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Mecanismos de autorregulación en bebés frente a cifras redondas

¿Porqué ponemos tantas cifras a lo que deben hacer los bebés? Hay quien describe a los niños como ingenios mecánicos con unos ritmos fijos. Y quien entiende que cuentan con mecanismos de regulación que funcionan bastante bien.

Todos los padres han oído consejos del tipo:

  • Dale de comer cada 3 horas y la cantidad que tiene que tomarse es xxx.
  • Tiene que echar los gases después de cada toma.
  • Ponle dos capas de ropa más de las que tengan los que hay a su alrededor para que no pase frío.
  • Tiene que hacer caca todos los días.
  • La cantidad de leche que debe tomar un bebé son 150 ml por kilogramo y día.
  • Con la edad que tiene, deberías quitarle ya una toma.
  • Con su edad debería dormir xxx horas.
  • Tiene que ganar de 150 a 200 gramos cada semana.
  • Tiene que sostener la cabeza con 3 meses, sentarse con 6, ponerse en pie con 9 y andar a los 12, dejar el pañal cuando se tercia en la guardería para que lo hagan todos a la vez y lo antes posible y apilar 27 tenedores haciendo equilibrios sobre la nariz antes de los…

Pero ¿de dónde salen estas cifras?

Pues es simple, son reglas fáciles de recordar. Pero generalizaciones inútiles. A mí me dieron muchas de esas reglas. Hay manuales de pediatría llenas de ellas. Para entendernos. La pediatría fue una de las últimas especialidades en surgir. Y lo hizo en pleno positivismo. Hacer ciencia era poner cifras a todo. En el mejor de los casos, estas cifras son medias estadísticas redondeadas para que se recuerden con más facilidad.

¿Porqué es absurdo plantearse así la crianza y cuál es la alternativa?

Los seres humanos, ya desde el nacimiento contamos con mecanismos que regulan nuestras respuestas al entorno y nos permiten adaptarnos. Los niños no son una excepción. Estos mecanismos son mucho más complejos y responden de forma mucho más adecuada que cualquier cálculo consciente que deseemos hacer.

Un ejemplo: Los diabéticos por desgracia tienen una esperanza de vida menor que la población general. Y eso es así porque por muy bien que seamos capaces de cumplir las reglas sobre alimentación y calcular las dosis de insulina adecuadas, lo hacemos peor que un páncreas que funcione.

Un ejemplo más claro y en la crianza: ¿Cuándo y cuanta leche dar a un bebé?

Mientras no tengamos pruebas de que no funciona, la mejor respuesta no es un número sino dos palabras: A demanda.

Reglas del tipo «debes darle cada x horas xx cantidad» de forma fija son absurdas. Pero rara es la madre a la que nadie le dice una regla así. Y en muchos casos se aplican generando problemas. Nadie come siempre lo mismo con regularidad matemática. Lo que un niño come es el resultado de una complicada ecuación en la que influye factores como:

– Si tiene más sueño o más hambre.

– Cómo comió en la anterior toma.

– Si ha vaciado o no su intestino y en qué grado.

– La temperatura a la que ha tenido que adaptarse durante la horas anteriores.

– Si ha estado más o menos activo.

– Si está consumiendo energía para defenderse de una infección.

– Si su intestino absorbe mejor o peor los nutrientes.

– Su estado de ánimo…

Son sólo algunos de los factores que es fácil demostrar que pueden alterar las necesidades de alimentación de un niño en una toma respecto a la otra. Encima no son factores cuantificables y que varían de persona a persona.

Poner una cifra fija y pretender que eso cubre las necesidades del niño es «infantil», absurdo y muy perjudicial, porque los mecanismos del niño para adaptar la toma a sus necesidades van a despertarse: Va a llorar, va a comer con ansiedad…

Tener cifras fijas, pautas fijas, resulta atractivo. Especialmente en algo nuevo que genera inseguridad como ser madre. Y se pretende dar esas cifras como una forma de aportar seguridad. Pero es una falsa seguridad que genera problemas, porque no se adapta a la realidad biológica de los niños. Somos seres biológicos, no mecánicos.

La alternativa es conocer las señales que nuestro hijo nos envía constantemente y saber cómo responder para facilitar que sus mecanismos de adaptación, mucho más elaborados que nuestras teorías, funcionen lo mejor posible. Enfocado a la pediatría es lo que llamo Pediatría Respetuosa.

La Pediatría Respetuosa tiene para mí 3 vertientes:

Conocer y respetar los mecanismos de autorregulación de los niños. Porque no disponemos de teorías capaces de superarlos.

