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Dosis de Amoxicilina en niños

Calculadora orientativa para  la dosis de Amoxicilina según el peso de tu hijo.

Lo primero que hay que aclarar es que la Amoxicilina es un antibiótico, y nunca debe usarse sin indicación médica.

Las dosis que te indique tu médico pueden ser diferentes de las que da esta calculadora en función de la infección a tratar.

La Amoxicilina es el antibiótico más utilizado para tratar infecciones bacterianas en niños.

Uno de los problemas que tienen algunos padres es calcular la dosis de este medicamento. Os adjunto una calculadora simple para que sepáis la dosis de Amoxicilina que corresponde a vuestro hijo según su peso.

Esta calculadora sólo sirve para preparados de Amoxicilina 250mg/5ml.

Calculadora de Dosis de Amoxicilina 250mg/5ml cada 8 horas.

Peso en Kg

ml cada 8 horas.

Calculada a 50 mg / Kg y día

(Suele usarse entre 40 y 80 mg / kg /día)

En caso de dar Amoxicilina 125mg/5ml la cantidad es el doble.

La Amoxicilina es un antibiótico que puede usarse prácticamente desde el nacimiento, pero siempre por indicación del médico.

No debe darse a niños alérgicos a él o a Penicilinas en general (aunque conviene saber cuales son las penicilinas a las que es alérgico y cuales no, puede haber reacciones cruzadas).

Hay mucha gente que tiende a usar los antibióticos simplemente porque el niño tiene fiebre alta. Esto es un error.

Motivos para no usar un antibiótico sin indicación médica:

– Cuando un pediatra valora a un niño con fiebre busca el foco de la infección y se guía por una serie de indicios que nos dicen si el causante es un virus o una bacteria.

El 80% de las infecciones son causadas por virus. Los antibióticos no tienen ningún efecto sobre los virus.

Los antibióticos son efectivos sólo contra las bacterias. Que la fiebre sea alta o dure varios días no es un indicio de que la infección sea bacteriana. Si un par de días después de que tu pediatra viese a tu hijo sigue la fiebre, debes volver a que lo valore de nuevo. A veces las infecciones bacterianas se hacen evidentes uno o dos días después de que empiecen.

Tomar un antibiótico en una infección viral no es inocuo, ya que el antibiótico mata a las bacterias malas cuando las hay, pero también mata a las buenas con las que convivimos y forman parte de nuestra flora normal. Si usamos antibióticos con frecuencia la población de gérmenes buenos que forma nuestra flora se debilita y es más más fácil que nos ataquen los gérmenes malos. Esto no significa que no lo usemos cuando está indicado. Pero sí que no debemos abusar de ellos innecesariamente.

Siempre que se toma un antibiótico es recomendable restablecer la población de nuestra flora con Probióticos.

Vuelvo a recordar que la Amoxicilina es un antibiótico, y nunca debe usarse sin indicación médica.

Las dosis que te indique tu médico pueden ser diferentes de las que da esta calculadora en función de la infección a tratar.

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Los seis síntomas del niño enfermo

Niño enfermo
Niño enfermo

Fiebre, tos mocos, vómitos, diarrea y dolor.

Los principales motivos por los que los niños son llevados al pediatra, son en realidad, mecanismos que el cuerpo usa para defenderse.

Puede surgir entonces la idea de: «Si son formas del cuerpo para defenderse, dejémoslas actuar libremente. ¿Para qué interferir con un mecanismo que el cuerpo usa para sanar?»

Lo que sucede, es que cuando aparecen, interpretamos que algo marcha mal y suelen ir relacionados con malestar y sensaciones desagradables.

Cuando las detectamos, son un signo de que hay una causa que está desencadenando el proceso. Y es importante averiguar la causa, para plantearse si hay algo que podamos hacer para mejorar la evolución normal de la enfermedad.

Además, el problema es que la reacción, que en sí misma está diseñada para curar, a veces puede empeorar mucho la evolución de una enfermedad.

