Categorías
Ansiedad Autonomía Blog Conciliación Conducta del Bebé y el Niño Convivencia Cuidados del Bebé y el Niño Niño de 24 meses, 2 años Ocio para Bebés y Niños Otros temas de Salud Infantil

Niños, móviles y tablets

Móviles, tablets y niños

Reflexiones como Pediatra y Padre sobre el papel de Móviles y Tablets en la vida de los Niños. Problemas más comunes de salud. Aunque no todo es negativo.

Lo que voy a exponer aquí es una mezcla de mi experiencia como padre, como pediatra y una reflexión desde el sentido común más que desde la base de estudios científicos al respecto. Por tanto tan discutible como lo que más. De hecho lo que espero es generar debate.

Si estás leyendo este artículo es porque tienes conexión a Internet. Posiblemente en tu mano en este momento. Según mis estadísticas más del 70% de las visitas a esta página llegan a través de móvil o tablet. Y si has decidido leerlo es porque posiblemente en tu caso lo tienes. Y además es muy probable que también tengas uno o varios hijos.

Es decir, que la combinación Niños, Tablet y Móvil está presente en tu casa.

¿Y bien, qué hacemos? ¿Nos deshacemos del niño, de móvil y tablet? ¿O nos vamos nosotros, que mientras tengan móvil y tablet no se van a enterar?

¿Te acuerdas de la Televisión? ¡Yo casi que no! La realidad es que en mi vida ya casi no hay tiempo para ella.

Pero hubo una época en la que no me imaginaba mi vida sin «la tele».

Los que ahora somos padres pertenecemos a la primera generación de niños que se criaron con televisión en casa.

¿Recordáis lo que nos decían a nosotros cuando éramos pequeños respecto a la tele?

Os hago un resumen de lo que yo puedo rememorar:

– Os vais a quedar ciegos de ver tanto la tele.

– Ese cacharro emite radiaciones, vais a acabar todos fatal (cáncer, se te va a caer el pelo…)

– Os vais a volver idiotas de estar todo el día mirando la «caja tonta».

– Cuando seáis mayores no vais a poder levantaros de la silla.

¿Y recordáis quién era más beligerante en estas afirmaciones? En mi caso, mis abuelos.

¿Qué deduzco de esto?

Todo cambio es difícil de asimilar por la generación que lo vive como tal. Igual que en su momento nuestros abuelos estaban sinceramente preocupados por el efecto negativo que la tele podía ejercer sobre nuestra salud física y mental, hoy en día son nuestros padres los más preocupados por el efecto que móviles y tablets pueden tener en la salud de sus nietos.

Pero ¿y los padres?

Nuestros padres con la tele y nosotros con móviles y tablets tenemos una postura doble. Por una parte no es que nos sintamos totalmente cómodos viendo cómo nuestros hijos pasarían horas y horas enganchados a los «cacharros».

Pero siendo realistas, son un método muy efectivo a veces…

Todo niño supera antes o después con su necesidad de estímulos la capacidad de sus padres para proporcionárselos. Ha pasado y pasará siempre. Los niños tienen su vida. Los padres la de sus hijos y la propia. Y ni que decir tiene que vivir dos vidas en una es muy complicado.

Tener un recurso tan a mano que proporciona estímulos es una «tentación insuperable».

Seguro que conocéis el «Momento Móvil»:

Reunión familiar, todos los niños armando follón, como es su obligación y en un momento dado están ya entre agotados, cabreados, aburridos… ¡Insoportables! Los padres se miran, echan mano a sus bolsillos y susurran con complicidad. «¿Momento móvil?».

Todos asienten, sacan sus móviles, los encienden, buscan el juego o el vídeo preferido de su vástago y se los entregan a sus respectivos hijos.

Un minuto después se ha hecho un silencio sepulcral. ¡Calma absoluta!

Móviles y Tablets son algo a integrar en nuestras vidas desde Niños

A parte de esta parte más o menos criticable pero real como la vida misma: Los dispositivos digitales van a seguir tan presentes en la vida de nuestros hijos como lo ha estado la televisión en la nuestra. Mirados de forma aséptica son una fuente más de estímulos e información. Nada más y nada menos.

Como con cualquier otra cosa en esta vida que supla una necesidad del ser humano, cada persona juega y acaba definiendo un equilibrio en el que da mayor o menor importancia a ese elemento respecto a todos los demás presentes en su vida.

Toda fuente de satisfacción de una necesidad es en sí misma una solución y un peligro. Porque los seres humanos tenemos tendencia a movernos a veces de forma muy extrema.

Como en cualquier otro aspecto de la educación, el objetivo debería ser darle un sitio que sea compatible con el resto de elementos de una vida equilibrada. Y ahí entra el sentido común. Un rato de móvil o tablet no tiene porqué ser un problema si no limita en exceso a otras actividades también necesarias, como el juego no virtual, la creatividad, las relaciones interpersonales directas, la actividad física, el estudio…

En situaciones extremas puede interferir con todas ellas y es entonces cuando debemos plantearnos en serio que hay un problema y hay que poner solución. Estaríamos hablando entonces de adicción. Pero aquí lo complicado, como en toda adicción es limitar el acceso a lo que lo genera. El niño va a usar todos los recursos a su alcance para lograr «su dosis» e incrementarla paulatinamente. Como en cualquier otro aspecto de la educación los padres actuamos como reguladores de aquellas tendencias que el niño no consigue modular con éxito.

