿Qué pasa cuando las necesidades del cuerpo del niño son menores?

Hay dos opciones:

  1. Nos damos cuenta de que nos equivocamos.
  2. Nos peleamos con el niño para que coma «un poquito más». Seguido de «otro poquito más»….

La consecuencia de esa pelea es:

  • Que convertimos el momento de la comida en algo desagradable. Lo que empeora poco a poco la situación y nuestra relación con nuestro hijo.
  • Que convertimos al niño en un comedor pasivo. Ya que no come por iniciativa propia al no confiar nosotros en esa iniciativa, le forzamos a hacerlo sin hambre, y hacemos que nunca muestre interés por la comida. Lo contrario de lo que buscábamos.

Esto es algo muy frecuente por desgracia en crianza. No entendemos las cosas como son y acabamos generando justo lo contrario de lo que buscamos.

¿Y si la solución para que coma bien es justo la contraria?

Es muy posible que ya lleves tiempo en esta pelea para que coma. Tal vez ya estés harta de esa lucha cada vez que toca comer.

Si aún no estás bastante cansada de esto, sigue una temporada y vuelve para seguir leyendo entonces. Cuando te des cuenta de verdad de que te estás equivocando.

La clave no es pelear para que coma lo que debe, sino Resistir cuando después nos pide comer Lo Que No Debe

Todo niño vivo come. Espero que no discutamos hasta esto.

Todo niño activo come la cantidad necesaria para mantener esa actividad. Los niños no fabrican energía de la nada. Espero que esto también lo entiendas.

Luego si no come la comida de verdad, es porque está «manteniéndose» con otras cosas.

Haz el siguiente ejercicio:

  1. Haz una lista con esas cosas que sí come. Son lo que llamamos «comodines». 
  2. Elimina especialmente:
    1. Zumos, ni siquiera naturales.
    2. Infusiones, ni siquiera manzanilla.
    3. Batidos, natillas, yogur y derivados, flan, gelatina…
    4. Productos para niños. Ni siquiera compres los «que suben las defensas», ni los «reforzados con hierro y DHA», ni los «que tienen muñequitos» dibujados, ni siquiera los que tienen «el sello de la AEP»…
    5. Cereales para bebés.
    6. Pan, galletas, gusanitos, piquitos de pan….
  3. Sí puede comer:
    1. La misma tostada que comes tú.
    2. Esa misma fruta que comes tú.
    3. La ensalada que comes tú.
    4. Comida de olla: La que comes tú.
    5. La misma cena que comes tú.
    6. El mismo bocadillo que comes tú.
  4. Ofrécele 5 comidas al día:
    1. Desayuno: Su leche (Pecho, leche entera normal y corriente si tiene más de un año, leche adaptada si es menor, sin cereales ni azúcar. La leche sabe a leche). Acompañándola de lo que tú desayunas (Fruta, tostada, una magdalena o un trozo de bizcocho casero…)
    2. Media mañana: Bocadillo (con pan normal o integral, no de molde) y/o fruta.
    3. Medio día: Comida de olla (potajes, cocidos, estofados, arroz con carne o pescado…). Plato único. No hay segundo ni postre.
    4. Merienda: Como la media mañana. Bocadillo y/o Fruta.
    5. Cena: Lo que cenes tú: Carne o pescado con guarnición de verduras. Tras eso si quiere su vaso de leche (sin cereales).
  5. No hay más bebida que el agua.
  6. No peleas con él para que las coma. Le avisas de que la comida está en la mesa y apagas la televisión o equivalente emboba-niños (móvil o tablet). Si llora que llore. Si no hace ni caso y quiere seguir jugando, déjale.
  7. Si te pide comida, le ofreces el último alimento que habías preparado. En la siguiente comida pasamos a lo que toque. No le perseguimos con lo mismo comida tras comida.
  8. Esta pauta es PARA SIEMPRE. Aplícala con paciencia y tranquilidad.

Y descubrirás algo: Tu hijo tiene hambre. Y va a llorar pidiéndote las cosas del punto 2.

La clave no es pelear para que coma lo que debe. Es aguantar para no darle lo que no debería haber comido nunca:

Productos ricos en azúcar que distorsionan la alimentación empobreciéndola.

Porcentaje de efectividad de esta medida: 100% – Porcentaje de padres que la aplican de verdad: Tal vez un 10%

Quien sepa por qué no lo hacen todos los padres, por favor, que me lo explique….

Pensamientos parásitos que dan vueltas en nuestra cabeza y nos llevan a no aplicarlo:

  • «Es que no ha comido nada ¿y si le pasa algo?». Hay millones de niños en este mundo que por desgracia pasan hambre. Ni uno sólo de esos niños se muere si se le ofrecen 5 comidas variadas al día. Si piensas que tu hijo es el único que ha nacido sin hambre, te equivocas. ¿Por qué crees que llora para que le des su «comodín»?
  • «Si no le insisto no comería». No es cierto. Lo que puede ocurrir es que no coma la cantidad que tú quieres. Pero si esto ocurre de forma mantenida y el niño sigue sano y activo, quien se equivoca eres tú. Te puedo decir que en mi experiencia son los padres los equivocados prácticamente siempre. Tenemos una idea de lo que deberían comer que supera sus necesidades.
  • «Es que yo lo hago, pero x (abuela, abuelo, el otro progenitor, la cuidadora…) no lo cumple». Entonces hay dos opciones: O hablamos los adultos como adultos, en serio, o da el tema por perdido.

