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¿Puede el Sacaleches o Extractor generar problemas?

Problemas por un uso incorrecto del Sacaleches o Extractor de Leche Materna.

El Extractor de Leche Materna o Sacaleches puede ser una herramienta muy útil, pero también puede generar problemas si no entendemos algunos matices.

Con el resurgir de la lactancia materna, cada vez se usan más instrumentos asociados con ella. Si por algo se caracteriza la lactancia materna es por necesitar poco más que a la madre y su hijo para funcionar.

Pero hay situaciones y dificultades en las que pueden ser útiles ciertos elementos.

Uno de ellos es el Extractor de leche materna o Sacaleches.

¿Qué es un Sacaleches o Extractor de Leche Materna?

En algunas ocasiones el bebé no puede vaciar el pecho adecuadamente.

Hay muchas circunstancias que pueden llevar a esto:

  • Separación del niño y la madre por patologías del niño que le impiden alimentarse directamente del pecho por un tiempo. Usamos el sacaleches en estas situaciones para mantener la lactancia materna. Ya que si, hasta que el bebé se recupere, dejamos el pecho sin vaciar se retirará la leche.
  • Separación del niño y la madre por actividades que la madre tenga que hacer separada del bebé. Muchos trabajos, viajes, algunas patologías de la madre.
  • Aliviar la presión por una producción de leche que supera momentáneamente lo que el bebé necesita.
  • Estimular la producción de leche cuando el bebé está débil y no es capaz de hacerlo él sólo.

Hay algo que creo necesario dejar claro aquí:

  • No hay mejor sacaleches que tu bebé. Todos los sacaleches son imitaciones imperfectas. Ningún sacaleches vacía el pecho tan bien como un bebé que no tenga problemas para hacerlo.
  • Usar sistemáticamente el sacaleches en lugar de poner al bebé al pecho es un error. Me refiero a una situación que veo con cierta frecuencia. A algunas madres les agobia pensar que el bebé no come suficiente con el pecho. En ocasiones deciden sacar la leche con el sacaleches para poder medirla y se la dan con biberón. Lo hacen para saber cuánto está tomando el bebé con exactitud. Error importante. Porque saber eso sólo genera nuevas preocupaciones innecesarias. Ya que no existe una cifra correcta de leche que debe tomar.

Retenciones de leche por el uso del sacaleches

Aquí quiero comentar un detalle en el que no suele pensarse y que veo con frecuencia en las mujeres que usan el sacaleches son asiduidad.

Básicamente un sacaleches es una bomba de presión negativa que succiona la leche del pecho.

El problema es cuando lo usamos sin tener claro para qué.

Porque según nuestro objetivo debe utilizarse de una forma diferente:

  1. Puede usarse en momentos de separación de madre y bebé para vaciar la leche que si no es extraída se acumularía haciendo que el pecho reduzca su producción. En estos casos interesa hacer un vaciado completo, como lo haría el bebé, para mantener la misma producción de leche.
  2. También puede usarse para aliviar la presión excesiva cuando hay más cantidad de leche de la que el bebé necesita en ese momento. Cuando esto ocurre debemos vaciar sólo hasta que se alivie la presión. Ya que si persistimos hasta vaciarlo del todo lo que hacemos es aumentar la producción de leche aún más.
  3. Y puede utilizarse para estimular al pecho a producir más leche si es nuestro objetivo. Para aumentar la producción lo que haremos es dejar al bebé que tome cuanto quiera directamente y una vez que no quiere más, vaciar algo más el pecho de forma que aumentamos progresivamente la producción.

Usar el sacaleches más de lo necesario puede dar lugar a un aumento de la producción de leche que además no afecta por igual a todo el pecho. Sino que se concentra en unas zonas concretas.

Os pongo un ejemplo. Este tema lo he tratado varias veces en la consulta, pero hoy me pongo a escribir el artículo por un caso concreto que he atendido en la consulta:

«Una madre con un bebé de 5 meses y medio se ha incorporado al trabajo. El bebé toma sólo lactancia materna. Así que la madre ha decidido seguir dándole el pecho a demanda cuando está con él y en el trabajo se extrae la leche del pecho cuando lo nota lleno. Esa leche la guarda para que el bebé la tome al día siguiente cuando ella está separada de él.

