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¿Tiene mi hijo las Defensas…. ⬆️ALTAS?⁉️?

Defensas altas en niños, hiperreactividad

Lo sé, esperabas que pusiera Bajas. Pero ¿sabes que en realidad la mayoría de los niños las tienen Altas? Es fundamental que lo entiendas.

Con mucha frecuencia los padres me pedís en la consulta algo para mejorar las defensas de vuestro hijo, porque no para de ponerse malo.

Y casi nunca recomiendo dar algo para eso.

Es importante que entiendas lo que voy a explicarte, porque puede cambiar radicalmente tu visión de la situación.

Cuando un niño tiene las defensas bajas

Siempre hago una misma pregunta:

– “¿Cuántas veces han tenido que ingresarlo en el hospital para tratar una infección?”.

La respuesta suele ser:

– “Ninguna”.

– ”Pues entonces, no tiene las defensas bajas”.

– “¡Pero está siempre malo!”

Cuando un niño tiene las defensas mal, lo notamos porque se complican, necesitando tratamiento antibiótico intravenoso. Es lo que ocurre en Neumonías, Mastoiditis, Meningitis, Sepsis…

Si un niño tiene pocas infecciones, pero acaban así, tiene las defensas bajas.

En estos niños puede haber carencias que podemos compensar. Pero es muy poco frecuente.

Lo más habitual es lo contrario…

Cuando un niño tiene las defensas altas

Todos los niños de una comunidad, como una clase de la guardería, acaban compartiendo sus gérmenes. Lo habitual es que todos acaben teniendo contacto con la colección completa.

Pero hay niños que pasan una infección con 37,2º, un poco de moco durante un par de días y dos estornudos…

Y otros que ante esa misma infección responden con 40º, tal cantidad de moco que deja de comer y duerme fatal, tos persistente, vómitos…

El primero es muy eficiente. Con una respuesta mínima y en tiempo record elimina la infección. En muchas de ellas no llegamos ni a notarle síntomas.

El segundo actúa de forma exagerada. La infección no era para tanto, podía haberla resuelto con una respuesta mucho menos intensa. Pero tiene las defensas altas, y responde de forma excesiva a infecciones que no lo merecen. Y bicho con el que contacta, lía el Apocalipsis.

Estas defensas altas son lo que llamamos Hiperreactividad.

Es algo cada vez más frecuente. Y la diferencia es evidente con los que tienen las defensas bajas en el tratamiento con el que mejoran:

  • Los niños con las defensas bajas necesitan con frecuencia Antibióticos.
  • Los niños con las defensas altas necesitan con frecuencia Corticoides y Antihistamínico.

¿Por qué tiene las Defensas Altas?

Hoy en día los niños viven durante los primeros meses de vida en una burbuja de esterilidad. Y eso es malo, muy malo, para el sistema defensivo.

En toda la evolución de la especie humana, desde el nacimiento, hemos vivido en la “sucia Naturaleza”. Un ambiente lleno de gérmenes, de los que la mayoría no pueden atacarnos.

Hay una gran cantidad de gérmenes con los que convivimos sin problemas. Algunos incluso nos ayudan. Son nuestra Flora. Nuestro sistema defensivo se regula interactuando con esa flora. Pero desde hace unas pocas décadas esto ha cambiado mucho. Es un cambio tan rápido que nuestro organismo no puede asimilarlo. En evolución son necesarios miles de años para que una adaptación se produzca.

En la actualidad:

Cada vez más niños nacen de Cesárea

Lo que implica que la primera flora que contacta con nuestro cuerpo no es la de la vagina de la madre (lo normal), sino flora hospitalaria y de la piel. Es una flora más pobre y más agresiva.

Lo que favorece que desde el principio el sistema defensivo tienda a actuar de forma más intensa para defenderse.

Los gérmenes normales no solo no agreden al cuerpo, sino que conviven con el sistema defensivo sin ser atacados porque:

  1. Ellos no atacan.
  2. Producen sustancias que tranquilizan al sistema defensivo.

Los gérmenes agresivos atacan y no producen esas sustancias inmunomoduladoras.

Desaprovechamos la Inmunización Pasiva

Claro que los bebés nacen con un sistema defensivo novato. Pero también lo hacen llevando en su sangre los anticuerpos que su madre tienen contra todos los gérmenes que ha combatido en su vida.

Es lo que llamamos Inmunización Pasiva.

Durante los 6 primeros meses de vida, más o menos, siguen ahí.

Si un germen que la madre conoce ataca al bebé, enseguida es bloqueado por los anticuerpos maternos, que avisan al sistema defensivo del bebé para que acabe con él. Y de paso el bebé aprende a reconocerlo para la próxima vez que venga.

Durante esos 6 primeros meses lo normal ha sido siempre que el bebé interactuara con un porcentaje importante de los gérmenes de su entorno. Al hacerlo con la ayuda de los anticuerpo maternos detecta y elimina a estos gérmenes con más facilidad, con una respuesta más razonable.

Pero hoy en día estamos obsesionados por la limpieza. 

Se ha reducido muchísimo el número de infecciones con las que contacta el bebé en sus primeros 6 meses de vida.

Pero esos gérmenes siguen ahí, esperando fuera de la burbuja de esterilidad donde encerramos a los niños.

Y llegará a tener contacto con ellos, pero ya sin la ayuda de los anticuerpos de mamá.

Cuando esto ocurra, los gérmenes harán un daño mayor antes de que el sistema defensivo del bebé responda. De modo que la respuesta necesitará ser mucho más intensa. A fuerza de responder así, el niño desarrollará Hiperreactividad. Teniendo más tendencia a sufrir Bronquitis, Dermatitis atópica, Asma, Hipertrofia de amígdalas y adenoides…. Cosas cada vez más frecuentes.

Cómo evitar que tu hijo tenga las defensas altas

Hay cosas que podemos hacer para evitar que llegue a tenerlas:

– Si no es imprescindible, evita la cesárea.

– Si no ha sido posible evitarla, aporta probióticos desde el primer día de vida.

– No tengas a tu hijo en una burbuja de esterilidad. Una cosa es salubridad y otra esterilidad. Puede tener contacto con la naturaleza, con animales y con otras personas, desde el primer día de vida.

Y cosas que podemos hacer para atenuarlas cuando ya las tiene:

– Medicamentos que reducen la respuesta excesiva cuando aparece, como antihistamínicos y corticoides.

– Medicamentos que previenen esa respuesta excesiva haciendo que la Hiperreactividad acabe desapareciendo. Como los inhibidores de los leucotrienos (Montelukast), o los suplementos de Omega 3.

Lo que no sirve cuando tienes las defensas altas

Evidentemente son inútiles aquí los suplementos para subir las defensas. Son complementos nutricionales que en áreas en las que la alimentación es pobre tienen sentido. Pero que ningún niño necesita si tiene una dieta variada.

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Pelear con tu hijo para que coma: 5 motivos para NO hacerlo Nunca, Nunca, Nunca…

5 Motivos para no pelear con tu hijo para que coma nunca. Pelear con un niño para que coma es mala idea por muchos motivos. Pero es algo muy frecuente. Ojalá te convenza para que no lo hagas nunca más.

Tal vez sea una guerra perdida, pero quiero seguir luchándola.

Por desgracia, para muchas familias, los peores momentos del día con su hijo son las comidas.

Pero no tendría porqué ser así. Y no depende del niño, sino de ciertas ideas muy extendidas y que son totalmente falsas.

Voy a intentarlo. Voy a ver si soy capaz de convencerte de que nunca más vuelvas a pelear con tu hijo para que coma.

«Si no lo hiciese no comería»

Primera razón que se argumenta para hacerlo. Pero…

De verdad, siendo sinceros… ¿Tú realmente te crees eso? ¿Tú crees que tu hijo es el único ser vivo de este planeta que no trae el hambre de serie? ¿Has probado a no pelear con él, a no ofrecerle comida y ver qué pasa? Porque estoy 100% seguro de que lo que pasaría es que él te pediría la comida. Lloraría por ella, si es necesario.

De verdad, deja de repetirte como argumento algo imposible. Tooooooodos los seres vivos sienten hambre si no comen. Si no fuese su caso y sigue vivo habría que patentarlo. Sería la solución para la sostenibilidad del planeta. Pero es que no existe algo así.

Aunque jamás insistas a un niño para que coma, ninguno se muere de hambre si se le ofrece comida 5 veces al día. Puede morirse de otras cosas, ¡pero de hambre no!

«Pero es que él come poquísimo si yo no le insisto»

El mayor error relacionado con la comida en niños es pensar que él no es capaz de decidir la cantidad de comida que necesita tomar.

La mayoría de problemas que vemos en este sentido son por exceso, no por defecto.

Hay circunstancias que hacen que usemos la comida como sustituto de otras necesidades, lo que favorece la obesidad. Pero son muy pocos los casos contrarios, en los que sustituimos la comida por otros recursos a largo plazo.

Un niño puede renunciar a comer, por ejemplo, si a cambio de eso recibe algo más importante para él, como es la atención. Pero si esto ocurre tal vez deberíamos pensar que:

– Debemos aportarle más atención sin que tenga que forzarnos a ello.

– No debemos hacerlo reforzando conductas negativas para su salud. Es decir, si no come, no debemos dar importancia a ese no comer. O el niño establecerá una relación basada en ese canje: Conseguir la atención que de otro modo no recibe portándose mal, entre otras formas de hacerlo, no comiendo.

Hay que entender además que el crecimiento durante los primeros meses de vida es más rápido de lo que lo será nunca más en su vida y eso consume muchísimos recursos. Por eso, la mayoría de los niños come con 6-8 meses claramente más que con 1 año. Es algo que hace pensar a muchos padres que su hijo come peor conforme crece. Simplemente está reduciendo su alimentación porque ya no la necesita.

La prueba definitiva para saber si un niño come o no la cantidad necesaria es ver cómo está:

Si tu hijo come la cantidad que él quiere, está sano y activo (muy activo, de hecho), no come más porque no lo necesita. ¡De Verdad!

Empeora la relación de tu hijo con la comida

Esto es algo en lo que parece que no se piensa. Nos centramos demasiado en el corto plazo: «Ha comido poco y me preocupa que pueda pasarle algo si se acuesta sin comer»….

¿Sabes cuántos niños se acuestan sin comer en el mundo porque no tienen comida? Pues aguantan, y mucho.

Pero ¿qué pasa a largo plazo con la relación con la comida de un niño con el que peleamos en cada comida para que se alimente «un poco más»?

Pues algo evidente, que la comida se convierte en algo desagradable.

¿Realmente crees que un niño va a comer más a largo plazo si cada vez que ve llegar la comida sabe que toca pelea? Si lo crees, te equivocas. Seguramente si lo haces es porque no te lo has planteado en serio.

Empeora la relación de tu hijo contigo innecesariamente

Si tienes claro todo lo anterior deberías entender ya que pelear con un niño para que coma es innecesario y contraproducente. Pero es que además tiene un efecto negativo que deberíamos evitar siempre que sea posible: Va a empeorar la relación que os une.

Y para mí esa relación es sagrada. Porque es de verdad la única herramienta educativa válida. Habrá otras conductas en el futuro que sí será necesario modificar por el bien de tu hijo. Apelar a una buena relación es mucho más efectivo que cualquier coacción. Y hacerlo así construye, no destruye.