Respetar la diferencia entre distintos individuos, en su forma de adaptarse al entorno y en su forma de enfermar y curar. Porque esas diferencias pueden hacer que la terapia de elección y las pautas a usar sean muy distintas entre dos niños.

Respetar las opiniones de los padres en sus elecciones sobre la crianza de sus hijos. Porque no sabemos tanto sobre crianza y sobre cada familia y niño en particular para estar seguros de que la opción que pretendamos como mejor lo es.


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El cólico del lactante Pekevídeo 10

El cólico del lactante es un problema difícil de resolver y con muchas «soluciones».

La razón es que en realidad el cólico del lactante es un cajón de sastre en el que se meten muchos problemas diferentes que lo único que tienen en común es que es ocurren en niños habitualmente menores de 3 meses y probocan llanto.

En este pekevídeo explico a los padres las nociones más importantes sobre el cólico del lactante.

Cólico del lactante

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Bebé con gases: Pekevídeo 8

La causa más frecuente de que un bebé sufra cólico del lactante son los gases.

En este pekevídeo explico a los padres las causas más frecuentes para que un bebé tenga gases:

– Come con ansiedad.

– Los fabrica en su barriga.

– No los expulsa bien.

El caso de los gases, ¿cuál es su origen?

 

Tienes otros muchos vídeos sobre pediatría para padres en el Canal de Youtube de Mi Pediatra Online

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¿Cuáles son las causas del cólico del lactante? Pekevídeo 6

El cólico del lactante es a veces difícil de solucionar porque tiene varias causas diferentes.

En este Pekevídeo el Pediatra Jesús Garrido García (MiPediatraOnline) explica los tres grupos de bebés que con más frecuencia son calificados de cólico del lactante:

  1. El bebé con gases.
  2. El bebé con reflujo gastro-esofágico.
  3. El bebé de alta demanda afectiva.

¿Cuáles son las causas del cólico del lactante?

 

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¿Porqué hay tantos remedios para el cólico del lactante? Pekevídeo 4

Esta semana, el pekevídeo es para compartir comentar porqué hay tantos remedios para el cólico del lactante y por qué no funcionan.

Para el cólico del lactante hay:

– Medicamentos, infusiones, biberones y leches especiales…

– Y hasta palmaditas en la espalda…

Os cuento cómo llegué a la conclusión de que la solución debía ser otra.

¿Porqué hay tantos remedios para el cólico del lactante?

 

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¿Qué es el cólico del lactante? Pekevídeo 2

En este Pekevídeo explico brevemente qué es el cólico del lactante y qué no lo es.

Ese es el primer paso para ponerle solución. Hay muchos padres que dan a sus hijos medicamentos para tratar el cólico, cuando en realidad no lo sufren.

En este pekevídeo aclararemos tres conceptos:

– ¿Qué no es cólico del lactante y qué no lo es?

– Definición clásica del cólico del lactante: «La regla de los 3 treses.»

– El cólico de lactante es un cajón de sastre.

Espero vuestros comentarios y sugerencias saber los temas que creáis más interesantes.

 

¿Qué es cólico del lactante?

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Bebé con gases

Los gases en un bebé son una de las típicas preocupaciones de los padres. Una de las cosas que suele decirse es que el niño tiene que echar los gases después de cada toma. Y en cuanto el bebé gruñe un poco, suele achacarse a los gases.

Cuando los padres me dicen que su bebé tiene gases y que no los echa después de cada toma, suelo explicarles lo siguiente:

Mirando al bebé, le digo: «¿Tú has firmado el contrato de echar los gases después de cada toma? ¡Vaya, el pobre no se había enterado de que tenía que hacerlo! Aparte de respirar siempre y comer de vez en cuando, hay pocas cosas que tenga que hacer siempre.»

En cuanto a lo de que tiene muchos gases, mi pregunta es: «¿Llora mucho?» En la mayoría de los casos la respuesta es que no, pero que aprieta mucho la tripa y gruñe con frecuencia tras las tomas. Pero eso es normal. Los bebés tienen un reflejo (gastro-cólico), que hace que cuando comen, empiece a moverse el intestino intentando hacer caca. Suele durar hasta que hace caca, o hasta que se pasa, a los 10 ó 20 minutos.

Los bebés que de verdad tienen problemas de gases, son bebés que lloran con fuerza durante horas. Y además con la barriga hinchada y suelen echar muchos gases.