La madre ha notado que los fines de semana tiene una retención en ambos pechos en la zona externa que le resulta muy molesta.

La primera semana pensó que era casualidad, pero tras varias semanas ve que el patrón se repite, y que sábado y especialmente domingo la retención vuelve. Y de forma extraña el lunes se resuelve.»

A ver si alguien supone el motivo….

 

La respuesta

El sacaleches tiene una campana que de adapta al pezón. Esta campana es redonda. Cuando usamos el sacaleches la presión negativa succiona leche por igual de todo el pecho.

Pero un bebé no lo hace así. De hecho dependiendo de la postura en la que ponemos al bebé podemos vaciar mejor una zona concreta del pecho.

Si separamos el pecho en cuñas, el bebé vacía mejor siempre la cuña que va desde el pezón hacia la barbilla del bebé.

Lo habitual es que pongamos al bebé en brazos cruzado sobre nuestro cuerpo de forma que su barbilla suele apuntar hacia la parte inferior interna de cada pecho. Es la zona que vacía más.

Mientras el sacaleches tiende a vaciar todo el pecho con la misma intensidad.

Cuando esta madre se saca la leche en el trabajo está estimulando la producción de leche en zonas que el bebé no suele vaciar tanto. La cara externa del pecho y especialmente la superior externa.

Como el fin de semana está con el bebé todo el día no necesita el sacaleches.

El resultado es que tras estimular 5 días la producción de leche de la zona externa del pecho, pasa dos días en los que casi no la vacía. Es la retención que nota. 

Solución en este caso: Seguir igual, pero en los momentos del fin de semana en que nota retención en la cara externa del pecho, puede usar el sacaleches tras darle la toma al bebé hasta aliviar la presión.

Y es que lo que parece simple, tiene muchos matices….

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Falta de Leche Materna

Momentos más frecuentes en que puedes tener la duda de si Falta Leche Materna

La Falta de Leche Materna es una de las preocupaciones que aparecen antes o después si das el pecho. ¿Cómo saber si es verdad y cómo actuar si es así?

Ser madre es una situación nueva en la que es fácil que aparezcan inseguridades. Cuando se está dando leche materna, como es algo que no puedes cuantificar aparecen dudas con bastante frecuencia.

Hay muchos planteamientos frente a esas dudas. Hay quien dice que si das a demanda no te preocupes, porque el pecho siempre funciona bien haciéndolo. Pero la experiencia me dice que lo que entienden las madres por dar el pecho a demanda varía de unas a otras. Y además sé que luego el enfoque de las dudas es diferente según la situación en la que surgen. Por eso quiero hacer este artículo desde un enfoque diferente. Quiero hablar de las situaciones en las que suelen aparecer las incertidumbres sobre si el pecho está produciendo la leche que el bebé necesita y cómo suelo responder a las madres en cada una de esas situaciones.

Los momentos más frecuentes en los que cualquier madre se plantea que tal vez le falta leche materna para alimentar a su hijo son:

– En los primeros días.

– En las crisis de crecimiento.

– Si el bebé gana poco peso.

– Cuando el pecho se adapta al efecto de las hormonas que regulan la producción de leche materna.

– Cuando empieza a trabajar y no se puede mantener el pecho a demanda.

– Una vez instaurada la alimentación complementaria.

En los primeros días tras el nacimiento

Esto es casi constante, incluso en las madres con experiencia previa dando el pecho, todas en algún momento se plantean si su pecho está produciendo todo lo que necesita el bebé.

La mayoría dudan de que el pecho haya sufrido los cambios necesarios para pasar de no producir nada a hacerlo en la cantidad necesaria para que el bebé no tenga carencias.

