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¿Es malo que los bebés vean televisión?

¿Es malo que niños y bebés vean la Televisión ?

Respuesta al Peketema propuesto por una madre en Facebook: «¿Es malo que los bebés vean la televisión ?» Y ya de paso, hablamos de móvil y tablet en niños.

La tecnología y los niños. Opiniones para todos los gustos.

Me piden la mía y es lo que voy a dar.

La televisión es parte de la vida cotidiana hoy en día. Pero cada vez menos.

Lo llamativo de esto puede que sea el final de la frase. Pero la realidad es que según los estudios actuales los adolescentes ven menos televisión que hace unos años. No es que hayan descubierto el gusto por las actividades físicas, sino que su ocio se está desplazando de la televisión a otros dispositivos que acceden a internet.

Pero la televisión sigue estando ahí. ¿Se puede vivir sin ella? Pues sí. Yo conozco gente que no la tiene (¡asombroso!) y de hecho yo raramente la enciendo, habitualmente para ver noticias y poco más. Aunque lo normal no es eso.

La televisión sigue siendo el medio de comunicación más consumido en la mayoría de los hogares. Lo que significa que en casi todos los casos es algo con lo que los niños conviven desde su nacimiento. Ya que los padres no dejan de ver la televisión el día que su hijo nace.

La respuesta a «¿es malo que los bebés vean la televisión?» es que no. Siendo realistas, todos los bebés la ven. El hecho de ver una realidad distinta pero a través de una pantalla nada tiene en sí de perjudicial. Otra cosa es cómo, cuánto tiempo y qué vean los bebés o los niños en televisión.

Pueden surgir varias dudas sobre el hecho en sí de ver la televisión:

Radiaciones: Sí. La televisión emite radiaciones. Pero las anteriores de rayos catódicos las emitían más aún y la mayoría de los padres actuales las hemos consumido desde pequeños. Y hoy en día estamos inundados de radiaciones por todas partes. Se supone que son radiaciones «no ionizantes», lo que implicaría no ser capaces de producir alteraciones químicas en nuestros cuerpos, pero… La realidad es que la única forma de estar libre de todo esto sería vivir aislados. Y aún así nos llegarían ondas de radio, televisión y telefonía. Incluso muy aislados llegarían de los satélites de comunicaciones. En la práctica, es algo inherente a nuestra vida actual.

Visión: Hay quien pueden plantearse que el propio hecho de ver la televisión puede ser perjudicial para la vista. La típica frase: «No te acerques tanto a la televisión (todos los niños lo hacen), que te van a tener que poner gafas.» Como todo. Depende de cuanto tiempo vea la televisión al día. Pero haciéndolo razonablemente no hay una base científica para que eso ocurra.

Bebés que ya usan móviles y tabletas.

Los sustitutos actuales de la televisión : Móvil y Tablet

Como decía, el tiempo que los adolescentes dedican a la televisión ha descendido en los últimos años. Está siendo sustituido en parte por el uso de móvil y tablet. Y eso es bueno, en parte.

La televisión es ocio pasivo. Es decir, consiste en encenderla y ver. Ver lo que han programado en ese momento que se vea. Si tienes varios canales del tema que te gusta (dibujos animados) tienes varias elecciones. Pero siguen siendo pocas y una vez escogida tu actividad se reduce a ver.

Móvil y Tablet están desplazando esta opción porque permiten tres cosas:

Una selección infinitamente más amplia de contenidos. Hay vídeo, como la televisión, pero tu campo de elección es muchísimo mayor. Puedes escoger en cualquier momento entre millones de programas.

– Además del ocio totalmente pasivo dispones de programas con los que se interactúa (juegos fundamentalmente en los niños). Y esto es un ocio mucho menos pasivo (aunque sigue sin ser físicamente adecuado) que en algunos casos puede servir incluso para entrenar habilidades útiles. Lo que pasa es que la mayoría no orientan su uso a esto, sino al simple hecho de pasar el rato.

Comunicarse con otras personas. Cosa que no permite la televisión. Parte de la comunicación interpersonal se está desplazando a la vía electrónica. Se puede hablar mucho de los aspectos positivos y negativos de este cambio.

Problemas con la Televisión, los móviles y otros dispositivos electrónicos.

La realidad es que estos dispositivos electrónicos, y en algunos casos las videoconsolas son elementos con los que un número cada vez mayor de niños va a convivir toda su vida. Cuál es el momento idóneo para introducirlos en su vida. Dudo que nadie pueda dar una respuesta motivada que responda a eso en todos los casos.

Pero sí hay problemas que están aumentando debido a su uso. Especialmente a su mal uso:

Sedentarismo. Móvil y Tablet están sustituyendo en parte a la televisión. Pero el efecto sumado es que los niños son más sedentarios que antes de que estos existiesen. Sólo hay una solución a eso y es limitar el número de horas que permitimos a nuestros hijos acceder a ellos, pero ante todo, ofrecer actividades alternativas. No podemos tener a los niños todo el día encerrados en casa y decirles simplemente que no hay televisión ni móvil más de x horas al día. «¡Me aburro!».

Acceso a contenidos no adecuados. Esto es común a televisión y móviles o tabletas. Pero es más difícil de controlar en los últimos ya que la amplitud de contenidos accesibles es mucho mayor y permiten ver ese contenido de forma más difícil de controlar por los padres. Debéis implementar sistemas de restricción de búsqueda en los dispositivos que usan vuestros hijos y aún así controlarlos.

– En el caso de móviles y tabletas está apareciendo un problema nuevo: Contracturas y tendinitis. La sujeción de un dispositivo de este tipo durante mucho tiempo precisa mantener una postura concreta de forma fija. Y estos dispositivos tienen un peso que en algunos casos es capaz de producir molestias a adultos. En niños puede dar lugar a dolores. Los más frecuentes que vemos son: Contracturas cervicales, algunas con dolor de cabeza y tendinitis del pulgar. Especialmente del pulgar de la mano izquierda (ya que la mayoría usan la izquierda para sostener el móvil).

En resumen.

Todas estas tecnologías son propias de nuestra sociedad actual. Una parte del desarrollo y educación de nuestros hijos es que aprendan a regular el uso de cosas que tienen sus aspectos positivos y negativos.

Está claro que nuestros hijos van a necesitar en sus vidas utilizar tecnologías digitales y que aprender desde pequeños a usarlas tiene una utilidad similar a conocer otros idiomas, porque lo es. Es un nuevo idioma.

Pero su mal uso encierra también perjuicios que sólo los padres podemos limitar regulando su utilización hasta que aprendan a emplearlas de forma adecuada.

