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Pekemito: » Tiene que echar los gases después de cada toma»

Tiene que echar los gases después de cada toma

Pekemitos: Hay muchos mitos que suelen transmitirse en forma de consejos a los padres. Consejos que en muchos casos no tienen base y son contraproducentes.

Vamos a empezar una nueva sección en la que hablemos de esos consejos que se dan a todos los padres y que parte tiene de realidad y cual de generador de problemas.

Tiene que echar los gases después de cada toma.

Una de las cosas que más preocupan a los padres de recién nacidos es que el niño tenga gases.

Parte de mi trabajo diario es visitar a los nuevos padres en el hospital y casi todos los días hay padres que me dicen que su hijo:

  • Ha tenido gases la noche anterior. En realidad a lo que se refieren es a que:
    • Ha llorado mucho. Yo suelo preguntarles, ¿Si lo coges se calla? ¿Si le das de comer se calla? Porque si se calla al cogerlo o darle de comer no son gases.
    • Se le nota que aprieta tras cada toma y se le nota ruido de tripa cuando come: Eso es normal. Es lo que se llama reflejo gastro-cólico. Los niños pequeños en cuanto comen mueven la tripa para hacer sitio al alimento nuevo que llega. Y tras la comida suelen tener «apretones» intentando bajar la presión. A veces incluso hacen caca mientras comen.
  • No echa los gases después de cada toma. «Vale, pero ¿Está tranquilo?» Porque si lo está es que no tiene gases que echar.

En realidad esto es un ejemplo de la forma en que mucha gente entiende el funcionamiento de los niños: Reglas para todo…

¿Tú echas los gases después de cada toma? Yo no, y tan ricamente, oye…

¿Hasta qué hora debería echar los gases después de cada toma?

Podría hacer más preguntas de este tipo que nos hacen ver lo absurdo de esta recomendación.

La única base que tiene es el hecho de que los bebés expulsan mejor los gases en postura vertical que tumbados. Y a veces cuando tras la toma están incómodos es porque necesitan expulsarlos.

Pero a veces, esa es la clave. El problema es que son muchos los padres primerizos que se agobian porque su hijo no echa los gases después de cada toma, cuando el bebé está en realidad tranquilo y sin molestias. Y ahí ves a los pobres padres a veces a las 4 de la madrugada media hora después de la toma intentando que su hijo eche los gases. Y el bebé totalmente dormido y sin señal alguna de intranquilidad…

Hay otra forma de cuidar bebés que consiste en informarse, conocer los principales problemas que producen molestias a tu hijo y ante todo, observarlo y conocerlo a él.

Aplicándola a este caso: Es bueno que no acuestes inmediatamente a tu hijo tras la toma. Porque si tiene que echar gases (cosa que no suele ocurrir si ha tomado tranquilo) los puede echar con más facilidad estando incorporado.

Pero si pasan unos minutos y sigue tranquilo es que no necesita echar los gases en esa toma.

De hecho hay niños que no eruptan prácticamente nunca y o tienen pocos gases o los expulsan por abajo, a veces solos y a veces acompañados.

El colmo del absurdo: Interrumpir la toma para que eche los gases

Hay incluso quien recomienda que a mitad de la toma se interrumpa para que el niño expulse los gases y luego siga tomando.

Pensemos un poco. Los gases no son un misterio sin causa. Muchos bebés los tienen porque comen con ansiedad.

La solución no es que los eche mejor, sino hacer las tomas de forma que reduzcamos su ansiedad por comer. En esto lo más efectivo es alimentar a demanda, ofreciendo el alimento con mucha frecuencia.

Pero desde luego interrumpir al pobre bebé cuando por fin está comiendo tranquilo no mejora el problema sino que lo empeora.

Si es él el que interrumpe la toma con signos de incomodidad y echa gases y se queda más tranquilo, ofrece de nuevo el alimento por si de nuevo lo acepta.

Pero de ningún modo interrumpas tú la toma mientras sigue comiendo tranquilo.

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¿Se despiertan más los niños que toman pecho?

¿Se despiertan más los bebés que toman pecho?

Respuesta a una Peketema propuesto por una madre en Facebook: La lactancia y el sueño. ¿Despiertan más cuando toman pecho? ¿O no esta relacionado?

Uno de los motivos por los que muchas madres se plantean ofrecer a su hijo un biberón por primera vez es porque se despierta mucho de noche. Pero la duda que surge es: ¿Realmente los niños que toman biberón duermen mejor que los que toman pecho? ¿Es la solución dar un biberón?

A partir de esta pregunta surgen varias situaciones a tratar:

El bebé recién nacido que llora por la noche a pesar de ofrecerle el pecho a demanda y se duerme al tomar un biberón

Esta situación es muy frecuente. Bebés de pocos días de vida que por la tarde-noche empiezan a pedir con mucha más frecuencia el pecho y acaban desesperando a los padres.

En muchos casos los padres estaban motivados para dar el pecho como alimentación exclusiva y creían que sabían lo necesario para hacerlo. Pero el bebé no para de llorar y tras horas de tomas frustrantes y mucha desilusión, deciden ofrecer el biberón al bebé. En la mayoría de los casos el bebé toma el biberón con ansiedad y por fin se relaja quedando dormido durante horas.

¿Qué le pasaba a este bebé? No es difícil suponer que tenía hambre. Y no nos equivocaríamos.