Hay que entender dos cosas:

– En realidad tu pecho lleva produciendo leche materna desde hace muchas semanas antes de que el niño nazca, pero está produciendo calostro. Es una leche muy concentrada en nutrientes y pobre en líquido. Pero esa falta de líquido no es un problema. Ya que cuando nacen a todos los bebés les sobra agua. Han estado sumergidos en agua durante todo el embarazo. La mayoría pierden peso (es normal hasta un 10% del peso que tenían al nacer, si lo supera, consulta a tu pediatra), lo que eliminan es un exceso de agua que era normal cuando estaban sumergidos pero no necesita ni puede retener una vez que vive en un medio seco. Por tanto lo que necesita que se le aporte es nutrientes concentrados. Eso es el calostro.

– Para que funcione y tengas cantidad suficiente de alimento la clave es que vacíe el pecho con frecuencia. Entendemos por frecuencia que le ofrezcas el pecho cada vez que lo veas activo. Y si no se despierta de forma espontánea que hagas por despertarle y ofrecerle no dejando más de 2-3 horas durante el día ni más de 4-5 horas durante la noche. En bebés prematuros puede ser necesario hacerlo aún con más frecuencia, no dejando más de 2 horas ni de día ni de noche.

Pero ¿Y si no funciona? Entendemos que no funciona cuando a pesar de hacer esto el niño no para de llorar ni siquiera cuando le ofrecemos el pecho y cuando la pérdida de peso de los primeros días supera ese 10-12% que consideramos normal.

Esto a veces ocurre a pesar de hacer las cosas bien. Pero es más frecuente porque no las estemos haciendo. En muchos casos es porque no estamos ofreciendo realmente el pecho con frecuencia porque «lo veo dormido y me da pena despertarlo» o «yo le doy a las 3 horas, pero si me pide antes le pongo el chupe, le doy manzanilla, lo acuno y se duerme…», «no hay forma de despertarlo…» En estos casos debes entender que a demanda no significa cuando llore, sino ofrecer y ofrecer y ofrecer cada vez que lo vemos despierto. Debes comprender que si llora a los 5 minutos de darle o en cuanto lo separas de ti, lo que debes hacer es volver a ofrecerle y que si se calla al hacerlo es que necesitaba tomar de nuevo.

Pero a veces lo hacemos todo «bien» y sin embargo pierde más peso de la cuenta y llega un momento en que realmente cuesta que se agarre al pecho. Cuando esto ocurre es importante entender que suplementar a tiempo y de forma adecuada puede ser la mejor forma de conservar la lactancia. Los bebés en los primeros días si no se alimentan se debilitan con mucha facilidad. Si esto ocurre entras en un círculo vicioso en el que como está débil no come bien lo que le debilita más… La forma de romper esto es suplementar. Hacerlo y que el bebé se refuerce, pero manteniendo la lactancia materna es posible. Busca un profesional que te apoye y controle la evolución del proceso. Con la ayuda necesaria se puede recuperar el estado nutricional del bebé y mantener la lactancia materna.

En las crisis de crecimiento

Suele decirse que cuando el pecho se va ajustando a lo que el bebé necesita y él va dominando la técnica de extracción las tomas empiezan a espaciarse poco a poco.

Pero cuando todo iba a ese ritmo, a veces un día el bebé empieza a pedir con mucha más frecuencia y ansiedad. Es lo que llamamos crisis de lactancia. A veces de debe a una reducción momentánea de la producción de leche (porque has espaciado las tomas algo más de lo debido, porque el bebé ha necesitado dormir más o ha estado enfermo y ha comido menos…) y otras a un crecimiento del bebé que hace que necesite más alimento.

Sea un caso u otro lo que notas es que pide el pecho con más frecuencia. Dáselo. Al hacerlo aumentará la producción de leche ajustándola a lo que el niño demande. Si de verdad lo haces lo normal es que tras 2-3 días de tomas más frecuentes vuelva a su ritmo habitual.

Si el bebé gana poco peso

Aquí lo esencial es entender ¿Qué es poco peso?