En algunos que sólo gruñen y en los que tienen gases de verdad, no es raro que a estén tomando algo para echar los gases. Pero en su mayoría, medicamentos, infusiones… son poco efectivos.

Hace algún tiempo me planteé el tema de los gases desde otro punto de vista: ¿Porqué hay bebés que tienen más gases que otros?

La respuesta es triple: O entran más de la cuenta, o se producen en la barriga más de lo normal o se expulsan menos de lo normal.

  1. Entran más de la cuenta. Son bebés que tienen gases porque comen con ansiedad. Es una de las causas más frecuentes. Y la más fácil de solucionar. Hay que dar de comer al bebé con más frecuenta y tanta cantidad como quiera. Cuando hacemos esto, el bebé se sacia y llega un momento que empieza a comer con más tranquilidad. Habitualmente en menos de una semana se nota una clara mejoría. En estos bebés suelo recomendar que les den de comer cada vez que pidan y la cantidad que quieran (sea pecho o bibierón lo que tomen) y que si no piden antes, durante el día le ofrezcan comida al bebé cada dos horas.
  2. Los que producen más gases en su barriga de lo normal pueden hacerlo a su vez por dos motivos: Una mala digestión de la leche o una flora intestinal que produce muchos gases. El primer caso es más frecuente en bebés con lactancia artificial (por intolerancia a la lactosa o por intolerancia a proteínas de la leche de vaca). El segundo es una lotería. Cuando un bebé nace, no hay gérmenes en su intestino. Poco a poco van entrando y lo colonizan. Los que acabe habiendo, dependen del orden en el que entren. Tomar el pecho favorece que los que entran sean los adecuados (lactobacilos). Pero si los que entran y dominan la flora intestinal son otros gérmenes, fermentan produciendo más gases de lo normal. Eso puede cambiarse sembrando lactobacilos (hay muchos preparados de probióticos hoy en día para eso). En los lactantes que toman pecho esto ocurre a veces cuando no se deja al bebé que acabe de vaciar el pecho. Incorrectamente a algunas madres se recomienda limitar la duración de la tetada. Cuando eso se hace y el pecho no se vacía por completo, la leche tomada es más rica en lactosa (el azúcar de la leche) y más pobre en proteínas y grasas. Hay una proteína en la leche (la lactasa) que ayuda al bebé a digerir la lactosa (el azúcar de la leche). Muchos niños la producen en cantidad suficiente en su intestino, pero otros no (son los que tienen intolerancia a la lactosa). En esos niños la lactosa que no pueden digerir es consumida y fermentada por los gérmenes de su intestino, aumentando la cantidad de gases. En esos casos la solución es sencilla e instintiva: deja al bebé al pecho hasta que acabe y no quiera más.
  3. Por último, hay bebés en los que el problema es la expulsión de gases. Hay niños que nunca eructan, pero que echan los gases por abajo con facilidad. Sin embargo, algunos tienen el problema de que están estreñidos. Cuando un lactante está estreñido, suele retener tanto heces como gases. Y además altera la flora intestinal aumentando el número de gérmenes que fermentan haciendo  más gases. En estos bebés, la solución es tratar el estreñimiento.
  4. Otra cosa que influye en la explusión de gases es la postura. Los bebés que pasan muchas horas tumbados tienen más gases. Los bebés que hacen porteo hacen menos gases. Por loq que en bebés que lloran por gases puede ayudar mucho ser portados durante las horas que sea posible.

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Lactancia materna complementada

Lactancia materna complementada ¿En qué casos se acaba recurriendo a algo que no sea pecho y cómo resolver esas situaciones preservando el pecho?

Una duda inevitable para las madres que dan pecho: ¿Cómo sé si mi hijo saca suficiente?

De hecho, los primeros días son muchas las madres que tienen la sensación de que su hijo no tiene suficiente con el pecho. Los motivos que suelen llevarle a pensar eso son tres:

