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Tiene el sueño cambiado

Tiene el sueño cambiado

¿Qué hacer si un niño duerme durante el día y no para durante la noche? Especialmente en los primeros días de vida.

Es decir que de noche no duerme bien y luego durante el día aguanta entre toma y toma más de lo normal. (Estoy aquí hablando de los primeros días de vida).

Esto si es un problema.

Ya que la incompatibilidad con el horario de los padres impide el descanso de estos, cuando en realidad no hay ningún beneficio para el niño por tener ese ritmo.

Al bebé no le interesa que sus padres duerman mal. No es lo mismo para él convivir con unos padres descansados y de buen humor que hacerlo con dos zombies malhumorados que llevan meses sin dormir.

Esta alteración del ritmo es frecuente los primeros días tras el nacimiento. Y si no se soluciona en esos primeros días puede mantenerse algún tiempo.

¿Qué hacer si un bebé duerme de día y está más activo de noche?

Uno de los factores que regula el sueño es la melatonina, una sustancia que se produce en función de la iluminación ambiental.

Por eso, para que duerma de noche es necesario que su ambiente durante el día esté siempre iluminado, aunque esté dormido. Y que esa iluminación se reduzca de noche. Es decir, de día con las persianas y cortinas abiertas, de noche con el mínimo de luz posible.

A modo orientativo (en realidad ya sabéis que no hay tiempo mínimo entre las tomas), los primeros días suelen tomar, cada 1-3 horas. Y los primeros 15 días no interesa que duerman más de 5 horas seguidas sin comer (para evitar una bajada de azúcar por un ayuno prolongado).

Para que esas horas de descanso máximo las haga de noche, conviene que ofrezcamos con más frecuencia el alimento durante el día.

Habrá niños que quieran comer cada hora, cada dos horas… pero no conviene dejarles que estén más de 3 horas durmiendo sin comer durante el día.

Si durante el día le dejáis que descanse períodos de más de 3 horas, llegará a la noche muy descansado y con hambre. Esa combinación significa mala noche garantizada.

De modo que si llegan las 3 horas (contando del principio de una toma el principio de la siguiente) y sigue dormido, cogedlo y dadle un poco de entretenimiento, movedle brazos y piernas, jugad con él, y si no se despierta, quitadle la ropa, hacedle cosquillas… Soltadle al hermano o primo de 3 años… Hacedle la puñeta, vamos.

Hay gente que dice que no hay forma de despertarlos y cuando los veo intentarlo, lo que le hacen es caricias suaves en la carita, les hablan con delicadeza… No es por nada, pero así yo, me duermo.

A veces hace falta pasar un par de noches malas para desarrollar cierto grado de “mala uva” cariñosa.

Durante la noche, las primeras dos semanas despertadlo sólo si pasa más de 5 horas sin comer.

A partir de las dos semanas si aguanta más de 5 horas, lo que debéis hacer es agradecerlo y descansar, que seguro que a esas alturas sin haber tenido una sola noche decente en semanas, lo necesitáis.

Acortando el tiempo entre las tomas durante el día conseguimos varias cosas:

– Estimulamos la producción de pecho (si toma pecho). Tened en cuenta que cuanto más vaciamos el pecho, más leche produce.

– Le damos antes de que esté desesperado, con lo que come más tranquilo y traga menos gases.

– Al darle con más frecuencia durante el día, cuando llegue la noche, tendrá menos hambre y más sueño.

¿Y en lactantes más grandes?

En niños más grandes (sigo refiriéndome a lactantes y como mucho preescolares) que tienen el mismo problema, debemos entender que el niño duerme en total el número de horas que necesita al día.

Ya que no tiene obligaciones que se lo impidan cuando tiene sueño, al final duerme lo que necesita.

Lo único que nosotros podemos elegir es en qué momentos queremos que descanse esas horas, y podemos hacer que se adapte a ese patrón no dejándole dormir en los momentos en que preferimos que esté despierto hasta que acaba acostumbrándose.

Antes de decidir cambiar, pensad bien si la alternativa no es peor.

Se puede modificar su ritmo, pero necesita tener uno y no es cuestión de que estemos continuamente alterándolo. La prioridad a la hora de modificar sus propios mecanismos de regulación debe ser el bienestar del niño. Dentro del que se incluye que sus padres tengan unas condiciones mínimas de descanso «compatibles con la supervivencia».

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Niños de bajo peso

Hay bebés que tienen según las tablas de crecimiento y bajo peso. Pero ¿Cuáles son las causas más frecuentes?¿Qué tipos hay?¿Cual es su importancia real?

Cuando vamos siguiendo el crecimiento de un bebé o un niño, nos guiamos fundamentalmente por la evolución de su peso y talla.