En muchos casos es útil combatir esos mecanismos, para evitar el agotamiento que producen y para reducir el sufrimiento que llevan asociado.

He escrito un Ebook llamado «Los seis síntomas del niño enfermo» en el que explico en qué consisten estos mecanismos, porqué están ahí, cómo ayudan al cuerpo a sanar y como funcionan. Es la falta de entendimiento de esto lo que genera inseguridad en muchos padres.

Además, intento explicar cuándo considero que el mecanismo funciona bien y ayuda al cuerpo a curar. En esos casos, posiblemente, no será necesario que hagamos nada.

Pero también aclaro, cuáles son los criterios que me hacen recomendar a los padres que, en ocasiones, tomen medidas para contrarrestar estos síntomas. Detallando los que considero mejores métodos para conseguirlo.

Este manual, «Los seis síntomas del niño enfermo«, es un regalo que puedes conseguir gratis, suscribiéndote a esta web.

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El Estreñimiento en niños

Estreñimiento en niños

Cómo recuperar un movimiento normal de la tripa: Vence el estreñimiento de tu hijo.

Estreñido es aquel que hace caca dura y con dolor.

Si no hace todos los días, pero cuando sale lo hace sin dolor, y mientras está dentro no causa molestia, no es estreñido.

Hay tres grupos distintos de estreñidos:

El lactante estreñido, el niño que se estriñe al quitarle el pañal y el preescolar o escolar que no tiene unos hábitos adecuados.

Estreñimiento en el lactante:

Hay que diferenciar lo que es estreñimiento real del «Pseudo estreñimiento del lactante».

El «Pseudo estreñimiento del lactante»:

Cuando un niño nace, hace caca con cada toma o incluso más de una vez por toma.

La causa es el reflejo gastrocólico: En cuanto comen y el estómago empieza a llenarse manda órdenes al intestino para que empiece a hacer sitio.

Su barriga tiene poca capacidad y al entrar comida nueva tiene que decidir entre hacer sitio a la nueva (que trae más alimento) o quedarse con la vieja (que tiene menos alimento).

Decide hacer sitio a la nueva y la vieja la echa sin que haya acabado la digestión (por eso salen grumos blancos que es leche sin digerir).

Al principio el cierre del culete (el ano) no tiene capacidad de cerrarse.

Por eso es moverse la tripa y hacer caca, cada vez que come.

Llega un momento (entre las 2 y las 8 semanas habitualmente) en que el ano empieza a tener fuerza suficiente para contener la caca.

El niño puede relajarlo o apretarlo, pero no sabe cuando hacer una cosa o la otra.

El resultado es que después de cada comida sigue teniendo el reflejo gastrocólico.

Empieza a apretar la barriga (lo que muchos padres interpretan de forma equivocada como que tiene gases) y pueden estar un rato molestos y haciendo ruidos de queja hasta que se pasa el reflejo gastrocólico.

Eso le pasa tras cada toma en la que no consigue hacer caca.

En las que hace se queda a gusto en seguida.

Hace caca si relaja el ano mientras tiene el movimiento de tripa: Si relaja cuando la tripa no se mueve o mueve la tripa y no relaja el ano, pueden pasar días sin hacer.

La clave para saber que no es estreñimiento real es:

Cuando por fin hace,

a veces varios días después,

la caca es BLANDA.

¿Por qué no hizo antes?

Porque no dio la casualidad de relajar el ano mientras la tripa se movía.

El tratamiento:

Si lleva más de dos días sin hacer deposiciones hay que conseguir que haga.

Para eso lo que recomiendo son Verolax o Paidolax (enemas de glicerina de 4 ml).

Si leéis el prospecto veréis que pone «no recomendable para menores de 2 años».

Porque en lactantes pequeños si se introduce la cánula del enema hasta el fondo puede hacerles daño.

Por tanto en los menores de dos años puede usarse pero introduciendo sólo 1 centímetro o centímetro y medio la cánula y entonces se comprime el enema para que entre su contenido.