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La Crianza Natural

Crianza natural, recordar de donde venimos

La crianza natural es una forma de cuidar y educar a sus hijos escogida por muchos padres, con sus ventajas y condicionantes. Esta es mi opinión sobre ella.

La Crianza Natural es una teoría que se basa en el estudio de la forma de criar a los niños en primates y otros animales, lo que se supone que debió ser en las poblaciones prehistóricas de humanos y en otras culturas distintas a la occidental.

Postulan que la forma actual de criar niños en los países occidentales es muy diferente a la de otras culturas y a la que la especie humana realizaba en sus inicios. Y que muchos de los problemas que surgen en la crianza son fruto de una forma de hacerlo que va en contra de las necesidades biológicas del niño.

Puntos principales en la práctica de la Crianza Natural

  • Lactancia materna a demanda de día y de noche y hasta la edad que en niño la solicite (habitualmente entre los dos y cuatro años, algunos más).
  • Colecho. El niño duerme con la madre o con los padres hasta que prefiera dormir sólo por propia iniciativa (entre los 5 y 10 años).
  • Mantener durante todo el tiempo posible el contacto íntimo entre el niño y la madre (habitualmente hasta los 3 años al menos).

Otras cuestiones en las que insiste esta opción pero que no incluyo dentro de sus puntos principales porque yo no considero que sean propias de ella, sino de cualquier teoría educativa decente:

  • Quered a vuestro hijo tanto como podáis, procurad desde un principio que sepa que lo queréis y lo respetáis.
  • La mayoría de los problemas que tenemos con los niños son porque no les entendemos. No porque tengan la intención de hacernos la vida imposible.
  • Hacer daño a un niño nunca es una herramienta educativa adecuada.

Reivindicaciones desde la crianza natural

El abandono de estos principios en la cultura occidental se ha defendido por parte de supuestos expertos que no aportaban ninguna prueba de que mejorasen en nada la calidad de vida ni de padres ni de hijos, y en muchos casos amenazando a los padres con graves consecuencias para sus hijos si mantenían este tipo de crianza. Amenazas que no tenían ningún fundamento.

Afirman que muchos problemas de la cultura occidental, que no son tan marcados en otras culturas, ni lo eran en la antigüedad son fruto de criar a los niños en unas condiciones que van en contra de sus necesidades biológicas y afectivas

Sería necesario ampliar la baja maternal hasta los 3 años para no impedir a las madres trabajadoras la posibilidad de realizar una crianza adecuada de sus hijos.

Puntualizaciones a la crianza natural

(Esto son opiniones mías)

Hasta que en España se consiga que la baja maternal dure los 3 años necesarios para hacer una adecuada crianza natural (en realidad sería lo deseable para una adecuada crianza sin más), hay muchas madres para las que aplicar este sistema resulta imposible.

Del mismo modo que no había fundamento para las amenazas que algunos pseudo expertos usaban para ir en contra de la crianza natural, tampoco veo adecuado que se plantee a las madres que no aplicarla genere graves problemas a sus hijos. Porque al igual que en las amenazas de los “expertos” citados, no es cierto.

Las opciones que algunos defienden (basadas en el conductismo, que es una forma de modificar una tendencia inconsciente), no son más que intentos de facilitar la adaptación de algunos niños a un sistema de vida que no es el idóneo ni para niños ni para adultos. Hay muchas formas de conseguir esa adaptación. Ciertas formas de conductismo usadas, por ejemplo para enseñar a los niños a dormir solos, son muy criticadas por los defensores de la crianza natural. Y a mí tampoco me gustan, sobre todo porque hay opciones mejores para conseguir lo mismo.

En resumen, mi opinión

La Crianza Natural es una opción, posiblemente la idónea para el ser humano en general, pero viviendo en el mundo en que vivimos, como en todo lo demás referente a la crianza de vuestro hijo, debéis valorar vuestras propias circunstancias y preferencias:

Es vuestro hijo.
Ni aplicarla, ni dejar de aplicarla
es una garantía de nada
positivo ni negativo.

Lo fundamental para criar a vuestro hijo es a mi parecer

Que le dediquéis tanto tiempo como vuestras circunstancias personales os permitan, sin agobios ni sentimientos de culpa.

Que en ese tiempo disfrutéis de él y le deis tanto amor como podáis y lo tratéis con respeto y cariño.

Si cumplís estos dos requisitos creo sinceramente que habréis puesto como padres lo que podíais para que vuestro hijo sea feliz (duerma sólo o con vosotros, tome pecho o biberón, vaya o no a la guardería…).

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Destete nocturno en bebés

Destete nocturno

Escribo este Peketema del destete nocturno en respuesta a la duda de una madre en Facebook: «¿Como retirar el pecho a un niño si de noche es su chupete?»

Siempre que hablamos de retirar el pecho saltan las alarmas. ¡No se lo quites! Sigue dándoselo…

Aquí no vamos a entrar en eso. Hay muchos motivos justificados para retirar el pecho y la persona más cualificada para decidir cuando y porqué en cada caso es la madre que lo da. Para quien tengan ganas de gresca con el tema recomiendo la lectura del artículo «Madres juzgadas». Y os recuerdo que nuestra comunidad se basa en el respeto a todos sus miembros.

La cuestión es que cuando se decide el destete nocturno surgen también muchas dudas de cómo hacerlo. Le has dado el pecho hasta ahora porque pensabas que era lo mejor para tu hijo. Y ahora que has decidido que retirarlo es también la mejor opción en vuestras circunstancias, quieres hacerlo de la mejor forma para él.

Lo que te recomiendo es usar lo que llamamos «Destete respetuoso: No ofrecer, no negar».

Pero concretamente, cómo hacer el destete nocturno en un bebé que usa el pecho en su ritual de sueño

Como siempre, para dar una respuesta hace falta aclara antes algunas cosas que influyen en la situación:

  • Los bebés se duermen usando un ritual de sueño. Todos lo hacemos en realidad. Son el conjunto de cosas que necesitamos para que un niño haga el paso de estar despierto a dormido. En la mayoría de los bebés que hacen lactancia materna a demanda el pecho es uno de los elementos esenciales de ese ritual. Pero por suerte no el único y podemos valernos de los demás para hacer el destete nocturno.
  • Cambiar el ritual de sueño de un bebé puede ser difícil. A veces es necesario hacer cambios más intensos y otras podemos hacerlo de forma gradual. Pero depende de cada niño. Algunos se adaptan con una facilidad sorprendente a cualquier cambio de su rutina. Mientras que para otros es casi imposible lograr un cambio si no surge de su propia iniciativa.
  • No existen soluciones milagrosas. Tendemos a pensar que lo que nos ha funcionado a nosotros debería funcionar en todos los casos. Y eso es totalmente falso. Por lo que lo único que podemos hacer es dar opciones para hacer el destete nocturno y que los padres prueben en un orden determinado dependiendo de sus propias preferencias y el conocimiento que solo ellos tienen de su hijo.

