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Niños que no están «Preparados para la Escuela».

¿Está preaparado para ir al Colegio?

Suele decirse que un niño cuando pasa a la Escuela Infantil debe Hablar y Controlar la orina y las heces. ¿Qué pasa si se acerca la fecha y aún no lo hace?

En cada país el sistema educativo funciona de forma algo distinta y las fechas que voy a usar para tratar este tema son propias de España, que es el que conozco mejor.

En España hasta los 3 años los niños quedan en Casa o en «Guardería». A partir de los 3 años empiezan el Ciclo de Educación Infantil y desde los 6 la Educación Primaria.

Se considera gratuita la Escolarización a partir de los 3 años y obligatoria desde los 6.

Controlar Orina y Heces antes de ir al Colegio.

Pero hay un problema. En la Educación infantil no hay «Cuidadores», hay Maestros. Esto significa que los niños necesitan tener ya un mínimo de capacidades en cuanto a su independencia personal. Concretando, que no deben tener pañal y deben controlar esfínteres. Porque en un aula en la que por debajo de los 3 años hay varios cuidadores en Educación Infantil hay un sólo Maestro y no puede dedicarse a cambiar pañales o ropa si hay escapes.

Habitualmente hablamos de quitar el pañal entre los 2 y los 3 años. Pero depende de cada niño. No todos evolucionan por igual. La realidad es que el primer curso de Educación Primaria los escape son bastante frecuentes. Es una realidad.

Ante eso algunos padres cuando se acerca la fecha se agobian y deciden quitar el pañal «a las bravas». Lo quitamos y «a ver que pasa». Pues lo normal, que se escapa. Pero el problema más importante para quitar el pañal no es la orina. Es el estreñimiento. Conseguir que un niño controle la orina es relativamente sencillo. Pero si no logramos que haga caca fuera del pañal puede aparecer un estreñimiento difícil de solucionar. Para hacerlo adecuadamente puedes leer el artículo «Quitar el pañal»

Hablar antes de ir al Colegio

Otro aspecto en el que se puede incidir es el tema del desarrollo del lenguaje. ¿Qué pasa si un niño se escolariza antes de hablar? Pues pasa que es lo que hay. Un niño no va a hablar antes de estar preparado sólo porque nos lo propongamos. En realidad, con 3 años casi todos los niños entienden ya lo que se les dice. Si no es así debería ser valorado, porque no es normal. Puede haber un problema en la audición o en el Desarrollo neurológico. Pero si entiende, aunque no hable casi nada, no os preocupéis. Es muy frecuente aún en esa edad.

Lo habitual es que ya diga algunas palabras con sentido, aunque sean pocas. También debe ser valorado si no dice ninguna palabra con sentido con esta edad.

El planteamiento de muchos es que llegada esta edad no hagas caso al niño si no pide las cosas hablando. Puede servir como incentivo cuando un niño en realidad está ya preparado para hacerlo y le falta sólo un motivo para dar el paso. Pero hay niños que realmente no están preparados. Y hacer esto no les genera más que frustración.

No es complicado diferenciar un caso del otro. Aquél que realmente estaba preparado y sólo necesitaba un aliciente lo acepta con pocas muestras de rechazo. Pero si insistir en que nos pida las cosas hablando hace que nuestro hijo se muestre irritable o triste es que le está generando frustración porque no entiende aún lo que esperamos de él o no está listo para hacerlo. No insistas si es así. No se obtendrá nada y lo único que ocurrirá es que lo pasará mal.

De todos modos y de forma mucho más natural, cuando en el colegio los demás no le entiendan si no habla, acabará desarrollando su expresividad al ritmo que la vaya necesitando. Este es uno de esos «problemas» que se soluciona en la mayoría de los casos sólo sin hacer nada.

Tanto en el caso del lenguaje como del control de esfínteres hay que entender que puede haber una diferencia importante entre los niños que nacen a principio de año y los que lo hacen al final. Puede haber cerca de un año de diferencia. Y en esta edad, un año es un abismo.

 

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Aprender a dormir solo

Aprender a dormir solo

Lograr que un niño aprenda a dormir solo es el objetivo de muchos padres. Os contamos algunas de las claves para lograrlo respetando los ritmos del bebé.

Cuando decidimos no aplicar el Colecho por cualquier motivo, la otra opción que conozco es enseñar a los niños a dormir solos.

Algún autor de la Crianza Natural defiende que enseñar a dormir a un niño es absurdo. Todos necesitamos dormir y aunque no se nos enseñe lo vamos a hacer. Pero estamos hablando de conseguir que el niño duerma de una forma que no es aquella para la que está preparado instintivamente.

Razones para enseñar a un niño a dormir solo. Es decir, de un modo que va en contra de su instinto

1º El modo en que vivimos hoy día hace imposible, en algunos casos, aplicar la Crianza Natural del modo en que se hace en otras culturas o lo hacían nuestros antepasados.

Pero eso no es algo que ocurra sólo con el sueño. Comer como lo hacían nuestros antepasados pero con la facilidad de acceso actual a la comida (y sobre todo a ciertos alimentos como el azúcar refinado del que no disponían en la antigüedad) genera problemas como la obesidad.

Y por eso, aunque todos sabemos comer, es necesario aprender a comer bien. Porque aplicar en nuestra sociedad los esquemas de alimentación que instintivamente tendemos a usar, genera problemas.

Otro ejemplo es la sujeción a horarios, puede que sea una aberración, en algunos casos puede flexibilizarse, pero el caso es que las relaciones entre personas que no se conocen en absoluto ha hecho necesario establecer ciertas convenciones, como los horarios, sin los cuales nuestra sociedad no puede mantenerse. En otras culturas y en la antigüedad, el concepto de tiempo ni existía o era mucho más relativo y laxo.

En resumen, hay muchas situaciones en las que nuestro modo de vida actual ha exigido la modificación de tendencias, que en el ser humano se habían afianzado de forma instintiva durante milenios. Y esos cambios se han producido en pocas generaciones. Es normal que aparezcan problemas de adaptación a una situación que, como la actual, evoluciona de forma muy rápida.

2º Si no podemos aplicar el colecho de forma adecuada, es fácil que aparezcan problemas que son evitables.

Cuando entré por primera vez en el foro de crianza natural uno de los comentarios que me llamó poderosamente la atención, fue el de la madre de un niño de 20 meses que aplicaba el colecho y ella dormía fatal. Decía que «tenía unas ojeras que parecía un mapache y estaba hecha polvo, porque su hijo se despertaba durante la noche un montón de veces, pero todo lo que fuera necesario por el bien de su hijo».

No era el único comentario de este tipo. Lo que me hace pensar hasta que punto se puede influir con una determinada teoría en el comportamiento de la gente, para que sean capaces de seguir adelante en su aplicación, aún cuando vemos que su resultado es claramente perjudicial.

Éste no es un problema de la Crianza Natural. Es una forma de crianza que da muy buenos resultados en muchos casos.