Por eso, empeorar la relación con tu hijo en este tema es algo que puede tener repercusiones importantes en otros muchos aspectos de su conducta en el futuro.

Cuida tu relación con él no forzándole a hacer algo que ya se encarga de conseguir uno de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis: El Hambre.

Favoreces que tu hijo sea obeso en el futuro

A pesar de que nos empeñemos en pensar que nuestro hijo viene escacharrado y no es capaz de regular la cantidad de comida que necesita, es una «máquina bien diseñada».

A lo largo de la historia de la humanidad como especie hemos superado situaciones muy diferentes en cuanto a disponibilidad de comida.

Hemos ido acumulando genes que nos permiten adaptarnos a un amplio repertorio de circunstancias.

Durante los primeros dos años de vida se produce un ajuste en el que el cuerpo va descartando algunos genes y afianzando el uso de otros. Es lo que permite que un ser humano pueda sobrevivir en ambientes tan diferentes como lo hace.

Hoy en día, desde el punto de vista nutricional, si tuviésemos que decidir cuál es el ambiente en el que vivimos y qué lo diferencia de otras épocas de nuestra historia es: La Inmensa Abundancia de AZÚCAR de absorción fácil.

Por desgracia en nuestra sociedad alimento infantil es el mismo que el de los adultos, pero con azúcar añadida.

Durante la mayor parte de la historia de la humanidad el azúcar era algo muy escaso. ¿Sabes la cantidad de comida que debía consumir un hombre hace 100,000 años para conseguir la cantidad de azúcar refinada que consumimos nosotros hoy en día en una sola comida?

Cuando no éramos agricultores ni ganaderos, es decir la mayor parte de la historia humana, había que recorrer grandes distancias y recolectar una cantidad de comida muy superior a la actual para conseguir una cantidad muy pequeña de nutrientes ricos.

Con la agricultura y la ganadería hemos hecho crecer a nuestro alrededor fuentes de nutrientes que hemos seleccionado porque son especialmente ricas.

Para hacerte una idea, vete un día al campo sin comida y come sólo de lo que encuentres. Me refiero a irte al monte, no a unos campos cultivados. Si lo haces prepárate. Incluso si sabes dónde encontrar esos nutrientes, cosa que no sabemos hoy en día la mayoría, vas a pasar HAMBRE, con mayúsculas.

En muchos niños se produce una reducción importante de la cantidad que comen coincidiendo con la introducción de la alimentación complementaria. Lo hacen porque sus genes, al tener acceso a una cantidad importante de azúcares de absorción fácil en la dieta asumen que estamos creciendo en una zona de hiperabundancia. Y se adaptan, de forma correcta reduciendo la cantidad de comida de forma importante.

Pero nosotros nos empeñamos en contradecir esa sabiduría genética y forzamos a los niños a comer más.

Si insistimos estamos haciendo algo con lo que no contamos. Estamos forzando al cuerpo a desechar unos genes que son los escogidos de forma natural para esta situación y a usar otros pensados para gestionar ese exceso de azúcares.

Lo único que puede hacer con ese exceso de azúcar es almacenarlo. Y prepara los almacenes aumentando el número de células grasas. Ahí seguirán toda la vida y harán su trabajo. Estamos sembrando Obesidad.

Para mí está claro que esta es la base fundamental de la epidemia de obesidad infantil que sufrimos. Y la solución:

– Eliminar los azúcares de absorción fácil de la dieta, especialmente en los 2 primeros años de vida.

– Confiar en la capacidad de nuestra genética para escoger los genes adecuados para adaptarnos a nuestra situación actual y respetar su gestión de la cantidad de alimento que consume espontáneamente.

No es algo secundario. Nos estamos jugando el futuro metabolismo de nuestros hijos.

Te puedo asegurar que para mí, entender esto es uno de los temas más importantes de salud infantil.

Si por mí fuese, éste debería ser uno de los Artículos Esenciales de mi blog para todas las familias.

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Mamitis: Niños «excesivamente dependientes»

Mamitis: Excesiva dependencia de algunos niños

Respuesta al tema propuesto en Facebook como Peketema de la semana:

«Mi bebé tiene «mamitis»: No quiere que lo suelte, cuando me voy al baño llora, corre por detrás mío y me agarra las piernas, tiene un año y cuatro meses…¿cómo podría ayudarlo a ser más seguro y confiar en otras personas?»

Vamos a centrarlo primero. A mí me gusta ver a los niños en su contexto. Una de las cosas más importantes que debemos entender de ellos es que son seres que no paran de evolucionar. De hecho también lo hacemos los adultos mientras seguimos vivos. Pero en ellos, especialmente en los primeros años, este proceso es muy rápido.

Cuando hablamos de la dependencia debemos entender que cuando un bebé nace tiene el máximo grado de dependencia de sus cuidadores. Pero ya es menor del que tenía cuando estaba dentro del útero de mamá.

Durante las primeras fases del embarazo los fetos son totalmente dependientes de su madre. Si por algún motivo su madre va a morir y debemos extraerlo hay un número de semanas de gestación (22-24 semanas) por debajo de las cuales la supervivencia del feto es casi imposible. Depende de la madre totalmente.

Superadas esas semanas el bebé podría sobrevivir fuera de su madre. Se ha vuelto menos dependiente. En realidad es un cambio radical. Pero pasaría a depender de los cuidados médicos que pudiésemos prestarle en el exterior.

Llega un momento en que el bebé está preparado para vivir fuera de su madre sin necesitar cuidados médicos especiales. En otro gran salto.

Pero aún así, cuando nace lo necesita casi todo: Alimento, limpieza y cambios de ropa o pañal, Estímulos… Los cuidados habituales. Por sí mismo sólo sabe respirar, digerir alimentos, evacuar sobras, mantener la temperatura y procesar estímulos…. No es poco, pero siguen siendo tremendamente dependientes.

El bebé sigue evolucionando y gracias al desarrollo de su cerebro (que consume estímulos para que pueda crecer) va adquiriendo cada vez más movilidad, capacidad de comunicación, capacidad de anticipación….

Todo esto le va haciendo menos dependiente en cierta medida, pero también hace que aparezcan los miedos y se vuelva más selectivo escogiendo claramente quién prefiere que supla sus necesidades. Llegamos al punto en que se centra la consulta que ha generado este Peketema.

La Mamitis

Durante meses ha existido una persona concreta que ha aportado al bebé mayoritariamente las soluciones a sus necesidades. Lo normal es que esa persona sea la madre.

Cuando el bebé necesitaba alimentarse, especialmente si ha tomado lactancia materna, la fuente de la alimentación era mamá.

En la mayoría de los casos, especialmente al principio, se dormía mientras era alimentado por su madre. Lo que ha generado un ritual de sueño dependiente de ella.

Y los Estímulos, afectivos, sensoriales, de cambio de postura, los ha recibido tal vez de muchas personas. Pero una ha estado mucho más presente: Mamá.

Sus tres necesidades básicas: Comida, Sueño y Estímulos han tenido una figura de referencia que servía de fuente constante. Habitualmente esta figura es Mamá.

La gente suele decir que un niño tiene Mamitis cuando ya con el grado suficiente de autonomía física para poder desplazarse busca constantemente a mamá y tolera mal la separación de ella, aún pudiendo quedarse con otras personas con las que también tiene una relación de confianza.

He buscado otra definición más «correcta» de mamitis, pero ni en Wikipedia ni en el Diccionario de la RAE existe tal definición. Así que partamos desde ahí, que es lo que suele entender la gente como tal.

Cuándo podemos considerar a unos niños «excesivamente dependientes» o con Mamitis

El exceso de dependencia no puede definirse como una fecha con la que el niño debería ser capaz de separarse de su madre.

No creo que la mamitis dependa ni de la edad, ni siquiera de la separación en sí.

Para mí son muy importantes las apreciaciones personales de los implicados:

  1. Puede haber niños que toleran mal la separación de la madre con 3-4 años y cuya madre lleve muy bien ese contacto constante.
  2. También puede haber casos de niños que acaban de empezar a caminar con poco más de un año y cuya madre lleve mal ser necesaria de forma constante para su hijo.

Habrá quien plantee que el primer caso es excesivo, que mantener un grado tan grande de dependencia perjudica al niño evitando que desarrolle su autonomía.

Por el lado contrario también habrá críticas. Seguro que hay quien piensa que la segunda madre tiene poco espíritu de sacrificio y debería estar disponible para su hijo mientras la necesite.

Pero es que ya sabéis, criticar a una madre… Eso es una de las mayores aficiones de esta sociedad. Hagas lo que hagas te equivocas para alguien.

A mí no me importan las opiniones de los demás. Me importa lo que supone para vosotros. Y en este aspecto voy a centrarme en los directamente implicados, que son a mi entender: El niño, la madre y los demás miembros de la familia (padre y hermanos, si los hay).

El niño y la Mamitis

Desde el punto de vista del niño yo considero que es excesivamente dependiente cuando serlo le perjudica.

Vamos a ver cómo:

  • Si un niño en situaciones normales de la vida (que su madre vaya al baño, que tenga que atender a otro hermano, que tenga que hacer una actividad en la que el niño no puede estar presente…) sufre por la separación de su madre, es que la dependencia es excesiva. Porque si fuese algo menor sufriría menos.
  • Si un niño limita seriamente su capacidad de disfrutar con otras personas que no sean la madre porque tiene una relación de dependencia tan fuerte que no puede hacerlo más que con ella, es que la dependencia es excesiva, porque se está perdiendo muchas oportunidades de enriquecer su experiencia y sus capacidades sociales.

Se pueden plantear otros ejemplos. Pero creo que con estos vale. Suficiente para entender que no siempre las necesidades que un niño expresa van en su beneficio.

La madre y la Mamitis

Hay que entender algo antes de hablar de esto. La maternidad es la faceta de mayor vulnerabilidad de una mujer en su vida. Porque es la que más implicación afectiva tiene.

Tal vez por esto es una de las épocas en las que más consejos bienintencionados (de los amigos) y más críticas despiadadas (de los enemigos) vas a recibir.

Uno de esos críticos clave es la propia madre. En algunos casos la crítica más despiadada es ella misma. Muchas madres se consideran a sí mismas malas madres. Creen que lo hacen todo mal. No es algo aislado, es parte de un carácter que en otros aspectos también tiende a la autocrítica, pero como decimos en este caso la implicación afectiva es mayor y se hace más intenso.

En el tema de la mamitis, algunas madres se meten solas en un callejón sin salida. Por un lado no confían en nadie para que atienda al bebé. Y por otro llega un momento en que están agotadas de ejercer constantemente esa tarea.

Es natural que la madre tenga aquí un papel de gran protagonismo, el mayor, especialmente si se hace lactancia materna. Pero no necesariamente debe tener un protagonismo absoluto. Otras personas pueden dar al bebé muchas cosas: Afecto, estímulos, cuidados, alimento cuando llegue el momento de complementar con cosas diferentes al pecho…

Y aquí hay madres que tienen apoyo y otras que no. Pero también hay madres que pudiendo disponer de ese apoyo, cuando se les ofrece sinceramente, lo rechazan. En el fondo existe una incapacidad de delegar o una falta de confianza en la capacidad de hacer bien las cosas por parte de quien se ofrece a compartir ese papel.