Así que os expongo dos opciones evidentes para el destete nocturno:

  1. Probar a que lo duerma en brazos el padre u otro cuidador distinto de la madre. Como decía, cada bebé es diferente. Los hay en los que el pecho es un elemento variable de su ritual de sueño. Que se duermen a veces con el padre, a veces con la madre. Para hacer un destete nocturno en estos niños la forma más fácil es que durante unas semanas sea el padre quien duerma al bebé.
  2. Probar a dormirlo la madre en brazos con el chupe o tomando el biberón. Evidentemente sólo es una opción en los bebés que usan chupe o biberón.

Hay una cuestión añadida. Y es ¿lo que queremos es que acabe aprendiendo a dormir sólo? O ¿queremos hacer colecho pero sin seguir dándole el pecho?

Si la opción es seguir haciendo colecho no hay problema en que se duerma al bebé en brazos dando chupe o biberón.

Pero si lo que pretendemos es que aprenda a dormir sólo os recomiendo que leáis «cómo enseñar a un bebé a dormir sólo sin dejarlo llorar».

Otra cuestión es, ¿pasamos de darle el pecho cada vez que se despertaba a nada poco a poco o de golpe?

Si aplicamos el principio de destete respetuoso lo que debemos hacer es intentar en cada despertar dormirlo sin darle el pecho de entrada (no ofrecer), pero si ves que no funciona, no te pongas a pelear para no dárselo a las 4 de la mañana (no negar). Dáselo y todos a dormir.

Poco a poco serán cada vez más los despertares en los que volverá a dormirse sin el pecho, del mismo modo que de día serán menos las ocasiones en las que lo pida.

Algo importante es que en función de la respuesta del bebé te adaptes en el ritmo, e incluso, si era una opción, no una necesidad, te replantees hacer el destete nocturno más adelante si claramente tu hijo no está preparado para hacerlo aún.

En cuanto a los motivos, si por lo que has decidido probar el destete nocturno es porque tu bebé se despierta mucho y pide sistemáticamente el pecho, te aviso de que quitar el pecho sin más no arregla ese problema en casi ningún caso. En esos casos lo que hay que plantearse es cuál es el ritual de sueño que preferiríamos que tenga nuestro hijo y hacer los cambios necesarios para ayudarle a ir en esa dirección.

De nuevo, si lo que pretendemos es que aprenda a dormir sólo os recomiendo que leáis «cómo enseñar a un bebé a dormir sólo sin dejarlo llorar».

Si has pasado por esta situación, te agradecemos que nos cuentes tu experiencia en Facebook.

Entre todos podemos ayudar mejor a quienes pasan por ella en este momento.

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Edad para pasar a un niño a su dormitorio

Edad para que un niño duerma en su propio dormitorio

En respuesta a un Peketema solicitado porra las madres en Facebook: Cuál es la edad que recomiendo para pasar a un niño a su propio dormitorio.

Esta pregunta parte de un error. Y es el hecho de suponer que existen normas generales de cual es la forma correcta de hacer las cosas con los niños. Y especialmente es un error común pensar que los niños deben ir cumpliendo una serie de objetivos con un calendario más o menos fijo, porque no hacerlo es perjudicial o puede tener consecuencias muy negativas.

Hablamos así en ocasiones de:

– ¿Cuál es la edad a la que debe dejar el pecho?

– ¿Cuál es la edad a la que debe dejar de tomar biberón?

– ¿Cuál es la edad a la que debe dejar el chupe?

– ¿Cuál es la edad a la que debe dejar el pañal?

– … Dejar de comer triturado… ir al baño y limpiarse sólo… cepillarse los dientes…

Y la realidad es que en todos estos casos y algunos más la mejor respuesta es individualizada. Lo que pasa es que para poder dar respuestas personalizadas hay que conocer la situación real de desarrollo de cada niño y las preferencias y circunstancias de cada familia. Y muchas veces queremos una respuesta demasiado simple.

En esta pregunta concreta: Edad a la que es adecuado pasar a un niño a su propio dormitorio.

¿Cuáles son los aspectos más importantes en los que yo me oriento cuando me hacen esta pregunta en la consulta?

– ¿Tenéis otro dormitorio? Porque la realidad es que muchas familias no. En muchos casos tienen previsto cambiar de vivienda cuando sea necesario, pero ¿qué sentido tiene decir a unos padres que ya sería bueno cuando la realidad es que no pueden hacerlo?
– Lo esencial: Hasta ahora dormís en el mismo dormitorio. ¿Qué tal descansáis todos? Si la respuesta es que descansan bien. No hay ninguna necesidad de hacer el cambio. Otra cosa es que los padres prefieran hacerlo por otras cuestiones, como recuperar la intimidad de pareja… Que puede ser importante. Pero ¿y cuando no descansan bien? Entonces en algunos casos pueden mejorar si el niño duerme en su propio dormitorio. Pero no siempre es así. Depende de cual sea la razón por la que no descansan bien.

Hay un caso en el que puede mejorar claramente: Hay niños que son muy activos durante el sueño. Duermen, pero se mueven mucho, hacen ruidos… Y algunos padres tienen el sueño ligero y se despiertan cada vez que el niño hace una de esas cosas. En este caso es el más claro. El niño descansa, pero los padres no. Si el niño duerme en su propio dormitorio los padres no verán constantemente interrumpido su sueño para nada. Ya en en nada beneficia al niño que sus padres no descansen por oírle toda la noche.

Otro caso en el que puede ser útil es cuando los niños se despiertan con mucha frecuencia y para volver a dormirse piden siempre la colaboración de los padres. En este caso lo que ocurre es que tienen un ritual para dormirse que precisa la colaboración de los padres. Esto no es un problema en sí mismo. Es una elección de los padres. Pero se convierte en un problema si el número de despertares transforma la noche en una tortura que impide el descanso adecuado de los padres. Porque por el bien del niño, conviene que los padres descansen bien. Cuando esto ocurre, algunos suelen decir que les gustaría que su hijo aprenda a dormirse sólo. Puede conseguirse sin que el niño llore, pero es bastante complicado que el niño escoja el nuevo ritual de sueño «independiente» si cada vez que se despierta tiene a su lado «en bandeja» la forma en que se ha dormido hasta ahora. Y eso significa que es necesario que el niño empiece a dormir sólo en su dormitorio para lograr ese cambio.

