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Caca verde en niños y bebés

Caca Verde: ¿Sabes el motivo de que tu hijo la haga de este color? ¿Cuándo es normal y cuándo puede ser signo de problemas? Te lo explico claramente.

El color de la caca puede cambiar cuando lo hacen las bacterias que forman parte de la flora intestinal del bebé. Podemos ver colores muy variados: Desde el verde al mostaza, el amarillo o el marrón.

El color y la consistencia pueden variar. Pero no es raro ver una caca verde en los bebés. La mayoría de las veces no es signo de que haya un problema.

La primera cuestión es diferenciar la caca verde con y sin diarrea. Explico cómo diferenciar la diarrea en un lactante de lo que no lo es en este «Peketip».

Peketip 2 Diarrea o no diarrea

Deposiciones verdes sin diarrea

En algunas ocasiones la caca del bebé puede tener color verde, sin que sea diarrea.

Es fácil de entender. Cuando un bebé nace, el color del popó es negro verdoso. Se debe a la bilis, que es de ese color. Si mezclamos eso con el blanco de la leche, sale una caca verde más clara. Pero la mayoría de las veces no vemos ese color. Pasa directamente del negro verdoso a un amarillo con grumos blancos.

La razón es que en cuanto el bebé sale a este mundo, empiezan a entrar bichitos por su boca, que van a colonizar su intestino. La mayoría de esos gérmenes digieren la bilis, transformándola en urobilinógeno (amarilla) o coprobilinógeno (marrón), dando su color habitual al popó. Pero en algunas ocasiones hay cambios en esa flora, y los bichos que hay, no digieren la bilis, saliendo de su color original: Caca verde, sin que sea diarrea.

Esto es bastante frecuente en las primeras fases de introducción de la alimentación, o durante la dentición.

Cuando esto ocurre sin diarrea, pero con molestias en el bebé, puede ayudar si damos probióticos (Lactobacilos) al bebé. Nos indicaría que la flora nueva no es buena, pudiendo generar más gases o irritar más el culete.

Caca verde en bebé sin diarrea
Esta caca es verde, pero tiene una consistencia normal. No es diarrea. Simplemente la bilis no ha sido digerida.

Cacas de color verde en bebés por cambios en la alimentación

Cuando un bebe toma una alimentación todos los días, como ocurre al principio con la leche, los gérmenes que hay en su intestino son aquellos que están mejor adaptados a la composición de esa leche. Si un bebé por ejemplo toma leche artificial y la cambiamos de marca, cambiará su flora intestinal. Las pequeñas diferencias de composición de la leche harán que unos gérmenes mueran al perder aquello de lo que se alimentaban. Al tiempo que otros que no tenían recursos los encuentre y crezcan.

Es como si cada vez que cambiamos la alimentación abriésemos las puertas y aceptásemos bichitos nuevos. El problema es que a veces serán buenos y otras no tanto. Por eso yo aconsejo que no cambies de leche sin motivo. Sea la que sea, si le sienta bien, no cambies. Si mantenemos la misma durante tiempo hacemos que la flora intestinal que no está dando problemas se asiente más firmemente.

No te extrañes porque cambie el color de la caca al hacer estos cambios. Es lo normal. Sea cual sea el color, incluso si la caca es verde, no hagas nada si el bebé no tiene molestias. Si al cambiar el color aparecen más gases, dolor de barriga o irritación de la piel en torno al ano entonces es que los bichitos nuevos no son buenos. En este caso puedes dar un probiótico para introducir gérmenes buenos que les hagan la competencia. Y si este cambio ha coincidido con un cambio de leche, vuelve a la que tomaba antes.

Cambios del color, consistencia y acidez de la caca con la dentición

Empezaré aclarando un pequeño detalle. Todos los bebés por encima de los 2 meses suelen meterse con frecuencia las manos en la boca, sin que tengan dientes a punto de salir. Simplemente es una forma de entretenerse. Busca estímulos, y algo que les entretiene mucho es meterse cosas en la boca para explorar. Lo que tienen más a mano: Las manos.

Pero es verdad que cuando los dientes están abriendo camino para salir, molestan. Entonces el bebé se mete las manos o cualquier otro objeto que pueda morder con mucha más frecuencia. Tanto las manos como esos objetos tienen gérmenes en su superficie. Gérmenes que van entrando hacia el intestino. Algunos no pueden vivir ahí. Pero otros sí. Cuando alguno de esos gérmenes se hace un hueco importante puede cambiar las características de la caca en color, consistencia o acidez. El resultado puede causar molestias o no. Si no las causa no haremos nada. Si aparecen molestias podremos tirar de nuestro amigo el probiótico.

No te agobies con la limpieza para evitar la entrada de gérmenes. Un exceso de higiene es contraproducente.

Caca verde con diarrea

En otros casos el bebé o el niño pueden hacer heces vedes y además con diarrea.

Recapitulamos lo que era diarrea:

Muchas veces, mucha cantidad, líquida, con dolor de barriga, come peor y con irritación de la piel al salir.

La causa en estas ocasiones es, que con la diarrea, se acelera tanto el paso por el intestino, que no da tiempo a que la bilis se transforme, con lo que la caca del bebé conserva su color verde.

Esto es muy frecuente, por ejemplo, en las diarreas del lactante producidas por Rotavirus.

Puede aparecer también cuando un niño tiene intolerancia a algún alimento. El más frecuente en causar esto es la Lactosa.

La intolerancia a la lactosa aparece en forma de: Diarrea ácida verdosa.

caca verde en bebé
A diferencia de la anterior esta es una caca verde muy líquida. Si va acompañada de irritación de la piel alrededor del ano es una diarrea. En este caso es verde porque el paso por el intestino ha sido tan rápido que no ha dado tiempo a digerirse la bilis.

Las cacas verdes del bebé pueden desencadenarse a partir de:

  • Cuando pasamos de lactancia materna a artificial en un bebé que no produce cantidad suficiente de lactasa. La lactasa es el enzima que usa nuestro intestino para digerir la lactosa. Algunos bebés producen poca lactasa y eso hace que no puedan digerir la Lactosa. Entonces los gérmenes del intestino la aprovechan, la fermentan y producen ácido láctico. Éste irrita la pared del intestino haciendo que se mueva más de lo normal. Aparece así la diarrea ácida.
  • Puede pasar también en bebés que toman leche materna si no se les deja vaciar el pecho por completo. Por ejemplo cuando se da el pecho y en todas las tomas después se saca con un sacaleches para hacer un banco de leche. Al hacer esto el bebé toma directamente la primera parte de la tetada que es rica en lactosa y se almacena la segunda parte que es rica en proteínas (entre las que está la lactasa) y grasas. O si hay alguna molestia que les impide hacer las tomas completas. Cuando esto ocurre la lactasa que el pecho contiene, y que está concentrada en la parte final de la tetada no sale. El bebé toma una leche muy rica en lactosa, pero sin la lactasa que le ayude a digerirla. Si el bebé en esto casos no tiene lactasa suficiente producida en su intestino aparecen los síntomas de intolerancia a la lactosa.
  • A veces un bebé que digería bien la lactosa pierde esa capacidad de hacerlo. Las causas más frecuentes son:
    • Otra intolerancia o alergia digestiva que dañe la mucosa e impida la regeneración de la pared del intestino. Con lo que pierde la capa superficial, donde están las células que que fabrican la lactasa.
    • Una infección que ataque la pared del intestino y destruya la capa superficial donde se produce la lactasa.
    • Una falta de hierro, necesario para regenerar la pared del intestino. Cuando los bebés van creciendo agotan el hierro que recibieron durante el embarazo. Su alimento esencial, la leche, aporta poco de este mineral. Y con el paso de los meses muchos bebés tienen una carencia. Una de las cosas en las que se nota es en la dificultad para regenerar la pared del intestino y con ella pueden aparecer algunas intolerancias. Estas intolerancias se corrigen dando al bebé un suplemento de hierro.

Puedes ver como tratarlo en el tema de la diarrea.

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Vitamina D en la etapa infantil. Claves para conseguir un nivel adecuado.

Estamos viviendo una etapa excepcional en nuestras vidas. Sin duda la pandemia del COVID-19 ha supuesto un antes y un después en muchos aspectos del día a día. Estamos más preocupados que nunca por mantener un sistema defensivo bien preparado y para lograrlo son imprescindibles ciertos nutrientes. Siempre que pensamos en alimentar suficientemente al sistema defensivo vienen a nuestra cabeza el hierro y la vitamina C. 

Pero no todo el mundo entiende la importancia de la vitamina D en esta labor. El COVID-19 es un virus que no mata por sí mismo, lo hace en realidad una respuesta exagerada del sistema defensivo frente a él. Esto es algo común con otros muchos problemas que aparecen en la infancia. La hiperreactividad bronquial, las alergias, la hipertrofia de adenoides, la dermatitis atópica… son problemas cada vez más comunes en los niños. En todos estos casos él problema no es una incapacidad del sistema defensivo para responder, sino que lo hace de forma demasiado intensa. Aquí es donde cobra especial interés la vitamina D, ya que es un inmundomodulador. Su función es regular la respuesta del sistema defensivo.

Afortunadamente las reacciones graves al COVID-19 no están siendo nada frecuentes en niños. Pero las medidas implementadas para evitar su contagio han supuesto un cambio radical en los hábitos de los niños.

Sabemos que la vitamina D puede adquirirse por ingesta y por producción propia. Para producirla en nuestro cuerpo necesitamos la exposición al sol. Y esto es algo que especialmente en el confinamiento domiciliario de la primera ola se vio muy limitado.

Tampoco podemos olvidar las otras funciones de la vitamina D, que es importante con el Calcio y el Magnesio para la calcificación de los huesos y el crecimiento del esqueleto. Hay múltiples fuentes de estos minerales y de vitamina D en la alimentación, como el huevo, el pescado azul o el marisco, pero sin duda los lácteos destacan en este aspecto. Son productos habitualmente bien aceptados por los niños y que pueden ser enriquecidos en determinados nutrientes, entre ellos en vitamina D. En este sentido las leches infantiles enriquecidas pueden ayudar a incrementar las ingestas de nutrientes deficitarios en la población infantil, y se observa en un estudio reciente realizado en niños españoles (estudio ESNUPI) que los niños que son consumidores de las mismas, aunque no llegaban tampoco a las recomendaciones de vitamina D, sí que presentaban unas ingestas entre 2 y 3 veces mayores que aquéllos que consumían leche sin enriquecer.

En los otros productos como el pescado azul o el marisco tenemos el problema de que tampoco una cantidad excesiva es recomendable por los problemas de acumulación de metales pesados que destaca por ejemplo AESAN.

Nos movemos hoy en día en muchos equilibrios difíciles. En este tema concreto pondré dos ejemplos:

  • El uso de mascarillas como protección frente al COVID-19.
  • Las cremas de protección solar para proteger de la quemadura solar y sus efectos en el envejecimiento celular y el cáncer de piel.

Empecemos con el uso de mascarillas. En nuestro país su uso es obligatorio. Pero no podemos olvidar que en invierno especialmente la exposición al sol ya es escasa, más aún con las medidas de confinamiento. En muchos casos lo poco que nos exponemos al sol en esta estación es en la cara, ya que el resto de la piel se oculta para protegernos del frío. 

Ahora con las mascarillas ocultamos prácticamente la mitad de la piel que antes exponíamos al sol durante el invierno. 