Al comparar esas cifras con las tablas de crecimiento, hay tantos niños por encima de la media, como por debajo de ella. Ambos grupos son normales. Pero es difícil evitar que los padres se preocupen si su hijo pertenece al grupo de los que están por debajo de la media.

Para afinar un poco más, usamos percentiles. Un percentil 3 de peso, por ejemplo, significa que el 3% de los niños normales tienen un peso menor que ese. Y por tanto el 97% de niños normales tiene un peso mayor.

Por eso lo importante cuando un niño tiene un peso bajo, es diferenciar si es normal o consecuencia de un problema. Pero sin olvidar que en bastantes casos puede ser normal.

¿Cómo diferenciamos al niño de bajo peso enfermo del normal?

Hay varias pistas que nos permiten hacernos una idea bastante real de si un niño con bajo peso lo es por tener un problema, o es simplemente así.

El niño de bajo peso enfermo suele caracterizarse por:

– Es un niño poco activo.

– Es un niño con aspecto de enfermo.

– Es un niño en el que el peso se ha estancado o bajado en un momento determinado. Cuando antes su evolución era normal.

El niño de bajo peso normal suele:

– Ser un niño sano.

– Ser activo. En muchos casos más que la mayoría. Incluso con un desarrollo más rápido de lo normal.

– Tener un peso que siempre ha ido en un percentil bajo.

¿Cuáles son las principales causas de bajo peso en niños enfermos?

En niños y bebés que tienen un peso bajo y es por una enfermedad, las causas más frecuentes son:

– Intolerancias y alergias a alguno de los alimentos que toma. De ellos, los más frecuentes son el gluten, las proteínas de leche de vaca y la lactosa.

– Enfermedades crónicas, como problemas respiratorios, de corazón o metabólicos.

– Defectos de hormonas: Especialmente hormona de crecimiento y del tiroides.

– Anemia por falta de hierro.

– Reflujo gastro-esofágico.

– Infecciones de orina.

– ….

La lista puede ser bastante más larga, pero en lo anterior entra casi el 99% de niños que tienen bajo peso no siendo sanos.

Ante un niño con bajo peso, especialmente si cumple los criterios de enfermo que pusimos antes, hay que descartar todos estos problemas.

El niño o bebé sano de peso bajo

Pero hay casos en los que una vez investigado todo lo anterior no hay nada.

El niño tiene un peso bajo y cumple los criterios vistos arriba para un niño normal con bajo peso:

– Está sano.

– Es activo y su desarrollo es normal, exceptuando el peso.

– Su peso siempre ha ido en un percentil bajo.

En estos niños, el mayor problema es precisamente que se tiende a hacer más de lo indicado.

Voy a poner un ejemplo para que se entienda: Es muy frecuente que se recomiende a los padres de estos niños: jarabes para las ganas de comer, suplementos de vitaminas o batidos hiper-calóricos. Todo lo que se ocurra para intentar aumentar el peso de estos niños.

Pero es un grave error. Imaginemos que mañana se publicasen unas estadísticas que dijesen que el peso normal para un adulto son los 200 kg. Y que hiciésemos cuanto estuviese en nuestra mano para que toda la población adulta alcanzase ese peso.

El resultado sería que forzaríamos el metabolismo, haciendo que apareciesen problemas de colesterol, diabetes, corazón… en personas que antes estaban sanas.

Dar cosas que buscan subir artificialmente el peso de estos niños (que son normales teniendo un peso bajo), equivale a lo mismo. Es forzar su metabolismo. Y antes o después pasará factura a su salud. Y todo ¿para qué? para ajustarlos a una normalidad mal entendida.

Repito: El percentil 3 marca el peso por debajo del cual están el 3 por ciento de los niños normales y sanos de esa edad.

Si no detectamos un problema y el niño es sano sin considerar su peso, el tratamiento más adecuado es no hacer nada.

En aquellos enfermos cuyo problema se detecte, el tratamiento no es tampoco un jarabe para las ganas de comer, ni vitaminas… sino tratar la causa de su problema.

Si quieres calcular y comparar los percentiles de peso y talla de tu bebé y que te los explique puedes usar la Calculadora de Percentiles.

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Pénfigo del recién nacido

pénfigo en el recién nacido

Algunos bebés tienen ampollas en la piel al nacer: Es lo que llamamos Pénfigo del recién nacido. ¿Qué aspecto tiene? ¿Es grave? ¿Cómo podemos tratarlo?

Algunos niños al nacer tienen el cuerpo cubierto de ampollas superficiales. Son como pequeñas burbujas circulares de pocos milímetros. Pueden tener un contenido que parece pus. Y a veces vemos restos de algunas de esas burbujas que se han abierto ya y de las que sólo quedan pequeños circulitos en la piel como si se hubiese descamado.

pénfigo bebé

Hay varias causas posibles. En algunos casos es debido a alguna infección. En otros la madre tiene una alteración de la piel producida por anticuerpos que pasan por la placenta y producen esa reacción en la piel del bebé.