Pero en el caso del ejemplo, lo necesario por el bien de su hijo es que, tanto él como su madre, tengan una calidad de descanso adecuada, sea con colecho o sin él. El colecho es bueno en la medida que genera resultados positivos sobre el niño y la relación con sus padres. Pero no es un bien en sí mismo

Si se recomienda el colecho debe ser porque pensemos que es la mejor opción para el bienestar y el desarrollo del niño. Pero hay que ser más flexibles y entender que si se opta por la crianza con apego (y en eso sí que soy totalmente parcial, no entiendo en qué puede beneficiar a nadie que no le quieran), significa que el vínculo que une al niño con sus padres es tan fuerte que si sus padres no descansan, por fuerza no pueden estar bien, y es imposible que eso no afecte a su hijo.

Si el resultado es similar a ese, conviene plantearse si no estamos aplicándolo bien, o simplemente no es un método adecuado para nuestra familia y deberíamos enseñarle a dormir sólo.

Del mismo modo si intentáis enseñar a un niño a dormir sólo y lo pasáis fatal y no conseguís que descanse él ni hacerlo vosotros, conviene que os planteéis si lo estaréis aplicando mal o no es el método adecuado a vuestra familia y lo que deberíais es probar el colecho.

3º Enseñar a dormir sólo a un niño tiene los siguientes objetivos en la sociedad actual:

  • Que mejore la calidad de descanso de aquellos padres e hijos en los que el colecho no es una opción válida.
  • Hacer más fácil la adaptación del horario de descanso infantil a su horario escolar y al laboral de los padres.
  • Promover una mayor autonomía del niño que haga menos traumática su adaptación temprana al colegio que es necesaria en muchas familias.

Como decía al comenzar en la introducción, estas dos teorías son contrapuestas y cada una ve a la otra como una barbaridad en sus objetivos y en sus métodos.

Yo, en su objetivo, que debe ser que descanséis todos veo que puede ser válida cada una de ellas en un tipo de familia determinado y en los métodos para alcanzarlo pasa igual.

De nuevo sois vosotros, como padres, los únicos que conociendo ambas teorías podréis decidir cual es la apropiada a vuestra familia.

Si quieres que tu hijo aprenda a dormir solo te recomiendo el artículo «cómo enseñar a dormir solo a un niño sin dejarlo llorar» y si has oído hablar del método «duérmete niño» puedes leer mi opinión sobre él. 

Si preferís el colecho y descansáis bien haciéndolo, seguid disfrutando de él.

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Alta Demanda Apego Autonomía Bebé de 3 meses Blog Conducta del Bebé y el Niño Otros temas de Salud Infantil

Se calla si te levantas, llora si te sientas

Porqué los bebés lloran si te sientas y se callan si te levantas

Esto es algo que todos los padres han notado: Porqué si tu hijo está llorando cuando estás sentado se calla si te levantas y vuelve a llorar si te sientas.

Este post es en respuesta a un Peketema solicitado en nuestra comunidad de Facebook. Y vamos a darle un matiz humorístico, porque lo tiene.

Todos sabemos que los bebés son algo bastante misterioso y que para muchas de las cosas que hacen no tenemos una explicación científica.

En este caso hablamos de algo que todo el que trata con bebés observa: «El altímetro»

Lo llevan de serie, no tenemos ni idea de en qué recóndito lugar del cerebro está localizado, pero los niños tienen un altímetro de precisión que les permite diferenciar cuando estamos sentados o de pie. Medio metro de diferencia y lo detectan los muy puñeteros. Cuando estás sentado llora, te pones de pie y se calla. Te vuelves a sentar y vuelve a llorar… Hay algunos que lo tienen tan perfeccionado que les funciona incluso dormidos…

Deber de ir junto con el giroscopio que detecta movimiento. Porque llega un momento que tampoco sirve con estar de pie. Empieza a llorar y hay que moverse. Balanceos arriba y abajo, andar (si te paras llora), giros… Lo que sea menos estar quietos. Se calla, paras y llora de nuevo.

Quien diseñó a los bebés lo hizo con el firme propósito de evitar el sedentarismo de los padres… ¡¡Pues todos los padres nos hemos acordado del diseñador alguna vez!!

Ya centrándonos un poco: Necesidad de estímulos en bebés.

Los bebés tienen muchas necesidades diferentes. Necesitan respirar, beber, comer, afecto, una temperatura agradable… Y estímulos.

El cerebro del bebé es una esponja y necesita absorber información. Cuando una situación se prolonga y no recibe estímulos nuevos surge la necesidad de proporcionarle otros diferentes. Esto, que puede agotar a cualquier padre o madre, es un elemento esencial para conseguir algo increíble: La capacidad del cerebro del bebé para ir adaptándose a su entorno.

La supervivencia del ser humano no puede permitirse que en esta fase inicial del desarrollo el cerebro quede inactivo, cómodo y sin estímulos que procesar.

Cuando un bebé se calma al cambiar de postura, de habitación o dando un paseo lo que le estamos proporcionando son estímulos nuevos. Algo que es para él una necesidad constante.

Como en cualquier otra necesidad biológica hay individuos que parecen demandar más y otros menos. De forma que algunos bebés son especialmente demandantes. Son los que llamamos Bebés de Alta Demanda.

Incomodidad y cambio de postura

Un bebé es un ser con muy poca movilidad. ¿Alguna vez has tenido que guardar cama durante un tiempo prolongado por una enfermedad?

Quien no lo ha hecho puede que vea como algo atractivo pasar unos días sin moverse de la cama. Pero la realidad es que es muy, muy incómodo.

Cuando el cuerpo mantiene un postura continuada se produce compresión continua en algunas zonas. Eso hace que les llegue menos riego sanguíneo y los tejidos se quejen generando sensaciones de dolor. Este fenómeno es la causa de las escaras que aparecen en los enfermos crónicos que no pueden moverse.

Y los músculos necesitan moverse. Cuando mantenemos posturas invariables algunas fibras musculares se contraen de forma independiente y a veces empiezan a generar contracturas (llega un momento que les cuesta relajarse). En esa situación hay zonas donde empieza a faltar el riego de sangre y alertan produciendo dolor.

La solución en todos los casos es ofrecer movimiento y estímulos al bebé. No es una forma de «amargarle la existencia a sus padres», sino la petición de que le ofrezcamos algo que necesita.

Conforma un niño crece y va adquiriendo movilidad, desarrolla la capacidad de darse a si mismo lo que necesita en este aspecto. Se mueve cuando está incómodo, busca estímulos cuando se aburre.

Tomadlo con tranquilidad, porque es una fase normal en el desarrollo del bebé. Pasa antes si tienes ayuda, si lo tomas con buen humor y si entiendes que es normal que ocurra y que mejorará conforme crezca.

 

 

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Apego Autonomía Blog Conducta del Bebé y el Niño Convivencia Niño de 24 meses, 2 años

El premio y el castigo en educación infantil

Premio o castigo en la educación infantil.

El papel del premio y el castigo en la educación de los niños. ¿Cuál es el objetivo y la estrategia para lograrlo que mejor se adapta a tu forma de ser?