La clave para que sea efectivo está en el momento que lo estimulamos:

El momento más adecuado para usarlo es cuando notamos que el niño está encogiendo las piernas, con la barriga dura y haciendo gruñidos.

En ese momento se están produciendo movimientos en el intestino con la intención de expulsar las heces, pero no consigue relajar el ano.

La introducción de la cánula del enema estimula su relajación, y al introducir la glicerina favorecemos la expulsión de las heces.

Si lo hacemos de este modo conseguimos educar al niño para que entienda que cuando note los apretones de la barriga debe relajar el ano.

 

Hay niños que esto lo entienden en dos días

y otros que tardan dos meses.

No deben usarse los supositorios de glicerina (miden más de 1,5 cm) ya que hacen más daño al entrar y suelen echarlos enteros con lo que también hacen daño al salir.

No deben usarse tampoco el bastoncillo con aceite, la cerilla, la ramita de geranio ni el termómetro, porque ninguno de éstos está esterilizado y si le hacemos una herida puede infectarse con facilidad.

El Verolax o el Paidolax tampoco podemos estar usándolo continuamente.

Puede usarse durante un par de meses si es necesario pero no todos los días:

Si pasa dos días sin hacer nada,

al tercero le toca, cuando tenga el apretón.

O antes de los dos días

si en algún momento está muy molesto.

 

El estreñimiento real en el lactante:

Está realmente estreñido si las heces son duras.

Suele estreñir más la leche artificial que el pecho.

Por lo que algunos se estriñen al introducir la leche artificial.

Los hay también que se estriñen por falta de líquido, generalmente por preparar mal la leche (muy concentrada).

Y los hay que simplemente son estreñidos.

Cuando la caca es dura quiere decir que necesitan en la alimentación algo que les ayude.

Si ya toman fruta hay que evitar la manzana y el plátano maduro porque estriñen.

Le ayudan por ejemplo naranja o mandarina, ciruela, kiwi, piña…

Pero con la naranja, que suele ser lo más usado hay que evitar el error de dar el zumo.

El zumo tiene mucha vitamina C pero no aligera.

Es la pulpa que se queda en el exprimidor lo que aligera.

O sea, que al preparar la fruta hay que echar los gajos enteros (sin semillas) y batirla.

Si además toma verduras evitad la zanahoria y el arroz y no os paséis con la patata porque estriñen.

Deben darse verduras con hebras (judías verdes, puerro, apio…).

Cuando a pesar de tomar todo esto no hace si no se le estimula o si todavía no toma más que leche hay que añadir algo más: La Eupeptina es lo que yo recomiendo en los lactantes.

No uséis Eupeptina en el Pseudo estreñimiento, porque no soluciona el problema, sino que lo empeora: Hace que se mueva más la tripa (más retortijones) pero si no relaja el ano no sale nada.

La Eupeptina es un laxante que no se absorbe y no tiene dosis fija.

Hay niños que con una cucharadita hacen 7 deposiciones y los hay que con 7 cucharaditas no hacen ninguna.

Se empieza con dos cucharaditas al día mezcladas en agua, manzanilla o en el biberón con la leche y si no tiene deposiciones se aumenta una cucharadita más cada día hasta que se regule.

Si llega un momento que hace más veces al día se puede bajar la dosis de cucharada en cucharada mientras siga haciendo bien o volviendo a subirla si se vuelve a estreñir.

Y se puede mantener el tiempo que sea necesario.

Los laxantes no producen adicción como dicen algunos.

Lo que sucede es que cuando alguien se estriñe y con un laxante se regula es porque en realidad necesita más fibra en la dieta.

El laxante es un comodín, y si al retirarlo no lo sustituimos corrigiendo el defecto en la dieta pues se estreñirá de nuevo.

En el preescolar al que se va a retirar el pañal:

La forma adecuada de quitar el pañal a mi modo de ver es la siguiente:

En el primer verano que al comienzo del mismo el niño ya tiene los dos años cumplidos, hay que convencerle de que nos avise cuando tiene ganas de ir al servicio, que llegue y que sea capaz tanto de orinar como de hacer caca en el servicio o en el orinal.