El pediatra debe diferencias las distintas causas. Y para hacerlo, a veces se realizan analíticas de sangre al recién nacido.

En algunas es necesario tratar la infección causante.

En otros casos solo es necesario evitar la sobreinfección, ya que el resultado es que tiene una piel que está dañada y puede servir como vía de entrada a infecciones.

El tratamiento que solemos usar para favorecer que las ampollitas se sequen sin infectarse es un antiséptico. Disponemos de muchos, pero el que solemos usar para esto es el Permanganato Potásico 1/10.000. Es un antiséptico que elimina las infecciones de la piel y la reseca un poco. Suele ser suficiente con aplicarlo una o dos veces al día durante los primeros días de vida.

En su mayoría desaparecen sin dejar marcas en menos de una semana tras el nacimiento.

No deben usarse para esto antisépticos a base de iodo (como el betadine). Estos antisépticos están contraindicados en los recién nacidos, porque pueden absorberse con facilidad y alteral el funcionamiento del tiroides. Tenemos opciones alternativas de sobra hoy en día para no usarlos al menos en los 3 primeros meses de vida.

En los casos más leves, mejora incluso sin necesidad de aplicar nada en los primeros días de vida.

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Tortícolis congénita

Tortícolis congénita

Hay muchos bebés que tienen problemas para mover bien el cuello. Te explico los casos más frecuentes de tortícolis congénita.

Algunos bebés tienden ha tener la cabeza girada casi siempre a un mismo lado.

Lo primero que debemos distinguir es si:

Puede girarla hacia el lado contrario sin problema. Cuando esto ocurre, el motivo por el que la gira más a un sólo lado, puede ir desde una deformidad de la cabeza a una simple tendencia sin importancia del bebé. En la mayoría de estos casos o no se hace nada o se hacen medidas posturales, como favorecer que el propio peso de la cabeza haga que gire hacia donde queremos, o presentarle más estímulos desde esa dirección hacia la que no mira habitualmente.

No puede girarla o cuesta hacerlo al lado contrario. En estos casos lo más frecuente es que haya un problema en los músculos del cuello. Es lo que realmente llamamos tortícolis. La causa más frecuente en bebés suele ser un daño en el músculo EsternoCleidoMastoideo (el ECM es el músculo que une la parte de atrás del cráneo con la unión de las costillas al esternón) que es fácil que se produzca al tirar de la cabeza del bebé para ayudar a que salga en el parto. Esto es más habitual en niños muy grandes al nacer.

tortícolis congénita

La tortícolis real

En las tortícolis reales, las segundas descritas, hay un daño en uno de los músculos del cuello. Un daño que puede a veces formar un hematoma, que en ocasiones se retrae después haciendo que el músculo quede más corto y con menos capacidad de alargarse.

A veces se palpa en el músculo ECM un bulto que corresponde a la zona en la que se ha hecho el desgarro, la inflamación y el hematoma que lo acompañan.

El tratamiento en la tortícolis real de recién nacido es la fisioterapia. Y cuanto antes empiece a aplicarse mejor.

Si se trata de forma adecuada, la movilidad del cuello se recupera por completo en la mayoría de los casos.

Si no se trata, puede generar:

– Deformidades en la cabeza.

– Una tortícolis permanente.

– Otros problemas en el desarrollo de la espalda.

Si tienes dudas consulta a tu pediatra o fisioterapeuta.

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El sueño en el recién nacido

Uno de los consejos que doy a todos los amigos o familiares embarazados que conozco en el último mes es: ¡¡¡Dormid!!!

Hay tres aspectos en los primeros días de vida de un bebé que preocupan a los padres:

–       Que el parto haya ido bien y el bebé no tenga ningún problema de salud.

–       La alimentación.

–       El sueño.

Hoy vamos a centrarnos en este último: ¿Cómo suele cambiar el patrón de sueño de un bebé desde su nacimiento?

Existen las típicas reglas de cuantas horas “debe” dormir un bebé según su edad. Pero en realidad no es más que algo que se le ocurrió hacer a alguien a partir de un estudio estadístico. Algo a mi parecer inútil, porque luego cada niño tiene su propia evolución y además no es constante. Unos días dormirá más y otros menos.

Todo lo que voy a describir ahora es también una generalización y debe entenderse de forma flexible.

Primeras horas tras el nacimiento:

Cuando un niño nace se tiene que adaptar a muchas cosas nuevas (temperatura, estímulos, respiración, circulación sin la placenta, alimentación). Es normal que el bebé esté agotado y tienda a dormir mucho. Prácticamente se despierta para comer y poco más.

