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¿Necesita un niño aprender a dormir?… Entre el Colecho y Dejarlo Llorar…

Alternativas para descansar.

Es uno de los puntos clave de conflicto entre modelos de crianza de las últimas décadas. ¿Enseñar a dormir o dejar que evolucione sólo? En esta guerra hay muchos heridos, entre los cuidadores y los niños… Como tantas veces es cuestión de matices y de ir más allá de ideas simplistas.

Hay tantos modelos de crianza como familias. Incluso dentro de cada familia hay tantos modelos como cuidadores. Es más, una misma persona no cría a su segundo hijo igual que al primero…

Pero hay tendencias, y las personas que buscan información sobre cómo criar a sus hijos se ven influidas por esas tendencias.

Cuando hablamos de sueño infantil en los primeros años de vida hay dos modelos que son los más difundidos:

– Crianza con Apego.

– Crianza Conductista.

Crianza con Apego

¿Pero, es que hay Crianza sin Apego? El contacto, el afecto, la seguridad, son necesidades básicas de cualquier persona. Y especialmente en la infancia. Criar sin Apego es como criar sin comida… El Apego es el alimento emocional, tan necesario o más que el físico.

La Crianza con Apego puede enmarcarse como la parte emocional de la Crianza Respetuosa.

¿Y qué es la Crianza Respetuosa?

Cuando la Pediatría empezó como especialidad intentó hacerlo lo mejor posible. Pero estaba empezando, y como todo novato, los primeros pediatras tenían una seguridad basada en la ignorancia. 

Su trabajo fue tan bueno como era posible…. Si por ejemplo vemos cómo ha bajado la mortalidad infantil en un siglo, es algo increíble.

Pero se empezaron a poner normas a diestro y siniestro cuando aún no se comprendía lo que había. Se regulaba todo sin entender antes qué era lo que ocurría sin intervención del “experto” de forma espontánea tras un proceso de selección natural de miles de generaciones.

Para argumentar se usaban estadísticas. Porque se pensaba que “todo lo que no puede convertirse en matemáticas, no es ciencia”.

Si por ejemplo, el promedio de horas de sueño de un bebé es de x horas con x meses, debías forzar a tu bebé a dormir ese número de horas. Cuando en realidad ni uno sólo de los niños de esa muestra dormía todos los días el mismo número de horas.

Esta forma de entender las cosas genera una ansiedad en los padres que convierte en patológicos a todos los niños. Porque el que se ajusta más o menos en las horas de sueño a la media no lo hace en la comida, y el que lo hace en lo anterior no lo hace en las adquisiciones motoras. No hay niños de media en todo. De hecho no los hay de media en nada. Porque somos seres vivos con capacidad de adaptación en un ambiente cambiante. 

Tras décadas de aplicación de esas normas ha surgido una nueva tendencia en Puericultura muy crítica con la anterior que se basa en comprender primero y si acaso mejorar después.

Hay quien se queda sólo en comprender primero y aceptar como fatalistas que nada podemos hacer.

Así, en el tema del sueño hay libros que te explican genial la Antropología del Sueño Infantil, lo que es sin duda el primer paso necesario.

Te resumo:

Es normal que un bebé en las primeras semanas de vida coma y duerma a un ritmo uniforme durante el día y la noche.

En los primeros meses, la melatonina va marcando un ciclo circadiano que hace que poco a poco se espacien las tomas en la noche, descansando más.

Durante el día el bebé busca mucha comida, muchos estímulos y algo de descanso cuando no puede más. Por la noche descansa mucho y pide algo de comida y estímulos cuando el nivel de estos ya está demasiado bajo.

De modo que en torno a los 4 meses la mayoría de los bebés duerme con 1-3 tomas en la noche.

Pero de repente sucede un cambio radical entre los 4 y 7 meses: Bebés que dormían toda la noche con 1-3 despertares pasan a despertarse 5-10 o incluso más veces.

Y lo hacen con un patrón muy definido: Un ciclo de sueño algo más largo de entre 3 y 5 horas en la primera parte de la noche, y ciclos cortos de en torno a una hora o menos durante la segunda parte de la noche.

¿Por qué ocurre esto?

El cerebro va madurando. Y lo hace siguiendo un esquema que es resultado de la evolución de nuestra especie.

Cuando el bebé crece llega un momento que sus conductas se van haciendo más complejas:

– Un bebé pequeño de menos de 3 meses generalmente necesita para dormir que su necesidad de comida y estímulos esté cubierta. Cuando lo está se duerme sin más.

– Cuando el cerebro madura va formando circuitos cada vez más definidos. En la etapa anterior, día tras día se ha dormido mientras recibía estímulos y alimento hasta saciarse de ambos. Lo que ocurría en brazos de quien le cuidaba. Ese circuito se va afianzando hasta llegar un momento en que pasa a ser el mecanismo de elección para dormir.

– Al Crecer, el sueño también se va haciendo más complejo, las fases de sueño y sus funciones van definiéndose y especializándose. Y en torno a los 4-7 meses ya hay un ciclo de sueño más profundo y reparador, y tras completarlo, ciclos cortos más superficiales.

– Si juntas ambos conceptos, cada vez que sale de un ciclo de sueño, necesita entrar al siguiente. Pero su forma de volver a dormirse es un ritual definido: Recibir Estímulos y/o Comida de quien le cuida. Por lo que pide ayuda para completar ese ritual. Es un Ritual de Sueño Dependiente. 

No necesita la comida porque tenga hambre, sino porque es parte de su ritual de sueño.

Rituales de Sueño Independientes

Todos antes o después desarrollamos Rituales de Sueño que podemos realizar sin ayuda de nadie.

Hay bebés que con esos 4-7 meses siguen durmiendo la noche con menos de 3 tomas. Incluso con ninguna.

Esto es porque ya tienen un Ritual de Sueño Independiente que le permite volver a dormirse entre ciclo y ciclo de sueño. Esos ciclos los tiene como el que se despierta 10 veces, pero cada vez que se despierta vuelve a dormirse sin pedir ayuda.

Y pasa igual en niños que toman pecho o biberón. Hay quien dice que ese ritmo tan intensivo de tomas es necesario para mantener la lactancia materna. No es cierto. Hay niños que toman pecho durante años tomando 1-2 veces por noche. El pecho ajusta su cantidad y ritmo de producción a la pauta con la que es vaciado.

Y aquí es donde llegan las discrepancias en los modelos de crianza:

– Hay quienes defienden Esperar a que esos Rituales de Sueño Independiente aparezcan de forma espontánea. Y mientras tanto, para facilitar el paso entre ciclos de sueño facilitemos al niño el acceso al alimento y los estímulos metiéndolo en la cama de los padres: Colecho.

– Y quienes creen que es necesario Acelerar la adquisición de esos Rituales de Sueño Independiente para mejorar el descanso de la familia.

Unos preconizan el respeto a los ritmos del bebé, otros el descanso de los padres…

¿Cuál de los dos creo que se equivoca? Creo que los dos y ninguno.

¿Qué te recomiendo yo? Que primero respondas a una pregunta….

Sin tener en cuenta tus preferencias “filosóficas”

ni la idea preconcebida de cómo te gustaría resolver esta situación,

cuando ya estás frente a ella,

en esa edad en la que cambia el patrón de sueño (4-7 meses),

¿DESCANSÁIS TODOS BIEN?

Por un lado está el sueño del bebé

Un bebé que se despierta 10 veces en la noche y recibe los estímulos y alimento necesarios para completar su Ritual de Sueño Dependiente, descansa bien. Aunque se despierte 10 veces.

Evidentemente si cada vez que se despierta los padres se resisten a colaborar en su ritual y lo tienen un rato llorando hasta que ceden, su calidad de sueño y de vida, ya no es buena….

Por otro lado está el sueño de sus cuidadores

Cuando unos cuidadores deciden probar el Colecho para facilitar esa labor hay varias posibilidades:

  1. Que funcione. Hay cuidadores que escogen el Colecho y además lo disfrutan. Muchas madres me han dicho a lo largo de mi vida profesional que cuando notaron este cambio pasaron al bebé a la cama a su lado, empezaron a dormir a pecho descubierto y que el bebé se agarra al pecho y mama cada vez que lo desea. Que ella ni se entera y todos duermen genial.
  2. Que ni se intente. Hay cuidadores que rechazan de entrada el Colecho. Les da miedo, no lo desean, están convencidos de que es contraproducente…. No son pocas las familias en las que una diferencia de criterio respecto a esto genera conflictos de pareja muy serios.
  3. Que se intente, y no funcione. No todos tenemos la misma facilidad para dormirnos. Hay cuidadores con el sueño ligero, que ante cualquier ruido o movimiento del bebé se despiertan. Y a los que cuesta mucho dormirse de nuevo. Descansar bien con un bebé al lado cuando esto ocurre es labor imposible.

Las familias del primer grupo asumen que el bebé acabará desarrollando un Ritual de Sueño Independiente cuando esté preparado para ello y mientras tanto hacen Colecho.