Al final es cuestión de opciones. Hay padres para los que todo esto resulta innecesario y absurdo. Duermen con sus hijos en la cama «de matrimonio» y descansan razonablemente bien, o hasta muy bien. Y prefieren esta opción hasta que el niño escoja dormir sólo. Es una elección tan válida en mi opinión como la otra… Mientras descanséis.

Lo que me parece más importante

Más que una edad a la que es adecuado que un niño duerma sólo, os diría cuando no es adecuado. Antes de los 3-4 meses, que un niño duerma fuera del dormitorio de los padres tiene importantes riesgos. Especialmente la muerte súbita del lactante y las crisis de atragantamiento.

La mayoría de los padres que se plantean que el bebé duerma fuera del dormitorio, no suelen hacerlo antes de los 5-6 meses. Con esa edad ya no hay muerte súbita del lactante y las crisis de atragantamiento son muy poco habituales.

Pero no es cierto como dicen algunos que haya una edad por encima de la cual el niño no deba dormir en el dormitorio de los padres, porque si sigue haciéndolo…. (maldiciones bíblicas variadas según la imaginación del que intenta convencer a los padres). No me voy a molestar ni a apuntar las razones más frecuentes que se dan. Porque son absurdas.

La realidad es que cada familia tiene unas circunstancias y preferencias. Pero que incluso por encima de ellas cada niño está preparado para ese paso en un momento distinto. Y forzar ese cambio cuando la familia o el niño no están preparados para él es una forma de generar problemas innecesarios.

Incluso cuando creamos que ha llegado el momento y pensemos que nuestro hijo está preparado, es un paso con posibilidad de vuelta atrás. Y podemos y debemos ser flexibles en ello.

Y no tengáis una fecha preconcebida. Sólo sirve para generar ansiedad si la superamos y tiene tanta justificación esa fecha como cualquier otra que hubiésemos fijado.

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Familiares y «amigos» en la crianza

Familia y amigos en la crianza

Los familiares y «amigos» son las personas que más influyen sobre los padres en la crianza de los hijos. ¿Porqué somos tan vulnerables a sus opiniones?

Debemos entender algo para empezar. Hoy en día son una minoría los padres que deciden estar preparados para serlo. Esa minoría lee y se informa como estás haciendo tú en este momento. Porque prefieren tener un criterio propio a la hora de tomar decisiones en algo tan importante como la forma en la que van a criar a sus hijos.

Pero empecemos por el principio de la historia.

Antes de que su hijo nazca, si no son los propios padres los que se preocupan de hacerlo, nadie les da formación. Hace décadas las familias eran más numerosas y su conocimiento sobre la crianza dependía del lugar que ocupaban en el orden de los hermanos. Si eran de los mayores tenían la experiencia de ver cómo sus padres fueron criando a sus hermanos pequeños desde su nacimiento. Pero si eran el menor, pues nada.

También hace unas décadas «las niñas jugaban con muñecas». Eso, que hoy en día consideramos sexista era una forma de adquirir por imitación (junto a ver a los padres hacerlo) habilidades básicas (cambiar un pañal, estar pendiente de darle la comida al bebé, ayudarle a echar los gases, bañarlo, acunarlo, darle cariño…). No era negativo que las niñas aprendiesen esto. Lo negativo era que lo aprendiesen «sólo las niñas». Pero como somos así, ponemos el sello de juego sexista al tema y ya está: ¡Ahora no lo aprende nadie!

La cuestión es que cuando por fin los padres van a tener su bebé, son dos personas. Y de repente, tras el parto son 3 (a veces más). Y esa tercera personita está totalmente indefensa, no la conocemos de nada y sus padres somos los únicos responsables de su bienestar en este mundo.

Si tenemos la «suerte» (la mayoría de las veces lo es, pero no siempre) de tener cerca a nuestros familiares y amigos para que echen una mano o nos aconsejen, lo agradecemos. Porque todo son dudas y el bebé necesita siempre más atención de la que la mayoría de los padres esperan.

Tiene en ese momento sentido la frase «para criar a un niño hace falta toda la tribu». En la mayoría de los casos, agradecemos tener esa ayuda.

Pero a veces aparecen los conflictos.

Cuando ocurre, suele ser porque algunos de los familiares o amigos no tienen claro cuál es el papel de cada actor.

Existe un nucleo esencial: El niño, la madre y el padre.

Los demás: Abuelos, tíos, amigos… son accesorios. Bienvenidos para ayudar y aconsejar. Nunca para decidir ni presionar.

Pero muchos lo hacen. En la mayoría de los casos con toda la buena voluntad del mundo. Pero la realidad es que algo tan esperado por toda una familia como la llegada de un bebé, no pocas veces es el origen de problemas importantes en las relaciones familiares.

Los conflictos más frecuentes:

Puede sonar sexista, si en algún caso no corresponde a la realidad pido disculpas a ese caso. Pero el objetivo de este artículo es concretar y para eso necesitamos generalizar lo más frecuente.

La realidad es que quienes más se implican en la crianza de los bebés, especialemente desde el naciento, son las mujeres de la familia. En los años que llevo como pediatra, suelen ser las madres las que me cuentan que tienen un problema con abuelas o tías.

Y si rizamos el rizo, sin pretender herir sensibilidades los conflictos suelen ser con las suegras y cuñadas.

Hay motivos para que sea así.

En primer lugar la confirmación o excepción de esta «regla», depende del caracter de los familiares. Hay gente que cree poseer verdades absolutas y tiene la necesidad de defenderlas a ultranza. En realidad esto lo que demuestra es inseguridad. Como la crianza de los hijos es algo que nos preocupa tanto y en lo que estamos tan inseguros, algunas personas necesitan creer que la forma en la que hacen las cosas es la única posible. Porque si hay otras opciones, ¿no me estaré equivocando? Hay personas que no pueden soportar esa idea en un tema que les afecta tanto como este. Y eso hace que cuando ya no tienen posibilidad de arreglarlo (sus hijos ya los criaron de un modo concreto), lo único que queda es reforzar la idea de que la forma en la que lo hicieron era la única correcta. Es por tanto comprensible y no se lo toméis a mal. Lo hacen con la mejor intención. Pero es que para ser capaces de aceptar que pudimos hacer mejor algo tan importante como criar a nuestros hijos hay que tener una humildad y una flexibilidad mental que no es habitual.

La segunda parte es que hace unas décadas, cuando las abuelas criaron a sus hijos, los consejos que se les daban desde instituciones educativas y por parte de los pediatras eran muy diferentes a las que se defienden hoy en día.

Un ejemplo claro es la lactancia materna: Hace décadas, los pediatras no sabían prácticamente nada sobre lactancia. Y en cuanto surgía un problema, disponíamos de una «solución científicamente diseñada» que lo solucionaba todo: El biberón.