Tras las primeras 24-48 horas:

Iremos notando que el niño empieza a estar más activo. Especialmente a partir del 3º día de vida. Empezará a tener periodos en los que está despierto sin tener hambre.

En muchos casos todavía no tienen un ritmo definido entre el día y la noche. A veces pasan 3-4 horas sin dormir durante el día y luego no paran de pedir comida durante la noche.

Acabarán durmiendo más de noche y comiendo más de día. Pero hasta que lo alcanzan los padres pueden pasar algunas noches “complicadas”.

Podemos ayudar a que el ritmo se regule antes con dos acciones simples:

1.     Intentar que durante el día haya la mayor iluminación posible y de noche, cuanta menos mejor. Es la luz lo que marca el ritmo de la melatonina, la sustancia encargada de marcar el ritmo de sueño.

2.     Si de noche pide con mucha frecuencia, ofrecer durante el día las tomas con más frecuencia. Al hacerlo, si está tomando el pecho aumentará la producción de leche, comerá menos ansioso y cuando llegue la noche tendrá más sueño y menos hambre.

¿Es necesario despertarlo para comer?

Se suele decir que la lactancia es a demanda (tanto si toma pecho como si es biberón). Pero ¿eso quiere decir que si pasan las horas sin que el bebé se despierte para comer no debemos hacer nada?

No. Que la lactancia sea a demanda significa que no hay tiempo mínimo entre las tomas ni cantidad máxima a comer o duración máxima de la toma. Si quiere, dale.

Pero hay casos en los que el problema es el contrario: Algunos recién nacidos están más débiles y no se alimentan bien. Cuando eso ocurre en las dos primeras semanas de vida existe el peligro de que baje el azúcar en sangre. Y si sucede, el niño está cada vez más débil y menos activo, come peor, baja más el azúcar…

A partir de las dos semanas el hígado ya actúa como reserva de azúcar, de modo que si pasan unas cuantas horas sin comer tiene reservas de las que tirar.

Lo que se deduce de esto es que en las primeras semanas no conviene que el bebé pase demasiadas horas sin comer.

Y ¿Cuánto es demasiado en esas primeras 2 semanas?

Pues de nuevo no hay cifras mágicas.

En los recién nacidos a término de peso normal puede decirse que es mejor si no pasa más de 3 horas seguidas sin comer durante el día ni más de 5 horas sin comer durante la noche.

Esos tiempos se acortan cuanto menos pese el bebé y más inmaduro sea, de modo que en niños de 2 kilos y poco es mejor dar las tomas no dejando más de 2 horas sin comer durante el día ni más de 4 horas sin comer durante la noche.

Si se superan esos tiempos conviene que intentemos despertarle para comer.

En ambos casos, no hay tiempo mínimo. Si un niño pide a los 10 minutos de haber comido volvemos a darle.

A partir de las dos semanas:

Tras esas primeras semanas en las que ha ido acumulando azúcares en el hígado, si un niño duerme 6-8 horas durante la noche, ya no hay peligro de hipoglucemia (bajada de azúcar), con lo cual, si tenéis esa suerte, dejadle dormir y hacedlo vosotros, que a estas alturas lo necesitaréis.

En los meses siguientes:

Conforme un niño crece suele necesitar dormir cada vez menos y es normal que esté poco a poco más activo. Pero no tiene sentido decir un número de horas que debe dormir.

Si le dejamos dormir cuanto desee (recordad que a partir de las dos semanas ya no le va a dar una bajada de azúcar por dormir toda la noche) y está sano es que duerme lo que necesita. Aunque haya niños que lo hagan 18 horas al día y otros que con 10 horas tengan suficiente.

La forma de dormirlo:

Hay padres que prefieren que su hijo aprenda a dormirse sólo desde el principio y otros que prefieren que lo haga con su colaboración. Son opciones. Cada familia escoge la suya.

Pero a veces se escoge la primera porque los familiares amenazan a los padres con el conocido “lo vas a acostumbrar a dormirlo en brazos”.
Mi experiencia me dice que dormir sólo a un niño en los primeros 2-3 meses es bastante irreal. En la mayoría de las tomas, sea pecho o biberón lo que tome, el niño se queda dormido comiendo.

Si la opción que deseamos a largo plazo es conseguir que el bebé sea capaz de dormirse sin nuestra ayuda, es posible conseguirlo unos meses más adelante, y desde luego sin tener que dejarlo llorando en la cuna. Hay medios más civilizados de conseguir lo mismo llegado el momento.

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Grietas en el pezón

Grietas en el pezón durante la Lactancia Materna

¿Porqué salen las grietas en el pezón durante las primeras fases de la lactancia materna, cómo evitarlas y cómo curarlas?