Hay que entender algo: El pecho debe pasar de no producir nada a generar toda la leche que un bebé necesita en cuestión de horas. En la mayoría de los casos tras el parto el bebé está muy cansado. Han sido muchos cambios y tiene que adaptarse a muchas necesidades nuevas. Eso hace que en las primeras horas de vida el bebé pida alimentarse con poca cantidad y en seguida se queda dormido. ¡Genial! Porque al principio es poca cantidad lo que hay.

En los días siguientes irá tomando cada vez con más frecuencia y cantidades mayores. Habitualmente al ritmo que va necesitándolo va estimulando al pecho a que produzca cantidades suficientes.

El problema surge cuando esta coordinación no es buena y el bebé no estimula suficiente aumento en la producción de leche. Las causas más frecuentes son:

Aguantar el hambre al bebé para que cumpla un horario. Si tiene hambre y lo ponemos a tomar pecho enseguida, el bebé va comunicando al pecho el ritmo al que necesita el alimento. Pero cuando no le dejamos tomarlo cada vez que lo haría empieza a comer con más ansiedad llevando a la situación que describíamos arriba. Muchos padres no reconocen la necesidad del niño para alimentarse y tratan de calmarlo por otros medios.

Entretener el hambre del bebé con chupe, biberón (de leche o manzanilla) o intentar calmarlo con balanceo cuando tiene hambre. Hacer esto provoca que cuando por fin come lo haga con ansiedad y que mientras el pecho no se haya enterado de que hacía falta más.

– Otras veces el problema es una mala postura del bebé al pecho que impide que se alimente bien y vacíe el pecho en lo que realmente necesitaría. El resultado es que las tomas dejan al bebé con hambre y empieza a comer con más ansiedad.

– Una última puede ser un frenillo lingual corto. Cuando lo hay y dificulta la lactancia resulta muy frustrante. Aparecen grietas en el pezón y el niño se cansa sin lograr sacar la cantidad que necesita.

Puede haber alguna más. Pero el resultado, sea cual sea la causa es el mismo. El bebé no duerme por hambre. Y si en ese momento se le ofrece un biberón suele tomarlo y quedarse dormido, agotado tras el esfuerzo.

¿Cómo evitar llegar a ese punto? Pues ofreciendo al bebé el pecho cada vez que está activo, e incluso haciendo por despertarlo si tras 2-3 horas durante el día sigue dormido.

Y si no lo hemos resuelto antes y ya estamos en la situación ¿qué hacemos, le damos el biberón o no?

Depende. Fundamentalmente del grado de desesperación del bebé y de las preferencias de los padres. Pero en algunos casos la solución es dárselo. Y corregir a partir de ese momento los errores que nos han llevado a tener que hacerlo para que no sea necesario en adelante.

Otra situación diferente: El bebé que a partir de los 4-6 meses empieza a despertarse con más frecuencia pidiendo el pecho

Aquí el problema no está directamente relacionado con el pecho. Es algo que ocurre exactamente igual con bebés que suelen dormirse en brazos tomando el biberón.

Y no es un problema de falta de alimento, sino de rituales de sueño.

Conforme un niño crece su sueño cambia. Y llega un momento en que le resulta fácil despertarse, pero para dormirse de nuevo necesita hacer un ritual de sueño. El que se le ha enseñado a hacer desde que nació. Sea tomando pecho o biberón, el ritual del bebé necesita la colaboración de sus padres para volver a dormirse y el resultado empieza a ser un aumento del número de despertares.

Se suele plantear a los padres si el bebé toma pecho que el problema se resolvería dándole un biberón para dormir.

Pero es que a los que se duermen tomando el biberón en brazos les recomiendan que empiecen a darles cereales.

Raramente se resuelve con ninguna de las dos opciones. El bebé no se está despertando por hambre, lo hace porque su patrón de sueño a partir de cierta edad incluye despertares que pueden ser cada 45-90 minutos. Pero sólo sabe volver a dormirse haciendo su ritual, y este incluye la colaboración de los padres (sea para dar el pecho o el biberón).

La solución no es un cambio de alimentación, sino un cambio de ritual de sueño.

En resumen, los niños que toman biberón suelen despertarse menos que los que toman pecho.

Pero no es debido habitualmente a un problema del pecho, sino a que no lo estamos dando de forma adecuada o a factores que tiene más que ver con la forma en la que dormimos al niño que con el hecho de si es tomando pecho o biberón.

La solución a los problemas de sueño no es en ningún caso dejar el pecho. Algunas madres hacen destete nocturno sustituyéndolo por biberón en la esperanza de resolver esto. Pero no mejora más que si cambiamos el ritual de sueño por uno que el bebé pueda realizar sin colaboración.

 

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Mi bebé se despierta de noche por hambre

Qué hacer cuando mi bebé se despierta por hambre

Respuesta a la consulta de una madre en Facebook:  «Cómo hacer que los bebes despierten menos en las noches por hambre.» Parece que es hambre, pero no lo es.

Muchos niños se despiertan de noche y no se calman hasta que comen. Usando el sentido común llegaríamos a la conclusión de que lo hacen por hambre. Pero en la mayoría de los casos no es así.

Vamos a distinguir dos grupos de edad. Los bebés de menos de 4-5 meses y los de más de 5-6 meses.

¿Porqué esa distinción? Pues porque el patrón de sueño de los bebés cambia en esa edad.

