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Mi bebé no quiere comer

Mi bebé no quiere comer más

Las causas más frecuentes por las que un bebe no quiere comer. Cómo saber si come lo suficiente o tiene algún problema.

Como pediatra y como padre sé que una de las principales preocupaciones cuando estás criando un bebé es que se alimente bien. Cuando un bebé no quiere comer suenan todas las alarmas. Sabes que es una necesidad básica y que si no se alimenta bien va a afectar a su salud, a su crecimiento…

En la consulta soléis expresarlo tal cual: «Mi bebé no quiere comer».

Si ya me conocéis sabréis que para mí lo útil son los matices. Que son los detalles que diferencian cada caso los que pueden llevarnos a soluciones concretas y útiles. Así que voy a ir desgranando las variantes que veo en esa frase.

La primera distinción importante es el tiempo. ¿Tienes la sensación de que tu bebé come poco o rechaza la comida desde siempre o es algo nuevo que ocurre hace poco tiempo?

Esta distinción es esencial, porque cuando es desde siempre es el resultado de un problema crónico o parte de su forma de ser, mientras que si ocurre desde hace poco es fruto de un problema nuevo o una variante normal en los seres vivos.

Vamos a tratar cada uno de los casos.

Mi bebé no quiere comer desde nunca

Hay problemas crónicos que pueden hacer que un niño sea mal comedor durante años. Voy a poner un ejemplo que me gusta: El niño que tuvo cólico.

Seguramente sabrás que el Cólico del Lactante es un tema que me encanta. Básicamente hablamos de él en bebés que durante los primeros meses de vida lloran de forma inconsolable sin que haya un problema identificado que lo justifique.

En mi experiencia eso no existe. Todo bebé que llora lo hace para comunicar que no estamos cubriendo adecuadamente sus necesidades o que tiene molestias.

En los primeros meses de vida el bebé debe adaptarse a un montón de cambios. Algunos los lleva mejor y otros peor. Entre los problemas que pueden causar esas molestias que llamamos cólico están alergias e intolerancias alimentarias, reflujo ácido y otras cuantas más.

Primer ejemplo, lo rechaza todo: el Reflujo Ácido

Cuando un bebé nace casi no produce ácido en su estómago. Pero va a ir aumentando esa producción en las primeras semanas de vida.

Esto lo notamos porque cuando al principio echa alguna bocanada de leche, sale tal cual, sin cortar. Pero llega un momento en que si echa sale cortada. Huele a agrio y vemos como líquido transparente con grumitos blancos. Eso es leche cortada por el ácido del estómago.

El problema viene cuando se produce demasiado. Si esto ocurre aparecen las molestias. Lo más típico es que un bebé que antes comía tranquilo empiece a interrumpir las tomas llorando de dolor y arqueándose hacia atrás una y otra vez. Una toma tras otra.

Hay veces en que estos bebés no echan bocanadas y a pesar de todo ganan peso. Si esto ocurre puede que el Reflujo no se diagnostique. Y sin tratamiento este problema puede prolongarse durante meses. Suele acabar revirtiendo por sí solo, pero a veces tras más de un año de molestias en cada comida.

Esto puede marcar la relación del niño con la comida durante años. Que cada vez que comes acabes con dolor es la mejor forma de generarte un rechazo por el alimento. Son niños que por ser catalogados como cólico no resolvieron un problema que ha prolongado su efecto durante mucho más de los «para los 3 meses dicen que se quita».

Segundo ejemplo: Rechaza la leche, acepta queso y yogur

Algo similar puede ocurrir en las intolerancias o alergia alimentarias, en las que la molestia aparece tras tomar el alimento que se tolera mal. El más típico en nuestro medio son los niños que rechazan la leche líquida, pero aceptan el yogur o el queso. ¿Cuál es el motivo? ¿Qué diferencia hay entre una forma y otra de lácteos?

Pues la Lactosa. Yogur y queso son lácteos fermentados. Esto significa que la lactosa ha sido transformada en ácido láctico por los gérmenes que hacen el yogur o el queso. Por tanto son alimentos en los que la lactosa es casi inexistente.

La lactosa es un azúcar que no podemos absorber sin romperla. Para hacerlo producimos un enzima en nuestro intestino, la lactasa.