Pero ¿Qué le toca a los del 2º o 3º grupo?

Para muchos defensores de la Crianza con Apego, la prioridad es la necesidad del bebé y toca convencer a los cuidadores del 2º grupo de que se equivocan y prueben el Colecho.

Pero ¿y si los convencemos de que no hay nada perjudicial en el Colecho, lo prueban y son del 3º grupo?

¿Qué hacemos con las familias que descansan fatal haciendo Colecho?

Para algunos, de nuevo el Apego manda. Es una necesidad básica del bebé y toca que los cuidadores “se sacrifiquen”.

Y aquí llega el matiz.

Si defendemos el Apego, ¿no debemos defender la Calidad del Apego?

¿Es lo mismo para un bebé recibir estímulos emocionales de unos cuidadores descansados y de buen humor, que de unos zombis cabreados? Claramente no….

Cuando la mala calidad de sueño durante meses o años pone en serio peligro la convivencia familiar, ¿no estamos perjudicando de forma evidente el desarrollo emocional del bebé? 

Podemos dar todos los argumentos Antropológicos que queramos para justificar que el Colecho es la solución, pero si el resultado en una familia es una mala calidad de sueño, no dejan de ser Disertaciones Bizantinas…

La realidad es que si el Colecho no funciona debemos ofrecer alternativas, o todos saldrán perjudicados. Incluido el bebé. De hecho, especialmente el bebé, que es el que más puede verse afectado en su futuro desarrollo emocional. 

Y aquí entran en escena los “métodos para Aprender a Dormir Sólo”

Que sí, que queda muy guay un eslogan en plan “tu bebé no necesita que le enseñes a dormir, como no necesita que le enseñes a respirar”. ¡Qué ocurrente! ¡Qué bueno! Está genial si te dedicas a Publicidad o eres Humorista… Pero ¡es que no duermen!

¡Que hay familias que llevan meses con noches desastrosas!

Que lo último que necesitan es un chiste o que les digas que el problema es suyo y no descansan por culpa de sus prejuicios contra el Colecho.

Parece que los profesionales, cuando no somos capaces de ofrecer alternativas a los cuidadores, en lugar de ampliar nuestro conocimiento y flexibilizar nuestras ideas, tendemos a culpabilizarles a ellos. Y nos quedamos tan a gusto…

Es que es muy gratificante estar en el lado ganador. Cuando se ve esta discusión como una cuestión de Dialéctica, de lucha de ideas, de a ver qué tendencia gana, las medias tintas no venden.

A mí me han dicho a veces que lo mismo piso un charco que el contrario. Sería más fácil decantarse por uno sólo de los bandos, coger la bandera y a aplastar a los contrarios. Se siente uno tan bien portando una bandera con miles de seguidores incondicionales detrás apoyándote….

Pero es que “en todos los charcos” hay familias que necesitan ayuda, y los “contrarios”, a los que pretendemos aplastar, son familias que tienen tanto interés en criar bien a sus hijos como tú. Y que no lo están consiguiendo con tu método.

Yo no tengo ningún interés en alzarme con el trofeo de “hemos aplastado al contrario”. Porque ese contrario son familias y sus bebés.

Así que sí. Lo natural es el Colecho.

Si no lo has probado, te recomiendo que lo hagas.

Pero si no te funciona hay Alternativas.

Y son mejores que un Colecho que no funciona, porque todos necesitamos descansar. Y si no descansas vas a perjudicar a tu hijo, por mucho espíritu de sacrificio que tengas.

Lo que pasa es que hay “alternativas” y Alternativas.

¿Has oído hablar del método Estivill?

Pues no lo apliques. Se puede conseguir lo mismo sin dejar llorar a tu hijo.

El problema no es modificar el Ritual de Sueño. Como has leído ya, creo que es algo muy necesario a veces.

La cuestión es que no hace falta dejar llorar a un niño para hacerlo. Se puede hacer un Cambio de Ritual sin llorar.

De hecho el propio Estivill está revisando su propio método (¡ya era hora!).

Ya publiqué en Junio de 2013 este artículo expicándote “Cómo enseñar a un bebé a domir sin dejarle llorar”.

O si prefieres ver una visión de conjunto más completa y en papel puedes hacerlo en mi libro:

Crianza Respetuosa.

Gracias por leer más de 2200 palabras para entender mi visión sobre este tema. Sé que la mayoría de la gente prefiere una explicación sencilla y breve.

Pero la verdad está en los matices.

Te agradecería que compartas este artículo, porque las visiones simplistas en este tema están haciendo mucho daño.

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Alimentación del Bebé y el Niño Blog Conducta del Bebé y el Niño Convivencia Niño de 24 meses, 2 años Rabietas

Berrinches a la hora de comer a los 2-3-4 años

Rabietas o berrinches con la comida 2 3 4 años

Si cada comida es una pelea con tu hijo preescolar (2, 3, 4 años) te explico lo que está fallando y cómo solucionarlo sin que vuelvas a pelear y mejorando la alimentación de tu hijo.

Respuesta a la petición de Peketema de esta semana de Gandy en nuestra comunidad de Facebook: “Cómo lidiar con los berrinches de nuestros “adolescentes” de dos años a la hora del almuerzo.”

Los terribles dos años, la época de los berrinches, las rabietas… es un gran desafío para las familias. De repente descubres que tu bebé tiene carácter. Y ¡vaya si lo tiene!

Cuando un bebé es pequeño y se habla de educación, suelo decir a los padres que:

Al bebé se le atiende, al niño se le educa además de atenderlo.

Os lo explico:

Los bebés tienen un cerebro muy básico con capacidad de expresar necesidades biológicas. Si está incómodo, tiene hambre, frío, dolor, falta de estímulos, afecto…. Llora. Y en cuanto suples su necesidad o alivias su molestia deja de llorar.

Un niño ha desarrollado su cerebro y es más complicado. Se parece más a nosotros: Tiene preferencias, deseos y herramientas más elaboradas para lograrlos.

Cuando un niño que ya tiene capacidad para pensar, prever y elegir quiere algo, lo pide. Y si se encuentra una negativa, pone en marcha una serie de estrategias para alcanzar su objetivo.

Empieza haciéndolo con lenguaje, a veces hablado y a veces con gestos.

Pero si hay una negativa reiterada se frustra y manifiesta esa frustración mediante lo que llamamos rabieta, berrinche…

Es cuando empieza esta etapa cuando tiene sentido plantearse la educación de nuestro hijo.

Educar es:

Evitar que tenga acceso a aquello que le perjudica.

Promover conductas que le permitan adaptarse mejor a la sociedad, evitando aquellas que dificultan la adaptación.

Que un niño haga rabietas con estas edades no es un signo de que esté mal educado.

Simplemente está probando conductas innatas para ver las que le permiten adaptarse mejor a su entorno.

La rabieta y la violencia son conductas innatas. Hubo épocas en las que mejoraban la supervivencia de los niños:

El niño violento o que hacía rabietas sobrevivía frente a que no lo era si había 10 niños y comida para 4….

Pero hoy en día preferimos que usen herramientas diferentes, como la inventiva, la oratoria, la colaboración, el pacto, ser zalamero… Son conductas mejor aceptadas y que permiten conseguir los objetivos de forma “correcta” en nuestra sociedad.

Desde esta idea, ahora vamos con la comida.

Hay una serie de ideas erróneas que suelen generar peleas con la comida:

– Come poco.

– Si no le insisto no come.

– Tiene que sentarse a comer.

Voy comentarlas una por una.

Mi hijo come poco

¿Tiene tu hijo actividad para agotarte a ti y todo el vecindario?

Si es así, ¿de dónde crees que saca tanta energía?

La etapa preescolar, comparada con la de lactante es una fase de crecimiento lento, tanto en peso como en talla:

En el primer año de vida se sube alrededor de un 50% la talla y un 200% de peso.

En los 3 años siguientes se gana en torno a un 10% de talla y un 25% de peso cada año.

Como veis hay una diferencia muy evidente. Esto significa muchos menos recursos necesarios para crecer. Por lo que muchos preescolares comen menos que cuando eran bebés.

Si esto no se entiende empezamos a hacer cosas para aumentar a costa de lo que sea la cantidad de lo que come.

Pueden pasar dos cosas:

Que el niño pelee para no comer más y lo consiga, en cuyo caso tu sigues con la pelea, generando una relación cada vez peor con la comida.

Haciendo berrinches cada vez que toca comer.

O que ganes tú y generes sobrepeso.

Ambas opciones son malas.

Pasamos entonces a la segunda, ¿nos creemos de verdad “Es que…?

“…Si no le insisto, no come.”

Yo suelo poner un ejemplo aquí: ¿Habéis tenido mascota alguna vez?

Yo perro durante 13 años. Y no murió de hambre, a pesar de que nunca le di de comer. Mi labor respecto a su comida consistía en ponerle comida en su cuenco. Él venía a comer cuando quería y cuando no le apetecía no lo hacía.