Hasta los 5-6 meses los bebés tienen un patrón de sueño inmaduro en el que se despiertan y se vuelven a dormir con mucha facilidad. En esta edad, cuando un bebé se despierta, le das de comer y se duerme es que tenía hambre. Hay algunos días en que se despierta de ese modo pidiendo alimento con mucha más frecuencia de noche que de día. Especialmente en niños que toman pecho.

La causa es los más pequeños puede ser un ritmo de sueño cambiado. Es decir, que duerme más de día y come más de noche. En el artículo enlazado en este párrafo os explico más afondo este caso.

Pero en niños que ya tenían un ritmo día noche bien definido y toman pecho, a veces un día de repente el bebé de despierta con más frecuencia de noche por hambre. Y es darle el pecho y dormirse, pero al poco rato vuelve a despertarse. Es una forma de manifestarse lo que llamamos crisis de lactancia. Es lo que ocurre cuando al crecer un bebé necesita un aumento en la cantidad de leche.

El pecho funciona de forma que cuanto más lo vacías más leche produce, de modo que cuando el bebé nota que le falta cantidad responde pidiendo más frecuentemente. En muchos casos a última hora de la tarde y primeras de la noche es cuando la madre tiene menos pecho. Y es a partir de ahí cuando el bebé empieza a pedir con más insistencia y a comer con más ansiedad.

La solución que recomiendan muchos en este caso es complementar con lactancia artificial. Pero hay una solución más simple y adecuada. Ofrece el pecho con más frecuencia durante el día. Al hacer esto va a vaciarlo cuando no está aún desesperado, comiendo con menos ansiedad. Y al vaciarlo con más frecuencia el pecho aumenta su producción. El resultado en pocos días es que al tomar más de día, durmiendo menos durante el día, y aumentar la producción de leche, el bebé llega a la noche con más sueño y menos hambre y las tomas se espacian solas despertando menos.

A partir de los 5-6 meses. El patrón de sueño cambia pareciéndose más al del adulto. Volver a dormirse tras despertarse se vuelve algo más complejo. Precisa realizar un ritual de sueño. En la mayoría de los bebés durante los primeros meses, dormirse era algo que ocurría en brazos de sus padres y comiendo.

El cambio que notamos, porque empiezan a despertarse con más frecuencia pidiendo alimento, no es debido al hambre. Sino a que con ese cambio de patrón de sueño los ciclos son de entre 45 y 90 minutos y cuando se despierta, para volver a dormir necesitan la colaboración de sus padres (en brazos y comer) para volver a dormirse.

Esta fase puede durar meses. A diferencia de los bebés más pequeños que en días volvían a espaciar las tomas nocturnas si le ofreces más de día.

Además no mejoran cuando les das más alimento de día. Sigue necesitando comer para volver a dormirse tras salir de cada ciclo de sueño.

Algunos recomiendan iniciar precozmente la alimentación complementaria, interpretando que se trata de hambre. Pero no suele funcionar. A pesar de darle «la milagrosa papilla de cereales nocturna» sigue despertándose para pedir 4-6 veces en la noche.

En esta situación hay dos soluciones que yo conozca:

Colecho: Es la forma de dormir que permite atender lo antes posible el ritual de sueño del niño (contacto con su madre mientras toma el pecho) y que todos volváis a dormir cuanto antes. Especialmente recomendable en lactancia materna. Pero siempre pongo una salvedad: Si vosotros dormís bien haciendo colecho. Porque hay gente que es incapaz de descansar con su bebé en la cama. Y hablando de problemas de sueño hay que tener claro que lo importante es que todos descanséis bien. Sea cual sea la opción que escojamos, si no descansamos bien deberíamos replantear si es la mejor en nuestro caso.

Que aprenda a dormir sólo. Es decir, cambiar el ritual de sueño que precisa para dormirse de modo que cuando sólo tenga sueño sea capaz de dormirse de nuevo sin la colaboración de los padres y el alimento. Y esto desde luego no se hace dejando al bebé llorar en la cuna. Hay opciones más civilizadas en mi opinión para conseguir exactamente el mismo resultado.

Que escojáis una u otra opción (o elaboréis otra diferente) es elección vuestra. Pero mi recomendación es clara: Buscad la que os permita descansar de forma adecuada para ofrecer vuestra mejor versión de vosotros mismos a vuestro hijo el resto del tiempo. No sacrifiquéis el descanso si podéis evitarlo, porque al final el bebé sufriría por tener unos padres agotados y de mal humor.

Al pensar en el bienestar de los niños siempre hay que entender que los padres sois muy importantes para él y vuestro bienestar es una condición necesaria para el suyo.

 

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Pseudo estreñimiento del lactante

Pseudo estreñimiento del lactante

Hay dos tipos de Pseudo estreñimiento del lactante: Dos situaciones que pueden hacer que un bebé pase días sin hacer caca. Y en cuál aconsejo hacer algo.


Es muy frecuente que los lactantes puedan pasar días sin hacer caca sin que haya ningún problema. Esto suele ocurrir especialmente a partir de las 2-4 primeras semanas de vida y no es raro que preocupe a los padres, aunque como os decía es muy normal.

Hay dos procesos en el desarrollo del niño que lo explican. A veces lo que vemos es una mezcla de ambos. Pero es útil entenderlos para poder distinguirlos y saber si merece la pena hacer algo o no.

Primer tipo de Pseudo estreñimiento. El «intestino eficiente».

Cuando un niño nace, su intestino debe pasar de no trabajar a hacerlo de forma constante. Eso significa que al principio tiene que adaptarse.