De un modo u otro suele llegarse a situaciones en las que, como decíamos antes, el niño lo pasa mal si la madre no está, porque hemos generado una dependencia insostenible, o estamos limitando la capacidad de interacción social del niño.

Pero ¿Y la madre? ¿No tiene esto ninguna repercusión negativa para ella de forma directa? Claro que sí.

Muchas madres se sienten mal de pensar lo siguiente:

«Necesito tiempo para mí».

La mayoría de las madres están encantadas de dedicar una parte sustancial de su tiempo a su hijo, ¿pero todo? ¿Absolutamente todo?

Lo normal es que esto sea insostenible. No debemos olvidar que ser madre no te hace dejar de ser persona. Y todas las personas necesitan volver de vez en cuando a sí mismas. Podemos dar, y dar… Pero si no cuidamos un poco de nosotros mismos llega un momento que nos sentimos vacíos.

Cuando esa necesidad va creciendo al pasar los meses, ante una situación en la que el niño pide constantemente nuestra atención, para muchas madres no es una alarma de que algo debe cambiar, sino un generador de sentimientos de culpa. Muchas sienten que no deberían pensar eso. Que si fuesen buenas madres estarían dispuestas a darlo todo por sus hijos.

Y lo están. Pero en realidad es que están llegando al límite de lo que como personas pueden aportar.

Y una madre al límite no es la mejor madre para su hijo.

De verdad, ¿No hay una alternativa mejor para todos? Creo que sí.

Seguro que habrá quien critique a la madre que ha escrito la consulta que ha dado lugar a este Peketema. Y a las decenas de madres que han dado su me gusta para que hable de él. Hasta me criticarán a mí por no defender que simplemente la madre debe sacrificarse… Pero bueno, es el deporte nacional.

La Mamitis y los demás miembros de la Familia

La relación de «excesiva dependencia de un niño con su madre» o Mamitis, puede tener efectos también sobre las otras personas que conviven con ellos dos.

El padre, si lo hay

A ver, padre biológico, en teoría siempre lo hay. Pero no siempre está y estando no siempre si implica. Aún con esas matizaciones voy a centrarme en lo habitual. Un padre que quiere participar de la crianza y no sabe cuál es su papel cuando la relación de dependencia del niño hacia la madre es casi total.

Algunos niños lloran si los cambia el padre, si el padre juega con ellos, si el padre les da afecto. Porque estando la madre prefieren siempre esa opción. Ante eso lo normal es que se sientan mal.

En otras ocasiones el problema es que aunque quieran hacer esas cosas la madre no les deja «porque no lo hacen bien». El problema para algunas personas es que bien es hacerlo exactamente como lo hacen ellas.

Esto es un claro error que pagan todos:

  • El niño, al perder la oportunidad de criarse con modelos diferentes que enriquecen su experiencia.
  • La madre, al hacerse imprescindible más allá de lo que va a poder mantener en el futuro.
  • Para la pareja es un generador de problemas serios.

Otros hijos cuando hay Mamitis

Donde más evidente resulta a muchas madres el perjuicio de una «excesiva dependencia» es cuando hay un niño mayor. Si un bebé precisa el 100% de tu tiempo, ¿Qué queda para el hermano?

Creo que ya a estas alturas tenemos claras un par de ideas:

  1. Todos los niños son dependientes.
  2. Pero puede llegarse a extremos en los que todos en la familia se ven perjudicados si esa dependencia supone una dedicación absoluta por parte de la madre. Llamaremos a estas situaciones Mamitis. Dependen mucho de los implicados y en cada familia tendrán sus particularidades. Pero sólo vosotros, los que la estáis viviendo, podéis valorar si es llevadera o necesita claramente un cambio por el bien de todos.

Vale y ¿Cómo cambiamos una situación de Mamitis?

Pues como todo problema complejo tiene varios pasos:

  1. Antes de abordar un cambio todos los implicados que tienen capacidad de comunicarse deben estar de acuerdo en que hay que cambiar. Es decir, que los padres deben hablar del tema. Intentando hacerlo de forma constructiva. Debéis entender que posiblemente es una situación límite para todos los implicados y que no se consigue nada buscando «culpables» o echando en cara cosas. Sino viendo cuáles son las alternativas y cuál puede ser el papel de cada cual en la solución.
  2. Pedir y aceptar ayuda. Si eres la madre y estás llegando a tu límite acepta que eso no significa incapacidad como madre. Significa que eres tan buena que te das cuenta de lo no evidente y aceptas tus propias limitaciones. Si es así, tu hijo tiene suerte de que seas su madre. Mucha más suerte que si no reconocieses que de seguir igual vais a sufrir todos. Hace falta que seas además capaz de confiar en quienes pueden echarte una mano: El padre, otros familiares, los cuidadores de una escuela infantil… Debes ser capaz de confiar en que otros pueden aportar a tu hijo parte de lo que cada día te resulta más imposible darle. Y que eso no es una muestras de que no seas suficiente como madre. Sino de que las necesidades de tu hijo van creciendo y tú no puedes cubrirlas todas. Ni debes hacerlo, por su bien. Ya que debe vivir en un mundo en el que hay millones de personas a parte de ti que pueden aportarle cosas positivas.

Estos son los dos aspectos esenciales. En la práctica luego hay muchas formas que dependen de las circunstancias familiares.

Lo mejor es hacer estos cambios de forma gradual. Esto significa que aquella persona en la que la madre vaya a delegar parte de la atención al niño debe primero compartirlos con ella para poco a poco hacerse cargo por solitario de una parte cada vez mayor. Hasta que se alcanza un equilibrio sostenible en el que cada cual aporta lo mejor que puede al niño.

Un punto esencial en esto es que cuando se comparta la madre controle su impulso de corregir constantemente al colaborador, especialmente mientras están con el niño. Ya que hacerlo desmotiva al colaborador y le hace perder capacidad frente al niño. ¿Cómo va a sentirse el niño seguro con papá si mamá «le salva» constantemente de él? Por poner un ejemplo.

Necesitáis hablar mucho. La madre para indicar al padre que se quedaría más tranquila si cuando esté con el bebé hace las cosas de tal o cuál manera y el padre para explicar a la madre porqué en algunas ocasiones prefiere hacer las cosas de un modo diferente. Cada cual tendrá sus razones, pero debéis comunicarlas para que os entendáis.

Lo mismo ocurriría con cualquier otro tipo de colaboración, de otros familiares o de educadores. El niño debe ver que la madre confía en ellos, y sin él delante debe haber una buena comunicación entre la madre y los otros cuidadores.

Cuando esto funciona, la madre estará más tranquila cuando no esté con su hijo, recuperará una parte de sí misma que le hará estar mejor con él cuando lo esté, los otros cuidadores actuarán con mayor confianza y el niño estará mejor.

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Tratamiento de la Diarrea en Niños

Tratamiento de la Diarrea en niños y bebés

Diarrea es hacer tantas deposiciones que se pierden líquidos, sales y nuetrientes que el cuerpo necesita, porque el intestino no hace bien su trabajo.

Este es un artículo elaborado en colaboración con La Farmacia del Bebé.

¿Qué es diarrea?

Habitualmente esto significa hacer muchas veces. Pero a veces consideramos que hay diarrea aunque sólo haga dos o tres veces en un día porque son muy abundantes, van acompañadas de dolor y expulsan como decimos un líquido sales y nutrientes que son necesarios.

Es frecuente que sea líquida, pero también pueden ser mucosas o contener simplemente los alimentos casi sin digerir.

Suelen ser abundantes, pero a veces son escasas en la cantidad que expulsan, pero tan numerosas e irritantes que siguen siendo un problema.

La diarrea es muy frecuente en los bebés y niños menores de 5 años ya que su sistema inmunitario esta menos desarrollado que el de los adultos. Puede estar acompañada o no de otros síntomas como vómitos, fiebre o dolor de tripa (flexiona las piernas, las estira y llora).

Lo más importante cuando un bebé tiene diarrea es mantenerle bien hidratado y alimentado, tarea no siempre fácil cuando la diarrea viene acompañada de vómitos, fiebre o dolor abdominal. Cuando además hay vómitos intensos y continuos aumenta la probabilidad de deshidratación. Con los bebés de pocos meses de edad y menores de 5 años debemos ser especialmente cuidadosos porque pueden deshidratarse en pocas horas.

Suele acompañarse también de dolor: Los retortijones. El motivo es que al estar irritado el intestino activa su movimiento con más facilidad en cuanto se dilata un poco. Esto hace que tanto el líquido como la comida sea mejor tolerado cuando se toma en cantidades pequeñas y frecuentes.

Aunque la gastroenteritis puede deberse a una intolerancia o alergia a un alimento, sus principales responsables son los virus, seguidos de las bacterias. El rotavirus es el más llamativo de los habituales, y se suele caracterizar por vómitos, diarrea líquida y amarilla y más tendencia a la deshidratación. Si existe fiebre por encima de 39ºC, dolor abdominal intenso y sangre en las heces es más probable que se trate de una infección bacteriana por Campylobacter, E. coli, Salmonella o Yersinia.

También pueden producir diarrea los parásitos, aunque en España no es muy frecuente. El que se detecta con más frecuencia es Giardia, que tiene en las guarderías las mejores condiciones de propagación. Afecta principalmente a bebés o niños pequeños que acuden a la guardería o bien tienen hermanos que acuden a la misma. Tiende a producir episodios más prolongados de diarrea, donde hay etapas diarreicas y etapas en las que las cacas son normales.

 

En los casos en que el causante es una bacteria o parásito hay tratamiento específico contra cada uno.

Pero en la mayoría que son causadas por virus no existe ningún tratamiento específico para la diarrea, por lo que el objetivo es la prevención y el tratamiento de la deshidratación.

Las soluciones de rehidratación oral, una pauta de alimentación en la que se fraccionen las tomas y los probióticos son los principales y casi únicos tratamientos para los niños con diarrea.

Soluciones de rehidratación oral (SRO)

Las Soluciones de Rehidratación Oral (SRO) contienen los líquidos y sales minerales necesarias para reponer lo que se pierde. Tienen la cantidad exacta de agua, sodio, potasio y azúcar que los niños necesitan.

Es importante puntualizar que las SRO no detienen la diarrea, esta se cura por sí sola en unos pocos días. El verdadero peligro es la pérdida de líquidos y nutrientes corporales que padece el niño, que puede causarle deshidratación y desnutrición.

Para los niños se recomiendan las soluciones hipotónicas. Debe asegurarse que sea apta para los niños. No se deben emplear en prematuros y niños menores de un mes.

  • Las SRO deben administrarse fresquitas, pues mejora el sabor. Aunque la solución no debe estar demasiado fría ya que podría acelerarse el movimiento del intestino.
  • Se administran en pequeñas cantidades. Si se administra muy rápido puede ocasionar vómitos y retortijones, especialmente al principio, empeorando la deshidratación.
  • Deben administrarse con frecuencia pero sin forzar al niño a tomarlos, ya que si el niño no tiene sed es poco probable que esté deshidratado.
  • Algunos preparados contienen amarillo anaranjado (E-110) y pueden dar reacciones de tipo alérgico, incluido asma, especialmente en niños alérgicos al acido acetil salicílico.