– Menos de lo que ganaba antes. Eso es normal. Las primeras semanas pueden ganar 150-200 gramos por semanas. Algunos mucho más. Pero después lo normal es que esa ganancia vaya bajando poco a poco. Por eso son «curvas de peso» no «líneas rectas de ganancia de peso». Conforme un bebé crece, cada vez lo hace más lentamente. Lo importante es si esa reducción ocurre en un niño sano que come tranquilo o en un niño irritable, débil o con otros signos de enfermedad.

– Por debajo de la media. La mitad de los niños está por debajo de la media en las gráficas de percentiles de peso y talla. Es una cosa puñetera que tienen las matemáticas. La mitad de los niños sanos (las tablas se hacen con sanos) está por debajo de la media. Pero es que en percentiles mucho más bajos pasa igual. Un 5% de los niños sanos está por debajo del percentil 5. Si el tuyo está sano y está ahí no hay que hacer nada.

Pero hay casos en los que la ganancia de peso se frena y va perdiendo percentiles acompañado de malestar o debilidad en el bebé. ¿Qué hacer en ese caso? Lo primero es buscar causas diferentes a una falta de leche materna. En la mayoría de los casos la falta de leche llega después, cuando el bebé deja de vaciar el pecho porque algo (una infección, una intolerancia, un problema de reflujo o gases…) ha hecho que no pueda comer bien. Y para recuperar la producción de leche ofrece el pecho con más frecuencia. En la mayoría de estos problemas las molestias aparecen interrumpiendo la toma tras unos primeros minutos en los que el hambre es más fuerte que el dolor. La solución para que se alimente bien mientras resolvemos la causa del problema es que tome más veces aunque interrumpa la toma antes.

Cuando el pecho se adapta al efecto de las hormonas que regulan la producción de leche

Al principio el pecho no está acostumbrado al efecto de la Prolactina. Esta aumenta el riego de sangre en el pecho y se inflama. Es un efecto añadido al aumento de producción de leche.

Pero semanas antes o después llega el momento en que la Prolactina ya no genera inflamación y el aumento de riego de sangre no es tan llamativo. Entonces muchas madres notan que el pecho ya no se llena tanto como antes y surgen las dudas sobre si estará reduciéndose la producción de leche.

No es así en la mayoría de los casos, porque junto a ese cambio aparecen otros:

– El bebé tiene ya más fuerza y más experiencia vaciando el pecho. Hasta el punto de que tomas que antes duraban 20-40 minutos se pueden reducir a 2-5 minutos.

– La ausencia de inflamación y el tiempo que lleva ya la leche saliendo por los conductos hace que la salida sea más fácil.

Lo que notamos es que el bebé está bien y que no llora de hambre como sería de esperar si realmente estuvieses produciendo menos leche. Que esas extrañamente cortas tomas no se interrumpen con llanto de desesperación porque no consigue sacar lo que necesita, sino porque una vez sacado (a veces en pocos minutos) está tranquilo y o se duerme o se entretiene con cualquier cosa.

Cuando son circunstancias ajenas al pecho las que reducen la frecuencia de las tomas

No me refiero aquí a situaciones como infecciones ya tratadas arriba. Sino a otros cambios que pueden llegar para quedarse. Los más frecuentes son:

– Incorporación de mamá al trabajo.

– Introducción de la alimentación complementaria.

Es frecuente que vayan ambos de la mano. El resultado es que el pecho pasa a vaciarse menos, sea porque no está cuando el bebé lo busca o porque lo busca menos al recibir otros alimentos que cubren parte de sus necesidades.

Esto son cambios que tenían que llegar. Podemos hablar de lo poco razonable que es la duración de la baja maternal… Cosa que ya hago en otro artículo.

Pero sea como sea la duda de muchas madres es. ¿Podré realmente seguir aportando con mi pecho la cantidad de leche que mi hijo necesita? ¿O necesitaré ofrecer otros lácteos diferentes a la leche materna?

Como hemos dicho en este artículo la leche materna aumenta si se vacía con más frecuencia el pecho y se reduce cuando no es así. Es evidente que una reducción del vaciado va a bajar su producción. Pero no va a eliminarse mientras siga vaciándose, se va a ajustar.