Una de las cosas que tiene es lo que llamamos reflejo gastrocólico. Como la capacidad de su tripa es limitada, en cuanto llega comida nueva al estómago, se mandan órdenes al intestino para que se vacíe y haga sitio al nuevo alimento. El resultado es que pueden hacer caca casi con cada toma. Y no es diarrea. Es lo normal.

Pero poco a poco el intestino va mejorando su capacidad de digerir alimentos y lo que está tomando (leche) no deja casi residuos. Por lo que en algunos casos pueden llegar a absorber casi la totalidad de lo que come. ¿Qué queda entonces para expulsar en las heces? Pues muy poco. Y eso hace que pueda pasar días y días sin necesidad de vaciar. Y que veamos que el niño está perfectamente. Tiene su reflejo gastrocólico justo después de las tomas (notamos que gruñe un poco) pero come bien y no está molesto.

En este caso no hay que hacer nada. Aunque pase días o a veces semanas sin hacer caca el bebé está bien y no le supone ningún problema.

Segundo tipo de Pseudo estreñimiento. El «cierre que no sabe cuándo abrir».

Hay un segundo factor implicado. El culete tiene dos anillos que lo cierran para que no escape el contenido. Uno de ellos (el interno) es lo que llamamos esfínter involuntario. Se relaja sólo cuando se acumula caca en la parte final del intestino. Es cuando notamos el «apretón» como que va a escaparse. Pero entonces nosotros ponemos en acción el anillo externo, el «esfínter voluntario». Que apretamos hasta llegar al baño y relajamos una vez allí.

Al principio, en el lactante recién nacido el esfínter externo (el voluntario) no tiene casi fuerza. Pero en pocas semanas (2-4 habitualmente) va adquiriéndola. Y llega un momento que se relaja si nosotros lo ordenamos. Pero el bebé no sabe que tiene que hacerlo.

En ese momento lo que notamos es que tras las tomas el niño tiene su reflejo gastro-cólico y gruñe intentando hacer, pero no hace. Hasta aquí como el caso anterior. Puede pasar de hacer 5-6 veces al día a pasar varios días sin hacer.

Hay momentos en los que el bebé relaja este esfínter voluntario (sin darse cuenta), pero si no coincide con un movimiento de tripa no sale nada.

Si esto coincide con un intestino muy eficiente, que casi no acumula residuos porque absorbe la leche prácticamente entera, no hay problema.

Pero si no lo absorbe todo y deja una cantidad de residuos apreciable, se van acumulando.

En este niño veremos, a diferencia del primer caso, que la tripa va notándose más llena conforme pasan los días, empieza poco a poco a comer menos y a estar más molesto. Cuestión simple de espacio. Mientras el primer caso puede pasar días o semanas sin hacer caca y no le pasa nada, este bebé del segundo caso va estando más irritable conforme pasan los días.

En ambos casos, cuando por fin hace (lo que ocurre en este segundo caso cuando coinciden movimiento de tripa y apertura del «esfínter voluntario» por casualidad), la caca es blanda.

En este segundo caso el niño mejora tras hacer caca. Está más tranquilo, llora menos, come mejor.

Lo que yo aprendí del Pseudo estreñimiento del lactante es que si el bebé hace caca blanda, aunque tarde varios días, no hay que hacer nada. Pero ¿y si, como pasa en este segundo caso está molesto y mejora al hacer?

¿Podemos hacer algo cuando pasa varios días cada vez más molesto, con la barriga más llena y come peor? Pues mi opinión es que sí. Que podemos ayudarle a relajar el «esfínter voluntario» haciéndolo cuando tiene movimiento de tripa, que vacíe, cedan las molestias y el bebé esté mejor. Y para eso lo que recomiendo es usar microenemas de glicerina (ni supositorios, ni ramas de geranio, ni bastoncillos con aceite, ni cerillas…). Aunque a veces basta con levantarle las piernas y separar los cachetes del culete unas cuantas veces.

¿Es recomendable hacer esto con mucha frecuencia? Pues no. Sólo lo veo necesario cuando tras varios días sin hacer es evidente que el bebé lo está pasando mal. Pero en esos casos no veo justificación para no aliviarle pudiendo hacerlo.

Entonces oigo frases como:

Lo vas a acostumbrar a que sólo haga estimulándole. Mi experiencia me dice que esto no es cierto, sino que con hacerlo unas pocas veces el bebé aprende a hacerlo sólo.

Le vas a hacer daño en el culete. Si se hace adecuadamente (echando una gota de glicerina en el ano antes de empezar a manipular, introduciendo la cánula no más de 1-1,5 cm y moviendo la cánula con delicadeza), no se hace daño.

Los estreñimientos es mejor curarlos por arriba, no por abajo. Estoy de acuerdo, pero cuando es estreñimiento. Esto es un fallo de coordinación del «esfínter» que no se soluciona con laxantes. Darían más retortijones, más dolor, pero no resolverían el problema.

Como de costumbre, problemas que no son realmente enfermedades, y no tienen respuestas simples, pero las hay. Y pese a no ser enfermedades pueden producir un malestar que podemos mejorar. Ante todo, no os preocupéis, es algo que acaba resolviéndose en unas semanas y que no tiene una causa grave. Pero entenderlo nos permite ayudar al bienestar de nuestro bebé cuando podemos hacerlo.

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Destete nocturno en bebés

Destete nocturno

Escribo este Peketema del destete nocturno en respuesta a la duda de una madre en Facebook: «¿Como retirar el pecho a un niño si de noche es su chupete?»