El resultado es que durante el confinamiento hemos visto un aumento claro de problemas como la dermatitis atópica, y llamativamente más en la zona cubierta por la mascarilla. Un problema en el que es clave la falta de vitamina D que actúa como inmunomodulador. Especialmente la producida in situ por la propia exposición al sol. 

En el segundo ejemplo, cada vez estamos más concienciados de los peligros del sol. Las quemaduras solares producen un daño en la piel que reparación tras reparación va produciendo un envejecimiento celular y puede acabar originando cáncer de piel. Por eso es importante hacer una exposición adecuada. Es necesaria para producir vitamina D, pero a la vez debemos evitar la quemadura solar. Centrándonos en evitar la quemadura recomendamos el uso de cremas de protección solar. Pero es cierto que su uso reduce la capacidad de la piel de producir vitamina D, y por tanto en la actualidad esta carencia es más significativa que en otras épocas en las que la población se exponía más al sol sin protección. Sin duda el equilibrio perfecto no se ha logrado aún.

Para que los niños tengan cubierta su necesidad de vitamina D en la actual situación lo recomendable es:

  • Exponerse más al sol. Hacerlo sin protección en las horas en las que el sol no quema, lo que varía según la latitud y la estación del año. Si aumentamos la exposición de forma razonable podemos lograr que aumente la producción endógena de vitamina D y la piel irá incrementando su producción de melanina, que es la mejor protección que existe contra le quemadura solar. Usando por supuesto la protección solar cuando los niños se exponen al sol más tiempo del recomendable o en horas y etapas del año en que la radiación solar puede ser excesiva.
  • Garantizar una ingesta suficiente de vitamina D en nuestra alimentación gracias al consumo de lácteos, huevos, pescado y marisco. En este aspecto, por su aceptación general en los niños y la menor carga de tóxicos frente a otros alimentos de la lista destacan los lácteos y cuando la dieta del niño claramente resulta insuficiente para cubrir esta necesidad, se deberían considerar las leches enriquecidas infantiles con vitamina D que pueden compensar esta carencia.

Bibliografía:

o Ingesta dietética habitual, adecuación nutricional y fuentes alimentarias de calcio, fósforo, magnesio y vitamina D en niños españoles entre uno y <10 años. Resultados del estudio EsNuPI Link: https://www.estudioesnupi.org/datos-y-resultados/ingesta-dietetica-habitual-adecuacion-nutricional-y-fuentes-alimentarias-de-calcio-fosforo-magnesio-y-vitamina-d-en-ninos-espanoles

o Recomendaciones de consumo de pescado por presencia de mercurio https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/seguridad_alimentaria/ampliacion/mercurio.htm

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Cómo saber si mi hijo tiene Intolerancia a la lactosa

Intolerancia a la Lactosa: Comprende fácilmente en qué consiste este problema para digerir el azúcar de la leche y cómo puede resolverse en tu bebé.

¿Qué es la Intolerancia a la Lactosa?

Es la incapacidad para digerir la Lactosa.

¿Qué es la Lactosa?

La lactosa es el azúcar de la leche. Es lo que llamamos un disacárido. Es decir, que su molécula está formada en realidad por dos azúcares unidos: Una molécula de glucosa y otra de galactosa.

El intestino no puede absorber la molécula completa. Debemos partirla para que puedan entrar por separado glucosa y galactosa.

¿Qué es la Lactasa?

El encargado de romper la lactosa para que pueda ser asimilada es un enzima llamado Lactasa. 

Es algo que todas las crías de mamíferos deben tener capacidad de producir en su intestino.

Cuando no se produce suficiente Lactasa y tomamos Lactosa, aparece la intolerancia. 

En realidad la intolerancia a la Lactosa es la norma y no la excepción. Pero depende de la Genética.

En condiciones normales, llegada cierta edad, los mamíferos pierden la capacidad de producir lactasa. Esa edad en los seres humanos estaba entre los dos y los seis años.

Antes de que existiese la ganadería, los niños dejaban de consumir leche en ese rango de edad y por tanto dejaba de tener sentido la presencia de ese enzima en el intestino. La capacidad de seguir produciendo Lactasa tras la edad natural de lactancia es algo que apareció hace unos 10.000 años en las zonas donde los humanos realizaban ganadería de especies cuya leche era rica en lactosa. Por eso en las zonas de tradicional ganadería de vaca, como el norte de Europa o algunas razas ganaderas de vaca en África la intolerancia a la lactosa es algo muy raro. 

Sin embargo, la intolerancia a la lactosa es uno de los trastornos alimentarios más frecuentes, fuera de las zonas tradicionalmente ganaderas de vaca. En la zona mediterránea de Europa, donde está España, la leche consumida tradicionalmente fue de cabra y oveja, dos especies que liberan lactasa en su leche, por lo que aunque la persona no produzca lactasa suelen ser bien toleradas. Por eso en esta zona la intolerancia a la Lactosa puede llegar al 20-25 %. De hecho, yo mismo soy intolerante a la lactosa.

Hay razas en las que es raro y otras en las que es casi la norma.

Es casi normal por encima de los 4-6 años. Pero a veces ocurre incluso en bebés.

Si quieres saber si tú o tu bebé tenéis estos genes que predisponen a la intolerancia a la lactosa junto a otros muchos de otras patologías tienes a tu disposición análisis genéticos.

Síntomas de la Intolerancia a la Lactosa

Cuando alguien pierde la capacidad de digerir la lactosa y la toma aparecen una serie de reacciones poco agradables:

       Al no poder absorber la lactosa esta queda en el intestino sirviendo para que demasiadas bacterias se alimenten. Aumenta su número, lo que produce irritación en el intestino. Es lo que llamamos una Disbacteriosis.

       Estas bacterias fermentan la lactosa produciendo muchos gases. Lo que da a su vez más dolor abdominal.

       La fermentación de la lactosa produce ácido láctico, que vuelve las heces más irritantes al salir.

       Acaba produciendo una diarrea verdosa con dolor intenso e irritación de la piel en torno al ano.

Nada agradable. Cuando los mamíferos dejan de producir lactasa acaban rechazando la leche porque les sienta fatal.

Hace miles de años algunos seres humanos sufrieron mutaciones que les hicieron que siguieran produciendo lactasa más allá de la edad normal. En las razas ganaderas esto era una ventaja y la mutación fue extendiéndose hasta ser mayoría los adultos que toleran la lactosa en esas civilizaciones ganaderas.

Intolerancia a la Lactosa y Cólico del Lactante

Esta intolerancia es uno de los problemas que puede originar Cólico del Lactante en algunos bebés. Si deseas conocer los demás te recomiendo que visites nuestro Proyecto «Bebé sin Cólico».

Intolerancia Secundaria a la Lactosa

No todas las intolerancias a la lactosa son genéticas y definitivas.

La Lactasa se produce en la parte más superficial de la mucosa del intestino.

Si esta zona se pierde, la capacidad de digerir la lactosa puede alterarse de forma temporal. Cuando la pared intestinal se regenera recuperamos esa capacidad.

Las causas que con más frecuencia pueden llevar a una Intolerancia Secundaria a la Lactosa son:

  • Una infección del intestino. Cuando una gastroenteritis produce una diarrea intensa puede deteriorar la pared intestinal tanto que nos volvamos intolerantes a la lactosa. Una vez que incluso la infección ha cedido, la diarrea puede seguir porque si tomamos leche esta no pueda ser digerida y la intolerancia haga un círculo vicioso: Intolerancia-diarrea-intolerancia…
  • Otra intolerancia o alergia alimentaria. Cualquier intolerancia o alergia que afecte al intestino puede hacer que se pierda la capacidad de digerir la lactosa. Ya que al inflamar la pared puede causar que la zona donde se produce lactasa se pierda. Debemos sospechar que esto ocurre cuando tras retirar la lactosa hay una mejoría, pero sólo parcial. Suele significar que hay otro problema de base que no hemos resuelto.
  • Falta de hierro. Muchos bebés en torno a los 4-6 meses presentan una carencia de hierro. El hierro es necesario para regenerar la pared del intestino. Cuando éste falta podemos tener dificultades para que la zona más superficial, donde se produce la Lactasa se regenere adecuadamente. Puede aparecer una Intolerancia que mejora no eliminando la lactosa, sino aportando un suplemento de hierro.
  • Alteraciones de la Flora Intestinal. Ciertos gérmenes, como la Cándida Albicans pueden asentar en nuestro intestino y producen sustancias que irritan y dificultan el bienestar de la mucosa intestinal. Como consecuencia podemos desarrollar una intolerancia secundaria. Esto es fácil que ocurra tras una gastroenteritis agresiva, en la que la Flora intestinal se ha dañado mucho o tras tomar antibióticos, ya que los antibióticos eliminan la mayoría de los gérmenes del intestino, pero no a la Candida que es un hongo y resiste al efecto del antibiótico.

Si tienes alguna duda puedo resolvértela por WhatsApp en menos de 24 horas.

Qué hacer si sospechas que tu hijo tiene intolerancia a la lactosa

Depende de la edad y de qué se alimenta:

Lactancia Materna exclusiva.

En los niños que toman lactancia materna exclusiva sólo puede haber signos de intolerancia a la lactosa si el pecho se vacía mal.

En la leche que sale al principio hay mucha lactosa y poca lactasa.

Por lo que si se interrumpen las tomas, habitualmente por una indicación errónea de que la toma de cada pecho debe tener una duración limitada, puede haber una carencia de lactasa.

La solución es dejar que vacíe cada pecho hasta que no quiera más.

Cuando toma ya Lactancia artificial o Leche de vaca entera

Si toma leche artificial, ésta tiene lactosa. Pero no Lactasa.

Si el niño no la produce aparece la Intolerancia a la Lactosa.

La solución es darle una leche sin lactosa adecuada para su edad:

– Leche adaptada de inicio sin lactosa en los 6 primeros meses de vida.

– Leche adaptada de continuación sin lactosa entre los 6 meses y el año de vida.

– Leche entera de vaca sin lactosa por encima del año de vida.

Puede tomar yogur normal o queso normal. Debe evitar aquellos con lactosa añadida tras acabar la fermentación.

Además de retirar la Lactosa es importante…

Cuando retiramos la lactosa, si hay una clara mejora de los síntomas es que el niño tenía intolerancia a la lactosa.

Pero muchas de estas intolerancias son transitorias.

Por eso, yo recomiendo durante la fase sin lactosa (unas 2 semanas) ofrecer al niño:

– Un suplemento de hierro. Es necesario para reparar la pared del intestino.

Probióticos: Cuando eliminamos el recurso extra de lactosa que está manteniendo a una población excesiva e inadecuada de gérmenes en el intestino, debemos restablecer el equilibrio de la flora intestinal. Debemos añadir dos tipos de probióticos diferentes:

– Levaduras.

– Bifidobacterias y Lactobacilos.

Tras esas dos semanas sin lactosa y tomando hierro y probióticos, la mayoría de las intolerancias transitorias a la lactosa se han corregido y al reintroducir la lactosa ya es bien tolerada.

Estas intolerancias transitorias son más frecuentes en algunas personas. Por lo que siempre que veamos aparecer los síntomas típicos (diarrea ácida con gases y dolor abdominal) podemos repetir esta pauta para recuperar la tolerancia.

Intolerancia a la lactosa en niños y bebés

Diagnóstico de la intolerancia a la Lactosa.

La intolerancia a la lactosa, tanto si es definitiva como en las transitorias tiene una base genética que puede estudiarse mediante análisis.

Hay también analíticas como el test del hidrógeno espirado que pueden decirnos si en este momento el niño digiere o no la lactosa. Pero no diferencia entre la intolerancia transitoria y la definitiva.