La rehidratación con SRO se debe iniciar tan pronto como empecemos a apreciar deshidratación (decaimiento, boca seca, piel pálida), se debe dar en pequeñas cantidades y poco a poco para facilitar la tolerancia:

Diarrea sin vómitos:

Se puede comenzar ofreciendo 5-10 ml cada 5 o 10 minutos e ir aumentando la cantidad según vaya tolerando.

  • Menores de dos años 50-100 ml de SRO después de cada deposición liquida. Máximo 500 ml al día.
  • Mayores de 2 años 100 – 200 ml de SRO después de cada deposición liquida. Máximo 1000 ml al día.

 Diarrea con vómitos:

Una pauta orientativa, como en el caso anterior. Recordad no forzar y valorar si el decaimiento mejora o empeora, ya que eso es lo importante:

  • Primera hora 2.5 ml cada 10 minutos
  • Segunda hora 5 ml cada 10 minutos
  • Tercera hora 5 ml cada 5 minutos
  • Cuarta hora 10 ml cada 5 minutos
  • A partir de la cuarta hora se puede administrar 10 ml cada 2-3 minutos, una vez que no vomite durante 6 horas se puede introducir alimentación solida sin forzar.
  • Si vomita, se recomienda descansar 30-60 minutos antes de volver a empezar de nuevo.

Tipos de soluciones

SRO en polvo

En estos casos lo más importante es añadir la cantidad exacta de agua que recomienda el fabricante. Si queda demasiado concentrada puede causar daño y si queda demasiado diluida puede ser inefectiva.

Una vez preparada se debe mantener fría en la nevera.

Consumir en un plazo máximo de 24 horas. Hay que desechar el sobre abierto o la solución ya preparada una vez pasadas 24 horas.

No se pueden disolver en leche, sopa, zumos de fruta o una bebida refrescante tipo Aquarius.

Tampoco se puede añadir azúcar para modificar el sabor pues se corre el riesgo de dar soluciones hipertónicas que producen diarrea osmótica.

La hipernatremia o exceso de sal que puede aparecer por usar suero no indicados para niños (Aquarius y similares) produce somnolencia, taquicardia, presión arterial elevada, irritabilidad, inquietud, edema de pies y miembros inferiores.

Desde La Farmacia del Bebé las que normalmente recomendamos son las siguientes:Bioralsuero Baby

BI ORALSUERO BABY (indicado para lactantes de menos de 12 meses)

Tiene la ventaja de la asociación de sales de rehidratación oral con un probiótico (reuteri protectis) para mezclar en el momento. Contiene un vaso graduado que permite la preparación en 250 ml de agua. Con sabor neutro y sin colorantes.

Recuerda que las SRO no se deben emplear en prematuros y niños menores de un mes.

 Sueroral Hiposódico

SUERORAL HIPOSODICO

Pueden usarlo lactantes mayores de un mes. Cada sobre se debe disolver en un litro de agua. Con sabor a naranja y colorante amarillo anaranjado E-110.

SRO en forma liquida

Ya vienen preparadas para abrir y beber (botellitas con tapón para succión o en tetrabrik), también se presentan en gelatinas o en forma de polo-flash. Las hay de diferentes sabores e incluso sin sabor o sabor neutro. Tienen la ventaja que al venir preparadas ya tienen la cantidad recomendada de agua. Desde La Farmacia del Bebé las que normalmente recomendamos son las siguientes:

Bioralsuero en Tetrabrick

BI ORALSUERO

Sal de rehidratación con probióticos para reducir la duración de la diarrea. Incorpora una pajita con Lactobacillus Reuteri Protectis, que es arrastrado con el líquido al ser aspirado a través de la pajita. De 2-3 tetrabricks al día. Apto para celiacos.

Citoral Junior Zinc

CITO-ORAL JUNIOR ZINC

Contiene zinc para reducir la severidad y la duración de la diarrea. Con sabor a fresa muy aceptado por los niños y con tapón deportivo para hacerlo más fácil y cómodo.

Citoral Junior Aquagel

CITO-ORAL AQUAGEL

En niños a partir de un año. Las soluciones de rehidratación oral en forma de gelatina son una excelente fuente de líquidos y se toleran mejor, sobre todo si hay vómitos. Con sabor a naranja. Se puede usar 4-6 tarrinas diarias.

Neopeques suero Flash

SUERO EN FLASH NEO PEQUES

Los flash tienen mejor sabor y son muchísimo más atractivos para los niños. Tomar 1 flash cada 3 horas (hasta un máximo de 9 al día). Puede tomarse frío o congelado.

Alimentación

Lo primero que debemos hacer es corregir la deshidratación y luego la recuperación nutricional. Tras un período corto de tiempo (unas 3-4 horas) a base de SRO, debe iniciarse la alimentación. Es importantísimo mantener la alimentación durante la diarrea. En cuanto tolere 4-5 sorbitos del suero se puede empezar a ofrecerle la comida, un trocito de pan, una cucharada de yogurt, un poco de jamón de york.

La realimentación precoz no agrava la diarrea y reduce la bajada de peso.

  • En niños con lactancia materna (1-5 meses). Se debe continuar con lactancia materna a demanda (cuantas veces quiera) ofreciéndole suero oral entre las tomas si la diarrea es muy abundante, pero sin forzarle. Si no quiere el suero pero toma pecho con frecuencia es difícil que se deshidrate. El Pecho es el mejor suero de rehidratación para un lactante.

La leche materna contiene unos compuestos (mucinas defensivas como la lacthaderina) que previenen y protegen al lactante frente al virus.

  • En niños con fórmula artificial. Se debe seguir con la misma leche. No se debe sustituir por leche diluida, leches sin lactosa (puede ser necesaria en diarreas prolongadas), hidrolizados de proteínas o fórmulas de soja, a no ser que el pediatra así lo recomiende. Y si la diarrea es muy abundante complementar con SRO entre tomas. Dar suero oral sin forzarle.
  • Niños con alimentación complementaria. No hay una alimentación específica para la diarrea. Deben respetarse las preferencias y costumbres familiares. Mejor si se eligen alimentos con buena digestibilidad y tolerancia. En general hay una pérdida del apetito y no se debe de forzar a comer. Evitar los zumos de frutas, las grasas y fritos, la pastelería y líquidos azucarados. Son adecuados y aconsejables: el arroz, la patata o zanahoria, pescados o carnes, caldos o sopas, plátano, manzana y yogurt. En general se harán preparaciones sencillas.

Probióticos

Favorecen la recuperación de la flora intestinal que se altera en algunas diarreas. Pueden ser un complemento a la rehidratación ya que pueden acortar la duración y la gravedad de algunas diarreas infecciosas, sobre todo en las de origen viral y preferentemente por rotavirus. Sus efectos pueden ser limitados para las de origen bacteriano.

Son más efectivos al inicio de la enfermedad, cuando se administran en dosis altas y durante no menos de 5 días.

Las cepas más eficaces son:

  • Saccharomyces boulardii (ultralevura)Útil en diarreas leves a moderadas cuando se usa en las primeras 48 horas. Niños hasta 6 años 1 cápsula (50 mg) 1-3 veces al día, dosis máxima 3 cápsulas (150 mg/día).
  • Lactobacillus rhamnosus GG(bivos): Útil en diarreas por rotavirus, 1-2 sobres al día. En caso de presentación en gotas 1 sobre equivale a 9 gotas.

Bivos Probiótico

En La Farmacia del Bebé puedes encontrar nuestras recomendaciones para tratar la diarrea en bebés así como los productos para tratar la diarrea en niños. Si tienes cualquier duda puedes contactarnos a través de nuestro chat online, correo electrónico o teléfono. Estaremos encantados de resolver cualquier duda que tengas.

 

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Quemadura por el Sol en Niños y Bebés

Quemadura por el Sol en Niños y Bebés. Evitarla y tratarla.

Las Quemaduras por el Sol siguen siendo frecuentes en Niños y Bebés. Aprende cómo tratarlas y ante todo cómo exponerlos al Sol con seguridad para evitarlas.

El Sol es una fuente de vida porque genera energía. Pero a veces puede ser excesiva.

Estamos preparados para vivir bajo su luz y la necesitamos. La usamos por ejemplo para producir Vitamina D.

Pero también genera en nuestra piel radicales libres. Son moléculas que reaccionan de forma incontrolada modificando otras como el Colágeno o el ADN. En el primero son responsables del envejecimiento de la piel, ya que los radicales libre hacen que el colágeno pierda elasticidad.

En el ADN pueden generar la muerte de algunas células y la mutación de otras, que pueden transformarse en tumorales.

Nuestra piel tiene capacidad de amortiguar radicales libres hasta un nivel determinado y cuando se agota puede regenerar esa capacidad si la dejamos un tiempo fuera de la exposición al Sol.

Podemos hacer dos cosas frente a las Quemaduras por el Sol: Evitarlas y Tratarlas. Es evidente que lo preferible sería evitarlas. Especialmente en niños pequeños.

Cuando se llega a la quemadura solar es que la capacidad de nuestra piel de inactivar radicales libres se ha agotado por ahora y la radiación ya está provocando daño en el tejido.

Esto significa que cuantas más veces se quema la piel por efecto del sol a lo largo de la vida más envejece y mayores son las probabilidades de que aparezca un tumor en la piel.

Evitar la Quemadura por el Sol

Una serie de sugerencias:

  • Evita la exposición de los niños al sol a las horas de más intensidad.
  • Protege del Sol especialmente a los más pequeños.
  • Si preveemos que un niño se exponga al sol de forma mantenida debemos protegerlo:
    • Con medios físicos siempre que sea posible (ropa adecuada, gorro…)
    • Con un Protector solar adecuado:
      • Que el Fabricante lo recomiende para la edad en la que vamos a usarlo.
      • Factor 50. Que es el máximo.
      • Aplícalo con la antelación suficiente para que se fije bien a la piel antes de exponerse al sol.
      • Vuelve a aplicarlo si algo retira el protector (baño, sudor…)
      • Vuelve a aplicarlo si la exposición al sol se prolonga. Mi recomendación es hacerlo al menos cada 2 horas.
    • Los primeros días que el niño se expone al sol el tiempo debe ser limitado. Podremos aumentarlo poco a poco conforme la piel se vaya poniendo morena.
    • Lo ideal es conseguir el moreno sin que se queme en ningún momento.
  • Si en cualquier momento la piel se enrojece es que ya se está quemando. No sirve volver a aplicar Protector solar. Debemos poner al niño a cubierto y no volver a exponerlo al sol al menos hasta que el enrojecimiento haya cedido por completo.

Tratamiento de las Quemaduras por el Sol

Todavía recuerdo el olor a vinagre de las noches de verano en la playa. Yo me crié en Guadix. Una ciudad del interior a una altura de más de 900 metros. La playa nos quedaba un poco lejos. Eso significa que las ocasiones en las que nos escapábamos era para pasar «el día de playa». Cualquiera mantenía a 7 niños (somos 7 hermanos) alejados del agua. Para empezar ni cabíamos en la sombrilla. Pero además teníamos tantas ganas de playa que sólo buscábamos refugio si estábamos ya achicharrados.