En los primeros días o semanas de lactancia pueden aparecer las grietas. En la mayoría de los casos se debe a que el bebé no está consiguiendo agarrar bien el pezón y esto le lleva a hacer movimientos para tomarlo que no son efectivos y producen un rozamiento que no es normal.

En algunos casos pasa de una leve molestia y aparecen grietas que a veces acaban con la lactancia materna porque el dolor se hace insoportable.

¿Cuáles son las causas por las que salen las grietas con más frecuencia?

Las grietas aparecen con más facilidad si el niño no agarra bien el pecho. Y en eso hay 2 causas fundamentales:

1º Posición del niño respecto a la madre:

Conviene que lo coja con la mayor parte posible de la areola y que la postura del niño no le haga tirar del pezón para que no se le salga:

Su ombligo hacia tu cuerpo

y la cabeza hacia el pezón sin que tenga que girar ni doblar el cuello.

Lo ideal sería que el pezón esté dirigido hacia el paladar del niño.

Es decir que el niño tenga la cabeza con el cuello levemente extendido y que estén en una línea recta Pezón-Paladar-Coronilla del bebé.

2º No toma bien el pezón.

  • Cuando el pezón es muy plano a algún niño le cuesta orientarse sobre el lugar en que hacer el agarre. Pero en realidad para mamar el agarre debe hacerse sobre la areola, con lo que si la posición es adecuada, al introducirse en la boca, el pezón adopta su forma normal. Lo esencial es que el niño esté en una buena posición y abra bien la boca. El pezón evidentemente sí que orienta sobre la posición en la que el niño debe coger el pecho, y cuando está plano puede hacerlo desplazado hacia uno de los laterales o hacia arriba. El resultado es que succiona y ya desde el principio la toma resulta muy dolorosa. Si sigue haciéndolo, acaba apareciendo un «chupón» o una zona de roce. Y a partir de esta zona acaba formándose una grieta. Debes orientarte sobre si el agarre es bueno o no por el dolor que produce. Si al ponerle al pecho notas un dolor muy intenso desde el principio, mete el dedo para separarlo (como si quisieras despegar una ventosa) y ponlo otra vez, intentando que abra un poco más la boca y que su labio inferior busque el borde inferior de la areola. Si al cogerse de nuevo no duele tanto, es que esta vez lo ha hecho bien.
  • El frenillo lingual. Hay niños que no pueden tomar bien el pecho porque su lengua no puede moverse bien debido a un frenillo corto. Si la lengua no puede pegarse al paladar es que tiene un frenillo que le impide hacer la presión que extraería adecuadamente la leche. Cuando esto ocurre hace movimientos anómalos para intentar extraer la leche. Esos movimientos producen rozamiento y con frecuencia hacen un ruido de chasquido mientras el niño toma. Cuando esto ocurre debe valorarse la existencia de un frenillo y resolverlo lo antes posible.

Tratar las grietas cuando ya están

Como en cualquier problema, lo esencial es corregir la causa. Y en las grietas más que escoger una crema u otra lo importante es ver cual de las anteriores causas descritas es la causa y modificarla. Cuando lo hacemos, aún sin nada más las grietas mejoran poco a poco.

Para tratar las grietas a muchas mujeres se les dice que lo que mejor se las cura es un poco de su propia leche aplicada en la grieta tras la toma. No es recomendable. Esto puede generar sobreinfección.

Dejarlos al aire el mayor tiempo posible. Esto sirve para evitar la maceración y a muchas madres les va bien.

A veces, mientras corregimos los problemas y curan las grietas, son útiles las cremas le lanolina, vaselina o aceite de oliva directamente aplicado tras la toma o las pezoneras.

Si pueden evitarse las pezoneras es mejor dar el pecho directamente. Pero cuando de otro modo es casi imposible pueden usarse hasta que mejore la adaptación del bebé al pecho. Si las usamos porque hay grietas, una vez curadas es recomendable ofrecer el pecho sin pezonera lo antes posible.

Higiene del Pecho durante la Lactancia

En cuanto a higiene, no laves los pezones más que en la ducha y sin dedicarles una atención especial. El propio pecho produce secreciones para protegerse que eliminas si lo lavas demasiado.

¿Hongos en el pezón?

Hay veces que las grietas no acaban de quitarse pese a que el niño se coge bien.

En algunos de esos casos, además de las grietas de la madre, el bebé tiene manchas blancas en la cara interna de los labios, las mejillas, las encías y la lengua. Intenta retirarlas con suavidad. Si no se quitan, lo que tiene es Muguet (lo que en algunas zonas llaman «arrorre»). Una infección por hongos (candidiasis) muy frecuente en los lactantes.