También podemos retirar y reintroducir la lactosa cada vez que el niño tiene síntomas sugerentes (gases, ardores, diarrea ácida…).

Hay muchos casos en los que niños que han sufrido intolerancia transitoria tienen una limitación en su dieta que era innecesaria. Otros en los que arrastran los síntomas durante años, porque son leves o moderados, pero empeoran la calidad de vida del niño.

Lo único capaz de darnos un diagnóstico definitivo que nos dice si el bebé debe o no eliminar la lactosa de su dieta de forma definitiva es el test genético. Estamos en el siglo XXI y este recurso está disponible.

Por tanto, si tu hijo tiene síntomas sugerentes de intolerancia a la lactosa te recomiendo que pruebes a retirarla de su dieta. Si mejora claramente es que en este momento tiene esa intolerancia, puedes intentar recuperar la tolerancia con un suplemento de hierro y probióticos durante las dos semanas de dieta sin lactosa. Pero si quieres una respuesta definitiva sobre si la lactosa puede estar en su dieta sin problema o debes retirarla de por vida, la genética puede dártela.

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Alergia o intolerancia a proteínas de leche de vaca

Inmunoterapia para eliminar la Alergia a Proteínas de la Leche de Vaca en niños y bebés.

Alergia a proteínas de la leche de Vaca. Bebés a los que sienta mal la leche de vaca y sus derivados. Cómo se diagnostica y se trata. Podemos eliminar la alergia con Inmunoterapia.

Se habla mucho sobre la leche de vaca. Hay quien la considera un alimento imprescindible para los niños y quien la llama directamente veneno.

Como de costumbre, ni un extremo, ni el otro. La leche es un alimento completo, pero no imprescindible. Su mala fama nace de que es el alimento que con más frecuencia produce alergias o intolerancias.

Hay dos elementos que pueden generarlo:

  • Proteínas de leche de vaca. Especialmente la Caseína, la lactoalbúmina y la lactoglobulina.
  • Lactosa. Es el azúcar de la leche.

En este artículo nos centraremos en las proteínas de la leche de vaca.

Hay otro artículo en el que hablo de la intolerancia a la lactosa.

Alergia a proteínas de leche de vaca:

¿Qué notamos en el bebé cuando toma leche y tiene alergia?

  • Una reacción al tomar leche de vaca con vómitos, diarrea, erupción en la piel, tos, bajada de tensión con palidez de piel y decaimiento. La alergia significa que el sistema defensivo del bebé se defiende contra las proteínas de leche de vaca porque considera que son algo agresivo. Si ocurre esto, sospechamos que puede haber una alergia.
  • A veces la alergia es más lenta, produciendo unos síntomas menos llamativos: Dolores de barriga, duerme mal, dermatitis atópica o del pañal que no acaba de mejorar, tendencia a responder de forma inadecuada a las infecciones…

Analíticas para confirmar la alergia a proteínas de leche de vaca:

  • IgE total elevada. Son los anticuerpos que habitualmente suben en las alergias. Las cifras totales elevadas nos dicen que hay algo que le está generando sensibilización del sistema defensivo. Pero no nos dice qué.
  • IgE específica a caseína, Alfalactoalbúmina y Betalactoglobulina. Son las tres proteínas de la leche a las que son alérgicos con más frecuencia. Si sale positiva a alguna o varias de ellas se confirma la sensibilización. Pero:
    • Si son negativas no se descarta. Porque en la leche hay muchas más proteínas capaces de causar alergia y también hay alergias no mediadas por IgE.
    • Hay niños con IgE positiva que sin embargo cuando tienen contacto con la leche no reaccionan. Hablamos de sensibilización pero en este caso sin alergia.
  • Prick o prueba de parche positiva: Contacto en la piel con aquello que sospechamos que produce la alergia. Esta prueba es más fiable, porque probamos con leche completa y sea lo que sea que produzca alergia, el cuerpo reacciona. También tiene 2 problemas:
    • Tiene sus riesgos, especialmente cuando la primera reacción ha sido muy intensa. Si hacemos una herida leve y ahí aplicamos la leche la tendencia a reaccionar del sistema defensivo aumenta. Hacer pruebas de Prick varias veces a un niño puede hacer que sus reacciones a la leche sean cada vez mayores. Hasta el punto de llegar a veces a hacer un shock anafiláctico con una prueba de Prick.
    • Que tenga un Prick positivo no implica que tomando la leche por vía oral genere reacción.

Intolerancia a proteínas de leche de vaca:

¿Qué notamos en el bebé?

En este caso no es que el sistema defensivo se defienda por error contra las proteínas de leche de vaca. El problema es que el intestino del bebé no puede digerirlas. Cuando quedan sin digerir, algunos gérmenes de la flora intestinal lo hacen y pueden liberar sustancias que irritan el intestino, haciendo que no absorba bien el resto de nutrientes y provocando molestias.

Las más frecuentes son: Digestiones pesadas, irritabilidad, no gana peso, diarrea o vómitos esporádicos.

Pruebas para confirmar:

  • IgA sérica elevada. A veces aparece. Pero con frecuencia no.
  • Esteatorrea o creatorrea elevados. Es decir, como el intestino está irritado no podemos absorber bien los nutrientes y hay demasiada grasa en las heces y algunas otras indicaciones de que algo no va bien.
  • En biopsia (no indicada) se verían zonas de atrofia vellositaria parcheadas. Se hace en estudios, pero no es necesaria para diagnosticar la intolerancia.

Diagnosticar Alergia o intolerancia a las proteínas de la leche de vaca: Retirada- Reintroducción

Es la prueba más clara y la que yo suelo usar siempre que la reacción al tomar la leche no genere síntomas demasiado intensos.

Si sospechamos que un bebé tiene intolerancia o alergia a las proteínas de leche de vaca, podemos retirarlas de su alimentación. Al hacerlo el bebé suele mejorar en unas semanas (2-4 semanas suele ser suficiente).

Tras ese periodo reintroducimos de nuevo las proteínas de leche de vaca en su dieta y si hay Intolerancia o Alergia , las molestias reaparecen en pocos días. A veces en horas.

Esta es la única prueba que responde a las dos preguntas esenciales ante una alergia o intolerancia digestiva:

  • ¿Cuál es el causante?
  • ¿Es mejor mantener el alimento en la dieta o eliminarlo?

Esta prueba no precisa medios técnicos, no hay que pinchar al niño, no precisa la remisión a un especialista para realizarla…

Leches especiales para niños que no toleran la leche de vaca:

Esto puede ocurrir también en niños que toman sólo pecho, pero cuya madre toma leche de vaca o productos que la contienen en sus ingredientes. Cuando esto ocurre se trata eliminando la leche de vaca de la alimentación de la madre.

El tratamiento en los bebés que toman leche artificial es cambiarla por otra que:

  • No contenga proteínas de leche de vaca. Especialmente útiles en alergias muy marcadas. Hoy en día las hay de soja o de arroz. Las de soja no me gustan porque pueden generar alergias cruzadas con la de vaca.
  • En alergias o intolerancias leves pueden usarse leches hidrolizadas o parcialmente hidrolizadas a partir de leche de vaca.
  • Las elementales son leches en las que rompemos tanto las proteínas que ya sólo quedan aminoácidos individuales. Se usan en alergias muy intensas.

Pero es tu pediatra o el digestivo infantil quien te indicará la más adecuada en cada caso.

Actuación en niños a los que sientan mal las proteínas de leche de vaca

La leche de vaca es algo omnipresente en la alimentación occidental.

En la mayoría de los casos la intolerancia a las proteínas de la leche de vaca acaba desapareciendo con la edad conforme madura el intestino.

Pero la alergia puede reducirse, aumentar o persistir durante mucho tiempo. El riesgo más importante en un niño que va creciendo y sigue siendo alérgico a la leche de vaca, especialmente en las alergias graves, es que conforme crece cada vez resulta más difícil evitar los contactos accidentales. Es vivir con una espada de Damocles sobre su cabeza.

Pero además, durante los primeros años de vida la tendencia de las alergias es a desaparecer. Conforme va creciendo, si la alergia persiste cada vez tiene más riesgo de que persista de por vida.

Inmunoterapia

Cada vez más se tiende a buscar la tolerancia de forma activa. Esto es lo que yo hago en mi consulta. Se puede conseguir en casi todos los niños que dejen de ser alérgicos a la leche en menos de un año. Y se puede hacer de forma que además normalicemos el funcionamiento del sistema defensivo. Porque una alergia alimentaria no es algo aislado. Es una señal de que la inmunidad está mal regulada.

Una mala regulación que en algunos niños va aumentando su lista de señales poco a poco con dermatitis atópica, una lista creciente de alergias alimentarias, hiperreactividad bronquial, asma…

Si tu hijo tiene alergia a las proteínas de la leche de vaca y tienes interés por hacer este proceso de normalización del sistema defensivo consiguiendo la tolerancia a la leche pregunta a tu pediatra.

Yo también estoy a tu disposición en mi consulta en Granada o para que me consultes online.

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Rituales para dormir en niños

Los Rituales de sueño en niños y bebés son la clave de muchos problemas. Te explico cómo se generan y cómo cambiarlos.

¿Qué es un ritual de sueño?

Pues lo que hacemos por costumbre como forma para dormirnos. Todos tenemos un grupo de rituales de sueño.

Hay adultos para las que estos rituales son más sencillos (necesitan tener sueño y poco más) y otros que los tienen más complejos (con más condicionantes y pasos que una receta de alta cocina).

La mayoría de las veces no somos conscientes de cómo hemos llegado a tener el ritual de sueño que realizamos cada noche. Y es porque lo hemos ido elaborando a lo largo de nuestra vida sin pensar en él de forma consciente.

Cuando hablamos de niños y problemas de sueño, los padres no entendemos muchas veces que nuestro hijo tiende a repetir el mismo ritual cada vez que se despierta.

¿Cómo se establece ese ritual en los niños?

Los bebés ya desde que nacen tienen algunas tendencias naturales que influyen en el ritual de sueño que se va afianzando conforme crecen:

Necesidad de alimentarse. De hecho, los bebés en las primeras semanas salen de su sueño poco más que para alimentarse. Se despiertan en muchos casos por hambre, y tienden a dormirse en cuanto son saciados. Como no pueden alimentarse sólos, es normal que en esas primeras semanas los niños empiecen durmiéndose en brazos. Ya que es en brazos como comen.

Necesidad de afecto y seguridad. Aparte de por hambre y porque pueda estar incómodo por frío, calor, necesidad de cambio de pañal, algún ruido intenso… los bebés, buscan el contacto con sus cuidadores. Y sienten seguridad y bienestar con ese contacto. Por lo que además de dormirse en brazos cuando comen, lo hacen también en brazos cuando lo único que necesitan en ese momento es seguridad y afecto.

Por eso lo más habitual en niños pequeños es que se duerman con facilidad en contacto con su cuidador (habitualmente la madre si se toma el pecho).

Pero ese ritual inicial va cambiando después. Siempre se ve influenciado por lo que hay a nuestro alrededor. Y más tarde o más temprano acabamos desarrollando un ritual en el que somos capaces de conciliar el sueño de forma más independiente, sin necesidad de alimentarnos, sin contar con la colaboración de nadie que nos proporcione afecto o seguridad… Esto lo acaban alcanzando todos los niños más tarde o más temprano. La mayoría entre los 2 y los 5-7 años.