Por eso, la mayoría de las abuelas de hoy en día son desgraciadamente unas nefastas consejeras de lactancia. Y con la mejor intención, pero suelen bombardear a sus hijas o nueras con las frases que en su momento les dieron a ellas: «No tienes suficiente leche», «tu leche no es buena», «déjate de tonterías y dale un biberón», «estás empeñada en la teta y con el biberón se crían de maravilla». Y esto si no hay problemas, como los haya… Pobre de la teta y de la madre: «Si ya te lo decía yo», «esto mismo me pasó a mí y por eso no te pude dar pecho», «¿ves, ya te lo dije? En la familia es que no damos buena leche, te pasa lo mismo que me pasó a mí»….

Repito. Son comentarios bienintencionados. Pero es que cualquier problema en esa época tenía una misma solución: Biberón.

Y ¿porqué los conflictos son más frecuentes con suegras y cuñadas?

Pues por prudencia. La mayoría de las veces las madres tienen la confianza suficiente con sus madres o sus hermanas para decirles con todo el «cariño del mundo»: «Anda, mamá. ¡Ve y date una vuelta un rato y deja de calentarme la cabeza!» Pero decirle eso a una suegra o una cuñada… No queremos generar conflictos con la familia de nuestra pareja y no tenemos la confianza suficiente para poder «defendernos» del bombardeo sin medir las consecuencias.

Y luego están los «amigos».

Hay amigos de verdad y conocidos. Algunos «amigos» ven la paternidad como una competición en la cual cuando hablamos de los hijos y de cómo los criamos lo esencial es dejar claro al final de la conversación que su hijo es el mejor y la forma en la que lo están criando la única correcta. Evidentemente no son la mayoría, y muchos tenemos la suerte de tener amigos que son un apoyo y personas con las que podemos compartir, desahogarnos y aprender.

Me gustaría que esto lo lean tanto padres y madres como familiares y «amigos».

Los únicos con capacidad de decisión sobre cómo se cría un niño son: el niño, la madre y el padre.

Todos los demás (ahí entramos hasta los pediatras) pueden ofrecer ayuda y consejo, pero mientras entiendan con agrado que los de arriba tienen la opción de aceptar o rechazar ambos.

Y más que un consejo una necesidad:

La salud mental de los padres depende de que desarrollen lo antes posilble lo que llamo «órgano de supervivencia de los padres».

Es un conducto que se acaba desarrollando, cuanto antes mejor. Este conducto comunica oreja y oreja y es selectivo.

Su función es que cualquier comentario o consejo que no vaya acompañado de una explicación que nos parezca razonable, pase de oreja a oreja y salga de nuestra cabeza sin dejar ningún residuo en el camino.

De verdad, ¡Esencial para sobrevivir el primer año de vida de nuestro hijo!

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El bebé de alta demanda afectiva

Bebés de Alta demanda

Hay bebés de alta demanda, que piden continuamente ser atendidos, alimentados, entretenidos, ¿Es así por su propio carácter o es que lo hacemos todo mal?

Son niños que se caracterizan por lo que sigue:

-Pide comida continuamente:

Suele hacer tomas muy cortas pero muy frecuentes.

– Pide afecto continuamente:

Tolera muy mal la separación de los padres. Especialmente de la madre.

– Exigente:

Tiene crisis de llanto exigente. Pide la satisfacción inmediata de sus necesidades. Calmándose momentáneamente en cuanto es atendida.

– Carácter fuerte:

Cuando quiere algo no para hasta conseguirlo.

– Muy activo:

Sus ratos de descanso son mínimos. Durante el día casi no duerme. Y en cuando una crisis de llanto cesa porque le damos lo que pide, comienza otra al poco rato.

– Agotador:

Superan la capacidad de esfuerzo de padres, abuelos y casi cualquiera que se ofrezca a echar una mano.

-Insatisfecho:

Es como si nunca tuviese suficiente. A pesar de atender todo la anterior, enseguida vuelve a llorar por otra cosa.

– Impredecible:

Cuando parece que empiezas a cogerle el tranquillo, lo que ayer ayudó, no sirve hoy.

– Muy sensible:

Nota cualquier mínimo cambio. La despierta cualquier ruido. Es muy influenciable por el estado de ánimo de los que le rodea.

En estos niños, la estrategia que parece funcionar mejor es lo que algunos llaman “Crianza Natural”.

Básicamente consiste en:

– Alimentación con pecho a demanda.

– Contacto continuo íntimo con la madre.

– Colecho (duerme en la cama de los padres).

Aunque es un método válido para cualquier familia, en los bebés de alta demanda, otras alternativas son casi insoportables. Aplicando métodos próximos a la «Crianza Natural» suelen mejorar poco a poco en el primer año de vida.

Yo no conocía la existencia de los bebés de alta demanda cuando acabé la especialidad. No me explicaron nada sobre ellos.

Mi experiencia como pediatra, es que lo más duro para los padres de un bebé de alta demanda es la sensación de frustración que les genera. El sentimiento de culpa que nace en ellos pensando que no son buenos padres. La mayoría de los padres a los que toca un bebé de este tipo no repiten. Yo los llamo a veces «niños cuco» (donde entra uno, no hay más).

En muchos casos, lo que más agradecen los padres cuando les das el diagnóstico, no es que les des una solución (que la que hay no es fácil), sino que por fin entienden que su hijo es así, y no lo es porque ellos sean malos padres. Sino que posiblemente para que su hijo progrese, van a tener que ganarse el título de PADRES con mayúsculas.

A la larga también tiene su parte buena:

– Los niños que fueron bebés de alta demanda son muy inteligentes y muy constantes. Lo que a la larga es una garantía de que conseguirán en la vida casi cualquier cosa que se propongan. La labor de los padres es que intentemos orientarlos hacia objetivos positivos.

Son grandes actores en potencia y personas con muchísimo carisma.

 

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Niños superdotados

Llamamos superdotado al niño que destaca en alguna capacidad intelectual comparado con la media de la población. ¿Pero qué significa más allá de serlo o no?

Este es un tema que me he resistido a escribir. Y lo he hecho, porque de todas las etiquetas que pueden colgársele a un niño, calificarlo de superdotado es una de las que creo que más repercute en su vida.

Podría hablar sobre las pruebas, las clasificaciones y otras consideraciones para llegar a calificar a un niño de superdotado. Si queréis información sobre estos asuntos podéis echar un vistazo a la página de wikipedia sobre superdotación intelectual.

Pero yo voy a centrarme en este artículo en otros enfoques.

¿Qué significa para los padres tener un niño superdotado?