El primer día del verano que íbamos a la playa lo hacíamos para estar allí todo el día. Y eso significaba que esa noche todos nos habíamos quemado.

No recuerdo que cuando yo era pequeño me echasen Protector solar en ningún momento. Y sí recuerdo montones de noches de dolor de espalda por las quemaduras.

Esa noche los dormitorios olían a vinagre, porque es lo que mi madre nos aplicaba en las quemaduras solares para aliviar. Recuerdo el olor y la sensación de alivio cuando tras aplicar el vinagre mi madre soplaba y el vinagre se evaporada. Toda la noche durmiendo boca abajo porque no te atrevías a apoyarte sobre la espalda.

Y días después la piel se levantaba y empezaba a «pelarse». También recuerdo las sesiones de retirada de piel muerta a mis hermanos o a mí mismo.

Evidentemente mis padres permitían que llegásemos a esto porque la información sobre los peligros del sol era muy escasa en esa época.

Cómo podemos tratar las Quemaduras solares hoy en día.

Insisto en que lo mejor es evitar llegar a ellas. Pero cuando ya es tarde, toca tratar.

  1. Lo primero es retirar al niño del Sol. Si la piel se enrojece. El Sol se ha terminado por hoy. La piel necesita regenerar si capacidad de eliminar radicales libres. Mañana lo habrá hecho y podremos disfrutar un rato de nuevo.
  2. Hidrata la piel. Si se ha enrojecido puedes usar una crema hidratante normal.
  3. Pero si ya hay dolor es que necesitamos una que reduzca el efecto inflamatorio. Según la intensidad del dolor podemos recurrir a antiinflamatorios más o menos potentes.

Hay cremas para dermatitis atópica que tienen efecto antiinflamatorio pero no contienen corticoides. Esa sería la primera elección y puede aplicarse varias veces en el día hasta que el enrojecimiento desaparece.

Cuando el dolor es intenso o vemos que el enrojecimiento no cede tras un par de aplicaciones de la anterior podemos recurrir a emulsiones de corticoides. Se extienden con más facilidad que la crema para cubrir zonas extensas, como suelen ser las quemaduras solares.

Pero no todos los corticoides son iguales: Los hay que se inactivan al absorberse. Lo que es bueno cuando, como en las quemaduras del sol, debemos aplicarlo en zonas extensas para evitar efectos secundarios del corticoide.

La última parte del tratamiento es que tras un día en el que la piel se ha quemado, no debemos exponer al niño al sol hasta que la quemadura se haya curado por completo. Y en los primeros días tras la quemadura debemos extremar la limitación de tiempo y se más exhaustivos en la aplicación del  protector solar.

Quemarse una primera vez le ocurre a cualquiera. Quemarse una vez tras otra sólo le pasa a niños cuyos padres no se toman en serio el tema.

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Niños con Mal Aliento

5 Causas más frecuentes del Mal Aliento en los Niños

Que un Niño tenga Mal Aliento no es habitual, pero ocurre en algunas situaciones muy concretas. Descubre las 5 causas más comunes y cómo solucionarlas.

Hay quien dice que cuando un Niño tiene Mal Aliento es que tiene el estómago sucio y otras cosas por el estilo. Pero la realidad es que hay 5 causas habitualmente en los niños que pueden hacer que tenga mal aliento. Y todas se originan en la boca y la parte alta de la garganta.

El mal aliento es el resultado de la fermentación producida por gérmenes que habitualmente no están en la boca. Y aparecen en 5 situaciones concretas.

Mal Aliento por Restos de Comida

Cuando los niños no tienen una adecuada higiene dental y quedan restos de comida es frecuente que proliferen gérmenes que fermentan esos restos de comida produciendo Mal Aliento. Aquí la solución es clara: Una adecuada Higiene Dental.

También ocurre cuando hay una caries profunda y se quedan restos de comida en su interior. La solución es sellar todas las caries que tenga.

Y un tercer caso son los niños que tienen las anginas grandes. Cuando esto ocurre las anginas suelen tener huecos en los que se acumulan restos de comida, que se pudren dando el Mal Aliento. Puede mejorar haciendo gárgaras. Pero es bastante complicado conseguir esto en niños pequeños.

Mal aliento por Amigdalitis

En algunos casos atiendo niños en la consulta que acuden por fiebre. Es frecuente que no tengan ningún otro síntoma. Sólo la fiebre y el dolor de garganta. Pero en cuanto te acercas para explorarlos notas el Mal Aliento. En la mayoría de los casos sé que en cuanto mire su garganta voy a ver placas de pus. El olor suele ser muy característico.

La solución es tratar la amigdalitis. Tu pediatra te recomendará como hacerlo.

Mal Aliento por Hipertrofia de Adenoides (Vegetaciones)

Al final del invierno, tras pasar una infección seguida de otra, y otra, y otra… es bastante frecuente que las vegetaciones o adenoides crezcan.

Están en la parte posterior de la nariz, por encima de la garganta. Uno de los síntomas que notamos a veces es el Mal Aliento. Se debe a la acumulación de moco espeso y restos de comida en los huecos de las Adenoides.

Pueden mejorar haciendo gárgaras (difícil de conseguir en los más pequeños) o con tratamientos que reduzcan el tamaño de las Vegetaciones.

Mal Aliento por Hongos en la boca.

El último caso y posiblemente el que peor Aliento provoca es la proliferación de Hongos en la Boca del niño.

Lo que solemos encontrar es una capa blanquecina que cubre la lengua o las mejillas y que no se retira con facilidad si intentamos limpiarla.

Los hongos suelen aparecer en situaciones en las que las defensas de las mucosas es insuficiente.

Esto puede ocurrir en:

  1. Bebés pequeños. Suelen infectarse a partir de la presencia de hongos en tetinas (chupe o biberón) y aparece como un punteado blanco en el interior de las mejillas. Se puede tratar aplicando antifúngicos y esterilizando las tetinas con agua hervida y bicarbonato.
  2. Tratamiento con Corticoides inhalados. En niños con bronquitis, una de las opciones de tratamiento son los aerosoles. Uno de los medicamentos que administramos por esta vía son los corticoides. Son útiles, pero al depositarse sobre la mucosa de la boca pueden reducir su capacidad para defenderse de los hongos. Para evitarlo conviene enjuagar la boca tras usara corticoides inhalados. Si ya han aparecido pueden aplicarse antifúngicos.
  3. Estomatitis herpética. Hay una infección producida por el virus herpes simple que a algunos niños y produce aftas abundantes con dolor y fiebre. Los virus de la familia del Herpes captan mucho la atención del sistema inmunitario, lo que facilita el crecimiento de otros gérmenes como los hongos. Puede tratarse, como en los casos anteriores con Antifúngicos que se aplican directamente en la boca.

Mal Aliento por Cetosis

Hay casos en los que el cuerpo libera cuerpos cetónicos porque no dispone del azúcar necesario.

Esto podemos verlo en niños que pasan demasiadas horas sin comer por vómitos o cualquier otro motivo y también en niños diabéticos.

Ambos casos justifican que el niño sea valorado por un médico. Especialmente cuando se acompaña de mal estado general.

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Las fases de la fiebre: 5º Vídeo en MedicinaTV

Canal de Pediatría en MedicinaTV

La fiebre puede asustar a los padres. Comprender las fases de la fiebre te permitirá identificar algunos fenómenos que la acompañan y cómo actuar ante ellos.

Iniciamos nuestro segundo mes de emisión. El canal de Pediatría de MedicinaTV tiene ya más de 400 suscriptores y los cuatro vídeos publicados este primer mes acumulan más de 15.000 visualizaciones.

En este vídeo de menos de 2 minutos podrás comprender cuales son las cuatro fases de la fiebre y cómo saber ante un niño con fiebre si está subiendo o bajando.

Entenderás que mecanismos como los temblores no son una convulsión, sino algo normal en el niño con fiebre. Los diferenciarás con facilidad de las convulsiones.

Tras ver este vídeo sabrás porqué los niños tienen frío y pueden tener una temperatura muy baja y sin embargo significa que la fiebre va a subir.

Son muchos los detalles relacionados con la fiebre que quedan claros cuando uno entiende las fases de la fiebre y los mecanismos que el cuerpo usa para activar cada una de esas fases.

Entenderla es la clave para saber cómo actuar ante ella.

Añade un comentario en Youtube con el tema del que te gustaría que hagamos nuevos vídeos.

Cada martes un nuevo vídeo en el que trataremos un problema frecuente de salud infantil.

Intentamos usar un lenguaje claro, con el objetivo de que aprendáis a comprender y manejar los cambios más habituales en la salud de vuestros hijos.

Puedes acceder a los vídeos anteriores sobre la fiebre la toslos mocos y los vómitos.

No olvides suscribirte al canal si no quieres perderte ninguno.

Y por supuesto si crees que pueden ayudar a alguien te agradecemos la difusión.

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Gripe en niños y bebés

La gripe en niños y bebés.

Los síntomas de la gripe en niños y cómo tratarlos, explicado a los padres.

Desde hace un par de semanas han ido aumentando los casos de gripe en Granada.

Este año parece que toca otra vez campaña de «acongojamiento general».

Según los informes de epidemiología, la mayoría de los casos de este año están siendo de Gripe A. Lo que en la práctica no tiene demasiada importancia.

La gripe es una enfermedad causada por un virus que cambia con facilidad, de modo que cada año se produce una epidemia que afecta a una parte importante de la población durante el invierno.

La única prevención real es la vacunación, que es recomendable en personas con enfermedades que pueden agravarse si se contrae la gripe. En el caso de niños, se recomienda vacunar a niños con bronquitis crónica o con problemas de corazón.

Los síntomas más habituales de la gripe en niños son:

  • Fiebre. Varía según los casos, pero puede alcanzar con facilidad más de 39 y mantenerse cerca de una semana.
  • Dolores musculares. Duelen brazos, piernas y espalda como si se tuvieran agujetas.
  • Cansancio.
  • Malestar genaral. En niños pequeños: muy llorones.
  • Congestión nasal y de ojos.
  • Tos irritativa. No es raro que tras ceder la fiebre puedan estar semanas con una tos muy persistente.
  • A veces, vómitos.

Tratamiento de la gripe en niños:

  • Los antibióticos no sirven.
  • La gripe se cura sola cuando nuestro cuerpo produce anticuerpos contra el virus, en lo que tarda entre 3 y 7 días habitualmente.
  • A los enfermos de gripe se les trata aliviando los síntomas y evitando las complicaciones.
  • Por tanto se tratan la fiebre y el dolor, la congestión y la tos.

Complicaciones más frecuentes de la gripe en niños:

  • En menores de 1 año, sobre todo por debajo de los 6 meses: Bronquiolitis. Se caracteriza por una tos muy persistente, con dificultad para respirar y comer.
  • En mayores: Las más habituales son la Bronquitis y la Neumonía. Su aparición suele coindicir con un aumento de la fiebre cuando ya estaba bajando con empeoramiento de la tos.