Que un lactante tenga muguet no quiere decir que la madre tenga hongos en el pezón. Lo que sí suele ocurrir es que si el pezón tiene una infección bacteriana, por estreptococos o estafilococos, esas bacterias generen sustancias que favorecen el crecimiento de hongos en la boca del bebé. Lo que hace que coincidan infección bacteriana en la madre y por hongos en el bebé.

En estos casos el pezón puede verse enrojecido e irritado, y el dolor se hace más intenso durante la toma y después de ella.

La solución suele ser un tratamiento de Probióticos para la madre y un antifúngico oral para el bebé.

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Los portabebés ayudan al establecimiento de la lactancia materna

Los portabebés ayudan al establecimiento de la lactancia materna y al mantenimiento de la misma.

El pecho funciona cuando lo damos a demanda. Eso se debe a dos aspectos:

  1. El pecho funciona de una forma compleja, pero a la vez muy simple: Produce más cuanto más lo vacian.
  2. La cantidad que un lactante necesita mamar varía de una toma a otra. Y se va modificando conforme el niño crece. La mejor forma de que lo que el pecho produce se amolde a lo que el niño necesita es que pueda tomarlo a demanda. Cada vez que lo pida y durante el tiempo que quiera. Si lo hacemos así, reducimos la ansiedad del niño comiendo, los gases… Y favorecemos que el niño tenga una relación con la comida en la que aprende a regular su apetito poco a poco por sí mismo.

Durante los primeros meses esa demanda puede ser tan intensa que dificulta a la madre hacer casi cualquier otra cosa. En esas condiciones un portabebés puede ser una gran ayuda. Ya que permite dar el pecho al niño mientras la madre se mueve y tiene las manos libres para hacer otras actividades. Y permite además dar el pecho en lugares en los que no se dispone de intimidad con total discrección.

Pero para hacer esto, no todos los portabebés son iguales ni permiten por ejemplo dar el pecho cómodamente dejando libres las manos. Y no todas las mochilas portabebés son adecuadas para todas las edades.

Si tienes claro que necesitas una mochila portabebé pero no sabes cual escoger te aconsejo que visites esta página en la que una madre experta en porteo te asesora para escoger tu mejor opción:

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Vacuna del Neumococo en niños

En mi opinión esta vacuna debería estar en el calendario vacunal. Porqué se la recomiendo a todos mis pacientes.

El neumococo es uno de los gérmenes que con más frecuencia causan meningitis, sepsis, neumonías e infecciones de oído. Algunas de estas infecciones son potencialmente mortales. Y la experiencia que tengo de esta vacuna es que es segura y no causa efectos secundarios más que excepcionalmente. Nunca he visto uno grave.

Es por tanto una vacuna en la que la relación entre riesgo y beneficio es clara a favor de la salud de los niños. Y por tanto se la recomiendo a todos los padres, al igual que yo en su día se la puse a mi hijo.

La pauta para ponerla no es inamovible:

Yo suelo recomendar que se pongan 4 dosis: A los 3 meses, 5 meses, 7 meses y 14 meses.

Si un niño tiene más de 6 meses y no se ha vacunado aún con ella, se ponen 3 dosis: Dos separadas por 2 meses y una última entre el año y los 2 años.

Si tiene más de 1 año cuando le ponemos la primera dosis, se ponen 2 dosis separadas por 2 meses.

No debemos vacunar a un niño si está enfermo con una infección. Que acabe primero con la infección que tiene y ya le enseñaremos después a defenderse de las otras. Cuando eso ocurre, retrasamos la dosis hasta que mejora y las demás se retrasan en el mismo tiempo que ha sido necesario.

De las dos vacunas contra el neumococo que se venden en España, yo recomiendo la Prevenar porque la considero más completa y efectiva.

En cuanto a reacciones adversas de esta vacuna, lo más frecuente es que no pase nada o que se inflame un poco el lugar donde se pinchó.

Si se hincha podemos poner frío los primeros días y dar un analgésico (Apiretal o Dalsy) al niño si duele mucho o tiene fiebre.

No hay que dar apiretal ni ningún otro analgésico antes de las vacunas como prevención.

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Espina bífida en niños

La espina bífida es la malformación congénita evitable más frecuente en los recién nacidos. ¿Porqué es tan importante tomar Ácido fólico para las mujeres en edad fértil?

¿Qué es la Espina Bífida?

La Espina Bífida es una malformación que afecta al eje del cuerpo (médula y columna vertebral) entre la tercera y cuarta semanas de embarazo. Aparece cuando entre los días 23 y 26 de embarazo la estructura que da origen a la médula y el cerebro (Tubo neural) no se cierra correctamente.

¿Qué causas la provocan?