Pero hay gente que no produce cantidad suficiente. El resultado es que cuando toman cantidades importantes de lactosa (leche líquida) no la absorben. Queda en el intestino, donde algunas bacterias la aprovechan para alimentarse y generan gases y algunas sustancias que irritan el intestino.

Entonces ocurre que cada vez que el niño toma leche líquida tiene molestias al poco rato. Una y otra vez. Acaba relacionando la leche líquida con dolor y llega un momento que la rechaza.

Tercer ejemplo: Poco interés y se enfada si le insisto pero no para

Este grupo es importante. De hecho es el más frecuente en la consulta.

Hay bebés cuyas madres dicen que come mal, pero que no tienen molestias como los casos anteriores. Son bebés que están alegres, sanos y muy activos. Pero llega la comida y la liamos…

Incluso muchas madres me hacen una descripción pormenorizada de las cantidades que toma en el día y objetivamente son escasas comparado con la mayoría de bebés de su edad o peso.

Pero ellos están bien. Son activos, no paran y a excepción de las comidas, en las que el niño se pone a la defensiva y no paramos de pelear, el bebé está contento y sin molestias.

¿Qué ocurre? Pues que hay un problema. Pero no es del bebé, es nuestro. Tenemos unas expectativas sobre la cantidad que debería comer que superan lo que él necesita. Y el problema es nuestro, no suyo. Porque si realmente no estuviese cubriendo sus necesidades sería imposible que estuviese bien, activo y sano.

Yo suelo decir en broma que hay niños «diesel de bajo consumo».

Lo malo es que ante eso hacemos cosas que sí generan problemas reales con la comida.

Los dos errores más frecuentes que cometemos en esta situación son:

  • Pelear con el niño para que coma un poco más. Hacer esto de forma habitual no va a hacer que el niño coma más. En la práctica lo único que logramos es que la comida sea una experiencia desagradable para él. Un día tras otro, durante años.
  • Escoger para ofrecerle al niño aquellos alimentos que sabemos que toma con más facilidad. Cuando lo hacemos estamos empobreciendo la dieta del niño.

Ambas reacciones por nuestra parte empeoran realmente la alimentación del niño y generan problemas reales por no entender que cada niño tiene sus propias necesidades.

Mi bebé no quiere comer desde hace x días

El apetito es algo que puede variar mucho de un día a otro. De hecho es algo que se afecta con facilidad en cuanto un niño no está bien.

Sea porque se sienta triste, porque esté muy entretenido o porque tenga alguna enfermedad, comer es una necesidad que puede evitarse.

Cuando un niño está enfermo es habitual que pierda las ganas de comer momentáneamente. Pero no es ninguna catástrofe. Es normal que en esta situación puedan perder algo de peso. Pero una vez curados se recuperan con mucha facilidad.

Primer ejemplo: Tiene diarrea y mi bebé no quiere comer

Cuando un niño sufre una infección de barriga el intestino intenta expulsarla moviéndose con más rapidez de lo normal. Esto hace que aparezca la diarrea.

Es normal que un niño con diarrea, a pesar de tener hambre no sea capaz de comer la cantidad de comida que suele tomar cuando está bien. Suelen comer más veces, pero cantidades pequeñas. La razón es que el intestino se mueve cuando se llega. Cuando tienen diarrea el movimiento es más intenso aún llenándolo muy poco. Con lo que en cuanto toman una cantidad pequeña aparecen los retortijones. El niño siente molestia y evita comer.

En realidad es lo que tiene que hacer, cuando el intestino está mal pierde capacidad para digerir los alimentos y sólo lo tolera si las cantidades son pequeñas.

Por lo que cuando hay diarrea lo recomendable es ofrecer alimentos y bebidas fraccionando las tomas. Muchas veces, cantidades pequeñas. El niño hace de forma instintiva lo adecuado.

Si en esa situación le forzamos a comer más a pesar de los retortijones suele acabar en expulsión en forma de vómito o diarrea.

Segundo ejemplo: Mi bebé no quiere comer cuando toma antibióticos

Esto suele hacerme gracia. Tengo otro artículo en el que hablo de cuándo es adecuado dar antibióticos y cuándo no a un niño.