En ese sentido la clave para poder mantener la lactancia como fuente de leche exclusiva depende de la frecuencia y regularidad con la que puede seguir ofreciéndose el pecho y el interés del niño en seguir tomándolo.

Hay madres por ejemplo que tienen trabajos que implican separarse de su hijo durante periodos de muchas horas o varios días (guardias médicas, comerciales que viajan mucho…). En estos casos es en los que se hace más difícil mantener la lactancia. Existe la posibilidad de usar el sacaleches cuando no estás con el bebé y conservarla para que quien cuida del bebé pueda dársela en tu ausencia, pero depende mucho de las circunstancias realistas de cada trabajo que eso sea o no posible.

Si tienes un horario más razonable en el que tu separación del bebé es de 7-8 horas al día como mucho se puede mantener perfectamente la lactancia en las horas en las que sí estás con él y con 3-4 tomas diarias de pecho (de las que varias pueden ser junto con otros alimentos) la mayoría de niños cubre sus necesidades de leche.

Espero haber cubierto la mayoría de situaciones y dudas. Pero como regla esencial si te surgen dudas de si falta leche materna en otra circunstancia:

Mira a tu bebé, ¿él está bien? Seguramente tiene leche suficiente.

¿Parece que no está bien? Intenta ofrecer el pecho con más frecuencia.

Si con eso no mejora, consulta a un asesor de lactancia en quien confíes.

Otros artículos donde puedes encontrar información complementaria:

AlbaLactancia

CrianzaNatural

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Pekemito: La leche materna no alimenta

Grietas en el pezón durante la Lactancia Materna

Uno de los mitos más extendidos: Por encima de los «x» meses la leche materna ya no alimenta y es mejor dejar el pecho y dar biberón si el niño no gana peso.

En los últimos años se está recuperando la «Cultura del Pecho». Esto significa que por desgracia la generación anterior de madres vivió una época en la que paradógicamente la extensión de la Pediatría significó una desinformación en muchos aspectos.

Hay quien opina que fue algo interesado promovido por las empresas productoras de leche artificial. Yo creo que el motivo fue otro.

La Pediatría es una especialidad médica joven. No por los pacientes a los que tratamos, sino porque no tienen la antigüedad de otras. En España hasta hace unos 60 años no existían los pediatras de forma general. Había médicos especialistas en niños. Pero la mayoría de los niños eran atendidos por médicos generales. De hecho fuera de España son muchos los países donde no hay pediatras de atención primaria.

Pero la aparición de la atención primaria en Pediatría ha sido muy positiva. Tenemos una de las tasas de mortalidad infantil más bajas del mundo.

El problema es, y es aquí donde la perjudicada fue la lactancia materna, que se entendió que para ganar credibilidad como especialidad médica había que hacerlo todo muy científico. Y en esa época ser científico era poner cifras a todo.

Cifras que se definían y algunos siguen definiendo en lactancia materna

Tiempo entre las tomas de lactancia materna. Se instauraron pautas rígidas recomendando no dar el pecho antes de «3 horas».

Tiempo en cada pecho. Se decían cosas como que no había que dejar al bebé tomar un pecho más de 10-15 minutos.

– Se llegó incluso a recomendar pesar al bebé antes y después de cada toma para saber lo que comía y suplementar si no se alcanzaba la cantidad «necesaria» según tablas de «aportes necesarios».

Ganancia de peso adecuada. Por debajo de la cual habría que suplementar o sustituir la lactancia materna por artificial.

La realidad respecto a todas estas cifras es que son falsas. Como lo son aplicadas a muchas otras cosas cuando hablamos de seres vivos (horas de sueño, cantidad de comida, capas de ropa…).

Hay que entender que somos seres vivos, y como tales debemos adaptarnos a ambientes y circunstancias cambiantes. Nuestro cuerpo tiene mecanismos de autorregulación para dirigir esos cambios. De modo que independientemente de patrones simplistas unas veces tenemos más hambre, más sueño o más frío y otras menos. Y lo razonable es no oponernos a esos mecanismos de regulación más que cuando tenemos evidencia de que no funcionan bien.