No se sabe la causa exacta, pero parece que hay una predisposición genética a desarrollarla que aparece especialmente cuando en las primeras semanas de embarazo hay una carencia de ácido fólico.

La posibilidad de tener un niño con alguno de estos defectos es de 1,8 a 2 por cada 1.000 nacimientos entre la población general, porcentaje que sube al 5% después de haber tenido ya un hijo con esta malformación, y del 10%, si ya se han tenido dos pequeños con alguna de estas discapacidades.

cartel EB

Tipos de espina bífida

Meningocele

Vemos una bolsa que sale en la parte posterior de la columna. Contiene líquido cefalorraquídeo y las capas que cubren a la médula (meninges). Pero no hay contenido de nervios en la bolsa. Suele dar problemas leves. Pero debe operarse para evitar las infecciones.

Mielomeningocele

Es una bolsa en la que hay tejido nervioso de la médula sin cubrir por la piel. La médula se ha formado mal, y eso hace que las alteraciones que produce sean mucho más graves.

Es la forma más grave de Espina Bífida compatible con la vida, una de las causas más frecuentes de discapacidad física en la infancia (altera la sensibilidad y movilidad de las piernas), y la más frecuente de vejiga neurógena (una vejiga de la orina que no puede contraerse bien y en la que no podemos controlar la salida de la orina) e intestino neurógeno (se mueve mal y no podemos controlar la salida de la caca).

Los defectos cerrados

Se producen al final del primer trimestre de embarazo y aparecen como bultos en la zona lumbar baja, en ocasiones con algún mechón de pelo. Pueden ocasionar leve alteración de la sensibilidad o movilidad de las piernas o afectación de la vejiga (en forma de vejiga neurógena) que, además, puede no producir escapes de orina.

¿Cómo prevenir la espina bífida?

Si todas las mujeres en edad fértil consumieran 0,4 miligramos de ácido fólico al menos 3 meses antes de quedar embarazadas y durante el primer trimestre del embarazo, podrían reducir hasta en un 70 por ciento la probabilidad de que su hijo naciera con Espina Bífida.

Pero como muchos embarazos no se planean, se recomienda que las mujeres en edad fértil tomen una dieta rica en ácido fólico que se encuentra en las verduras de hoja verde (lechuga, espinacas) carne, hígado o cereales. Especialmente las mujeres que tengan mayor riesgo de Espina Bífida (antecedentes familiares o mujeres que ya han tenido un embarazo o hijo con esta malformación), deben tomar 4 mg de ácido fólico a partir de los tres meses antes de quedar embarazadas, y durante los primeros tres meses del embarazo.

Pruebas para detectar la espina bífida

Antes del nacimiento

Se puede analizar la alfafetoproteína en la sangre de la madre. Sube en torno a un 75% si el feto tiene espina bífida.

También la ecografía puede detectar defectos en la columna y la médula.

Pero no siempre se detecta. Hay muchos niños en los que la espina bífida es algo que descubrimos en el parto. Y en los casos menos evidentes puede pasar desapercibido durante años.

Tratamiento de la espina bífida

No hay curación. Pero hay cosas que podemos hacer para mejorar sus consecuencias. No podemos corregir el defecto en el desarrollo de los nervios, pero podemos rehabilitar parte de sus funciones y evitar complicaciones.

Lo primero que se hace en las espinas bífidas abiertas es operarlas para cerrar la columna y proteger así la médula de infecciones y traumatismos.

En algunos casos se asocia a hidrocefalia (acumulación del líquido que rodea al cerebro y la médula). En estas ocasiones a veces se necesita también un sistema que elimina ese líquido excesivo.

Pero mucho más importante que el tratamiento quirúrgico es el seguimiento y apoyo a las familias de estos niños. Lo mejor es que esto lo haga un equipo coordinado de Neurólogo infantil, Psicólogo, Fisioterapeuta y Asistente social. Porque en todos estos campos podemos hacer cosas que ayuden a que estos niños tengan un desarrollo lo más normal posible.

En este apoyo, las asociaciones de pacientes pueden ser de gran ayuda. Os dejo un enlace a la federación española de asociaciones de espina bífida e hidrocefalia.

Existen muchos grados en la Espina bífida: Desde niños que no manifiestan ningún problema, hasta niños con una parálisis y falta de sensibilidad completa por debajo de la lesión.

 

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Masajes para el bebé con cólicos del lactante

Masajes para el cólico del lactante

La Fisioterapeuta Lorena Gutiérrez Fernández, autora de FisioByM.com nos explica cómo dar masajes a los bebés con cólico del lactante.