Y la reina de todas las excusas

  • «Es que me da pena». Una dieta pobre en los primeros años de vida puede cambiarse. Con 7, 8, 10 años ya no hay forma. Cuando son pequeños sólo pueden comer lo que los adultos les damos. Conforme crecen aumenta su capacidad de buscar alimentos alternativos. Si un niño tiene la típica dieta pobre (mucho azúcar, poca o nada de fibra) tiene todas las papeletas para sufrir en cadena:
    • Estreñimiento. No les gusta la fibra. La fibra son alimentos difíciles de procesar, que no saben a nada. Además cuando tomamos un alimento rico en azúcar sin fibra se absorbe rápidamente. La subida rápida de azúcar estimula al cerebro a liberar endorfinas. Las endorfinas son las «hormonas del placer». El azúcar tiene premio y produce adicción.
    • Obesidad. Sí. La mayoría de los niños que «no comen bien» acaban con sobrepeso. Es una dieta rica en azúcar sin fibra que se absorbe con facilidad y se acumula en forma de grasa. La mayoría de los malos comedores tienen sobrepeso evidente antes de los 10 años.
    •  Diabetes. A fuerza de sobrecargar al cuerpo con azúcar llega un momento que agotamos nuestra capacidad de manejarla y aparece la diabetes tipo 2. Cada vez es más frecuente en niños la que antes llamábamos «diabetes del adulto».
    • Colesterol alto. El exceso de azúcar se almacena en forma de grasa. Una parte de ese azúcar se transforma en colesterol aumentando sus cifras aunque el niño no coma grasas.
    • Cáncer de Colon. Con el tiempo, tras toda una vida de dieta inadecuada, puede aparecer el cáncer de colon.
    • Esta sucesión no es un «asusta viejas». Es una realidad cada vez más frecuente. Una realidad que marca la existencia de cada vez más gente, limitando su calidad de vida y acortándola. No solucionar esto sí que debería darte pena. Que llore por no darle su «dosis de azúcar» hasta que se «desenganche», es lo que debemos hacer para corregir los errores previos que hemos cometido.

Si tienes la suerte de leer esto antes de introducir la alimentación complementaria estás a tiempo de hacerlo bien desde el principio.

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Qué hacer si mi bebé vomita

Qué hacer si mi bebé vomita

El Pediatra Jesús Garrido te explica de forma clara cómo actuar cuando tu bebé vomita. La respuesta sin rodeos que necesitas.

¿Qué hacer si tu bebé vomita?

  1. Diferencia vómito de bocanada. Da igual si es mucha cantidad o si sale con fuerza. Si un bebé echa el contenido de su estómago sin mostrar molestias (malestar, dolor, mala cara), es una bocanada. Vómito es cuando la expulsión se acompaña de malestar.
  2. No te preocupes demasiado. Los vómitos son muy comunes en los niños. Y en la mayoría de los casos no son graves.
  3. No le des nada de comer o beber en un rato. Si un bebé vomita y volvemos a darle alimentos o bebidas inmediatamente su estómago tiende a expulsarlo de nuevo e irritarse cada vez más. No le ofrezcas nada hasta que pase al menos 30 minutos sin náuseas.
  4. Fracciona las tomas. Cuando vuelvas a ofrecer líquido o comida hazlo en cantidades pequeñas más frecuentes.
  5. ¿Con qué empezar? Inicia con alimentos o bebidas suaves. Si toma pecho es ideal hacerlo con él.  Como la alimentación de los bebés suele ser suave puede empezar con lo que le apetezca. Pero pequeñas cantidades.
  6. Si no tolera nada debe valorarlo el pediatra cuanto antes. Un bebé puede deshidratarse en cuestión de horas si vomita todo lo que toma. Si los vómitos son intermitentes, vomitando alguna vez y asimilando la mayoría podemos esperar mientras el estado general del bebé no sea malo.
  7. La complicación a vigilar es la deshidratación. Si sigue vomitando el problema es que se deshidrate. Podemos pensar que un bebé se está deshidratando si tras vomitar varias veces seguidas:
    1. Tiene la boca seca.
    2. La piel está pálida y las ojeras marcadas. Es normal que esto ocurra inmediatamente tras el vómito. Pero si hace un rato que no ha vomitado y presenta este aspecto es signo de falta de líquido.

Ante la sospecha de que el bebé se esté deshidratando o si los vómitos se acompañan de muy mal estado general debes acudir a urgencias para que valoren al bebé.

En urgencias hay 3 cosas que harán:

  • Valorar el estado del bebé. Tanto la causa de los vómitos como su hidratación.
  • Cortar los vómitos. Con o sin medicación.
  • Rehidratar si es necesario. Con líquidos por boca o por una vía venosa (con suero).
  • Recomendaciones para tratar al bebé en casa. En función de la causa y el estado de tu bebé.

Si quieres más información sobre los vómitos en bebés puedes acceder al artículo «Vómitos en niños y bebés«.

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