Si se quita el pañal por las buenas, como forma de coacción, tal vez consigamos que orinen en el váter, pero la mayoría de las veces se retienen cuando tienen ganas de hacer caca hasta que se endurecen las heces tanto que no es capaz de hacer.

O le duele y si le dan ganas se retiene por miedo al dolor.

En muchos casos es tan dura al salir que produce una fisura (herida) anal que duele cada vez más al intentar hacer caca.

El resultado es un círculo vicioso: No hace, cuando por fin lo intenta se hace una herida, le duele tanto que no hace… Y empezamos de nuevo.

Este círculo vicioso se rompe obligándolo a hacer y curando simultáneamente la fisura.

Para obligarle a hacer se le da algo que le aligere la barriga lo suficiente para que no pueda aguantarse aunque quiera: Un laxante.

Yo suelo usar la Lactulosa en dosis creciente (no hay dosis fija en los laxantes, no son tóxicos y se puede subir poco a poco hasta conseguir nuestro objetivo) hasta que se suelta y luego se mantiene la dosis necesaria para que haga todos los días blando durante unos 10 días, que suele ser el tiempo necesario pare que le pierdan el miedo y se cure la fisura.

Para que no le duela al hacer yo recomiendo que cuando notes que el niño está intentando contenerse para no hacer, le apliques un pequeño enema de «Lubricante urológico»: Es un anestésico que suele usarse para sondar la vejiga de la orina, que hace efecto en pocos segundos.

Espera un minuto y ponle un Verolax (Enema de glicerina) para que envuelva las heces y escurran al salir sin hacer daño.

Si aún así no hace podemos ponerle un Fisioenema infantil (enema de suero fisiológico de mayor tamaño).

Esta pauta se puede repetir a diario hasta que expulse heces blandas, mientras seguimos dándole Lactulosa en la dosis necesaria para que haga al menos una o dos veces al día, y más bien blanda.

Si tras los 10 días hace ya de forma regular y sin dolor la Lactulosa se reduce progresivamente dando un mililitro menos cada día hasta suspenderla del todo.

La retirada del laxante debe acompañarse de un aumento de fibra en la dieta y no hace falta que sea inmediata, de modo que si al bajar la dosis de laxante empieza a estreñirse es mejor aumentar de nuevo su dosis que llegar a hacerse una nueva fisura anal.

En preescolares-escolares:

El dolor del estreñimiento puede ser muy intenso, de hecho la gran mayoría de las supuestas «apendicitis» de los niños se «operan» en el baño.

Como dije al principio se considera estreñido todo aquel que no hace al menos una deposición diaria o quien haciéndola es siempre dura y escasa.

El segundo caso tiene los mismos problemas pero menos frecuentemente.

Se puede ser estreñido a estas edades lo mismo que en los adultos, por falta de fibra en la dieta o por falta de tiempo.

Cada persona tiene un intestino más activo o menos y necesita una cantidad determinada de fibra.

Y tiene más movimiento a una hora concreta del día.

Ese momento hay que aprovecharlo.

Es más, cuanto más nos acostumbramos más fácil se hace.

Hay niños que cuando llega ese momento se aguantan por no dejar lo que están haciendo.

Esos niños aún tomando la fibra adecuada se acaban estriñendo.

Otra causa de estreñimiento es el exceso de productos lácteos.

La mayor parte de los niños que comen mal acaban «mantenidos» con productos lácteos.

Pero si toma más de medio litro al día, contando todos los lácteos, está tomando más calcio del que necesita, y ese exceso de calcio no se absorbe, queda en la caca y la endurece.

Es tan frecuente el estreñimiento que lo primero que hay que hacer cuando un niño se queja de dolor de barriga es decirle que vaya al baño e intente hacer caca.

En la mayoría de los casos si hace se le pasa el dolor.