Hay madres que suelen decirme que no les gusta darle el antibiótico al niño aunque sea necesario porque cuando lo toman no comen nada.

Algunos de estos medicamentos pueden afectar al apetito. Pero en la mayoría de los casos no es el antibiótico el causante de la falta de hambre: La razón real es que siempre que lo toma es porque está enfermo. Y es la propia enfermedad la que le hace comer menos.

Como en el caso anterior no te preocupes. En cuanto ceda la infección, lo que hará antes gracias al antibiótico, el niño volverá a comer más y recuperara lo perdido.

Tercer ejemplo: Mi bebé no quiere comer cuando tiene mocos

Otro comentario muy normal: «Desde que está con moco come poco.»

El moco está compuesto principalmente de glucoproteínas y mucopolisacáridos. Es decir, básicamente, azúcar y proteínas. ¡Alimenta mucho!

Si un niño tiene abundantes mocos y los está tragando todo el día es normal que tenga menos hambre. Alimentan mucho, Aunque como son reciclaje de recursos no podemos esperar que engorde precisamente tomando mocos. Pero como lo anterior, es pasajero.

En todos estos casos en los que un niño reduce claramente la cantidad de comida que toma la clave es buscar la causa que lo provoca y tratarlo. Para ello, acude a tu pediatra.

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Peketema 5: Los niños que no comen

En realidad, los niños que no comen no existen. Pero la sensación de que un niño no come bien es algo muy frecuente. Cuándo tenemos que preocuparnos los padres y cómo podemos actuar es el tema de este artículo.

Esta semana vuestras sugerencias para Peketema han sido una avalancha. Entre los temas más votados había artículos sobre los que ya he escrito. Este tema también lo había tratado ya. Pero creo que es con diferencia uno de los que más afectan a la relación padres-hijos y por eso quiero ampliar el enfoque con un par de artículos más sobre él.

Como decía, los niños que no comen no existen, porque se mueren. La gran mayoría de los padres que me consultan por este motivo no traen a un niño con graves problemas de salud, ni malnutrido, ni con mal estado general. Es muy frecuente que sean niños incluso más activos de lo normal. En su mayoría delgados. Pero incluso veo algunos con un peso normal o hasta por encima de lo normal.

Por eso, el primer paso que tenemos que dar al hablar de que mi hijo no come bien es sacar las comidas de nuestro pensamiento, mirar a nuestro hijo y preguntarnos: «¿Está sano?»

Si tenemos dudas, diremos que está sano si es activo, tiene una vida similar (a parte de las comidas) a la del resto de los niños de su edad, y no necesita atención médica por otros motivos importante.

Mi experiencia me dice que en la gran mayoría de los casos el niño que no come bien está sano. Y en este artículo me centraré en esos niños. Sólo mencionar que si no está sano y come mal hay que descartar causas como infecciones de orina, intolerancias alimentarias, reflujo gastro-esofágico… Para eso, evidentemente acudid a vuestro pediatra.

Para la otra gran mayoría de niños «que no comen» pero están sanos os voy a hacer unas preguntas. Y las prefiero hacer aquí y no en directo para que os respondáis con total sinceridad:

– ¿Realmente tu hijo no come, o come sólo lo que quiere y cuando quiere? Esto es lo habitual. Si tu hijo está sano, sin duda está comiendo. Lo que los padres interpretan como que no comen es que no come las comidas.

– ¿Cuántas veces le ofreces alimento al día? Entendemos por alimento cualquier comida o bebida distinta al agua. Yo suelo recomendar que a lo largo del día, cada vez que le ofrezcas comida lo apuntes. Apuesto a que son más de 10 veces al día. Y a que suele tomar sólo una pequeña cantidad, sólo de lo que le gusta y porque vas persiguiéndole.

– En las horas de las comidas, ¿Usas cualquier sistema que se te ocurre para entretenerlo mientras le das de comer y has acabado eliminando de su menú cada vez más alimentos para adaptarse a lo poco que parece aceptar?

Prefiero que medites un momento sobre tus respuestas.

Si quieres saber lo que opino sobre como solucionarlo te recomiendo otro artículo sobre el niño que come mal y El origen de los problemas con la comida en niños.