Cuando se habla de escoger formas de dormir a los niños, lo que estamos hablando es sobre si preferimos que esa evolución del sueño en brazos al sueño independiente se haga más rápido o menos y de las formas en las que escogemos que se haga esa transición.

Opciones

Y es aquí donde aparecen las discrepancias o tal como me gusta a mí verlo, las opciones. Porque no creo que sea cuestión de llegar a definir la forma correcta (aunque para mí sí las hay incorrectas –mi opinión sobre el método Estivill-), sino de que cada familia escoja la que mejor se adapte a sus preferencias y sus necesidades:

– Hay familias que pueden permitirse que el ritmo lo marque el niño con su evolución natural y prefieren respetar al máximo su evolución. Pero esto es a veces un lujo y cuando lo defendemos como única opción podemos hacer mucho daño.

– Otras familias tienen la necesidad de que la evolución sea más rápida para adaptarse a unas condiciones de organización que son menos flexibles (trabajo, necesidad de escolarización…) y no pueden escoger como querrían (lo que por desgracia es muy frecuente hoy en día) o simplemente por una elección personal prefieren no hacer colecho.

Situaciones de conflicto

En muchos casos los problemas surgen cuando el ritual que usa el niño tiene un ritual que precisa la colaboración de los padres, pero hemos escogido una forma de dormir que dificulta esa colaboración. Y ante eso hay dos opciones, facilitamos la colaboración o facilitamos al niño un ritual alternativo para que sea capaz de dormir sin ella.

El niño cuyo ritual incluye el contacto con los padres pero duerme separado de ellos. Es decir, lo dormimos en brazos pero queremos que duerma en su cuna. Cada vez que se despierte va a pedir que lo vuelvan a coger. Y si los padres deciden no hacerlo surgen las disputas. Es lo que llamo colecho no aceptado.

El niño cuyo ritual incluye el contacto con los padres y duerme con ellos, pero no es compatible con el sueño de alguno de los padres. Hay personas que no son capaces de dormir con su hijo a su lado. Sea por miedo a hacerle daño, porque tienen un sueño muy ligero y se despiertan con cualquier ruido o movimiento del niño o por lo que sea. Pero en algunos casos es una realidad.

En ambos casos el problema es que estamos escogiendo una opción que no se adapta a las necesidades de todos los implicados.

Cuando esto ocurre, las noches dejan de ser la fase de descanso que todo cuerpo necesita, para ser un foco de estrés importante. La única forma de resolverlo es lograr la coherencia:

– Si escogemos que nuestro hijo se duerma con nuestra colaboración y somos capaces de dormir con el niño, el colecho (dormir juntos) es la forma más sencilla de que descansemos todos.

– Si no podemos o no deseamos dormir con nuestro hijo, hay formas y momentos de facilitar la evolución hacia el sueño independiente más respetuosas y que desde luego no precisan que le niño llore.

No creo que sea labor de los profesionales escoger por los padres o hacerles sentir culpables por elegir una opción u otra. Es decisión de cada familia.

Si necesitas mi ayuda para que te explique de forma concreta cómo conseguir un sueño de buena calidad en vuestro caso puedes hacerme una consulta por WhatsApp. Contestaré en menos de 24 horas.

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Leches Animales y Bebidas Vegetales en Alimentación Infantil

Diferencia entre leches animales y bebidas vegetales

Leches Animales y Bebidas Vegetales en Alimentación Infantil

No toda bebida blanca es leche. Hoy en día podemos escoger entre muchas opciones en nuestra alimentación. ¿Por qué las “leches vegetales” no son Leche?

Todos los bebés tienen una etapa inicial de su vida en la que se alimentan sólo con leche. Tras esa etapa de Lactancia Exclusiva se introduce la alimentación complementaria, pero la leche sigue representando un papel esencial en su alimentación al menos en los primeros años de vida.

¿Qué es la leche?

Según la Wikipedia: “La leche (en latín: lac, ‘leche’) es una secreción nutritiva de color blanquecino opaco producida por las células secretoras de las glándulas mamarias o mamas de las hembras de los mamíferos.

¿Existen las leches vegetales?

Según la misma Wikipedia:

”Las leches vegetales son suspensiones de material vegetal disuelto y desintegrado en agua, que tienen un aspecto similar a la leche de origen animal, pero no son productos lácteos.​ Se elaboran a partir de ciertas variedades de frutos secos, cereales, legumbres y otras semillas, extrayendo el material vegetal en agua, separando el líquido y formulando el producto final, generalmente con adición de ingredientes para permitir su conservación y mejorar su sabor y sus propiedades nutricionales. Aunque se publicitan como saludables y sanas, a fecha de 2018 no se han realizado suficientes investigaciones para comprender las implicaciones nutricionales de su consumo a corto y largo plazo. La mayoría de estas bebidas carecen del equilibrio nutricional de las leches animales, son bajas en proteínas, grasas, calorías, hierro, y algunas tienen contenidos de proteínas y calcio extremadamente bajos. 

Las leches vegetales no son un adecuado sustituto de la leche materna, de las fórmulas infantiles ni de la leche animal en los primeros dos años de vida.

Con el objetivo de no confundir al consumidor, en los países de la Unión Europea desde 2013 la legislación prohíbe el uso de la palabra «leche» para designar las bebidas vegetales. (Reglamento (UE) Nº 1308/2013 del Parlamento Europeo y del Consejo de 17 de diciembre de 2013. L 347/814)”

La mejor leche es la Materna.

Cada especie animal produce leche optimizada durante todo su proceso evolutivo para el desarrollo de sus crías. De modo que la mejor leche para los bebés es la Leche de su Madre.

Esta leche materna suple las necesidades del bebé durante los primeros meses de vida. Y cuando necesite una alimentación más variada seguirá siendo la mejor leche que puede tomar mientras la madre y el niño quieran prolongar esa lactancia.

Cuando no se dispone de leche materna.

Como mamíferos necesitamos la leche en la alimentación de nuestros bebés. Cuando la mejor posible, que es la materna, no está disponible el bebé necesita un sustituto que cubra sus necesidades nutricionales lo mejor posible, aunque nunca lo hará tan bien como la original.

La primera aproximación lógica es buscar productos naturales “parecidos” a la leche humana.

Aquí aparecen las leches de otros mamíferos, que están diseñadas para sus crías, no para las humanas, pero reúnen algunas características comunes. Como la leche de cada especie tiene variaciones importantes, cuando tenemos que alimentar a un bebé con una leche no humana hay que modificarla para adaptarla lo más posible a la composición de la leche materna.

Otra limitación es la tolerancia. Los bebés no tienen capacidad para digerir la leche de otros animales si no modificamos su composición, pudiendo aparecer intolerancias y alergias importantes si las tomasen en su forma original. Hasta tal punto que la alergia a proteínas de la leche animal es una de las más frecuentes en los bebés. Por lo que debemos comprobar cuál es la forma en la que deben presentarse esas proteínas para ser toleradas por los niños.

Así se hacen las Fórmulas Infantiles. Adaptando la leche de otros mamíferos a la tolerancia y nutrición adecuada para los bebés.

Esta tarea es más importante cuanto menor sea la edad, ya que si va a constituir su única fuente de nutrientes es mucho más delicado que cuando sea un alimento esencial pero parte de una dieta completa. Por eso son más estrictas en los primeros meses de vida donde sólo toma leche, algo menores hasta los 12-18 meses cuando sigue siendo un elemento muy importante de la alimentación y por encima de esta edad pueden tomar los productos alternativos incluso sin modificación.

Para que un producto sea comercializado en Europa destinado a bebés menores de 12-18 meses debe demostrar que puede cubrir las necesidades mínimas del bebé y ser adecuadamente tolerado. Esto lo comprueba la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria).

En la actualidad la EFSA acepta que sirvan de base para Fórmulas Infantiles la leche de vaca y la de cabra. Son dos leches animales que han demostrado que cumplen los requerimientos: Aportan nutrientes que cubran las necesidades del bebé y pueden ser adaptadas para que se toleren bien.

Ante la frecuencia de las alergias a las proteínas de la leche animal se pensó en ofrecer alternativas diferentes como las Bebidas Vegetales. Su problema es que no eliminan el problema de la alergia, ya que también se pueden generar alergias a las proteínas vegetales (la alergia a la soja puede ser mucho peor que a las proteínas de la leche), y su composición no se parece en prácticamente nada a la Leche. Se puede hacer un esfuerzo de diseño para adaptarlas en muchos de sus parámetros, de forma que en bebés que no pueden tomar leche materna y tienen alergia a las proteínas de la leche animal, se dispone de Sustitutos diseñados desde el arroz o la soja.

Comparativa de las opciones para bebés en los primeros 12-18 meses.

Si tienes que ofrecer un sustituto de algo en nutrición, lo ideal es buscar otro producto natural, lo menos modificado posible que se adapte a esa función, ya que toda modificación desvirtúa al producto natural, pudiendo degradar nutrientes que conviene mantener.

Nuestra capacidad técnica cada vez es mayor y podemos hacer modificaciones de todo aquello que conozcamos que debe cambiarse. En esto el avance es constante, pero cuantas menos modificaciones necesite el producto original para cumplir su función mejor, porque será más natural.

De entrada, que un producto necesite más cambios conocidos, implica que posiblemente tenga más diferencias desconocidas y que por lo tanto está más lejos de la solución óptima (que sería la leche materna).

Modificación fórmula infantil cabra vaca

En ese sentido podemos establecer una escala clara. Por orden de más simple a más complejo, el proceso de adaptación que necesitamos para generar un producto para bebés que cumpla mínimamente su función según el punto de partida es:

  • Leche Materna. Tal cual, directa al bebé desde su envase natural. Sin modificación alguna. La mejor e inigualable.
  • Leche de Vaca. Es la más usada por ser la más accesible. Su proceso de adaptación es más complejo que con la leche de cabra, pero mucho menor que con las de origen vegetal. Precisa separar el suero de la leche, procesar las proteínas para hacerlas más digeribles y menos alergénicas; equilibrar otros componentes para adecuar las proporciones a las de la leche materna y cambiar el ácido palmítico en su forma original por otra más digerible.
  • Leche de Cabra. Por su modo de secreción y su composición es la más parecida de las 3 siguientes a la leche materna. Por lo que el proceso de modificación para ofrecerla a un bebé es muy simple: Se deshidrata para convertirla en leche en polvo y se añaden algunos nutrientes deficitarios. Esta adaptación es más simple porque los principales problemas de tolerancia que pueden surgir con esta leche son menores que con otras opciones:
    • Alergia a proteínas. La proteína presente en la leche animal que más alergias causa es la S1 Caseína. La leche de cabra contiene 20 veces menos que la de vaca.
    • Intolerancia a la lactosa. La leche de cabra contiene lactasa, como la humana. Lo que implica que aunque un niño no produzca lactasa no aparecen síntomas de intolerancia, ya que la lactosa va digerida por un encima que está presente en la propia leche. La leche de vaca tiene lactosa, pero no lactasa, por lo que si el niño no la produce no puede digerirla y aparecen los síntomas de intolerancia.
    • La grasa de la leche de cabra es más digerible evitando problemas como estreñimiento y reflujo más frecuente con la de vaca.
  • Productos vegetales como Arroz o Soja. No tienen nada que ver con la Leche. Por ello el proceso de adaptación es mucho más complejo. Son la opción que implica una labor de diseño más artificial. Puede ser la alternativa para aquellos en que no hay leche materna y las de origen animal no son toleradas.

Por encima de los 12-18 meses.

Son niños de edad superior en los que la leche ya es uno más de los productos de la dieta y su madurez digestiva se considera completa.