Tengo claro que mi niño no es menos inteligente que mi perro… No tiene estropeado el instinto de supervivencia, y cuando tiene hambre, teniendo comida a su alcance, no va a pasar hambre pudiendo evitarlo.

Luego, si está sano, no hay niño que pase hambre teniendo acceso a la comida, a no ser……

A no ser que haya cosas que distorsionen su conducta alimentaria. 

Si un niño hace un berrinche con la comida es porque:

– Le estás obligando a comer cuando no tiene hambre.

– Le estás obligando a comer cuando tiene más interés en jugar o lograr estímulos para desarrollar su cerebro.

– Le estás obligando a comer cuando tiene sueño.

– Le estás obligando a comer cuando tiene una molestia que le impide comer.

– Le estás ofreciendo un alimento que no le gusta, y aunque tiene hambre, prefiere comer otra cosa.

En los 3 primeros casos, no pasa nada por que no coma si tiene otra necesidad en este momento. Simplemente, ya comerá más adelante. La próxima comida no va a ser en una semana… No se va a morir de hambre antes de que llegue.

Si hay una molestia es evidente que no es cuestión de insistirle en comer, sino de buscar la causa y tratarla.

Y por último, si es que no le gusta la comida, una comida que antes sí tomaba,  la cuestión es si estamos distorsionando la alimentación ofreciendo cosas ricas en azúcar. Cuando lo hacemos, además de producir obesidad, estamos haciendo que poco a poco rechace aquellos alimentos cuyos sabores son menos atractivos en comparación. En este caso la solución no es pelear para que coma lo que debe. Sino para no darle aquello que no debe.

Recuerda que educar era evitar aquello que perjudica al niño. 

El origen de la disputa otras veces no es sobre si come o no, es la forma en la que come…

No hay forma de que se quede sentado comiendo y voy persiguiéndole con la comida

Para los niños de estas edades, comer es una necesidad que se cubre con facilidad. Con lo que comen un poco y en seguida muestran interés por volver al juego.

Muchos adultos pretenden que un niño de 2-3 años se quede sentado mientras todos comemos y hacemos la sobremesa…. Pero para el niño eso no es un estímulo en el que pueda participar. Así que se aburre y quiere levantarse de la mesa en cuanto se siente saciado. Si es que habíamos logrado sentarle….

Tiempo habrá de que acabe portándose como un “caballerito” o una “dama” en unos años. Pero en esta edad es absurdo.

Asegurado el acceso a comida y a una dieta variada, el principal problema en esta edad con la comida son las conductas a las que llegamos para lograr algo que se consigue sólo: Que coma.

Cuando cada comida es un berrinche, quiere decir que estamos distorsionando tanto la relación del niño con ese momento que no le dejamos otra alternativa.

La solución, especialmente en los peores casos pasa por cambios drásticos. Debemos desvincular de la comida todos esos aspectos emocionales.

Para eso, en niños con autonomía para desplazarse y cuyo interés por la comida es secundario lo mejor es ponerles de comer, no darles de comer. Y nunca pelear por ellos para que coman.

Os lo concreto.

Si a partir de ahora en cada una de las 5 comidas del día (desayuno, media mañana, comida, merienda y cena) tu pones el plato de comida para el niño en una mesa baja a la que pueda llegar cuando el quiera.

El plato del desayuno está a su alcance para que venga y coma cuando quiera. A media mañana lo cambias por lo que tú vayas a comer a media mañana. A medio día lo cambias por los que vayas a comer a medio día…

Y te olvidas de la comida.

Cuando él quiera que se acerque, coma y se vaya a jugar. Al ritmo que se lo marque el hambre.

No le ofreces otra comida alternativa. Hay lo que tú vayas a comer. No hay zumos, batidos, galletas, pan…. Hay comida en el plato.

No le entretienes para que coma, no le das de comer, no peleas con él para que coma.

Es lo que hacemos con las mascotas y funciona.

¿Sabes qué ocurre en el 100% de los casos cuando haces esto?

Ninguno se muere de hambre. 

Alguno pelea para que le des aquellos alimentos ricos en azúcar que tanto le gustan en vez de lo que comes tú y debería comer él. Ante lo que debes simplemente negárselos. Y si hace una rabieta debes tener claro que eran tan malos para él que le generaban adicción. Está desenganchándose.

Haciendo esto la comida deja de ser un momento desagradable en el que me impiden jugar y me obligan a comer sin hambre. Pasa a ser algo a su alcance que busca cuando necesita y come sin tanto teatro.

Deja de ser una negociación en la que regateo un poco de buena comida para conseguir la comida de mala calidad.

Pero sé que hay familias para las que hacer esto es “superior a sus fuerzas”. Estás pensando a corto plazo, en que hoy “no se acueste sin cenar”, y empeorando su relación con la comida. No es eso lo que conviene al niño….

Pasar un mal rato y hacérselo pasar a un niño por no cubrirle una necesidad es absurdo.

Perjudicarle a él y su nutrición por no pasar un mal rato, es malo. Y lo paga el niño con su salud futura.

 

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Peketema 6: Higiene de los dientes en niños y bebés

Higiene dental en bebés

Cuándo y cómo recomiendo a los padres empezar con la higiene de los dientes en los bebés.

Este Peketema se podía abordar de muchas formas. Pero nos vamos a centrar en lo que ha sido vuestra petición concreta: «Higiene bucal infantil, cuándo comenzar a cepillar y qué tipo de cepillo y pasta dental».

Esto en la práctica es hablar de caries en niños y la utilización del cepillo de dientes y pasta de dientes.

Caries por tomar biberón con líquido azucarado

Para empezar, vamos a aclarar el concepto de caries.

Simplificando, los dientes tienen tres capas (esmalte, dentina y pulpa). El esmalte es la capa externa más dura. La dentina no es tan dura y menos rica en flúor y la pulpa que es la zona más blanda con nervios y vasos sanguíneos que nutren al diente.

La caries es una destrucción del diente que empieza de fuera hacia dentro:

  1. Destruye primero el esmalte, muy lentamente, porque es la parte más dura.
  2. Si no la paramos progresa por la dentina con rapidez.
  3. Puede acabar afectando a la pulpa.

No duele hasta que alcanza a la pulpa, por lo que si no se busca, se detecta en muchos casos cuando ya se han destruido todas las barreras de protección del diente.

El causante son gérmenes que viven en nuestra boca y se alimentan fundamentalmente de azúcares que quedan en en los dientes tras las comidas. Por eso, la principal arma para evitar la aparición y progresión de las caries es eliminar los restos de azúcares tras las comidas. Y eso lo hacemos con el cepillado de dientes.

Cuándo comenzar a cepillar los dientes de los niños.

Esto lo voy a plantear al revés: ¿Cuál es la edad más tardía en la cual considero que los niños deberían de tener ya el hábito de cepillarse los dientes tras cada comida?

En el momento que tengan el primer diente definitivo. Lo que para la mayoría de los niños significa 5-7 años.

Es decir, las caries en los dientes de leche tienen su importancia, y ahora hablaremos de ese tema.

Pero una vez que salen los dientes definitivos la lucha con la caries es mucho más importante: Estos dientes tienen que durar el resto de la vida, y la aparición de caries antes de los 15 años si no se cuidan es muy habitual.

Podemos arreglar las caries. Pero toda reparación de un diente es imperfecta y lo debilita. Por lo tanto, si no hemos conseguido que un niño tenga el hábito de cepillarse los dientes antes de que salga el primer diente definitivo, no debería ser un tema que siguiésemos tomando a la ligera a partir de ese momento.

Cuidado de los dientes de leche.

Se puede leer en muchos manuales para padres lo siguiente: «la higiene de los dientes empieza desde el instante en que se tienen». Muchos manuales recomiendan limpiar los dientes de leche después de cada comida desde que salen los primeros dientes de leche. Lo que recomiendan al principio es limpiar los dientes con una gasita tras cada toma o con un dedil de silicona.

A mí eso, la verdad, me parece exagerado, innecesario y desagradable para el bebé.

Os explico: Muchos padres prueban a hacer esto y el resultado es que supone una lucha con el niño que a veces llega a provocarle incluso arcadas. Voy a intentar razonar un poco sobre el tema.

Hay niños que lo aceptan muy bien, especialmente con un dedil de silicona.

En algunos casos puede ser incluso buscado por él porque le da un estímulo, y puede ser útil para desensibilizar la encía y que duela menos la salida de los dientes. Así que si te deja o lo busca puedes hacerlo. Sin agobios. No pasa nada por no hacerlo tras cada toma.

Nuestra preocupación fundamental es:

– Evitar las caries.

– Introducir unos hábitos de higiene para evitarlas en el futuro.

Evitar las Caries en los dientes de leche:

Las caries son causadas por la proliferación de la placa dental generada por algunos gérmenes de nuestra boca entre los que destaca el Estreptococo Mutans.

Es un germen que se alimenta fundamentalmente de Azúcar (sacarosa). No metaboliza bien la lactosa. Por lo que la leche por sí sola no genera una caries significativa. Debe llevar azúcar añadidas para generarla.