Signos de alerta de la gripe en niños:

  • Muy mal estado general.
  • Decaimiento intenso.
  • Dificultad para respirar importante (no congestión).
  • Picos de fiebre que no empiezan a bajar de altura y frecuencia tras 3-5 días. O que cuando ya habían empezado a bajar, suben de nuevo de forma clara.

En todos estos casos es recomendable volver a llevar al niño al pediatra.

Vacunación antigripal en niños

La vacunación contra la gripe no es recomendable en todos los niños. Se indica en niños que tienen enfermedades en las que una gripe puede suponer un desafío importante. Las más habituales son las cardiopatías y las bronquitis crónicas.

Cuando se vacuna por primera vez en niños pequeños suele hacerse partiendo la vacuna en dos medias dosis.

Si tienes dudas al respecto consulta a tu pediatra, que te dará la indicación más adecuada en el caso de tu hijo.

 

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Las Alergias en niños y bebés

Alergia en niños y bebés

Niños y bebés con alergia. Alergias alimentarias, a pólenes, a antibióticos, el asma, la dermatitis atópica ¿Porqué surgen y qué pueden hacer los padres?

Con la evolución actual, cualquiera diría que dentro de unos años todos seremos alérgicos.

Las patologías alérgicas están aumentando especialmente en países desarrollados y sobre todo en clases sociales media y alta del medio urbano. Hay muchas teorías que intentan explicar este aumento, que muy posiblemente sea el resultado de la coincidencia de varios factores.

Una de las teorías más aceptadas es la Higienista, que afirma que nuestro sistema defensivo está diseñado para vivir en un mundo que nos ataca constantemente (tenemos contacto a diario con miles de microorganismos que intentan desarrollarse en nuestro interior de modo más o menos agresivo). El ambiente cada vez más aséptico en el que desarrollamos nuestra vida, está dejando a nuestro sistema inmune sin trabajo.

En otros órganos, la falta de utilización induce una atrofia. Pero esto en el sistema inmune sería peligroso, ya que a pesar de nuestra higiene, más tarde o más temprano aparecería una infección que supondría un grave riesgo para nuestra vida. El resultado es que el sistema inmune está diseñado para mantener un nivel mínimo de actividad y si en el medio en que vivimos no encuentra estímulos adecuados para dicha actividad, empieza a buscarse otros no tan adecuados.

Dentro de los estímulos que han ido desapareciendo parece que tienen especial importancia los parásitos intestinales (lombrices por ejemplo). Las células del sistema defensivo (los glóbulos blancos) están divididas en distintos grupos especializados en la lucha contra ciertos agresores. Uno de esos grupos son los eosinófilos. Son los especializados en la lucha contra parásitos. Y son los más frecuentemente implicados en las reacciones alérgicas.

De hecho cuando una analítica presenta un aumento de los eosinófilos, las causas más frecuentes son una parasitosis intestinal o una alergia. Según esta teoría la práctica desaparición de las parasitosis en las clases medias y altas de los países desarrollados dejaría sin estímulos a estas células que empezarían a buscar algo nuevo que hacer.

La alergia puede manifestarse de muchas formas, en función de la predisposición de cada paciente y de la forma en la que contactamos con el agente alérgico.

Las localizaciones más frecuentes son la piel, las vías respiratorias y el aparato digestivo.

Alteración del «Equilibrio Omega»

Otra de las teorías es la dietética.

En nuestro cuerpo hay muchas grasas. Algunas de ellas que sólo podemos obtener de la alimentación, porque no somos capaces de producirlas.

Es lo que llamamos Ácidos grasos esenciales. Los más conocidos son los Omega 3 y 6.

Todas son necesarias, pero hay grasas «buenas y malas»:

Omega 3: Están presentes en las grasas de origen vegetal (chía, onagra, oliva…) y en el pescado azul. Son buenos.

Omega 6: Los hay buenos, procedentes de aceites vegetales (oliva, nuez…) y malos (grasa de la carne y piel de animales).

El exceso de Omega 6 de origen animal frente a Omega 6 vegetales y Omega 3 favorece los procesos inflamatorios (entre los que están las alergias).

Por eso se recomienda reducir el aporte de grasas animales y aumentar los aportes de grasas vegetales o de pescado azul en los niños con tendencia a hacer alergia.

Pero mientras lo conseguimos y en niños en los que lograrlo resulta muy complicado podemos recurrir a suplementos de Omega 3.

Las pruebas de la alergia y la vacunación anti-alérgica:

Es muy frecuente en cuanto se atribuye un síntoma a alergia en un niño que los padres soliciten que se le hagan las pruebas de alergia.

Conviene tener varias ideas claras al respecto.

En primer lugar no todas las reacciones alérgicas permiten la identificación del causante. Algunas de ellas se producen de hecho por la combinación de varios estímulos, con lo que averiguarla resulta poco menos que imposible dado que las combinaciones son infinitas.

Hay que darse cuenta también de que las pruebas de alergia no curan. Es muy frecuente que pacientes alérgicos acudan a la consulta con su crisis, (por ejemplo una rinitis por alergia al olivo) que el paciente sabe que sufre todos los años por las mismas fechas y cuyo causante es el olivo porque le han hecho las pruebas de la alergia. Esta rinitis le amarga la existencia durante un par de meses al año, y viene sin tratamiento.

O bien hay alergólogos que reparten resultados de pruebas de alergias como quien da carnés de un club de amigos, o el paciente ha hecho poco caso de las indicaciones del alergólogo pensando que con ponerle nombre a la enfermedad ya estuviese curada.

Hay dos formas de determinar el causante de una alergia:

  • Una analítica de sangre en la que estudiamos los anticuerpos específicos que tenemos contra cada uno de los causantes más frecuentes.
  • La realización de pruebas en la piel. Hacemos una pequeña herida, y sobre ella echamos una gota de líquido en el que va diluido el agente que sospechamos. Estas son más específicas que las primeras, pero también tienen más riesgos. Existe la posibilidad de desencadenar una reacción alérgica grave al realizarlas.

Sea con uno, con otro o con ambos métodos, la identificación del agente desencadenante de alergia tiene fundamentalmente la utilidad de servirnos para evitar la exposición al mismo (cosa poco realizable en algunos casos, como el alérgico al polen del olivo que vive en Andalucía), para establecer la época en que debe ser tratado (aunque eso se puede hacer simplemente observando los síntomas) y cuando los síntomas son intensos, potencialmente graves o no se controlan de forma adecuada con la medicación indicada, valorar la vacunación.

La vacunación consiste en acostumbrar a nuestro sistema inmune a ver como algo normal al causante de nuestra alergia, para que deje de actuar contra él.

Esto se consigue dándonos concentraciones cada vez mayores del agente alérgico para que acostumbrarnos a él.

Todas las vacunas (sean inyectadas o sublinguales) van preparadas en varios viales numerados (cada vial contiene el agente alérgico a una concentración mayor que el anterior) de los que administramos cantidades crecientes hasta acabarlos.

Es recomendable tener en cuenta varias cuestiones:

  • No tiene sentido vacunarse de más de 2 ó como muchos 3 alergenos simultáneamente.

Los pacientes que manifiestan sensibilidad a muchos alergenos y en los que no hay una relación clara con los síntomas, no son candidatos a la vacunación.

No tiene sentido la eliminación al azar de sensibilidad a 3, 4 ó 5 alergenos cuando hemos demostrado su sensibilidad a 20 ó 30 de ellos y no tenemos ni idea de cual es el auténtico responsable de los síntomas.

Parece necesario recordar que cualquier terapia en la alergia no va dirigida a que el paciente deje de “ser alérgico”, cosa imposible, sino a controlar unos síntomas, que son los que le hacen sentirse alérgico.

En realidad, prácticamente todos somos alérgicos en mayor o menor medida a algo. Pero no nos sentimos como tales ni precisamos tratamiento si no desarrollamos unos síntomas que nos resulten molestos.

Por eso antes de decidirnos por la vacunación, es importante establecer la relación clara entre los síntomas y el agente alérgico al que las pruebas de alergia hacen responsable.

Si no concuerda el agente que nos indican las pruebas con la forma de presentación de los síntomas, es que aunque las pruebas lo indiquen no es el responsable principal de las manifestaciones que sufrimos y por tanto aún vacunándonos no mejorarán.

Ejemplo: Rino-conjuntivitis que aparece en cualquier época del año en un niño al que las pruebas de la alergia califican de alérgico fundamentalmente al polen del olivo.

No tendría sentido vacunarle, ya que si fuera el olivo el responsable de su rino-conjuntivitis, ésta sólo se mantendría mientras hay polen en el aire (abril-junio).

Hay quien lo vacuna de cualquier modo, y el “inesperado” resultado suele ser que no mejora en absoluto.

Otro ejemplo que vemos con frecuencia, son niños a los que sin manifestar síntomas de alergia se le hacen las pruebas y éstas nos indican que es sensible al algunos alergenos.

Y se está vacunando. ¿Cómo se ha establecido contra que alergenos vacunarlo, si no tiene síntomas?

Se pretende continuar el tratamiento hasta que desaparezcan ¿qué síntomas?

¿Cómo sabremos si ha sido efectiva la vacunación?

¿Si los anticuerpos desaparecen?

Y si aquellos contra lo que lo hemos vacunado desaparecen y en la nueva analítica aparecen anticuerpos ante un estímulo nuevo, sin síntomas (cosa que no digo que ocurra siempre, pero casi) ¿lo vacunamos del nuevo?

Formas de manifestación alérgica:

Dependiendo de la predisposición personal y del modo en que el alergeno entra en contacto con nuestro organismo, aparecen manifestaciones alérgicas muy distintas.

Evidentemente suelen aparecer con más intensidad en los órganos que sirven de barrera entre nuestro organismo y el exterior: piel, vías respiratorias y aparato digestivo.

En piel suele aparecer como eccemas, prúrigo o urticarias, en vías respiratorias como rinitis, conjuntivitis o bronquitis y en aparato digestivo como alergias a alimentos con vómitos, diarrea o simplemente estancamiento en la ganancia de peso.

Sea cual sea el foco inicial de la reacción alérgica, dependiendo de la intensidad de la respuesta inmune puede extenderse a cualquier otra localización y a veces hacerse generalizadas y muy intensas como el shock anafiláctico.

Dermatitis atópica:

No es sólo una alergia.

El niño con dermatitis atópica tiene una piel más seca de lo normal, con una escasa secreción de grasa.

Esa es su piel y va a seguir siendo así hagamos lo que hagamos.

La tienen según los estudios una quinta parte de la población aproximadamente.

El problema es que cuando carecemos de la capa de grasa habitual que hay sobre la piel protegiéndola, las sustancias agresivas de nuestro entorno (desde el frío o el calor, hasta fibras, detergentes, pólenes, contaminación…) la dañan con más facilidad y nuestro sistema defensivo empieza a actuar contra ellas.

Estos pacientes tienen siempre una piel más seca, en la que de vez en cuando aparecen esas reacciones en forma de eccemas o prúrigo.

Un eccema es una inflamación de la piel seca con descamación y picor.

Un prúrigo es la aparición de puntos con picor e inflamación de la piel: granos.

Con el tratamiento de la dermatitis atópica no podemos curar la dermatitis para que no vuelva a aparecer, pero podemos hacer que las crisis sean menos frecuentes y menos intensas.