Siempre que hablamos de retirar el pecho saltan las alarmas. ¡No se lo quites! Sigue dándoselo…

Aquí no vamos a entrar en eso. Hay muchos motivos justificados para retirar el pecho y la persona más cualificada para decidir cuando y porqué en cada caso es la madre que lo da. Para quien tengan ganas de gresca con el tema recomiendo la lectura del artículo «Madres juzgadas». Y os recuerdo que nuestra comunidad se basa en el respeto a todos sus miembros.

La cuestión es que cuando se decide el destete nocturno surgen también muchas dudas de cómo hacerlo. Le has dado el pecho hasta ahora porque pensabas que era lo mejor para tu hijo. Y ahora que has decidido que retirarlo es también la mejor opción en vuestras circunstancias, quieres hacerlo de la mejor forma para él.

Lo que te recomiendo es usar lo que llamamos «Destete respetuoso: No ofrecer, no negar».

Pero concretamente, cómo hacer el destete nocturno en un bebé que usa el pecho en su ritual de sueño

Como siempre, para dar una respuesta hace falta aclara antes algunas cosas que influyen en la situación:

  • Los bebés se duermen usando un ritual de sueño. Todos lo hacemos en realidad. Son el conjunto de cosas que necesitamos para que un niño haga el paso de estar despierto a dormido. En la mayoría de los bebés que hacen lactancia materna a demanda el pecho es uno de los elementos esenciales de ese ritual. Pero por suerte no el único y podemos valernos de los demás para hacer el destete nocturno.
  • Cambiar el ritual de sueño de un bebé puede ser difícil. A veces es necesario hacer cambios más intensos y otras podemos hacerlo de forma gradual. Pero depende de cada niño. Algunos se adaptan con una facilidad sorprendente a cualquier cambio de su rutina. Mientras que para otros es casi imposible lograr un cambio si no surge de su propia iniciativa.
  • No existen soluciones milagrosas. Tendemos a pensar que lo que nos ha funcionado a nosotros debería funcionar en todos los casos. Y eso es totalmente falso. Por lo que lo único que podemos hacer es dar opciones para hacer el destete nocturno y que los padres prueben en un orden determinado dependiendo de sus propias preferencias y el conocimiento que solo ellos tienen de su hijo.

Así que os expongo dos opciones evidentes para el destete nocturno:

  1. Probar a que lo duerma en brazos el padre u otro cuidador distinto de la madre. Como decía, cada bebé es diferente. Los hay en los que el pecho es un elemento variable de su ritual de sueño. Que se duermen a veces con el padre, a veces con la madre. Para hacer un destete nocturno en estos niños la forma más fácil es que durante unas semanas sea el padre quien duerma al bebé.
  2. Probar a dormirlo la madre en brazos con el chupe o tomando el biberón. Evidentemente sólo es una opción en los bebés que usan chupe o biberón.

Hay una cuestión añadida. Y es ¿lo que queremos es que acabe aprendiendo a dormir sólo? O ¿queremos hacer colecho pero sin seguir dándole el pecho?

Si la opción es seguir haciendo colecho no hay problema en que se duerma al bebé en brazos dando chupe o biberón.

Pero si lo que pretendemos es que aprenda a dormir sólo os recomiendo que leáis «cómo enseñar a un bebé a dormir sólo sin dejarlo llorar».

Otra cuestión es, ¿pasamos de darle el pecho cada vez que se despertaba a nada poco a poco o de golpe?

Si aplicamos el principio de destete respetuoso lo que debemos hacer es intentar en cada despertar dormirlo sin darle el pecho de entrada (no ofrecer), pero si ves que no funciona, no te pongas a pelear para no dárselo a las 4 de la mañana (no negar). Dáselo y todos a dormir.

Poco a poco serán cada vez más los despertares en los que volverá a dormirse sin el pecho, del mismo modo que de día serán menos las ocasiones en las que lo pida.

Algo importante es que en función de la respuesta del bebé te adaptes en el ritmo, e incluso, si era una opción, no una necesidad, te replantees hacer el destete nocturno más adelante si claramente tu hijo no está preparado para hacerlo aún.

En cuanto a los motivos, si por lo que has decidido probar el destete nocturno es porque tu bebé se despierta mucho y pide sistemáticamente el pecho, te aviso de que quitar el pecho sin más no arregla ese problema en casi ningún caso. En esos casos lo que hay que plantearse es cuál es el ritual de sueño que preferiríamos que tenga nuestro hijo y hacer los cambios necesarios para ayudarle a ir en esa dirección.

De nuevo, si lo que pretendemos es que aprenda a dormir sólo os recomiendo que leáis «cómo enseñar a un bebé a dormir sólo sin dejarlo llorar».

Si has pasado por esta situación, te agradecemos que nos cuentes tu experiencia en Facebook.

Entre todos podemos ayudar mejor a quienes pasan por ella en este momento.

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Dar manzanilla a los bebés

manzanilla

¿Es necesario dar manzanilla a un bebé? ¿Puede perjudicarles? ¿Ayuda en el cólico del lactante?

¿Es necesario dar manzanilla a un bebé?

En España hay mucha afición a dar manzanilla a los bebés.

Pero, realmente ¿hace falta?

Evidentemente la respuesta es no. Antes de que la humanidad inventara el fuego y tras ello las infusiones, sobrevivimos.

La manzanilla es una planta que preparada en infusión tiene efectos calmantes y de alivio del dolor de tripa.