En la mayoría de los casos, un problema. Puede que asombre, pero es cierto. Y lo es porque raramente la superdotación es general y equilibrada.

Me refiero a que la inteligencia no es algo unificado. Cada vez se distinguen más tipos de inteligencia. Si hacemos una reducción muy exagerada yo distinguiría inteligencia emocional (que más bien llamaría madurez afectiva) e inteligencia en su concepción clásica, como capacidad de aprendizaje, comprensión de conceptos y creatividad… Como digo es una reducción burda. Pero útil para lo que quiero explicar.

Consideramos habitualmente como superdotados intelectuales a los que tienen una alta capacidad en la inteligencia. Pero no tienen porqué tenerla en la madurez afectiva.

Lo que vemos muchas veces es a niños que con edades muy precoces son capaces de entender cosas que a la mayoría de los de su edad se les escapan. Pero el problema es que en muchos casos su madurez afectiva no está al nivel de asimilar esas cosas que entienden. Temas como la muerte, los problemas económicos familiares, una mala relación de pareja entre los padres, problemas sociales, políticos o económicos… Algunos de estos niños podrían explicarnos perfectamente esos temas, pero otra cosa es que sepan cómo afrontarlos a nivel afectivo. Y en muchos casos viven esos temas con angustia.

Para los padres, tratar con un niño superdotado puede ser complejo, porque se debe cuidar la información que se le facilita y cómo se hace. Y hay que estar especialmente atento a la forma en la que le afecta anímicamente. Suelen dar la impresión de ser demasiado sensibles, pero es que entienden lo que captan más allá de lo que cabría esperar para su edad, con una capacidad para asimilarlo similar a su edad real.

Otra preocupación para muchos padres de niños superdotados, es que se sienten a veces abrumados por una responsabilidad añadida. ¿Qué deberíamos hacer para que pueda desarrollar ese «don» que ha recibido? ¿Colegios especiales? ¿Actividades extra-escolares?

En bastantes casos significa, por raro que parezca, tener problemas en el colegio. Esto lo explicaremos en el siguiente apartado.

¿Qué significa para un niño ser superdotado?

Lo primero y más llamativo, como decía, problemas en el colegio. Aunque parezca extraño, la mayoría de los niños superdotados que conozco tienen problemas en el colegio. Especialmente en los primeros años de escolarización. A veces mejoran con la edad y otras empeoran.

Y creo que el factor determinante en esto es si conseguimos que su madurez afectiva alcance a su alta capacidad intelectual. Cuanto mayor es el desfase, peor lo pasa. Si conseguimos reducir el desfase, mejora.

Puede resultar extraño que un a un «niño listo» no le vaya bien en el colegio, pero no lo es. Un niño superdotado suele aburrirse con los niños de su edad. Entiende y le interesan cuestiones que la mayoría de los de su clase no comprenden aún. Con lo que cuando entra en una conversación o un juego e intenta llevar la atención del grupo hacia uno de los temas que le gustan a él suelen mirarlo extrañados sin entender de lo que va. Si esto ocurre con frecuencia no es raro que se sienta marginado.

Es frecuente que acabe intentando juntarse con niños mayores que él o incluso con adultos, rehuyendo a los niños de su edad. Eso suele interpretarse como un problema para relacionarse con los demás. Pero no lo es. Es que está fuera de sitio. Por eso cuando se habla de subir de curso a algunos de estos niños superdotados puede ser un acierto. No como medida general, pero sí individualizada. Dependerá de si tiene un nivel de madurez afectiva que le permita relacionarse con niños mayores.

Otra de las cosas que ocurren es que suelen responder muy bien a actividades nuevas, pero llevan fatal la repetición. En cuanto dominan una actividad les aburre soberanamente hacerla una y otra vez. Muchas veces se dicen cosas como «iba muy bien y ahora, de repente, ha dado pasos atrás». Cuando en realidad si probamos a que afronte el paso siguiente vemos que responde adecuadamente. No es que haya olvidado lo que logró hace una semana, es que necesita un reto nuevo y si le hacen repetir lo de la semana pasada lo hace cada vez con más desgana.

Tengo que decir que a un buen número de los niños superdotados que he conocido los habían calificado de niños con déficit de atención. Lo que significa que se otorga este diagnóstico tal vez de forma muy superficial en algunos casos.

¿Qué pasa cuando «descubren» que es un niño superdotado?

Pues puede variar mucho.

Depende de la forma en la que reaccionan los adultos que le rodean: los profesores y especialmente sus padres.

Hay gente que es como si descubriese una mina de oro: «Hay que sacar hasta la última pepita». Está claro que esa actitud convierte al niño en un esclavo de su «don». «Deberías hacer tal o cual cosa porque tú puedes». No somos felices porque hagamos lo que podemos hacer mejor que nadie. Sino porque hagamos lo que nos guste hacer.

También los hay que lo hacen mucho mejor. Centrándose en que es un niño con necesidades especiales y podemos facilitárselas. El planteamiento aunque parezca similar difiere mucho. No es cuestión de hacer todo lo necesario para que gane el premio Nobel. Sino de poner a su alcance lo necesario para que acabe siendo feliz y se sienta realizado. Y eso significa:

  1. Adecuar su ritmo educativo a sus demandas (y estas no tienen porqué ser lineales). Pero esto es complicado porque los centros escolares llevan mal la educación a ritmo individualizado. No es cuestión de voluntad, que la hay, sino de medios en la mayoría de los casos. Si un sistema no permite la movilidad de estudiantes entre niveles y satura a los profesores con un número excesivo de alumnos y una carga burocrática incomprensible e inútil, la individualización es la primera sacrificada.
  2. Que los padres nos esforcemos ante todo en ayudarle en la maduración afectiva, que como decía antes, creo que es la clave real para que estos niños superdotados acaben siendo felices.
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Muerte súbita del lactante

Qué es la muerte súbita del lactante y cómo evitarla.

Es una de las preocupaciones que se añaden a tener un bebé. Se considera muerte súbita del lactante la muerte sin causa aparente de un bebé por lo demás sano en el que tras estudiar la autopsia no puede establecerse ninguna causa.

Por su propia definición no es como algunos puedan pensar que se ha ahogado mientras dormía, o se ha atragantado. Ambas cosas dan signos claros si estudiamos después al bebé. Y en esos casos no se habla de muerte súbita del lactante.

Otros pensarían en algún tipo de infarto o hemorragia… De nuevo en estos casos tampoco se trata de una muerte súbita del lactante.

La primer pregunta que surge: Pero entonces ¿mi bebé puede morir de repente sin que haya ninguna causa aparente?

La respuesta es que sí. Pero por suerte no es frecuente.