  1. No se nota que salga leche. Frase normal: «Sí, chupa, pero yo creo que no saca nada, porque no me noto que salga». Yo suelo preguntarles «¿lloraba, chupa y se calla? Pues entonces saca. Si llora, porque tenía hambre, chupa y se calla, es porque algo saca.»
  2. El bebé pide con mucha frecuencia. Otra frase habitual: «Creo que no tengo pecho, porque me lo pongo, chupa, parece que se queda tranquilo, pero en seguida pide de nuevo». Otro error: Cuando un niño nace tiene un estómago pequeño y está muy cansado. Con lo que necesita hacer tomas muy frecuentes de poca cantidad. Si cada vez que lo pones al pecho, chupa y se queda tranquilo, es que saca suficiente. Cuando no saca suficiente, lo sabes porque llora, chupa, llora, chupa, se enfada, se enfada, se enfada. Cuando esto último ocurre, podemos estimular el pecho aumentando la frecuencia de las tomas.
  3. Nos ha dado una noche horrible. Una historia que se repite mucho: «Esta noche no paraba de llorar, le daba el pecho casi continuamente, pero se quedaba con hambre y hasta que le hemos dado un biberón no ha parado.» Mi pregunta: «¿Cuánto fue el tiempo más largo que estuvo sin comer durante el día?» Es habitual que la respuesta sea: «Se pasó la tarde durmiendo». Si eso pasa, el problema es que tras pasar muchas horas sin comer se despierta el niño con mucha hambre. El pecho tras pasar demasiadas horas sin vaciarse tienen el pecho muy lleno, el pezón plano. El niño no puede cogerse bien y se desespera. Al no vaciar el pecho, éste interpreta que sobra leche, y en las próximas horas produce menos. Ya la hemos liado. Lo que recomiendo a los padres: Ahora, durante el día debéis ofrecer el pecho al niño con mucha más frecuencia, cada vez que pida. Y si no pide antes, ofrecédselo cada 2 horas. Al darle el pecho con más frecuencia, estimulamos el pecho para que produzca más, le damos antes de que esté desesperado por comer, con lo que come más tranquilo y traga menos gases. Y si come más durante el día, cuando llegue la noche tendrá menos hambre y más sueño.

¿Cuándo puede necesitar entonces hacer lactancia materna complementada ?

Hay varios casos en los que se acaba complementando con leche artificial:

  1. Si toma con frecuencia, se coge bien al pecho, pero aún así no para de llorar. ¿Puede complementarse con leche artificial? Hay situaciones en las que es la única forma de que deje de llorar. Y si esto ocurre es que se estaba quedando con hambre. Pero debemos tener claro que si llegamos a eso es porque algo no estamos haciendo bien. Lo más habitual es que haya pasado demasiadas horas sin comer y lo esté haciendo con ansiedad. También puede ser que el agarre no sea adecuado aunque creamos que sí. Lo importante en estos casos es que modifiquemos lo que falla para que los suplementos sean lo menos necesarios posibles y acabemos prescindiendo de ellos. Para aumentar el pecho, lo recomendable es que siempre tome primero el pecho, consultemos a alguien con experiencia en lactancia que puede ayudarnos a resolver el problema y no dar leche artificial a la ligera mientras podamos evitarlo. Pero si intentándolo todo no para de llorar, le damos biberón y se calma, tampoco es «sacrilegio». Es una solución momentánea que nos da algo de tiempo para resolver los problemas que han llevado a esa situación. .
  2. Si a pesar de que tome el pecho con frecuencia y succiona bien pierde demasiado peso en los primeros días. Suele aceptarse que es normal una pérdida de hasta el 10-12% del peso que tenía al nacer en la primera semana.
  3. Si en los primeros días de vida, a pesar de tomar el pecho con frecuencia el azúcar baja demasiado.

Si necesita algo diferente al pecho, ¿qué debemos darle al niño?

Chupe: No. El chupe no alimenta, sólo entretiene el hambre. Y eso significa que coma con más ansiedad.

Manzanilla: No. La manzanilla no alimenta. De nuevo, sólo entretiene el hambre.

Leche materna en biberón, vasito, jeringuilla o suplementador de lactancia. Puede ser una solución cuando la madre es capaz de sacarse cantidad suficiente o se dispone de leche materna de banco de leche. Pero si la madre se saca la leche, lo mejor es que lo saque el propio bebé. Si esto no es posible suele deberse a un problema de agarre: Los más frecuentes son el frenillo y una mala posición.

Leche artificial en biberón, vasito, jeringuilla o suplementador de lactancia. Cuando no disponemos de las posibilidades anteriores con leche materna. Eso no quiere decir que abandonemos la lactancia materna. Si seguimos estimulando el pecho ofreciéndolo con frecuencia, lo habitual es que poco a poco el pecho aumente, llegando un momento en que podamos abandonar los suplementos.

Si tienes dudas puedes hacer una

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Cómo resolver el 90% de los cólicos del lactante que toman biberón, sin usar medicación

Cómo resolver el 90% de los cólicos del lactante que toman biberón, sin usar medicación

Usando el sentido común para entender qué falla y cambiando lo que hacemos mal, se consigue mucho más.