  1. Mi experiencia me dice que salvo excepciones de niños cuyo esmalte es defectuoso la caries en lactantes tiene casi un único causante: Biberón con bebida azucarada como recurso para tranquilizar al bebé o aliviar la sed. Esta costumbre produce caries especialmente en los dientes centrales de arriba.
  2. Y en segundo lugar el consumo continuo de productos azucarados sólidos entre las comidas: Las chucherías y las galletas. Esta costumbre produce caries especialmente en las muelas.

El biberón con zumo proboca caries

 

Caries típica por tomar biberón con azúcar

Salvo casos como digo de niños que tienen un esmalte defectuoso si yo veo un bebé con caries en las «paletas de arriba» tengo claro que en el carro llevan un biberón con zumo, leche con azúcar (o batidos) o infusión con azúcar.

Aunque a veces se empeñen en negarlo (El doctor House diría: «Los pacientes siempre mienten»).

Y si tiene las muelas picadas, se que se toma chucherías o galletas con frecuencia, cosa que de nuevo pueden negar. En el concepto de chuches entran todos los productos ricos en azúcar que damos a los niños y que no comemos nosotros cuando se los damos: El rey de esta categoría son las Galletas.

Como al leer esto nadie tiene que justificarse, que quede claro: Si un niño tiene caries es que algo está mal, o sus dientes o más frecuentemente sus hábitos.

Los dientes no puedes cambiárselos, los hábitos sí. Para mí resulta más importante evitar estos dos hábitos que el cepillado de dientes.

Cepillarse los dientes tras las comidas. ¿Cuándo y cómo deberíamos hacerlo?

La respuesta aquí es que depende de cada niño.

En otras partes de esta web he explicado hasta la saciedad que cada niño es único y que para los cambios que suponen crecer, cada niño está mejor preparado en un momento concreto.

Y es preferible retrasar dentro de lo razonable un cambio a forzarlo. Porque cuando forzamos los cambios antes de que el niño esté listo suelen aparecer más problemas de los que intentábamos evitar.

La forma de saber cuando es el momento es contar en este tema como en otros muchos con tres aliados: La curiosidad, la tendencia a imitar y el gusto por el juego innato en los niños.

Pasos para introducir el cepillado de dientes en niños en la práctica:

  1. Compra un cepillo de dientes para tu hijo. El cepillo debe ser pequeño (no podemos meter un cepillo de adulto en la boca de un niño por simples razones de espacio) y con las cerdas lo más blandas posibles (el esmalte de los dientes de leche es mucho más blando que el de los definitivos y se rayaría y desgastaría con un cepillo duro).
  2. Pasta de dientes. Al principio ninguna. Cuando ya acepte bien el cepillo sin pasta podemos usar una de adulto a dosis testimonial o una baja en flúor para niños. El problema es que la mayoría de los niños se traga la pasta de dientes. Y un exceso de flúor puede también manchar los dientes y hacerlos más frágiles.

    Dientes de leche manchados por exceso de flúor

  3. Que tu hijo te acompañe tras las comidas al baño y te vea cepillarte los dientes. Dale su cepillo sin pasta para que juegue con él. No pretendas que se cepille ni lo hagas tú las primeras veces. Más tarde o más temprano todo niño coge el cepillo e imita a sus padres.
  4. En torno a los dos años, casi todos los niños a los que hemos hecho el paso previo juguetean ya con el cepillo. Deja que lo haga y prueba a que te deje que acabes cepillándole tu de forma algo más sistemática. O en los más colaboradores enseña a cepillar en cinco movimientos: Con los dientes cerrados, cepillo arriba abajo en las «paletas» y después en las muelas cada uno de los 4 grupos, adelante y atrás.
  5. Empezaremos a usar pasta (como os dije baja en flúor) cuando el niño quiera probarla.
  6. Para cuando salga el primer diente definitivo todo niño debería saber cepillarse los dientes de forma correcta y tener la costumbre de hacerlo después de las principales comidas. El mínimo, mínimo, sería tras la cena antes de acostarse.

Nos hemos centrado en el tema de la caries, otras cuestiones referentes a los dientes en niños podéis encontrarlas en estos artículos:

Los dientes de leche.

Peketip 11: Los dientes de leche

Peketip 4: Ayudar a un niño a dejar el chupe

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Quitar el pañal a un niño

Evita los problemas más frecuentes al retirar el pañal a un niño.

 

Quitar el pañal a un niño: Uno de los puntos cruciales en el desarrollo de un niño es cuando dejamos de usar el pañal.

El momento para dar el paso de quitar el pañal a un niño depende de varias cuestiones:

Si el niño está preparado. Esto es fundamental. No todos los niños evolucionan a la misma velocidad. Los padres deben intentarlo con margen suficiente de tiempo y entendiendo que es posible que lo intentemos, no funcione en absoluto, lo hagamos semanas después sin éxito, y las veces que sea necesario. Pero sin agobiarnos ni presionar al niño. Todo llegará.

Escolarización: Se tiene mucha tendencia hoy en día a establecer fechas para todo en el desarrollo de los niños. En este caso el problema para muchos padres es que cuando empiezan el curso con 3 años en el colegio ya no dejan a los niños que vayan con pañal. Y eso quiere decir que en la mayoría de los casos se plantea el tema en el verano previo a ese curso. Pero hay niños que están preparados mucho antes y otros que lo estarán algo más tarde. Tanto padres como colegios deberían ser algo flexibles en esto, y en la mayoría de los casos lo son. El problema para los colegios es el número de cuidadores. Está claro que una maestra no puede encargarse de cambiar los pañales de 25 ó 30 niños.

¿En verano? Como todo en esta vida, lo normal es que al empezar a hacer algo, haya fallos. Eso quiere decir que todos tienen algún escape. Y como en verano se necesita menos ropa y si se moja el niño hay menos problemas con el frío, suele preferirse el verano como momento para intentar retirar el pañal. En muchos casos en centros infantiles se hace sin embargo a lo largo del curso en que la mayoría de niños tiene ya 2 años.

El momento escogido en la mayoría de los casos es el primer verano que el niño empieza con los dos años ya cumplidos.

¿Qué va primero, la caca o el pipí?

El pañal recoge tanto caca como pipí. Para poder quitar el pañal al niño necesitamos que controle ambas.

Lo que más problemas suele generar es la caca. Y suele hacerlo por estreñimiento.

Cuando un niño es privado de su pañal sin estar preparado para hacer caca fuera de él, pueden no hacer. Y pueden pasar los días sin que haga. Al final, llegarán lo dolores de barriga y cuando por fín haga (a veces sólo tras un enema) puede ser caca dura y voluminosa.

Al salir, puede hacer daño. Muchos niños hacen fisuras en el ano. Eso duele. El resultado es que el niño no sabe hacer caca fuera del pañal, pero es que ahora tampoco quiere hacer porque le duele. Esta situación es la peor a la que se puede llegar al quitar el pañal: Una fisura anal.

Por tanto, lo primero es conseguir que haga caca fuera del pañal.

¿Donde poner a hacer caca a un niño al que estamos retirando el pañal?

El wáter de los mayores es para la mayoría de los niños un sitio donde no les resulta cómodo sentarse. El agujero es demasiado grande para su mini-culete. Y tiene la sensación de que van a caerse dentro. Además la altura a la que está no les permite apoyar los pies. Con lo que tienen que mantenerse en equilibrio.

Concentrarse en hacer caca mientras intentan hacer equilibrios y no «caer en el abismo», no es precisamente ponerles las cosas fáciles.

Por eso la mayoría suelen empezar en un orinal, más o menos estrambótico según lo que se le ocurre a los padres que puede llamarles más la atención. Con el orinal, debemos buscar uno con el redondel de un tamaño adecuado para el culete del niño. de modo que pueda apoyarse cómodamente en él. Y que la base del orinal sea lo más estable posible.

Los hay con un sensor que al detectar el pis hacen algún ruido (desde aplausos hasta una canción). Para mí esto es totalmente prescindible. Y no es el primer niño que los padres me cuentan que al sonar el ruido se ha levantado despavorido del orinal y no ha querido acercarse más a él en semanas.

El proceso para retirar el pañal al niño

La primera primavera-verano que el niño tiene ya los dos años (o casi), el objetivo es motivarlo para que nos avise cuando tiene ganas de hacer caca o pipí, que llegue hasta el orinal, y sea capaz de hacer allí.