Mientras sea así, no tiene nada grave, gases o estreñimiento.

Si no es capaz de hacer por sí mismo se le ayuda poniéndole un enema (Fisioenema) con glicerina líquida (Verolax).

El enema lo venden por separado de la glicerina líquida.

Se compran los dos, se abre el enema, se echa un buen chorreón de glicerina, se agita y se le pone.

Debe aguantarse antes de ir al servicio tanto como pueda (generalmente no aguantan ni 5 minutos) porque si lo echa enseguida no le sirve de nada, echa sólo el enema.

Si pasa eso, se le pone otro.

Si al hacer se alivia el dolor estaba estreñido.

Si no mejora debe ser visto por un pediatra para descartar otras causas de dolor abdominal.

Si tras mejorar al hacer, no cambiamos su dieta y no se acostumbra a regular su ritmo de ir al servicio el dolor volverá más tarde o más temprano.

Y cuanto más dure el estreñimiento más vago irá haciéndose el intestino, hasta que llegue un momento que aún con toda la fibra posible no responda.

En algunos casos, un niño habitualmente estreñido, empieza a hacer deposiciones líquidas de poca cantidad y que se le escapan a veces.

Todo ello acompañado de un dolor similar al que ha tenido otras veces al estreñirse.

La mayoría de las veces acuden por pensar que lo que tienen es diarrea.

Suele ser al revés.

Está tan estreñido que la comida que va tomando ya no cave y conforme entra en la barriga va escurriendo entre las bolas duras de heces que ocupan todo el intestino y no es capaz de echar.

El resultado son pequeñas cantidades de comida a medio digerir, líquidas y que se van escapando.

¿Hay algo peor que el dolor de un estreñido?

Pues sí, por ejemplo el de un estreñido con gases.

Son dolores muy fuertes a ratos, que cuando aprieta incluso se queda pálido y puede irradiarse hacia el pecho y la espalda.

Para evitar los gases debemos eliminar las bebidas con gas (cosa que entiende cualquiera), pero además hay que eliminar cualquier aporte de azúcares refinados, es decir chucherías, zumos, batidos, bollería y pastelería… y Chicles.

¿Y eso? Pues por algo muy simple.

El exceso de azúcar se absorbe sólo en parte, tenemos tanta azúcar en el intestino que los microbios que hay en él empiezan a reproducirse demasiado y fermentan esa azúcar, lo que libera gases.

¿Y el chicle si es sin azúcar?

Cuando masticamos chicle, tenemos saliva en la boca. Y al masticar hacemos burbujas con esa saliva, que nos tragamos.

Es decir que estamos tragando aire envuelto en saliva.

Para aquel que tiene problemas de estreñimiento o gases, un chicle es muchas veces «la gota que colma el vaso».

A veces el estreñimiento no se corrige porque se subestima su importancia.

Ser estreñido implica que su alimentación es mala, lo que además de malnutrirlo le causará problemas más graves cuando crezca:

El azúcar y las grasas se asimilan en más cantidad y más rápido cuando no hay fibra que acelere el paso del alimento por el intestino.

A la larga está comprando papeletas para que le toque tener diabetes de adulto y el colesterol alto (es decir infartos y trombosis).

Además, el cáncer más frecuente es el cáncer de colon, cuya causa principal es la dieta pobre en fibra a la que estamos acostumbrados desde pequeños.

Es decir que tres de las principales causas que acortan nuestra vida y la empeoran son debidas a una dieta mala contra la que nuestra barriga lleva toda la vida avisándonos en forma de estreñimiento y dolor y a los que no hemos hecho caso.

No escribo esto para crear una ansiedad innecesaria en unos padres que seguro que ya tienen suficientes preocupaciones.

Entre otras cosas porque la ansiedad no sirve de nada.

Lo que tenéis que tener claro es que tiene un problema que merece el esfuerzo necesario para solucionarlo, y espero que con lo anterior tengáis los conocimientos necesarios para hacerlo.

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