Ser consciente de esto es algo que puede quitar el sueño a cualquiera.

¿Cómo de poco frecuente es?

Muy, muy poco, podría dar cifras de estadísticas, pero tal vez os oriente más si os digo que el año que empecé la especialidad de pediatría (1997) vi 3 casos. Desde entonces hasta hoy no he vuelto a ver ninguno.

Los bebés no deben dormir boca abajo hasta que sean capaces de darse la vuelta

¿Ha cambiado algo? Pues sí. Ese año fue cuando se empezó a recomendar en mi hospital a todos los padres que los bebés no durmiesen boca abajo, sino boca arriba.

Hasta ese momento era frecuente acostarlos boca abajo por dos motivos:

– Muchos niños prefieren esa postura, especialmente los que tienen dolor abdominal por gases.

– Algunos padres temen que si el bebé echa una bocanada, se atragante.

Pero a pesar de esos dos motivos para acostarlos en esta postura está demostrado que dormir boca abajo en bebés que aún no son capaces de darse la vuelta aumenta mucho las probabilidades de muerte súbita del lactante. Y que este riesgo es mucho mayor que el de atragantarse, ya que los niños pequeños tienen poca fuerza en el cuello, y eso hace que cuando duermen boca arriba, la cabeza está en realidad de lado.

No se conoce la causa real de que dormir boca abajo favorezca la muerte súbita del lactante. Algunos podrían pensar que el bebé se ha quedado con la cara hacia el colchón y se ha ahogado. Pero como decía en la introducción esto no es muerte súbita, sino asfixia. Algunos proponen que puede ser por un exceso de temperatura, que no puede eliminarse adecuadamente si la piel del abdomen está contra una superficie que no le permite eliminar el calor. Pero es una teoría.

Algo a tener claro: el día que tu hijo es capaz de darse la vuelta mientras duerme, ya no hay muerte súbita. Hay padres que tienen tan interiorizada la idea de que no duerman boca abajo, que cuando su hijo ya es capaz de darse la vuelta se pasan la noche poniéndolos boca arriba. No es necesario. Una vez que tienen ese grado de desarrollo, pueden dormir en la postura que les venga en gana.

Otros factores que parecen influir en la muerte súbita del lactante

Exceso de objetos en el sitio donde duerme el bebé, exceso de ropa de cama, especialmente cuando es pesada, o colchones poco firmes en los que el bebé se hunde.

Parecen poder actuar por un mecanismo similar a dormir boca abajo y eso establece tres recomendaciones claras:

  1. Los bebés deben dormir sobre colchones firmes.
  2. Evitar objetos innecesarios en torno al bebé mientras duerme.
  3. Ropa de cama ligera.

Padres fumadores

La nicotina parece ser un factor importante en la muerte súbita del lactante. Es más frecuente tanto en los hijos de madres que han fumado durante el embarazo como de los que tienen un padre o madre fumador tras el nacimiento.

Recomendación clara:

  1. No fumes si tienes hijos. De verdad, has pensado alguna vez en dejar de fumar. No tendrás nunca una motivación mayor que hacerlo por el bien de tu hijo. Y no sólo por la muerte súbita del lactante, hay otros muchos mecanismos por los que el tabaco pone en riesgo su salud. Y además, tu hijo merece disfrutar de sus padres muchos años y en buenas condiciones. ¡¡¡DEJA DE FUMAR YA!!!

¿Dormir con los niños?

Es decir, el colecho: Que los niños duerman con sus padres en la misma cama. Este es un tema controvertido. Hay estudios para todos los gustos.

Los hay que dicen que dormir con los padres aumentan el riesgo de muerte súbita y los hay que dicen todo lo contrario.

Hay tres cosas que sí parecen claras:

– Dormir con niños cuando los padres tienen obesidad clara sí favorece la muerte súbita: Si tienes un sobrepeso importante no lo hagas.

– Dormir con los niños sobre un colchón blando sí favorece la muerte súbita: Si haces colecho el colchón debe ser firme.

– Dormir con los niños cuando los padres son fumadores sí favorece la muerte súbita: No fumes.

Pero si no fumas, no tienes un sobrepeso importante y lo haces sobre un colchón firme y con una ropa de cama ligera, hacer colecho es una elección que puede reducir las posibilidades de muerte súbita.

 

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Alimentación de la madre durante la lactancia

Claves para que una madre tenga una buena alimentación mientras da lactancia materna.

Como parece que en cuanto se es madre todo tienen que ser preocupaciones, y siempre tiene que haber motivos para interferir en la conducta de las madres novatas, no faltan los comentarios sobre este tema.

Desde el famoso «tienes que comer por dos» que se aplica durante el embarazo a «ahora tienes que recuperar tu peso anterior, porque lo que no pierdas cuando hayas dejado el pecho ya es pa´ti pa´siempre». Pasando por no comas de eso que le da gusto a la leche y te va a rechazar el pecho, o no tomes de aquello que le da gases al niño… En su mayoría afirmaciones sin fundamentos que son ni más ni menos que comentarios por hablar.

Ya sabéis que el deporte nacional es calentarle la cabeza a las madres novatas.

Así que voy a intentar que estéis vacunadas contra estos comentarios.

Evolución del peso tras el embarazo.

Cuando se da lactancia materna exclusiva, ayuda a la pérdida de peso tras el parto. Lo normal es que durante el embarazo se gane peso. Suele ser entre 6 y 9 kg. De los que parte se pierden en el parto (algo pesan el niño, la placenta y el líquido amniótico).

Es normal que al principio, tras el parto se haya producido una retención de líquido importante, especialmente en las piernas si has permanecido en cama varios días por una cesárea.

El resto es razonable que se vaya perdiendo entre 6 meses y un año después del parto.

Para hacerlo suele bastar con volver a comer al ritmo habitual antes del embarazo (sin dietas, estamos hablando de tener una alimentación sana y equilibrada), y volver a las actividades anteriores más las nuevas que implica ser madre.

¿Se puede hacer ejercicio dando el pecho? Pues claro. No os recomiendo que corráis una maratón, pero hacer ejercicio de forma regular es sano. Especialmente si lo hacías antes del embarazo de forma regular, mi consejo es que vuelvas a retomarlo de forma gradual en cuanto sientas que tu estado físico te lo permite.

¿Qué evitar durante la lactancia materna?

Durante el embarazo se suele recomendar no tomar alcohol, no fumar, evidentemente evitar otras drogas más perjudiciales… Esto sigue siendo aplicable durante la lactancia. Pero en el alcohol, siendo realista a un niño no le va a pasar absolutamente nada si su madre se toma una cerveza o un poco de vino de vez en cuando. Aunque eso de que es muy buena para aumentar el pecho no es tampoco cierto. El pecho es más simple: Si la madre tiene una alimentación equilibrada, está bien hidratada y su bebé lo vacía con frecuencia, el pecho suele funcionar.