Si lees este artículo, posiblemente ya tienes claro que tu hijo tiene cólico del lactante. Es más que probable que hayas acudido desesperado a urgencias más de una vez y a uno o varios pediatras en busca de una solución. Y que familiares y conocidos te hayan aconsejado de todo.

Pero, desgraciadamente, si estás leyendo, es que nada te ha funcionado por ahora.

Esa era la experiencia que yo tenía como pediatra cuando acabé la especialidad. Me habían explicado que para el cólico del lactante, había:

– Leches anticólico.

– Biberones anticólico.

– Infusiones.

– Medicamentos.

– «Fórmulas magistrales», que poco tienen de magistrales y sí muchos riesgos.

– Masajes.

– Posturas.

– Hamacas con vibración, paseos en coche, sacudidas en brazos….

Es posible que ya hayáis probado una buena parte de ellos sin resultado.

Después de esa experiencia, parecía que la postura más lógica era la del «sincero comprensivo», que te echa la mano por el hombro, y te dice:

«Para los 3 ó 4 meses se pasa, y mientras tanto, sombra de ojos para camuflar las ojeras.»

Pero es que el Cólico del Lactante Sí tiene solución.

Y no en 3-4 meses. Sino en un tiempo mucho más razonable.

De hecho la solución se alcanza mucho antes, cuanto antes se trata de forma adecuada.

¿Y cuál es esa solución para el cólico del lactante?

Yo llegué a ella, replanteándomelo todo, observando a los niños con cólico del lactante y preguntando a los padres.

La clave es, ¿qué tienen en común todos los niños con cólico?

– Comen con ansiedad.

– Ganan un peso normal o habitualmente muy por encima de lo normal.

– Tienen muchos gases.

– Lloran mucho.

Vamos a desmenuzar:

– Si tu hijo no come con ganas, posiblemente no tiene cólico. Es más probable que tenga algún problema (reflujo gastroesoágico, infección de orina, intolerancias alimentarias).

– Si tu hijo gana poco peso, posiblemente no tiene cólico. La lista de causas es similar a la anterior. Y tampoco hay que descartar que esté simplemente pasando hambre.

– Si tu hijo no tiene muchos gases, tampoco entra en la categoría de cólico. Volvemos a la lista superior.

– Si tu hijo no llora mucho, definitivamente no tiene cólico. Dar apretones y ruiditos no es cólico. Pero eso, los padres de un niño con cólico, lo tenéis muy claro.

La realidad, es que lo que llamamos cólico de verdad es:

Un bebé, entre la semana y los 4-5 meses que llora todos los días más de 3 horas de forma inconsolable, come con ansiedad, gana peso de sobra y tiene muchos gases.

Pero esto se puede confundir con otros problemas parecidos que son diferentes.

En el 90% se ajusta a lo descrito.

Y si ese es vuestro caso, esta es la Solución:

– Dadle de comer cada vez que pida y la cantidad que quiera.

– No hay tiempo mínimo entre las tomas. Pero sí máximo: si durante el día pasa más de 2 horas sin comer, despertadlo y ofrecedle el biberón.

Cada vez que pida quiere decir, que si lo ves inquieto, no le pongas el chupe o le des manzanilla, dale biberón con su leche.

La cantidad que quiera, significa que prepares los biberones de forma que cuando no quiera más siempre quede leche. Si se acaba los biberones, es que hay que aumentar la cantidad.

No hay tiempo mínimo entre tomas, es, que si toma y no quiere más, pero 10 minutos después lo ves inquieto de nuevo, prueba a ofrecerle de nuevo el biberón.

Sé que esto contradice muchos consejos que os habrán dado.

Sé que para muchos padres puede resultar contrario a la lógica.

Pero si algo sé, es cuál es el resultado cuando los padres lo aplican. Y es una clara mejoría en pocos días y la práctica desaparición del cólico en menos de dos semanas. Cuando la expectativa que les pintaban eran meses de lo mismo.

Para aquellos que desean entender porqué esto funciona y saber qué hacer en ese 10% de casos en los que la definición de arriba no es exacta para su hijo o lo anterior no funciona, hay más recursos a vuestra disposición:

Un ebook que explica en detalle el tema del cólico y las otras patologías que se confunden con él distinguiéndolas y diciendo como tratarlas:

Bebé sin cólico

Si aún así quedan dudas, yo las intento resolver de forma más personalizada en mi consulta o a través de consultas online para los que no pueden venir hasta Granada.

Intentadlo. De verdad, mi experiencia dice que el Cólico del Lactante tiene Solución.