Hay que distinguir por eso entre las medidas de higiene ambiental y cuidados de la piel para el mantenimiento de la piel atópica y el tratamiento de los brotes en sí.

Las medidas principales para mejorar a largo plazo la dermatitis atópica son:

Evitar irritantes en su ambiente:

La ropa interior (especialmente la de cama: sábanas, funda de almohada, pijama) deberían ser de algodón 100% y sin colorantes.

Hay que reducir la cantidad de polvo que hay en su ambiente, especialmente en su dormitorio, que es el sitio en el que pasa la mayor parte de su tiempo.

La razón es que en el polvo proliferan unos insectos microscópicos llamados ácaros, que son uno de los mayores irritantes para la dermatitis atópica.

Por tanto la habitación de un niño con dermatitis debe estar lo más despejada posible, para facilitar su limpieza.

En especial debe evitarse que en ella haya: peluches (que además suelen estar hechos de fibras artificiales), estanterías con libros, alfombras, cortinas y posters.

Además, los ácaros proliferan con más facilidad en ambientes con temperatura y humedad constantes, por lo que conviene ventilar bien la habitación todos los días.

Hay niños que empeoran en verano por culpa del sudor.

Si se suda mucho puede irritar la piel, y además con el sudor se pegan a la piel otras sustancias como polen, contaminación, polvo… favoreciendo la aparición de las reacciones.

Por ello, además de su baño diario, cuando en verano sudan mucho es bueno ducharlos a media tarde, sin jabón siquiera, simplemente para quitarles el sudor de encima.

Después del baño deben secarse con toallas de algodón y empapando, sin frotar.

No frotamos, para no eliminar totalmente la grasa que sobre la piel dejan los geles y aceites de baño para dermatitis y además para irritar la piel lo menos posible.

Otro irritante importante para la dermatitis puede ser el cloro del agua de las piscinas.

Por ello, cuando van a la piscina, deben ducharse en cuanto salgan del agua.

Si en zonas con contacto con joyería (pendientes en las niñas) aparecen eccemas con frecuencia, puede llegar a ser necesario eliminar las joyas.

Reponer la capa protectora de grasa que no tiene de forma natural:

Esta es la parte más conocida del tratamiento de la dermatitis atópica, que consiste en formar sobre su piel una capa grasa de protección de la que el niño carece.

Se hace por medio de productos cosméticos a base de avena y sobre todo de glicerina, ya que los hay que son alérgicos a la avena.

Casi todas las empresas de cosmética de venta en farmacias tienen cremas y geles específicos para dermatitis atópica, y no hay una marca que sea la mejor.

Hay niños a los que les va bien una y niños a los que les va bien otra.

Lo que hay que hacer es probar, y la que le vaya bien, usarla todos los días.

Suelen ser necesarios una loción corporal y un gel.

A veces pasa, que usando una marca concreta que siempre le ha ido bien, empieza a no darle buen resultado.

No podemos decir que eso sea así porque tenga un brote, ya que incluso con el mejor cuidado posible un niño con dermatitis tendrá brotes de vez en cuando.

Diremos que no le va bien cuando los brotes empiecen a ser más fuertes y frecuentes de lo habitual.

Cuando eso le pase usando una marca que hasta entonces le había ido bien, es que ha llegado el momento de cambiarla por otra.

Pero si dejamos una temporada sin usarla, al volver a ella suele irle bien de nuevo.

Por eso generalmente con un par de marcas que podamos ir alternando por temporadas puede controlarse bastante bien.

Evitar alimentos que favorezcan los brotes:

Hay ciertos alimentos que son ricos en histaminas.

Las histaminas son sustancias que actúan en nuestro cuerpo como mediadores de la inflamación alérgica.

De hecho el tratamiento más básico de las alergias son los anti-histamínicos.

Por tanto si comemos alimentos ricos en histaminas pueden aparecer reacciones alérgicas con más facilidad.

El primer alimento de esta lista es el chocolate: No es que los niños a los que salen granos al tomar chocolate sean alérgicos a él.

La mayoría simplemente hacen alergias a otras cosas que se desencadenan con más facilidad tras tomar chocolate por aumentar la cantidad de histaminas en nuestro organismo.

Los alimentos que debe evitar un atópico son sobre todo:

Chocolate, vainilla, frutos secos, embutidos y quesos curados y alimentos enlatados.

Todo lo dicho hasta ahora son las medidas habituales en un niño con dermatitis atópica para evitar los brotes o al menos reducir su frecuencia e intensidad.

Cuando aparece el brote:

Cuando el brote aparece, es decir, aparecen eccemas o granos y picor ya no es suficiente con aplicar los cuidados descritos, necesita tratamiento.

Ya que los brotes son más difíciles de controlar cuanto más dejamos que empeore, deberían tratarse (sobre todo los eccemas) en cuanto empiezan a aparecer.

El tratamiento del brote puede ser en cremas, en tratamiento oral o a veces ambos y consiste en lo siguiente:

Si pica debe tomarse un antihistamínico.

Si no lo hacemos se va a rascar y el rascado empeora la dermatitis y favorece que se sobreinfecte.

Para frenar la reacción alérgica que está causando las lesiones en la piel, si esta es muy leve puede ser suficiente sólo con el antihistamínico y su crema hidratante habitual.

Cuando esta es ya más intensa solemos usar un antinflamatorio en crema (los más frecuentes son los corticoides, aunque hay otros antinflamatorios distintos que también pueden usarse).

Y cuando ni así lo controlamos usamos un corticoide por vía oral además de lo anterior.

En algún caso, si las lesiones se han sobreinfectado puede precisar además tratamiento con antibióticos.

El tratamiento concreto de cada brote precisa de la valoración del mismo por el médico para decidir los fármacos a usar y su dosificación en función de la extensión e intensidad del cuadro.

Alergia a picaduras:

Una picadura es una agresión a través de la piel que produce una herida en la que además con frecuencia pueden depositarse venenos o gérmenes que pueden extenderse por el resto del cuerpo.

Por eso es lógico que el sistema inmune reaccione ante ellas desencadenando una reacción inflamatoria a su alrededor para aislar y neutralizar estos agentes.

Pero hay personas en las que la reacción del sistema inmune ante las picaduras es exagerada, llegando a producir más daño del que la propia picadura puede desencadenar, a veces con reacciones generalizadas que ponen en peligro incluso la supervivencia del individuo.

Los animales más frecuentemente causantes de picaduras y alergia son en nuestro entorno los mosquitos, pulgas, arañas, avispas y abejas.

Picaduras de escorpión y serpiente son mucho menos frecuentes y en nuestro medio, las especies presentes en su mayoría tienen venenos poco potentes.

Sea cual sea el animal que produce la picadura debemos alarmarnos si los síntomas se extienden rápidamente y sobre todo si aparecen síntomas generales, como mareo, palidez de piel, alteraciones de la respiración, o aparición de reacciones en la piel en zonas distintas del cuerpo a aquellas en la que se ha producido la picadura.

El tratamiento, salvo en picaduras venenosas que en algún caso tiene tratamiento con antídotos específicos, es siempre el mismo, más en función de la intensidad de la reacción desencadenada que del agente causante.

Este tratamiento tiene tres objetivos, reducir la reacción alérgica, combatir la infección si aparece y evitar si es posible que sigan picándole.

Para frenar la reacción alérgica lo más usado son los antihistamínicos y si con ellos no se frena los corticoides.

Los antihistamínicos deben usarse por vía oral, pinchados o por vena.

Los corticoides además de estas vías pueden aplicarse localmente en forma de cremas.

Las cremas de antihistamínicos no deben usarse porque aumentan la sensibilidad de la piel al sol favoreciendo las quemaduras solares.

Para combatir la infección pueden usarse antibióticos en crema, por vía oral, pinchados o por vena dependiendo de la intensidad de la infección.

Por último para evitar que sigan picándole, las medidas van orientadas en función del “bicho” que le haya picado.

Los más frecuentes son como he dicho, mosquito, pulga, araña, avispa y abeja.

Ya que a excepción de la abeja (que deja el aguijón), los demás no dejan una señal clara de quien ha sido, hay que averiguarlo por deducción.

Hay mosquitos habitualmente en los meses de calor (de mayo a septiembre). Suelen picar más de noche, cuando entran en las casas atraídos por la luz. Los picotazos suelen ser varios diseminados en zonas expuestas de la piel, ya que un mosquito no se introduce entre la ropa para picar y entre picotazo y picotazo se desplaza volando.

Existen repelentes de mosquitos, que no son totalmente efectivos.

En los países donde estos son más frecuentes y transmiten enfermedades más graves el único método que funciona son las mosquiteras sobre las camas.

Sin llegar a eso podemos reducir el número de picaduras procurando no encender las luces de los dormitorios desde que atardece y si es posible dejar las ventanas igualmente cerradas desde el atardecer.

Las pulgas pueden picar en cualquier época del año.

Si está en el colchón, que es lo más frecuente, suele hacerlo cada noche.

Y precisa para saciarse varias picaduras.

Se puede desplazar entre las ropas y entre picotazo y picotazo da pequeños saltos.

Así, si tiene una pulga en la cama, cada mañana aparecerá un pequeño grupo de picaduras cercanas entre sí.

La forma de eliminar la pulga es lavar la ropa de cama con agua caliente y forrar de plástico el colchón, de forma que si está en la ropa la matamos y si está en el colchón se muere de hambre en un par de semanas.

Alergias alimentarias:

En el momento del nacimiento el aparato digestivo de los recién nacidos está preparado para alimentarse por medio de un único alimento: la leche materna.

Durante los dos primeros años de vida este aparato digestivo se irá desarrollando para adquirir la capacidad de digerir todos los elementos que constituyen una dieta variada en el ser humano.

Cuando introducimos un alimento nuevo, si nuestro intestino no es capaz aún de digerirlo, produce una irritación que puede manifestarse en forma de diarrea, vómitos, dolores abdominales o estancamiento en la ganancia de peso.

Cuando un alimento no es aún tolerado, hablamos de Intolerancia alimentaria.

Es algo transitorio, sólo es preciso esperar el tiempo necesario para que el intestino madure, adquiriendo la capacidad de digerirlo, más tarde o más temprano.

Pero en algunos casos, el organismo acaba reaccionando contra él como algo que le agrede.

Se desarrolla entonces una alergia alimentaria.

El cuerpo tiene anticuerpos contra él y guarda memoria de que ese alimento en concreto es agresivo, reaccionando contra él si vuelve a tomarlo , en algunos casos durante el resto de su vida.

Se ha demostrado que la aparición de estas alergias es más fácil si se tienen contactos esporádicos con pequeñas cantidades del alimento que desencadena la alergia.

Por eso la regla fundamental para evitar las alergias alimentarias es evitar “las mijitas de…

Asma:

El asma es una enfermedad que consiste en dificultad para respirar y tos persistente por irritación de los conductos por los que pasa el aire en los pulmones (Bronquios).

Es de tipo crónico.

Es decir, que cuando tiene una crisis, podemos tratarla y mejora, pero casi con total seguridad repetirá más tarde o más temprano.