Especialmente en las primeras semanas os recomiendo no tomar alimentos con demasiadas especias. Es frecuente que tras el parto muchas madres tengan hemorroides. Si es vuestro caso las especias picantes y las bebidas con alcohol suelen pagarse caras.

Alimentos que producen gases al bebé

Este apartado es corto: Ninguno.

Los bebés con gases pueden tenerlos por distintas causas. Pero la única que tiene que ver con la madre es si el bebé tiene intolerancia a las proteínas de la leche de vaca y la madre la toma.

Todo lo demás que suele decirse no tiene base. Los alimentos que nos dan gases lo hacen porque fermentan en nuestro intestino produciéndolos. Pero esos gases no pueden llegar a la leche materna de ninguna forma. Es materialmente imposible.

Alimentos que dan gusto a la leche materna

Esto sí es posible. La leche es un filtrado de la sangre. Igual que la orina. Y todos sabemos que tras tomar por ejemplo espárragos, la orina desprende un olor llamativo de forma casi inmediata. Pero el tema es que aunque ciertos alimentos que se tomen pueden modificar el sabor de la leche materna, no tiene porqué producir rechazo alguno por parte del niño. Por un lado, la mayoría de los bebés tienen más interés en saciar su hambre que en el sabor en sí del producto. Pero por otro, hay gustos para todo, y esos sabores variantes habrá niños a los que les gusten y otros a los que pueda disgustar algo.

No te guíes por una «lista de alimentos que dan mal sabor», observa a tu hijo. Si parece tomar peor el pecho cuando tomas un alimento concreto, evítalo unos días y vuelve a probarlo para ver si fue una coincidencia o de verdad influye.

Embutidos curados y carnes «crudas»

Muchas madres durante el embarazo no toman carnes crudas o embutidos curados por el riesgo de toxoplasmosis. En cuanto el niño nace se acaba ese riesgo. Con lo que si son de tu gusto, a partir del parto puedes tomarlos.

Suplementos vitamínicos y minerales

Tras el parto y durante la lactancia suele recomendarse a las madres tomar suplementos de hierro y vitaminas. El parto supone a veces una pérdida importante de sangre y un sobre esfuerzo. Es razonable tomar un suplemento de hierro. Porque ese hierro puede ayudar también al bebé.

En cuanto a los demás suplementos, yo tengo que reconocer que soy poco «vitaminoso». Cuando hablamos de este mismo tema en niños ya os expliqué que una dieta variada tiene las cantidades necesarias de vitaminas y minerales. Y si la dieta no es sana no se resuelve con un complemento vitamínico.

Con lo que mi consejo es similar a las madres que a sus hijos: Procura tener una dieta variada.

Fibra

Uno de los problemas más frecuentes tras el parto es el estreñimiento:

– El estreñimiento, ya de por sí, es más frecuente en mujeres que en hombres.

– Tras el parto, las molestias del suelo pélvico hacen que muchas madres teman ir al baño por el dolor. Lo que lo acaba empeorando. Porque si encima cuando salen las heces son duras o voluminosas, mucho peor.

– Tras dejar un espacio importante desocupado en el abdomen, los intestinos tienen tendencia a moverse menos.

La solución a toda esta coincidencia de causas que pueden llevar al estreñimiento es más fibra en la dieta y regularidad en ir al baño.

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Problemas con la comida en niños

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Por fin respuestas claras para que coma bien.

 

La alimentación es uno de los pilares fundamentales de la salud en los niños, junto con:

– Afectividad.
– Sueño.
– Sistema defensivo.
– Desarrollo cerebral.

De hecho, los problemas en la alimentación pueden afectar a los otros cuatro pilares.

Pero por frecuencia de consulta está en segundo lugar (después de las infecciones durante los dos primeros años).

Uno de los motivos para que los padres se agobien con la alimentación de sus hijos, es que es algo muy cambiante: Los niños son seres humanos en desarrollo, y en el tema de la comida, deben pasar de alimentarse únicamente con leche a tener una alimentación completa y con sólidos antes de los 2-3 años.

Es un proceso que encima no es igual en todos los niños. Tanto padres como pediatras nos guiamos por pautas de introducción de la alimentación complementaria. Pero la queja de muchos padres es que hay muchas pautas diferentes y es difícil saber cuál es la adecuada para su hijo en concreto.

Lo que yo voy a hacer en este libro es explicar cuales son a mi parecer los pilares para obtener una alimentación saludable en nuestros hijos. Lo haré desde mi experiencia como pediatra al que le gusta dialogar con los padres de forma abierta, para conocer otras opciones y lo que funciona o no en cada niño.

Otros pediatras lo enfocarán de forma diferente, y es muy probable que vosotros hagáis modificaciones propias según las características de vuestros hijos. Estad tranquilos haciéndolo.

Lo primero que hay que tener claro en alimentación es que el cuerpo de vuestro hijo está preparado para compensar de sobra la mayoría de los errores que podamos cometer. Así que empezad por algo fundamental: No os agobiéis.

Yo suelo decir que los seres humanos tenemos más problemas con la alimentación que los demás mamíferos porque nos sobran neuronas. Le damos demasiadas vueltas a las cosas. Y en alimentación no somos tan diferentes de otros mamíferos con mucha menos capacidad cerebral que nosotros. Si a ellos les va bien sin calentarse tanto los cascos es que nosotros nos pasamos.

Así que en este libro, mi único objetivo es centrarme en lo que creo que de verdad puede ser importante y desmitificar temas que sé que agobian a muchos padres y que creo que producen más problemas por la preocupación que generan, que por su importancia real.

Voy a centrarme en los primeros 3 años de vida de los niños. Porque es en esta etapa en la que vamos a hacer la mayoría de las cosas importantes sobre alimentación con nuestros hijos.

 

5 Conceptos importantes que aprenderás en las 198 páginas de este libro:

  1. Cómo influye la alimentación en otros pilares del desarrollo de tu hijo, como la afectividad, el sueño, el crecimiento y su aprendizaje.
  2. Cuáles son los principales problemas con la alimentación desde el nacimiento y cómo afrontarlos.
  3. Qué desafíos surgen con la alimentación complementaria y qué hacer para resolverlos.
  4. Problemas concretos con respuestas concretas: El niño que no come, el bajo peso, el estreñimiento, la obesidad
  5. Cómo lograr en definitiva una evolución adecuada desde el nacimiento hasta que tu hijo tenga una dieta completa.

 

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