Ésta supera en duración los 12-18 meses, porque la leche sigue aportando elementos esenciales a la dieta del niño como:

– Calcio y Vitamina D necesarias para la formación del esqueleto.

– Proteínas de alta calidad para el crecimiento.

– Grasas de alta calidad para la formación de masa cerebral.

Las bebidas vegetales pueden aportar el Calcio y la Vitamina D, pero las proteínas y grasas de alta calidad no están en esta alternativa. Por eso la leche materna o en su defecto leches animales son recomendables durante los primeros años de vida, pero las bebidas vegetales claramente son insuficientes para cubrir las necesidades de un niño en crecimiento.

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¿Vitaminas en niños sanos con dieta adecuada?

Vitaminas en niños, dieta variada o suplementos

Las vitaminas son imprescindibles para nuestro cuerpo. ¿Necesita tu hijo un suplemento aunque esté sano? ¿Aunque tenga una dieta variada?

Este artículo está escrito en respuesta a una de nuestras mamás (Marytza) en la Página de Facebook: “Es conveniente Dar vitaminas a niños, 3 años en adelante aunque estén sanos para un mejor crecimiento.”

¿Qué son las vitaminas?

Nuestro cuerpo recibe todo su alimento de lo que comemos. Todas las moléculas que nos forman han salido de alguna parte. Unas las fabrica el propio organismo a partir de otras.

Por ejemplo, las proteínas son cadenas de aminoácidos. Disponiendo de todas las piezas básicas que llamamos aminoácidos podemos construir todas las proteínas que necesitamos. Algunos de esos aminoácidos podemos también construirlos, otros son los que llamamos “esenciales”, porque sólo podemos obtenerlos de nuestra comida. Somos incapaces de producirlos si nos faltan.

Las vitaminas son moléculas esenciales que necesitamos, pero más que para formar parte de nuestra estructura son imprescindibles para el funcionamiento de nuestro metabolismo.

El metabolismo son todas las reacciones químicas que permiten funcionar a los seres vivos. Son reacciones muy completas en las que intervienen muchos ingredientes.

Las vitaminas son imprescindibles para realizar algunas de esas reacciones y en otras simplemente actúan mejorando su eficiencia.

Algunas vitaminas puede producirlas el propio cuerpo y otras tienen que venir de fuera. Estas últimas son las que llamamos esenciales.

Enfermedades por falta de vitaminas.

Cuando hay una falta mantenida de alguna vitamina en el cuerpo pueden aparecer enfermedades.

Algunos de los ejemplos más conocidos:

– Escorbuto: Falta de vitamina C que se caracteriza entre otros síntomas por una debilidad de las mucosas son sangrado difícil de reparar.

– Raquitismo: Falta de vitamina D que se traduce en una falta de calcificación de los huesos y otros problemas.

– Anemia: La falta de Vitamina B12 por ejemplo puede dar una anemia con falta de hemoglobina y glóbulos rojos grandes…

La enfermedad surge porque cierta reacción química que necesita esas vitaminas para producirse de forma adecuada está fallando por su carencia.

Estas enfermedades por falta de vitaminas han sido muy comunes en la historia de la Humanidad. Especialmente en regiones donde la malnutrición era importante ha habido épocas en las que casi toda la población tenía carencias de este tipo.

Descubrir qué vitamina evitaba qué enfermedad permitió resolver muchas de estas dolencias cuando no era posible facilitar una dieta suficientemente rica y abundante para todos.

Eran parches, pero parches que permitían sobrevivir.

Dieta variada y suplementos nutricionales.

En una dieta suficientemente abundante y variada no hay carencias de vitaminas.

Hoy en día la falta de cantidad de comida ya no es un problema en la mayoría de nuestras sociedades. De hecho hay muchos más obesos que famélicos en nuestro planeta. Que siga habiendo hambre con el grave problema de obesidad al mismo tiempo es una muestra clara de injusticia en el reparto de recursos.

Pero si estás leyendo esto es que tienes acceso a internet. Y eso casi garantiza que hambre no debes estar pasando. Si no tienes para comer, menos aún tendrás un dispositivo electrónico con una línea de datos (digo yo).

Centrados en la pregunta: En una dieta variada están todas las vitaminas en cantidades más que de sobra.

Y tener más vitaminas de las necesarias no solo no sirve para nada, sin que algunas en dosis más altas de lo necesario pueden ser perjudiciales.

Por tanto ¿tiene sentido dar un suplemento de vitaminas para que un niño sano crezca mejor?

La respuesta es simple: Dale una dieta variada. 

Si la tiene las vitaminas en suplemento sobran. No son positivas y pueden ser negativas (intoxicaciones por exceso especialmente en las liposolubles).

Si la dieta no es variada, el complemento de vitaminas es un parche. Un parte que en sociedades con falta de comida podía estar justificado. Pero que en una sociedad en la que no falta comida significa resignarse a perder una de las luchas más importantes para la salud de tu hijo.

Puede tener sentido dar suplementos de vitaminas concretas para problemas definidos mientras logramos que la dieta se las aporte. Pero la indicación de esa vitamina por el médico debe ir acompañada de una lista de alimentos ricos en ella y una estrategia clara para lograr que acabe recibiéndola de la alimentación.

Recurrir a complejos vitamínicos generales porque come mal yo lo equiparo a una rendición general. No hagas esto. No te rindas.

Y si te preguntas cómo lograr que tu hijo coma variado lee este artículo.

Pero y si come bien, al darle vitaminas ¿crecerá mejor?

¿Qué entendemos por crecer mejor? ¿Más grande? ¿Más gordo?

¿Es un objetivo que sea más alto o más gordo?

Cada persona tiene una genética. Hay quien tiene padres bajos y será bajo seguramente aunque se alimente bien y por muchas vitaminas que tome. Pero yo, que no lo soy (188 cm) os digo que no es una ventaja se alto.

Sé que todos ansiamos lo que no tenemos. Que el bajo querría ser más alto, y el alto no querría los dolores de espalda y articulaciones como las rodillas que van con su altura.

Sea la que sea la genética de tu hijo, no la vas a cambiar. Ni falta que hace. Es perfecto siendo como es. Todos los seres lo somos. No hay una versión mejorada de nosotros. Hay versión enferma y versión sana. Debemos buscar la sana y para esto tienen sentido buenos hábitos de salud, entre los que una buena calidad de sueño, el ejercicio físico y una dieta variada y de cantidad adecuada (ni escasa ni excesiva) son pilares esenciales.

Si se tienen, un suplemento de vitaminas más allá de lo que el cuerpo ya recibe en una dieta que cubre sus necesidades no aporta nada.

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¿Por qué mi ?? Bebé Recién Nacido No Duerme??

Por qué mi bebé recién nacido no duerme de noche

No es que no duerme, sino que algunos Bebés Recién Nacidos pueden hacerlo de día y durante la noche no paran de llorar. Te explico porqué y cómo resolverlo.

Cuando un bebé nace no tiene aún definido un Ciclo claro de Día / Noche.

Es lo que llamamos ritmo circadiano.

 

Hay ciertos patrones que durante todo el embarazo han influido para que empiece a tenerlo. Su madre durante el día estaba más activa y de noche descansaba. Sustancias como la Melatonina materna pasan a través de la placenta y actúan en el feto antes de su nacimiento.

Pero cuando nace son factores externos los que influyen de forma mucho más directa para definir este ritmo. Especialmente dos:

– Cobertura de sus necesidades.

– Iluminación.

Necesidades del bebé recién nacido y llanto

¿Recordáis los Tamagochis? Esos juguetes electrónicos de hace unos años que se quejaban constantemente y sólo dejaban de hacerlo cuando cubrías sus necesidades. Pues seguro que el que los inventó tuvo un bebé. Porque la similitud es altísima.

Un bebé recién nacido tiene un cerebro muy básico. Llora cuando algo le daña o hay una necesidad que no está cubierta.

Las tres necesidades básicas del bebé son:

– Comer.

– Dormir.

– Estímulos para desarrollar su cerebro.

De forma sencilla, un bebé recién nacido duerme si sus necesidades de comida y estímulos están cubiertas.

Si está agotado, necesita dormir, pero tiene hambre o su cupo de estímulos no está cubierto, llora. Hay una pelea entre las áreas del cerebro que piden que se cubra cada una de estas necesidades, y hasta que no se restablece el equilibrio el niño no deja de llorar.

Lo ideal es que durante el día reciba una cantidad importante de alimento y estímulos. Cuando esto ocurre el bebé tiende a dormir cada vez más de noche.

Cuando dejamos a un recién nacido dormir durante el día siestas largas de más de 2-3 horas, estamos sembrando noches tempestuosas.

Si tu bebé es de los que de día duerme 3-4 horas y de noche no para de llorar y pedir comida cada media hora…. Imagina que cambiásemos el ritmo y durante el día no parase de comer, pero de noche durmiese 3-4 horas seguidas entre toma y toma. Seguiría siendo agotador, pero mucho más llevadero. Porque estaría adaptado a tu ciclo de actividad.

Nuestro objetivo debe ser precisamente cambiar ese ciclo para ajustarlo.

Si toma pecho aún más

La producción de pecho de las madres también sigue un ciclo circadiano:

Durante la mañana, medio día y tarde el pecho produce leche de forma estable. Cuando anochece la melatonina nos induce a dormir y la producción de leche del pecho tiene un bache. Se reduce la producción entre las 21:00 y las 1-2 de la madrugada. En torno a las 1-2 hay una gran subida y luego sigue alta durante la madrugada.

El motivo es que nuestro sueño tiene un primer ciclo de sueño profundo de entre 3 y 5 horas, que luego se sigue de sueño superficial el resto de la noche. El pecho tiene una producción que prevé que vamos a descansar en esas primeras horas de la noche y luego durante el resto el bebé va a demandar con más frecuencia.

El problema es que hay bebés que tienen el ritmo cambiado. Si durante el día está muy dormido, deja pasar las horas sin vaciar el pecho, en las horas en las que el pecho tiene una producción estable.

Si ha dormido mucho de día, es fácil que se active y tenga hambre en la tarde noche, y si lo hace coincidiendo con las horas en las que baja la producción de leche del pecho, tenemos un gran problema. Problema que se manifiesta en forma de crisis de llanto inconsolable, que algunos achacan a los gases.

Podemos ajustar este fallo si durante el día ofrecemos pecho al bebé en cuanto lo notamos activo, y despertándolo para ofrecerle si pasa en algún momento más de 2 horas seguidas sin comer durante el día. Cuando hacemos esto logramos:

– Que vacíe más el pecho aumentando su producción.

– Que coma más tranquilo, lo que reduce gases y bocanadas.

– Que llegue al bache de producción de las primeras horas de la noche con menos hambre y más sueño.

La Iluminación y el bebé que no duerme

El segundo factor que influye en el ritmo de sueño de un bebé es el ritmo de luz.

Nuestro cuerpo produce Melatonina. Es la que se encarga de marcar el horario de forma que el bebé tiende a comer y buscar más estímulos de día y a dormir más de noche.

El problema viene cuando en la tarde noche el bebé está en un ambiente más iluminado que durante el día.

En los casos que os he comentado antes, en los que el bebé duerme mucho de día y se activa en la tarde noche el problema es que encendemos la luz artificial en esas horas para atenderlo. Al hacerlo el cerebro del bebé interpreta que las 10 de la noche son las 10 de la mañana.

Esto es aún más marcado si estamos en invierno, cuando la luz artificial es mucho más potente que la que entra por la ventana durante el día.