La bronquitis (o asma) de tipo alérgico (también la hay sin alergia) suele desencadenar sus crisis por la presencia en el aire de (alergenos) pólenes, pelo y restos de piel de animales, ácaros (bichitos microscópicos que viven en el polvo) y algunos tipos de hongos (presentes sobre todo en ambientes húmedos).

Para entender las crisis y su tratamiento, ver capítulo sobre la bronquitis, en el apartado de causas frecuentes de consulta.

Aparte del tratamiento de las crisis, está indicada la vacunación para reducir la sensibilidad en aquellos casos en los que los síntomas se asocian claramente con la presencia de un alergeno de los descritos y esta sensibilidad ha sido comprobada mediante pruebas de sensibilización.

Rinoconjuntivitis alérgica.

Es la típica congestión primaveral.

Cuando llega la primavera y empiezan a abrirse las flores, el niño tiene los ojos y la nariz congestionados durante semanas o meses.

También pueden aparecer fuera de la primavera y no durar tanto si el desencadenante no es el polen de una planta, sino el contacto con animales, los ácaros o algunos hongos.

En estos casos los síntomas pueden aparecer en cualquier momento del año, cuando el niño es expuesto al desencadenante.

Y si esa exposición en puntual los síntomas van cediendo en pocos días.

En principio los síntomas son idénticos a un buen catarro, pero se pueden diferenciar por una serie de características bastante claras:

  • La conjuntivitis aparece a la vez en los dos ojos. En una infección bacteriana suele aparecer primero en uno y después se pasa al otro.
  • Tanto en catarro como la rinoconjuntivitis alérgica suelen ceder con el mismo tratamiento, pero en cuanto suspendemos el tratamiento en la alergia reaparece de forma casi inmediata.
  • Si hay fiebre es en principio una infección, ya que las alergias no producen fiebre.
  • La rinoconjuntivitis alérgica tiene un horario definido, mientras que las infecciones, desde que empiezan van empeorando durante 2-3 días y a partir de ahí mejora progresivamente hasta curarse.

En la alergia a pólenes el horario consiste en que empeora un poco por la mañana, mejora a lo largo del día y empeora mucho más al atardecer.

El motivo es que cuando sale el sol, las flores empiezan a soltar polen, aumentando la concentración en el aire durante las primeras horas del día.

Pero en cuanto el sol va calentando el suelo, el aire va subiendo arrastrando el polen hacia las capas altas de la atmósfera con lo que se reduce la concentración.

Finalmente, cuando empieza a atardecer y descienden las temperaturas, todo el polen acumulado en las capas más altas de aire cae de golpe haciendo que la concentración de polen a nivel del suelo se incremente mucho más.

En las alergias a animales, ácaros y hongos los síntomas son más intensos en las 2 horas siguientes al contacto con el animal en cuestión o el ambiente húmedo o con polvo abundante.

Es más fácil controlar la rinoconjuntivitis alérgica cuando aún no ha empezado o es poco intensa, por lo que cuando uno tiene alergia a un polen en concreto, debería empezar el tratamiento un poco antes de que empiece la floración de esa planta o como muy tarde en cuanto empiecen a notarse los primeros síntomas, y no debe abandonarse el tratamiento, aunque se mejore, hasta que ceda la presencia de ese polen en el aire.

Tu pediatra debe indicarte en función del polen concreto y de la zona donde vives cuando deberías empezar y acabar el tratamiento.

Alergias a antibióticos y exantema súbito.

Las alergias frente a medicamentos son también relativamente frecuentes.

Pero a veces se tiene tendencia a atribuir a un medicamento efectos que no son realmente suyos.

Es muy frecuente por ejemplo que mucha gente diga ser alérgico a la Amoxicilina con ácido clavulánico porque le produce diarrea cuando lo usa.

Sin embargo este antibiótico produce diarrea en mucha gente porque altera la flora intestinal, no por alergia.

Lo que quiere decir que si en alguna infección fuese el más indicado, podría tomarlo sin problema si lo acompaña de otra medicación que proteja su flora intestinal.

Otro caso muy frecuente de “alergia a antibióticos” falso es una infección viral llamada exantema súbito.

Está producida por un virus que casi todos pasamos antes de los 3 años, y que se caracteriza por producir fiebre muy alta (39-40º) de 2-5 días de duración y muy resistente a las medicinas para bajarla, por lo que es frecuente que aunque no está indicado acaben dándole antibióticos.

El problema, y lo que define a esta infección, es que por fin, cuando baja la fiebre, lo hace de forma radical, pasando en un día de tener 39 ó 40º de forma casi constante a no tener más que pequeños picos de 37,5º como mucho, pero acompañando a la bajada de fiebre aparece una erupción con cientos de pequeños granitos en el tronco que después se van extendiendo hacia brazos, piernas y cabeza.

La gran mayoría de los padres le echan la culpa al antibiótico y algún pediatra también.

Pero es fácil diferenciar una cosa de la otra:

  • En el exantema súbito la historia es clara con su fiebre alta de 2-5 días que cede bruscamente y entonces aparecen los granos.

En la alergia los granos pueden coincidir con la caída de la fiebre, pero pueden aparecer cuando aun hay fiebre o varios días después de la bajada.

  • En el exantema súbito los granos no suelen picar. En la alergia suelen picar bastante.
  • En el exantema súbito tienen una distribución predecible (aparecen en tronco y se extienden hacia manos, pies y cabeza, y cuando casi han llegado a manos y pies empiezan a borrarse en el mismo orden que aparecieron), en la alergia no siguen ningún orden, pueden aparecer en cualquier punto del cuerpo de forma simultánea, e incluso pueden aparecer en una zona, desaparecer por completo y aparecer más tarde en otra zona distinta.
  • En la alergia los granos se suelen notar al tacto, en el exantema súbito son planos (si uno toca la piel con los ojos cerrados no nota nada).

Hay otras muchas infecciones en las que puede aparecer erupciones asociadas a la fiebre, por lo que la única forma adecuada de diagnosticar una alergia a antibiótico o cualquier otro medicamento es hacer las pruebas específicas.

Ante la duda y hasta que se hagan las pruebas, como por suerte hoy en día hay una gran variedad de medicamentos opcionales para casi todas las patologías, lo prudente es retirar el medicamento sospechoso hasta que confirmemos o descartemos la alergia.

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Destete nocturno en bebés

Destete nocturno

Escribo este Peketema del destete nocturno en respuesta a la duda de una madre en Facebook: «¿Como retirar el pecho a un niño si de noche es su chupete?»

Siempre que hablamos de retirar el pecho saltan las alarmas. ¡No se lo quites! Sigue dándoselo…

Aquí no vamos a entrar en eso. Hay muchos motivos justificados para retirar el pecho y la persona más cualificada para decidir cuando y porqué en cada caso es la madre que lo da. Para quien tengan ganas de gresca con el tema recomiendo la lectura del artículo «Madres juzgadas». Y os recuerdo que nuestra comunidad se basa en el respeto a todos sus miembros.

La cuestión es que cuando se decide el destete nocturno surgen también muchas dudas de cómo hacerlo. Le has dado el pecho hasta ahora porque pensabas que era lo mejor para tu hijo. Y ahora que has decidido que retirarlo es también la mejor opción en vuestras circunstancias, quieres hacerlo de la mejor forma para él.

Lo que te recomiendo es usar lo que llamamos «Destete respetuoso: No ofrecer, no negar».

Pero concretamente, cómo hacer el destete nocturno en un bebé que usa el pecho en su ritual de sueño

Como siempre, para dar una respuesta hace falta aclara antes algunas cosas que influyen en la situación:

  • Los bebés se duermen usando un ritual de sueño. Todos lo hacemos en realidad. Son el conjunto de cosas que necesitamos para que un niño haga el paso de estar despierto a dormido. En la mayoría de los bebés que hacen lactancia materna a demanda el pecho es uno de los elementos esenciales de ese ritual. Pero por suerte no el único y podemos valernos de los demás para hacer el destete nocturno.
  • Cambiar el ritual de sueño de un bebé puede ser difícil. A veces es necesario hacer cambios más intensos y otras podemos hacerlo de forma gradual. Pero depende de cada niño. Algunos se adaptan con una facilidad sorprendente a cualquier cambio de su rutina. Mientras que para otros es casi imposible lograr un cambio si no surge de su propia iniciativa.
  • No existen soluciones milagrosas. Tendemos a pensar que lo que nos ha funcionado a nosotros debería funcionar en todos los casos. Y eso es totalmente falso. Por lo que lo único que podemos hacer es dar opciones para hacer el destete nocturno y que los padres prueben en un orden determinado dependiendo de sus propias preferencias y el conocimiento que solo ellos tienen de su hijo.

Así que os expongo dos opciones evidentes para el destete nocturno:

  1. Probar a que lo duerma en brazos el padre u otro cuidador distinto de la madre. Como decía, cada bebé es diferente. Los hay en los que el pecho es un elemento variable de su ritual de sueño. Que se duermen a veces con el padre, a veces con la madre. Para hacer un destete nocturno en estos niños la forma más fácil es que durante unas semanas sea el padre quien duerma al bebé.
  2. Probar a dormirlo la madre en brazos con el chupe o tomando el biberón. Evidentemente sólo es una opción en los bebés que usan chupe o biberón.

Hay una cuestión añadida. Y es ¿lo que queremos es que acabe aprendiendo a dormir sólo? O ¿queremos hacer colecho pero sin seguir dándole el pecho?

Si la opción es seguir haciendo colecho no hay problema en que se duerma al bebé en brazos dando chupe o biberón.

Pero si lo que pretendemos es que aprenda a dormir sólo os recomiendo que leáis «cómo enseñar a un bebé a dormir sólo sin dejarlo llorar».

Otra cuestión es, ¿pasamos de darle el pecho cada vez que se despertaba a nada poco a poco o de golpe?

Si aplicamos el principio de destete respetuoso lo que debemos hacer es intentar en cada despertar dormirlo sin darle el pecho de entrada (no ofrecer), pero si ves que no funciona, no te pongas a pelear para no dárselo a las 4 de la mañana (no negar). Dáselo y todos a dormir.

Poco a poco serán cada vez más los despertares en los que volverá a dormirse sin el pecho, del mismo modo que de día serán menos las ocasiones en las que lo pida.

Algo importante es que en función de la respuesta del bebé te adaptes en el ritmo, e incluso, si era una opción, no una necesidad, te replantees hacer el destete nocturno más adelante si claramente tu hijo no está preparado para hacerlo aún.

En cuanto a los motivos, si por lo que has decidido probar el destete nocturno es porque tu bebé se despierta mucho y pide sistemáticamente el pecho, te aviso de que quitar el pecho sin más no arregla ese problema en casi ningún caso. En esos casos lo que hay que plantearse es cuál es el ritual de sueño que preferiríamos que tenga nuestro hijo y hacer los cambios necesarios para ayudarle a ir en esa dirección.

De nuevo, si lo que pretendemos es que aprenda a dormir sólo os recomiendo que leáis «cómo enseñar a un bebé a dormir sólo sin dejarlo llorar».

Si has pasado por esta situación, te agradecemos que nos cuentes tu experiencia en Facebook.

Entre todos podemos ayudar mejor a quienes pasan por ella en este momento.