Este artículo ha sido el más solicitado como Peketema en Facebook esta semana.

Evidentemente la razón para pedir esto es que cada día se habla más de crianza respetuosa, crianza con apego y pedagogía blanca. Y en estos conceptos palabras y conceptos como el castigo encajan poco.

Pero sigue habiendo muchas familias en las que se sigue usando.

Yo estoy más próximo a la primera opción. Voy a partir de conceptos generales para explicar mi postura. Dejando claro desde el principio que no es más que eso y que entiendo que cada familia tenga su forma de hacer las cosas y sus razones para hacerlas así.

¿Qué es la educación infantil?

No me refiero al proceso de aprendizaje académico, sino de conducta, actitudes y reacciones.

Todos hemos sido educados. Incluso un niño abandonado y que no tiene ningún contacto con otros humanos es educado por su entorno.

Esta educación es un proceso por el que asimilamos formas de conducta que resultan más efectivas para obtener resultados.

En la sociedad, cuando una familia educa a su hijo lo que hace es mostrarle las conductas que en la sociedad pueden resultar más efectivas o menos para vivir en ella.

El objetivo no debería ser que crea que el mundo es lo que no es. Sino que aprenda cuales son las conductas que mejor le permiten obtener una respuesta concreta de su entorno.

Evidentemente lo que cada familia enseña a sus hijos en este tema está muy influenciado por las ideas y la concepción del mundo que tienen los padres. Y eso dependerá de lo que les enseñaron a ellos, lo que han aprendido de forma práctica con su propia experiencia y en algunos casos de lo que han encontrado buscando información sobre el tema.

Modificación de conductas

El abordaje conductista para explicar la forma en la que la conducta se modifica podría simplificarse en:

– Si una conducta obtiene el efecto deseado tiende a repetirse.

– Si una conducta obtiene un efecto indeseable tiende a evitarse.

Cuándo empieza la educación

En realidad desde el primer día de vida. Cuando ante una situación concreta el entorno que rodea a un bebé responde de forma más o menos regular, empezamos a generar patrones que la mente del niño empieza a explorar  y adapta su conducta a ellos.

Pero cuando hablamos de educación en serio. Para modificar conductas claras como las rabietas, el pegar, aprender a hacer cosas o evitarlas, colaboración, realización de tareas… es necesario que el niño tenga una memoria a medio y largo plazo más desarrollada.

Si ante una situación reaccionamos de un modo determinado que el niño no recuerda por su edad un par de días después, lo que hagamos tendrá poco efecto.

La mayoría de los temas en los que los padres se preocupan de la conducta de su hijo empiezan a ser más evidentes a partir del año de vida, y coincide con la etapa en la que el niño empieza a desarrollar esas conductas.

Premios en educación infantil

Un premio es algo positivo que se da tras una conducta que consideramos positiva o antes de ella para incentivar que ocurra.

También puede ofrecerse para incentivar que se evite una conducta negativa o si se ha evitado con éxito esa conducta que queremos eliminar.

Castigos en educación infantil

Un castigo es algo negativo que hacemos tras una conducta que creemos negativa o antes de que ocurra para evitar que se realice.

Otra forma de castigar es privar de algo que el niño desea, si se hace algo negativo.

¿Premio o castigo? ¿Qué es mejor?

Si partimos de la base de que la relación padres-hijos está presidida por un vínculo de afecto, la herramienta adecuada, con la que se puede conseguir casi todo, es el premio. Pero no entendido como algo material, sino como la manifestación de afecto.

Y un afecto que además tiene carácter incondicional. Es mucho más fácil educar cuanto más claro tiene un niño que sus padres le quieren y que eso es inamovible.

Cuando esto ocurre, instintivamente el niño tiende a complacer a los padres, realizando conductas a las que sus padres muestran aprobación y evitando aquellas que entristecen a sus padres. Porque el niño querido suele querer a sus padres y tiene un vínculo afectivo que le hace notar con facilidad sus estados de ánimo.

Yo sin duda creo más en esta forma de entender la educación que en premiar con objetos (chucherías, juguetes, ¿dinero?) o en castigar. Y más en mostrar lo que sentimos ante sus conductas, que dar o quitar el afecto.

El afecto no debería ser nada negociable. Cuando es una constante basta con que el niño reconozca lo que nos alegra o nos entristece para que tienda de forma natural a adaptar su conducta a ese patrón, evitando conductas que nos hacen sentir tristes y haciendo las que nos alegran.

¿El castigo físico en educación infantil?

El castigo físico suele ser una muestra de fracaso de los padres. No me imagino pegando a mi hijo para que entienda que una conducta es buena o mala. Y no lo hago porque le quiero, él me quiere y la violencia no es parte del lenguaje comprensible en nuestra relación. Para que él entienda que algo que ha hecho no me agrada y que me gustaría que no se repita veo incomprensible pegarle. Y estoy convencido de que él lo vería igualmente incomprensible.

Si le pegase, la razón que hubiese generado esa conducta pasaría inmediatamente a un segundo plano. Mi hijo se sentiría tremendamente dolido. No por el dolor físico, sino por no entender qué puede motivar una conducta así por parte de alguien que le quiere como yo.

Y yo estoy seguro de que un segundo después me sentiría fatal. Sería consciente de que habría roto algo de inmenso valor que existía entre él y yo.

Ante el valor de eso que se rompería, no imagino ninguna razón, ninguna conducta por su parte que fuese motivo justificado para tal pérdida.

Yo entiendo que alguna gente llegue a esto. A veces por tener un carácter que no controlan demasiado bien, a veces repitiendo patrones aprendidos (a ellos los educaron así).

Pero es una pena. La relación que existe entre unos padres y unos niños que se aman y respetan por ese amor, está en un plano totalmente distinto de aquellas presididas por una escala de fuerzas. Y encima, la efectividad de esa estrategia es progresivamente menor, hasta poder invertirse cuando el tiempo lleva la balanza de la fuerza al lado del que crece, frente al que envejece.

Resumen

1 Muestra amor espontánea y constantemente a tu hijo. Si vuestra relación se basa en el amor basta con mostrar agrado ante una conducta para que se repita, y mostrar tristeza ante otra para que tienda a evitarla.

2 Escoge la respuesta a cada conducta en función de si esa forma de actuar le va a ayudar a adaptarse mejor o peor a la sociedad en la que va a vivir el resto de su vida.

3 Sé consistente. Cuanto más clara y constante es nuestra respuesta a una conducta de nuestro hijo, más fácil le resulta adaptarse y menos frustración sufre, porque con mayor frecuencia sus conductas obtendrán el resultado que busca.

4 No se hace daño a quien se quiere. «Quien mucho te quiere te hará llorar» no significa que pegar a un niño es signo de amor. Significa que quienes nos quieren son sinceros y que cuando hacemos algo que creen que está mal, queriéndonos no nos mentirán y mostrarán su tristeza. Ante ellos nuestro corazón está al descubierto y a su tristeza solemos sumar la nuestra.