Y puede agravarse aún más si tenemos una luz encendida toda la noche en el dormitorio para vigilar al bebé.

La solución

Por eso es clave que durante el día haya el máximo de iluminación posible, y que de noche haya el mínimo de iluminación cuando atendamos al bebé (luz cálida, naranja, no blanca ni azul) y oscuridad absoluta mientras dormimos.

Si respetamos este ritmo de luz y ofrecemos tomas muy frecuentes al bebé durante el día en menos de una semana el bebé suele seguir un ciclo circadiano adaptado al nuestro en el que pedirá alimento y estímulos de día con alguna siesta, pero dormirá la mayor parte de la noche con algunas tomas.

Lograr esto es fundamental para el bienestar de toda la familia, incluido el bebé.

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Alimentación complementaria en bebés

Los objetivos en la alimentación complementaria del bebé

Cómo pasar en los bebés de la leche como único alimento a una alimentación completa. ¿Cuáles son los límites reales a tener en cuenta?

Posiblemente si sois unos padres de un bebé de 4-6 meses estéis un poco perdidos. Lleváis unos meses en los que habréis lidiado a lo mejor con algunos problemas con la alimentación. ¿Cuándo tenía que comer y qué cantidad eran vuestras dudas esenciales desde que nació vuestro hijo.

Pero a estas alturas posiblemente os estén «bombardeando»: ¿Cuándo vas a empezar a darle otras cosas? Yo con su edad ya le daba… La leche ya no le alimenta…

La cuestión es que cuando os decidís a buscar información encuentras muchas contradictorias.

De hecho, en esta misma web hay mucha información sobre el tema, y ahora me he decidido a añadir esto porque pienso que ni siquiera yo he sido lo bastante claro hasta ahora.

Intentaré que este artículo lo sea. Y sobre todo desterrar mitos y centrarnos en lo que de verdad está justificado.

Ideas claras para empezar la alimentación complementaria:

  1. Se llama complementaria porque hasta el año la leche sigue siendo lo esencial. De hecho hay niños que siguen tomando sólo leche hasta casi el año y sin problemas. Eso significa que es importante que lo toméis con naturalidad. Si un bebé con menos de un año no acepta muy bien una toma de comida, le ofrecemos leche y «santaspascuas». Para que un niño esté bien alimentado necesita Macronutrientes (hidratos de carbono, grasas y proteínas), que en la leche están en cantidad y proporción suficiente. Por eso un bebé puede estar meses tomando sólo leche. Pero también están los Micronutrientes (vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos y ácidos grasos esenciales…. son cientos diferentes). Aquí lo más difícil es tener una dieta lo suficientemente variada para tenerlos todos. La cantidad es muy pequeña y es fácil de alcanzar, pero para tenerlos todos tiene que tener una dieta muy variada. Si logramos una dieta tan variada que aporte todos los Macronutrientes (leche a demanda) y Micronutrientes (de todo lo demás aunque sea en cantidades muy pequeñas), el niño estará Bien Nutrido.
  2. Otro objetivo es evitar las Alergias Alimentarias. Claramente hemos fallado en esto con la estrategia clásica. Se pensó que retrasar la introducción de los alimentos más difíciles de digerir y alergénicos hasta que el intestino madurase era la estrategia adecuada. Pero ha fallado estrepitosamente. No sólo no han bajado, sino que se han disparado las alergias. Puedes leer aquí el porqué.
  3. El otro objetivo es que la relación del bebé con la comida sea buena. La forma en la que el bebé empieza a relacionarse con la comida en estos primeros años puede marcar mucho tiempo su actitud ante la alimentación. Pelear, por ejemplo, para que «se acabe la comida» es la mejor forma de que la próxima vez que te vea aparecer con ella te ponga mala cara antes de empezar. Entretenerlo para que coma más es hacerlo un comedor pasivo, y luego te quejarás de que tienes que darle de comer con 5-6 años. Cuando el niño está preparado desde que muestra interés por la comida para alimentarse por sí solo.

Cuándo empezar con la alimentación complementaria

Las recomendaciones en las que hay consenso decían (y yo también) que si no hay una causa real para hacerlo en otro momento, se consigue reducir la incidencia de alergias alimentarias si hasta los 6 meses toma sólo leche y desde esa edad no tardamos en introducir una alimentación completa.

Cada vez está más claro que en realidad introducir los alimentos tarde favorece la aparición de alergias alimentarias.

Motivos NO JUSTIFICADOS pero muy frecuentes para iniciar pronto la Alimentación Complementaria:

  • Empezar con zumos de fruta porque está estreñido. Para empezar, la mayoría de los casos de estreñimiento en lactantes no lo son. Son lo que se llama pseudo-estreñimiento del lactante. Y en el estreñimiento, el zumo no es solución, sino la fruta completa con su fibra. Además de que los zumos no me gustan un pelo.
  • Darle cereales en la cena para que duerma mejor. Es muy frecuente que empiecen a plantearse esto los padres cuando entre los 5 y 7 meses cambia el patrón de sueño de los niños. Pero el hecho de que empiecen a despertarse más no tiene nada que ver con el hambre. Si fuese cuestión de eso bastaría con darle más cantidad de leche.
  • Porque a los familiares se les ocurre que ya toca. Pues eso. Que entre las múltiples formas que algunos tienen de inmiscuirse en la forma en la que criáis a vuestro hijo está el decirte cuándo hacer qué. Ya te darás cuenta de que hay quien siempre te dirá que lo hacéis mal. Si lo haces porque no debías y si no lo haces porque ya es hora…

Motivos JUSTIFICADOS para no demorar el inicio de la Alimentación Complementaria:

  • Confianza en los Instintos del bebé. Soy un convencido del método BLW. Este método surgió tras décadas de normas en la introducción de la alimentación que complicaban mucho el proceso y al final se ha demostrado que generaban problemas. Se planteó entonces un ejercicio de humildad: Esto lleva miles de generaciones funcionando si que haya expertos que definan cómo hacerlo. Y lo ha hecho porque el desarrollo normal de los bebés incluye una serie de habilidades y conductas instintivas que van sucediéndose de forma espontánea y funcionan. La clave es que los bebés, en general hacen lo que hacen, “Cuando lo necesitan y están preparados para hacerlo”.  La mejor opción es permitir el desarrollo del bebé tal como manifiesta sus instintos a no ser que tengamos un motivo justificado para interferir.
  • Alergias Alimentarias. Ya se ha demostrado que retrasar la introducción de alimentos no previene las alergias, sino que hace coincidir con más facilidad esa introducción con infecciones en las que el sistema defensivo está activado, buscando al culpable, y es más fácil que cometa un error y culpe al alimento del daño generado por la infección. Así aparecen las Alergias Alimentarias. Cualquier retraso de la introducción de alimentos debe estar muy justificado, porque tiene un coste en forma de aumento de las Alergias Alimentarias. 
  • Complementar con Micronutrientes su dieta. Cuando un niño nace ha recibido durante el embarazo una reserva de micronutrientes (minerales, vitaminas, aminoácidos y ácidos grasos esenciales…) que va a usar durante los primeros meses de vida. Muchos de estos micronutrientes son escasos en la Leche. Los Macronutrientes no son un problema. Proteínas, grasas e hidratos de carbono están en la leche en cantidad y proporción más que adecuadas. Pero antes o después (influyen muchos factores, como la prematuridad, la eficiencia de la placenta, la situación nutricional de la madre durante el embarazo) empieza a tener una carencia de algunos de esos micronutrientes. Surge entonces el instinto de echárselo todo a la boca. Recuerda, el bebé hace las cosas cuando está preparado y lo necesita. Pero a pesar de que lo prueba todo, comer come muy poco. Lo que está buscando ese instinto no es cubrir los Macronutrientes, sino una cantidad muy pequeña pero de una gran variedad de micronutrientes. Para eso sirve que se lo eche todo a la boca, a pesar de que lo expulsa con el reflejo extrusivo. Está coleccionando micronutrientes: Cantidades pequeñas de todo lo que pilla.

El momento que ahora recomiendo para introducir la alimentación complementaria es aquel en que al bebé le llama claramente la atención nuestra comida.

Eso hay niños en los que ocurre a los 4 meses y otros en los que a los 7…

Poner una fecha exacta (6 meses) para el BLW es absurdo: “Hasta los 6 meses menos un día no puede probar nada ¿y al día siguiente puede probar de todo?”.

Algunos lo hacen porque dicen que haciéndolo se defiende la Lactancia Materna Exclusiva. 

Si introduces purés y en un mes tu bebé está tomando 4 papillas al día, claro que te has cargado la lactancia materna. De repente has cubierto el 80% de las necesidades de comida de tu hijo con Alimentación Complementaria. La producción de leche va a bajar en picado. 

Pero si lo haces con BLW, va a probar de todo, pero la cantidad de comida que va a tomar no cubrirá ni el 10% de sus necesidades. Tardará muchos meses, en un proceso gradual, en cubrir una parte significativa de sus necesidades. 

¿En qué orden introducir los alimentos en la dieta de un bebé? Otra alternativa.

Hay tantas guías como pediatras. A modo de ejemplo, para los que prefieran tener una de esas guías en esta web tenéis dos: Una para los niños que hacen lactancia materna y otra para los que hacen lactancia artificial.

Pero os aclaro que aunque presentan un orden «justificado», en realidad hay muy pocos límites reales a lo que debe y cuándo debe introducirse en la alimentación.

Ya no uso listas, porque son un error que genera problemas frecuentes.

Así que os voy a exponer un planteamiento alternativo a esas dos listas para los que escojáis que va más con vuestra forma de ser y especialmente con la del bebé.

Teniendo claro que el objetivo es que nuestro hijo acabe teniendo una alimentación lo más variada posible y que su relación con la comida sea buena, ¿te gustaría que…?

  • ¿…Descubrir alimentos nuevos no sea una lucha sino algo incentivado por su propia curiosidad?
  • ¿…Respetar el ritmo al que él mismo se interesa por los alimentos mientras no haya una causa real para hacer otra cosa?
  • ¿…Que acabe comiendo de forma autónoma y al mismo tiempo tenga una dieta variada y disfrute de las comidas?

Eso es lo que pretende una forma de alimentación llamada Baby Led Weaning. El problema es que la mayoría lo asocia simplemente con la «excentricidad» de alimentar a los bebés sin purés dejando que jueguen con la comida y lo pongan todo pringado para acabar por no comer casi nada.

En realidad consiste en hacer del niño el principal actor de la introducción de la alimentación, aprovechando dos cualidades propias de su edad: La curiosidad y la imitación.

Casi todos los padres que dan sus tomas regladas descubren antes o después que su hijo, que antes tomaba genial los potitos, pasa cada vez más de ellos y sin embargo empieza a pirrarse por nuestra comida. El Baby Led Weaning lo que propone es: ¿Qué problema hay si empezamos por ahí, que es en realidad a donde queremos llegar? Pues eso, no parece muy absurdo. Especialmente cuando no hay un motivo para no hacerlo.

Para que esto funcione es esencial entender que mientras no tengamos un motivo claro para hacerlo de otro modo:

  • La cantidad de comida la marca el niño.
  • En cuanto a la variedad, nosotros ofrecemos variedad y el niño por curiosidad empieza a probar. La única forma en la que inducimos que pruebe alimentos nuevos es ofreciéndolos con más frecuencia.