Con la caca distingo dos grupos de niños:

  • Si el niño tiene una hora en la que habitualmente hace caca, conviene animarlo en ese momento a que pruebre a hacer caca en el orinal, celebrando si lo consigue. Y si no lo consigue, poniendo el pañal inmediatamente, para darle la ocasión de hacer en el pañal si así lo prefiere. Una de las cosas que más ayudan a quitar el pañal es tener un horario más o menos claro.
  • En niños que tienen tendencia a estreñirse y no tiene un horario claro para hacer caca recomiendo lo siguiente: Usar un laxante desde unos días antes de intentar retirar el pañal. El laxante se daría un par de horas antes del momento del día en que deseamos que le de ganas de hacer caca. Conviene que sea una hora a la que habitualmente estemos tranquilos en casa, para que sea un ritmo que podamos mantener de forma regular. El laxante que suelo recomendar es la lactulosa. Y la dosis puede empezarse por 2ml y subir o bajar la cantidad poco a poco (medio mililitro más o menos cada día) según el efecto que le haga. Suele tardar en hacer efecto un par de horas. Cuando veamos que lleva varios días haciendo caca «como un reloj», podemos animarle a que se siente en el orinal para hacer la caca. Si lo conseguimos durante varios días seguidos, podemos ir reduciendo la cantidad de laxante poco a poco al tiempo que insistimos en más fribra en la dieta y procuramos no darle más de medio litro de lácteos al día.

Tenemos que superar 3 pasos:

  1. Detectar cuándo tiene ganas de hacer caca. En principio debemos estar atentos a su conducta para detectar cuándo tiene ganas de hacer. Podemos poner excusas: “Es mejora hacer en el baño para que no huela peste en el salón”. Hasta que llegue el momento que sea él quien nos lo pide.
  2. Que aguante a llegar al baño. Y no se le pasen las ganas.
  3. Hacer en el baño. 

Controlar el pipí durante el día.

Una vez que la caca se controla de forma regular, es cuando podemos probar a quitar el pañal también para el pipí. Para evitar los escapes de orina hay que invitar al niño a hacer pipí cada hora: Poneos la alarma en el móvil, para no olvidarlo. Si lo conseguimos y vemos que aguanta bien cada hora, pasamos a no avisarle antes de la hora y media. Si sigue controlando, lo ponemos cada dos horas… Hasta que llegue un momento que sistemáticamente nos avise.

Si en cualquier momento se ve inquieto, invitadlo a ir al baño y recordádselo como máximo cada 3 ó 4 horas durante al menos los 2 años siguientes.

En ningún caso intentéis esto antes de tener regulada la caca.

La clave en esto es recordárselo con frecuencia.

Controlar el pipí de noche no depende de él.

Aún controlando el pipí de día no debéis quitarle el pañal por las noches hasta que apreciéis que se levanta con él seco casi todas las mañanas. Se considera normal que un niño no controle de noche hasta los 5 años. A partir de ahí se considera Enuresis Nocturna Primaria.

No le quites el pañal de noche hasta que se despierte día tras día con el pañal seco.

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Está muy feo….”Que sigas dando el pecho a un niño tan grande”

Prejuicios de algunos profesionales contra las madres que siguen dando el pecho.

Está muy feo que algunos profesionales sigan haciendo comentarios basados en prejuicios que generan malestar sin justificación alguna.

Sabéis que gran parte de lo que os transmito se basa en experiencia propia.

Así que voy a contar algo que me pasó hace unos días en la consulta.

Una madre de uno de mis pacientes habituales acudió al control del niño sano con un niño de 2 años. Venía disgustada. El motivo era que sigue dando pecho a su hijo. Algo que él pide y ella está encantada de hacer. Pero que le hace recibir críticas constantes de su entorno.

La gota que colmó el baso fue cuando acudió a urgencias por una infección de su hijo unos días antes.

Tras explorar al niño, éste lloraba. Cosa muy frecuente con su edad. Y el niño buscó el pecho de su madre como una forma de calmarse en ese momento de angustia.

Ella con total naturalidad permitió al niño tomarlo y calmarse así.

El pediatra que atendía a su hijo se paró en seco, la miró y le dijo: “Está muy feo que le des el pecho todavía a un niño tan grande”.

La madre me contaba que se sintió ofendida, ridiculizada, avergonzada… Pero sobre todo con una indignación hacia el “profesional” que no supo expresar. La realidad es que su motivo fundamental de consulta cuando acudió a verme era contarme lo ocurrido y saber mi opinión.

Yo me sentí tan avergonzado e indignado como ella. Me sentí avergonzado de compartir profesión con gente que actúa así. E indignado contra un compañero que actúa de tal modo que nos desprestigia a todos los demás pediatras.

¿Cómo es posible en pleno siglo XXI una actitud tan…. absurda?

Podría dar otros calificativos. Pero no es mi intención descalificar a un compañero. Sino generar una reflexión que resumiré en lo que recomendé a la madre que dijese si volvía a recibir un trato similar:

”Lo que está muy feo es que un Profesional haga un comentario así, sin ninguna base científica y que genera malestar en quien lo recibe, para nada…”

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Sexualidad temprana en niños

Sexualidad precoz en niños.

El descubrimiento de la sexualidad temprana por los niños y las dudas que generan sobre lo adecuado frente a su conducta. Qué hacer cuando los niños se tocan los genitales con frecuencia y parece que disfrutan haciéndolo.

Este artículo lo he hecho en respuesta a la pregunta de Laura Llivina en nuestra comunidad de Facebook: “De cuando los niños se descubren las partes intimas y empiezan a “jugar” con ellas”.

No hay una fecha exacta para esto. Hay niños que en los que esta etapa casi no es apreciable y otros en los que resulta más llamativo.

No representa en absoluto un desarrollo sexual precoz ni anticipa una conducta sexual futura de ningún tipo. 

Lo que vemos con mucha frecuencia en niños y niñas alrededor de los 2 años es un descubrimiento fortuito de placer al manipular sus genitales. Nada más.

Los niños son curiosos por naturaleza. Lo exploran todo.

Los genitales son una parte más del cuerpo. Para ellos no hay ningún tabú cultural establecido aún.

Juego con los genitales propios en niños

Cuando, por ejemplo, una niña va en un carro y la cinta central del cinturón roza sus genitales, puede producir una estimulación de los receptores nerviosos de esa zona.

Es relativamente frecuente que cuando ocurre la niña note una sensación placentera y siga haciendo movimientos de balanceo.

En varias ocasiones en la consulta han venido padres con preocupación por lo que les parece una especie de convulsión: “La niña hace movimientos de balanceo repetitivo, con la mirada fija y sudoración, tras lo que se queda hipotónica.”

Pero estas crisis no se producen más que en el carro, la trona o la hamaca, cuando el movimiento de balanceo estimula sus genitales.

En el caso de los niños, con esta edad lo que vemos es un toqueteo constante de sus genitales. Pero es raro que lleguen a un nivel de estimulación similar al de algunas niñas.

Otro aspecto es la curiosidad por los genitales de otras personas

De nuevo, la curiosidad de los niños es ilimitada y las diferencias les resultan muy llamativas.

Pero sin las connotaciones sensuales que los adultos atribuyen a esas diferencias.

A un niño le resulta llamativos los genitales de una niña y viceversa, del mismo modo que puede resultárselo un color de pelo distinto al suyo. Es algo diferente, sin más.

¿Qué hacer ante esta conducta sexual temprana?

Lo principal es verlo con naturalidad. Porque es algo propio de la naturaleza del niño explorar y conocer tanto su propio cuerpo como todo lo que le rodea.

El problema no es de los niños, sino de la carga cultural que nosotros atribuimos a este tema:

  • La curiosidad por los propios genitales es normal y no veo sentido a que se limite.
  • La curiosidad por los genitales ajenos debe enfocarse enseñando al niño simplemente que entra dentro del campo del respeto al otro. Y que en ese campo es visto por los demás como un tema especialmente sensible.
  • Y finalmente el tema de la autoestimulación, más por prejuicios culturales que por otra cosa, va a ir limitándose finalmente, aunque no hagamos nada, al ámbito privado.

En este tema lo importante es descargarlo de dramatismo. No tiene la menor importancia y tiende a autoregularse sin grandes intervenciones.

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Violencia en la Familia

Maltrato y Violencia en la familia

Hay familias en las que alguien ejerce la violencia. Quienes la sufren a veces se plantean soportarla por los niños. Cuando no deben precisamente por ellos.

¿Qué es una familia?

Una familia existe desde que dos personas sin vínculos previos deciden compartir sus vidas voluntariamente.

A veces fruto de esa unión vienen los hijos. Nuevas personas indefensas que crecerán en esa familia. Para las que serán todo su mundo al principio y una parte de su realidad fundamental el resto de su vida. La familia será su primera escuela. El lugar donde aprenderán algo tan importante como el funcionamiento de las relaciones cercanas.

Pero por desgracia no todas las familias funcionan bien.

En una relación sana de pareja debe haber equilibrio. Un equilibrio en el que ambos aporten en plano de igualdad y reciban también por igual. Especialmente en lo no material.

Siempre que nos relacionamos con otras personas hacemos una especie de intercambio de energía. Cuando en una discusión alguien impone su opinión está absorbiendo la energía de aquél que cede. Visto así es como si fuésemos parásitos de la energía de otras personas.

Pero no es siempre así. Cualquier pareja que está enamorada, cualquier grupo de amigos que funciona, sabe que cuando están juntos hay una relación que hace sentir bien a todos sus miembros. Estas relaciones positivas son generadores de energía. Revitalizan a todos los que participan en ellas.