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Mitos que angustian en crianza

Pekemito: Si le cortas el pelo hablará más tarde.

Mitos que angustian. Respuesta a una madre en Facebook, Pekemito: Si le cortas el cabello a tu bebé sin decir sus primeras palabras, les cuesta mucho hablar.

Este ha sido el pekemito más votado de este martes. Podrían haber surgido otros, como que cortar las uñas en martes o en viernes hace que salgan padrastros….

Pero este me parece especialmente interesante porque reúne los principales elementos de una forma de influir sobre la crianza:

– Es claramente absurdo a poco que se piense.

– Recurre a una especie de relación mágica.

– Amenaza con consecuencias para el bienestar del niño si los padres actúan de modo diferente.

Y por alguna razón mucha gente cuando se lo dicen se lo piensa dos veces antes de arriesgarse.

Sirve como ejemplo de algo de lo que hablo en otro artículo: Influencia de familiares y amigos en la crianza.

Ser padres primerizos nos convierte en seres vulnerables

La mayoría de la gente que sin tener hijos haya leído este tema posiblemente se ría. Pero por alguna razón, el día que tienes un hijo empiezas a prestar oídos a cosas así.

La razón es que nos implica desde el punto de vista afectivo como nada lo ha hecho hasta entonces.

De repente somos los responsables del bienestar de un bebé indefenso que depende totalmente de nosotros. Y seamos sinceros. Nadie está preparado para algo así. Reconozco que ni siendo pediatra tenía claro todo lo que implica ser padre. Cuando mi hijo nación yo llevaba ya más de 10 años dando consejos a los padres. Pero fue la paternidad una de las cosas que me ayudó a entender que en realidad no tenía ni idea de lo que hablaba y que muchas de las cosas que me habían enseñado y yo transmitía a los padres resultaba tan absurdo como pensar que cortar antes o después el pelo a un bebé puede influir en su desarrollo del lenguaje.

Es entonces cuando te das cuenta de que los padres buscan constantemente respuestas, pistas, guías que les den cierta seguridad sobre que lo que hacen con su bebé es lo mejor que pueden hacer. Y que la información que les llega sólo contribuye a angustiarles en la mayoría de las ocasiones.

Poco a poco acaba uno entendiendo que hay que ser muy cuidadoso dando cualquier consejo. Especialmente cuando se hace como una «regla». Porque la implicación afectiva de los padres en la crianza puede hacer que llegue a entenderse y aplicarse de forma poco razonable y acabar generando problemas y angustia.

Hay gente que funciona así. Hay quien basa su forma de comunicarse con los demás en la intimidación y la amenaza. Algunos muchos más sutiles que el mito del que hablamos hoy, pero igualmente absurdos y con la misma capacidad de angustiar a los padres que lo oyen.

Llegamos así a lo que yo llamo «regla de oro de la supervivencia para padres novatos»:

«Cualquier cosa que te digan y no vaya acompañada de una explicación que te parezca razonable, ignórala.»

Y su derivada cuando doy cualquier consejo:

«Te he explicado porqué creo que esto es lo mejor, pero si alguien te da una explicación que te parezca razonable para hacerlo de otro modo, ignora mi consejo.»

 

 

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¿Cuándo dejar la lactancia materna?

Cuándo dejar de dar el pecho a un bebé

«¿Cuándo sabemos que deben dejar la lactancia materna?» Respuesta a un Peketema propuesto por una madre en Facebook. Una respuesta con matices para entender.

Hay dos formas de enfocar esta pregunta:

  1. Hablar de hasta qué edad es recomendable mantener la lactancia y si hay una edad a partir de la que debería destetarse.
  2. Hablar de las circunstancias que con más frecuencia suelen usarse como argumento para dejar la lactancia materna.

Hasta qué edad es recomendable la lactancia materna

Esto es algo que ya he tratado en algún otro artículo. A mi modo de ver no hay una respuesta para todos igual. Para entenderlo, la lactancia materna tiene 3 funciones principales:

  • Nutricional. La leche es un alimento. El mejor diseñado para cubrir todas las necesidades del bebé durante los primeros 6 meses de vida. Y a partir de esa edad sigue siendo un elemento fiable y esencial en la dieta del bebé durante los primeros años de vida. Hay quien dice tonterías como que a partir de cierta edad la leche materna deja de tener alimento. Es tan absurdo como decir que una vaca produce leche aguada si la ordeñamos más de 6 meses…
  • Inmunitaria. La leche materna ayuda a modular la maduración del sistema defensivo, tanto para el reconocimiento y adecuada digestión de los alimentos durante la introducción de la alimentación complementaria en los dos primeros años de vida, como para la defensa contra infecciones y la selección de la flora intestinal. Esta maduración es esencial en los 2 primeros años de vida.
  • Emocional. La lactancia materna, cuando es placentera para el niño y la madre (esto es muy importante) refuerza el vínculo afectivo entre ellos y esto es muy importante para el desarrollo afectivo del niño. Aquí quiero hacer una aclaración que creo importante: Ni la lactancia garantiza que la relación afectiva entre madre e hijo va a ser adecuada ni la falta de lactancia imposibilita que lo sea. Pero cuando la lactancia se disfruta por ambos es un elemento de refuerzo muy positivo.

Teniendo en cuenta estos tres elementos, si quisiéramos definir fechas yo recomendaría  mantener la lactancia materna:

Desde el punto de vista inmunitario hasta completar al menos la introducción de la alimentación complementaria y, si es posible, hasta superar al menos el primer invierno de escolarización del niño.

Desde el punto de vista nutricional no tiene límite temporal.

Desde el punto de vista afectivo, para mí el esencial a la hora de decidir el destete de forma adecuada, cuando deje de ser un elemento placentero y buscado para relacionarse por parte de madre e hijo. Y en eso cada pareja madre-hijo tiene una evolución, unas circunstancias y unas características distintas y por tanto una edad diferente.

Lo importante en esta última es que quienes hay en el entorno se abstengan de dar opiniones secundarias.

Y si esto es imposible, que suele serlo porque todos opinan sobre la crianza de los que no son sus hijos, que la madre tenga la suficiente claridad de ideas y fortaleza de personalidad para no dejarse influenciar por ellas, ni para prolongar la lactancia ni para suspenderla.