Los únicos límites temporales en cuanto a variedad realmente justificados son:

  1. No dar antes del año:
    1. Leche de vaca entera. Se suele asumir que a partir del año es cuando la mayoría de los bebés tienen un intestino suficientemente maduro para tomar leche entera. Darla antes puede generar intolerancias con más facilidad. Sí pueden tomar leche adaptada, yogur o queso desde el momento que muestre interés por probarlos.
    2. Miel cruda. En la miel hay con frecuencia esporas de Clostridium botulini. Un germen que en niños pequeños es capaz de producir una intoxicación grave. Es más fácil cuando la flora intestinal no está aún muy madura y cualquier germen como éste tiene más facilidad de crecer. Y mientras la barrera que filtra todo lo que entra en el cerebro es más inmadura. Se considera que el límite a partir del que es seguro darla es en torno al año.
    3. Verduras de hoja verde. Son muy ricas en nitritos y pueden producir una intoxicación. También se recomienda que no tomen mucha cantidad ni con mucha frecuencia durante el primer año de vida..
  2. No dar antes de los dos años:
    1. Cantidades Importantes ni frecuentes de Pescado azul grande y marisco. Son animales que filtran mucha agua y su cuerpo es muy rico en grasa. En esa grasa se acumulan impurezas que por culpa de la contaminación de los mares pueden ser peligrosas. Especialmente los metales pesados son más peligrosos en los niños durante la primera fase del desarrollo cerebral. Se considera seguro darlos por encima de los 2 años. Pueden tomar cantidades esporádicas y pequeñas.
    2. Nada de Huevo crudo. En el huevo puede haber salmonela. Pero en la mayoría de los casos está en escasa cantidad para producir una infección. Nuestro estómago es capaz de destruirla con su secreción ácida mientras no sean muchas las bacterias. Pero los niños pequeños producen menos ácido en su estómago, por lo que una cantidad menor de germen es capaz de producir la infección. De nuevo se habla de los 2 años como la edad segura para tomar merengue, pan mojado en la yema de un huevo frito, o en un huevo semi-cocido (pasado por agua), mayonesa, crema pastelera…
  3. No antes de los 4 años:
    1. Frutos secos si no están triturados y humedecidos. Triturados y humedecidos no hay problema. Aquí el peligro es el atragantamiento. Los frutos secos son la causa más frecuente de muerte por atragantamiento en niños. Y lo son porque cuando nos atragantamos con otras cosas, como pan, galleta, patata frita (otros objetos sólidos que se trituran en fragmentos y pueden aspirarse hacia la vía respiratoria)… son alimentos que en medio húmedo se deshacen. Mientras que los fragmentos de frutos secos se hinchan, de modo que un trocito de 1 mm en el bronquio puede multiplicar su tamaño por 5 y hacer que el niño se ahogue. Pero en cuanto a las alergias, se ha visto que tomar los frutos secos tarde favorece la aparición de alergias. ¿Cómo combinar ambas realidades? Podemos dar frutos secos triturados y humedecidos. Es decir, un bizcocho que en la masa lleve almendra, nuez, cacahuete, avellana… muy molidas no tiene ese problema de atragantamiento. Porque esos frutos secos en la masa han cocido y se han humedecido dilatándose ya. Pasa igual con las salsas que lleven esos frutos secos muy picados y cuezan un buen rato. En estas formas sí es bueno dar frutos secos y cuanto antes.

Quitando estos alimentos, no hay ninguna justificación real para que cualquiera de los demás alimentos no pueda tomarlos un niño de más de 6 meses. Y de hecho se recomienda que para evitar alergias el huevo, o los frutos secos se introduzcan pronto.

Lo que sí es recomendable es que aunque el orden sea marcado por las preferencias del niño, anotemos en algún lugar cuando empezó a tomar cada alimento nuevo. Porque estos datos pueden ayudarnos a identificar alergias si aparecen.

Sólido o puré en la alimentación complementaria

Una de las bases del BLW es dar al bebé alimentos no triturados. 

Lo que el niño muestra interés por hacer es coger todos los objetos (comida incluida) y llevárselos a la boca. 

Siempre cuando sale este tema se plantea el riesgo de atragantamiento. 

Tal como lo explico a los padres:

Antes o después tu hijo gateará y caminará. Dejarás de poder controlarlo constantemente. Y tendrá dientes. 

Si llega a esa situación sin saber manejar los sólidos en su boca el riesgo de ahogamiento sube y mucho.

La pregunta clave es: ¿Prefieres que tu hijo aprenda a manejar los sólidos en la boca contigo delante, o sin ti?

Yo claramente preferiría que fuese con un adulto presente.

Por tanto debemos hacer esa tarea cuando el niño aún no tiene autonomía para desplaces sin control. 

Si queremos además reducir el riesgo de ahogamiento mientras aprende establecemos 3 grupos de alimentos:

  1. Tan duro que no puede partirlo y tan grande que no le cabe en la boca. Con estos alimentos, no teniendo dientes el riesgo de ahogamiento es 0, ya que no puede introducirlos realmente en la boca. Sólo puede chuparlos. Ejemplos: Una manzana pelada entera, una pera pelada entera, Melocotón pelado entero, Ciruela pelada entera…. Trozo grande de pan duro. Filete grande y grueso de carne…. Media naranja cortada y sin pepitas….
  2. Alimentos tan blandos que se deshacen con sólo frotarlos suavemente. Son alimentos que no pueden llegar a la garganta formando un bloque sólido que la bloquee. Puedes atragantarte con ellos como puedes hacerlo con leche, pero no puedes ahogarte. Ejemplos: Sopa de fideos finos bien cocidos, arroz blando bien cocinado, patata cocida muy blanda, zanahoria cocida muy blanda, lentejas tan cocidas que se deshacen fácilmente….
  3. Por último, a evitar al principio: Alimentos que pueda partir, pero cuesta deshacer. Cuando veo como imagen típica de BLW los “fingers de manzana” (tira de manzana en forma de dedo), la verdad. Una tira de manzana puede partirse. Y si ese trozo está duro y se va hacia la garganta puede ahogar a un niño. De hecho la manzana es el alimento con el que hay más atragantamiento haciendo BLW. 

Lo normal es empezar con los alimentos del grupo 1 y 2. Y dejar los del grupo 3 para cuando el bebé lleva ya semanas practicando con los dos anteriores. El grupo 1 y 2 pueden iniciarse cuando aún tiene reflejo extrusivo. El 3º grupo sí tiene sentido que se haga cuando desparezca ese reflejo extrusivo, ya que su desparación indica que el bebé se considera preparado para tragar sólidos.

Lo mejor es que sea capaz de manejar todos los sólidos antes de que tenga dientes y autonomía para explorar por su cuenta.

Evitar malos hábitos alimenticios

  • Evita los alimentos «de consumo». Llamo así a aquellos alimentos que no existían hace 100 años y todos ricos en azúcar: Zumos con leche, yogur de sabores, bios, petit, yogures líquidos para subir las defensas, chuches en general, gusanitos en particular, ketchup….
  • No entretener a los niños (televisión, móvil, tablet…) para que coman. Que coma si tiene hambre, y si no, lo hará en la comida siguiente. Pero no lo conviertas en un comedor pasivo: Zombi embobado que engulle porque le das mientas está distraído en otra cosa.
  • No uses la comida como forma de entretenerlo. No le des el trozo de pan o la galleta cuando está aburrido, no quiere ir en el carro o llora sin más. Las necesidades afectivas se alivian con afecto, no con comida. Si sustituyes afecto por comida acabará teniendo un circuito inconsciente que le dirá: «La ansiedad se quita comiendo» = Obesidad.
  • No pelees con tu hijo para que coma un poco más. Sólo conseguirás hacer desagradable la comida y transformar la comida en lo que no es: Un elemento de juego, disputa o pieza de cambio para otros problemas.

Con esto creo que podéis abordar esta aventura. Todo lo demás que suele decirse es complicar lo que no tiene más ciencia. Hay mucho de tradición pasada de persona a persona en cuanto a cómo hacerlo que no tiene ninguna justificación. Os animo a que en nuestra comunidad de Facebook comentéis vuestra experiencia y las recomendaciones que os han hecho en vuestro caso.

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100 Cólicos del Lactante resueltos

Os presento un estudio realizado por mí en el que se resolvieron 100 casos de Cólicos del Lactante en 3 años. Sirve como ejemplo de mi forma de trabajar este problema. La clave es entender que no es una sola patología, sino la superposición de varias.

Desde 2010 llevo aplicando un nuevo planteamiento sobre el cólico del lactante que parte de tres premisas:

  1. No hay una entidad única que explique los Cólicos del Lactante.
  2. Pero con un diagnóstico diferencial adecuado debemos poder resolver cualquier Cólico del Lactante identificando sus causas.
  3. Reducir lo más posible el tiempo y las pruebas complementarias necesarias para lograr la mejora de los síntomas y el diagnóstico de las causas.

En primer lugar debemos definir qué entendemos por Cólicos del Lactante:

Deben cumplir todo lo siguiente:
1. Inicio y fin de los síntomas en los primeros 4 meses de vida.
2. Episodios repetidos de llanto inconsolable, referidos por los padres, sin causa aparente y saben ser prevenir ni resolver.
3. Con buena ganancia de peso, sin fiebre ni otros signos de enfermedad evidentes.

Para fines de investigación, debe cumplir los criterios diagnósticos previos y además incluir los dos siguientes:
1. Los padres estiman una duración de llanto de tres o más horas diarias durante tres o más días a la semana.
2. Duración confirmada de 3 horas o más cuando se registra en un diario de la conducta del bebé de 24 horas.

En mi consulta en el Hospital Inmaculada de Granada (España) he atendido, entre 2014 y 2017, 100 casos de bebés que cumplen estos criterios, y que se han resuelto mediante diagnóstico diferencial con intervenciones definidas en función de su causa.

100 casos de Cólicos del Lactante resueltos

Planteamiento teórico:

Los Cólicos del Lactante son una agrupación artificial de casos en los que lo único común es el llanto del bebé y una falta de diagnóstico sobre su causa.

Llevamos años buscando una causa.

Asumo que son muchas las causas, que en cada niño puede haber varias simultáneas y que debemos tener un protocolo de diagnóstico diferencial y tratamiento que nos permita actuar para corregir las causas.

En mi experiencia he encontrado una serie definida de problemas que se repiten una y otra vez en casos catalogados como Cólicos del Lactante y que pueden agruparse en 4 categorías:

  1. Crianza. Prácticas que favorecen la irritabilidad del Lacante por no cubrir adecuadamente sus necesidades en:
    1. Estímulos.
    2. Alimentación.
  2. Flora intestinal que genera una fermentación con gases excesivos.
  3. Alergias / Intolerancias alimentarias:
    1. En los bebés alimentados con Lactancia Artificial, problemas con:
      1. Proteínas de la Leche de Vaca.
      2. Lactosa.
    2. En los alimentados con Leche Materna:
      1. Proteínas de la Leche de Vaca.
      2. Otros alimentos de la dieta Materna.
  4. Trastornos evolutivos. Llamo así a cambios normales en los primeros meses de vida de cualquier bebé, pero que en los Cólico del Lactante han tenido fallos que generan un problema:
    1. Estreñimiento. Por una Pauta incorrecta de alimentación o una digestión inadecuada que da lugar a heces duras.
    2. Pseudoestreñimiento del lactante. Por una falta de coordinación en la relajación del ano para permitir el vaciado intestinal una vez que el esfinter anal ha adquirido fuerza.
    3. Reflujo Ácido: Por un exceso de producción de ácido gástrico.

Estos problemas no sólo pueden coexistir. Lo normal es que lo hagan y que se potencien entre sí.