Existen por tanto dos formas de relacionarse con los demás:

– Generando energía de forma constante que revitaliza a todos. Esto se llama Amor.

– Robando energía al otro, con lo que uno se refuerza debilitando al otro. Esto, que algunos llaman amor, es Violencia.

¿Qué es la violencia?

La violencia no tiene porqué ser física. De hecho, para mí, la peor es la psicológica. En muchos casos se soporta porque no llega a lo físico, argumentando la persona que la sufre que no lo aguantaría ni un minuto más si la otra persona “le tocase”.

¿Porqué lo ve esa persona como “aguantar un minuto más”? Porque en realidad ya está soportando un maltrato. Y no hay justificación para que siga haciéndolo. Aunque jamás se haga física.

Violencia no es sólo si alguien te pega. Violencia es también cuando alguien:

– Controla lo que haces.

– Controla con quién hablas.

– Controla de qué hablas.

– Ignora tu opinión y toma decisiones por ti.

– Te humilla, en público o en privado haciéndote sentir inferior.

– … Te roba energía haciéndote sentir cada vez más débil.

¿Cómo es posible que nadie soporte esto?

Cuando esto se ve desde fuera solemos preguntarnos esto. ¿Porqué la persona maltratada no abandona esa relación? Con todo lo que hoy en día se habla del tema…

Y siempre hay razones:

– “Es que en realidad quien me maltrata es buena persona”.

– “En realidad esa persona que me maltrata sufre mucho”.

– “Está cambiando y necesita mi ayuda para hacerlo”.

– “Me ha prometido que no volverá a hacerlo”.

– “No puedo romper la familia por nuestro(s) hijo(s)”.

– “Todos me animan a luchar por nuestra familia”.

– “Si me separo signifiará un aislamiento social para mí (y los niños)”.

– “Ninguna familia es perfecta, y es mejor mantener una imperfecta que romperla”.

¿Cómo es posible que el maltratador haga esto a quien dice querer?

También quien maltrata tiene sus razones, razones que no para de repetirse a si mismo en su interior y que a veces expresa:

– “Lo hago por su bien”.

– “Es que me saca de mis casillas”.

– “Me obliga a actuar así. Si no hiciese… yo no tendría que…”

– “Somos la familia perfecta, pero por su culpa me veo en la obligación de hacer esas cosas”.

Y también tienen su forma de ver las cosas cuando la situación se rompe, cuando la persona maltratada no lo soporta más y se va:

– “Cómo puede haberme ocurrido esto a mí”.

– “Éramos la familia perfecta y la otra persona se ha vuelto loca tirándolo todo a la basura”.

– “Ha destrozado mi vida”.

– “Yo lo daría todo por mi familia, pero la otra persona no me da una oportunidad”.

– “Todo el mundo me da la razón y piensan que la otra persona se ha vuelto loca al dejarme”.

¿Cómo afecta esto a los niños?

Hay personas maltratadas que quieren mantener la situación “sólo por los niños”.

No entienden lo que esta situación significa para ellos.

Para empezar hablaré de un concepto que creo importante: La Resiliencia. Es la capacidad de mantener a salvo nuestras emociones en un ambiente adverso.

Hay quien tiene más capacidad de Resiliencia y quien menos. Por lo tanto criarse en una familia en la que hay violencia no tiene porqué marcarte de por vida de forma negativa. Pero siempre afecta.

Yo me crié en una familia equilibrada en la que mis padres eran un equipo y en la que sus 7 hijos crecimos viendo el respeto y Amor que se profesaban y sientiendo ese mismo respeto y amor hacia nosotros. Es el mayor regalo que creo haber recibido en la primera etapa de mi vida.

Encontrar una persona con la que compartir mi vida en una relación similar ha sido el mayor regalo que he recibido siendo adulto. Es lo que tengo en la actualidad y lo cuido como mi bien más valioso.

Los modelos de relación se heredan

No me imagino privar a unos hijos de algo así.

Hay familias en las que este regalo se hereda de generación en generación. Pero también hay familias en las que la herencia no es tan positiva.

Los niños asimilan lo que ven. Lo que les dices es importante. Pero mucho más es lo que haces.

Para los niños el lenguaje no verbal es mucho más potente que el verbal. De hecho lo es para todos. Da igual lo que dices, lo importante es cómo lo dices.

Por mucho que quien maltrata diga a su víctima que le quiere, la persona maltratada no se siente amada, sino dañada.

Y los niños viven e interiorizan eso.

Seguir manteniendo una familia “unida” a pesar de la violencia no es un sacrificio por ellos. Es sacrificarlos también a ellos.

Un niño que vive una situación de maltrato es más fácil que en el futuro crea que esa es la dinámica normal en una familia. Y que acabe maltratando o soportando el maltrato como “lo normal”.

Si vives en una familia en la que sufres maltrato: No tiene porqué ser así. No todas las personas son como quien te maltrata. No es lo normal, de hecho lo normal es lo contrario. No es culpa tuya. No le debes el aguantar, aunque le quieras. No eres egoísta si decides dejar de soportarlo y ser feliz. No está cambiando si no lo reconoce públicamente y no pide ayuda externa a la relación para solucionarlo. Si para salir de la situación necesitas ayuda, ¡pídela!

Y si tienes hijos, especialmente por ellos debes salir de esa situación.

Si eres tú quien ejerce la violencia: No lo haces por su bien. No es culpa de la otra persona. Sólo tú eres responsable de tus actos. Si de verdad no quieres perder a aquellos a quienes quieres debes aprender a amar de verdad. Porque lo que sientes, que tú llamas amor no lo es. Tal vez fue lo que viviste en tu infancia, pero eso no te justifica. Puedes cambiar, puedes llegar a sentir amor de verdad. Pero para ello debes empezar reconociendo que tienes un problema y pedir ayuda. Y no puedes imponer a los demás el acompañarte en ese camino.

Si eres amigo de alguien violento: No le justifiques. Haciéndolo únicamente garantizas que en el futuro se quedará sólo.  Para ayudarle de verdad hazle ver que el amor no es eso. Puede que entonces pierdas a tu amigo. Pero reforzar su pensamiento erróneo no es ser un buen amigo.

Si eres amigo de alguien maltratado ayúdale a salir de ahí. Ponte a su lado frente a quien le maltrata. Rompe los discursos de justificación y expresa de forma clara que jamás hay razones para maltratar.

Cada vez que oigo una noticia de maltrato pienso en las personas a las que quiero. Y que cualquiera de esas personas puede  sufrirlo. No es algo que pasa a otros. Es algo que nos afecta a todos como sociedad.

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Problemas de aprendizaje en niños

 Problemas de aprendizaje y desarrollo en niños

Los 3 sencillos y rápidos pasos con los que descubrirás por qué tu hijo tiene problemas de aprendizaje en el colegio

Este artículo está escrito por Manuel Antonio Fernández, un amigo neuropediatra autor de elneuropediatra.es

¿Sabías que uno de cada tres estudiantes de primaria o secundaria tiene problemas de aprendizaje que derivan en fracaso o abandono escolar?

El primer paso para evitar los problemas de aprendizaje es, que como padres o madre, estés atento, y puedas detectar a tiempo las dificultades de tu hijo.

Te voy a presentar la mejor manera de encontrar, en unos pocos minutos, y con unas indicaciones muy concretas, cuál es la causa más probable de esas dificultades

Los 3 momentos claves para analizar el aprendizaje de un hijo

Para orientarte con más facilidad en este proceso, voy a dividirlo en función de la edad. Así podrás tener las cosas más claras. Te recomiendo que lo leas desde el principio.

Los primeros 3 años de vida

En los primeros años de vida, todos los niños necesitan ir aprendiendo las mismas cosas más o menos. Los aspectos que los padres recuerdan mejor son también los que más interés tienen en el proceso de desarrollo.
Uno de los que más te ayudarán a valorar el proceso de aprendizaje de tu hijo es el lenguaje. O lo que es lo mismo, cuándo ha empezado a hablar.

Es muy importante tener en cuenta cuando ha empezado a hablar tu hijo

Aunque podamos pensar que el proceso de aprender a hablar es algo natural, no es nada sencillo.
Es uno de los aspectos evolutivos más avanzados de la especia humana. Es una de las metas más complejas, desde el punto de vista neurológico, a las que un niño pequeño se tiene que enfrentar al inicio de su desarrollo. Esto hace que sea un importante marcador a tener en cuenta.
Si un chico presenta dificultades en el inicio o desarrollo del lenguaje, debes estar alerta. Además de las propias dificultades que esto le producirá en su comunicación, también puede influir en el posterior desarrollo de la lectura o la escritura.