En otro enfoque, hay que tener claro que van a seguir en la vida de nuestros hijos con casi total seguridad. Y que de hecho van a ser una herramienta básica el resto de su vida. Nuestros hijos los usan de forma casi innata. Basta con ver la soltura con la que lo hacen desde muy pequeños. Que sepan usarlos y aprendan a hacerlo de forma equilibrada va a ser muy importante para su futuro. Por lo que no darles acceso… ¿hasta qué edad?

Pero lo que más preocupa ¿es verdad que los Móviles y Tablets pueden dañar a los Niños?

Radiaciones

Cualquier dispositivo digital conectado lo hace por medio de radiaciones. Pero según el tipo de ondas se pueden clasificar las radiaciones en «ionizantes» y «no ionizantes». ¿Esto que significa? Una radiación ionizante es la que puede alterar la estructura de la materia con la que se cruza produciendo iones. Estas radiaciones son las que pueden alterar por ejemplo el ADN de nuestras células haciendo de actúen de forma incorrecta (por ejemplo provocando un cáncer). Las radiaciones usadas para conectar dispositivos digitales son «no ionizantes». Es decir, que en teoría no son capaces de producir algo así.

Pero digo en teoría. Porque no existen los emisores puros de radiación. Ningún objeto o aparato electrónico emite radiaciones en una frecuencia pura. Aunque entre las frecuencias que se quieren usar y las ionizantes hay un margen suficiente para que sea algo muy poco probable que un dispositivo conectado emita radiaciones ionizantes, ocasionalmente, ¿quién puede asegurarlo? En teoría cuanto más tiempo se usa más probable es que uno sea sometido de vez en cuando a una radiación no tan inofensiva.

Lo que sí está claro es que, al menos en las ciudades vivimos inundados en un mar de radiaciones «no ionizantes» que usamos para comunicarnos. Desde ondas de radio y televisión a señales de telefonía móvil pasando por redes Wifi y Bluetooth. Con lo que en la práctica la diferencia entre que uno las use o no es bastante limitada.

Son muchos los estudios que intentan ver hasta qué punto esto puede afectar la salud humana. Y por ahora no hay una conclusión clara. Con lo cual que cada uno se lo tome como prefiera.

Vista

El problema aquí es la acomodación. Nuestros ojos están diseñados para trabajar en un entorno en el que los objetos están a distancias variadas. Con lo que para su día a día lo normal es cambiar constantemente de enfoque. Pero cuando usamos un buen rato una pantalla enfocamos a una distancia fija.

Ese es el motivo por el que cuando estamos mucho tiempo mirando una pantalla y la dejamos perdemos agudeza visual de lejos durante un rato.

Hacerlo con asiduidad puede, en teoría, favorecer la aparición de la vista cansada. Algo propio de personas de más de 40-50 años que puede aparecer antes si se usan dispositivos de pantalla durante demasiadas horas al día. Consiste en una pérdida de elasticidad del cristalino que hace más difícil enfocar a distancias cortas.

Postura

Este es uno de los aspectos en los que realmente vemos efectos perjudiciales de móviles y tablets en los niños.

Para usar uno de estos dispositivos es necesario sostenerlos delante del campo visual. Esto significa mantener los brazos y las manos en una postura fija durante el tiempo que los estamos utilizando.

Cada vez veo más:

Dolores de espalda en niños que usan mucho los tablets. Más que en los móviles porque pesan más. La causa es una contractura de los músculos que fijan el hombro en la postura necesaria para tenerlo delante de nuestra cara.

Dolores de mano. En la mayoría de la mano izquierda, que es la que se usa para sostener el teléfono móvil mientras pulsamos la pantalla con la derecha.

Dolores de cabeza. Cuando se abusa de estas posturas la contracción constante de los músculos del cuello dificulta la llegada de sangre a través de las arterias del cuello, de lo que la cabeza se queja doliendo.

Contenidos dañinos

Evidentemente una fuente de información tan accesible como un dispositivo conectado a Internet puede facilitar contenidos de muchos tipos. Y no todos son adecuados para cualquier edad. Por lo que algo importante es vigilar a qué pueden acceder los niños a través de Internet. Casi todos estos aparatos tienen en su configuración la opción de «control parental». Pero son filtros automáticos que no pueden garantizar al 100% que los contenidos sean adecuados. Es lo mínimo que deberías usar. Pero hacerlo no te exime de que controles a qué accede tu hijo con ellos.

Si quisiera hacer un resumen sería el siguiente:

Como todo en la vida los móviles y tablets son objetos que bien usados pueden resultar muy útiles. Pero no están exentos de riesgos. Por lo que, sabiendo que no es realista evitar totalmente el contacto de los niños con ellos, y que incluso manejarlos con soltura puede ser una habilidad básica en su futuro, lo que sí debemos hacer es restringirlo a una forma de uso adecuada. Esto implica limitar el tiempo que los usan y para qué, estando atentos a las alertas que nos hagan pensar que está siendo inadecuado.

Dar un móvil o un tablet a nuestro hijo no debería ser un motivo para relajar nuestra atención, sino para acentuarla.