Vamos a abordarlos uno por uno.

Pauta de Estímulos Inadecuada

Los niños necesitan estímulos para desarrollar su cerebro.

Hay estilos de crianza que limitan claramente estos estímulos:

– Limitando el contacto con los padres.

– Dejando a los niños en una postura constante durante más tiempo del tolerado por el niño.

– Limitando la variedad de estímulos a los que el niño tiene acceso.

Dejar un niño en la cuna sin contacto con sus padres, en una postura que el bebé no puede cambiar y con acceso a unos estímulos escasos y sin variación es normal que genere ansiedad y malestar al bebé.

Hay niños en los que esta necesidad de estímulos es más marcada que en otros. Son los llamados niños de Alta Demanda. Existen y tienen unas características claras:

  • Duermen muy poco durante el día. Si lo hacen es mientras siguen recibiendo estímulos (sobre los padres o en ambientes muy saturados de estímulos como celebraciones o calles bulliciosas).
  • Piden de forma muy intensa lo que necesitan, cediendo el llanto cuando se les proporciona.
  • Para comer manifiestan mucha ansiedad pero pierden el interés enseguida, distraídos con cualquier otro estímulo.

Criterio de Inclusión:

La Clave para incluir esto en el cóctel de causas es que algunas de las crisis de llanto del bebé ceden cuando se le dan estímulos cambiantes.

Recomendación:

Pauta de crianza que aporte al bebé los estímulos que necesita de la forma más llevadera para los padres. La solución que más ayuda es el Porteo.

Pauta de alimentación Inadecuada

Todo niño que se queda con hambre llora mientras tenga fuerzas para hacerlo.

Hay estilos de crianza que limitan el acceso del lactante a la leche:

– Estableciendo horarios rígidos de alimentación.

– Limitando la cantidad que puede tomar en biberón o el tiempo que puede estar al pecho.

– Sustituyendo la leche por infusiones o chupe.

Si como resultado de ellas el bebé tiene una sensación subjetiva de hambre no satisfecha, llorará por hambre.

Pero además, al comer con ansiedad tendremos un aumento de los gases intestinales.

Criterio de Inclusión:

La Clave para incluir esto en el cóctel de causas es que algunas de las crisis de llanto del bebé ceden cuando se le da de comer sin limitación temporal ni de cantidad.

Recomendación:

Pauta de alimentación que aporte al bebé alimento siempre que lo pida, y sin límite de cantidad. 

Si durante el día espacia más las tomas que en la tarde-noche recomiendo despertarle durante el día para ofrecerle de comer con la frecuencia que el bebé pide en su momento de máxima demanda.

Esto es importante especialmente en lactancia materna.

Muchos niños tienen un desajuste entre las horas en las que el pecho produce más leche y las horas en las que el niño pide más alimento.

Esto impide un aumento adecuado de la producción de leche materna para cubrir las necesidades del bebé y que coma con ansiedad cuando menos leche hay.

Mejora si:

– Mantenemos una pauta de iluminación definida en la que haya mucha más luz de día y la mínima posible de noche.

– Despertamos al bebé con más frecuencia para tomar en las horas en las que más leche materna se produce: Mañana, Inicio de la tarde.

Dando más alimento y estímulos durante el día, el bebé llega a las horas críticas del cólico con sus necesidades cubiertas y más sueño.

Flora Intestinal Inadecuada

Cuando un niño nace empieza a ser colonizado por los gérmenes de su entorno.

Hay circunstancias que pueden favorecer la colonización por gérmenes inadecuados:

– Nacimiento por Cesárea.

– Tratamientos antibióticos por Riesgo Infeccioso Neonatal.

– Medio Hospitalario.

– Exceso de Higiene.

Durante los primeros meses de vida esa flora va a ir cambiando constantemente.

Hay momentos en los que puede haber una parte importante de esa flora que:

– Fermente produciendo más gases. Lo que genera dolor abdominal por exceso de presión.

– Produce irritantes que agreden a la mucosa intestinal, produciendo dolor y una motilidad intestinal inadecuada, con la consiguiente retención de gases y heces que genera dolor, de nuevo, por presión excesiva.

Otras patologías implicadas en el Cólico del Lactante y las intervenciones que hacemos para resolverlas (como un cambio de leche) pueden cambiar esa flora dando entrada a gérmenes perjudiciales.

Criterios de Inclusión y Recomendación:

Yo añado el tratamiento con Probióticos en todos los casos del estudio. Concretamente se han tratado con Lactobacilo Reuterii. 

Le sienta mal la leche de vaca

Algunos bebés tienen problemas para digerir la Leche Adaptada de Inicio.

Proteínas de la Leche de Vaca

Criterios de Inclusión:

– Bebés con dermatitis atópica llamativa.

– Vómitos tras las tomas.

– Malestar tras las tomas.

– Dermatitis del pañal frecuente.

Recomendaciones:

La analítica para detectar anticuerpos sólo identifica los casos con Alergia mediada por IgE. Pero no los de Alergia no mediada y los de Intolerancia.

Por tanto la prueba más fiable es la eliminación de la leche de vaca de la dieta.

Si mejor y empeora al reintroducirla mantendremos la leche fuera de la dieta del bebé.

En los casos en los que el vevé toma sólo leche materna debemos eliminar la leche de vaca de la dieta de la madre durante 2 semanas. Suele apreciarse la mejoría entre 3 y 10 días después de la eliminación total.

Si mejora y al reintroducir la leche en la dieta materna hay un empeoramiento claro de los síntomas en menos de 48 horas mantendremos una dieta exenta de leche de vaca en la dieta materna.

Intolerancia a la Lactosa

Criterios de Inclusión:

– Dermatitis del Pañal frecuente.

– Diarrea ácida.

– Malestar tras las tomas.

– Gases abundantes.

Recomendaciones:

En la lactancia materna exclusiva es muy raro que haya síntomas de Intolerancia a la Lactosa. Se puede producir en algunos casos en los que no se permite al bebé vaciar un pecho antes de pasar al siguiente. La única medida en los que toman pecho es por tanto que se permita al bebé tomar el pecho sin cambiarlo hasta que no muestre rechazo por él.

En lactancia artificial probaremos a sustituir la leche de inicio normal por una fórmula sin lactosa. Si hay una mejora clara en 2-5 días. Reintroducimos la leche con lactosa y si empeora claramente, mantendremos la Fórmula Sin Lactosa.

Estreñimiento

Criterios de Inclusión:

Entendemos por estreñimiento hacer las heces duras y con dolor. 

El estreñimiento real puede generar dolor al intentar defecar y dolor abdominal por retención de heces y gases.

Suele ser un dolor que aumenta a lo largo del día de forma intermitente, llegando a su máximo en la tarde-noche o durante la defecación.

Mejora tras hacer caca, una vez calmado el dolor de expulsión.

Recomendaciones:

Es algo casi inexistente en lactancia materna.

En lactancia artificial podemos recurrir a Fórmulas Antiestreñimiento. Puntualmente puede ayudarse a defecar con Sonda Rectal lubricada.

Pseudoestreñimiento del Lactante

En las primeras semanas de vida el tono del esfinter anal voluntario va aumentando hasta ser capaz de retener completamente las heces si no se relaja.

El bebé pasa así de hacer deposiciones casi con cada toma, a hacerlas sólo cuando relaja el ano.

Si no lo hace con frecuencia puede generar dolor por distensión abdominal al dificultar la eliminación de heces y gases.

Criterios de Inclusión:

Dificultad para expulsar las heces, pese a que cuando salen no son duras.

– Es un fallo de coordinación entre el movimiento intestinal y la relajación del ano.

– Acaba superándose en cuestión de días o semanas, cuando el bebé aprende a coordinar la relajación anal con el movimiento intestinal.

– Aprieta intentando hacer caca tras cada toma. Los pujos son cada vez más intensos y dolorosos conforme acumula tomas sin evacuar.

Recomendaciones:

  • En las crisis de llanto inconsolable en las que intenta hacer caca sin poder: Estimulación con Sonda Rectal Lubricada.
  • Si pasa días sin hacer deposiciones pero no hay crisis de llanto inconsolable ni distensión abdominal: NO hacer nada. Se trata de Pseudoestreñimiento por Absorción Completa. Algo muy frecuente en Lactancia Materna.

Reflujo Ácido

Criterios de Inclusión:

En las primeras semanas de vida va aumentando la producción de ácido del estómago.

El bebé pasa de echar bocanadas de leche blanca-amarillenta a echar bocanadas de leche cortada. Con líquido transparente y grumos blancos.

Las bocanadas van aumentando en volumen conforme el bebé toma cada vez cantidades mayores y se mueve más. Pero mientras no haya dolor y gane peso, las bocanadas no son un problema.

Si la producción de ácido es excesiva, aparece pirosis. Lo que notaremos será una interrupción de la toma con llanto intenso de dolor arqueándose hacia atrás. Seguido de varios intentos de volver a tomar, ya que sigue con hambre. Pero en cada nuevo intento el bebé vuelve a llorar.

Otros síntomas que suelen acompañar en el Reflujo Ácido son:

  • Lengua saburral blanca, marrón o verdosa. Se produce por efecto del ácido sobre la zona dorsal posterior de la lengua.
  • Un aumento del Hipo. Se hace más frecuente y persistente.
  • Mucosidad en la garganta por irritación de la mucosa faríngea, con una tos irritativa en aumento.
  • Aliento ácido.
  • Muecas de asco frecuentes.
  • Despertares frecuentes con llanto cuando está tumbado.
  • Las crisis mejoran con el niño en vertical.

Importancia del tratamiento del reflujo ácido:

Además del dolor que sufre el niño, que ya es motivo suficiente para tratarlo, un reflujo no tratado puede dar lugar a una mala relación con la comida y el sueño que puede persistir durante años.

Recomendaciones:

Podemos tratar el reflujo ácido con:

  1. Medidas posturales:
    1. Colchón antireflujo.
    2. Porteo.
    3. Tomas en posturas más verticales.
  2. Antiácidos:
    1. En este estudio se usó el Omeprazol. Se evidenció una mejora clara de los síntomas entre 3 y 5 días después del inicio del tratamiento.
    2. Tras 2 semanas sin síntomas se baja paulatinamente la dosis para averiguar la dosis mínima efectiva. Este proceso se repite cada 2 semanas hasta llegar a suprimir el tratamiento. Haciéndolo así evitamos la anemia y el raquitismo que una dosis innecesaria de antiácido pueden ocasionar.
  3. Evitar agravantes: La mayoría de los niños con Reflujo Ácido empeoran cuando toman Vitamina D, por lo que recomiendo suprimirla en estos casos. Y muchos casos tienen una recaída evidente cuando se vacunan contra el Rotavirus, por lo que en niños con Reflujo intenso recomiendo no poner esta vacuna.
  4. Alergia en la base: No es raro ver Reflujos persistentes en los que hay como base una alergia a las proteínas de la leche de vaca. Debemos considerarla cuando no acaban de mejorar con el tratamiento del reflujo o este se prolonga.

Como decía anteriormente es frecuente que muchos niños presente simultáneamente diversos problemas con llanto que ceden cuando se tratan todas las causas implicadas de forma simultánea.

Desde que aplico este protocolo realmente no he visto un sólo caso de Cólico del Lactante detrás del cual no haya uno o varios problemas identificables y tratables.

En mi opinión el diagnóstico de Cólico del Lactante debe ser suprimido de las Guías Clínicas de Pediatría y sustituido por un proceso de Diagnóstico Diferencial.