Por si no fuera poco, también es habitual que aparezcan problemas del lenguaje en los niños que posteriormente, presentan problemas de aprendizaje

De los 3 a los 6 años, al empezar la educación infantil

Una vez que llegamos a la edad de los 3 años, muchos niños empiezan la educación infantil.
En ese momento, los educadores de los centros empiezan a trabajar en grupo con ellos y es un momento en el que se pueden empezar a hacer patentes algunas dificultades que hasta la fecha no habían sido detectadas o no eran importantes.
El trabajo en grupo permite valorar diferencias más sutiles entre los chicos. Esto no tiene por qué significar que haya algún problema.
Cada niño tiene un proceso de aprendizaje y desarrollo diferente, pero puede ser de ayuda para establecer un proceso de supervisión y detectar de forma precoz los casos que se confirmen.

En esta edad empiezan a desarrollarse procesos diferentes que involucran la relación con los iguales, vínculos emocionales, temperamento… Todos estos marcadores son de utilidad

Después de los 6 años, empieza la educación primaria

Con la llegada de los 6 años llegamos al colegio y se inicia la educación primaria.
En estos años hay que proceder a desarrollar nuevas habilidades como la lectura, la escritura o los números.
Este cambio de nivel y las nuevas metas que se establecen en este ciclo son otro punto de inflexión para las capacidades de aprendizaje de los niños.
Por lo tanto, puede ser otro momento importante para valorar la situación de cada niño analizar sus capacidades.
Los niños con problemas de aprendizaje mostrarán mayores dificultades para la asimilación de estos nuevos conceptos y para desarrollar los nuevos procesos que se les pide.
Tanto los padres como los centros escolares deberían contar con instrumentos que permitieran detectar estas situaciones.

A veces no se aprecian problemas hasta más adelante

Hay casos especiales en los que no se decanta problemas importantes hasta el inicio de la educación secundaria o incluso la universitaria.

Esto ocurre principalmente en los casos en los que las dificultades son leves o cuando se presentan otros síntomas que encubren el problema:

  1. Problemas de aprendizaje unidos a problemas de conducta
  2. Problemas de aprendizaje unidos a altas capacidades

Los profesores pueden ayudarte en esta situación, pero no siempre

La verdad es que en la mayoría de los casos, la información que aportan los profesores es de gran ayuda a la hora de descubrir dificultades de aprendizaje.

Hay muchos profesores muy concienciados con el tema y que son de gran ayuda

El problema está cuando te encuentras con unos profesores poco formados o poco interesados en ayudar a sus alumnos.
En estos casos puede haber problemas porque no son o no quieren ser conscientes de las dificultades de tu hijo

Algunos piensan que tu hijo no quiere trabajar

  • Uno de los errores más habituales que veo en mi consulta son relacionar mal rendimiento escolar con falta de interés
  • La realidad es que los niños tienden por naturaleza a interesarse por mejorar su aprendizaje
  • Los problemas de aprendizaje puede provocar escasa motivación escolar cuando se reciben malos resultados
  • Hay que ser capaz de diferenciar estas dos situaciones para ayudar a los chicos que lo necesiten

Otros piensan que la culpa es tuya porque no estás pendiente de tu hijo

  • Hay una tendencia creciente creciente a culpar a los padres de los problemas de sus hijos
  • Habrá casos en los que los padres son poco colaboradores o no saben ayudar a sus hijos, pero no es lo habitual
  • No debes creerte mal padre porque tu hijo tenga problemas de aprendizaje
  • Debe formarte e informarte bien para conocer el tema y aportar lo que puedas para ayudar a tu hijo

Y otros piensan que tu hijo es poco inteligente

  • Probablemente, esta es la situación más negativa y desagradable que nos podemos encontrar
  • Por desgracia, es mucho más habitual de lo que te imaginas
  • Cualquier chico con problemas de aprendizaje tiene mucho riesgo de tener malos resultados en un test de inteligencia
  • Los profesores y los pedagogos debes ser capaces de analizar los resultados de los tests en el contexto de cada chico
  • El mayor riesgo es dar por perdido a un chico que realmente, no tiene ningún problema de inteligencia sino de aprendizaje

Es imprescindible descartar que haya alguna causa que esté provocando los problemas de aprendizaje

Otro de los problemas habituales que me llevo encontrando en mi consulta desde hace años, es que los padres no sabéis cuáles son las principales causas de los problemas de aprendizaje. Me voy a parar a contarte los datos principales que necesitas saber para orientarte en el tema.
Las principales causas son:

  1. El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad o TDAH
  2. La Dislexia
  3. Las Altas Capacidades

Paso 1: Descartar El Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad o TDAH

El TDAH es un problema que puede conllevar diferentes consecuencias según cada caso

  • Puede haber chicos con Déficit de Atención:
    • En estos casos es habitual que aparezcan problemas porque tu hijo no es capaz de atender como sería necesario
  • Hay chicos con Hiperactividad e Impulsividad
    • Estos chicos pueden tener problemas porque tu hijo no es capaz de estar tranquilo, dejar de moverse y controlar sus impulsos
  • También hay casos en los que se suman todos
    • Las mayores dificultades ocurren cuando se suman ambas situaciones

Paso 2: Descartar la Dislexia

En los casos de Dislexia es frecuente que los chicos tengan problemas de aprendizaje por varios motivos

  • A la hora de leer, no son capaces de hacerlo de una forma fluida y cometen muchos errores. Esto dificulta el aprendizaje
  • Pasa lo mismo con la escritura. Hay más problemas para escribir correctamente, de forma fluida. Esto limita el rendimiento escolar
  • Tenemos el mismo problema con los números. Lo anterior unido a operaciones de cálculo provoca errores frecuentes

Paso 3: Descartar Las Altas Capacidades

Aunque pueda parecer paradójico, tener una inteligencia superior no siempre es sinónimo de beneficios

  • Un 30% de los chicos con altas capacidades tiene algún trastorno del aprendizaje
  • Es frecuente que los chicos con altas capacidades tengan dificultades para adaptarse al entorno escolar o social
  • También es habitual que aparezcan problemas de comportamiento y de conducta

El camino más sencillo y más corto, está explicado paso a paso, en la guía GRATIS para padres que te he preparado

Esta guía se llama Mi hijo tiene Problemas de Aprendizaje y/o de Conducta. ¿Por qué? ¿Qué hago para solucionarlo.

Puedes conseguirla de forma completamente gratuita pinchando sobre la imagen y siguiendo las indicaciones. En ella encontrarás

  1. Las Causas más Frecuentes e Importantes de los Problemas de Aprendizaje y Conducta.
  2. Actividades prácticas para averiguar si tu hijo tiene alguno de ellos
  3. Pasos a seguir para conseguir un diagnóstico y una solución.

Problemas de aprendizaje, problemas de conducta

Guía de problemas del aprendizaje

Además de la guía, también te enviaré un Curso On Line GRATUITO que he creado para ayudarte a sacarle todo el rendimiento posible a la guía
Si quieres aprender más sobre el tema, puedes encontrarme en elneuropediatra.es

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Autonomía Bebé de 18 meses, año y medio Blog Colecho Conducta del Bebé y el Niño Convivencia Sueño del Bebé y Niño

Mi hijo dormía bien sólo y ahora quiere hacer colecho

Si tu hijo antes dormía sólo y ahora no quiere, y tú sí, tal vez sea porque le transmitimos un mensaje poco claro.

Algunos niños duermen bien solos hasta llegar a cierta edad. Y entonces de repente parece que no pueden hacerlo sin nosotros. ¿Quieres entender por qué te pide ahora hacer colecho?

Tema pedido por una madre en nuestra comunidad de Facebook: Mi hijo ha dormido solo toda la noche desde el año. Hoy tiene 1 años 9 meses y despierta todas las noches casi siempre a la misma hora llorando y se va a mi pieza para dormir con nosotros y si lo quiero regresar a su cama se pone a gritar a menos que me quede con el en su pieza, hasta que se duerme nuevamente. ¿Alguien me puede orientar que es lo que pudo haber pasado? Gracias.

Los cambios en los niños suelen sorprendernos.

En este tema del sueño hay dos cambios llamativos:

– Entre los 3 y 6 meses. De este cambio hemos hablado antes. El cerebro del bebé va madurando, acaba teniendo unos ciclos de sueño bien definidos y un ritual de sueño que necesita hacer cada vez que se despierta. Hay otro artículo en el que trato este tema: Rituales de sueño en niños.

– Entre 1 y 3 años. Sigue madurando, y aparecen otros factores que definen la conducta del niño. En el caso del que habla esta madre se trata de expectativas. Hasta ahora dormía sólo es porque tenía un ritual independiente que le permitía hacerlo. Pero de repente pide hacerlo con sus padres.

Vamos a centrarnos aquí en el segundo caso. En el de los niños más grandecitos que de repente piden dormir acompañados.

El problema aquí no es de los niños, sino nuestro. Tendemos a ser poco coherentes. Y esa coherencia es necesaria si queremos definir conductas en niños.

Os pongo un ejemplo: Un niño que duerme sólo en su dormitorio sin problemas. Llegan las vacaciones, y nos alojamos en casa de unos familiares o en un hotel, donde compartimos dormitorio o incluso cama. Volvemos de las vacaciones y el niño, al que le ha gustado la experiencia pide continuarla.