Circunstancias que con más frecuencia son motivo de destete

  • Aquí voy a empezar por la que muchos defensores de la lactancia excluirían de la lista: Que la madre decida no dar el pecho. Pues sí. Es una causa plenamente justificada para ello. Ni yo ni nadie somos quien para pretender que dar el pecho es una obligación ni para juzgar los motivos por los que una madre decide no hacerlo. Y deberíamos ser capaces de respetarlo sin más. Demasiadas madres que no dan el pecho tienen la «obligación» de justificarse constantemente. ¡Ya vale! ¡Que la teta es lo mejor del mundo mundial! ¡Que sí! Pero que nadie conoce las circunstancias de cada caso y ninguna madre tiene la necesidad de estar constantemente justificando la forma en la que cria a su hijo ni en este tema, ni en ningún otro. Y generar sentimientos de culpa en una madre es fácil pero innecesario. Y si me apuráis, no es más que una muestra de falta de sensibilidad por parte de quien lo critica.
  • Por enfermedad de la madre: Concretamente porque la madre tenga una enfermedad que necesite medicación que sea incompatible con la lactancia. En este sentido hay dos consideraciones:
    • ¿Es imprescindible esa medicación? Mi respuesta es que cuando la enfermedad supone un deterioro importante de la salud de la madre, por supuesto. Pero también cuando produce un malestar que afecta de forma seria, aunque no pueda generar secuelas.
    • ¿No hay medicamentos alternativos para ese problema que sean compatibles con la lactancia? En demasiados casos los médicos no conocemos claramente los efectos de un medicamento sobre la lactancia o sobre un bebé cuya madre lo toma. Yo no lo sé en todos los medicamentos. Pero hay bases de datos donde pueden consultarse en un par de minutos. La mejor en español que conozco es e-lactancia.org
  • Por problemas del bebé. Podemos distinguir dos casos:
    • La lactancia en bebés enfermos: Hay bebés que enferman y eso les impide alimentarse correctamente al pecho. En estos casos, si se quiere dar lactancia materna existen opciones:
      • Si el problema es la incapacidad del bebé para succionar y se está alimentando por sonda, la madre puede extraerse la leche con un saca-leches y se puede dar esa leche por sonda nasogástrica. En la mayoría de los casos esto suele ser una situación transitoria y hacerlo así permite mantener la lactancia una vez superada la enfermedad del bebé.
      • Si el problema es que no tolera ni tan siquiera alimentación por sonda. Suelen ser también situaciones transitorias en las que se aporta lo que el bebé necesita por vena, en forma de suero o alimentación parenteral. De nuevo, si se quiere mantener la lactancia, la madre puede optar por el saca-leches y conservar esa leche para cuando el bebé se recupere. En muchos casos la recuperación del niño es más rápida que la de la producción de leche y puede venir muy bien tener esa leche guardada para complementar la toma directa de pecho hasta que se recupera la producción.
    • La lactancia materna cuando el bebé no gana peso:
      • En bebés sanos que no ganan el peso que dicen las tablas que debería. Hay niños que cuyo peso evoluciona por encima de la media y otros que lo hacen por debajo (mitad y mitad de hecho). Que un niño tenga un peso por debajo de la media no significa que no se alimente bien. La mitad de los niños sanos lo están. Las tablas de peso y talla se elaboran con niños sanos. Y «por narices» la mitad tienen que estar por debajo de la media. Cosas que tiene la estadística… Si un bebé toma pecho y está sano, da igual su percentil. Está sano, luego está suficientemente alimentado y sustituir la lactancia materna por artificial no cambiará eso. Y que suba del percentil 10 al 25 no es un beneficio que supere para nada a los de la lactancia materna.
      • En bebés que no ganan peso pero no están bien. Cuando un bebé no gana peso y es poco activo o llora mucho tomando sólo pecho, es que tenemos que plantearnos que posiblemente el pecho no está supliendo sus necesidades. Pero ante eso la solución no es suspender el pecho. En primer lugar debemos valorar si hay problemas que están haciendo que la lactancia no sea efectiva y se pueden corregir. Los más frecuentes:
        • No se pone al pecho con la frecuencia necesaria. Cuando un bebé no se alimenta lo suficiente llega un momento que por debilidad las tomas son demasiado cortas (se agota) o deja pasar demasiado tiempo entre las tomas (está agotado). En estos casos la solución es ofrecer el pecho con mucha más frecuencia aunque no lo pida. De este modo tomará cantidades pequeñas, pero con más frecuencia, lo que permitirá fortalecer al bebé para que vaya tomando mejor.
        • Frenillo. Muchos niños tienen frenillo. A algunos, a pesar de que lo tienen no les impide alimentarse bien, pero incluso en esos es mejor corregirlo porque al hacerlo solucionamos otros problemas posteriores y la alimentación suele mejorar. En los que lo tienen y se alimentan mal es algo a solucionar lo antes posible. Si la cosa se alarga podemos recurrir de nuevo al saca-leches para mantener la producción de leche.
        • La postura no es adecuada. Esto es un problema frecuente en los primeros días hasta que se explica a la madre o lo corrige ella misma por aprendizaje espontáneo.
        • Otros motivos que hacen que el pecho produzca menos de lo que el niño necesita y a veces no están claros. Hay quien se empeña en que el pecho siempre produce lo que el niño necesita y que el suplemento nunca es necesario. Pues no estoy de acuerdo. Me considero un «aceptable consejero de lactancia» y hay muchos casos en los que puede haber carencias puntuales de leche.
          • Un ejemplo frecuente. Recién nacido en torno a los 4 kg de peso o más. Yo explico a las madres que el pecho debe pasar de no producir nada a producir todo lo que un bebé necesita en cuestión de horas. Pero esto está ya «muy pensado». Los primeros días la mayoría de los niños están agotados tras el parto y empiezan pidiendo cantidades muy pequeñas. Además el calostro de los primeros días es leche muy concentrada en la que lleva mucho alimento y poco líquido (que no necesita porque ha estado empapado en líquido 9 meses). Y lo hacen de forma muy frecuente. Hay que entender que ha pasado de recibir alimento de forma constante a través de la placenta a recibirlo sólo en ciertos momentos. Lo más parecido es tomar muchas veces cantidades pequeñas. Pero es evidente que las necesidades de un bebé de 4 kilos o más no son las mismas que las de uno que ha pesado 2,7 kg. En los más grandes es normal que el pecho tarde algo más en alcanzar la producción necesaria. Y entonces surge la pregunta ¿Podemos suplementar? Pues claro. Y eso no significa perder la lactancia. Se puede hacer de forma que mantengamos la lactancia y acabemos eliminando los suplementos.

De hecho suplementar puede salvar lactancias, y sobre todo niños

Yo he visto casos en los que un bebé con pocas semanas había perdido demasiado pecho con lactancia materna.

Bebés que además no están bien y toman el pecho cada vez con menos fuerza por la debilidad que la malnutrición y la deshidratación conllevan.

Y que seguían sólo con pecho porque se lo estaba recomendando un «asesor de lactancia» desaconsejándole de forma insistente la suplementación.

Lo siento mucho. Siento que haya «consejeros de lactancia» que vean la lactancia como un bien en sí mismo si ser capaces de relativizar y entender que el bien último es el bienestar del niño. Qu recomendamos la lactancia materna exclusiva porque en la mayoría de los casos es lo mejor para el niño.  Pero no sepan entender los límites que traspasados ponen en peligro su salud y teman como si fuese «sacrilegio» usar la lactancia artificial como rescate. Porque bien usada puede ser eso.

Cuando un bebé está en esa situación y suplementamos con lactancia artificial recuperamos al bebé, se fortalece y empieza a tomar el pecho con más fuerza en pocos días lo que hace que aumente la producción de lactancia materna y en poco tiempo llegamos a prescindir totalmente de la leche artificial.