Pero un bebé sin problemas no la necesita, del mismo modo que tampoco la toman las crías de ningún otro mamífero.

En la leche está todo lo que un lactante necesita para alimentarse. Tiene líquido más que suficiente y el alimento que le resulta imprescindible. Mientras que la manzanilla es agua con muy poco más.

Hace años a las madres se recomendaba no dar agua a los niños pequeños y dar sólo manzanilla.

La razón era que para prepararla había que hervir el agua. En esa época una de las primeras causas de mortalidad en niños pequeños eran las diarreas, que en muchos casos se contagiaban a través de un agua poco potable. Hacer manzanilla era la forma de esterilizar el agua.

manzanilla bebe

Pero es que en realidad los lactantes no necesitan más agua que la que toman en su alimento: La leche.

Ningún lactante se deshidrata tomando la cantidad de leche que necesite.

Vale, no hace falta ¿Pero es malo si le doy?

La manzanilla no es venenosa, pero cuanta más manzanilla tome, menos leche le entra. Y la manzanilla no alimenta.

Se ven niños que tomando cantidades exageradas de manzanilla no ganan peso. Algunos prefieren su sabor y rechazan la leche.

No tiene sentido preocuparse por el peso y estar llenando su estómago con algo que no alimenta.

Además, si lo que toma es pecho, no te recomiendo alterar la lactancia materna introduciendo un biberón si no es imprescindible por falta de alimento. Y en ese caso está claro que no es manzanilla lo que necesita.

¿Puede ayudarle si tiene cólico del lactante?

Entre sus propiedades, la manzanilla tiene un efecto calmante y de relajación del intestino que puede aliviar el dolor de barriga.

Pero no he visto un sólo caso de cólico del lactante que se cure sólo con manzanilla y sí muchos que se han curado sin ella.

Si quieres tener una idea clara de como solucionar el cólico te recomiendo ver el Proyecto «Bebé sin Cólico».

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Tiene el sueño cambiado

Tiene el sueño cambiado

¿Qué hacer si un niño duerme durante el día y no para durante la noche? Especialmente en los primeros días de vida.

Es decir que de noche no duerme bien y luego durante el día aguanta entre toma y toma más de lo normal. (Estoy aquí hablando de los primeros días de vida).

Esto si es un problema.

Ya que la incompatibilidad con el horario de los padres impide el descanso de estos, cuando en realidad no hay ningún beneficio para el niño por tener ese ritmo.

Al bebé no le interesa que sus padres duerman mal. No es lo mismo para él convivir con unos padres descansados y de buen humor que hacerlo con dos zombies malhumorados que llevan meses sin dormir.

Esta alteración del ritmo es frecuente los primeros días tras el nacimiento. Y si no se soluciona en esos primeros días puede mantenerse algún tiempo.

¿Qué hacer si un bebé duerme de día y está más activo de noche?

Uno de los factores que regula el sueño es la melatonina, una sustancia que se produce en función de la iluminación ambiental.

Por eso, para que duerma de noche es necesario que su ambiente durante el día esté siempre iluminado, aunque esté dormido. Y que esa iluminación se reduzca de noche. Es decir, de día con las persianas y cortinas abiertas, de noche con el mínimo de luz posible.

A modo orientativo (en realidad ya sabéis que no hay tiempo mínimo entre las tomas), los primeros días suelen tomar, cada 1-3 horas. Y los primeros 15 días no interesa que duerman más de 5 horas seguidas sin comer (para evitar una bajada de azúcar por un ayuno prolongado).

Para que esas horas de descanso máximo las haga de noche, conviene que ofrezcamos con más frecuencia el alimento durante el día.

Habrá niños que quieran comer cada hora, cada dos horas… pero no conviene dejarles que estén más de 3 horas durmiendo sin comer durante el día.

Si durante el día le dejáis que descanse períodos de más de 3 horas, llegará a la noche muy descansado y con hambre. Esa combinación significa mala noche garantizada.

De modo que si llegan las 3 horas (contando del principio de una toma el principio de la siguiente) y sigue dormido, cogedlo y dadle un poco de entretenimiento, movedle brazos y piernas, jugad con él, y si no se despierta, quitadle la ropa, hacedle cosquillas… Soltadle al hermano o primo de 3 años… Hacedle la puñeta, vamos.

Hay gente que dice que no hay forma de despertarlos y cuando los veo intentarlo, lo que le hacen es caricias suaves en la carita, les hablan con delicadeza… No es por nada, pero así yo, me duermo.

A veces hace falta pasar un par de noches malas para desarrollar cierto grado de “mala uva” cariñosa.

Durante la noche, las primeras dos semanas despertadlo sólo si pasa más de 5 horas sin comer.

A partir de las dos semanas si aguanta más de 5 horas, lo que debéis hacer es agradecerlo y descansar, que seguro que a esas alturas sin haber tenido una sola noche decente en semanas, lo necesitáis.

Acortando el tiempo entre las tomas durante el día conseguimos varias cosas:

– Estimulamos la producción de pecho (si toma pecho). Tened en cuenta que cuanto más vaciamos el pecho, más leche produce.

– Le damos antes de que esté desesperado, con lo que come más tranquilo y traga menos gases.

– Al darle con más frecuencia durante el día, cuando llegue la noche, tendrá menos hambre y más sueño.

¿Y en lactantes más grandes?

En niños más grandes (sigo refiriéndome a lactantes y como mucho preescolares) que tienen el mismo problema, debemos entender que el niño duerme en total el número de horas que necesita al día.