Hemos generado en él una expectativa que es muy fácil de crear. Porque los niños instintivamente buscan dormir con la seguridad que les da tener a sus padres cerca.

Hay otros motivos que pueden generar esta demanda:

– Pesadillas.

– Malas experiencias en el colegio.

La clave ante esta situación es si hacer colecho o no.

– ¿No quieres hacer Colecho (compartir la cama con tu hijo)? Si es así, no lo hagas nunca. Porque generarás con mucha facilidad una expectativa razonable en él de que esto es posible y lo pedirá.

– Te da igual hacer Colecho o no. Entonces, si descansáis bien haciendo Colecho te recomiendo que no le des más vuelta y lo hagas.

– ¿Quieres hacer colecho, pero no tienes claro si será perjudicial para tu hijo? Porque hay muchos detractores del Colecho que te dicen cosas como que dificulta su autonomía y le hace dependiente…. No es cierto. Hay formas diferentes de criar. Cuando priorizamos el afecto y la seguridad en la etapa inicial, el resultado son niños más seguros de sí mismos y autónomos en el futuro.

La guerra absurda cada noche por incoherencia respecto al colecho

Lo que no deberías hacer, y os lo explico porque lo veo con mucha frecuencia es lo siguiente:

Hay familias en las que se hace colecho a veces. Generalmente porque los padres no tienen una postura clara ante el tema. Es frecuente que haya un de los padres que sí quiere o permite hacer colecho y otro que es totalmente contrario.

Cuando esto ocurre es fácil que acabemos haciendo colecho en situaciones especiales, como cuando viajamos o cuando el niño está enfermo.

Pero el niño no entiende esos matices. Si le gusta y se lo permites hoy, no entiende porqué no puede ser también mañana. Y lo lógico es que lo pida.

Ante esto algunas familias hacen lo que llamo la guerra del colecho no aceptado: Se acuestan con el niño por la noche y cuando se duerme lo dejan en su cuarto.

Cuando se despierta por la noche y ve que sus padres no están el niño los llama. Debes entender que para él, si le preguntas, estáis haciendo colecho. Él se durmió a tu lado. No es consciente de llevar 3-4 horas durmiendo sólo.

Cuando los padres no quieren hacer colecho a veces entran en una lucha de no ir, o ir pero no acostarse con él. De contarle a las 3 de la mañana todos los argumentos “legales” para que el niño entienda que debe dormir sólo….

Sé de familias que pasan en esa lucha horas cada noche.

En muchas ocasiones la cosa acaba en una rabieta. Y generalmente, agotados y cabreados, el niño acaba en la cama con los padres. O uno de los padres en la cama con el niño.

Esto es absurdo.

Y el problema es una falta de coherencia por nuestra parte: O entendemos que dormir con nosotros es una necesidad para el niño y hacemos colecho sin luchar, o si de verdad no queremos hacer colecho, hay que buscar estrategias que nos lleven a no hacerlo nunca. Pero seamos coherentes en una postura o en la otra.

Los niños agradecen la coherencia, en un sentido o en el otro.

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Autonomía Bebé de 3 meses Bebé de 6 meses Blog Conducta del Bebé y el Niño Cuidados del Bebé y el Niño Edad del Bebé o Niño Higiene del Bebé y del Niño Ocio para Bebés y Niños

¿Es un problema que se chupe el dedo para dormir con 3-6 meses?

Qué es mejor, que un bebé se chupe un dedo o que use el chupe?

Muchos dicen que es malo que un bebé se chupe el dedo para dormir y pretenden sustituirlo por el chupe. Te explico mi opinión sobre este tema.

Escribo este artículo a petición de Verónica como Peketema en nuestra comunidad de Facebook.

“Chuparse el dedo para dormir en bebes de entre 3 y 6 meses… Qué hacer para que conciliar el sueño sino sabe usar el chupete. Cómo hacer para evitar por la noche que se lo meta y no morir de sueño en el intento….. ¡Gracias!”

Sé que esta respuesta va a descolocar a Verónica. Pero ¿Por qué quieres que no haga lo que describes?

¿Por qué no dejarle que se duerma chupando su dedo?

¿Por qué morir en el intento de evitar algo natural que da al niño autonomía para dormirse?

Ahora voy a explicarlo:

¿Es malo que un bebé se duerma chupándose el dedo con 3-6 meses?

Mi respuesta es clara: ¡Por supuesto que no!

Un chupe no es otra cosa que un dedo de plástico. Antes de la invención de los chupes, la mayoría de los niños se chupaban el dedo.

Un chupe es un material inerte, sin capacidad de defenderse. Un dedo es un material vivo que se defiende para evitar é que en su superficie (como la del resto de la piel) crezcan gérmenes agresivos.

Chuparse el dedo puede deformar la encía. Pero es una deformidad reversible hasta cierta edad. Lo que pasa es que con el chupe ocurre exactamente lo mismo. Para evitar deformidades permanentes de la boca la clave es eliminar el chupe o el dedo antes de cierta edad. En esto hay quien es más restrictivo y quien menos. Mi opinión es que podemos hacerlo desde el momento en que el bebé tiene su arcada dentaría completa, en torno a los 2 años. Para esa edad tendrá ya 16 dientes. Le faltarán por salir únicamente los molares de atrás, que suelen aparecer en torno a los 3 años. Y a los que ni el chupe ni el dedo llegan ya para ayudar a aliviar la molestia.

Cuando llegue ese momento de retirar dedo o chupe hay trucos. En el caso que nos ocupa, el dedo, lo que suelo recomendar es poner un esparadrapo en ambos pulgares (si son los que usa) y mantenerlos tanto de día como de noche durante un par de semanas. Lo cambiamos las veces que haga falta según se deteriore el esparadrapo.

Haciéndolo así podemos conseguir fácilmente que deje de chuparse el dedo cuando está justificado que lo haga. Pero hasta entonces:

La autonomía para la que el bebé está preparado gracias a su dedo (ese chupe de carne que nunca se pierde).

Esto es algo en lo que no se piensa. Verónica preguntaba cómo lograr que su bebé no se durmiese con el dedo. Y mi pregunta es ¿para qué?

En la edad en la que consulta, entre los 3 y 6 meses, es precisamente el periodo en el que los bebés configuran su ritual de sueño. Os voy a aclarar lo importante que es esto.

La mayoría de los bebés durante los 3-4 primeros meses de vida duermen cada vez más de noche reduciendo el número de despertares.

Pero a partir de esa edad los ciclos de sueño se hacen más claros y se definen los rituales de sueño. El resultado es que cada vez que un bebé sale de un ciclo de sueño y quiere entrar en el siguiente aparece una pregunta: ¿sabe hacerlo sin que nosotros hagamos nada o no?

Rituales de sueño dependientes e independientes.

Y aquí surge una diferencia importante que va a definir el descanso de toda la familia durante muchos meses o años:

  1. Ritual dependiente. Cuando un niño sólo sabe dormirse con un ritual que precisa la ayuda de sus cuidadores va a pedir esa ayuda cada vez que se despierte, aunque lo único que necesite sea volver a dormirse. En el caso del que hablábamos, con el chupe, va a pedir que se lo pongas. Y ahí estarás, de ponedor oficial de chupe a las 3 de la mañana, a las 4, a las 5….
  2. Ritual independiente. Si por el contrario su ritual de sueño es algo que puede hacer sin ayuda, como chuparse el dedo, se despertará con la misma frecuencia que el niño anterior. Pero si su única necesidad es volver a dormirse, introducirá su dedo en su boca, chupará su dedo y se dormirá. Así en todos los ciclos de sueño en los que no haya ninguna otra necesidad.

No pretendamos que los bebés prescindan de nosotros, pero dejemos que adquieran la autonomía que su desarrollo les permite

Claro que tener un bebé supone asumir sacrificios. Nadie duda eso. Y para un defensor de la crianza con apego como yo  dar esa atención con el máximo agrado es muy importante.

Pero los niños van creciendo y se van haciendo cada vez más autónomos a una gran velocidad. Tanto, que en muchos casos los padres sentimos miedo o no vemos que el bebé tiene ya esa capacidad.

El que trato hoy es un ejemplo. Cuando un bebé se lleva su mano a la boca y después su dedo no está más que cubriendo etapas de su desarrollo normal.

Llevarse las manos a la boca es una forma de conseguir estímulos, y un paso previo a la autoalimentación.

Pero como todo en la naturaleza, cada nuevo paso tiene implicaciones en otros aspectos: Jugar con el dedo en la boca y chuparlo va a dar a la lengua una agilidad y fortaleza necesaria para el proceso de masticar y deglutir adecuadamente.

Y en el aspecto en el que tratamos, chuparse el dedo, da a bebé la capacidad de calmarse sin ayuda, no porque no queramos dársela. Sino porque llega el momento en que puede elegir entre perdírnosla o cubrirla por sí mismo. Es su primera técnica de autorelajación.