Para conseguirlo basta con insistir en que ofrezca las tomas con mucha frecuencia y que siempre primero dé el pecho, pero que tras el pecho ofrezca el biberón hasta la cantidad que el niño desee.

Si damos el pecho con mucha frecuencia y siempre primero el pecho, lo habitual es que el bebé tenga unos días en los que vaya aumentando la cantidad de biberón que toma. Pero no porque esté rechazando el pecho, sino porque está más fuerte e intenta restablecer la pérdida de peso que tuvo por falta de nutrición. Cuando alcanza el peso normal que hubiese tenido sin la desnutrición, lo habitual es que se vaya reduciendo la cantidad de biberón que el niño toma de forma espontánea hasta llegar a eliminarse del todo.

Entender esto salva la lactancia, porque no entenderlo puede llevar al bebé a una situación en la que por desgracia he visto ya a varios niños. Bebés que han acabado ingresados en el hospital con imposibilidad para alimentarse por boca durante bastantes días y que han dejado de tomar el pecho. Sé que muchos dirán que la madre debería haber usado el saca-leches para mantener la lactancia hasta que el niño pudiese volver a alimentarse por boca.

Pero si lo decís es que no entendéis la situación:

En la mayoría de los casos se trata de madres concienciadas con la importancia de la lactancia materna que la han mantenido frente a la crítica de muchos familiares y conocidos que les han insistido durante semanas en que suplementasen o directamente suprimiesen la lactancia materna. El ingreso hospitalario es la gota que colma el vaso y hace que se desborde. Ante esa situación la madre suele ser atacada de forma encarnizada por quienes en su entorno le insistían en el biberón. Y no hay  madre en esa situación con ánimos para usar el saca-leches de forma regular.

Llegar a esta situación es consecuencia en realidad de una incorrecta asesoría en lactancia. De gente radical que ven en la leche artificial al 5º Jinete del Apocalipsis porque no saben cómo usarla adecuadamente ni cuándo es necesaria. De gente que pretende ayudar con demasiada rigidez y poco sentido común.

Defendamos la lactancia materna con información adecuada, pero ante todo con flexibilidad, sentido común y suficiente conocimiento para aportar soluciones realistas.

Si tienes dudas puedes hacer una

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Pekemito: «Déjalo llorar que ya se cansará y se dormirá»

Déjalo llorar que ya se dormirá

Pekemito, cada semana debatimos y desmontamos un mito sobre crianza: «Déjalo llorar que ya se cansará y se dormirá» y su variante «Deja que llore que así se «le hacen los pulmones.»

Cada martes os pedimos en Facebook que nos digáis un Mito sobre crianza con el que os hayan machacado por ser padres y madres novatos.

Y debatimos sobre él para ver si tiene algo aprovechable o son simplemente malos consejos nacidos de errores de concepto.

En este caso vamos a hablar de uno que puede ser motivo de guerra entre las dos grandes facciones de crianza que hay hoy en día.

Hablando del tema concreto del sueño hay quien defiende que hay que enseñar a los niños a dormir solos y quien cree que lo mejor es que duerman con los padres hasta que decidan dejar de hacerlo.

Yo ya he tratado este tema en otros artículos. Y resumiendo soy de la opción que permita descansar bien a toda la familia. Y eso tiene respuestas diferentes en cada niño.

El Mito que tratamos en este caso sería el resumen del método «Duérmete niño». También he escrito un artículo con mi opinión sobre él. No lo comparto. Porque acepto que hay familias en las que el colecho no es la solución. Pero de ningún modo creo que dejar llorar a un niño sea la forma adecuada de que aprenda a dormir sólo.

Si una familia no quiere hacer colecho o lo intenta pero el resultado es que descansan mal la opción puede ser que el bebé aprenda a dormir sólo. Pero hay formas «civilizadas» de hacerlo.

Dejar llorar a un niño es algo que cuesta a cualquier padre o madre. ¿De verdad creemos que es la única forma de lograr que un bebé sea capaz de dormirse sólo? A mí no me enseñaron otra opción en la especialidad. La verdad es que en la especialidad había mucha mitología de la crianza pero se entraba poco en serio a formar sobre ella.

Gracias a estar en Internet y aprender al mismo tiempo que se comparte lo que uno cree saber llegué a entender varias cosas que no me enseñaron mientras me formaba como pediatra:

  1. Que lo natural es que los padres muestren afecto a su hijo. Y eso incluye aliviarle cuando llora.
  2. Que cada niño tiene una forma diferente de ser y lo que en unos funciona en otros es imposible.
  3. Que hablando de formas correctas de dormir niños hay tantas como familias.
  4. Que cuando los padres escogen no dormir con su hijo hay formas de ayudarle a esa opción que no implican hacer sentirse culpables a los padres ni dañar el vínculo de afecto que les une.

Lo que actualmente recomiendo a los padres que han llegado a la conclusión de que no son capaces de descansar con su hijo (o simplemente no desean hacerlo, yo no soy quién para decirles como criar a su hijo) y quieren que aprenda a dormir sólo es el artículo más leído de esta web: «Cómo enseñar a un bebé a dormir sólo sin dejarlo llorar».

Espero vuestras opiniones para seguir aprendiendo. Pero por favor sed respetuosos con las opiniones de los demás padres.

Ninguno poseemos la vedad absoluta en este tema, porque en crianza no existe.

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¿Se despiertan más los niños que toman pecho?

¿Se despiertan más los bebés que toman pecho?

Respuesta a una Peketema propuesto por una madre en Facebook: La lactancia y el sueño. ¿Despiertan más cuando toman pecho? ¿O no esta relacionado?

Uno de los motivos por los que muchas madres se plantean ofrecer a su hijo un biberón por primera vez es porque se despierta mucho de noche. Pero la duda que surge es: ¿Realmente los niños que toman biberón duermen mejor que los que toman pecho? ¿Es la solución dar un biberón?

A partir de esta pregunta surgen varias situaciones a tratar:

El bebé recién nacido que llora por la noche a pesar de ofrecerle el pecho a demanda y se duerme al tomar un biberón

Esta situación es muy frecuente. Bebés de pocos días de vida que por la tarde-noche empiezan a pedir con mucha más frecuencia el pecho y acaban desesperando a los padres.

En muchos casos los padres estaban motivados para dar el pecho como alimentación exclusiva y creían que sabían lo necesario para hacerlo. Pero el bebé no para de llorar y tras horas de tomas frustrantes y mucha desilusión, deciden ofrecer el biberón al bebé. En la mayoría de los casos el bebé toma el biberón con ansiedad y por fin se relaja quedando dormido durante horas.

¿Qué le pasaba a este bebé? No es difícil suponer que tenía hambre. Y no nos equivocaríamos.