Ya que no tiene obligaciones que se lo impidan cuando tiene sueño, al final duerme lo que necesita.

Lo único que nosotros podemos elegir es en qué momentos queremos que descanse esas horas, y podemos hacer que se adapte a ese patrón no dejándole dormir en los momentos en que preferimos que esté despierto hasta que acaba acostumbrándose.

Antes de decidir cambiar, pensad bien si la alternativa no es peor.

Se puede modificar su ritmo, pero necesita tener uno y no es cuestión de que estemos continuamente alterándolo. La prioridad a la hora de modificar sus propios mecanismos de regulación debe ser el bienestar del niño. Dentro del que se incluye que sus padres tengan unas condiciones mínimas de descanso «compatibles con la supervivencia».

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Niños de bajo peso

Hay bebés que tienen según las tablas de crecimiento y bajo peso. Pero ¿Cuáles son las causas más frecuentes?¿Qué tipos hay?¿Cual es su importancia real?

Cuando vamos siguiendo el crecimiento de un bebé o un niño, nos guiamos fundamentalmente por la evolución de su peso y talla.

Al comparar esas cifras con las tablas de crecimiento, hay tantos niños por encima de la media, como por debajo de ella. Ambos grupos son normales. Pero es difícil evitar que los padres se preocupen si su hijo pertenece al grupo de los que están por debajo de la media.

Para afinar un poco más, usamos percentiles. Un percentil 3 de peso, por ejemplo, significa que el 3% de los niños normales tienen un peso menor que ese. Y por tanto el 97% de niños normales tiene un peso mayor.

Por eso lo importante cuando un niño tiene un peso bajo, es diferenciar si es normal o consecuencia de un problema. Pero sin olvidar que en bastantes casos puede ser normal.

¿Cómo diferenciamos al niño de bajo peso enfermo del normal?

Hay varias pistas que nos permiten hacernos una idea bastante real de si un niño con bajo peso lo es por tener un problema, o es simplemente así.

El niño de bajo peso enfermo suele caracterizarse por:

– Es un niño poco activo.

– Es un niño con aspecto de enfermo.

– Es un niño en el que el peso se ha estancado o bajado en un momento determinado. Cuando antes su evolución era normal.

El niño de bajo peso normal suele:

– Ser un niño sano.

– Ser activo. En muchos casos más que la mayoría. Incluso con un desarrollo más rápido de lo normal.

– Tener un peso que siempre ha ido en un percentil bajo.

¿Cuáles son las principales causas de bajo peso en niños enfermos?

En niños y bebés que tienen un peso bajo y es por una enfermedad, las causas más frecuentes son:

– Intolerancias y alergias a alguno de los alimentos que toma. De ellos, los más frecuentes son el gluten, las proteínas de leche de vaca y la lactosa.

– Enfermedades crónicas, como problemas respiratorios, de corazón o metabólicos.

– Defectos de hormonas: Especialmente hormona de crecimiento y del tiroides.

– Anemia por falta de hierro.

– Reflujo gastro-esofágico.

– Infecciones de orina.

– ….

La lista puede ser bastante más larga, pero en lo anterior entra casi el 99% de niños que tienen bajo peso no siendo sanos.

Ante un niño con bajo peso, especialmente si cumple los criterios de enfermo que pusimos antes, hay que descartar todos estos problemas.

El niño o bebé sano de peso bajo

Pero hay casos en los que una vez investigado todo lo anterior no hay nada.

El niño tiene un peso bajo y cumple los criterios vistos arriba para un niño normal con bajo peso:

– Está sano.

– Es activo y su desarrollo es normal, exceptuando el peso.

– Su peso siempre ha ido en un percentil bajo.

En estos niños, el mayor problema es precisamente que se tiende a hacer más de lo indicado.

Voy a poner un ejemplo para que se entienda: Es muy frecuente que se recomiende a los padres de estos niños: jarabes para las ganas de comer, suplementos de vitaminas o batidos hiper-calóricos. Todo lo que se ocurra para intentar aumentar el peso de estos niños.

Pero es un grave error. Imaginemos que mañana se publicasen unas estadísticas que dijesen que el peso normal para un adulto son los 200 kg. Y que hiciésemos cuanto estuviese en nuestra mano para que toda la población adulta alcanzase ese peso.

El resultado sería que forzaríamos el metabolismo, haciendo que apareciesen problemas de colesterol, diabetes, corazón… en personas que antes estaban sanas.

Dar cosas que buscan subir artificialmente el peso de estos niños (que son normales teniendo un peso bajo), equivale a lo mismo. Es forzar su metabolismo. Y antes o después pasará factura a su salud. Y todo ¿para qué? para ajustarlos a una normalidad mal entendida.

Repito: El percentil 3 marca el peso por debajo del cual están el 3 por ciento de los niños normales y sanos de esa edad.

Si no detectamos un problema y el niño es sano sin considerar su peso, el tratamiento más adecuado es no hacer nada.

En aquellos enfermos cuyo problema se detecte, el tratamiento no es tampoco un jarabe para las ganas de comer, ni vitaminas… sino tratar la causa de su problema.

Si quieres calcular y comparar los percentiles de peso y talla de tu bebé y que te los explique puedes usar la Calculadora de Percentiles.

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El bebé ha manchado el pañal de rojo

Ha manchado el pañal de rojo

Cuando un recién nacido mancha de rojo el pañal. Cómo diferenciar las causas más frecuentes y dejar de preocurparse, porque son normales en recien nacido.