Los cólicos del lactante son, sin duda, uno de los procesos más temidos por padres y madres de bebés desde su nacimiento. Lo más frecuente es que aparezcan en los primeros meses de vida del bebé, disminuyendo la probabilidad de padecerlos a partir de los 4 meses. Se caracterizan por el llanto intenso e inconsolable del bebé sobre todo a última hora del día y, diría yo también, por la impotencia y frustración de sus padres al no saber cómo consolarle.

Para entender el cólico del lactante lo primero que necesitamos es una dosis de asertividad, es decir, pongámonos en la piel de nuestros bebés. Los adultos sabemos lo difícil que es definir un dolor. Cualquier sensación subjetiva es muy personal, y el ponerle adjetivos puede ser una tarea ardua. Si nos han preguntado alguna vez “en una escala del 1 al 10, puntúa tu dolor” o “¿qué tipo de dolor sientes?: punzante, quemante, etc.”, sabremos lo difícil que es puntuar o describir una sensación dolorosa. Como Fisioterapeuta, estoy muy familiarizada con el dolor (ajeno en este caso) y con la dificultad que supone para el paciente definir algo tan personal como es el dolor, y para mí llegar a entender lo que la otra persona está sintiendo.

Volvamos a nuestros bebés, y pongámonos en el lugar de un ser que acaba de llegar al mundo (hace días o semanas), con un sistema digestivo inmaduro y que se ve expuesto a una cantidad de estímulos que a veces no es capaz de asimilar. Imaginemos por un momento que sentimos un dolor de tripa intenso, al final del día que es cuando más cansados estamos, y que no pudiésemos comunicar lo que nos está pasando con palabras. ¿Qué haríamos para comunicarnos?: ¡llorar!. Y si a nuestro alrededor percibo que cuando más lloro y más me duele, se genera más nerviosismo y ansiedad ¡llorar aún más!. Lógicamente, un papá o mamá que ve a su bebé llorar no puede quedar impasible, pero sí observar su reacción y tratar de mantener la calma sabiendo que su bebé se está sano y lo que le está pasando es una etapa más de su maduración.

Como papás nos preguntaremos “¿y podemos hacer algo para ayudarle?”. La respuesta es “¡claro que podemos!”. Cómo os decía más arriba, lo primero es la asertividad, ponernos en la piel de nuestro bebé, y trasmitirles que estamos ahí y que les vamos a ayudar. El masaje nos puede ayudar tanto desde el punto de vista físico como desde el punto de vista emocional. Ayudará a nuestros bebés a relajarse, a sentirnos cerca y estar menos irritables. Pero no sólo tiene beneficios para nuestro bebé, sino que también nosotros disfrutaremos de sentir la calidez de nuestros pequeños. Y por supuesto, será muy reconfortante saber que está en nuestras manos poder ayudarle. Mi recomendación personal y profesional es acudir a cursos o talleres específicos de Masaje Infantil, donde un profesional pueda enseñarnos toda la rutina de masaje para todo el cuerpo, no sólo la del abdomen.

El masaje siempre deber realizarse en un momento del día en el que el bebé esté tranquilo (nunca en plena crisis). Siempre empezamos por la maniobra llamada “manos que reposan”, que consiste en simplemente (o no tan simplemente) en colocar nuestras manos sobre el abdomen de nuestro bebé. Muy probablemente, si el bebé ha padecido cólicos recientemente, rechace el contacto o flexione brazos y piernas manifestando su incomodidad. Debemos ser receptivos y saber que el bebé necesita tiempo para relajarse y entender que le vamos a ayudar. Puede ser que durante varios días sólo podamos poner las manos sobre su abdomen y nada más.

El masaje realizado por los papás es un perfecto complemento para el tratamiento de Fisioterapia u Osteopatía que haga el profesional. Los bebés tienen una gran capacidad de recuperación, por lo que suele ser suficiente con 2-3 sesiones de tratamiento. En estas sesiones se identifican las zonas que están en tensión y se aplican maniobras específicas para relajarlas. El terapeuta nos indicará en qué puntos debemos incidir a lo largo de la semana para seguir ayudando a nuestro bebé.

Además del masaje, tenemos más recursos para que nuestro bebé nos sienta cerca, minimizando su estrés o sobrestimulación. El portear a nuestro bebé, en un portabebé ergonómico que respete la posición fisiológica del bebé y reparta el peso adecuadamente en nuestra espalda. De hecho, hay estudios que demuestran los beneficios del piel con piel, y por otra parte se ha sugerido que los bebés porteados sufren menos cólicos del lactante ya que la posición vertical favorece la expulsión de gases, y el calor que les trasmitimos con nuestro cuerpo les calma a nivel digestivo. Al igual que con el masaje, hay que ser observadores y buscar el momento más adecuado ya que, si nunca hemos porteado a nuestro bebé, tendremos que empezar progresivamente y siempre fuera de las crisis de llanto-dolor.