Hay que entender algo: El pecho debe pasar de no producir nada a generar toda la leche que un bebé necesita en cuestión de horas. En la mayoría de los casos tras el parto el bebé está muy cansado. Han sido muchos cambios y tiene que adaptarse a muchas necesidades nuevas. Eso hace que en las primeras horas de vida el bebé pida alimentarse con poca cantidad y en seguida se queda dormido. ¡Genial! Porque al principio es poca cantidad lo que hay.

En los días siguientes irá tomando cada vez con más frecuencia y cantidades mayores. Habitualmente al ritmo que va necesitándolo va estimulando al pecho a que produzca cantidades suficientes.

El problema surge cuando esta coordinación no es buena y el bebé no estimula suficiente aumento en la producción de leche. Las causas más frecuentes son:

Aguantar el hambre al bebé para que cumpla un horario. Si tiene hambre y lo ponemos a tomar pecho enseguida, el bebé va comunicando al pecho el ritmo al que necesita el alimento. Pero cuando no le dejamos tomarlo cada vez que lo haría empieza a comer con más ansiedad llevando a la situación que describíamos arriba. Muchos padres no reconocen la necesidad del niño para alimentarse y tratan de calmarlo por otros medios.

Entretener el hambre del bebé con chupe, biberón (de leche o manzanilla) o intentar calmarlo con balanceo cuando tiene hambre. Hacer esto provoca que cuando por fin come lo haga con ansiedad y que mientras el pecho no se haya enterado de que hacía falta más.

– Otras veces el problema es una mala postura del bebé al pecho que impide que se alimente bien y vacíe el pecho en lo que realmente necesitaría. El resultado es que las tomas dejan al bebé con hambre y empieza a comer con más ansiedad.

– Una última puede ser un frenillo lingual corto. Cuando lo hay y dificulta la lactancia resulta muy frustrante. Aparecen grietas en el pezón y el niño se cansa sin lograr sacar la cantidad que necesita.

Puede haber alguna más. Pero el resultado, sea cual sea la causa es el mismo. El bebé no duerme por hambre. Y si en ese momento se le ofrece un biberón suele tomarlo y quedarse dormido, agotado tras el esfuerzo.

¿Cómo evitar llegar a ese punto? Pues ofreciendo al bebé el pecho cada vez que está activo, e incluso haciendo por despertarlo si tras 2-3 horas durante el día sigue dormido.

Y si no lo hemos resuelto antes y ya estamos en la situación ¿qué hacemos, le damos el biberón o no?

Depende. Fundamentalmente del grado de desesperación del bebé y de las preferencias de los padres. Pero en algunos casos la solución es dárselo. Y corregir a partir de ese momento los errores que nos han llevado a tener que hacerlo para que no sea necesario en adelante.

Otra situación diferente: El bebé que a partir de los 4-6 meses empieza a despertarse con más frecuencia pidiendo el pecho

Aquí el problema no está directamente relacionado con el pecho. Es algo que ocurre exactamente igual con bebés que suelen dormirse en brazos tomando el biberón.

Y no es un problema de falta de alimento, sino de rituales de sueño.

Conforme un niño crece su sueño cambia. Y llega un momento en que le resulta fácil despertarse, pero para dormirse de nuevo necesita hacer un ritual de sueño. El que se le ha enseñado a hacer desde que nació. Sea tomando pecho o biberón, el ritual del bebé necesita la colaboración de sus padres para volver a dormirse y el resultado empieza a ser un aumento del número de despertares.

Se suele plantear a los padres si el bebé toma pecho que el problema se resolvería dándole un biberón para dormir.

Pero es que a los que se duermen tomando el biberón en brazos les recomiendan que empiecen a darles cereales.

Raramente se resuelve con ninguna de las dos opciones. El bebé no se está despertando por hambre, lo hace porque su patrón de sueño a partir de cierta edad incluye despertares que pueden ser cada 45-90 minutos. Pero sólo sabe volver a dormirse haciendo su ritual, y este incluye la colaboración de los padres (sea para dar el pecho o el biberón).

La solución no es un cambio de alimentación, sino un cambio de ritual de sueño.

En resumen, los niños que toman biberón suelen despertarse menos que los que toman pecho.

Pero no es debido habitualmente a un problema del pecho, sino a que no lo estamos dando de forma adecuada o a factores que tiene más que ver con la forma en la que dormimos al niño que con el hecho de si es tomando pecho o biberón.

La solución a los problemas de sueño no es en ningún caso dejar el pecho. Algunas madres hacen destete nocturno sustituyéndolo por biberón en la esperanza de resolver esto. Pero no mejora más que si cambiamos el ritual de sueño por uno que el bebé pueda realizar sin colaboración.

 

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La Crianza Natural

Crianza natural, recordar de donde venimos

La crianza natural es una forma de cuidar y educar a sus hijos escogida por muchos padres, con sus ventajas y condicionantes. Esta es mi opinión sobre ella.

La Crianza Natural es una teoría que se basa en el estudio de la forma de criar a los niños en primates y otros animales, lo que se supone que debió ser en las poblaciones prehistóricas de humanos y en otras culturas distintas a la occidental.

Postulan que la forma actual de criar niños en los países occidentales es muy diferente a la de otras culturas y a la que la especie humana realizaba en sus inicios. Y que muchos de los problemas que surgen en la crianza son fruto de una forma de hacerlo que va en contra de las necesidades biológicas del niño.

Puntos principales en la práctica de la Crianza Natural

  • Lactancia materna a demanda de día y de noche y hasta la edad que en niño la solicite (habitualmente entre los dos y cuatro años, algunos más).
  • Colecho. El niño duerme con la madre o con los padres hasta que prefiera dormir sólo por propia iniciativa (entre los 5 y 10 años).
  • Mantener durante todo el tiempo posible el contacto íntimo entre el niño y la madre (habitualmente hasta los 3 años al menos).

Otras cuestiones en las que insiste esta opción pero que no incluyo dentro de sus puntos principales porque yo no considero que sean propias de ella, sino de cualquier teoría educativa decente:

  • Quered a vuestro hijo tanto como podáis, procurad desde un principio que sepa que lo queréis y lo respetáis.
  • La mayoría de los problemas que tenemos con los niños son porque no les entendemos. No porque tengan la intención de hacernos la vida imposible.
  • Hacer daño a un niño nunca es una herramienta educativa adecuada.

Reivindicaciones desde la crianza natural

El abandono de estos principios en la cultura occidental se ha defendido por parte de supuestos expertos que no aportaban ninguna prueba de que mejorasen en nada la calidad de vida ni de padres ni de hijos, y en muchos casos amenazando a los padres con graves consecuencias para sus hijos si mantenían este tipo de crianza. Amenazas que no tenían ningún fundamento.

Afirman que muchos problemas de la cultura occidental, que no son tan marcados en otras culturas, ni lo eran en la antigüedad son fruto de criar a los niños en unas condiciones que van en contra de sus necesidades biológicas y afectivas

Sería necesario ampliar la baja maternal hasta los 3 años para no impedir a las madres trabajadoras la posibilidad de realizar una crianza adecuada de sus hijos.