La época en la que se interfirió la lactancia materna con cifras es la época de declive de la lactancia. Simplemente porque se impedía que la lactancia materna adaptase su producción a las necesidades del niño y eso hacía que más pronto que tarde se hiciese insuficiente.

Edad a la que dejar de dar pecho. Que es el tema que nos ocupa hoy.

¿Cuándo deja la lactancia materna de ser un alimento adecuado?

Voy a ser simple. ¿Cuándo deja de alimentar la leche de una vaca lechera? ¿6 meses después de que empiece a producir leche? ¿Un año después? ¿Dos?

¿Sabéis cuanto hace que la produce la vaca cuya leche compras en el supermercado? ¿Te preocupa? ¿O es simplemente leche?

Pues eso.

La composición de la leche materna cambia desde que el niño nace. Al principio es el calostro, con unas características más acordes a la necesidad del Recién nacido. Y luego va evolucionando a lo que llamamos leche madura.

Pero una vez que se alcanza esa «leche madura» se mantiene su composición mientras mantengamos la lactancia materna. Igual que se mantiene de forma estable la composición de la leche de cualquier mamífero (incluida la vaca, la oveja o la cabra que se ordeñan con regularidad).

Pero algunos dicen que llega un momento en que la leche materna va perdiendo propiedades y deja de ser adecuada para alimentar al niño.

No es raro aún (por desgracia) que lleguen madres a la consulta a las que a partir de los 3-6 meses han recomendado dejar el pecho y sustituirlo por leche artificial porque el bebé está ganando menos peso… Y se les ha dicho que el pecho ya con esa edad no les alimenta.

Ideas que no se tienen en cuenta cuando se dice algo así:

Cuando un bebé crece la ganancia de peso de cada semana se va reduciendo, por eso son curvas de peso, no líneas rectas de peso. Esto ocurre sea cual sea la alimentación del bebé.

Por encima de los 4-5 meses algunos bebés ya no suben de peso de forma regular, sino en pequeños saltos. Pueden pasar algunas semanas con una ganancia «muy escasa» y de repente en una sola subir «más de lo normal». De nuevo es algo normal sea cual sea su alimentación.

La recomendación de enriquecer la lactancia materna con alimentación complementaria con otros alimentos por encima de los 6 meses no nace de que el pecho pierda propiedades. Sino de que hay ciertos nutrientes (el más conocido es el hierro) que el bebé adquirió durante el embarazo a través de la placenta y el pecho aporta en cantidad insuficiente para poder mantenerse de por vida. Esto no es un fallo del pecho, está diseñado para alimentar adecuadamente de forma exclusiva al bebé durante los primeros meses de vida. Pero somos omnívoros, no lactantes perpetuos. Eso no significa que la leche materna deje de poder competir por encima de cierta edad con cualquier otra leche y ser la mejor. Sino que necesitamos una dieta más variada. Por eso los preescolares que rechazan la comida y sólo toman leche tienen problemas de nutrición. Pero da igual que sea materna o de otro tipo. Es que por encima de cierta edad tomar sólo leche no es suficiente.

Sustituir la leche materna por leche artificial no soluciona nada y puede generar problemas. Si un bebé tiene problemas tomando pecho por falta de nutrientes podemos plantearnos solucionar los problemas que hacen que el pecho no sea suficiente, si no se resuelve podemos suplementar (si se hace bien, la mayoría de los casos se hace de forma transitoria para reforzar al niño y una vez que toma mejor, podemos potenciar el pecho para prescindir del suplemento). Pero lo que en ningún caso es una solución es suspender el pecho. La composición de la leche artificial no supera a la leche materna, y puede ser origen de alergias o intolerancias. No tiene sentido cambiar un alimento mejor tolerado por otro que no sabemos cómo tolerará.

Resumiendo: Que la leche materna es el mejor alimento para un bebé durante los primeros meses de vida, y una vez que se introduce alimentación complementaria sigue siendo la mejor leche que puede tomar un niño mientras madre e hijo decidan seguir con la lactancia materna.