En los primeros días de vida, no es raro que un bebé manche de rojo el pañal.

Las dos causas más frecuentes son:

Regla en un bebé niña por el efecto de las hormonas de la madre.

Ácido úrico en la orina, tanto en niños como en niñas.

Ninguno de los dos casos es importante.

A través de la placenta pasan muchas cosas de la sangre de la madre a la de los bebés. Una de ellas son las hormonas.

En una niña recién nacida, esas hormonas causan tres efectos más o menos evidentes:

1.- Los genitales de la niña recién nacida están muy rojos. Es por el efecto de los estrógenos, que aumentan el riego de sangre en la zona. Algunos padres lo interpretan como que tiene la zona irritada. Pero veréis que en realidad la niña no muestra signo alguno de estar molesta.

2.- Secreción en los genitales, como si fuese gelatina blanquecina. Es un efecto también debido a los estrógenos que la madre ha pasado a la niña en las últimas horas antes del parto.

3.- A veces tras la secreción gelatinosa aparece sangre. Esa regla que viene en algunas recién nacidas suele durar pocos días. En algún caso un solo día. Raramente más de 5. No es peligrosa en absoluto y no hay que tener ningún cuidado especial. Es tan normal que hasta la compresa la tiene ya puesta…

El ácido úrico en la orina aparece porque los primeros días de vida el niño rompe muchas células viejas que son sustituidas por otras nuevas. Eso libera ácido úrico que se elimina por la orina, dándole un color rojo teja. Es normal que durante los primeros meses de vida tenga algunos días en los que de repente, y sin que el niño muestre ningún signo de estar mal, manche con esta sustancia.

Sólo debemos preocuparnos con esto cuando es algo que ocurre todos los días más allá de un par de semanas. En estos casos hay que hacer un estudio, porque algunos niños liberan demasiado ácido úrico en la orina por tener un problema metabólico.

La diferencia con la sangre es evidente, como podéis ver en las dos imágenes que siguen.

Pero es más evidente cuando pasan unas horas. Ya que el ácido úrico no cambia de color, mientras que la sangre se va oscureciendo de forma evidente por contacto con el aire.

Sangre en el pañal.

sangre en el pañal

 

Ácido úrico en el pañal.

 

 infarto úrico bebé

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El bebé de alta demanda afectiva

Bebés de Alta demanda

Hay bebés de alta demanda, que piden continuamente ser atendidos, alimentados, entretenidos, ¿Es así por su propio carácter o es que lo hacemos todo mal?

Son niños que se caracterizan por lo que sigue:

-Pide comida continuamente:

Suele hacer tomas muy cortas pero muy frecuentes.

– Pide afecto continuamente:

Tolera muy mal la separación de los padres. Especialmente de la madre.

– Exigente:

Tiene crisis de llanto exigente. Pide la satisfacción inmediata de sus necesidades. Calmándose momentáneamente en cuanto es atendida.

– Carácter fuerte:

Cuando quiere algo no para hasta conseguirlo.

– Muy activo:

Sus ratos de descanso son mínimos. Durante el día casi no duerme. Y en cuando una crisis de llanto cesa porque le damos lo que pide, comienza otra al poco rato.

– Agotador:

Superan la capacidad de esfuerzo de padres, abuelos y casi cualquiera que se ofrezca a echar una mano.

-Insatisfecho:

Es como si nunca tuviese suficiente. A pesar de atender todo la anterior, enseguida vuelve a llorar por otra cosa.

– Impredecible:

Cuando parece que empiezas a cogerle el tranquillo, lo que ayer ayudó, no sirve hoy.

– Muy sensible:

Nota cualquier mínimo cambio. La despierta cualquier ruido. Es muy influenciable por el estado de ánimo de los que le rodea.

En estos niños, la estrategia que parece funcionar mejor es lo que algunos llaman “Crianza Natural”.

Básicamente consiste en:

– Alimentación con pecho a demanda.

– Contacto continuo íntimo con la madre.

– Colecho (duerme en la cama de los padres).

Aunque es un método válido para cualquier familia, en los bebés de alta demanda, otras alternativas son casi insoportables. Aplicando métodos próximos a la «Crianza Natural» suelen mejorar poco a poco en el primer año de vida.

Yo no conocía la existencia de los bebés de alta demanda cuando acabé la especialidad. No me explicaron nada sobre ellos.

Mi experiencia como pediatra, es que lo más duro para los padres de un bebé de alta demanda es la sensación de frustración que les genera. El sentimiento de culpa que nace en ellos pensando que no son buenos padres. La mayoría de los padres a los que toca un bebé de este tipo no repiten. Yo los llamo a veces «niños cuco» (donde entra uno, no hay más).

En muchos casos, lo que más agradecen los padres cuando les das el diagnóstico, no es que les des una solución (que la que hay no es fácil), sino que por fin entienden que su hijo es así, y no lo es porque ellos sean malos padres. Sino que posiblemente para que su hijo progrese, van a tener que ganarse el título de PADRES con mayúsculas.

A la larga también tiene su parte buena:

– Los niños que fueron bebés de alta demanda son muy inteligentes y muy constantes. Lo que a la larga es una garantía de que conseguirán en la vida casi cualquier cosa que se propongan. La labor de los padres es que intentemos orientarlos hacia objetivos positivos.

Son grandes actores en potencia y personas con muchísimo carisma.

 

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