Puntualizaciones a la crianza natural

(Esto son opiniones mías)

Hasta que en España se consiga que la baja maternal dure los 3 años necesarios para hacer una adecuada crianza natural (en realidad sería lo deseable para una adecuada crianza sin más), hay muchas madres para las que aplicar este sistema resulta imposible.

Del mismo modo que no había fundamento para las amenazas que algunos pseudo expertos usaban para ir en contra de la crianza natural, tampoco veo adecuado que se plantee a las madres que no aplicarla genere graves problemas a sus hijos. Porque al igual que en las amenazas de los “expertos” citados, no es cierto.

Las opciones que algunos defienden (basadas en el conductismo, que es una forma de modificar una tendencia inconsciente), no son más que intentos de facilitar la adaptación de algunos niños a un sistema de vida que no es el idóneo ni para niños ni para adultos. Hay muchas formas de conseguir esa adaptación. Ciertas formas de conductismo usadas, por ejemplo para enseñar a los niños a dormir solos, son muy criticadas por los defensores de la crianza natural. Y a mí tampoco me gustan, sobre todo porque hay opciones mejores para conseguir lo mismo.

En resumen, mi opinión

La Crianza Natural es una opción, posiblemente la idónea para el ser humano en general, pero viviendo en el mundo en que vivimos, como en todo lo demás referente a la crianza de vuestro hijo, debéis valorar vuestras propias circunstancias y preferencias:

Es vuestro hijo.
Ni aplicarla, ni dejar de aplicarla
es una garantía de nada
positivo ni negativo.

Lo fundamental para criar a vuestro hijo es a mi parecer

Que le dediquéis tanto tiempo como vuestras circunstancias personales os permitan, sin agobios ni sentimientos de culpa.

Que en ese tiempo disfrutéis de él y le deis tanto amor como podáis y lo tratéis con respeto y cariño.

Si cumplís estos dos requisitos creo sinceramente que habréis puesto como padres lo que podíais para que vuestro hijo sea feliz (duerma sólo o con vosotros, tome pecho o biberón, vaya o no a la guardería…).

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Destete nocturno en bebés

Destete nocturno

Escribo este Peketema del destete nocturno en respuesta a la duda de una madre en Facebook: «¿Como retirar el pecho a un niño si de noche es su chupete?»

Siempre que hablamos de retirar el pecho saltan las alarmas. ¡No se lo quites! Sigue dándoselo…

Aquí no vamos a entrar en eso. Hay muchos motivos justificados para retirar el pecho y la persona más cualificada para decidir cuando y porqué en cada caso es la madre que lo da. Para quien tengan ganas de gresca con el tema recomiendo la lectura del artículo «Madres juzgadas». Y os recuerdo que nuestra comunidad se basa en el respeto a todos sus miembros.

La cuestión es que cuando se decide el destete nocturno surgen también muchas dudas de cómo hacerlo. Le has dado el pecho hasta ahora porque pensabas que era lo mejor para tu hijo. Y ahora que has decidido que retirarlo es también la mejor opción en vuestras circunstancias, quieres hacerlo de la mejor forma para él.

Lo que te recomiendo es usar lo que llamamos «Destete respetuoso: No ofrecer, no negar».

Pero concretamente, cómo hacer el destete nocturno en un bebé que usa el pecho en su ritual de sueño

Como siempre, para dar una respuesta hace falta aclara antes algunas cosas que influyen en la situación:

  • Los bebés se duermen usando un ritual de sueño. Todos lo hacemos en realidad. Son el conjunto de cosas que necesitamos para que un niño haga el paso de estar despierto a dormido. En la mayoría de los bebés que hacen lactancia materna a demanda el pecho es uno de los elementos esenciales de ese ritual. Pero por suerte no el único y podemos valernos de los demás para hacer el destete nocturno.
  • Cambiar el ritual de sueño de un bebé puede ser difícil. A veces es necesario hacer cambios más intensos y otras podemos hacerlo de forma gradual. Pero depende de cada niño. Algunos se adaptan con una facilidad sorprendente a cualquier cambio de su rutina. Mientras que para otros es casi imposible lograr un cambio si no surge de su propia iniciativa.
  • No existen soluciones milagrosas. Tendemos a pensar que lo que nos ha funcionado a nosotros debería funcionar en todos los casos. Y eso es totalmente falso. Por lo que lo único que podemos hacer es dar opciones para hacer el destete nocturno y que los padres prueben en un orden determinado dependiendo de sus propias preferencias y el conocimiento que solo ellos tienen de su hijo.

Así que os expongo dos opciones evidentes para el destete nocturno:

  1. Probar a que lo duerma en brazos el padre u otro cuidador distinto de la madre. Como decía, cada bebé es diferente. Los hay en los que el pecho es un elemento variable de su ritual de sueño. Que se duermen a veces con el padre, a veces con la madre. Para hacer un destete nocturno en estos niños la forma más fácil es que durante unas semanas sea el padre quien duerma al bebé.
  2. Probar a dormirlo la madre en brazos con el chupe o tomando el biberón. Evidentemente sólo es una opción en los bebés que usan chupe o biberón.

Hay una cuestión añadida. Y es ¿lo que queremos es que acabe aprendiendo a dormir sólo? O ¿queremos hacer colecho pero sin seguir dándole el pecho?

Si la opción es seguir haciendo colecho no hay problema en que se duerma al bebé en brazos dando chupe o biberón.

Pero si lo que pretendemos es que aprenda a dormir sólo os recomiendo que leáis «cómo enseñar a un bebé a dormir sólo sin dejarlo llorar».

Otra cuestión es, ¿pasamos de darle el pecho cada vez que se despertaba a nada poco a poco o de golpe?

Si aplicamos el principio de destete respetuoso lo que debemos hacer es intentar en cada despertar dormirlo sin darle el pecho de entrada (no ofrecer), pero si ves que no funciona, no te pongas a pelear para no dárselo a las 4 de la mañana (no negar). Dáselo y todos a dormir.

Poco a poco serán cada vez más los despertares en los que volverá a dormirse sin el pecho, del mismo modo que de día serán menos las ocasiones en las que lo pida.

Algo importante es que en función de la respuesta del bebé te adaptes en el ritmo, e incluso, si era una opción, no una necesidad, te replantees hacer el destete nocturno más adelante si claramente tu hijo no está preparado para hacerlo aún.

En cuanto a los motivos, si por lo que has decidido probar el destete nocturno es porque tu bebé se despierta mucho y pide sistemáticamente el pecho, te aviso de que quitar el pecho sin más no arregla ese problema en casi ningún caso. En esos casos lo que hay que plantearse es cuál es el ritual de sueño que preferiríamos que tenga nuestro hijo y hacer los cambios necesarios para ayudarle a ir en esa dirección.

De nuevo, si lo que pretendemos es que aprenda a dormir sólo os recomiendo que leáis «cómo enseñar a un bebé a dormir sólo sin dejarlo llorar».

Si has pasado por esta situación, te agradecemos que nos cuentes tu experiencia en Facebook.

Entre todos podemos ayudar mejor a quienes pasan por ella en este momento.